Guía Kaiser Vintage | Argentina 86

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de Junio de 1978, mientras Daniel Passarella alza la Copa del Mundo al cielo de Buenos Aires, los lápices de miles de estudiantes, escriben sus últimas páginas en un país secuestrado por una junta militar. Es el triste contrapunto de una Argentina que durante una década se dividió entre los éxitos deportivos de Boca, Independiente, Argentinos Juniors y sus selecciones absoluta y juvenil, y la convulsión política del país. Hasta que toda esta vorágine de horror, alegría y fútbol, culminó en una tarde de Junio de 1986. Tras el Mundial de España 82, la moral de los argentinos no pasaba por su mejor momento. Lo que en principio se advertía como la oportunidad de levantar los ánimos a una nación inmersa en el final de la dictadura militar y la reciente Guerra de Las Malvinas, ter-

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minó en un torneo donde Argentina acudía como actual campeona y se marchó eliminada por Brasil e Italia tras una segunda fase resumida en el asfixiante marcaje de Gentile a Maradona y la expulsión de este último por una patada estomacal al brasileño Batista. España fue la última parada mundialista de los Olguin, Ardiles, Bertoni, Kempes y Tarantini, pero también de quien los dirigió en el triunfo del 78 y la derrota del 82. César Luis Menotti, fue sustituído por quien representaba la antítesis a su manera de entender el fútbol, Carlos Salvador Bilardo. Este último, había ligado sus éxitos a su Estudiantes del alma. Primero como jugador, ganando tres Copas Libertadores y la Copa Intercontinental y posteriormente como entrenador, obteniendo el Campeonato Metropolitano de 1982, lo que supuso su llegada a la selección.


3 El "Narizón" Bilardo al contrario que el "Flaco" Menotti, era un amante del orden y la disciplina y un obsesionado de la estrategia, pilares que llevó hasta las últimas consecuencias, pero que de poco habrían servido, sin la presencia de quien fue la cara más visible de la derrota en España 82 y cuatro años después, la indisoluble imagen de un Mundial que siempre llevará su nombre, Diego Armando Maradona. Borrón y cuenta nueva, eso tuvo que pensar Bilardo cuando accedió al cargo de seleccionador argentino, con el único objetivo de clasificar a la albiceleste para la Copa del Mundo de México 86. Para ello sentó las bases de su nueva Argentina en el citado Maradona, buena parte del Independiente campeón mundial en 1984 como el lateral derecho Clausen, el central Trossero, el volante Giusti y el entonces jugador del Nantes, Burruchaga y los legionarios europeos, Valdano (Real Madrid), Passarella (Fiorentina) y el portero del Atlético de Madrid, Fillol. Una selección que reflejaba la revolución a la que habia sido encomendado Bilardo, pero que sin embargo generó una mezcla de sufrimiento y pesimismo a raudales durante la fase clasificatoria para México 86. Un trayecto hacia México marcado por los pasos del fútbol lento y contemplativo de un equipo excesivamente dependiente de Maradona y rodeado de leyendas urbanas que aumentaron el dramatismo sobre una selección que no estuvo tan cerca como se dice de quedarse sin Mundial. Encuadrada junto a Venezuela, Perú y Colombia y a pesar de no convencer ni gustar con su fútbol, todo iba sobre el guíón previsto para una Argentina que encadenó cuatro victorias consecutivas, sobre Venezuela y Colombia respectivamente. Solo quedaba el escollo de Perú, y un empate en Lima, clasificaba directamente a la albiceleste como primera de grupo. Delante, un equipo al que solo le valía ganar los dos últimos partidos para quedar primeros. Era la Perú de Uribe, Velázquez, Navarro, Oblitas y Reyna. Este último nombre jamás se le olvidará a Maradona, un centrocampista del Sporting Cristal, que aquel día en Lima, pasó a la historia por hacer sobre "El Pelusa", una marca individual, intimidadora y vergonzosa como pocas, obviando si en fase ofensiva o defensiva o si el balón estaba en juego. Consistía en desquiciar a Diego a base de dureza y provocaciones, y con ello arrastrar a la derrota a una Argentina que perdió 1-0.

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Quizá por el rival y el recuerdo de la última ausencia de Maradona y la personalidad de un Passarella desargentina en una Copa del Mundo, precisamente en provisto de la capitanía en favor de Diego evitaba México 70 y a manos de Perú, creció una historia males mayores. Es por ello, que el sufrimiento estaba sobre lo que podía pasar en el Monumental de Bue- asegurado para el decisivo partido ante Perú. nos Aires semanas después, que no se correspondió Pedro Pasculli un oportunista y rápido delantero que con la realidad. La fase clasificatoria para el Mundial, hizo carrera en el Lecce, había adelantado a los arse dividía en tres grupos. Argentina, Cogentinos. Sin embargo, Velazquez y lombia, Perú y Venezuela, formaban el Barbadillo, antes de finalizar el priprimero. Uruguay, Chile y Ecuador el Ninguno de los tres mer tiempo, habían dado la vuelta a segundo, y Brasil, Paraguay y Bolivia el jugadores que habían un partido que condenaba a la albicetercero. Los tres primeros clasificados leste a la repesca. Todo eran nervios participado en el accedían directamente al torneo y los y precipitación en una Argentina sosgol que clasificó a tenida por un Fillol que paraba las segundos del primer, segundo y tercer grupo, más el tercero del primero, Argentina al Mundial, contras peruanas. Hasta que a falta de disputarían una repesca de donde salfueron convocados” diez minutos para el final, el central Trossero, cuelga un balón al área pedría el cuarto clasificado de la zona sudamericana para México. Por lo tanto, en caso de rúana, el cual recoge el indomable Passarella, que en victoria o empate contra Perú, Argentina se clasificaba una arrancada dispara al palo de la meta de Acasuzo, automáticamente y en caso de derrota jugaría la citada para que un espigado delantero llamado Ricardo Gareca, recoja el rechaze y anote el gol que clasifica a Arrepesca, nunca quedaría eliminada como se dijo. Que Argentina llegara a la última jornada sin gentina para el Mundial. El destino querría que estar clasificada, no evidenciaba más que los enormes ninguno de los tres futbolistas argentinos que elaboproblemas a los que estaba sometido un equipo conser- raron el gol participaran en un Mundial que contemvador, plano, lento, y donde solo el puntual talento pló la mayor exhibición individual de la historia.

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Así empezó el sueño mundialista de una Argentina a la que le restaba un largo y solitario camino por recorrer, sin el apoyo popular ni la condición de favorita y con veintidós componentes de una lista sorprendente y donde pocos creían. Máxime, cuando el elegante central Trossero, los mediocampistas Barbas y Russo, el héroe Gareca y sobretodo, un mito como el portero Fillol quedaron fuera del Mundial en favor de otros futbolistas cuya participación en la fase clasificatoria había sido poca o nula. Pumpido e Islas, de River Plate y Estudiantes respectivamente debían cubrir la alargada sombra de Fillol. Junto a ellos defensas como Ruggeri de River Plate, Cuciuffo de Veléz Sarsfield y José Luis Brown, un central de poca reputación en Argentina, pero que Bilardo entrenó en su exitosa etapa de Estudiantes. En el mediocampo sorpresas como Batista de Argentinos Juniors, Enrique de River Plate y Olarticoechea de Boca Juniors. Todos los citados, Giusti y

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los "europeos" Passarella, Maradona, Burruchaga, Valdano y Pasculli eran los principales rostros de una convocatoria con muchos mediocampistas y solo tres delanteros, síntoma de la idea que plasmaría Bilardo. Un equipo sin egos, dinámico y trabajador alrededor de la única estrella (el talento de Bochini no existía para Bilardo), Diego Maradona. Sobre el caería la responsabilidad de callar las críticas y conseguir lo que parecía una quimera. El asfixiante calor de los partidos a mediodía, la novedosa ola en los estadios, un campeonato destinado a Colombia, que por la falta de organización y la situación socio-política del país cafetero se trasladó a México, la primera vez que tras la fase de grupos se accedía a octavos de final y un pequeño gran genio, hicieron de aquel Campeonato Mundial de México 86 un recuerdo imborrable para una generación.


7 La suerte había sido benévola con Argentina. Encuadrada en el Grupo A, junto a la vigente campeona Italia, Bulgaria y Corea del Sur, en un torneo donde se clasificaban los dos primeros de cada uno de los seis grupos y los cuatro mejores terceros, el camino hacia los octavos de final, donde esperaban las favoritas, Alemania Federal, URSS, Dinamarca, Francia y Brasil, no debía ofrecer complicaciones. Sin embargo, horas antes de saltar al césped del Estadio Olímpico de Ciudad de México para disputar el primer partido frente a Corea del Sur, surgió la noticia. Daniel Alberto Passarella, el mejor defensa de la al-

biceleste, como consecuencia de una infección intestinal era descartado para el choque. Su lugar lo ocuparía uno de los futbolistas menos valorados de la selección, José Luis "Tata" Brown. Detrás de esta noticia, correrían varias leyendas, desde un envenenamiento de Bilardo al último reducto de la Argentina 78 de Menotti, hasta una lucha de clanes, dentro de un grupo dividido por la capitanía de Maradona. Sea lo que fuera, Passarella no jugó en todo el campeonato y Brown se convertió en el mejor central de un torneo donde la victoria sin el esqueleto defensivo, Fillol, Trossero y Passarella, parecía imposible.

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El primer partido contra Corea del Sur, cumplió con la lógica. Bilardo apostó por el once más ofensivo de todo el torneo, con cuatro futbolistas de clara vocación atacante, Burruchaga, Maradona, Pasculli y Valdano. Mientras, los coreanos, a pesar de ser considerados como una de las cenicientas del Mundial, disponían del mejor futbolista de su historia, Bum Kun Cha, un veterano atacante, rápido, potente y goleador que llevó una destacada carrera en Alemania donde ganaría dos Copas de la UEFA, con Eintracht y Bayer Leverkusen, y sobre sus espaldas recaía el poco peligro que podían ofrecer los asiáticos. El partido sirvió de aviso para un Maradona que sabía lo que le esperaría durante el campeonato, dureza y la suficiente personalidad y magia de un futbolista del que se sabía que era el hombre a parar, pero que nunca se consiguió. Un Valdano que iría de más a menos a lo largo del torneo, abrió rápidamente el marcador, tras cazar un balón rechazado dentro del área, y poco después, Diego ponía un regalo en la frente de Ruggeri, para que este de excepcional cabezazo, sentenciara un partido sin historia. Hasta que de nuevo Maradona, que ya había participado en los dos goles, realizara una excepcional jugada plena de velocidad y técnica por banda derecha que remataba el bigoleador Valdano con el 3-0. Aunque Corea recortó distancias con el definitivo 3-1, el partido sirvió para mostar a una Argentina sólida y bien armada defensivamente.

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9 Una Italia embriagada de éxito por su título mundial en España 82, era el principal rival del grupo. Sin embargo, para los de Bearzot su gran ciclo, había finalizado en España y la ausencia de la Eurocopa 84 y el empate en el partido inaugural frente a Bulgaria, así lo demostraban. En su once, se mezclaban los veteranos del 82 como Scirea, Cabrini o Conti, junto al dúo del Hellas Verona, el habilidoso delantero Galderisi y el talentoso medio ofensivo Di Gennaro, y otros como los trabajadores centrocampistas Bagni y De Napoli. Por lo demás, un equipo donde Altobelli, ante la ausencia del lesionado Rossi, era su principal estrella y el irregular Galli, suplía la retirada de Zoff en una portería sin dueño. Por contra, Bilardo utilizó el partido como probatura, de lo que sería una de la claves del campeonato. Ante la baja de Passarella, por primera vez en el torneo, formó con dos centrales (Cuciuffo y Ruggeri) y un líbero (Brown), este trío defensivo fue inamovible en todo el campeonato, ellos serían las primeras piezas del novedoso y triunfante 3-5-2 de Bilardo. Aún así, el partido no pudo comenzar peor para Argentina, y es que una mano del lateral izquierdo Garré, provocaba un penalty que anotaba el punta Altobelli. El resto del choque transcurría en medio de la aglomeración de futbolistas en mediocampo y la lentitud por parte de ambos equipos, donde esta vez, Maradona no tenía a Gentile, pero si a un compañero de equipo, Bagni, un dinámico medio del Nápoles que se encargó de una marca personal que tampoco pudo frenar un maravilloso y suave toque de Maradona que ante la salida de Galli, firmaba el definitivo 1-1 que dejaba a todos satisfechos. De nuevo Maradona marcaba las diferencias y cumplía con la primera parte del trato, clasificar a su Argentina para octavos de final.

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Tras el partido en Puebla frente los azzurri, solo quedaba Bulgaria para finalizar una fase que, en caso de derrota, podía condenar a la albiceleste al tercer lugar del grupo, lo que suponía enfrentarse a la anfitriona México en octavos de final. Sin embargo, aquella Bulgaria era muy poco, un equipo de segunda línea europea y al que solo los goles de Altobelli contra Corea del Sur, la clasificaron milagrosamente como una de las mejores terceras. Ni era un equipo similar al que triunfaría en USA 94 ni tenía futbolistas diferenciales, eran un conjunto que a través de la solidez defensiva intentaba conseguir resultados. Dos jóvenes que llegarían a USA 94 como el portero Mihailov y el medio ofensivo Sirakov, eran los rostros más conocidos de una selección donde destacaba el sólido central y capitán Dimitrov, demasiado poco para un Maradona excepcional. Lo del Pelusa en cada partido, era una continua exhibición de técnica, velocidad y talento, se movía por todo el campo, jugaba y hacía jugar y en este partido, se alió con su mejor socio, Burruchaga. El 2-0 con goles de Valdano y el propio Burruchaga,

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otorgaban el primer puesto a una Argentina, mejor de lo esperado y preparada para el duelo ante su gran rival vecinal. La selección más violenta del Mundial. Con esa vitola y un claro favoritismo argentino, llegaba la selección uruguaya a su duelo frente a la albiceleste, pero como en todos los clásicos y este era el del Rio de la Plata, lo hecho antes, poco importaba. Uruguay había llegado hasta octavos en medio del caos y promediando casi una expulsión por partido. Su clasificación, tras ser arrasada por la Dinamarca de Laudrup y Elkjaer por 6-1 y empatar frente a Alemania y Escocia, fue gracias a las victorias de Brasil y España contra Irlanda del Norte y Argelia, lo que le permitieron colarse como tercera de grupo. Por lo demás, poco se podía destacar de una selección con mejores futbolistas de lo que sus resultados decian, pero con un fútbol conservador y algunos de sus mayores talentos en un banquillo donde no podía sentarse el seleccionador Omar Borrás, sancionado por llamar "asesino" al colegiado francés Quiniou.


11 Excepto el ágil portero Álvez del Peñarol, los principales nombres de Uruguay se repartían por el extranjero. En defensa destacaba el imponente central del Sao Paulo, Darío Pereira y en ataque lo hacían, Rubén Paz del Internacional y Jorge Da Silva, un habilidoso goleador que jugaba en el Atlético de Madrid, ambos suplentes del corpulento Wilmar Cabrera del Valencia. Sin embargo, la gran estrella de la Campeona de América 83, era (tras Maradona y Zico) el tercer diez sudamericano. Enzo Francescoli, un excepcional medio ofensivo del River Plate que aglutinaba técnica, movilidad y gol en un equipo falto de ello. El primer tiempo transcurría dominado por una Argentina, donde un Maradona estelar, combinaba con los móviles Valdano y Burruchaga. Este último había retrasado su posición por la vuelta de Pasculli al once, y precisamente sería el delantero del Lecce, quien se aprovecharía de una serie de rechazes, tras combinación del propio Burruchaga y Maradona para anotar el 1-0 antes del descanso. La entrada de Da Silva y Rubén Paz en el segundo tiempo aumentó la capacidad ofensiva de una replegada Uruguay, pero proporcionó espacios a un Maradona imparable cada vez que cogía el balón, desquiciando a una defensa charrúa

de circunstancias por las ausencias de sus laterales Batista y Diogo. En definitiva, un sufrido 1-0 para Argentina y el pase a unos cuartos de final que marcarían la carrera de Maradona. Aún con la Guerra de las Malvinas en un recuerdo que se reflejaba en la tensión de las gradas del Estadio Azteca, Argentina e Inglaterra se veían las caras. Ambas selecciones habían ido de menos a más a lo largo del torneo. Los ingleses que empezaron el campeonato perdiendo ante Portugal, se habían plantado en cuartos tras golear a la Paraguay de Romerito. Mientras, para Bilardo, el choque contra Inglaterra, sería la confirmación del once titular que acometería la fase final del torneo. La entrada del carrilero izquierdo "Vasco" Olarticoechea, completaría una Argentina totalmente definida. Aquella Inglaterra, dirigida por Bobby Robson, se había mostrado como un equipo compacto, donde primaba la disciplina y el trabajo de Reid, Hodge o Steven, sobre la técnica de suplentes como Robson, Waddle, Barnes o Wilkins. La seguridad de Shilton era indiscutible bajo los palos. En defensa, las torres centrales Fenwick y Butcher, se complementaban bien. El primero era más rápido e iniciaba el juego, el segundo, lento y un seguro por alto.

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Sin embargo su mejor zaguero era el rápido y sobrio lateral zurdo del Arsenal, Sansom. En el mediocampo, la técnica la ponía el creador del Tottemhan, Hoddle. Y en el ataque, Peter Beardsley actúaba como un segundo punta, móvil y habilidoso tras la gran estrella inglesa y goleador del torneo Gary Lineker. Este último, quien tras el Mundial dejaría el Everton por el FC Barcelona, era un goleador implacable, astuto y con gran velocidad de reacción dentro del área. Para Argentina, no era solo un partido, en juego estaba restablecer el honor por la pérdida de las Malvinas, así que regresar a Buenos Aires con una derrota inglesa a cuestas, no era lo ideal. La orden sobre el once inglés era clara, cada vez que Maradona cogía el esférico, no había momento para contemplaciones. Entre Reid, Steven y Hodge, el mediocampo inglés había dispuesto una telaraña sobre Diego, de la cual si escapaba, Fenwick y Butcher, ya se las arreglarían para detenerlo. El primer tiempo, pasó entre el dominio territorial de una Argentina superior, donde Brown imponía su jerarquía sobre Beardsley y Lineker, y Maradona desquiciaba a la dura defensa inglesa con una constante movilidad desprovista de ocasiones. La escasa brillantez de la primera mitad, se transformaría en una segunda parte de culto. A los cinco minutos de la reanudación, arranca Maradona en 3/4 de campo, intenta hacer una pared con Valdano que a su vez rechaza Guía Kaiser Vintage

el interior Hodge, provocando un globo y la salida de un Shilton que por alto es infranqueable y cree coger el esférico, hasta que Diego, en una mezcla de astucia y genialidad, introduce con la mano el balón en la portería. Los ingleses desesperados e incrédulos, se agolpan sobre el tunecino Ben Nasser que confirma el 1-0 en el marcador. Es el preludio, a la mayor obra de arte de la historia de la Copa del Mundo. Minuto 55, Héctor Enrique, un buen centrocampista, mezcla de técnica y sacrificio, recoge el balón en mediocampo, lo cede a Maradona. Este la pisa y con un giro se deshace de Beardsley y Reid, quien lo persigue sin poder hacer nada ante la endiablada rapidez de un Diego que mediantes continuos cambios de velocidad va desbordando rivales. Así se deshace primero de Butcher, le sale Fenwick del que también se va con una facilidad pasmosa, pisa el área, solo queda Shilton por delante, al que también regatea para marcar el gol de la historia por antonomaxia. Maradona, eliminando a medio equipo inglés, acaba de anular cualquier duda que se atisvara sobre su figura. Es la imagen de un Mundial que siempre perdurará y el paso definitivo hacia un título que alzará días después. El resto de un partido marcado por aquel gol, pasó entre los ataques de una Inglaterra que tras la entrada del joven extremo zurdo Barnes puso contra las cuerdas a la albiceleste y recortó distancias con el definititivo 2-1, obra de Lineker.


Un GOL para la HISTORIA

El partido frente a Inglaterra, fue el punto de inflexión de una Argentina que pasó de generar muchas dudas al comienzo del torneo a convertirse, gracias a una maravillosa individualidad, en la gran favorita al título. La Argentina de Bilardo era una mezcla de técnica sudamericana sustentada en Maradona y Burruchaga con disciplina y orden europeo. El 4-4-2 pre-Mundial se convirtió en un 3-5-2, donde algunos futbolistas como Enrique, adoptaron un rol diferente al de sus clubs para acoplar sus cualidades a un once trabajador, disciplinado, capaz de dominar y contragolpear, alrededor de una única estrella. El ágil Pumpido se confirmaba como el dueño de la portería. La novedosa defensa de tres, estaba liderada por la jerarquía del mejor central del torneo, Brown. El mediocampo ofrecía una mezcla de equilibrio, técnica y fuerza, en futbolistas como Batista, excepcional en su puesto de mediocentro posicional. A su lado el "Negro" Enrique, aportando dinamismo y llegada y dos volantes, en la derecha el disciplinado Giusti y en la izquierda, el potente y buen marcador Olartico-

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echea. Todos ellos componían una zona ancha de constantes ayudas y recuperación, que permitía controlar los partidos y liberar a un excepcional Maradona, que sin ataduras enlazaba con dos puntas móviles como Burruchaga y Valdano. El primero más asociativo, y el segundo, jugador del Real Madrid, un finalizador. Bélgica, se había convertido en la gran revelación del torneo. Hasta allí llegaron en condiciones similares a los argentinos, aunque con más dramatismo, ya que un gol del líbero Grun en las postrimerías de su partido contra Holanda, los salvó de quedar fuera. Una vez en México, las cosas no fueron fáciles para "Los Diablos Rojos" de Guy This. Clasificados como terceros de su grupo tras México y Paraguay, la suerte los emparejó en octavos de final con la URSS y en cuartos de final con España. Dos selecciones a priori favoritas, pero que tras dos prórrogas y en el caso de los españoles en una tanda de penaltis marcada por la parada de Pfaff a Eloy, sucumbieron ante una Bélgica, ordenada y sólida defensivamente. En el once belga, destacaban cinco futbolistas. Guía Kaiser Vintage


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El mejor portero del mundo, Jean Marie Pfaff mezclaba agilidad y reflejos. Junto a él formaban pilares como el ofensivo y contundente lateral derecho, Gerets. Su dúo de excepcionales creadores del Anderlecht, Scifo y Vercauteren, y Jan Ceulemans, capitán y principal peligro ofensivo belga, un extremo de gran movilidad, que hacía gala de una gran zancada, velocidad, técnica y excepcional remate de cabeza. Esta era la última piedra en el camino de Argentina hacia la final, a priori difíciles de doblegar, sino fuera porque Maradona se exhibió de la misma forma que lo hizo contra los ingleses. Con un inmenso Olarticoechea cerrando a Gerets, y Giusti, Batista y Enrique, haciendo lo propio con el trío Scifo-Vercauteren-Ceulemans, las posibilidades de una Bélgica incapaz de crear peligro, pasaban porque Maradona no tuviera su día, algo que dado la excepcional plenitud física con la que llegó "El Pelusa" a México era imposible. Así, tras un primer tiempo sin goles, la exhibición de Diego contra Inglaterra continuó frente a Bélgica. Maradona, había decidido el momento propicio para llevar a Argentina ocho años después a una final de la Copa del Mundo y diez minutos le bastaron para lograrlo. Burruchaga, el principal nexo Guía Kaiser Vintage

de Diego en el campo, le enviaba un pase en profundidad y este último, ante la salida precipitada de Pfaff, elevaba el balón con excepcional maestría. Era el 1-0 y la penúltima genialidad goleadora de Diego en el Mundial, ya que poco después, otra vez el mismo genio, cogía el balón en mediocampo y enfilaba la portería belga, dejando por el camino a Vervoort, quebrando a Demol y cruzando ante Pfaff. Los rostros belgas eran la constatación del trabajo bien hecho, llegaron hasta donde Diego quiso. Cualquier selección del campeonato hubiera sufrido lo mismo, sin posibilidad de escape ante la mayor exhibición de la historia de la Copa del Mundo. Competitividad, esa es la palabra que mejor define al rival de Argentina el 29 de Junio de 1986 en el Estadio Azteca de Ciudad de México, el oponente no podía ser otro que Alemania Federal. Los teutones, tuvieron un camino irregular para llegar a la finalísima. Segundos de grupo tras Dinamarca, después de ser derrotados por los nórdicos, empatar con Uruguay y ganar a Escocia, así llegó una selección alemana, marcada por los problemas físicos de su estrella Rummenigge y su mala relación con el seleccionador Beckenbauer a los octavos de final.


15 Allí, una falta de Matthäus contra Marruecos en el último minuto sirvió para eliminar a los norteafricanos y pasar a unos cuartos de final, donde esperaba la anfitriona México. El partido contra los aztecas demostró la personalidad y experiencia de una Alemania que sobrevivió a la expulsión del lateral derecho Berthold, para llegar a los penaltis y encomendarse a un Schumacher que se hizo gigantesco para los miedosos e inexpertos mexicanos. Ya en semifinales, de nuevo Alemania volvía a verse las caras con una Francia para la que representaba su ogro, aquel que dejó a la generación de los Platini, Tigana y Giresse sin la Copa del Mundo, y esta vez volvería suceder. Entre Brehme, Voller, Schumacher y el complejo derrotista de Francia frente a Alemania, estos últimos, además de terminar con el ciclo de Platini con su selección, llegaban a la final. La gran ventaja de Alemania sobre Argentina, era la experiencia de algunos de sus principales fubolistas en disputar finales de la Copa del Mundo. Por lo demás se trataba de un equipo, donde precisamente algunas de sus piezas más importantes como el lateral izquierdo Briegel y el capitán y atacante Rummenigge entraban en decadencia. El primero de ellos, un todoterreno del Hellas Verona, no había realizado un buen torneo y su pérdida de velocidad era evidente, y el segundo un doble Balón del Oro del Inter, arrastraba molestias musculares desde hace años, lo que también repercutió en su flojo torneo. En el resto del equipo, destacaba la revelación Berthold aportando velocidad y carácter en el lateral derecho, el polivalente y excelente chutador Brehme en el mediocampo y lateral, y los me-

diocampistas Matthäus y Magath. El primero de ellos, en un papel más defensivo del que conoceríamos cuatro años después y el segundo, el futbolista mejor dotado técnicamente de aquel once. Un creador de gran visión de juego y depurada técnica que partía desde la izquierda. Las imprecisiones de Argentina en la recepción, dejaban claro que no era un partido cualquiera. Los dos equipos se maniataban tácticamente. Cuciuffo y Ruggeri sobre Allofs y Rummenigge, Matthäus sobre Maradona, Magath corriendo hacia atrás para buscar a Burruchaga y Forster saliendo de su zona tras Valdano, así pasaron los primeros minutos hasta que Argentina se soltó y se adueñó del partido. Maradona y Burruchaga comenzaron a entrar en juego y a partir de ellos llegó el primero. Cuciuffo, en una de sus contadas subidas por banda derecha era trabado por Matthäus, Burruchaga lanzaba la falta y tras una horrible salida de Schumacher, Brown, el hombre que cargaba sobre sus hombros el peso de Passarella, convertía el 1-0. A partir de ese momento, Argentina afianzaba aún más su dominio y finaliza la primera parte. La reanudación se convirtió en un ejemplo de personalidad y carácter por parte de ambos equipos. Allofs, secado totalmente por Cuciuffo dejaba su lugar a Völler, un rápido y resolutivo delantero del Werder Bremen. Con él, Alemania avanzaba líneas y provocaba contras de una Argentina cada vez más replegada, así llegaba el segundo. Un contraataque montado por Maradona, Enrique y Valdano, era resuelto por este que solo ante Schumacher no perdonaba y hacía el 2-0. Todo parecería resuelto, sino fuera porque el rival es Alemania.

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17 Mientras tanto, Brown seguía completando el mes de su vida y con el brazo en cabestrillo tras luxarse el hombro, mantenía una batalla áerea con el tanque del Bayern, Dieter Hoeness -al que Beckenbauer acababa de meter por un desaparecido Magath- precisamente para cazar uno de tantos pelotazos. Alemania, a base de empuje, retrasaba cada vez más a una Argentina donde Maradona estaba exhausto, y en un intervalo de diez minutos (73’-81’) empataba el partido con dos córners lanzados por el guante de Brehme. Rummenigge, desaparecido, pero con un carácter indomable, empujaba una prolongación de cabeza de Briegel y varios minutos después, Hoeness, provocaba otro córner, y una nueva dejada -esta vez de Berthold- era cabezeada por Völler. Los rostros de desesperación de los argentinos eran evidentes. Con Maradona al límite, Brown lesionado y el fantasma del Francia vs Alemania del 82 sobrevolando el Azteca, se debía evitar la prórroga como fuera. Pero un poco de Diego es mucho, y a falta de cinco minutos y tras varios rechaces en el mediocampo, con un solo toque dejaba solo a Burruchaga que avanzó varios metros con el indomable Briegel tras él. Pero al número dos alemán, lesionado y falto de esa extraordinaria rapidez que tuvo no le daría tiempo a llegar. Todo quedaba en manos de Schumacher y Burruchaga. Y este último, completaba su excelente partido y torneo colándola bajo las piernas del portero del Colonia. No habría tiempo para más. Argentina, la Argentina de Maradona era Campeona del Mundo en circunstancias muy diferentes a las de 1978. Era el triunfo del orden, la disciplina y el trabajo alrededor de la mayor exhibición individual de la historia de la Copa del Mundo, la de Diego Armando Maradona. El mismo del que dijo Emilio Butragueño "Cualquier selección de las clasificadas para los octavos de final de México 86 que tuviera a Maradona, habría ganado el Mundial". o Guía Kaiser Vintage


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BURRUCHAGA

VALDANO

MARADONA

ENRIQUE

BATISTA

OLARTICOECHEA

GIUSTI

CUCIUFFO

RUGGERI

Nery Alberto

BROWN ARGENTINA

PUMPIDO

PUMPIDO

A pesar de ser uno de los rostros menos conocidos y más discretos técnicamente de la selección, este futbolista de Vélez Sarsfield, era indiscutible para Bilardo. Destacaba por ser un marcador central o lateral derecho, rápido, aguerrido y que dada su corta envergadura, ganaba más por anticipación que por presencia física. Posteriormente, tuvo la desgracia de fallecer durante un accidente de caza. Oscar "Cabezón" Ruggeri, era un central poderoso por alto, de gran personalidad y excelente colocación. A todo ello añadía virtudes como su gran capacidad táctica y seguridad en la marca, lo que lo convirtieron en un fijo para Bilardo. Jugaba en River Plate y posteriormente pasaría por España, en clubs como Logroñés y Real Madrid. Junto a Maradona fue el único futbolista de este once que disputaría consecutivamente los Mundiales de Italia 90 y USA 94.

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José Luis

José Luis ARGENTINA

CUCIUFFO

ARGENTINA

Ricardo Omar

Óscar Alfredo ARGENTINA

RUGGERI

BROWN

ARGENTINA

GIUSTI

Sorprendente sustituto de Fillol, este guardameta de River Plate y posteriormente del Real Betis, destacaba por su agilidad y buenos reflejos. Por el contrario, ofrecía dudas en las salidas y los balones aéreos. Disputó las Copas del Mundo de México 86 e Italia 90, en esta última, corrió la fatalidad de romperse la tibia y el peroné en el partido contra la URSS, por lo que fue sustituído por Goycoechea. Su vida sufrió un antes y un después del Mundial 86. La inesperada enfermedad de Passarella, abrió las puertas de la titularidad a este futbolista de la total confianza de Bilardo pero altamente criticado en Argentina. Sin embargo, durante el torneo, se mostró como un líbero de gran jerarquía, inexpugnable en el juego áereo, de gran presencia física, sobrio y de buen desplazamiento. Su carrera transcurrió por clubs como Atlético Nacional de Medellín, Estudiantes, Boca Juniors o Real Murcia, donde jugó sin mucha fortuna.

Aunque podía alternar la posición de medio defensivo e interior derecho, fue este último el puesto donde se asentaría durante el Mundial 86. Se trataba de un futbolista dinámico, disciplinado y de gran recorrido por banda derecha, destacando por la faceta recuperadora y capacidad táctica. Jugaba en Independiente y disputó el Mundial de Italia 90.


19 Sergio Batista, fue uno de los futbolistas más destacados de la Selección Argentina durante la Copa del Mundo. En su posición de mediocentro, destacaba por su equilibrio y nivel táctico. Además de ello y dado su envergadura, también lo hacía por su poderío áereo. Su fútbol era sencillo y eficaz, recuperaba y jugaba en corto, manteniendo la posición y ofreciendo ayudas a sus compañeros. Jugaba en Argentinos Sergio Daniel Juniors y posteriormente lo BATISTA haría en River Plate. Disputó ARGENTINA el Mundial de Italia 90. “El Vasco” era de ese tipo de futbolista sacrificado que realizaba un trabajo impagable al servicio del equipo. Correcto técnicamente, sin embargo, era un excelente marcador, contundente, rápido y de potente golpeo. Su polivalencia le permitía jugar como lateral e interior izquierdo, y pesar de no tener la confianza de Bilardo al inicio del torneo, terminó como titular y a gran Julio Jorge nivel. Jugaba en el Boca y tras el Mundial, ficharía por el OLARTICOECHEA Nantes de Burruchaga. Dis- ARGENTINA putó el Mundial 90.

Jorge Burruchaga, fue el gran socio de Maradona en el césped y tras "El Pelusa", el gran factor diferencial del once argentino. Indiscutible para Bilardo desde que empezó la fase clasificatoria para México, este futbolista del Nantes, fue una de las estrellas de un Mundial 86 que cerró con su gol frente a Alemania. Su dinamismo le permitía moverse continuamente por el ataque albiceleste, participando de la elaboración de las jugadas y mezclando habilidad, velocidad y definición. Disputó el Mundial 90.

ARGENTINA

Jorge Luis BURRUCHAGA

Héctor Adolfo ARGENTINA

ENRIQUE

Diego Armando ARGENTINA

MARADONA

Jorge Alberto ARGENTINA

VALDANO

El "Negro" Enrique, era una de tantas novedades en la selección de Bilardo y el acompañante de Batista en el mediocentro, aunque más ofensivo que este último. Era un futbolista de buen nivel técnico y visión de juego. Además de ello destacaba por su dinamismo, llegada y gran despliegue físico lo que lo convertían en un centrocampista muy completo, y a pesar de ser uno de los más jóvenes del once reflejaba una gran personalidad. Jugaba en River Plate. La gran figura del equipo y de un Mundial 86 que lo confirmó como uno de los mejores futbolistas de la historia. Diego era liderazgo, técnica, velocidad, desequilibrio, talento y gol en la persona de quien guió a su selección a un triunfo inesperado. La excelente condición física con la que llegó a México 86 le hizo realizar la actuación individual más sobresaliente de la historia de los Mundiales. Además, se mostró como un jugador solidario y sacrificado dentro de un equipo donde era la única estrella. México 86 fue el punto de inflexión de su carrera. La trayectoria en México 86 de Jorge Valdano, fue irregular. Comenzó anotando goles con gran facilidad durante la primera fase, para posteriormente atravesar un bache de claros fallos durante los tres siguientes partidos y terminar marcando en la final. El futbolista del Real Madrid, donde jugaba en una posición más retrasada que en la selección, en la cual era la principal referencia, destacaba por ser un delantero de gran zancada, elegante, rápido, inteligente y buen definidor. Marcó cuatro goles en México 86 y además del Real Madrid, pasó por otros equipos españoles como Alavés y Zaragoza.

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TRAYECTORIA

argentina Mundial 1986 GRUPO A

Jornada 1 | 02-06-1986

Argentina 3-1 Corea del Sur Valdano 6’, 46’ - Park Chang-Sun 73’ Ruggeri 18’ Jornada 2 | 05-06-1986

Italia 1-1 Argentina Altobelli 6’ - Maradona 34’ Jornada 3 | 10-06-1986

Argentina 2-0 Bulgaria Valdano 3’ Burruchaga 76’

OCTAVOS DE FINAL 16-06-1986

Argentina 1-0 Uruguay Pasculli 42’

CUARTOS DE FINAL 22-06-1986

Argentina 2-1 Inglaterra Maradona 51’, 55’ - Lineker 81’

SEMIFINALES 25-06-1986

Argentina 2-0 Bélgica

KAISER FOOTBALL DIRECTOR Juan G. Arroita

Maradona 51’, 63’

FINAL

REDACCIÓN Jesús Nuñez González

29-06-1986

Argentina 3-2 RFA Brown 23’ - Rummenigge 74’ Valdano 55’ - Völler 80’ Burruchaga 83’

DISEÑO Y MAQUETACIÓN Juan G. Arroita


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