Periodico 15_211

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Medio ambiente

Bucaramanga, del 1 al 14 de agosto de 2011

El diablo de Yanacocha Entrevista al sacerdote que lidera la defensa del medio ambiente y los derechos humanos en el noroeste del Perú, donde está la mina de oro más grande Suramérica y la segunda a nivel mundial, por lo cual ha sido espiado y amenazado. Por más que lo han intentado satanizar, Marco Arana sigue adelante así le hayan matado a un par de colaboradores. Por Pastor Virviescas Gómez pavirgom@unab.edu.co Yanacocha (Laguna Negra) ha sido la maldición para los habitantes de Cajamarca y el negocio de su vida para los propietarios, uno de los cuales es el Banco Mundial por intermedio de la Corporación Financiera Internacional (5%), como sucede en el Páramo de Santurbán y la minera canadiense Greystar (Estrella Gris). El yacimiento ubicado en los andes peruanos está compuesto por cinco minas a cielo abierto (utilizando el mismo método que planeaba Greystar en Santander), y produciendo en un año como 2005 más de 3,3 millones de onzas de oro, metal que hace una semana alcanzó el precio récord de 1.628 dólares (3,2 millones de pesos) por onza debido al nerviosismo mundial producido por la crisis económica en Estados Unidos. Un complejo minero de 26.000 hectáreas, donde se remueven cada día 600.000 toneladas de tierra y se gastan 17 millones de metros cúbicos de agua al año, más del doble de lo que requieren los 150.000 habitantes de la ciudad de Cajamarca. En medio de ese paraíso -o de ese infierno-, está la figura del sacerdote Marco Antonio Arana Zegarra, quien con su ong Grufides (Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible) ha asumido el liderazgo de los campesinos e indígenas, y tenido que verse la cara con los directivos de Newmont Mining Corporation y la Compañía de Minas Buenaventura en un país que apenas se repone de la dictadura del condenado Alberto Fujimori y su cómplice Vladimiro Montesinos, ex abogado del narcotraficante colombiano Evaristo Porras Ardila. 15 dialogó con este hombre que acaba de ganar en Berlín (Alemania) el Premio ‘Cinema for Peace’, reservado a protagonistas de documentales relacionados con la defensa de los derechos humanos, por su testimonio en ‘Operación Diablo’, video de una hora que evidencia el espionaje y acoso del que fueran blanco él y varios de sus colaboradores por parte de la empresa de seguridad privada Forza, financiada por la minera Yanacocha. La prensa amarillista de Perú lo llamó el ‘cura rojo’. ¿Usted es aliado de Sendero Luminoso? ¿Enemigo de las mineras multinacionales? ¿Para qué defender el medio ambiente y los derechos humanos si es más cómodo quedarse callado? ¿Qué lo motiva a dar esta batalla en la que lleva 20 años? En primer lugar, uno tiene que querer vivir en paz con su propia conciencia. La vida no tiene precio, el agua no tiene precio, y hay que vivir de conformidad con esos principios y esos valores. Cuando comencé a trabajar el tema de la defensa de la tierra y del agua de los campesinos, la empresa minera muy pronto apareció en mi parroquia para ofrecernos dinero para mejorar la iglesia y construir el colegio parroquial; nosotros le dijimos que primero tenía que resolver sus

local, y el cardenal Cipriani, que no tendría porqué haberse metido, es un personaje sumamente controvertido y fue quien trabajó de la mano con Fujimori, que justificó la persecución a los organismos de derechos humanos y es célebre su frase de que ‘los derechos humanos son una cojudez’, mientras que yo soy Premio Nacional de Derechos Humanos. Entonces está claro de dónde vienen las tensiones entre varios sacerdotes que como yo defendemos la vida y los derechos humanos, y un obispo que como en el caso del cardenal tiene vínculos muy poderosos con el poder político y de un obispo que recibe dinero de una empresa minera.

Invitado por la parlamentaria andina, Gloria Flórez Schneider, el cura peruano Marco Antonio Arana Zegarra, estuvo en Bucaramanga compartiendo con defensores del medio ambiente la experiencia de la mina Yanacocha y advirtiendo lo que puede suceder en el Páramo de Santurbán si no se le declara cuanto antes Parque Natural. / FOTO PASTOR VIRVIESCAS GÓMEZ

problemas de derechos humanos con la comunidad. Eso los irritó mucho y por eso las primeras amenazas de muerte que recibí de parte de la empresa fueron cuando rechazamos que la parroquia recibiera dinero de la empresa. Posteriormente cuando creamos la organización no gubernamental Grufides, la empresa intentó volverla su aliada. Ellos decían que tenían que ser socios estratégicos y nos propusieron trabajar juntos. Recuerdo incluso la conversación con un funcionario que me llegó a decir que con lo que podría Yanacocha de mi salario mensual, alcanzaría para pagar a todo el personal de mi organización, así que no fuéramos tontos y que no perdiéramos la ocasión. Al no haber aceptado la corrupción, la ayuda entre comillas que ellos ofrecían, la empresa decidió iniciar una guerra mediática contra nosotros y de hecho el haber protegido las tierras llevó a que ellos tuvieran que pagar reparaciones por las tierras que habían afectado, los precios de las tierras subieron, ha llevado a que por ejemplo el proyecto Cerro Quilish (provee el 80% de agua a Cajamarca) no se explotara y éste tiene 4,2 millones de onzas de oro. Es evidente que lo que colisionaba con ellos era el bolsillo y cuando el bolsillo de una empresa de ese tamaño está en juego, van a llamarnos ‘terroristas’, ‘ecoterroristas’, ‘enemigos de la inversión privada’, ‘enemigos del desarrollo’, ‘marcha de cuatro gatos manipulados por ambientalistas’, etcétera, y ese tipo de presión la hemos recibido siempre y aún ahora hay medios incluso de circulación nacional que dicen que estamos aliados a Sendero Luminoso, pero en realidad esta es una lucha por la defensa de la vida.

¿Usted es un cura loquito? ¿La Iglesia Católica lo respalda o por eso fue que lo llamaron a Roma para reconvenirlo? ¿El cardenal Juan Luis Cipriani, de quien el nobel Mario Vargas Llosa dice que ‘guardó silencio frente a los crímenes de Alberto Fujimori’, está de su lado? Yo me ordené bajo el ejemplo y el testimonio de un santo obispo muy comprometido con los campesinos, que era monseñor (José Antonio) Dammert Bellido, y aprendí de él además que el evangelio no es solamente evangelio para predicar en la sacristía y el templo, sino sobre todo el evangelio que se anuncia en la vida cotidiana y que como dice en la carta del apóstol Santiago, según la cual quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a sus hermanos a quienes sí ve, es un mentiroso. Yo entendí que la evangelización era vivir el evangelio. Eso me ha traído varios problemas, porque desgraciadamente mi obispo ya estaba viejo, lo cambiaron, y el nuevo obispo (José Carmelo Martínez Lázaro) que vino lo primero que hizo fue suscribir un convenio con la empresa minera y ahora mi diócesis recibe desde 1997 la suma de 140 mil dólares anuales de la empresa minera. Comprenderá usted de qué lado y cómo el obispo aborda los temas. Desgraciadamente a pesar del rechazo que la mayoría de sacerdotes le hemos presentado al obispo, él sigue recibiendo el dinero de la empresa minera, y de otro lado hay un problema relacionado con que el mismo obispo forma parte del grupo de inversiones sociales de la minera. Él preside lo que se llama el Fondo de Solidaridad Minero, que es una especie de limosna que ellos pagan para obras de desarrollo. Eso ha llevado a que haya complicaciones con el obispo

Y de paso miembro del Opus Dei. El cardenal de Lima sí pertenece al Opus Dei (orden fundada por el español José María Escrivá de Balaguer) y ahora ha sido severamente cuestionado por apoyar a la hija de Fujimori (Keiko Fujimori) en la campaña presidencial. Desgraciadamente para él no ganó su candidata y ha ganado un presidente (teniente coronel (r) Ollanta Humala Tasso) que ha ofrecido cambios, y en realidad será irónico ver en la misa del 28 de julio qué le dirá el cardenal al presidente electo. Vamos a ver qué ocurre, pero menos mal que hay gruesos sectores de la iglesia comprometidos con la defensa del agua y de la tierra de las comunidades campesinas. Usted estuvo en Denver (Colorado) hablando con los directivos de la empresa Newmont. ¿Lo escucharon y comprendieron su mensaje? ¿O es que multinacionales mineras como Newmont y en el caso de Colombia la canadiense Greystar son sordas? Es un problema más que de sordera, de desprecio por la vida de las poblaciones locales. Ese desprecio es tan grave que por ejemplo el primer estudio de impacto ambiental de Yanacocha en 1993, fue presentado en inglés en un hotel de lujo en Cajamarca. Resulta que en nuestra tierra teníamos que escuchar la sustentación de un estudio hecha en un idioma no nacional y para la que habían invitado a muy poca gente. Por supuesto que no se entendía nada. Pero no creo que sea un problema de limitación física, sino de codicia en términos éticos y es un problema de abuso en términos de derechos humanos. He ido tres veces a reunirme con la junta de accionistas de Newmont y en el primer año me dijeron que no había problemas de agua, por lo que les dije que me lo firmaran por escrito que no los había. Les dije que si lo hacían me iría tranquilo, pero haríamos una evaluación de qué ha pasado con el agua, y si ustedes firman que no hay problemas con el agua vamos a entablarles una demanda en una corte estadounidense. Por supuesto nunca quisieron firmar nada. El segundo año que fui me dijeron: ‘no se preocupe padre, vamos a hacer algo para mejorar el agua’, y lo que han hecho es empezar a construir represas en vez de


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