CON LOS ROSACRUCES_ HARTMANN

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Colección de escritos VOLUMEN VIII Octubre de 1887 UNA AVENTURA ENTRE LOS ROSACRUCES.* Octubre de 1887 POR UN ESTUDIANTE DE OCULTISMO† Una pequeña y original historia, encantadoramente fantástica, llena de sentimiento poético y lo que es más, colmada de verdades profundas filosóficas y ocultas para aquellos que pueden percibir el trabajo fundamental sobre el cual está construida. Una égloga original de Virgilio en su primera parte que describe un paisaje alpino en el Tirol donde el autor ―soñó‖ su aventura, a través de ―glaciares brillantes refulgiendo cual vastos espejos en la luz del sol naciente,‖ barrancos profundos de arroyos vertiginosos bailando entre los acantilados, azules lagos dormitando entre los prados y los valles rociados de margaritas descansando en la sombra de viejos bosques de pinos. Mientras progresivamente el héroe de la ―Aventura‖ ascendía más y más alto, comenzó a perder el sentido del mundo de lo real, a entrar inconscientemente en la tierra de los sueños que caminan. En estas soledades no hay ninguna cosa que recuerde la existencia de hombre, excepto el tronco casualmente aserrado de un árbol que manifiesta la influencia destructiva de la actividad humana. El agua de lluvia se ha encharcado en el hueco de un viejo tronco podrido, centelleando en el sol como pequeño espejo que bien podría ser usado por las ninfas de las aguas, mientras alrededor de sus bordes crecen hongos que nuestra imaginación transforma en sillas, mesas, y baldaquines para duendes y hadas. . . . . . . . . . Ahora, ningún sonido podría oírse, excepto casuales notas de un pájaro moscón y el grito de un halcón que levantó su vuelo _____________________________

* Boston: Occult Publishing Co., 1887. †Esto representa al Dr. Franz Hartmann (1838-1912), un notable médico alemán, filósofo y místico. Fue un gran estudioso de Paracelso y del ocultismo medioeval en general.


en largo movimiento espiral en lo alto del aire. . . . . . . . Arrojándose sobre el musgo, comienza a mirar el juego del agua hasta que ésta se vuelve ―viva con formas de la forma más singular‖, con seres sobrehumanos bailando en el rocío, ―agitando sus cabezas a la luz del sol y arrojando chaparrones de plata líquida de sus ondeantes mechones.‖. . . . Sus risas sonaban como las cataratas de Minnehaha y de las hendeduras de las rocas atisban las caras feas de gnomos y duendes, que vigilan astutamente a las hadas. Luego el soñador se hace una variedad de preguntas de la más desconcertante naturaleza, excepto, quizá, para el materialista, el cual destruye todo problema psicológico, tal como Alejandro partió el nudo gordiano. . . . ―¿Cuál es la razón para imaginarnos cosas así?‖, pregunta él. ¿Por qué investimos a las cosas ―inanimadas‖ de consciencia humana y de sensación? . . . . . . . . ¿Es nuestra consciencia meramente un producto de la actividad orgánica de nuestro cuerpo físico, o es ella una función de la vida universal. . . . . dentro del cuerpo, de la materia física? ¿Depende nuestra consciencia personal para existir de la vida del cuerpo físico y, una vez que éste ha desaparecido, muere con él, o hay una consciencia espiritual que forma parte de un ego superior, inmortal e invisible del hombre, conectada temporalmente con el organismo, pero que puede existir independientemente de este último? …. Si algo semejante es el caso, si nuestro organismo físico es meramente un instrumento a través del cual nuestra consciencia actúa, entonces este instrumento no es nuestro ego verdadero. Si esto es cierto, entonces nuestro ego verdadero está allí donde nuestra consciencia existe, y puede existir independientemente de este último. . . . . . . ¿Puede haber alguna materia inerte en el Universo? ¿No está una piedra unida inclusive por la ―cohesión‖ de sus partículas y atraído al corazón de la tierra por ―la gravitación‖? ¿Pero, qué son entonces esta ―cohesión‖ y ―la gravitación‖ si no energía, y qué es esta ―energía‖ si no el alma, un anterior principio llamado fuerza, la cual produce una manifestación exterior llamada materia? . . . . . . . Todas las cosas poseen vida, todas las cosas poseen alma, y puede haber seres álmicos. . . . . . . Invisibles a nuestros sentidos físicos, pero que pueden ser percibidos por nuestra alma. [pág.19.]

Un enano, tratando de no parecer muy rudo al distraer al Dr. Lewins, archiduque del HiloIdealismo, ensimismado en sus muy poco científicos pensamientos, se le aparece en el lugar. La criatura, sin embargo, no se le acerca al soñador, como debería ser y como un Idealista demasiado instruido lo esperaría. No le dice que él trasciende ―los límites de la anatomía de su ego consciente‖ ya que ―la psicosis se diagnostica actualmente por una sintomatología


médico- psicológica como una neurosis vesicular en actividad‖ * y— como citó el cuervo — ―simplemente esto, y ya está.‖ Pero, al ser un retrasado mental, entre risas le invita a que le acompañe a visitar a su ―Maestro.” El protagonista lo entiende y se percata que es llevado a un ―monasterio teosófico‖ en un valle escondido de la más primorosa descripción. Para su sorpresa, allí dentro se encuentra con adeptos de ambos sexos; pues, como aprende más tarde: — ¿qué tiene la inteligencia que ver con el sexo del cuerpo? Donde los instintos sexuales acaban, allí acaba la influencia del sexo. Mientras, es llevado ante la presencia de un Adepto masculino de apariencia majestuosa, el cual le da la bienvenida y le indica que está entre ―Los Hermanos de la Rosacruz de Oro.‖ Se le invita a quedarse con ellos durante algún tiempo y a ver cómo viven. Sin embargo, su estadía permanente con ellos es objetada. Las razones dadas para ello son las siguientes: Todavía hay demasiados elementos inferiores y animales pegados a su constitución. . . . . . . Éstos no podrían resistir por mucho tiempo la devastadora influencia del aire puro y espiritual de este lugar; y, como su organismo no posee una suficiente cantidad de elementos verdaderamente espirituales para mantenerse firme y fuertemente, al permanecer aquí, pronto se debilitaría y desgastaría, como una persona con consunción; se pondría miserable en vez de estar feliz y moriría.

Entonces sigue una conversación filosófica sobre la VOLUNTAD en la cual se sabe que en un individuo esta última se hace más fuerte si sólo emplea la Fuerza De Voluntad universal de la Naturaleza, manteniéndose pasivo en la LEY. Esta frase tiene que ser adecuadamente comprendida, no sea que induzca al lector al error de aceptar la pasividad pura mediumnística como lo mejor para el desarrollo espiritual y oculto. Un determinado fenómeno se produce en una nube de verano, en la cual la vida aparente es infundida por la mano del ―Maestro‖ extendida hacia ella; esto explica una vez más demostrando que la VIDA es universal e idéntica con la VOLUNTAD. Se suceden otros fenómenos aun más maravillosos; todo se explica como que habiéndose realizados a través de leyes naturales en las cuales la ciencia no creerá. Los pensamientos del estudiante son leídos y contestados como si su mente fuera un libro abierto. Un huerto encantador, lleno de plantas exóticas y ostentosas palmeras al cual es llevado, impactándole como algo antinatural en los Alpes tiroleses; además le parece que tanto lujo está en desacuerdo con los puntos de vista ascéticos precisamente expresados por _______________________

*¿Qué es la religión? Una apología del Pensamiento Libre [Constance Naden], señalado por Robert Lewins, M. D. Ver adjunto, Pág. 35 y s.


el Adepto y, en respuesta a sus taciturnos pensamientos, se le hace saber que el huerto había sido erigido para hacerle su visita agradable; y que es una ilusión. ―Todos estos árboles y estas plantas… . . . No necesitan de jardineros. . . . . . No nos cuesta nada más que el esfuerzo de nuestra imaginación‖ – le manifiesta. ―Con seguridad,‖ dice él, ―esta rosa no puede ser una ilusión. . . . ¿O es un efecto de mi imaginación?‖ ―No‖, le contesta el Adepto. . . .― Pero es un producto de la imaginación de la Naturaleza, cuyos procesos pueden ser guiados por la voluntad del Adepto. El mundo entero. . . . No es nada más que un mundo de la imaginación de la Mente Universal, la cual es la Creadora de formas. . . . .‖ Para ilustrar la enseñanza, a un árbol de magnolias de sesenta pies de altura en plena floración, parado a distancia, se le ve menos y menos denso. El follaje verde se decolora en gris y se vuelve ―más y más umbrío y transparente‖ hasta que ―parece simplemente el fantasma de un árbol y por último desaparecerá enteramente de la vista‖. Así que - continuó el Adepto- usted ve ese árbol parado en la esfera de mi mente como está parado en la de usted. Cada uno de nosotros vivimos dentro de la esfera mental del otro. . . . . . . . El Adepto crea sus propias imágenes; el mortal ordinario vive en los productos de la imaginación de otros, o la imaginación de la Naturaleza. Nosotros vivimos en el paraíso de nuestra alma pero las esferas de nuestras almas no son estrechas. Se han dilatado mucho más allá de los límites de los cuerpos visibles y continuarán dilatándose hasta que se conviertan en una con el Alma universal. . . .. . . . .

El poder de la imaginación es todavía muy poco conocido para el género humano, de otro modo se tendría mayor cuidado en lo que se piensa. Si un hombre piensa bien o tiene un pensamiento maligno, entonces ese pensamiento llama a la existencia a un poder o forma correspondiente que puede asumir densidad y se hace real. . . . . . Y vive mucho después que el cuerpo físico del hombre que lo creó haya muerto. Le acompañará a su alma hasta después de su muerte, porque las creaciones son atraídas hacia su creador. (pág. 83)

Desparramado acá y acullá, este pequeño volumen tiene perlas de sabiduría. Pues aquello que es dado en forma de diálogo y monólogo es la fruta recogida por el autor durante una larga investigación en viejos, olvidados y mohosos manuscritos de los Rosacruces o de los alquimistas medioevales y en el infolio carcomido de ignotos pero insignes adeptos de todas las épocas.


De tal manera que, cuando el autor aborda el tema de comunidades o santuarios teosóficos — un sueño acariciado por un buen número de teósofos— le contesta el Adepto que ―el asceta verdadero es aquel que vive en el mundo, rodeado por sus tentaciones; él, en cuya alma los elementos animales están todavía activos, hambrientos para la gratificación de sus deseos y en posesión de los instrumentos para tal gratificación, pero quién, por el poder superior de su voluntad, conquista su yo animal. Habiendo logrado esa condición, puede retirarse del mundo. . . . Él no espera recompensa futura en el cielo; pues, ¿qué podría el cielo ofrecerle excepto la felicidad que ya posee? Él no desea otro bien, sino el de crear el bien para el mundo.‖. . . le dijo el Adepto. Si ustedes podrían establecer monasterios teosóficos, en donde los desarrollo intelectual y espiritual irían de la mano, donde una ciencia nueva podría ser enseñada, basados en un conocimiento verdadero de las leyes fundamentales del universo, y donde al mismo tiempo al hombre se le enseñaría cómo obtener un dominio sobre sí mismo, ustedes conferirían el máximo beneficio posible al mundo. Tal convento ofrecería ventaja inmensa para el avance de la investigación intelectual. . . . . . . . Estos conventos se convertirían en centros de inteligencia. . . . . . .

Luego, leyendo los pensamientos del estudiante: Usted se equivoca -le dijo, no es la necesidad de dinero la que impide que nosotros realicemos la idea. Es la imposibilidad de encontrar el tipo correcto de personas que habiten el convento después de que se establezca. Ciertamente, seríamos deficientes alquimistas si no pudiéramos producir oro en cualquier cantidad que la deseáramos. . . . . . Pero el oro es una maldición para el género humano, y no tenemos el deseo de aumentar la maldición. . . . . . . . Distribuya oro entre los hombres y sólo creará ambición, hambre por más; déseles oro y usted los transformará en demonios. No, no es oro lo que necesitamos; es de hombre que estén sedientos en pos de la sabiduría. Hay miles que desean el conocimiento, pero pocos que deseen la sabiduría. . . . .Inclusive muchos de ustedes pueden ser ocultistas. . . . . . . Unos han tomado sus investigaciones meramente con el objeto de gratificar su simple curiosidad, mientras otros desean fisgonear los secretos de la naturaleza para obtener conocimiento que desean utilizar para la consecución de fines egoístas. Dennos hombres o mujeres que deseen nada más que la verdad y nos ocuparemos de sus necesidades. . . . . .

Y entonces, habiendo dado una descripción impresionantemente verdadera de la civilización moderna y clarificado el lado oculto de ciertas cosas relacionado con el conocimiento, el Adepto condujo al estudiante hacia su laboratorio, donde le dejó sólo por unos pocos minutos. Luego otro adepto, parecido a un monje, se unió a él, y le atrajo su atención hacia algunos polvos, por las fumigaciones con las cuales a los Elementales o ―Espíritus de la Naturaleza‖


podría hacerles aparecer. Esto provocó la curiosidad del estudiante. Seguro de su invulnerabilidad en lo tocante a las pruebas y las tentaciones, imploró se le permita ver a estas criaturas. . . . Repentinamente el cuarto se vio oscuro, y las paredes del laboratorio desaparecieron. Sintió que estaba en el agua, liviano como una pluma, bailando en las olas, con la luna llena vertiendo torrentes de luz en el océano, y la Isla bella de Ceilán apareciendo a lo lejos. El sonido melodioso de voces femeninas le hizo atisbar, desde donde estaba, a tres bellos seres femeninos. La Reina de los Ondinas, la más preciosa de las tres, pues éstas eran los tan ansiados elementales — atrae la atención del estudiante incauto hacia su palacio submarino. Él la sigue y, olvidándose de conventos teosóficos, de Adeptos y de Ocultismo, sucumbe a la tentación.

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.…………………………………………………………………………………………… ¿No fue nada más que un sueño? Así parecía ser. Luego se despierta en el terreno musgoso donde se había acostado para descansar en la mañana y de donde había seguido al enano. ¿Pero, cómo es que encuentra en su ojal el lirio exótico obsequiado por la dama Adepta y en su bolsillo el pedazo de oro transmutado en su presencia por el ―Maestro‖? Se apresura hacia su casa y encuentra sobre la mesa de su cuarto de hotel el prometido trabajo sobre ―Los Símbolos Secretos del Rosacrucianismo…‖ y en su contrachapa se leen unas pocas palabras escritas a lápiz. Éstas dicen así: ―Amigo, lo siento. . . No puedo invitarle a que nos visite de nuevo por ahora. Aquel que quiera permanecer en el valle sereno debe saber cómo resistir todas las atracciones sensuales, aun aquellas de la Reina del Agua. Instrúyase. . . realice la cuadratura del círculo, someta los metales.... Cuando haya triunfado nos reencontraremos. . . . Estaré a su lado cuando me necesite.‖

La obra termina con la cita de la Segunda Epístola de San Pablo a los Corintios, donde un hombre fue arrebatado al Paraíso (si en el cuerpo o fuera del cuerpo. . . Dios lo sabe) ―oyó palabras inefables, que no es dado a un hombre proferirlas” Tiene gran valor examinar la ―Aventura‖. ________________________________________________________________ Traducido por José Mejia Octubre de 2012


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