Jael Joyas de Galicia nº8 2015

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JOYAS DE GALICIA Nยบ 8 | 2015

MAGAZINE DE JAEL JOYERร A


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PRESENTACIÓN

M

e complace mucho presentaros un nuevo número de nuestra revista Jael Joyas de Galicia, con unos contenidos que hemos elaborado pensando en las dos grandes capitales en las que ahora estamos presentes, Santiago de Compostela y A Coruña. Como nexo de unión hemos seleccionado diversas edificaciones modernistas, muestra del buen hacer en ambas ciudades pero sobre todo ejemplo de joyas arquitectónicas a menudo olvidadas, o no valoradas en su justa medida, simplemente por ser edificios que, a fuerza de ver todos los días, acaban por parecernos corrientes. En uno de estos edificios está ubicada nuestra nueva tienda en A Coruña, en funcionamiento desde mediados del mes de junio. Para nosotros es un verdadero orgullo haber podido asentarnos en esta ciudad, a la que tan vinculados estamos por origen y familia. Confiamos sinceramente en poder trabajar como hemos venido haciendo en Santiago de Compostela; y poco a poco ampliar ese gran tejido de amigos que, para nosotros, son en realidad nuestros clientes. Para Jael esta apertura supone un importante avance pero sobre todo un grandísimo reto. Sabemos perfectamente que no va a ser fácil. Es un desafío que asumimos con muchas ganas de trabajar y de ofrecer todo lo bueno que hemos ido aprendiendo en estos años de experiencia. La apertura en A Coruña además para nada va a suponer merma de atención y servicios en Santiago, un establecimiento asentado tras veinte años de trabajo diario, culminados a finales de 2014 con la apertura del Espacio Rolex. En una y otra capital estaremos siempre a disposición de nuestros clientes y amigos. Os animamos a todos a adentraros en las páginas de nuestra revista y, esperamos, a descubrir detalles desconocidos, o que hasta ahora os habían pasado desapercibidos. Esa es nuestra intención al elaborar Jael Joyas de Galicia. Confiamos en que la disfrutéis.

Jose Mª Fernández

Tachi Fernández

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SUMARIO

JOYAS DE LA PINTURA Peteiro, Galicia en colores

06

PIEDRAS PRECIOSAS El rubí, la gema de los reyes

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JOYAS DEL PATRIMONIO La Tradición del Apóstol

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JOYAS DE LA HISTORIA El arzobispo Monroy y Compostela

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JOYAS DEL PASADO La Plaza de Abastos santiaguesa

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24

JOYERÍA JAEL Nueva tienda en A Coruña

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JOYAS DEL PASADO El cartelismo de fiestas

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32

JOYAS URBANAS La fuente de los surfistas

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CUENTOS DE COMPOSTELA El humilde altivo

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JOYAS DEL CAMINO San Roque, promesas incumplidas

56

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JAEL Regalos y recomendaciones

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English translation

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Jael Joyas de Galicia. Nº 8. Verano 2015 EDITA: Jael Joyería PRODUCCIÓN Y DISEÑO: Versal Comunicación, S.L. DIRECCIÓN: Elena Goyanes COORDINACIÓN: Martiño Suárez TRADUCCIÓN INGLÉS: Reverso Comunicación FOTOGRAFÍA: Adolfo Enríquez Estudio Fotográfico ILUSTRACIÓN: Julia Jiménez MAQUETA: Paula Cantero IMPRIME: Gráficas Lasa ISSN: 2254–0253

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81 Jael Joyería General Pardiñas, 7 T. 981 576 895  15701 Santiago de Compostela  santiago@joyeriajael.es Compostela, 8 T. 981 909 029 15004 A Coruña coruna@joyeriajael.es



Jorge Peteiro, Galicia en colores 8 


JOYAS DE LA PINTURA

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TEXTO: MARTIÑO SUÁREZ  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

H

ay una foto de Jorge Peteiro (A Coruña, 19592013) eligiendo cuidadosamente los vidrios que formarán parte de la portentosa vidriera que luce en el salón de actos del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) coruñés. Ejemplifica bien lo que es la obra de este pintor, popular y a la vez outsider, fallecido prematuramente con poco más de 50 años: una búsqueda constante del color perfecto. La obra de Peteiro es probablemente la más reconocible de la producción artística gallega, al menos la de sus últimos 15 años de trabajo. Colores planos, fuertes, dan vida a paisajes dibujados de forma inocente, casi infantil. Su trabajo se ha comparado con el comic, por su aparente sencillez y su indisimulado optimismo. “Es cálido, es especial, es ideal”, dice la directora del MUNCYT, Ana María Correas, hablando de la vidriera

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que Peteiro ideó para el último de los grandes museos coruñeses. Es un repaso completo por la ciudad, sin que falte detalle: de la Torre de Hércules al puerto, del aeropuerto a los barcos de pesca, y hasta una mención autorreferencial, su escultura para la Casa de los Peces, muy popular en A Coruña. Está trufada de referencias a la ciencia (contiene hasta la fórmula del etanol) y es un ejemplo perfecto de la capacidad de adaptación del artista y su obra al medio en que va a ser disfrutada. Para Correas “no es sólo un elemento decorativo o artístico, sino una pieza más de la colección del museo”. De hecho, aunque al estar en el auditorio no forma parte del recorrido habitual del público, sí se utiliza habitualmente en programas especiales dirigidos tanto a niños de Educación Infantil y Primaria como a enfermos de Alzhéimer, “porque es fantástica para fijar recuerdos y para fomentar la atención”.


El mismo Peteiro era consciente de que la accesibilidad de su obra no era bien vista por sus coetáneos. En el 2000 la Casa da Parra compostelana acogió una exposición monográfica dedicada a su obra, en el marco de la capitalidad cultural europea. El texto que firma el pintor para abrir el catálogo es una colección de mandobles a quienes lo consideran un creador kitsch: para alguna gente, viene a decir, hay un arte “kitsch y otro de la hostia. Pero el otro, el de la hostia, el que va a dejarnos con la boca abierta, llegas y te mete la depresión entre las cejas”. “Yo pinto bien y bonito, eso es lo que más molesta”, llegaba a asegurar. En esa época Peteiro emprende una producción ingente, fundamentalmente de paisajes de localidades, ciudades y edificios de Galicia, en muchas ocasiones encargados por instituciones públicas. Es el caso de su Parlamento de Galicia, óleo sobre lienzo de

gran formato encargado por esta institución en 2003, siendo presidente José María García Leira. Es un fantástico ejemplo de la obra de este pintor, una imagen enmarcada, como casi todas las suyas, en este caso por vieiras compostelanas, los escudos de las provincias e imágenes medievales. En el interior, bajo la aparente sencillez del dibujo, no falta detalle en la representación del edificio, antigua facultad de Veterinaria y cuartel. También de su época más prolífica es el San Andrés de Teixido que luce en las paredes del Centro de Investigación en Química Biológica de la Universidad de Santiago. Lo donó a esta institución en 2010 y reúne en unos pocos metros cuadrados toda la esencia de un lugar mítico en el imaginario gallego y en la tradición jacobea: la fonte do Santo que concede o rechaza deseos; la iglesia y su curioso revocado blanco que deja ver 11


las piedras; el mar amenazador chocando contra los acantilados de Herbeira; y la luz, luchando contra las nubes y desparramándose sobre la Serra da Capelada. También, evidentemente, animales pequeños, bichos, culebras e insectos, las ánimas de aquellos que no han podido ir en vida a venerar a San Andrés. El cuadro transmite una felicidad de la que se enorgullecía el autor, que buscaba que el peso de su obra radicase “en lo bonito de la alegría, no en lo bonito quieto, silente y trascendido”. Peteiro perfeccionó este estilo después de regresar de una estancia de dos años en Nueva York a principios de los años noventa. Antes había iniciado estudios de Psicología y Empresariales en Santiago, para después pasarse a las Bellas Artes, fundamentalmente en la facultad de Valencia. En los ochenta combinó su obra pictórica con el trabajo ambulante de profesor de instituto en localidades como Ortigueira, Ribeira, A Pobra, Cambados y Betanzos. Poseedor de un humor cortante, comentaba al respecto de este paso por la docencia: “Menos mal que lo dejé. Pasaba el curso dibujando. Me traía frito el dibujo técnico”. Y eso que el profesor era él.

En estas obras el trazo de Peteiro es limpio, puro, aparentemente sencillo, pero lo cierto es que este singular autor había dedicado cientos, miles de horas a perfeccionar su técnica y a encontrar su sitio. Siempre ajeno a modas, con una idea muy clara que fue puliendo poco a poco, acabó exportando su arte a lugares como Brasil, donde hay un mural suyo con motivos acuáticos de gran colorido. La técnica, basada en figuras geométricas rellenas de tonalidades planas, es perfecta para aplicaciones variadas, de las que Peteiro nunca renegó, de la serigrafía a la escultura pasando por las intervenciones urbanas, una muestra más de una adhesión a los postulados del arte pop. De hecho, en su página web (www.peteiro.com) aún existe un apartado dedicado al encargo y elaboración de “regalos de empresa” que horrorizaría a más de un purista, pero que refleja muy bien la personalidad de este pintor, “loco y cuerdo a la vez”, como él decía, un tipo sin complejos que quizá creó la obra más reconocible del arte gallego contemporáneo. English translation on page 90

A Coruña en 48 tonalidades El artesano Polo Enríquez, afincado en O Temple, fue el encargado de llevar a cabo la construcción de la vidriera del MUNCYT basándose en un cuadro de Peteiro. “Un trabajo genial con un artista espectacular que sabía vivir muy bien y pintaba de maravilla”, asegura Enríquez, emocionado con el recuerdo del pintor. En sus 28 metros cuadrados, la obra “tiene hasta 48 colores, entre ellos 14 azules diferentes”. Peteiro se implicó a fondo en el proyecto, que tuvo como principal reto técnico conseguir que las sombras de los edificios que circundan el Museo no modificasen las tonalidades, dependiendo de la hora del día. Se consiguió instalando por detrás un filtro lechoso blanco que evita esas sombras y da homogeneidad al color: “Se vea a la hora que se vea”, explica el vidriero, “el color es bastante uniforme”. El conjunto, de gran formato, no es con todo el mayor que ha realizado Polo Enríquez, responsable, por ejemplo, de un lucernario de 200 metros cuadrados en la oficina de Correos de San Sebastián.

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SANTIAGO DE COMPOSTELA GENERAL PARDIÑAS, 7 | A CORUÑA COMPOSTELA, 8 www.joyeriajael.es | www.pulseraperegrina.com


TEXTO: FRANCISCO SINGUL  HISTORIADOR Y EXPERTO JACOBEO

La ‘Sezession’ en Casas Reais, 19 14


FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

L

a arquitectura modernista se extendió de forma moderada en la Compostela de principios del siglo XX, aunque con propuestas plenas de suntuosidad, como correspondía a una clientela ávida de exclusividad, una clase acomodada representada por sus propias residencias. Las casas modernistas del casco histórico ocupan solares de calles principales, donde en siglos pasados se ubicaron sencillas moradas o viviendas más opulentas, como es el caso de la parcela definida tras la demolición del pazo de los condes de Priegue –un caserón barroco de gran presencia–, en el nº 19 de la prestigiosa rúa das Casas Reais, tramo urbano del camino de Santiago en la ciudad del Apóstol. El 30 de septiembre de 1913 el arquitecto José Franco Montes (Vigo, 1879-1939) firmaba un proyecto de edificio residencial de estilo modernista, al que añadiría una tercera planta diseñada el 26 de marzo de 1914. En el último tramo de su vida activa su producción se decantó hacia un historicismo basado en la tradición, pero en sus primeros años –se había titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1903– proyectó con decidido espíritu moderno, inspirado como muchos de sus colegas en la suntuosa producción artística de la Sezession vienesa. Su obra en Casas Reais se caracteriza por su fachada racional, no exenta de esa calidez decorativa otorgada por los detalles, a veces lineales o geométricos, en ocasiones naturalistas, propios del aristocrático modernismo centroeuropeo. En lo constructivo, no obstante, impera en sus tres plantas un riguroso diseño, concretado en un equilibrado juego de masas y vanos, con seis amplias ventanas en cada piso, incluido el bajo, en relación con la amplitud de los espacios internos y resaltando una íntima relación con el exterior, con la vida urbana y la luz natural que tanto se procura en una ciudad con muchos meses de cielos cubiertos. En el proyecto de 1913 el arquitecto mantenía la disposición de dos plantas, con fachada de cantería, en correspondencia con el edificio preexistente; pero al año siguiente, antes de iniciar la construcción, añadió

JOYAS DE LA ARQUITECTURA

una tercera planta que enfatiza el edificio al añadir más altura y proponer un “exótico” revestimiento de pizarra, material tradicionalmente empleado en cubiertas de Lugo y Ourense, pero extraño a la tradición compostelana. Tras dejar la sillería a la vista formando un zócalo, el resto de la fachada se reviste de mortero de cemento, para aplicar con mayor facilidad esos detalles decorativos –lineales, geométricos, vegetales y humanos– que caracterizan este modernismo de tintes sezessionistas de Franco Montes, destacando en la planta baja los girasoles sobre placas orientados a la luz solar, y los putti afrontados, entre hojas y vides, moldeados en el mismo material en los vanos del piano nobile. La última planta evoca las cubiertas de mansardas del barroco francés, con el citado revestimento de pizarra que recuerda las escamas de la cubierta de la Casa Batlló de Gaudí (1904-06), o la cubierta de la Casa Simeón, en Vigo, obra terminada en 1911. Los vanos se enfatizan con una suerte de peinetas que armonizan con los triglifos que adornan las ventanas de la planta principal. Franco Montes promocionó e integró con maestría la labor artesanal de carpinteros, vidrieros y escayolistas, cuyo trabajo luce en el espectacular portal de entrada de esta casa compostelana, muy acorde con la elegancia ornamental de los detalles figurativos, geométricos y vegetales usados en la decoración de la fachada. Tanto los usuarios del inmueble como los visitantes de la época quedarían impactados con el frontis, y no menos asombrados con el lujo de la entrada, con su rico pavimento, el zócalo de carpintería, los vidrios decorados con una elegante composición floral, y con la espectacularidad del techo cubierto por una gran tela de araña, una trampa mortal para esas moscas que caminan en fila, procurando eludir los nidos arácnidos que penden sobre las sorprendidas cabezas de vecinos y visitantes. Un repertorio formal y ornamental que enriquece la fábrica de una de las casas modernistas más notables de la Compostela eterna. English translation on page 92 15


TEXTO: L. FERNÁNDEZ MORENO  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

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GEMAS

La piedra de los monarcas R

ojo sangre, llamativo como ningún otro ornamento natural, el rubí ha sido desde siempre una de las gemas con las que reyes y reinas han querido destacar su poder. Sus brillos bermellones están presentes en multitud de joyas reales y, según cuenta la leyenda, son capaces de proteger a los legítimos portadores. Y eso que su formación es de todo menos sobrenatural. El rubí es hermano del zafiro; más aún, se trata del mismo mineral, el corindón (óxido de aluminio), sólo que coloreado de forma diferente por el mero azar. Los corindones rojos, pintados por filtraciones de óxido de cromo, son denominados rubís; todos los demás (azules, amarillos o verdes) se denominan zafiros. Es, eso sí, difícil de encontrar como cualquier piedra preciosa. Las sobreexplotadas minas de Birmania, Tailandia y Camboya, en el sudeste asiático, y también localizaciones en India o Afganistan fueron los lugares de extracción de aquellos rubíes casi míticos que traían a Europa las caravanas de la Ruta de la Seda. También se encuentran en Australia y algunos países de Sudamérica o África, y últimamente se han hallado en la agreste Groenlandia. Cuanto mayor es su tono rojizo, más valor tiene para los expertos. Un enorme rubí de 250 quilates es la pieza central de la Corona de San Wenceslao, el tocado tradicional de la monarquía bohemia. Se cuenta que esta joya tenía la capacidad de distinguir (y de eliminar) a los usurpadores que intentaban ceñírsela. Según la tradición, uno de ellos fue el líder nazi Reinhard Heydrich, que cuando fue enviado por Hitler a gobernar Bohemia y Moravia se la probó en un rapto de vanidad. Murió al poco tiempo en un atentado.

También es curiosa la historia de las joyas de rubíes de María Teresa de Francia, hija de los decapitados Luis XVI y María Antonieta y, según parece, la única integrante de la familia real que sobrevivió a la Revolución. Fue fugaz reina consorte de Francia durante 20 minutos, los que transcurrieron entre la abdicación de su suegro, Carlos X, y la de su marido, Luis Antonio de Francia, en favor de Enrique de Artois, que tampoco llegó a reinar. Años antes, tras la caída de Napoleón, María Teresa había sido agasajada con un juego de tiaras, coronas, collares y otras piezas compuesto por nada menos que 400 rubíes. Sus herederos fueron poco cautelosos con las creaciones, que se desperdigaron tras su muerte. Entre las legendarias joyas de la corona británica tampoco podía faltar un rubí carismático que al final no lo fue tanto. El Rubí del Príncipe Negro toma su nombre de Eduardo de Woodstock, líder militar del que se dice portaba una armadura oscura para impresionar a los enemigos. La historia de la gema es enrevesada: fue capturada por el castellano Pedro I el Cruel a los musulmanes, y luego se la regaló a Woodstock por su colaboración en luchas dinásticas. Estuvo incrustada en la armadura de varios reyes de Inglaterra, entre ellos Ricardo III, que falleció con ella puesta en la batalla de Bosworth Field. En el período del republicano Cromwell estuvo a punto de ser vendida y de desaparecer, para después reintegrarse en el tesoro y ser la estrella de la pieza con que se coronó a la emperatriz Victoria. Muchas vueltas históricas para una piedra que, al final, no era un auténtico rubí. En el siglo XIX, con la mejora de los métodos científicos, se descubrió que se trataba de una espinela, un mineral menos raro y, por lo tanto, menos valioso. 17


UN CORAZÓN AÚN MÁS PRECISO El calibre 3255 de Rolex es tan preciso que la firma suiza ha tenido que inventarse nuevos tests para comprobar su exactitud. En apenas unos centímetros cuadrados, este mecanismo integra 14 patentes, materiales nunca vistos y soluciones imaginativas. Los ingenieros de Rolex se han empleado a fondo en un calibre que supone subir el listón de la producción relojera mundial. Sus diseñadores calculan que el 3255 ofrece una precisión dos veces superior a la de los mejores mecanismos del mercado. Tan es así que los criterios habituales establecidos por el Control Oficial Suizo de Cronómetros se le quedan cortos, por lo que la firma los somete a pruebas el doble de exigentes que el resto de competidores. Como ocurre siempre con Rolex, estos tests emulan el uso real de un reloj, la verdadera prueba de fuego de un producto. En el mundo real los relojes están sometidos a variaciones de magnetismo. Minimizar esta influencia ha sido un auténtico reto para los diseñadores de piezas de alta gama. Rolex soluciona el desafío inventando un nuevo material, nunca antes visto ni en la naturaleza ni en la producción industrial: el parachrom, una aleación de niobio y circonio insensible a los campos magnéticos y a la temperatura, es el componente básico del oscilador, y se complementa con una estructura de amortiguadores contra los golpes que pueda recibir. Entre las patentes destaca también un nuevo escape, la pieza de movimiento alternante que produce el característico tictac de un reloj, fabricado en este caso en níquel-fósforo. El barrilete (muelle que contiene la reserva de energía que mueve el mecanismo) ha sido optimizado para ocupar menos espacio y, sin embargo, tener una autonomía de 70 horas, unas diez más que sus competidores. Es decir, uno puede quitarse el reloj el viernes por la noche y volvérselo a poner el lunes de mañana sin que se haya detenido. Un paseo por el interior del nuevo calibre 3255 es un viaje a la ingeniería de lo minúsculo. La última apuesta de Rolex puede encontrarse en el corazón de modelos como el Day Date 40, que la casa helvética presentó esta primavera en la Feria Baselworld.

Rolex presenta su calibre 3255, un prodigio de la ingeniería que contiene 14 patentes y materiales novedosos



TEXTO: F. COUSO  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

LOS COLORES DE A TAFONA C

omer el menú degustación de A Tafona (Virxe da Cerca, 7, Santiago) es como entrar en la huerta de casa de Nacho Tierno y Lucía Freitas. Dependiendo de la época y de la meteorología, los dos chefs de moda en Compostela piensan sus platos basándose en lo que obtienen más cerca, en sus propios cultivos o en la Plaza de Abastos santiaguesa, a la que llegan simplemente cruzando la calle.

GAZPACHO DE CEREZA Dulce y refrescante, contrastado con sardina y queso de cabra.

“Nunca tenemos un menú fijo. Lo variamos según lo que nos ofrezca el mercado”, expone Freitas, bisnieta de una cocinera con casa de comidas frente al antiguo Hospital Xeral. “Dicen que mi forma de cocinar, la pasión y el temperamento, pueden venir de ella, aunque luego la familia no siguió con la profesión”, afirma. Ella y su socio son la última adquisición del exclusivo Grupo Nove, que agrupa a los cocineros más destacados de Galicia. Sus trayectorias hablan por sí solas: Tierno se formó en Santiago y, más tarde, con Pedro Martino; Freitas ha pasado por fogones tan prestigiosos como los del Mugaritz, el Celler de Can Roca o El Bohío. CEVICHE DE VIEIRA Con jalapeños y un sorprendente sorbete de cilantro.

RAVIOLI DE BUEY DE MAR Con hinojo y citronela.

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JOYAS EN LA MESA BONITO DE BURELA Con base de ajoblanco, anacardos, perlas de soja y frutos cultivados en la casa como frambuesas y fresas albinas.

Merluza de celeiro En una salsa a base de sabrosos guisantes de la huerta de A Tafona.

Rulo de cordero Acompañado de zanahorias y calçots.

PASIÓN, MANGO Y ROSAS Un postre fresco y aromático para finalizar.


TEXTO: José Francisco Blanco Fandiño  MUSEO DE LA CATEDRAL

AMOR POR SANTIAGO C

uando se trata de viajar –y ya no digamos de emigrar– a los gallegos nos invade en seguida la morriña, lo que condiciona nuestro estado de ánimo de forma más o menos consciente, hasta que regresamos a casa. Se cuentan por millones las personas que, a lo largo de los últimos siglos, han tenido que abandonar Galicia por distintas causas. Modesto Brocos y Gómez forma parte de esa larga lista. Quizá fuese ese sentimiento profundo, junto con

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los recuerdos de su niñez, lo que le llevase a pintar este cuadro: Las tradiciones del Apóstol Santiago en Galicia, que se conserva todavía hoy en la Catedral. Nació en Santiago (1852), en el seno de una familia humilde relacionada con el mundo del arte (su abuelo y su padre eran grabadores, y su hermano Isidoro llegó a ser un reputado escultor). De la mano de este último recibiría sus primeras lecciones artísticas. Tras su paso


FOTOGRAFÍA: Archivo de la Catedral

por la Real Sociedad Económica de Amigos del País – donde fue discípulo de Juan Cancela del Río– sus años de juventud fueron un viaje permanente: Madrid, París, Roma, Buenos Aires… hasta que se estableció definitivamente en Río de Janeiro. Allí murió, en 1936. Durante estas estancias, de mayor o menor duración, se fue formando como pintor y grabador con algunos de los grandes maestros del momento: Meirelles, Lehmann, Madrazo, Pradilla, Querol, Benlliure…

JOYAS DEL PATRIMONIO

Gracias a esta trayectoria profesional logró un importante reconocimiento, y de forma especial en Brasil, donde además fue profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes y publicó algunos libros relacionados con la enseñanza. Quizá por ello sea conveniente recordar en España su trabajo y destacar las obras que dejó aquí, en su tierra natal, entre las que sobresale esta, que realizó entre los años 1897 y 1900. Pese a lo que pudiese parecer, no fue un encargo del Cabildo catedralicio, sino un empeño personal del propio artista, una especie de deuda pendiente, lo que evidencia un fuerte vínculo emocional con su ciudad. Con ese único fin retornaría a Europa y montaría su taller en Roma (donde había residido anteriormente, becado por la Diputación de A Coruña). Según confesaría él mismo, fue un cuadro que había soñado antes incluso de ser pintor. Tras no haber sido aceptado en el Salón de París ni en la Exposición Nacional de Madrid, el destino quiso que fuese depositado en la Catedral compostelana, un lugar más apropiado. Desde entonces, colgado en la sacristía, sorprende gratamente a los espectadores, no solo por su temática, sino también por la mezcla de estilos decimonónicos (simbolismo, prerrafaelismo, naturalismo…), llevados al lienzo de forma magistral. Brocos seleccionó para la ocasión tres escenas que, dispuestas a modo de tríptico, resumen la tradición jacobea en Galicia. De izquierda a derecha: la predicación de Santiago en el monte de San Gregorio (Padrón), cuya novedosa representación podría estar directamente ligada a la revitalización de estos lugares en tiempos del cardenal Herrera; el momento previo al hallazgo del Sepulcro en Arcis Marmoricis por parte del ermitaño Pelayo; y la Traslatio, con los discípulos Teodoro y Atanasio custodiando el cuerpo del Apóstol, la barca amarrada al Pedrón, y el carro de bueyes preparado para iniciar el último tramo de aquel largo viaje. Como escribió Borges: “Los lugares se llevan, los lugares están en uno”. Pero para un gallego como Brocos existe uno que se porta de manera muy especial. 23


Cartier y UNICEF contra los desastres naturales Cartier y UNICEF suman fuerzas para evitar las consecuencias de los desastres naturales antes de que estos se produzcan. La firma francesa y el fondo de las Naciones Unidas para la infancia colaboran con el gobierno de China para preparar a las comunidades más vulnerables de ese país ante los efectos destructivos de terremotos y otras catástrofes en una zona del mundo pródiga en este tipo de desgracias. El proyecto, con una duración inicial de tres años, se traduce en la ayuda financiera que Cartier aportará para tres tipos de proyectos que se llevan a cabo en zonas con especial riesgo de catástrofe. Con esta iniciativa se busca mejorar las infraestructuras educativas para que estas puedan resistir mejor una emergencia y se evite, así, que los niños y niñas se queden sin acceso a este servicio básico. También se desarrollan líneas de protección y atención a la infancia en campos como la salud y la psicología, para poner en marcha en caso necesario. Otra línea fundamental es la de la prevención de las enfermedades más comunes cuando se produce un desastre. En este sentido, la unión de Cartier y UNICEF permite vacunar a cientos de niños en zonas de riesgo. La división de la ONU ha diseñado estos protocolos con la experiencia proporcionada

por su trabajo tras los terremotos ocurridos en China en los últimos dos decenios, que han afectado a 300 millones de personas y destruido 3 millones de hogares. “La experiencia nos enseña que hay que trabajar con las comunidades que están en peligro y prepararlas para los desastres potenciales, haciéndolas entender los riesgos y preparándolas para lo que pueda pasar. Así se reduce la posibilidad de pérdida de vidas y su impacto a largo plazo en los niños”, comenta Tim Sutton, representante de UNICEF. “Para nuestra empresa”, afirma Pascale de la Frégonnière, director ejecutivo de la Cartier Charitable Foundation, “es muy satisfactorio ver cómo podemos ayudar a mitigar el impacto de desastres naturales en las vidas de los pequeños”.

EMERGENCIA EN NEPAL Aunque, a veces, el trabajo de prevención no basta. En los días siguientes al terremoto que asoló Nepal el pasado mes de mayo la Cartier Charitable Foundation liberó fondos para apoyar el trabajo de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en los territorios afectados. Entre los trabajos realizados se encuentra la reparación del suministro de agua y el saneamiento de varias poblaciones.

Unen fuerzas en China para prevenir los efectos de las catástrofes en niños y sus familias



TEXTO: José María García Iglesias  catedrático de Historia del Arte

Interior de la Capilla del Pilar en la Catedral de Santiago 26


FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

JOYAS DE LA HISTORIA

MONROY, un legado de tres centurias C

uando fray Antonio de Monroy llegó en 1686 a Santiago tenía 52 años y había pasado buena parte de su vida en su Méjico natal, aun cuando su inmediato lugar de procedencia era Roma. Allí había dirigido, a partir de 1676, los destinos de la orden de los dominicos en su condición de Maestro General, tras haber pasado en Madrid los dos años anteriores. Al ser nombrado en 1685 arzobispo de la sede compostelana, su proximidad a los reyes de España –primero a Carlos II y después a Felipe V– se manifiesta de forma sobresaliente, lo que repercutirá en la relevancia que por estos años desde la monarquía se le otorga al culto jacobeo.

Pasado un tiempo, allá cuando claudicaba el siglo XVII, al quedar vacante la sede de Puebla de los Ángeles el prelado pretendió volver a su tierra natal, pero Carlos II no consideró tal opción y su destino quedaría para siempre ligado a Galicia. Las campanas tañeron alborozadas en estas tierras cuando se supo que seguiría en una archidiócesis en la que le llegaría la muerte en 1715; hace, pues, 300 años. La huella de Monroy resulta muy patente por toda Galicia adelante y particularmente en Santiago de Compostela. Su escudo lo encontramos en la fachada del convento de San Domingos de Bonaval, cuya obra se debe en parte a él; y está presente, con el del arzobispo Sanclemente, en la fachada del convento de las Huérfanas, al que también apoyó. Asimismo las monjas de Belvís y los conventos de los mercedarios y mercedarias, así como el de los franciscanos, contaron con su favor. Y fuera de Compostela, las colegiatas de Iria Flavia y A Coruña son deudoras igualmente de la generosidad de este prelado. Pero será la catedral jacobea el lugar en el que se imponga sobre todo la impronta de Monroy. En primer lugar, en el propio altar de Santiago. Tanto la obra de su frontal como la ornamentación del camarín, y hasta el modo de presentarse el Apóstol, con su argéntea esclavina, se le deben a él; se puede decir que aquello que posee todo ello de ostentoso tiene como especial explicación el querer ser testimonio de la devoción del prelado por el Patrón de las Españas. 27


Monasterio de Bonaval 28 


Hay, por otra parte, un culto que es muy querido por la orden domínica: el dedicado a María. Y también, en este sentido, el arzobispo Monroy dejó en esta basílica patentes sus modos preferidos de visualizarla. En primer lugar, a través de la devoción a la Virgen del Pilar, aquella que se apareció “en carne mortal” a Santiago en Zaragoza y, por lo tanto, referencia imprescindible en la consideración de tal temática desde el ámbito jacobeo. En segundo término, como Virgen de Guadalupe, lo que nos lleva a su Méjico natal, en donde es tan venerada. Fue esta circunstancia la que determinó que en su tiempo fuese una pintura con este tema –hoy en el Museo de la Catedral– la que presidiese la capilla de Sancti Spiritus, en la que hoy puede contemplarse a la Soledad, muy a la vista de quien llega por la puerta de la Azabachería tras haber hecho el Camino. Cuando declinaba ya su vida tras muchos años de enfermedad, Monroy le pediría al Cabildo que le permitiese concluir las obras de la sacristía en construcción, haciéndose cargo de su coste; solicitaba que se colocase, presidiéndola, un altar dedicado a la Virgen del Pilar y también disponer en este lugar su tumba. Lo que había sido iniciado por Domingo de Andrade sería ahora ultimado por Fernando de Casas, que la adorna y dispone ese retablo que incluye el camarín dedicado a este culto mariano, con el Apóstol arrodillado a sus pies. Y también, orante, está en un lateral el bulto que, en una posición elevada, nos muestra a este arzobispo, muerto un 7 de noviembre pero cuyas cenizas fueron trasladadas hasta aquí el 12 de octubre de 1723. Era Año Santo en Compostela y aquel era el día del Pilar, asociándose así para siempre la vida y la muerte de este prelado con la ciudad de Compostela, con su Catedral y con sus cultos. English translation on page 90 29


TAG Heuer se sube a la poderosa ola del surf Con sólo 22 años, Kai Lenny es ya una leyenda del surf. Su espíritu alegre, propio de su edad, y su gusto por los desafíos locos han encontrado reflejo en TAG Heuer, la marca que lo ha convertido en embajador. El nuevo rostro joven de TAG Heuer lo tenía todo para ser grande en el deporte. Su nombre significa “océano” en el idioma propio de Hawái, la isla en la que nació. A la edad en la que sólo unos pocos saben montar en bicicleta, él comenzaba ya a cabalgar las olas: aprendió con 4 años, a los 6 se atrevió con el windsurf y a los 9 con el kitesurf. Asesorado por algunos de los mejores especialistas hawaianos, no ha temido lanzarse a retos locos como desafiar al Oracle, uno de los barcos más rápidos del mundo, ganador de la Copa del América, a una carrera de velocidad en la bahía de San Francisco. No ganó por poco.

TAG Heuer personifica en Kai Lenny su última apuesta, la de los deportes acuáticos. La firma, que cuenta en su catálogo con modelos como el Aquaracer (hermético hasta 300 metros e hiperresistente a los golpes), ha firmado recientemente un acuerdo para cronometrar el Big Wave Tour. Se trata de una de las ligas de surf más exigentes y populares del planeta y agrupa siete desafíos que tienen lugar en varias playas de todo el mundo. El evento más cercano es el Punta Galea Challenge, que se disputa en Getxo (País Vasco), aunque también hay citas con olas monstruosas en Chile, Perú, México o Estados Unidos. En ellas participan grandes nombres de la historia del deporte como Kelly Slater, Gabriel Medina, Stephanie Gilmore, John John Florence o Carissa Moore, un olimpo deportivo al que ya ha accedido Kai Lenny.

Cronometra varios de los eventos más importantes de este deporte e incorpora como embajador al jovencísimo Kai Lenny



TEXTO: MARTIÑO SUÁREZ  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

ORGULLO BURGUÉS EN LA CASA VITURRO

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JOYAS DE LA ARQUITECTURA

L

a Casa Viturro, que toma su nombre de la familia que ordenó su construcción a principios del siglo XX, es uno de los ejemplos más característicos del modernismo coruñés: luminosa, sobria pero plagada de detalles ornamentales, situada en lo que entonces era el ensanche burgués y ahora es el centro de moda. Se trata de una de las grandes obras del gran arquitecto de la época en A Coruña, Julio Galán Carvajal. Conserva toda su gracilidad y su belleza gracias a varias restauraciones recientes, la última de ellas destinada a la instalación en sus bajos de la nueva tienda de Jael Joyería en A Coruña. Galán Carvajal había nacido en Avilés en 1876 y desarrolló buena parte de su carrera en una Coruña en plena expansión comercial. El edificio de la calle Compostela, el Palacio de Justicia en la Plaza de Galicia y la Casa Rey en la Marina son sus diseños cumbre en la ciudad, que abandonó en la década de 1910 para regresar a Asturias como arquitecto provincial y municipal de Oviedo. En A Coruña dejó, además de estas obras tan reconocibles, una normativa para la construcción de edificios minuciosa, que da cuenta de su preocupación por hacer más habitable una ciudad en plena expansión y llena de orgullo burgués. Para la Casa Viturro, situada hoy en la calle Compostela y entonces en una de las carreteras de salida de la ciudad, Galán utilizó técnicas relativamente novedosas, al menos en Galicia, como una estructura metálica a base de vigas de hierro que en su momento causó sensación.

El exterior refleja el ambiente burgués de la época: decoración floral, guirnaldas, forjados geométricos, cariátides y un águila observan a los transeúntes desde el chaflán que ocupa la esquina de un solar al que, no demasiados años antes, llegaba el mar. La edificación es conservadora en su distribución interior. El proyecto mantuvo la tradición de colocar salas y gabinetes profesionales hacia el exterior, mientras que los dormitorios, los comedores y las zonas de servicio se situaron en el interior. Con esta distribución, el portal, una de las partes clave de esta casa, cobra especial importancia como elemento de ventilación en un momento de aspiraciones higienistas. Galán Carvajal diseñó para la Casa Viturro un portal que es una auténtica obra maestra, fantásticamente ejecutada por escayolistas y ebanistas de la época, que emplearon estuco, madera, metal y piedras nobles de diversos tipos para ejecutarlo. En paredes, techos y puertas se enreda una intrincada pero equilibrada red de motivos vegetales, tan de la época, emulando plantas acuáticas. Lámparas de la fundición Wonenburger completan la ornamentación.Se trata de un interior escenográfico, una demostración, desde la misma entrada, del estatus de los habitantes del edificio. Galán perfeccionaría su técnica hasta llegar a su portal más acabado, en la Casa Rey, en la Marina, proyectada un año después. English translation on page 92 33


TEXTO: ELENA GOYANES  FOTOGRAFÍA: ALICIA D. SANISIDRO

HISTORIA DE un mercado de ciudad

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JOYAS DEL PASADO

S

e dice que la Plaza de Abastos de Santiago es el segundo lugar más visitado de la ciudad tras la Catedral, aunque seguramente podríamos afirmar lo mismo de la Rúa do Vilar, o de la estatua de Las Marías en la Alameda. Pero sí es destino ineludible para muchos forasteros que callejean por el casco antiguo, que la buscan animados por los blogs y las guías turísticas para comprobar si, efectivamente, es uno de los pocos mercados de ciudad que siguen siendo mercados a la vieja usanza, es decir, repletos de productos frescos, de praceiras y de gente de barrio que acude diariamente a regatear su compra. Y la verdad es que entrar en el Mercado es recibir un gran chorro de olores, sabores y colores en un entorno muy semejante al de las tradicionales ferias dominicales. Las naves las ocupan los vendedores fijos, que desde allí distribuyen productos del mar, las ganaderías y la huerta, o de pequeñas envasadoras y empresas de embutidos. Por su parte en el exterior veremos una

amalgama de quioscos y puestos de flores, quesos y toda clase de utensilios; e hileras de paisanas del rural que se acercan a vender las hortalizas de sus huertas, que ofrecen a gritos en competencia con sus vecinas. A primera hora el grueso del público suele estar formado por los cocineros de restaurantes y bares de tapas, que siguen buscando en la Plaza el producto que luego ofrecerán elaborado a sus clientes. La mayoría van solo por el placer de elegir, ya que la práctica totalidad de los puestos cuentan con servicio de entrega a domicilio, propio o de la cooperativa que gestiona el Mercado. Hacia media mañana hacen acto de presencia las señoras –o sus asistentas–, y las vecinas que se llevan cansinamente la compra en carritos con ruedas. Y los sábados a última hora llegan los más espabilados, los que saben que ahí es cuando baja el precio del pescado y marisco frescos, que se saldan porque no se podrían volver a poner a la venta hasta el siguiente lunes.

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Entre tanto trajín a los comerciantes de la plaza apenas les queda tiempo para pararse con los forasteros. Los turistas pasean con sus cámaras preguntando por pescados para ellos desconocidos. En los foros de peregrinos hace ya tiempo que se ha corrido la voz y los recién llegados acuden allí a comprar sus recuerdos gastronómicos. Incluso a los congresistas se les indica el Mercado como visita obligada. Todos disfrutan sorprendidos por la gran variedad de productos frescos que se exponen y el ambiente rural que se respira. Observando su estructura y, sobre todo, las construcciones del entorno, el edificio actual del mercado parece mucho más antiguo de lo que es.

En realidad fue inaugurado en 1941 después de tres años de obras y en sustitución de uno anterior del s.XIX, en concepto muy parecido al actual. Estaba también organizado en varias naves, conformando calles que confluían en una pequeña plaza, en la que se incorporó una gran fuente circular ahora instalada en la Alameda. El viejo mercado contaba con unos 400 puestos, sumando los interiores y exteriores, a los que se añadían media docena de almacenes. La construcción de aquel mercado fue una de las intervenciones urbanísticas más importantes de la Compostela del último cuarto del s.XIX, ya que supuso la remodelación de toda la zona incluida entre la Pescadería y Virxe da Cerca, antes conocida como Picho da Cerca; y la centralización por primera vez de los mercados en la ciudad. Pero si el mercado viejo está grabado en la memoria histórica de los compostelanos, no sucede lo mismo con el palacio bajomedieval que se derribó para 36

construirlo. Si los nobles de la casa de Altamira levantasen hoy la cabeza seguramente no reaccionarían demasiado bien, al ver que su residencia compostelana ha acabado por desaparecer en un entorno urbano bien desconocido para ellos. Porque allí estaba el palacio de los Condes de Altamira, del que solo quedan vagos recuerdos como la denominación de una de las calles del entorno, la Rúa de Altamira; o también de la Rúa das Trompas, por la que salían con estruendo los nobles a sus cacerías por los alrededores, haciendo sonar fuertemente las trompas. El palacio ocupaba unos cinco mil metros cuadrados. Se conservan dos descripciones del conjunto y algunos

planos, trazados por dos arquitectos que en distintos momentos de la historia realizaron estudios de la casona, sus huertas y sus muros. En el primer caso, en 1776, se analizó por encargo de los herederos, que ya habían abandonado sus posesiones en la ciudad, para evaluar su restauración. No se llegó a rehabilitar, posiblemente porque sus paredes, de sillería, mampostería y barro, estaban ya muy deterioradas. Un siglo después, en 1860, se vuelve a describir para ser tasado y comprado por el Concejo para su derribo y posterior construcción en el solar del nuevo mercado de la ciudad. Tras muchas idas y venidas por el precio, la compra que supuso su desaparición se cierra en 1870. El esquema que reproducimos nos da una idea de su gran envergadura, la que correspondía a una de las familias más poderosas de la ciudad. Su frente se alineaba con la Iglesia de San Fiz y los muros traseros daban al Picho da Cerca, donde bajo unos cobertizos ya se celebraba un pequeño mercado.



TEXTO: S. FRAGA  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

Arte a un paso de Platerías U

na antigua casa santiaguesa que se transforma en hotel y, a la vez, en galería de arte contemporáneo: el Rúa Villar, situado en la más compostelana de las calles, conjuga en su interior la historia de la ciudad con una colección pictórica de primer orden. Y todo ello a menos de cien metros de la Catedral. La directora del establecimiento, Sara Santos, habla de las vicisitudes que el proyecto tuvo que atravesar hasta que el hotel abrió, en 2004: “Se conservó todo lo que se pudo de la obra original: las vigas, columnas de metal, antiguos elementos de las cocinas o de la lareira…”. La restauración duró varios años, como era de esperar en una zona con tanta historia como esta. El número 10 de la Rúa do Vilar forma parte de esa arteria de soportales en los que se han criado generaciones y generaciones de compostelanos, jugando a cubierto de la lluvia y del sol veraniego. En concreto, este edificio data de 1838 y antes de pasar a manos de sus actuales propietarios y promotores del hotel perteneció a la familia Rivero de Aguilar, poseedora de numerosos inmuebles históricos en la ciudad y en localidades de los alrededores. Estuvo dividido en pisos y en su parte baja albergó varios negocios. Hace unos años el hotel los integró y ahora son un restaurante-cafetería muy popular entre los paseantes. No en vano, justo enfrente de la puerta del hotel se sitúa la Oficina del Peregrino, al menos hasta que se abra una nueva sede en la rúa Carretas. Con decoración hogareña y una estudiada iluminación natural (el lucernario central es otro de esos elementos arquitectónicos que sorprenden dentro de las sobrias casas compostelanas), lo que deja boquiabiertos a muchos visitantes es la impresionante colección de cuadros de pintores contemporáneos, gallegos y del resto de España. De las paredes del establecimiento cuelgan litografías originales de Miró y Tàpies, varios

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JOYAS DE LA ARQUITECTURA

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laxeiros de trazo firme; una pelea de gallos de Manuel Viola; obras de Camilo Otero, amigo de la casa, entre ellas un Peregrino muy adecuado dada la situación del edificio; y la debilidad de Santos, una Amapola de José María Sicilia, que da personalidad característica y mucho colorido a la cafetería de la planta baja.

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No son las únicas joyas del arte que posee este establecimiento familiar. En las paredes del Hotel Rúa Villar han colgado cuadros de Barceló, Julio Romero de Torres y Sorolla, pero por motivos de conservación se han retirado, siquiera temporalmente. “Es el fruto de 23 años de coleccionismo”, explica la directora.


Cada vez que vienes la conviertes en tu propia casa

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TEXTO: ELENA GOYANES


PEREGRINOS ILUSTRES

BONA DE PISA, PATRONA DE LOS PEREGRINOS A

pesar de los grandes peligros que entrañaba, las crónicas de la Edad Media nos hablan de la peregrinación a Compostela de numerosas mujeres, muchas de ellas a caballo y acompañadas por generosos séquitos pero a veces también a pie y en solitario, en cumplimiento de algún tipo de promesa o penitencia. Solo una de ellas, Bona de Pisa, llegó a peregrinar hasta nueve veces a Santiago. El reconocimiento de su piedad y devoción hizo que Juan XXIII la canonizase en 1962. Su bondad, pero sobre todo sus gestas en el Camino, la convirtieron en patrona de las azafatas de vuelo, los viajeros, guías turísticos, mensajeros y, cómo no, de los esforzados peregrinos jacobeos. Su historia se inicia en la Toscana italiana de mediados del s.XII. Bona nacía en 1156 y tan solo con 10 años se comprometió ya con la orden de las agustinas, convencida tras haber tenido visiones sobrenaturales desde muy pequeña. Sin embargo su vida iba a estar muy lejos de transcurrir entre las frías paredes de un convento de la montaña italiana. A los 14 años se lanzó ya a su primera peregrinación a Tierra Santa tras los pasos de su padre, que había partido a luchar en las cruzadas, en un viaje impensable para una niña de su edad. Los peores temores se confirmaron y a su regreso fue capturada y esclavizada por piratas musulmanes que la mantuvieron cinco años en cautividad, hasta que fue comprada por unos comerciantes que la liberaron y permitieron regresar nuevamente a Italia. Pero la nefasta experiencia de su primera partida no frenó ni sus creencias ni sus ansias viajeras. Poco después de su liberación salió nuevamente hacia

Roma y oyó hablar de Santiago, decidiendo seguir el ejemplo de tantos y tantos peregrinos que, desde toda Europa, se dirigían a Compostela atraídos por los milagros del Apóstol. Estamos en la época dorada de las peregrinaciones jacobeas y Bona haría de los viajes su modo de vida, siempre con un sentido religioso. Cruzaría el continente y la península por las sendas jacobeas hasta ocho veces más, sirviendo de guía a otros peregrinos, a quienes acompañaba, atendía, mostraba el camino y animaba hasta llegar a Compostela. Su último viaje fue también a Santiago. Regresó a Pisa ya muy enferma, donde fallecería recién estrenado el s.XIII, en 1207. Sus restos descansan en la Iglesia de San Martino de su ciudad natal, donde se la venera como patrona. Santa Bona se celebra el día 29 de mayo. Se la conoce como la virgen viajera y, en justicia, no creemos que haya habido mujer más andariega en su tiempo. Es fácil imaginársela transitando en libertad a pesar de los muchos riesgos y peligros de los caminos. Seguramente es una de las pocas féminas de su época que realmente tuvo poder sobre su propia vida, muy lejos de las limitaciones religiosas y obligaciones domésticas, familiares y sociales que se veía obligada a asumir la mujer medieval. Los caminos la embelesaron a pesar de su dureza, y a pesar de haber visto con sus propios ojos cómo muchos sucumbían a la enfermedad y los ataques de alimañas, o víctimas de robos y violencia, tan frecuentes en aquellas sendas. Bona caminó hasta el final. Se dice que su último viaje lo realizó ya muy enferma y que al regresar a Pisa ya sabía que no podría volver a Compostela. 43


TEXTO: Elvira Fernández Piñeiro  HISTORIADORA DEL ARTE

Café y baile en la vieja Compostela

C

uando el arquitecto Antonio Palacios (O Porriño, 1872-Madrid, 1945) recibe el encargo por parte de una asociación de empresarios, la Sociedad de Recreo Artístico e Industrial de Santiago, de construir un pabellón dedicado a restaurante, café y salón de baile, llevaría a cabo una obra atípica en toda su producción. En aquel momento se imponía en Europa un nuevo estilo arquitectónico, introducido por el art nouveau de Héctor Guimard en París o Víctor Horta en Bruselas, al que el joven arquitecto gallego no se mostró indiferente, aunque basándose en el movimiento de la Sezession vienesa capitaneado por Otto Wagner. En España, Gaudí realizaba por aquel entonces en Barcelona obras maestras como la casa Batlló y la Pedrera. Siguiendo pautas de este movimiento internacional y renovador realizó Antonio Palacios su proyecto de Pabellón a finales de 1908, construyéndose unos meses más tarde, ya en 1909, con Manuel Pereiro Caeiro como maestro de obras, en el marco de la inminente celebración de la Exposición Regional Gallega. En un primer momento, debido a que era una construcción de una sociedad privada instalada en terrenos públicos, no contó con el apoyo institucional, así como tampoco de la Iglesia compostelana, contraria a los fines lúdicos del edificio, pero la Exposición Regional le dio el impulso definitivo al quedar englobado en ella, formando parte de su imagen como Pabellón de Recreo Artístico e Industrial.

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FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ Y SILVIA MENO

JOYAS DE LA ARQUITECTURA

Ejemplo de la expectación que suscitó la Exposición Regional de 1909 fue la cantidad de visitantes que tuvo hasta su clausura, y que rondó las 53.000 personas, doblando el número de habitantes de la ciudad. La superficie ocupada fue de 30.000 metros cuadrados y abarcaba gran parte del actual Campus Sur y el colegio de San Clemente. Desde el punto de vista urbanístico, esta celebración supuso la ampliación de la ciudad hacia el sur. En este espacio queda englobada esta creación de la primera etapa de Antonio Palacios, en la que el arquitecto realiza una obra totalmente opuesta a su producción posterior. En el edificio compostelano no hay ni rastro de la monumentalidad, ni las típicas referencias al historicismo que caracterizarán al maestro porriñés, y el material pierde toda su textura y presencia bajo el revestimiento que aplica a los paramentos. El edificio se conforma con planta rectangular, con remates semicirculares en su planta baja, que crean dos terrazas en el piso principal del pabellón. Su interior se abre al ambiente natural circundante a través de un gran vano abocinado, resaltado en el arco superior por una figuración de siete ángeles que portan una guirnalda, y que conecta con una terraza frontal y la escalinata. El proyecto, con las marquesinas en hierro y vidrio sobre las terrazas laterales, y la abundancia de decoración que incluía unos enfáticos floreros pétreos –ya desaparecidos– se identifica con el art nouveau, aunque el concepto general se aproxima al eclecticismo de la Sezession. English translation on page 92 45


Jael Joyería destina el 20% de las ventas a la Fundación Andrea de Apoyo a los Niños con Enfermedades de Larga Duración, Crónicas o Terminales

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TEXTO: F. COUSO  FOTOGRAFÍA: Beatriz Díaz

JOYAS EN LA MESA

Alborada, alma atlántica

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habla maravillas. “Nos pasamos dieciséis horas al día juntos y tenemos que llevarnos bien”, bromea.

Aunque es amante de las propuestas sobrias, está claro que Domínguez ha venido a esto de la cocina para divertirse, lo mismo que su joven equipo, del que

Domínguez llegó a este restaurante, en pleno Paseo Marítimo de A Coruña, hace algo más de un año, después de una larga temporada como primero de a bordo de Marcelo Tejedor en Casa Marcelo (Santiago de Compostela) y un paso más breve por el Loxe Mareiro (Vilagarcía) y el Retiro da Costiña (Santa Comba). Al frente del Alborada se encarga también de la dirección gastronómica de los otros negocios del grupo, entre los que se encuentra un catering.

o se crean que para tomar las imágenes que acompañan a este reportaje ha hecho falta coger el coche o caminar muy lejos. Las fotografías se realizaron justo al otro lado de la calle que separa el restaurante Alborada de la bahía de A Coruña. Para el chef Iván Domínguez, defensor acérrimo de lo que denomina “cocina atlántica”, tener la despensa a la vista es un privilegio que pocas veces se da.

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Vieira a la sal Con ‘ramallo’ de mar y otras algas de la zona.

SALMONETE ASADO Desespinado, con remolacha y tirabeques.

Mientras monta los platos en la misma piedra granítica sobre la que se asienta A Coruña, Domínguez cuenta que buena parte de los ingredientes que se usan en la cocina vienen de esta misma bahía: “Es un lujazo”, dice. El menú que propone comienza pegado al mar con una vieira a la sal hidratada con ramallo de mar, una hierba marina muy gallega que compensa el dulzor del bivalvo. Se acompaña de rábanos marinos y otras algas que se producen “justo ahí enfrente”, sonríe Domínguez apuntando a la costa de Oleiros y Sada. Después prepara un salmonete asado y desespinado con una crema de remolacha especiada y tirabeques, 48

pintando sobre las piedras como un Pollock muerto de la risa. “Es que yo me lo paso muy bien haciendo mi trabajo”, explica, para después comentar los pormenores del plato, divertido, expansivo “todo lo contrario a lo que hacemos habitualmente”. Desde siempre, su cocina destaca por un comedimiento y por presentaciones limpias y minimalistas. Sobre el musgo monta una receta a base de rabillo de ternera y pimientos asados. “Hay que poner en valor algunas carnes que muchas veces olvidamos porque los cocineros, a este nivel, estamos obsesionados con el solomillo y ese tipo de piezas más nobles”, explica. El


RABILLO DE TERNERA Con pimientos asados.

‘Comtessa’ de mousse de patata Acompañada de galleta de cascarilla.

rabillo es una parte de la cadera que “madurado tiene un sabor espectacular, maravilloso”. Para finalizar, un guiño a A Coruña, la ciudad en que nació en 1979 y a la que regresó después de muchos años en otras partes de Galicia: un postre a base de crema de patatas y trufa y galleta de cascarilla, la monda del cacao por la que son denominados los coruñeses, todo ello montado a modo de tarta comtessa. “Me costó volver después de tanto tiempo, pero estoy muy contento”, explica Domínguez sobre las piedras de la ribera, que ha convertido en un museo gastronómico efímero. Al menos hasta que suba la marea. 49



TEXTO: JUAN A. CARIDAD GRAÑA  ARQUITECTO PhD

JOYAS DE LA ARQUITECTURA

casa rey: mar, viento e historia E

n 1901 un joven arquitecto asturiano de veintiséis años, titulado el año anterior en la escuela de la especialidad de Madrid, arriba a A Coruña después de un primer destino profesional de seis meses de duración en Trujillo. Julio Galán y González Carvajal (Avilés, 1875-Oviedo, 1936) ha ganado la plaza de arquitecto provincial y se encuentra con una Coruña que inicia el siglo confiada en sí misma. La ciudad liberal que nunca admitió otro señor que el rey despertaba al siglo XX. El joven arquitecto halla pues una ciudad en crecimiento, culturalmente en ebullición, en la que la burguesía industrial y comercial, de talante liberal e ideas avanzadas, ansía una urbe cosmopolita y bella según las tendencias europeas. Se encuentra en definitiva con excelentes perspectivas profesionales. La burguesía coruñesa se mostraba abierta a lenguajes arquitectónicos que representasen su nuevo estatus social emergente. Julio Galán será capaz de entender y catalizar esta demanda e introducirá en la ciudad un lenguaje de vanguardia que representaba el carácter de la época: el modernismo. Nuevos materiales, el hierro en la estructura, la cerámica vidriada en la decoración; nuevos modos de trabajarlos, formas curvilíneas que en los mejores ejemplos no son sólo decoración sino que configuran el espacio arquitectónico; integración de los motivos ornamentales y gusto por las formas vegetales y orgánicas conjugadas con otras geométricas. Todos estos rasgos definen las características formales del movimiento. El modernismo valiente y europeo que Julio Galán introdujo decididamente en la arquitectura de la ciudad y que ésta asumió como lenguaje propio recogía las influencias del art nouveau francés y belga, de la Escuela de Glasgow o de la Sezession vienesa.

Nuestro joven e inquieto arquitecto realizará su mejor proyecto coruñés en 1911, en un lugar privilegiado de la ciudad en la confluencia del mar, el viento y la historia urbana. La casa Rey representa la materialización inteligente del espíritu de la época y la ciudad. La localización de la casa Rey era absolutamente singular. Al arquitecto se le presenta una parcela en esquina, que era medianera hacia el oeste y daba frente por su aire sur al lugar conocido como de Puerta Real, sobre las aguas de la Dársena. En su aire este debía resolver el acceso a la plaza de Alesón (actual de María Pita). Finalmente su frente norte se encontraba en la propia plaza mayor coruñesa. La parcela a ocupar suponía, pues, el remate del alzado más emblemático de la Ciudad de Cristal por el este, el de las galerías de la Marina, que Julio Galán encuentra ya casi completamente ejecutado. Al norte, sin embargo, es la ordenanza de la plaza mayor, severa, pautada y porticada, la que define con rigor clásico los alzados del proyecto que se debe ejecutar. Podemos suponer que Luis Antonio Rey, el propietario, quería un edificio que aprovechase la planta baja a la Marina (actual Montoto), como el resto de los inmuebles vecinos, para uso comercial vinculado al frente portuario. Eran necesarios huecos amplios que, cumpliendo la ordenanza, permitiesen el trasiego de personas, coloniales y pertrechos para los barcos abarloados en el malecón adyacente. El resto de las cinco plantas del nuevo edificio se habrían de destinar a uso residencial. El acceso a las viviendas se llevaría a cabo por la nueva plaza. El señor Rey, como buen coruñés de su tiempo, pretendería un edificio que lo representase a él y a su familia en una localización próxima al lugar ocupado en la Edad Media y la Edad Moderna por el poder de A Coruña: la Ciudad Alta. 51


FOTOGRAFÍA: Beatriz Díaz

La piel del edificio se transformó en vidrio. El arquitecto reinterpretó la galería convirtiéndola en protagonista formal y funcional de la composición. La galería es esencia del proyecto que se vuelve marino, luminoso y coruñés. Abarca toda la planta y condiciona y subordina la composición de las fachadas.

Julio Galán plantea un edificio concebido como una auténtica caja de cristal escondida tras su fachada a la plaza de María Pita. El proyecto constaba de bajo, cinco plantas y ático, con una vivienda por planta. La disposición de las distintas piezas en cada uno de los niveles se ajustaba al diseño de la vivienda burguesa, y que el arquitecto había depurado en su trabajo previo en el Ensanche. El programa de cada vivienda se componía de seis dormitorios, sala, gabinete, despacho, comedor, cocina, baño y despensa. Una escalera de doble tramo central, diseñada en perpendicular al muro medianero, y el recurrente patio higienista eran los elementos que articulaban la sección del edificio, alrededor de los cuales se distribuyeron las piezas de servicio. La cocina, próxima al patio para recibir luz y ventilación, y la despensa completaron los elementos servidores sobre la medianería, junto a dos pequeños dormitorios ubicados a modo de remate de la edificación en las esquinas. El pasillo distribuía el acceso al resto de las estancias, todas ellas exteriores. En los testeros el arquitecto situó las piezas más públicas y de mayor importancia para la familia: en el testero sur, hacia la Marina, el comedor; hacia el norte la sala y el gabinete, volcados a la plaza. Sobre la calle María Barbeito en el plano dibujó cuatro de los dormitorios y el baño. 52

En las fachadas, bajo las galerías, balcones, motivos modernistas y tradicionales que nuestro arquitecto había utilizado hasta entonces, aparecen en síntesis madura. Materiales como la cerámica vidriada o el hierro, protagonista como elemento decorativo y estructural, sirven como soporte a cariátides, flores, guirnaldas, círculos y otros ornatos. Las rejerías o el trabajo de orfebre con el que se llevan adelante los detalles de madera de la cornisa, a modo de tiara, hablan del cuidado del proyecto y la obra. Pero estos elementos no son utilizados como meras impostas que se adhieran al edificio. Forman parte de su esencia compositiva, contribuyendo a la armonía entre el todo y las partes, pautando o acentuando el espacio… jugando con la luz. El portal de la casa Rey, elemento representativo en la vivienda burguesa, resumía las preocupaciones de su autor, las preocupaciones mismas de una ciudad y una época. Se busca la transparencia, la claridad. El espacio, de adecuada proporción, se cualifica de lo público a lo privado, desde la puerta de hierro y vidrio hasta la portada que separa al visitante de la escalera privada. Esta portada dibuja un gran círculo ideal mediante estructura portante de madera y entrepaños ejecutados a modo de vidrieras, con motivos geométricos y vegetales. El tratamiento de la madera se lleva a la formación de artesonados en el techo de trazado geométrico. El hierro que configura la estructura del edificio se hace luminaria en el arranque de la escalera, a modo de pavos reales que vigilan el edificio y a sus habitantes. Mármoles de geometrías diversas configuran solados y arrimaderos: el material como protagonista. Hizo bien aquel arquitecto asturiano y coruñés en volver a su tierra de origen en 1911. El trabajo quedaba hecho. La casa Rey, como piedra preciosa engastada en metal noble, ya no era suya: era de la ciudad. English translation on page 93


JAEL JOYERÍA A CORUÑA


E

n pleno centro modernista coruñés, Jael Joyería ha abierto una nueva tienda que concentra en 200 metros cuadrados las firmas más exclusivas. En un entorno tan emblemático, la empresa ha dispuesto un espacio luminoso, sobrio y elegante, acorde con la filosofía de la casa. En el establecimiento pueden encontrarse firmas como Rolex, Tudor, TAG Heuer, Bulgari, Montblanc, Longines, Chimento, Hamilton, Certina o Frederique Constant.


Fiel a su trayectoria, Jael Joyería ofrece un trato personal y especializado, asistencia técnica profesional y servicios de gemología e importación de diamantes. La apertura de este establecimiento supone un reto y una satisfacción para la empresa que dirigen José María Fernández y Tachi Fernández. Es un paso más en el crecimiento que experimenta Jael, que desde finales del pasado año acoge en el interior de la tienda de Santiago un Espacio Rolex.




TEXTO: MARTIÑO SUÁREZ  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

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JOYAS DEL PASADO

Galicia en fiestas, Galicia en carteles E

l cartelismo fue una de las primeras fórmulas de democratización del arte. Publicidad, propaganda de bailes y actos sociales y anuncios de fiestas acercaron a la población de hace un siglo las obras de pintores como Lloréns, Castelao o Díaz Baliño. Vistos desde ahora, estos trabajos muestran cómo se veían a sí mismas las ciudades gallegas en un momento de gran expansión demográfica urbana. El episodio clave del cambio de estilo y de importancia en la cartelería de fiestas se produjo con la introducción de la litografía, “que permitía creaciones en color y en grandes planchas”, explica María Luisa Sobrino Manzanares, catedrática de Historia del Arte en la Universidad de Santiago. Hasta el momento, las fiestas se anunciaban en afiches semejantes a bandos, de texto plano, en los que se enumeraban programas de actos como las corridas de toros que acogió el Obradoiro hasta recién comenzado el siglo XIX. Anuncios de misas y procesiones también se encuentran en la prehistoria de esta forma de arte popular. Desde el instante en que se generalizó la litografía, las creaciones fueron evolucionando desde la abigarrada colección de dibujos alusivos a las atracciones festivas a una sola imagen central, sólida, obra habitualmente de un artista de peso. Estos ilustradores debían en muchos casos pasar por un concurso para ilustrar cartel y programa, adaptándose en cada ciudad a la visión que ésta, o sus dirigentes de cada época, querían aportar o ratificar. “Es curioso ver cómo en los carteles Santiago se abraza a su imagen tradicional y religiosa, mientras que Vigo es la urbe de la modernidad y A Coruña se ve reflejada en otras ciudades turísticas”, afirma Sobrino, una especialista que siempre se ha movido “en los márgenes de lo que se considera artístico”, comenta con orgullo. La cartelería y la publicidad, las 59


viñetas y hasta el diseño de latas de conserva, casi en la prehistoria industrial de Galicia, han entrado dentro del radar de esta historiadora. Su canónico estudio O cartelismo en Galicia (Ediciós do Castro, 1993) es una puerta a un pasado en el que la intervención del artista en este tipo de creaciones era total. En la producción compostelana destaca sobre todas la serie de carteles realizada por Camilo Díaz Baliño (1889-1936), padre de Isaac Díaz Pardo y artista polifacético. Explica María Luisa Sobrino en su libro que en los años 20 Díaz se ganaba la vida pintando decorados y anuncios para comercios en su taller del número 24 de la rúa das Hortas. Más o menos en esa época comienza a producir carteles festivos

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que aún hoy son icónicos: los motivos religiosos y medievales de los últimos años veinte van dando paso a músicos, fuegos artificiales o vías lácteas, siempre sobre la silueta recortada de la Catedral. Díaz Baliño, asesinado en agosto de 1936, sólo falló una vez a las fiestas patronales en todo un decenio. Su sustituto fue nada menos que Carlos Maside, que dejó para la historia un hermoso y muy moderno cartel en apenas tres colores en el que una multitud admira, extasiada, un globo de papel elevándose hacia el cielo.

medio de un bosque, son cada vez más comunes las representaciones de la ciudad como destino turístico. “En aquella época A Coruña quería que se le viese como San Sebastián”, apunta Sobrino, evocando los anuncios, bien conocidos, en los que la ciudad vasca se sitúa como referente para las vacaciones de las clases pudientes de la capital. Las actividades de ocio marino, los paisajes o playa, incluso con alguna escena de coqueteo sorprendente para la épóca, son protagonistas de muchos de estos carteles festivos.

Si Santiago se proyectaba como lugar de peregrinación y tradición, A Coruña quería reflejarse en el mar. Aunque algunos de sus carteles aún recogen la clásica imagen del gaiteiro tocando muiñeiras en

En ocasiones los promotores optan por la temática mitológica. Un dibujante, Rafael Barros, es el responsable de muchas de estas representaciones de la próspera Marineda modernista.

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Una de las imágenes más hermosas de A Coruña fue, curiosamente, descartada en un concurso de ideas. Se trata de una serie realizada por el propio Díaz Baliño, claramente inspirada en el arte japonés, en cuyas láminas se aprecian barcas luchando contra olas espirales, con la ciudad o una colorida Torre de Hércules vigilando la escena desde lo alto. Ahondando en esta idea, la otra gran ciudad de Galicia, Vigo, intentaba proyectar una imagen moderna e industriosa (marineros, aeroplanos, máquinas) que concuerda con la visión que mucha gente tiene hoy de ella. Hasta entrado el siglo XX eran las imprentas locales las encargadas de llevar a cabo estos trabajos. Con la generalización de la litografía se hizo necesaria la industrialización de estos procesos. Una empresa coruñesa, la no hace tanto desaparecida Imprenta Litográfica Roel, fue la encargada de gran parte de las reproducciones. La técnica permitía gran libertad al artista, que habitualmente podía aplicar las medidas que mejor se ajustasen a la creatividad, un lujo del que ahora bien pocos disponen. Las nuevas técnicas y gustos artísticos han acabado por desplazar la implicación de los grandes artistas en estas creaciones. English translation on page 91

UNA OBRA DE REFERENCIA Desde su edición en 1993 O cartelismo en Galicia es la obra de referencia para esta disciplina de arte tan próxima a la gente. Su autora, María Luisa Sobrino Manzanares, es catedrática de Historia del Arte en la Universidad de Santiago y ha estudiado como nadie el arte contemporáneo en Galicia, desde los grandes nombres (ha escrito libros sobre Asorey o Seoane) a los fenómenos más cercanos a los márgenes, como el cómic o el diseño gráfico.

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FOTOGRAFÍA: SILVIA MENO

JOYAS EN LA MESA

Pizza por tradición D

ice el clásico que no hay nada como lo hecho en casa, y es verdad. Mamá Chicó ofrece en sus restaurantes en A Coruña (Picavía, 5) y Arteixo (Balneario, 10) pizza, pasta y postres pensados, cocinados y presentados de principio a fin en cada local. Entre sus especialidades más apreciadas se encuentran estas originales pizzas, una de setas y foie y la otra de calabacín y berenjena en las que se aprecia la sabiduría de una familia con 30 años de experiencia en la elaboración de pan de excelente calidad y productos derivados de la harina. 63


MONTBLANC Y VASCO DA GAMA UNEN LOS HEMISFERIOS El 8 de julio de 1497, en plena época de los descubrimientos, Vasco da Gama partió de Lisboa al mando de cuatro navíos que, vistos desde la perspectiva de hoy, eran poco más que cáscaras de nuez flotando sobre el océano. Al mando del São Gabriel, el marino pretendía llegar a la India bordeando el sur de África, en el caso de que tal cosa fuese posible. Ciento sesenta hombres habrían de luchar durante cinco meses para doblar el cabo de Buena Esperanza y superar tormentas, motines e incertidumbres para ser los primeros europeos en llegar a la India por vía marítima y abrir así una de las rutas comerciales más importantes de la historia. Aunque la tecnología de la época era precaria, Vasco da Gama contaba con una gran ventaja: su preciso conocimiento del firmamento y de las matemáticas, fundamental para la navegación marítima. El viaje sirvió para comunicar dos hemisferios por primera vez. Medio milenio después, Montblanc homenajea a aquellos marinos portugueses que, con más valor que medios, cambiaron la visión que se tenía del mundo. El Villeret Tourbillon Cylindrique Geosphères Vasco da Gama es un reloj único desde su primera visión, la de una esfera de oro que muestra los dos hemisferios de una forma que nunca llegó a conocer el explorador luso. En una caja de oro de 47 milímetros, los artesanos de la manufactura de Villeret han conseguido ensamblar con meticulosidad nada menos que 281 componentes, entre ellos un tourbillon de cuerda manual capaz de mostrar una triple zona horaria, indicada por una rosa de los vientos que es casi una escultura en miniatura realizada artesanalmente. Entre las particularidades de este reloj están las imágenes del globo terráqueo que muestran las 24 zonas horarias de los hemisferios norte y sur, reflejando el paso de días y noches, en tiempo real, sobre los continentes dibujados: un espectáculo al alcance de la mano.

El Tourbillon Cylindrique Geosphères homenajea a los grandes descubridores portugueses



TEXTO: J. POMBO  FOTOGRAFÍA: Beatriz Díaz

Casa Ríos, templo de la tradición

C

asa Ríos es uno de esos templos poco conocidos de la cocina tradicional. Tras una pequeña barra, unos cuantos barriles de tinto y el sonido de conversaciones y partidas de tute se encuentra un modesto comedor en el que se pueden probar recetas de esas clásicas e infalibles. Lo dicen los miles de comensales que han pasado por aquí en los últimos cincuenta años, y no sólo ellos: varios chefs de renombre han encontrado en la cocina que ahora regenta Eva María Liñares una referencia de la herencia culinaria gallega, la de toda la vida. Era el caso del desaparecido Santi Santamaría, que tenía en enorme estima a la casa. “Un comentario suyo publicado en un suplemento semanal en 1996 nos ayudó muchísimo”, explica José Ríos, 66

María es la responsable de una carta que incluye favoritos locales como los entremeses caseros, las almejas a la plancha, un rodaballo que parece haber llegado nadando desde la lonja de A Coruña y, por supuesto, un cabrito al horno difícilmente superable. En temporada es posible disfrutar de recetas de caza, en otoño se cocinan contundentes cocidos y también son muy apreciados los arroces con bogavante. Cada jornada se ofrece un menú del día que muchos vienen a catar desde varios kilómetros a la redonda. gerente del negocio. “Comiendo en Casa Ríos he entendido mejor la cocina gallega que en 25 años de recorrer las mejores marisquerías de las grandes ciudades”, escribía por entonces Santamaría. “Una bellísima persona”, recuerda Ríos. El restaurante está situado en Xesteda (Cerceda), en el centro de un rombo de carreteras cuyos vértices serían A Coruña, Ordes, Santiago y Carballo. Lo abrió su padre Jesús en 1968, recién regresado, como tantos, de la emigración suiza. “Era un bar con ultramarinos y peluquería”, se ríe José. Su madre, Jesusa Pereiro, empezó a dar comidas, “truchas de río, embutido casero”, y la fama fue extendiéndose por la comarca. En la actualidad Jesusa sigue al pie del cañón, aunque su nuera Eva

Los platos se complementan con verduras cultivadas justo a espaldas del restaurante por la propia Eva María. Y la saga continúa: su hija, Eva Ríos Liñares, lleva echando una mano en los fogones desde que tenía cuatro años. “Sólo empleamos materia prima de una calidad espectacular”, dice José Ríos, rotundo, “es nuestra única línea de negocio”. Casi medio siglo de trabajo “esclavo pero muy gratificante” ha servido para que el comedor de Casa Ríos sea para muchos casi como el de su casa: “Contamos con una clientela fija a la que tenemos que agradecer lo que somos. Hay familias que vienen aquí casi todos los domingos y algunos días las mesas se acaban juntando a la hora del café, como si fuese una fiesta patronal”.


JOYAS EN LA MESA

EMBUTIDO CASERO

ALMEJAS A LA PLANCHA

Un clásico desde hace medio siglo.

Quizá el plato más demandado.

RODABALLO AL HORNO Procedente de las lonjas de los alrededores.

CABRITO AL HORNO Presentado en característicos recipientes de metal.

FILLOAS El postre tradicional de Galicia. 67


FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

Un emblema de la apertura al mar

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JOYAS URBANAS

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ituado en el arranque de la coruñesa avenida Pedro Barrié de la Maza, el de los Surfistas es un monumento atípico convertido en centro neurálgico atípico. No está en una plaza, sino que se alza al lado del océano, sobre la playa del Orzán; el agua, más que surgir de caños como en una fuente tradicional, brota bajo las tablas de dos esculturas montadas en tabla de surf que parecen flotar sobre el estanque, recortadas contra el cielo, como lo hacen sus parientes humanos unos metros más abajo sobre las olas del Atlántico. El conjunto es obra del escultor dubrés José Castiñeiras Iglesias, alumno de Francisco Asorey y encargado de otras obras públicas en la ciudad. El lugar es desde su inauguración, en los años noventa, punto de encuentro para los cientos de personas que disfrutan cada día del paseo marítimo coruñés. La fuente trae a tierra a unas criaturas de vocación marítima y por ello es todo un emblema de la apertura de la ciudad de A Coruña al mar. 69


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AÑOS DE UN CLÁSICO DEL DISEÑO CONTEMPORÁNEO

Aunque su experiencia como relojera se remonta a los años 20 del pasado siglo, no fue hasta 1975 que Bulgari se estableció con fuerza en el sector. Lo hizo con un lanzamiento icónico, el del Bulgari Roma, cuya clásica corona grabada con el logo de la marca es un hito que cumple cuarenta años. Bulgari irrumpió en el sector de los relojes sin complejo ninguno. Lo hizo combinando su gusto por la arquitectura de la antigua Roma y por el

1975 Primeros Bulgari Roma con mecanismos de cuarzo y mecánico

clasicismo más atemporal con la tecnología del momento. En los años setenta el sector se hallaba a merced de la tormenta que supuso la llamada Revolución del Cuarzo, que se produjo con la introducción de este material en la fabricación de piezas y, por consiguiente, en el abaratamiento de algunos productos. La firma italiana mezcló esta tecnología con modelos de caja de oro. La apuesta se hizo con todas las consecuencias, grabando con descaro el nombre de la marca en el bisel.

1977 El Timepiece aporta novedades para los amantes de lo tradicional

1980 Modelo joya Tubogas, con brazalete de oro

El Bulgari Roma cumple cuatro décadas renovando un aspecto rompedor en su día


El diseño fue evolucionando, introduciendo mecanismos más tradicionales, esferas con visualización de fecha, varios tamaños (hasta cuatro, haciéndolo accesible a hombres y mujeres) y diversos materiales. También se han diseñado en estas cuatro décadas relojes-joya referentes a la clásica serpiente, omnipresente en las creaciones de Bulgari, y modelos con cronógrafo destinado a uso deportivo. La sencillez, con todo, pervive en esta pieza ya clásica del diseño contemporáneo.

1996 El Skeleton permitía visualizar el interior de la maquinaria

2004 Un paso más allá con el Bulgari Tourbillon

2005 El Carbongold supuso la renovación de los materiales

2013 Se introduce el primer calibre propio de la casa italiana


TEXTO: S. FRAGA  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ Y SILVIA MENO

Modernismo a la santiaguesa 72


JOYAS DE LA ARQUITECTURA

D

e los arquitectos que trabajaron en Compostela durante el período modernista quizá fue Jesús López de Rego Labarta el más prolífico. Arquitecto municipal y más tarde diocesano en la década de los 10, su obra representa bien lo que fue este estilo en su reinterpretación local, una concepción creativa que fusionaba la gran tradición barroca de la ciudad y la decoración contenida de la Sezession austríaca. López de Rego (Santiago de Compostela, 1876-1972) había estudiado arquitectura en Madrid y era profesor en la Escuela de Artes e Industrias de la que hoy es heredera la Mestre Mateo. Su impronta se halla en inmuebles como la esquina de la Senra con el Campo da Estrela, varias galerías de Carreira do Conde, la hermosa fachada achaflanada del número 1 de Orfas, la central eléctrica de Galeras, la iglesia de San Lázaro, el arruinado Pazo do Espiño o el edificio del 6-8 del Preguntoiro que acogió hasta hace muy poco una popular ferretería, hoy ya cerrada. El proyecto realizado por López de Rego tras la iglesia del Pilar fue una de sus primeras obras de importancia en la ciudad. Data de 1905 y se diseñó para el escultor Ramón Núñez Fernández Mateu, gaditano, compañero suyo en la Escuela de Artes y autor, entre otras obras, de las esculturas que coronan la fachada de la Facultad de Historia. Pese a ser una de las primeras casas de este tipo proyectadas en la ciudad, López de Rego fue audaz a la hora de aprovechar el solar, de forma trapezoidal y encajado en el desnivel que da a la Carballeira de Santa Susana, y al emplear ladrillo y cemento como materiales principales. Es muy característica la fachada del edificio que da a la Ferradura. En ella, dos atlantes de aspecto obrero sostienen el arco central, mientras que dos figuras femeninas coronan el conjunto con los brazos extendidos. La decoración vegetal, tan propia de la época, está presente con discreción en las ventanas y otros elementos de los muros exteriores. No fue Núñez el único escultor con el que se alió López de Rego: años después, en 1917, proyectó una casa en el número 32 de la rúa do Pombal para el artista López Pedre. Éste adornó la fachada con motivos vegetales, cabezas y una monumental esfinge mesopotámica, todo un catálogo de sus capacidades creativas y una tarjeta de presentación a quien pasase por la calle.

English translation on page 93 73


TEXTO: Emilio Valadé del Río  FOTOGRAFÍA: JINA ESTRADA

EL HUMILDE ALTIVO

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CUENTOS DE COMPOSTELA

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s cierto que su presencia era realmente agradable, aunque su comportamiento dejaba mucho que desear. Presumía de buena cuna y de humildad extrema. En realidad, tanto él como sus acompañantes eran unos altaneros que parecían gozar molestando. Constantemente se quejaba de la vulgaridad de quienes encontraba en el Camino, fuesen mozos, criados, vendedores, hosteleros o clérigos. Creía que sólo los demás lo afeaban, pensando que él era el único poseedor de sentimientos nobles capaz de apreciar lo auténtico en medio de aquel barullo. Era uno de esos menospreciadores de gente que, también hoy, se consideran habitantes de sublimes soledades y nos desprecian a los demás sin saber que respiramos el mismo aire y pagamos con las mismas monedas. Esa suficiencia de patán que cree ser algo en su barrio, deseoso de decir constantemente “usted no sabe con quién está hablando”, siempre me ha parecido lo opuesto a Ulises cuando quiso ser Nadie y nunca se acompañó por el cruel desprecio del prójimo. Con esos modos, peregrinaba a Compostela y estaba seguro de que nadie lo había hecho con tanta humildad como él, que había escondido su nombre (y su escudo) bajo la estameña de su traje. Su presencia no pasaba desapercibida y dio lugar a no pocas trifulcas por lo agresivo de su compañía. Los altercados no pasaron a más, hasta que, ya cerca del final, el fulano perdió la vida en una emboscada. 75


Sus criados se desprendieron de las vestimentas penitenciales, se pusieron los de la casa patricia a la que prestaban sus servicios e hicieron una entrada fúnebre en la ciudad que fue recordada durante bastantes años. Las campanas doblaron un día entero, los ornamentos fueron negros en todos los oficios religiosos y los sermones alabaron las virtudes del difunto que, al fin, fue enterrado de modo acorde con su rango, pues ya todos supieron de quién se trataba. Pero el caballero no había ganado el jubileo. Claro que había bulas que concedían las gracias jubilares a quienes muriesen en el Camino, pero como éste había muerto entre pendencias nada piadosas, nadie era capaz de asegurar que se hubiese lucrado de las gracias jacobeas. Pero si había una cosa cierta en este caso, era el intenso deseo del muerto de ganarlo. De todos modos, siempre se dijo que durante las noches de los sábados se abría la Puerta de los Abades de la Catedral Compostelana para que por ella penetrasen las almas de los muertos en Camino y, ya dentro, se pudiesen lucrar de las gracias necesarias para subir a los cielos. Al poco, en la ciudad comenzó a comentarse la insólita presencia de una sombra en una de las puertas de la 76

Catedral. No faltaron quienes pensasen que podía ser el alma del rufián, que quería entrar por una puerta equivocada. Toda la ciudad pasó por allí a constatar la humilde y recogida (ahora, sí) presencia junto a la puerta, a la espera de su apertura para poder penetrar en el templo. La sombra estaba allí desde que la noche comenzaba a caer sobre la plaza de la Quintana. ¿Es él? A muchos no cabe duda su identidad, pues aun hecho sombra después de muerto, sigue con sus ínfulas de ser alguien superior a los demás. No está junto a la Puerta de los Abades, donde se dan cita estas almas. Tampoco espera la apertura de las puertas de Platerías o de Azabachería, no. Ni siquiera aparece junto a la Puerta del Obradoiro. En el colmo de su afán de singularidad y soberbia, está al lado de la Puerta Real, aquella que cree apropiada a él. Está allí porque en la Catedral compostelana no hay Puerta Imperial pues, de haberla, ante ella estaría. Cualquier noche compostelana es fácil verlo con sus atuendos de peregrino, sin moverse, junto a esa puerta de la plaza de la Quintana. Tal vez espera que se la abran un día de estos, para realizar por ella su singular entrada, durante siglos tan ansiada.



FOTOGRAFÍA: BEATRIZ DÍAZ

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TEXTO: ANTONIO S. RÍO  PROF. DE ARQUITECTURA

JOYAS DE LA ARQUITECTURA

Arambillet: una CASA EuropEA E

s frecuente que los mejores resultados en arquitectura se deban a la conjunción de un buen cliente con un buen arquitecto. La casa en la coruñesa plaza de Lugo número trece tuvo la suerte de contar con los dos factores: la oportuna decisión de la familia Arambillet de contratar a los profesionales más destacados del momento y la complicidad de los arquitectos a la hora de abordar el encargo. Decimos profesionales –en plural– porque la familia solicita dos proyectos para la parcela: el primero, en el año 1904, a Julio Galán Carbajal y el segundo, en 1912, a Antonio López Hernández, que es el que finalmente se materializa. Estamos hablando de dos arquitectos paradigmáticos del modernismo en A Coruña, donde son capaces de dotarlo de un valor propio y específico. La casa Arambillet se emplaza en una manzana del primer ensanche de la ciudad, el situado sobre el antiguo Campo de Carballo. El programa es el habitual en un edificio residencial de la época: la planta baja se destina a negocio con almacén, colocando por encima una vivienda en cada planta. López Hernández apenas dedica unas líneas en el proyecto a hablar de la fachada hacia la calle, donde mejor se manifiesta la novedad y la radicalidad de su planteamiento. Con un eje vertical de simetría, presenta una organización tripartita que se mantiene en todas las plantas, desde la base hasta la coronación, variando no obstante la manera de presentar cada uno de los niveles y renunciando al cerramiento habitual de galería acristalada, tan popular en la ciudad. En la planta noble el cerramiento se retrae, dando lugar a una logia o gran balcón. El muro vuelve a ocupar la posición más externa en los pisos siguientes, manteniéndose hasta el remate, donde un arco cierra y unifica las tres partes de la composición. Si observamos el alzado en conjunto nos encontramos con un diseño geométrico sencillo, de líneas claras y apariencia clásica, y una relación entre hueco y

macizo que enlaza directamente con las experiencias de la secesión vienesa. Sobre esta base, el arquitecto añade una profusa decoración con diferentes motivos vinculados especialmente al mundo vegetal, como flores y guirnaldas, que descienden por la fachada colonizando todos los ámbitos. Aparecen también otros elementos ornamentales, como las águilas que flanquean el arranque del último, las cariátides que desde la planta baja soportan el peso de la logia y un gran rostro de mujer que preside toda la obra. Tanto las cariátides de la planta baja como el rostro presente en la superior se acompañan de una corona de hojas y grandes flores a ambos lados de la cara, por lo que podemos pensar que se trata de una representación de la diosa Flora de la mitología clásica, asociada a los jardines y la primavera, sobre la que Ovidio escribió: «Gozo de una primavera eterna… / mi esposo cubrió de flores este jardín y me dijo: / Tú, diosa, ostenta la soberanía de las flores». Si pasea en la actualidad por la emblemática plaza de Lugo, eleve su vista hacia el cielo, pues se encontrará con uno de los monumentos más notables de la ciudad, el que está conformado por todas las fachadas de las viviendas levantadas por la burguesía coruñesa a comienzos del siglo pasado. Y en ese trozo de historia construida, observe la excepcionalidad de la casa número trece, la naturaleza inmortalizada que desciende hacia el suelo, la belleza de su geometría y proporciones. Y, tanto si decide tomarse un café en su renovada planta baja o continuar su camino, intercambie una mirada con la diosa Flora que le vigila desde lo alto porque su mirada es una mirada atenta a Europa y a sus influencias estilísticas pero, sobre todo, es una mirada a un periodo especialmente significativo de la ciudad y de su arquitectura. English translation on page 93 79


BAR REFAELI Y HUBLOT,

APUESTA POR LO FEMENINO

Hublot se volcará durante este año 2015 en sus colecciones de mujer, y para simbolizar este evento la marca se ha aliado con uno de los iconos de la belleza femenina más reconocibles del último lustro. La modelo israelí Bar Refaeli se convirtió el pasado mes de febrero en embajadora de la firma, que presenta esta temporada nuevos diseños como el elegante Big Bang Broderie.

La supermodelo es la nueva embajadora de la firma, que se volcará en su colección para mujer en 2015


“Estoy entusiasmada por ser la primera cara femenina de Hublot”, dijo Bar Refaeli en su presentación como embajadora. La colaboración se oficializó en Nueva York, en un acto para el que la marca cerró parcialmente la exclusiva Quinta Avenida. Al evento asistieron el presidente de LVMH Watches, Jean-Claude Biver, y el director de Hublot, Ricardo Guadalupe, acompañados por otro de los embajadores de la casa helvética, el baloncestista Dwyane Wade. Bar Refaeli será la encargada de presentar en sociedad creaciones para la mujer como la colección Big Bang Broderie. Se trata de una serie de relojes basada en la ya clásica caja de Hublot, reinterpretada de forma original y muy elegante por Bischoff, una legendaria casa que fabrica encajes de altísima calidad. Estas piezas, 100% hechas en Suiza, conectan dos industrias tradicionales y a la vez punteras del país alpino. La intención de Hublot es, en palabras de Ricardo Guadalupe, “dedicar 2015 a la colección de señora. Nuestra clientela femenina podrá ver nuevos relojes que unen lujo y moda, y Bar es la socia perfecta a través de la cual podemos transmitir este mensaje a escala internacional”. En el mismo sentido se pronunció Biver, para quien la supermodelo “llevará la campaña a un nuevo nivel porque es una estrella conocida en nuestros mercados de todo el mundo”. Refaeli, nacida en Israel en 1985, ha aparecido en las portadas de revistas como Elle, GQ, Harper’s Bazaar o Marie Claire, y ha puesto cara a campañas de productos tan reconocidos como Chanel, Moët & Chandon o Escada.


SEDE A CORUÑA

El Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (MUNCYT) es un museo de titularidad estatal dependiente de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad y gestionado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). El MUNCYT promueve el conocimiento, la cultura y la educación científica a través de las colecciones históricas de ciencia y tecnología, y es escaparate de la ciencia española. El museo cuenta con salas permanentes y exposiciones temporales, así como con actividades educativas e interactivas.

www.muncyt.es Plaza del Museo Nacional,1 15011 A Coruña 900 100 134 infomuseo@muncyt.es

facebook.com/muncyt

43º 22' 24" N, 8º 25' 13" W (43.3733,-8.4203)

@muncyt


JOYAS DEL PASADO

SAN ROQUE, VOTO INCUMPLIDO E

n la parte más alta de la compostelana Rúa das Rodas, al borde de la muralla y colindante con la capilla, se levantó en el último cuarto del siglo XVI el Hospital de San Roque, destinado a atender a los pobres con males contagiosos. Siendo Santiago uno de los principales destinos cristianos del continente europeo, a su promotor, el arzobispo Blanco Salcedo, le pareció evidente la gran necesidad de un hospital de estas características para beneficio de la ciudad y del Reino de Galicia –escribió– y de otras muchas partes y reinos origen de los peregrinos. Un año antes de su apertura, en 1583, se había rematado allí mismo la construcción de la capilla de San Roque, santo a quien el cabildo y el ayuntamiento habían encomendado la ciudad ya en tiempos de

Alonso III de Fonseca, tras la peste de 1516. La promesa de construcción de la capilla data de 1517, cuando se organizó una rogativa que recorrió el exterior de las murallas de la ciudad; y se decidió que el día de San Roque fuese fiesta de “cuatro capas” en todo el arzobispado, haciendo referencia al tipo de oficio que implicaba y el número de oficiantes que asistirían, vestidos con cetro y capas de seda. Sin embargo la promesa quedaría en el olvido durante más de medio siglo, hasta que la siguiente epidemia asola la ciudad en 1569, resucita el fervor por el protector de los apestados, y cabildo y concejo se ponen manos a la obra. Durante las epidemias se ponían en marcha medidas drásticas como el cierre de las puertas o la quema nocturna de romero y laurel. A finales del XVI Santiago 83


TEXTO: ELENA GOYANES  FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ

padecería aún otra embestida, la peste que entre 1598 y 1600 sacudiría a toda Europa en un bienio terrible. Entonces, a los infectados se les encerraba en sus propias casas, que eran marcadas y tapiadas; se eliminaron los animales callejeros; se encendían hogueras nocturnas y se aplicaba cal en las zonas de peligro. En los meses más difíciles eran tantos los afectados que se llegan a organizar espacios específicos para confinar a los enfermos, como el campamento que en otoño de 1598 se establece en la Rúa de San Pedro. El Hospital permaneció en activo durante varios siglos, atendiendo a un número de pacientes que se

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incrementaba continuamente. El arzobispo fundador, que murió antes de verlo funcionando, había ya indicado que tenía que ser dotado de muchos sirvientes, farmacia y médicos. El Hospital contaba con 30 camas y con él se quería evitar la llegada de enfermos que, al no encontrar remedio ni cura gratis, acabasen perdidos por las calles, sin atención, y contaminando a otras muchas personas sanas. El Hospital acogía a otros infecciosos como enfermos del mal gálico o de las bubas, la sífilis, que a inicios del siglo XVI era una enfermedad relativamente reciente y décadas después afectaba ya a un quince por ciento de


la población europea. Su carácter de mal contagioso e incurable, junto con el estigma que arrastraban los que la padecían, hizo que se llegase a equiparar a la lepra (con la que a menudo se confundía) y se conociese popularmente como la peste blanca. Se estima que en los siglos XV y XVI la sífilis devastó pueblos y ciudades enteros, considerada como un castigo divino resultado de los placeres carnales ilícitos. En hospitales como el de San Roque se trató primero a hombres pero muy pronto también a mujeres y niños contagiados, en su mayor parte originarios de la propia ciudad y de otros lugares de Galicia. La progresión de la epidemia se refleja en el continuo aumento del número de casos atendidos y la ampliación con nuevas salas y camas a mediados del s.XVII. El tratamiento consistía en aislar a los enfermos en varios momentos del año, en cuartos sin ventilación y manteniéndolos a temperaturas altísimas. Para hacerlos sudar se les proporcionaba jarabe de palo, decocciones de un árbol procedente de las Indias; y se hacían arder en la estancia ramas de la misma especie. Se creía que así la enfermedad saldría por los poros. En algunos casos se optaba por las tinciones mercuriales, que según los conocimientos actuales prácticamente garantizaban la muerte de los enfermos. 85


La portada renacentista del Hospital, atribuida a Gaspar de Arce, maestro de obras de la Catedral de Santiago, quedó al margen de las ampliaciones y remodelaciones acometidas a lo largo del siglo XVIII. Está presidida por San Cosme y San Damián, los hermanos médicos y mártires, esculturas procedentes del taller de Gregorio Español. El recinto funcionó como hospital hasta ya entrado el siglo XX. En el año 2000 la Xunta de Galicia procedió a su restauración y es sede desde entonces del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, entre otras entidades. En la intervención se descubrieron varios tabiques que se cree proceden de la obra original –algunos de ellos se exponen actualmente en el claustro– y se recuperaron un curioso oratorio con forma de armario (s.XIX), la puerta y herrajes de acceso al edificio (s.XVIII) y los restos de un antiguo camino de acceso a la ciudad, posiblemente anterior a la construcción del propio hospital. English translation on page 91 86


JOYAS DEL DEPORTE

La gimnasia crece en Santiago C

asi 400 deportistas se reunieron el pasado 11 de abril en Santiago de Compostela para participar en la segunda edición del Torneo Viravolta Santiago de gimnasia rítmica, patrocinado un año más por Jael Joyería. Veintiséis clubes procedentes de toda Galicia compitieron en una cita ya consolidada dentro del calendario autonómico de esta disciplina. El Club Viravolta, dirigido por Wendy Rey París, consiguió de nuevo poner el foco sobre un deporte que crece, tanto en los niveles escolares como en los más competitivos. La agrupación ha logrado en la temporada 2014-2015 nada menos que 41 medallas (23 oros, 12 platas y 6 bronces), destacando su primer puesto como campeonas gallegas prebenjamín y alevín y el segundo en benjamín, infantil y sénior. Con sólo cuatro años de vida, ha conseguido colarse entre los mejores conjuntos de Galicia y poner de moda esta disciplina, relativamente nueva en la Comunidad.

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FOTOGRAFÍA: ADOLFO ENRÍQUEZ, jina estrada y silvia meno

Inspiración para los emprendedores C

arismático, inspirador, raro, diferente. Todos estos adjetivos han servido para calificar a Josef Ajram, trader de bolsa y deportista amante de los retos extremos. Su éxito en ambas facetas le ha servido para convertirse en uno de los oradores motivacionales más cotizados de España. El pasado abril estuvo en Santiago y A Coruña de la mano de TAG Heuer y Jael Joyería.

Gabinete de Comunicación USC

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“Hacía tiempo que no se veía tan llena esta aula”, bromeó en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Santiago el presidente del Club Financiero de la Ciudad, Roberto Pereira. Esta entidad organizó la charla de Ajram ante 400 estudiantes,


Joyas de la empresa

El ‘trader’ de bolsa y deportista barcelonés visitó A Coruña y Santiago de la mano de TAG Heuer y Jael Joyería. para los cuales desgranó su historia de operador en bolsa casi autodidacta que, basándose en una disciplina férrea y en el control de riesgos, llega a triunfar en un mundo tan exigente. El empresario barcelonés explicó también cómo aplica al mundo de los negocios lo aprendido en pruebas de triatlón extremo (convivir con el sufrimiento, aceptar la derrota y volver a empezar, fijarse pequeños objetivos). Además de Pereira, acompañaron a Ajram en el acto la decana, María Emilia Vázquez Rozas; la directora general de LVMH Watches and Jewelry y TAG Heuer para España, Blanca Panzano; y el director de Jael Joyería, José María Fernández. Tras su conferencia en Santiago de Compostela, Josef Ajram mantuvo una reunión en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña con profesionales y emprendedores de la ciudad, en un evento organizado por el Colegio de Economistas de A Coruña (representado por su presidente, Miguel Ángel Vázquez Taín) y la Asociación de Jóvenes Empresarios de Galicia (con Carmen José López al frente). 89


La aventura polar de Tudor A veces, una situación fortuita desencadena los mecanismos de la memoria. En 2014, Desmond Homard, militar y explorador británico retirado de 93 años, revuelve sin parar los cajones de su casa. Se ha empeñado en encontrar un Tudor Oyster Prince al que perdió la pista a finales de los años cincuenta. Tras poner patas arriba todas las estancias, el reloj aparece en el fondo de un cajón en la cocina, en donde probablemente ha dormido durante 60 años. Y su historia vuelve a la vida. El reloj era uno de los 26 que Tudor regaló a la British North Greenland Expedition, quizá la última aventura ártica verdadera. La expedición se llevó a cabo entre 1952 y 1954 y contó con todos los ingredientes de las grandes gestas británicas: planificación, tenacidad y un grado de orgullo e inconsciencia rayano en la locura. Accidentes, trabajos extenuantes a 50 grados bajo cero, rescates de película… “La vida en el norte de Groenlandia era muy dura. El trabajo era terrible y el frío extremo”, explica Homard, uno de los últimos supervivientes de la odisea. La British North Greenland Expedition registró el relieve y la geología del casquete glacial al norte de Groenlandia, con el apoyo de la reina Isabel II y del primer ministro del momento, el ya anciano Winston Churchill. Entre sus hallazgos se encuentra la tasa de

crecimiento y retroceso del hielo ártico en verano e invierno o la composición geológica de la zona, perpetuamente cubierta por las nieves. Además de maquinaria pesada, camiones de oruga y equipo sísmico de última generación, sus integrantes (sismólogos, mecánicos, militares, geólogos, químicos, meteorólogos) contaban en su equipo con los relojes aportados por Tudor. La firma aprovechó la ocasión para anunciarse con profusión en la prensa británica: “El Oyster Prince en dura misión en Groenlandia”, rezaba la publicidad. Pero estas piezas de precisión eran mucho más que un simple reclamo comercial, pues servían a los expedicionarios para orientarse en un contexto en el que el magnetismo y la maquinaria interferían en las brújulas, o para marcar el paso del tiempo en la monotonía polar. Tudor ha saludado el feliz reencuentro de Homard y su reloj poniendo en el mercado un modelo basado en la épica British North Greenland Expedition, el North Flag. Se trata de una pieza con el primer movimiento creado específicamente por la marca. Su impermeabilización y sus acabados recuerdan la robustez de aquel Oyster Prince que sufrió los rigores del Polo Norte y luego el olvido en un cajón, para emerger de nuevo, cargado de recuerdos, más de medio siglo después de extraviarse.

Los relojes de la marca fueron fundamentales en la expedición británica de 1952 al norte de Groenlandia



Jorge Peteiro, colorful Galicia  There is a photograph of Jorge Peteiro (A Coruña, 1959-2013) carefully selecting the glass that will be used for the stained glass window in the assembly hall of the National Museum of Science and Technology (MUNCYT) at A Coruña. It exemplifies well the work of this painter, who met an early death and who was at the same popular and an outsider: a constant search for the perfect colour. The work of Peteiro is arguably the most easily identifiable of the Galician art scenery, at least as far as his last 15 years of work. Spot, strong colours lend life to landscapes drawn naively, almost in childlike manner. His work has been compared to comics, because of its ostensible simplicity and undisguised optimism. “It is warm, it is special, it is perfect”, remarks MUNCYT Director Ana María Correas, discussing the glass window. It covers the whole city and misses no detail: the Tower of Hercules, the port, the airport, the fishing boats and there is even a self-referential mention: his sculpture for the Casa de los Peces (House of Fish). Peteiro himself was aware that the accessibility of his work was frowned upon by his peers. In 2000 he signed a text that is a collection of retorts addressed at those who branded him a kitsch artist: for some people, he said “art is either kitsch or bloody awesome. But then, the other, the bloody awesome art that you are supposed to be gobsmacked at when you see it, it depresses you as hell”. “I paint well and nice and that is what irks them the most”, he would argue. It is during this time that Peteiro produces a wealth of work, mainly landscapes of villages, cities and buildings of Galicia,

(pages 6-10)

often commissioned by public institutions. One such painting is his Parlamento de Galicia [Parlament of Galicia] of 2003. The painting conveys a happiness that made its author proud. He sought that the strength of his work stemmed from “the niceness of joy, not the quite, silent, transcended niceness”. Peteiro perfected his style after returning from a two-year stay in New York in the early nineties. Earlier, he had started studying Psychology and Business Administration to eventually pursue Fine Arts, mainly in Valencia. In the eighties, he combined his work as a painter with that of an itinerant secondary school teacher at Ortigueira, Ribeira, A Pobra, Cambados and Betanzos. With his wry sense of humour, he remarked about his time as a teacher: “Thank goodness I quit. I would spend the whole time drawing. I was sick of technical drawing”. And yet he was the one doing the teaching. Also of his most prolific period is the San Andrés de Teixido that hangs from the walls of the Biological Chemistry Research Centre of the University of Santiago. He donated it to this institution in 2010 and it brings together in a few square metres the whole essence of the Galician imaginary and the Saint James tradition: the fountain of the Saint that grants or denies wishes; the church, the threatening sea hitting the cliffs at Herbeira; and the light fighting the clouds and scattering over the mountain range of Serra da Capelada. Of course, there are also tiny animals, bugs, serpents and insects, the souls of those who failed to visit San Andrés while still alive.

ARCHBISHOP MONROY AND COMPOSTELA  When Friar Antonio de Monroy arrived in Santiago in 1686 he was 52. Although he had spent most of his life in Mexico, his home country, he came from Rome. There he had governed since 1676 the Dominican order in his capacity as Master General after spending the two previous years in Madrid. Upon his appointment in 1685 as the archbishop of the see of Compostela, his closeness to the kings of Spain – first to Charles II and then Philip V – was clearly apparent, which would then have a direct bearing on the relevance given by the crown to the devotion of Saint James during those years. Later, when the 17th century was coming to an end, the see of Puebla de los Ángeles was vacant and the prelate sought to return to his homeland, but Charles II did not authorize it and his destiny would be forever linked to Galicia. Bells pealed when it was known that he would remain in the archdiocese where he stayed until the time of his death in 1715; it was, therefore, 300 years ago. The mark of Monroy is clearly seen across Galicia and particularly in Santiago. His coat of arms is on the facade of the Convent of San Domingos de Bonaval, the construction of which we partly owe to him; it is also seen, alongside the coat of arms of Archbishop San 92

(pages 24-27)

Clemente, on the façade of the Convent of Huérfanas, which he also supported. Furthermore, the nunnery of Belvís and the convents of the Mercedians as well as that of the Franciscans enjoyed his favour. And outside Compostela, the Collegiate Churches of Iria Flavia and A Coruña also have a debt of gratitude with his generosity. But it would be the cathedral dedicated to Saint James where the mark of Monroy is more clearly seen. And we need not go further than the very high altar of Saint James to realise it. We owe to him both the front work and the ornamentation of its alcove and even the manner in which the Apostle is presented with his silvery short cape. It could be said that everything ostentatious about him is a token of the devotion of the prelate for the Saint Patron of Spain. In his final days, after many years of sickness, Monroy requested the Chapter permission to finish the works at the sacristy, which was under construction, out of his own pocket. He requested that it would be presided over by an altar dedicated to Our Lady of the Pillar and that his tomb were placed there. What Domingo de Andrade had began would be finished by Fernando de Casas, who adorned it and added this altarpiece which includes the alcove dedicated to the Marian devotion, with the Apostle kneeling at her feet. And also at prayer on a side there is a statue that – from an elevated position – shows us this archbishop who died a 7th November but whose ashes where moved here on 12th October 1723. It was a Holy Year in Compostela and it was the feast day of Our Lady of the Pillar, thus associating forever the life and death of this prelate with Compostela, its Cathedral and its religious ceremonies.


Galicia in festivals, Galicia in posters  Poster art was one of the first avenues for the democratization of art. A century ago, advertising, announcements of balls and social events, festival announcements brought the work of such painters as Lloréns, Castelao or Díaz Baliño closer to people. From a contemporary perspective, these works show how the Galician cities perceived themselves at a time when their importance was beginning to be essential. The key moment in the change in style and relevance of festival posters came about with the introduction of lithography “as colour designs in big plates became feasible”, explained Sobrino. “It is funny to see how the Santiago posters embrace its traditional and religious image, while Vigo is the city of modernity and A Coruña sees itself reflected in other cities like San Sebastián”, adds María Luisa Sobrino Manzanares. A Full Professor of History of Art of the University of Santiago, she has always been “at the fringes of what it is considered artistic” she proudly remarks. Poster art and advertising, vignettes and even the design of tin cans, almost in the industrial prehistory of Galicia, have come under the radar of this historian. Her canonical study entitled O cartelismo en Galicia [Poster art in Galicia](Ediciós do Castro, 1993) is a door to a past where the involvement of the artist in this type of creations was absolute. As far as Santiago de Compostela is concerned, the series of posters by Camilo Díaz Baliño (1889-1936) – the father of Isaac Díaz Pardo and a multifaceted artist – stands out among the rest. María Luisa Sobrino explains in her book that in the 20s Diaz earned his living

by painting sets and shop boards in his shop at 24 Rúa das Hortas. It is around that time that he started to make festival posters which have remained iconic to this day: the religious and medieval themes of the late twenties are slowly replaced by musical themes, fireworks or Milky ways, always against the skyline of the cathedral. Díaz Baliño, who was murdered in August 1936, only missed the patron saint’s festival in a decade, and then he was replaced by none other than Carlos Maside, who handed down to history a beautiful and very modern poster with barely three colours in which a crowd of people admires in ecstasy a paper balloon. If Santiago projected itself as a place of pilgrimage and tradition, A Coruña saw itself reflected on the sea. Although some of its posters still show the classical image of the piper playing muiñeiras in the middle of the forest, the depictions of the city as a tourist destination are increasingly more frequent. “At that time A Coruña wanted to be seen like San Sebastián”, remarks Sobrino, evoking the well-known advertisements where the Basque city is depicted as a destination for the well-off inhabitants of the capital. A draftsman by the name of Rafael Barros is behind many of these depictions of the prosperous modernist Marineda. One of the most beautiful images of A Coruña was, oddly enough, rejected at a competition of ideas. It is a series made by Camilo Díaz Baliño, clearly inspired in Japanese art, which shows boats fighting against the spiral waves of the Atlantic with the city or the Tower of Hercules watching the scene from above.

SAINT ROCH, A BROKEN VOW

At the highest part of the street by the name of Rúa das Rodas in Santiago de Compostela, on the edge of the city wall and abutting the church, the Hospital de San Roque [Hospital of Saint Roch] was built on the last quarter of the 16th century to tend for the poor suffering from contagious diseases. Since Santiago was one of the main pilgrimage destinations in Europe, Archbishop Blanco Salcedo, its promoter, considered that a hospital of this nature was indeed a great need. A year before its opening, in 1583, the construction of the Church of St. Roch had been completed, a saint to which the cathedral chapter and the city council had commended the health of the locals as early as in the time of Alonso III de Fonseca, following the plague that ravaged the city in 1516. The promise to build the chapel goes back to 1517. At that year a rogation went around the outside of the city walls; the Brotherhood of the saint was founded and it was decided

(pages 56-60)

(pages 81-84)

that St. Roch day would be a public holiday. That vow to St. Roch has lived to this day and is renewed even today. However the 1517 promise would be forgotten for over half a century, until a new epidemic devastated the city in 1569. Then, fervor for the patron saint of the plague revived and both the chapter and the city hall began to work as they put down the new plague to the failure to honour their promise. During epidemics, the city would take drastic measures like closing the gates or the burning of rosemary and laurel at night. This would not prevent people from sneaking in or locals from massively fleeing the city in search of safer places. By the end of that century, Santiago would be hit again by the plague that between 1598 and 1600 would ravage the whole Europe with two frightful years. Then, the infected would be confined to their own homes, which were marked and walled; street animals were done away with; bonfires were lit during 93


the nights and lime was poured on hazardous areas. At the hardest months, the number of infected grew so high that specific areas of confinement for the ailing were created, like the camp that in the autumn of 1598 was established in Rúa de San Pedro. The Hospital remained open for several centuries. It was for those suffering from infectious diseases, mainly syphilis. Treatment consisted in isolating the patients in unventilated rooms at extremely high temperatures. So that they sweated, they were given syrup from a decoction of a tree from the Indies; and branches of that same species were also burned in the room. It was believed that the sickness would be sweated out. In some cases, mercury

rubbing was used, which according to current medical knowledge virtually ensured the death of the patients. The Renaissance façade of the Hospital, attributed to Gaspar de Arce, was not affected by the extensions and refurbishments of the 18th century. It is presided by Saint Cosmas and Damian, physicians and martyr brothers, sculptures made by the shop of Gregorio Español. It worked as a hospital until well into the 20th century and the building was then used as Minor Seminary or the headquarters of a number of institutions. Nowadays it houses the Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento” and the “Ramón Piñeiro” centre for research in Humanities.

MODERNIST HOUSES IN SANTIAGO AND A CORUÑA

The ‘Secession’ at Casas Reais, 19 (pages 12-13) The impact of Modernist architecture in early 20th century Compostela was moderate, but the projects oozed sumptuousness, as it was only to be expected of a clientele avid for exclusivity, a well-to-do class represented by their own residences. One such case is the plot that remained after the demolition of the baroque manor house of the counts of Priegue, at number 19 Casas Reais, an urban section of the Road to Santiago. In 1913 José Franco Montes (Vigo, 1879-1939) authored a project for a residential building in a modernist style to which he would add a third floor in a project of 26 March 1914. In his early years – he had graduated at the School of Architecture of Madrid in 1903 – he designed his projects with a committed modern spirit, inspired, like so many other colleagues of his, by the sumptuous artistic production of the Vienna Secession. His work at Casas Reais is characterized by its rational facade, which is not without an ornamental warmth lent by details which are sometimes linear or geometrical but sometimes naturalistic. In the 1913 project, the architect had designed a two-floor arrangement with stone facade in keeping with the pre-existing building. But the next year, before the start of the construction works, he added a third floor that emphasised the building as it made it taller and resorted to an “exotic “slate roofing – a material that was traditionally used in Lugo and Ourense roofs but which was foreign to the Compostela tradition. After leaving the ashlar masonry exposed forming a plinth, the rest of the facade is covered in cement mortar in order to apply those ornamental linear, geometrical, plant and human motifs that characterize Franco Montes’ modernism. Franco Montes masterfully promoted and integrated the artisanal work of carpenters, glaziers and plasterers, whose work can be appreciated on the spectacular entrance gate to this Compostela’s house, covered by a huge spider web. Compostela 8, the great Corunna portal (pages 30-31) A noteworthy fact regarding this project is that the modernist touch was not limited, as it often occurs, to the outside, which was masterfully designed with clarity, adorned with discreet plant motifs and crowned by a proud eagle. Its author, Julio Galán Carvajal, designed a hall that is truly a masterpiece, superbly executed by the plasterers and joiners of the time, who 94

used stucco, wood, metal and different types of quality stones in walls, ceilings and entrance doors, so typical of the time imitating aquatic plants other floral designs. Galán Carvajal was born in Avilés in 1876 and spent a much of his career in A Coruña at the height of its commercial expansion. The building at Compostela Street and the Courthouse at Plaza de Galicia are his most important works in the city, which he left in 1910 to return to Asturias to become Oviedo’s provincial and municipal architect. In A Coruña he left, as well as these two very recognisable works, extremely detailed building construction regulations that tell us of his concern for making the city more habitable at the height of its expansion in the first part of the 20th century. A coffee and a dance at the old Compostela (pages 42-43) Modernism. When architect Antonio Palacios (O Porriño 1872-Madrid 1945) was commissioned by a business association, the Sociedad de Recreo Artístico e Industrial de Santiago, the construction of a pavilion housing a restaurant, a coffee shop and ballroom, he would come up with a design like no other in his career. At the time, the trend in Europe was a new architectural style, introduced by Hector Guimard’s art nouveau in Paris or Victor Horta in Brussels, to which the young Galician architect was no indifferent, albeit with a basis on Otto Wagner’s Viennese Sezession. In Spain, Gaudí was then in Barcelona making such masterpieces as Casa Batlló and Pedrera. Following the guidelines of this international, innovative movement, Antonio Palacios completed his project for the Pavilion by late 1908 and it would be built a few months later, already in 1909, with Manuel Pereiro Caeiro as master builder within the wider scope of the Galician Regional Exhibition. Initially, as it was a private building on public land, it had no support from the either the institutions or the Church, which opposed the recreational uses of the building. But the Regional Exhibition, a milestone in Compostela’s urban developement, gave it the definitive boost as it became part of it as the Pavilion of Artistic and Industrial Recreation. Evidence of the interest the 1909 Regional Exhibition aroused was the number of visitors until its closure which was some 53,000 – twice the population of the city. It occupied 30,000 square meters and encompassed a large part of the current South Campus and the San Clemente Hall of Residence. In terms of urban planning, this event led to the extension of the city towards the south. Included


within this space was the work of the first stage of Antonio Palacios, in which the architect made a project completely opposed to his later work. In the Compostela’s building there is not a glimpse of monumentality or the typical references to historicism that would characterize the artist from Porriño while materials lose all their texture and relevance under the covering he applied to the faces of walls, softening the texture outside the building. The building has a square plant with semicircular edges on the ground floor that create two terraces on the main floor of the pavilion. It leads out into the natural environment outside through a great splayed opening – where its upper arch boasts a figuration of seven angels bearing a garland – that connects the front terrace and the staircase. The project, with the iron and glass canopies on the side terraces and an abundance of decoration including several emphatic stone flower vases – which no longer exist – is identified as art nouveau, although the general concept is close to the eclecticism of Sezession. The Casa Rey: sea, wind and history (pages 48-50) Julio Galán made his best Coruña project in 1911 at a privileged location of the city, where the sea, the wind and the history of the city meet. Casa Rey represents the clever materialization of the spirit of the time and of the city. Its location is absolutely unique. The architect is presented with a corner plot, with a party wall towards the west and its front looking south onto a place by the name of Puerta Real, on the waters of the Dársena. On its east side, it should provide access to Plaza de Alesón (currently María Pita square). Lastly, on the north was the main square itself. The plot to be developed was therefore, the completion of the most emblematic elevation of the City of Glass on its east side, the one with the glazed galleries on the Marina, which had almost been completely built when Julio Galán designed his project. On the north side, however, it is the ordinance of the main square, severe, patterned, arcaded, that governs the classical rigour of the project elevations that are to be executed. It was, however, a truly privileged plot. Julio Galán presents a building that is conceived of as a true glass box hidden behind its facade looking onto María Pita Square. The project consisted of commercial premises on the ground floor, five floors with a dwelling on each and an attic. The design for each dwelling consisted of six rooms, a living room, a den, a study, a dining room, a kitchen, a bathroom and a pantry. A central double stairway section – designed perpendicularly to the party wall and the recurring light well – were the elements that shaped the section of the building and around which service elements were arranged. The skin of the building became glass. The architect reinterpreted the gallery by making it both the formal and the functional protagonist of the composition. At Casa Rey the gallery is the essence of the project, a project that turns marine, wholesome, luminous and deeply local. On the facades, under the galleries, balconies, modernist as well as traditional motifs that our architect had been using before are presented in a mature synthesis. Materials like ceramic glaze or iron – with a protagonist role as both an ornamental and structural role – support caryatids, garlands, flowers, leaves, circles and other ornamental elements. Grilles or the smith’s work that make up the wooden details of the cornice in the shape of a tiara tell of the careful design and work involved, conducted by the best craftsmen of the time. The hall seeks transparency, clarity. The space, adequately proportionate, transitions the public to the private, from the iron and glass gate to the front that separates the visitor from the private staircase. This front draws a great ideal circle through a wooden carrying structure and panels in the form of glazed doors with plant and geometric motifs. The treatment of wood results in coffer ceilings in a geometric pattern. The iron shaping the structure of the building becomes luminaries at the foot of the staircase in the shape of peacocks that watch the building and its

dwellers. Marbles of different geometries give shape to floorings and wainscotings: the material as the protagonist. Santiago’s modernism (pages 70-71) Of the architects working in Compostela during the modernist period, the most prolific was perhaps Jesús López de Rego. A municipal architect who in the 1910s became the diocesan architect, his work represents well this style in its local reinterpretation, a creative conception that merges the great baroque tradition, always predominant in the houses of the old town, with the restrained decoration of the Austrian Sezession. López de Rego (Santiago de Compostela, 1876-1972) studied architecture in Madrid and he has a teacher at the School of Arts and Trades, which was the predecessor of the Mestre Mateo School. His mark is found in such buildings as that in the corner of Senra with Campo da Estrela, several galleries at Carreira do Conde, the beautiful splayed facade at number 1 Orfas, the power plant at Galeras, the church of St Lazarus, the derelict Pazo do Espiño or the building between the houses with street numbers 6-8 at Preguntoiro which until recently was a popular ironmongery, now closed. The project designed by López de Rego behind the Church of Our Lady of the Pillar was one of his first relevant works in the city. It is from 1905 and was designed for sculptor Ramón Núñez Fernández Mateu, of Cádiz, who studied with him at the School of Arts and who was the author of one of the sculptures that crowns the façade of the School of Geography and History. In spite of being one of the first houses following this trend in the city, López de Rego resorted to an audacious solution to make the best use of the plot, trapezoidal in shape and put in between a gap that looks onto the Carballeira de Santa Susana. He did not resort to brick or cement as the main construction materials. The façade overlooking the Ferradura is very characteristic. On this façade we see two atlantes, who look like workers, hold the central arch, while two feminine figures crown the composition with their extended arms. The vegetal motifs, which are so characteristic of the Modernism and remain present in most of the creations of the time, are discreetly found on the walls and other elements of the outer walls. Núñez was not the only sculptor that worked alongside López de Rego: years later, in 1917, he designed a house at number 32 Pombal for Artist López Pedre, who adorned the façade with vegetal motifs, heads and a monumental Mesopotamic sphinx, thus exhibiting his creative abilities as a calling card for anyone who happened to pass by. The Arambillet House: a look at Europe (pages 76-77) The Arambillet family commissioned two projects for this plot of land: the first, in 1904, to Julio Galán; and the second, in 1912, to Antonio López Hernández, which was the one that was finally built. The layout is the typical one in a residential building of the time. The ground floor is used for a business premises and its warehouse and there is a dwelling on each floor. With a symmetrical vertical axis, it has a three-pronged layout that is common to all floors, the differences being on the manner each level is presented. It deliberately avoids resorting to a glassed-in gallery as the typical enclosure that is so popular with the city. On the first floor, the enclosure is pulled back creating a loggia or large balcony. This is a simple geometric design, with definite lines and a classical appearance to which lush plant motifs, eagles, caryatids are added with a great female face topping it. If you happen to stroll by Plaza de Lugo, look up and you will see one of the most remarkable monuments in the city; Exchange looks with goddess Flora who is watching over from above as her gaze is an attentive look at Europe and its stylistic influences and, first and foremost, a look at a particularly significant period of the city and its architecture. 95


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Las delicatessen más exclusivas Algunas de las cosas más ricas del mundo sólo se pueden encontrar en Delicarium, o casi. La joven tienda abierta por Pilar del Oro en la calle Galeras compostelana ofrece algunas delicatessen que apenas se hallan en tiendas similares de Lisboa o Barcelona: regalices daneses Lakrids, té de la exclusiva marca TWG o galletas bretonas recién llegadas de una panadería de Lorient adornan las paredes del local, en funcionamiento desde el mes de marzo. La casa juega también la baza de la exclusividad en productos como el champán francés y recoge lo mejor de los vinos gallegos, españoles y portugueses, o de los licores de media europa. También se venden quesos, chocolates, mermeladas y conservas de enorme calidad. Delicarium organiza además catas para poder apreciar en toda su intensidad los productos de su catálogo, y realiza paquetes especiales para celebraciones o regalos de empresa. www.delicarium.com

Granell vuelve a A Coruña

Cartier, arte en la pantalla

Un grande del arte internacional une dos ciudades en la exposición más destacada de este verano. La Fundación Luis Seoane, en A Coruña, acogerá una muestra sobre el surrealista gallego por excelencia, Eugenio Granell, un evento que se realiza en colaboración con la fundación compostelana que lleva el nombre de este pintor. La relación de Granell y A Coruña es más que evidente, puesto que este fue su lugar de nacimiento en 1912 y aquí reside aún parte de su familia. Criado en Santiago de Compostela y educado artísticamente en Madrid, el exilio tras la Guerra Civil marcó su vida. Su primera exposición en España tras el regreso de la democracia fue, de nuevo, en A Coruña. La exposición, abierta hasta el 23 de agosto, reúne pinturas, collages, dibujos, fotos y obras en otros soportes.

Desde hace casi tres lustros Cartier ofrece tres veces al año (en febrero, junio y octubre) su prestigiosa Art Magazine, una publicación en la que hace un repaso al mundo del arte y también a la propia herencia de la firma. La revista ha reseñado el trabajo de los principales creadores mundiales en ejemplares que los agrupan bajo un eje temático. Ahora, acceder a este material de referencia es más fácil gracias a la app que Cartier ha desarrollado y que está disponible para dispositivos móviles con sistema operativo iOs (iPad y iPhone). La aplicación de lectura se puede descargar gratuitamente a través de iTunes y, después, se puede comprar cualquiera de los 36 números pasados para leer cómodamente en la pantalla táctil. Están disponibles en inglés y en francés.

www.fundacionluisseoane.gal

www.cartier.com 99


El Camino de santiago llega a la Cidade da Cultura Camiño: a orixe es el título de la última exposición de gran formato organizada por la Cidade da Cultura de Galicia. El centro artístico compostelano propone un repaso del hecho jacobeo desde sus inicios hasta la actualidad, a través de piezas de valor incalculable recabadas en museos de todo el mundo, desde el de la Catedral de Santiago a la Galería Uffizi florentina. Un Santiago Apóstol de Durero, el gallardete de la Nao Capitana de la Armada española en la batalla de Lepanto, obras que se expanden a través de los siglos (de Murillo a Villaamil pasando por anónimos renacentistas o Pantoja de la Cruz), la cruz original de Foncebadón, mapas sobre la Compostela del siglo IX en la que apareció el sepulcro del discípulo de Cristo… La muestra es un recorrido completísimo que encogerá el corazón a cualquiera que se interese por Compostela y la Ruta. www.cidadedacultura.org

El templo de los guitarristas

Atila, Castelao en cómic

Pocas ciudades de España pueden presumir como Santiago de tener una tienda de instrumentos musicales del nivel de Estudio 54. Abierto desde 2002, en los últimos años en un espectacular local en la calle Gómez Ulla, el establecimiento es un festín para los amantes de las guitarras: marcas legendarias como Fender, Gibson o Rickenbacker entre las eléctricas, o Taylor y Martin para las acústicas adornan unos muros ante los que salivarán los músicos más experimentados. De hecho, son muchos los profesionales y los artistas de primera fila de toda España que se surten aquí de instrumentos, amplificadores y complementos. También en esto último tiene Estudio 54 una enorme selección, tanto de accesorios como de pedales de efectos o altavoces. La oferta se complementa con una selección de baterías de la mejor calidad y se completa con una atención personal intachable, porque quien entra en Estudio 54 una vez se convierte en un miembro más “de la casa”.

El tándem formado por el guionista Inacio Vilariño y el dibujante Iván Suárez avanza en su intención de completar la biografía en comic del artista y político Castelao. Atila es el cuarto volumen de este proyecto, editado por la librería compostelana Komik con la colaboración de la empresa santiaguesa Limpiezas Salgado. El volumen prosigue la trayectoria vital de un Castelao ya maduro, diputado republicano, que vive en 1938 en una Barcelona asediada por los bombardeos. Atila continúa una serie de la que ya se publicaron los títulos O pobre tolo, Titoán y Máis alá!

www.estudio-54.com

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