El Fenomeno del Niño

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Gráfico Nº 19

La TSM fue generalmente una buena advertencia temprana °C

25,0

TSM en febrero del año siguiente 20,0 19,1

15,9 15,0

TSM en setiembre 10,0 25

1930

35

1940

45

1950

55

1960

65

1970

75

1980

85

1990

95

Elaboración propia. Fuente citada: Juan Quispe Arce. TSM correspondiente a la zona del Pacífico adyacente a la estación hidro-meteorológica de Puerto Chicama: 7° 42’ S – 79º 27’ O (en el departamento de La Libertad). TSM promedio multianual (73 años) para el mes de setiembre (15,9 °C). TSM promedio multianual (73 años) para el mes de febrero (19,1 °C). TSM por encima del promedio de setiembre que concuerda con TSM por encima del promedio en febrero del año siguiente. En general, advierte lluvias más copiosas que lo normal para el verano en Ecuador y Perú –en general también, tanto más copiosas cuanto más se eleva la TSM en setiembre respecto del promedio de dicho mes–. Este tipo de concordancia se registra en el gráfico en 25 años. TSM por debajo del promedio de setiembre que concuerda con TSM por debajo del promedio en febrero del año siguiente. En general, advierte sequías más o menos graves para el verano en Ecuador y Perú. Y, en general también, tanto más graves cuanto más baja la TSM en setiembre respecto del promedio de dicho mes. Este tipo de concordancia se registra en el gráfico en 29 casos. Es decir, en el 71 % de los casos la TSM en setiembre ha sido una “advertencia temprana” de lo que ocurriría meses más tarde. Años de discrepancia, con TSM alta en febrero pero sin lluvias abundantes en Piura. Único año en que además de que la TSM de setiembre no advirtió de una TSM alta en febrero siguiente, se produjeron lluvias copiosísimas en Piura.

tosísimos satélites artificiales–, una importantísima advertencia temprana sea de lluvias o de sequías. Hasta podría decirse el fenómeno se advierte en setiembre. Del gráfico se deduce que el 71% de los años la TSM (en Chicama) “advierte” certeramente, en setiembre, cuál será la correspondiente en el mes de febrero que se avecina, o, si se prefiere, en el verano siguiente. Ya sea porque cuando es baja, más baja de lo “normal”, tempranamente advierte de un verano frío y con pocas lluvias; o porque cuando es alta, más alta que lo “normal”,

anticipa uno caliente y con lluvias. E incluso de las probables gradaciones que habrán de presentarse. En octubre y noviembre son incluso más certeros los anuncios. Y resultan, no obstante, “advertencias todavía tempranas”. ¿No habrían dominado también los antiguos peruanos ese simple y empírico método de anticipación hidro–meteorológica, que “sólo” falla en tres de diez casos? ¿No era suficiente termómetro la piel de los navegantes de los caballitos de totora de los moches, en Trujillo, o la de los navegantes tallanes de Piura y Tumbes?

EL NIÑO – LA NIÑA: El fenómeno océano–atmosférico del Pacífico Sur, un reto para la ciencia y la historia • Alfonso Klauer

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