ACCIÓN DE GRACIAS EN LA MISA DE DESPEDIDA DE DON MARCOS. ALFARNATE, 24-AGO-2010

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Eucaristía de despedida de D. Marcos como párroco de Alfarnate 24 de Agosto de 2010

ACCIÓN DE GRACIAS

“¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho?” Es el salmo que (hace ya cuatro años) Don Marcos decidió poner en la estampa recordatoria de su primera misa. Hoy somos nosotros, los alfarnateños, los que ponemos esa frase en nuestros labios. ¿Cómo podremos nosotros pagar al Señor nuestro Dios, todo el bien que nos ha dado, por medio de las manos y de la persona de Don Marcos? Muy grande ha sido el don entregado y pocos nuestros merecimientos. Por eso mismo, la celebración de hoy ha querido ser una sincera y emotiva acción de gracias. ¿La razón? Es bien conocida: nuestro Padre Dios, nos ha dado el regalo hermoso de un gran sacerdote entregado a su pueblo. Una persona grande pero a la vez sencilla, de corazón enorme, en el que hemos cabido todos sin distinción. Gracias, Señor Jesús, porque en estos cuatro años en los que Don Marcos nos ha servido siendo nuestro pastor, te hemos sentido cercano y presente en nuestras vidas por medio de él: en las alegrías, en las situaciones difíciles, en la disponibilidad para la confesión, en la celebración de la Eucaristía diaria; en la oración constante; en la atención a los enfermos; en los ratos de charla, en la buena vecindad en la calle; en la escucha paciente, en


cada cosa pequeña... en fin, en el servicio desinteresado de balde, y a todas horas. Don Marcos: nos entristece su partida, pero hoy no podemos decirle otra cosa sino “¡¡Gracias!!” Porque no habría dinero para poder pagar tanto bien como usted nos ha dado de parte de Dios. Con sus palabras sencillas, nos ha enseñado cosas muy importantes. Sabe que le queremos de verdad; Dios en su providencia quiso unir su vida y las nuestras por medio del sacerdocio. Esta que ha sido su primera parroquia, siempre vivirá agradecida por la entrega y por el cariño que usted ha mostrado desde el primer día tanto a los niños y a los jóvenes, como a los mayores de este pueblo. Pero nuestra despedida no es una despedida definitiva; bien lo sabe. Como usted mismo nos decía hace unos días, tiene un compromiso con nosotros: y es el de volver en Navidad para que cantemos todos juntos nuestro querido “Eterno”. Será una inmejorable ocasión para vernos de nuevo. Y mientras eso llega, cuente con nuestras oraciones cada mañana a la hora del Ángelus, pidiendo que el Señor le ilumine en esta nueva etapa de formación que usted comienza para poder servir más y mejor a la Iglesia; así lo esperamos, sabiendo que usted desde Roma rezará a la Virgen de Monsalud para que nos cobije a todos bajo sus manos tiernas de Madre. Gracias, Don Marcos. Que Dios le dé el ciento por uno. Gracias de corazón.


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