La génesis de VAVEL no es un secreto. Ni es enigmática ni sigilosa, pero quizá, sí se asemeje a un inevitable espejismo, en el inmenso oasis subyugado por el oligopolio que maneja la prensa española, a una metáfora escondida en la más remota hipérbole. La historia de VAVEL es la de tantos miles de periodistas, la de tantas miles de vocaciones, a las que su profesión no les abre sus puertas. Tantos sueños, esperando a despertar, la de tantos deseos, que si sus ingredientes fueran percatados, serían muy dignos de comprender. La historia de VAVEL es la de un joven periodista que no encontró nunca buen samaritano que publicara sus artículos y trabajó y trabajó severamente, para independizarse del pairo y de lo exiguo. De ese sabor del dolor, que labra el ingenio más visceral. Poco a poco, muchos se unieron a su aventura. Periodistas y aspirantes fueron llegando de todos lugares de España y del mundo, y sin casi darnos cuenta, formamos un ejército aguerrido. Valiente y combativo. Tan romántico fue nuestro reto, que tomamos la ilusión como pócima beligerante, y fuimos ganando heroicas batallas. VAVEL es amparo. VAVEL es poesía, es nobleza, es ilusión. VAVEL es la unión de la generación que espera, frente a la que permanece. VAVEL es seña y fe, de que la bandera del periodismo es libre, pura, soberana. De que aún existe una diminuta esperanza para que las sombras de las grandes corporaciones, que nos ofrecen sueldos indignos poco propios del que suponemos, primer mundo, puedan ser iluminadas por el brillo de ilusiones diminutas. De todos aquellos que hemos decidido dejar de teso hartos de un brillo que en su interior, no guarda el perseguir el tesoro, más remoto sentimiento, vehículo inherente del periodismo y del mundo. Ha hablado nuestro corazón. Hemos digniicado la verdad como alegato, esperando que nuestro tesoro pueda ir poco a poco brillando en vuestros ojos. Que nos prestes tu aliento y te unas a nuestra amalgama de periodismo y menester. Esto es VAVEL, un necesario bienestar. Bienvenidos.
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