Estela 5. Año 2004

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LUIS MARÍA CRESPO DE GUZMAN, EXTRANJEROS

UN COLOMBIANO EN EL TERCIO DE

José Luis Rodríguez Jiménez pág. 2

XERUTA, EL BARRANCO DE LA MUERTE José González Ávila pág. 14

LOS LEGIONARIOS DE LIMERICK EN EL CONFLICTO ESPAÑOL

Dr. Barrie Wharton pág. 20

DOCE DE DICIEMBRE DE 1930. UNA EFEMÉRIDE OLVIDADA

Miguel Ballenilla y García de Gamarra pág. 40

FINES Y ACTIVIDADES DE FUNDACIÓN ISTOLACIO

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PUBLICACIÓN ANUAL 2ª ÉPOCA - nº 5 AÑO 2004


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pitafio que nos hace recordar a lo más noble de un pueblo, de una nación, a los Soldados que llegaron al sacrificio de sus vidas por un sagrado ideal. Mucho se ha escrito sobre las cualidades del soldado español, grandes tratadistas se han ocupado de él, con o sin divisas de jerarquía, del que se ha dicho que para igualarle es preciso ser héroe y para superarlo hay que morir. ¿Pero cual es el origen, cuales son las raíces y el por qué de este valor del soldado español ante la historia? Pues es el simple resultado de una constante heredada de nuestros antepasados, lo mismo que se heredan los bienes materiales o el parecido con los padres o abuelos. Con la forma de ser del soldado español, o lo que es lo mismo del pueblo español, se han escrito las páginas más gloriosas de nuestra historia. Las virtudes del soldado español, su idealismo, su sentido de fama y honor, su gran sentido de justicia y religión, han sido los móviles y el por qué de haberse hecho respetar en el mundo, son los bienes heredados de nuestros antepasados, y que con el solemne Juramento a la Bandera, se contrae la grave responsabilidad de legar incólume a las futuras generaciones. Pues bien, es de justicia el rescate del olvido, el recatar y catalogar sus tumbas, como lealtad, homenaje y recuerdo al soldado caído, que pueda recordar y servir de homenaje y ser ejemplo vivo a las generaciones venideras de aquellos que dieron su vida en aras de un ideal, no importa cual, según reza el epitafio que encabeza estas líneas. No me gusta el nombre de «soldado desconocido», todos tienen una madre, en algún hogar su lugar está vacío. Para la Patria no hay soldados desconocidos, aunque tú ignores su nombre. Larga vida a la Fundación Istolacio para que sea capaz de llevar a la práctica y a feliz término la noble tarea que se ha impuesto.

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HONOR y GLORIA al que cumpliendo con su deber, dio su vida por la Patria en cualquier lugar o circunstancia.

Estela Fun

editorial

TO L ACIO

PUBLICACIÓN ANUAL 2ª ÉPOCA - nº 5 AÑO 2004

Director

MIGUEL BALLENILLA Y GARCÍA DE GAMARRA Edita FUNDACIÓN

CULTURAL ISTOLACIO Navas del Rey, 51-B-dcha 28011 - MADRID Tel. 915 090 696

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Impreso en papel Cyclusprint por:

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ร ltimo retrato que se conoce del Comandante Crespo de Guzmรกn


Luis Mª Crespo de Guzmán, un colombiano en el Tercio de Extranjeros

José Luis Rodríguez Jiménez

Profesor Titular de Historia Contemporánea. Universidad Rey Juan Carlos.

F

ueron muchos los extranjeros que se alistaron como voluntarios en el Tercio de extranjeros. Lógicamente tan sólo un número reducido de ellos aparece con su nombre o seudónimo en los libros de historia militar. Otros aparecen en distintos tipos de relato, como el debido al británico Peter Kemp, Legionario en España, quien nos ha dejado nombres como los de Noel FitzPatrick y Bill Nangle, dos irlandeses que hicieron la guerra civil española primero en la V Bandera y a continuación en la Brigada Irlandesa. Algunos de los primeros extranjeros en acudir a los banderines de enganche vinieron a responder a las expectativas contenidas en los informes del Estado Mayor Central en los que poco antes de la creación del Tercio se plantea la creación de un cuerpo de voluntarios para la guerra de Marruecos. En un documento que lleva fecha de 9 de octubre de 1919 encontramos algunos apuntes sobre el tipo de soldado que se esperaba reclutar. En ese informe1), que es continuación de otros proyectos elaborados a partir de 1911 de cara a la creación de una fuerza especializada en la guerra colonial, y directamente relacionado con la Ley-orgánica militar de 29 de junio de 1918 que disponía la creación del Ejército Colonial de África (nunca hecho realidad), se dice que la coyuntura resulta muy favorable para la creación de un cuerpo de mercenarios destinado a la empresa colonial española. Es decir, se entiende que una vez terminada la Gran Guerra, y la consiguiente desmovilización de las tropas, va a resultar sencillo encontrar gente sin empleo y carente de expectativas o incapaz de reincorporarse a la vida civil al echar de menos la camaradería de los frentes de batalla, deseosa, en resumen, de continuar formando parte de un ejército: «todo ese personal ha de resultar el más a propósito para la constitución de las referidas unidades legionarias». Además, en cuanto se pusieron en marcha las campañas de reclutamiento, la oficina de propaganda se esforzó en difundir una imagen romántica en torno a la nueva unidad militar. Supuestamente, a sus filas 3


estarían acudiendo los amantes del riesgo y de una vida llena de emociones, también los fracasados en la vida civil, y con ellos se codeaban en los campamentos hijos de familias distinguidas que habían llegado hasta allí empujados bien por consideraciones de orden superior, como el amor a la patria, por entusiasmos juveniles, o por desengaños, deseosos de vivir en adelante ignorados del mundo y vistiendo el traje legionario como símbolo de una familia de héroes. Claro está que estos últimos fueron muy pocos. Uno de ellos, influido sin duda por el espíritu neorromántico de la Italia de los años veinte, fue Giuseppe Borghesse de Borbón y Parma, nacido en 1905, a quien le fue concedida la cruz laureada de San Fernando por su heroico comportamiento en el combate sostenido el 22 de septiembre de 1938 en el frente del Ebro. Un número mayor suman los ex combatientes de la Primera Guerra Mundial, como Carlos Tiede Zeden, un prusiano nacido en 1892, en posesión de dos cruces de Honor alemán y alistado en junio de 1921 como soldado de segunda. Pero tampoco fueron tantos los ex combatientes europeos alistados en el Tercio. Incluso un número relativamente importante que expresó el deseo de hacerlo fue rechazado, como los más de 2.000 británicos que hicieron cola ante la embajada española en Londres tras el desastre de Annual. Les empujó a ello la debacle española y el convencimiento de que su aportación sería bien valorada por el ejército español, pero el gobierno se mostró dubitativo y terminó negándose a admitir a los oficiales con su graduación y a los soldados que no llegasen a España por sus propios medios2). En cambio, en el citado informe no se contempla el alistamiento de hispanoamericanos, y lo cierto es que encontramos un número importante de ellos en la primera etapa del Tercio. Sabemos que, entre otras expediciones, el 19 de septiembre de 1921 llegaron a Cádiz 287 voluntarios procedentes de Buenos Aires y que muy pronto se incorporan también 731 componentes de lo que se llamó Legión Hispanocubana, conformada por 466 españoles, 225 cubanos y el resto latinoamericanos de distintas nacionalidades. Habían llegado a La Coruña el 4 de octubre procedentes de La Habana y desde la ciudad gallega el vapor «Manuel de Camps» les llevaría a Ceuta. De esa expedición formaba parte un colombiano que había tenido la oportunidad de alcanzar una buena formación cultural. En 1921 tenía 28 años y trabajaba en Cuba en una plantación de caña de azúcar. Hacía año y medio que, despechado por amor, había abandonado su Colombia natal y se 4


había dedicado a recorrer varios países de su entorno geográfico. En una de las calles de La Habana vio los grandes carteles de propaganda del Tercio y, no habiendo encontrado el reposo necesario para su corazón, debió de pensar que ese era un lugar adecuado para tener la mente permanentemente ocupada y escapar de una serie de recuerdos. Su historia nos habla de algunas de las vicisitudes de los primeros tiempos del Tercio. El 18 de septiembre de 1921 partió el barco desde La Habana. Catorce días después llegaba al puerto de La Coruña. Desde allí el contingente de voluntarios viajó por mar a Cádiz y a continuación a Ceuta. El 7 de octubre cruzaban las puertas del campamento de Dar Riffien para ingresar en el Tercio como soldados de segunda, con un contrato de cinco años. Nuestro hombre dijo llamarse Carlos Angulo Rebolledo, nacido en Popayán (Colombia) el 23 de junio de 1893, y no le fue exigido documento personal alguno3). Quedó adscrito a la primera compañía de depósito hasta que el día 20 parte para Tetuán. Va a formar parte de la 16ª compañía de la IV Bandera. A finales de ese mismo mes vive su primer combate como escolta de un convoy a Monte Zagan, en la zona de Ceuta. Durante la operación resulta herido y ha de ser trasladado al hospital de Ceuta, donde permanece ingresado hasta marzo del año siguiente y en estado de convalecencia un mes más. Es ascendido a cabo y recibe la Medalla de Sufrimientos por la Patria con pensión vitalicia de cincuenta pesetas. Una vez reincorporado a su unidad participa en el establecimiento de posiciones y la protección del avance de las columnas, destacando siempre por sus cualidades militares, lo que le permite ascender a sargento en mayo de 1923. El 28 de junio partió con su compañía y colaboró en la protección del avance de los tanques y del convoy que se dirigía a Tizzi Azza y posiciones inmediatas, que fue atacado por los rifeños; y el 31, con su compañía, «protegió el avance de una columna estableciendo duro combate y entrando a la bayoneta en el barranco comprendido entre Benítez y Kernes, desalojando al enemigo de sus posiciones después de varias horas de lucha»4). Al parecer, este colombiano, de aplicación mucha y de valor acreditado, tal y como consta en su Hoja de Servicios, se convirtió en una figura bastante conocida entre los legionarios, en tanto que amante de una guerra llena de alardes individuales y de la lucha más primitiva a campo abierto, por su valor ante el enemigo y por la forma de comportarse en el campo de batalla, donde aportaba los gritos de «¡Viva Colombia!, ¡Viva España!, 5


¡Viva La Legión!» cuando arengaba a sus hombres en una posición defensiva o antes de lanzarse al asalto a la bayoneta 5). En marzo de 1924 su bandera se desplaza a Tafersit, integrándose en la columna mandada por el teniente coronel Francisco Franco. El día 7 es herido en la Loma Roja durante el transporte de un convoy al sector de Tizzi-Azza, en la zona de Melilla. Se reincorpora en mayo y es ascendido a suboficial y en agosto recibe la cruz de plata del Mérito Militar con distintivo rojo y pensión mensual de veinticinco pesetas durante cinco años por sus méritos y servicios prestados a España en la zona del protectorado. A finales de agosto su bandera partió con destino a Tetuán, en cuyo entorno se realizan operaciones para someter a las cabilas rifeñas, lo que supuso su intervención en varios combates bajo el mando del teniente coronel Franco y el general Castro Girona. El 24 de octubre Angulo volvió a ser herido, de gravedad, ahora en una acción destinada a levantar el bloqueo del campamento de Drael-Aseff, en la zona de Ceuta, siendo hospitalizado primero en Tetuán y a continuación en el Hospital Militar de Carabanchel (Madrid) hasta febrero de 1925. A partir de entonces Angulo disfrutará del derecho a usar la Medalla Militar de Marruecos de plata con los pasadores Tetuán y Melilla y un aspa roja. Además, el cónsul general de la República de Colombia se interesó por su historia militar y escribió sobre su participación en la guerra de Marruecos al ministro de Exteriores de su país. A finales de febrero de 1925 le encontramos dedicado a la instrucción de reclutas y en servicios de campaña. Por real orden de 24 de junio de 1925 es promovido al grado de alférez. Uno de sus familiares, en el libro El Legionario, escribirá que el acto fue presidido por el teniente coronel Franco, que la banda militar interpretó el himno de Colombia y que por la noche le fue ofrecido a Angulo un banquete en el casino de oficiales del campamento de Dar-Riffien. Estos datos y otros ofrecidos en el citado libro pueden haber sido exagerados, pero no cabe duda de que Angulo era muy apreciado por sus superiores. A finales de agosto embarca para La Coruña, donde ha de recoger una expedición de voluntarios procedentes de Cuba. En septiembre se reincorpora a su destino, la 19 compañía de la V Bandera, en el campamento del Fondak de Ain-Yedida, donde quedó en servicio de protección de carreteras y convoyes a distintos puestos del sector, así como de fortificación de otros. Pero el 25 de noviembre regresa a La Coruña con la misión de recoger otra expedición de reclutas cubanos, tema que él conoce bien. A finales de 6


ese año la cuñada del capitán Luis Santacruz, amigo suyo, se convirtió en su madrina de guerra, figura recuperada con motivo de la guerra de Marruecos. Daba así comienzo su relación epistolar con Caridad Villalón y Mateo, a la que conoció personalmente en octubre de 1926, en Zaragoza; se casaron en julio de 1930 y tuvieron dos hijos, Caridad Delfina y José Luis. Ya hemos dicho que este legionario poseía una buena formación cultural. Además escribía, y debía de hacerlo bien. Varios artículos suyos aparecieron en la prensa española, en la del protectorado y en la peninsular. En julio de 1926, con motivo de su viaje a Cádiz fue agasajado por los cónsules sudamericanos y por miembros de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz, y en septiembre se le hizo miembro de la misma. El 10 de octubre la prensa gaditana anunció la imposición por la Real Academia Hispano-Americana de la insignia de académico al escritor Ezequiel Arroyave y de la medalla correspondiente a Angulo, quien había sido distinguido con esa consideración poco tiempo antes y considerado en palabras del cronista «uno de los más prestigiosos escritores colombianos» (presentación que escapa a la realidad) y «figura de actualidad por su heroísmo en Marruecos»6). Ese año se aprovechó en Cádiz la celebración de la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre, para incluir en el programa la recepción de los académicos en el salón de actos de la citada institución. Angulo dio las gracias con las siguientes palabras: «Yo, señores, no tengo méritos literarios ni artísticos, yo soy solamente un legionario que acepta esta distinción en nombre de los legionarios españoles y americanos que cubrieron de sangre los campos africanos. Regresaré a África y seguiré con gusto vuestros triunfos y vuestras glorias». Tras el acto académico se ofreció un vino de honor en el balneario de Nuestra Señora de la Palma. Allí Angulo compartió una de las presidencias y el vicedirector de la Academia propuso un brindis en su honor, en tanto que símbolo del valor traído a España para defender sus glorias. También se refirió a él el gobernador civil. A continuación Angulo tomó nuevamente la palabra para referirse a España, a la ciudad gaditana, el Cádiz de la Guerra de la Independencia, al Tercio y a Millán Astray. Terminó con un brindis en el que se definió como «caso de hispanoamericanismo creado a impulsos del corazón y del espíritu del heroico coronel del Tercio»7). 7


En ese ámbito, el de su carrera militar, Ángulo también continuó progresando. El 30 de septiembre de ese año fue ascendido a teniente por sus servicios y méritos contraídos desde el 1 de octubre de 1925. Además fue objeto de atenciones por sus mandos, muy especialmente por aquel a quien nuestro protagonista demostró especial admiración. En efecto, Millán Astray, siempre pendiente de sus hombres más sacrificados y valerosos, prestó una especial atención a este colombiano, a quien había dedicado meses atrás una fotografía con el siguiente texto: «¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva La Legión! Gratitud a Colombia que nos envió tan bravo soldado, Don Carlos Angulo. A mi querido legionario Alférez legionario señor Don Carlos Angulo, futuro capitán de La Legión, modelo de Caballero y honra de su gloriosa nación la República de Colombia, a su bravura indomable, a tu estoica resistencia en el dolor, a tu fidelísima lealtad. Tu coronel fundador de La Legión». También estuvo pendiente de otros oficiales de nacionalidad extranjera. A este respecto, hizo todo lo posible para que progresasen en su carrera militar y que en el futuro pudiesen alcanzar una graduación más alta de lo reglamentado entonces para ascensos en el Tercio. Debemos tener en cuenta que el ascenso por méritos de guerra y en paz del personal de tropa a los empleos de alférez, teniente y capitán del Tercio quedó regulado en la regla 20 de la real orden circular de 4 de septiembre de 1920 y en su ampliación del 16 de octubre del mismo año, y que posteriormente una real orden circular de 7 de febrero de 1924 vino a modificar los mecanismos de ascenso a la categoría de oficial, hasta capitán. Los suboficiales del Tercio podían ascender a oficiales, pero los oficiales de esta procedencia figurarían sólo en los cuadros del Tercio y con mando de tropas en 8


el mismo, sin poder formar parte de las escalas de las Armas o Cuerpos del Ejército ni desempeñar ningún otro destino8). La consideración de Millán hacia la figura de Angulo queda constatada en las palabras y el escrito que el primero dirigió al oficial colombiano al recibirle en su despacho de Dar-Riffien el día 21 de junio de 1927. Millán acababa de recibir la banda de general e iba a ser reemplazado por el coronel Eugenio Sanz de Larín en el mando de la Legión. En presencia de dos oficiales le dirigió las siguientes palabras, que dejó consignadas por escrito: «Te llamo precisamente delante de mis oficiales, capitán Arderius y teniente Tiede, porque al marcharme de La Legión considero en ti representadas las más puras virtudes de los legionarios extranjeros que han venido a rendir a España y a la Legión el sacrificio de sus vidas, de su sangre, de su entusiasmo y de su amor a nuestra Patria. Las circunstancias especiales del desarrollo de las operaciones unido a tus heridas han hecho que en el transcurso del tiempo que llevas en la Legión, aún habiendo puesto yo de mi parte el máximo interés, no pueda dejarte más que de primer teniente de La Legión; pero yo, como Coronel Fundador de ella y más fiel intérprete de sus sentimientos y el que más la ama, te considero merecedor —por todo lo ya dicho— a que llegues, si continuas en La Legión, a ser capitán de ella, ya que hoy reglamentariamente no está en nuestro elemento poder ofrecerte otra cosa, sin que por esto yo pierda la esperanza de que tanto tú como los otros oficiales legionarios de inmaculada conducta lleguéis algún día a categorías superiores y que no solamente se utilicen vuestros servicios en la Legión como así reglamentariamente está previsto ahora, sino que pudierais entrar, como merecéis, en la Escala General de Oficiales del Ejército (...) Así pues, hoy te digo al marchar que dejo en todas partes consignado oficialmente mi deseo de que tú asciendas a capitán de La Legión y si las circunstancias de la guerra no presentaran ocasión suficiente para proponerte por méritos de guerra, que se estudie con el mayor cariño —y yo desde donde esté te apoyaré con todo mi entusiasmo— el que, en cuanto reúnas las condiciones indispensables de tiempo, se te proponga para el ascenso a capitán (...) Estas palabras han de ser escritas, pues las estoy hablando delante del taquígrafo que tiene orden de irlas copiando, y yo sacaré dos copias: una que 9


dejaré aquí para mi sucesor, con mi firma, y otra que te entregaré a ti para que hagas de ella el uso que desees, pues esto es, al mismo tiempo, un homenaje que te rinde tu coronel»9). En octubre de 1926 Angulo partió para Tetuán para hacerse cargo de la representación del cuerpo en la citada plaza y, a continuación, fue puesto al mando de la sección de enlaces de la Plana Mayor, a cuya unidad pasaría revista periódicamente en Dar-Riffien, ocupándose de su instrucción práctica y teórica. Por su labor ante las cabilas, que se dedicó a visitar, en compañía de sus tres asistentes, para intentar fomentar las buenas relaciones, el gobierno de Primo de Rivera le concedió la Medalla de la Paz de Marruecos. También sus inmediatos superiores expresaron su satisfacción por su labor. Tal es el caso del coronel Juan de Liniers, quien escribe en la correspondiente hoja de servicios: «Es uno de los oficiales legionarios más distinguidos» (1929), especialmente «como organizador de la sección de enlaces que conserva y mejora constantemente» (1930)10). Angulo permaneció al mando de esa sección hasta noviembre de 1931, fecha en la que se incorpora a la IV Bandera en el Zoco el Arbáa. Un año antes Angulo había solicitado la rectificación del nombre y apellidos con los que figuraba en su documentación familiar, para que figurasen los verdaderos: Luis Mª Crespo de Guzmán. Para ello le fue preciso presentar una información testifical practicada ante las autoridades judiciales de Colombia, legalizada por el vicecónsul de España en Cali, y acompañada de certificado de matrimonio de sus padres legalizada por el mismo vicecónsul. La firma de este funcionario debía ser legalizada por el ministro de Estado español, pero en atención a que en el expediente certificaban también su legalidad el cónsul general de la República de Colombia en Madrid y el ministro plenipotenciario enviado extraordinario de Colombia en España, el fiscal estimó que no había razones para dudar de la autenticidad de la información adjunta e informó favorablemente la rectificación solicitada. Todo ello nos habla de las amplias relaciones sociales de la familia de este voluntario colombiano, al parecer sobrino del arzobispo de Popayán11), provincia del departamento de Cauca. Para entonces habían solicitado ya el cambio de nombre en documentación militar un reducido número de legionarios y suboficiales. 10


A comienzos de 1934 Crespo de Guzmán fue ascendido a capitán, el máximo grado a que podía aspirar un soldado mercenario, tras haber aprobado las correspondientes oposiciones, ya que había dejado de ascender por méritos de guerra. Ese año su Bandera participó, junto a otras unidades legionarias y otros cuerpos del ejército, en las tareas destinadas a sofocar el estallido revolucionario del mes de octubre en Asturias. Crespo de Guzmán era persona de ideas muy conservadoras y desde varios años atrás había establecido estrecha relación con oficiales contrarios a las reformas del primer bienio republicano. También lo hizo con quienes se estaban dejando ganar por una de las ideologías de signo revolucionario que avanzaba con fuerza en Europa, el fascismo, que en España tenía de momento escasa fuerza pero atraía a un número creciente de estudiantes de las ciudades, propietarios de las zonas agrarias y a algunos oficiales. Con aquellos oficiales simpatizantes de estas ideas y destinados en las comandancias del protectorado estableció rápidamente contacto a su regreso de la península y empezó a colaborar en tareas de propaganda. Tal y como indican varias fuentes durante los meses previos al golpe de Estado de julio de 1936 fue miembro activo de la conspiración, desempeñando tareas de enlace entre las zonas de Ceuta y Melilla12): «Fue elemento destacadísimo en la sublevación; escogido por los jefes supremos llevó a cabo como elemento de enlace entre las zonas de Ceuta y Melilla trabajos admirables que dieron por resultado la unanimidad en las opiniones, la solidaridad entre todas las fuerzas para levantarse contra el régimen»13). Una vez comenzada la guerra civil Crespo de Guzmán formó parte de la columna Madrid que desde el sur de Andalucía avanzó sobre la capital de España, participando en la ocupación de Zafra, Almendralejo y Badajoz. Mientras tanto, a mediados de aquel agosto de 1936 las fuerzas mandadas por el general Emilio Mola avanzaban en la zona norte del país. Uno de sus objetivos, para cerrar la zona fronteriza con Francia, era Irún, una formidable posición estratégica, a la orilla izquierda del Bidasoa, dotada de fortificaciones y protegida por montañas. La ruta escogida para el asalto era la carretera de Pamplona, que sube a orillas del río y bordeando los montes que se extienden hacia el mar y resguardados por los fuertes de Papagogaña, Er11


laitz, Turiarte y San Marcial. Todos esos fuertes fueron siendo tomados con una elevada pérdida de vidas. El día 23 todavía resistía el de San Marcial. Ante las dificultades encontradas por las fuerzas atacantes el mando solicitó refuerzos, entre ellos 300 legionarios que combatían en el frente de Guadarrama. Con ellos llegó Crespo de Guzmán, quien dirigió uno de los ataques, al mando de la 19 compañía de la II Bandera, a la que siguen 700 requetés el 1 de septiembre. Durante el asalto resultó herido en un muslo. Fue trasladado en avión a Pamplona e ingresado en el Hospital Militar, donde le visitó su mujer y sus dos hijos. Durante los días siguientes los diarios navarros le dedicaron cierta atención, recordando algunos de sus hechos de armas. Al mismo tiempo la fiebre le comenzó a subir, pero Crespo se negó a que le amputasen la pierna herida, que había comenzado a gangrenarse; posiblemente porque esa misma prensa le daba información del avance de las fuerzas franquistas sobre San Sebastián y la que se consideraba inminente caída de Madrid y él anhelaba sumarse a las operaciones. Crespo de Guzmán falleció el 1 de diciembre de 1936 tras dos intervenciones quirúrgicas. La prensa franquista le rindió honores por su servicio a España y a la causa de la «cruzada anticomunista»: «Una vez el Movimiento en marcha ha sido decidido paladín del mismo, un verdadero entusiasta de la obra que se realiza. En varias ocasiones ha intervenido como un bravo y en la última de ellas, con ocasión de la conquista del fuerte de San Marcial, sufrió las heridas que le han retenido en el Hospital de Pamplona este tiempo. Se negaba a la decisión de los médicos que indicaban la conveniencia de amputarle una pierna. Decía que sin pierna no podría volver a intervenir como legionario. Tardíamente aceptó el supremo recurso que se le brindaba, pero todo fue inútil. Ha muerto como vivió, como un valiente, después de haber recibido los Santos Sacramentos». En la mañana del 2 de diciembre sus restos fueron trasladados por tren a Zaragoza. La capilla ardiente quedó instalada en el Hospital Militar y al día siguiente fue enterrado en el cementerio de Torrero. Los restos mortales fueron conducidos en una carroza fúnebre. Una compañía de su bandera le rindió honores14) y el féretro quedó cubierto con la bandera española, las de Falange y La Legión y por encima de todas la tricolor colombiana. 12


Portada del libro El Legionario, obra de Camilo Guzmán Cabal

N O TA S 1)- Archivo General Militar de Segovia. Legajo 246, 2ª Sección, División 10. 2)- ABC, 19 de agosto de 1921. 3)- Hoja de Servicios, Primera Sección A-1813 y C-457. Archivo General Militar de Segovia. 4)- Hoja de Servicios. 5)- Así lo expone un libro redactado por uno de sus familiares, quien tras la muerte de Angulo elaboró un libro hagiográfico a partir de las cartas que le había remitido y los recortes de prensa española en que se hace mención a este personaje: Guzmán Cabal, Camilo, El legionario, Bogotá, Escuela Tipográfica Salesiana, 1938. 6)- Diario de Cádiz, 10 de octubre de 1926. 7)- Diario de Cádiz, 12 y 13 de octubre de 1926. 8)- Por decreto de 4 de enero de 1937 quedó suprimido ese límite, de forma que quienes formaban parte de la Legión o ingresasen en los años siguientes podían alcanzar un empleo mayor que el de capitán. Las circunstancias de la guerra civil, en la que los oficiales desempeña-

ban en ocasiones el mando de jefe (que reglamentariamente no podían alcanzar), a causa del alto número de bajas, es el elemento que explica esta reforma. El primero en alcanzar el grado de comandante fue Tiede. 9)- Texto en la muestra fotográfica LXXXIII Aniversario de la Fundación de La Legión, Zaragoza, del 16 al 30 de septiembre de 2003. Asimismo, en la Hoja de Servicios dejó escrito: «Excelente oficial, caballero distinguido, de gran cultura, merece confianza y muy apto para ser el segundo capitán legionario en La Legión». 10)- Hoja de Servicios C-457. 11)- Este último dato en Heraldo de Aragón, 3 de diciembre de 1936. 12)- Heraldo de Aragón, 3 de diciembre de 1936. 13)- Diario de Zaragoza, 3 de diciembre de 1936. 14)- «Un caso ejemplar. Ha fallecido el heroico capitán de La Legión don Luis Mª Crespo de Guzmán, que había ingresado en ella como simple legionario», Heraldo de Aragón, 3 de diciembre de 1936, p. 4. 13


Tropas de Regulares defienden una posici贸n en las inmediaciones de Xeruta 14


Xeruta, el barranco de la muerte

José González Ávila Comandante de Infantería

H

ay nombres míticos en la historia de las Unidades de Regulares: Peñas del Kaiat, Hoj, Dar Acobba, Xeruta, etc. Visitar el Acuartelamiento González Tablas y observar todos estos nombres por sus paredes estremecen el ánimo e invitan a saber que pudo ocurrir en estos lugares, ¿por qué sus componentes se enorgullecen al leerlo? Buceando un poco en las Obras Completas del General Mola y dentro de ella, Dar Acobba, que constituye un verdadero «Diario de Operaciones» de la Unidad, narrado con elegante prosa y que estremece al imaginar los sacrificios que los componentes del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas Larache nº 4 tuvieron que soportar, y el valor y arrojo que derrocharon durante el tiempo que ocuparon dicha posición. Esta posición, Dar Acobba, escenario de la acción, estaba próxima a Xauen, en las confluencias de los rios Mizal y Lau con una cota de 220 m. Dependían de ella varios puestos y blocaos, siendo el más importante el que vigilaba la pista de Xauen y el camino de Xeruta al Lau por la divisoria, distante 750 metros de la misma y con una altura superior a este, 440 metros, lo que facilitaba la observación. Posición vital para asegurar dichas comunicaciones. En la fecha en que se iba a desarrollar los acontecimientos que tratamos gobernaba el General Primo de Rivera, el cual, en una visita que giró al Protectorado, expresó públicamente su intención de replegarse, lo que había creado ciertas dudas en el Mando a la hora de tomar decisiones, agravando la situación. Además el General Aizpuru, había celebrado conferencias con El Raisuni con lo que este se creció y afianzó su influencia. La situación militar, se puede afirmar, no era mejor que la política. Las huestes de Abdelkrim, capitaneadas por su hermano M’Hamed y por el Jeriro, atacaba y dejaba aislado continuamente todos los blocaos y destacamentos de la línea del río Lau, y amenazaba con cortar la pista de Xauen a Tetuán. Lo que obligaba a hacer un gran esfuerzo para llevar los convoyes 15


Tropas de Regulares europeos e indígenas forman en el puerto de Melilla

de provisiones a las posiciones y socorrerlas antes de que sus integrantes fueran capturados o muertos. Por tanto escaseaban los alimentos, las municiones y la comida para el ganado. En este complejo y difícil momento, se hace cargo del Mando del Grupo de Regulares de Larache el Teniente Coronel Don Emilio Mola Vidal, que sustituyó al de su mismo empleo Don Luis Pareja Ayuens, el día 25 de agosto de 1.924. En el mes de septiembre de ese año, el Grupo de Regulares de Larache tenía al 1º, 2º y 4º Tabor y el 3º Escuadrón del Tabor de Caballería al mando respectivamente de los Comandantes Pérez Rama, Rodríguez Couto, el Capitán Juste, ya que su Comandante, Losada de Arteaga, había sido herido recientemente, y el Capitán Don Mariano Busco. El 3º Tabor, al mando de su Comandante Sánchez Noé, se encontraba operando en la zona de la Comandancia General de Larache, aunque hizo una esporádica aparición en estas fechas por Dar Akobba no participando en el combate que nos ocupa. En esta barrancada de Xeruta, próxima a la posición de Dar Acobba, tuvo lugar otra agresión el día 25 de agosto. En esta ocasión, día 30 de septiembre, el «Historial del Grupo de Regulares de Larache nº 4» dice que la Unidad al mando del Teniente Coronel flanqueando la derecha de la columna del General Castro Girona, coadyuvó a la operación de llevar convoy a Xeruta, y, al llegar estas fuerzas al sitio denominado «Barranco de Xeruta» numeroso enemigo que oculto esperaba atacó con furia a estas fuerzas que se 16


vieron obligadas a entablar lucha cuerpo a cuerpo, desorientando al enemigo que fue muerto en su mayor totalidad y haciéndose prisioneros y recogiéndose gran numero de armamento y municiones, retirándose después de conseguido el objetivo a pernoctar a Dar Acobba. El enemigo tuvo numerosas bajas en esta operación, haciéndole prisioneros y recogiéndole armamento, cartuchería y otros varios efectos. También por nuestra parte tuvimos que lamentar numerosas bajas en personal de tropa europea e indígena. Pero volvamos a la narración de Mola el cual nos da todo lujo de detalles: El 2º Tabor, al Mando del Comandante Rodríguez Couto, Tropas de Regulares europeos e indígenas durante un descanso en la batalla tenía orden de avanzar rápidamente, ya que la columna que mandaba Franco, en la que iban Regulares de Alhucemas y dos Banderas del Tercio, eran hostilizadas fuertemente desde el poblado de Abada. El Tabor desapareció por la ladera del barranco, el cual era muy profundo y cubierto de maleza. Para esta operación Mola dejó el 4º Tabor para reforzar el flanco derecho. Pasaba el tiempo y el 2º Tabor no aparecía por la ladera opuesta, siendo la preocupación del Teniente Coronel el camino de Xeruta, por donde tenía que avanzar la columna de Franco a la que había que apoyar. El Oficial Ayudante le informa que el Tabor estaba sosteniendo mucho fuego, sin que Mola sospechara que en aquella ratonera pudiese haberse hecho fuerte los harqueños. Desde el puesto de Mando no se oían disparos, ni movimiento alguno de estos por el barranco, por lo que cogió con reticencia la primera noticia siguiendo la observación sobre el avance de la columna de Franco. 17


Momentos más tarde la presencia de dos camillas con dos Oficiales heridos y que informan que «el Tabor está detenido, con un elevado número de bajas y enfrente un gran número de enemigos», le decide a enviar rápidamente una Compañía, al mando del Capitán Muedra. Ordenó relevar al 1º Tabor de su misión en Loma Verde para tenerlo de reserva en las proximidades. Se pudo observar posteriormente como numerosos montañeses huían siendo batidos por los Regulares. Por nota manuscrita, el Comandante Rodríguez Couto informó que había sufrido muchas bajas y enfrente tenía muchos enemigos por lo que solicitaba refuerzos. Con esto Mola se dio cuenta de la gravedad de la situación por lo que ordenó al Capitán Juste que bajará al Barranco con las dos Compañías que tenía disponibles y al Comandante Pérez Rama que inmediatamente fuera relevado por el Batallón de Figueras y se incorporase lo más próximo a su puesto de Mando. Mola observó que el Batallón de Arapiles permanecía cuerpo a tierra y que fuerzas del Tercio, una compañía, se aproximaban a la salida de la Barrancada y que algunos Regulares ya habían ocupado las primeras casas del poblado de Xeruta, objetivo de aquella operación, que se encontraban en la ladera opuesta. Pero el 2º Tabor continuaba en el barranco sin conocerse exactamente lo que allí se estaba desarrollando. Un Oficial retirado herido informó que abajo se luchaba encarnizadamente y que las pérdidas eran importantes por ambos bandos. Continuó Mola avanzando hasta entrar de lleno en la zona de combate y encontrar el puesto de mando del Tabor. El cuadro que vio Mola era dantesco, descrito por él mismo no deja de causar horror imaginárselo: En un informe montón, desordenados, destrozadas las ropas y mostrando heridas horrorosas, yacían cerca de medio centenar de soldados muertos o heridos; de entre las adelfas, unos Regulares traían a rastras nuevas bajas; el médico no daba abasto para contener hemorragias y vendar heridas; por el barranco se oían gritos de rabia, lamentos, tiros y explosiones de bombas de mano. ¿Qué pudo haber sucedido? El Comandante Rodríguez Couto aclaró inmediatamente a su Jefe como habían avanzado rápidamente pendiente abajo y llegaron al cauce del arroyo sin problemas y sin detectar ningún elemento y cuando la vanguardia se encontraba buscando entre las adelfas algunos puntos para cruzar comenzaron a recibir un intenso fuego, el Tabor desplegó rápidamente buscando cruzar el barranco sin conseguirlo por 18


lo que se pegó al terreno y comenzó a evacuar las bajas. Presente la compañía de Muedra y, rota ya la sorpresa, lanza su unidad por la izquierda y el Tabor ataca de frente al enemigo, que se encontraba atrincherado, siendo recibidos con una lluvia de granadas de mano. Aparecen en el escenario la 1ª Compañía del 1º Tabor al mando del Capitán Rubio y una del Tercio. Atacan de frente las Compañías de Castejón y Muedra, consiguen cruzar el cauce y tomar posiciones al otro lado. El enemigo cede al empuje y comienza una matanza brutal. Muchas bajas propias, pero las del enemigo son más. Ante una posible reacción enemiga Mola ordena al 1º Tabor, Comandante Pérez Rama, relevar al 2º, que había quedado desecho, y agregándole la Compañía de Muedra avanzar hacia Loma Negra. Cuando entró en el barranco acompañado por el Comandante Rodríguez Couto para conocer de primera mano los efectos del combate mantenido, Mola, cuenta como El espectáculo era macabro… muertos y más muertos, dentro del agua, entre las piedras, enredados en las adelfas, enterrados bajo los escombros de sus trincheras; todos desnudos o casi desnudos, con heridas horribles, cráneos deshechos, brazo y piernas separados del tronco, vientres abiertos… Olor a carnicería… Un muerto fingido detectado por un gastador allí mismo fue abatido. En sus años de guerra jamás había visto tal número de enemigos muertos. Estos habían elegido mal el terreno, aunque de trincheras inexpugnable, su evacuación era muy difícil ya que se encontraban en el mismo cauce del arroyo. Posteriormente se hizo un recuento por dos Soldados del Batallón Arapiles, voluntarios para tal misión, llegando a contabilizar ochenta y siete muertos, pero según informe del General Capaz sobre aquella jornada en el barranco, sostiene que fueron ciento ochenta, en su mayoría de Beni-Jaled. Fueron héroes en aquella jornada los capitanes Rubio, Castejón y Muedra. El ejemplar castigo sufrido por los rebeldes en el barranco de Xeruta despejó la situación por lo que la circulación por la pista de Xauen, entre esta y Zoco El Arbaa se hizo sin dificultades. Pero hubo que lamentar las siguientes bajas propias: cuarenta y dos muertos y cincuenta y dos heridos. Por esta acción junto con otras dos, los días 13 y 15 de septiembre en Dar Acobba, le fue concedida al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache nº 4 la Medalla Militar Colectiva con lo que el nombre de este lugar, Xeruta, pasa a la historia de los Regulares con letras de oro. 19


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Los legionarios de Limerick en el conflicto español 1)

Dr. Barrie Wharton

B.A. (First Class Hons.), Ph. D. Departament of Languages and Cultural Studies University of Limerick, Limerick, Ireland.

L

Al Ilmo. Sr. D. Eddie Moxon-Browne, Catedrático Jean Monnet y español de honor.

a Guerra Civil Española se recordará, a lo largo de la historia, como una de las grandes tragedias de nuestro tiempo. Un conflicto amargo y sangriento cuyas repercusiones aún perduran en la España actual, la Guerra Civil Española enfrentó a español contra español, y, a hermano contra hermano, en una larga lucha de tres años que dejaría a España con el legado de una estructura social destrozada y un país devastado y empobrecido. El hecho de que España, como el Ave Fénix, haya renacido de la matanza que supuso la Guerra Civil, para situarse de nuevo entre las naciones europeas más importantes, es uno de los grandes milagros, tanto a nivel político como social, de la última mitad del siglo veinte. Sin embargo, para muchos historiadores, el interés actual sobre la Guerra Civil Española no se centra en la experiencia española o en el efecto de la guerra en la sociedad española actual, a pesar de que sea lógicamente insensato menospreciar estos aspectos tan importantes. Por el contrario, muchos se han visto fascinados por la Guerra Civil Española debido a su naturaleza internacional e ideológica. Vista como una guerra entre el bando del comunismo y el orden de un nuevo mundo, frente al viejo poder de la tradición, la religión y el capitalismo, España fue, de forma casi inmediata, el tablero de juego de un enfrentamiento internacional entre idelogías contrarias, un enfrentamiento que desembocó en la Segunda Guerra Mundial y, que, en su metamorfosis final arrojaría al mundo cerca del apocalipsis, en los vertiginosos días de la Guerra Fría, la cual ha dejado una huella imborrable en nuestra historia más reciente. Hoy en día, parece absurdo pensar que los españoles fueron los primeros peones de tan peligroso final, teniendo en cuenta que España había estado aislada geográficamente y políticamente del epicentro del poder mundial durante los siglos anteriores a la Guerra Civil. Además, a primera vista parece absurdo que Limerick jugase también un papel en el desarollo de este conflicto, siendo una ciudad de provincias y geográficamente aislada 21


en la costa occidental de un todavía estado irlandés en ciernes, con una reconocida y orgullosa política neutral2). Pero como este artículo intenta mostrar, Limerick, sus representantes elegidos y sus habitantes, desempeñaron un papel activo y significativo en la Guerra Civil Española. Puede que dicho papel no tenga una gran relevancia militar pero sí que tuvo trascendencia política y, a la luz de los estudios más recientes sobre la Guerra Civil Española junto al trabajo contemporáneo sobre la Irlanda de De Valera, no se puede dudar de que Irlanda y más específicamente, Limerick, disfrutó de un papel que merece un nuevo estudio y valoración histórica 3). Es posible que este estudio del papel de Limerick en la Guerra Civil Española no nos ayude mucho a desenredar la intrincada madeja del conflicto español, pero se espera que nos ayude a comprender de forma más profunda este período histórico de la ciudad de Limerick, así como la interacción de la ciudad con los acontecimientos que estaban ocurriendo en la sociedad irlandesa durante esta época. Cuando estalló la Guerra Civil Española, el 17 de julio de 19364), con el levantamiento del General Franco en el Marruecos español, Limerick era una deprimida ciudad industrial en una Irlanda dominada en gran medida por el doble espectro de la dependencia económica y política del viejo poder colonial, Gran Bretaña, y la hegemonía social y cultural de la Iglesia Católica, que había asumido, desde la independencia en 1921 5), un estatus próximo al de una nobleza nativa, ejerciendo un inmenso poder como la única fuerza estable que existía en el contexto de un incierto vacío de poder en el terreno socio-político y cultural que había sido el legado lógico de la Guerra Civil Irlandesa y la victoria pírrica de las fuerzas del Estado Libre contra el bando republicano que opuso vehementemente la partición política de la isla. De hecho, la postura de la Iglesia Católica es el factor clave en cualquier intento de comprensión del papel de Limerick en la Guerra Civil Española. Para poder entender este factor por completo se deben observar las respectivas trayectorias de los estados Irlandés y Español en los años precedentes al comienzo de las hostilidades en España. Durante siglos, el estado Irlandés había sufrido la persecución religiosa bajo el yugo colonial y no sorprende, por lo tanto, encontrar en Irlanda una profunda empatía con la situación de la Iglesia Católica en España al estallido del conflicto con las historias que llegaban de «destrucción sin sentido de las propiedades de la 22


Iglesia»6) e «inestimables ornamentos y estatuas de las Iglesias … siendo quemados en las calles»,7) como informaban los corresponsales irlandeses en los primeros días del conflicto. El hecho paradójico de que el yugo imperial en España, representado por Franco y la Monarquía Borbónica, fuese apoyado por la Iglesia Católica no tiene mucha relevancia para Irlanda debido a la ausencia en el país de un fuerte movimiento comunista o otras tendencias izquierdistas. Por lo tanto, la justificación de la cruzada irlandesa fue lograda fácilmente por la suplantación de la opresión británica en Irlanda con la de los rusos en España y debido a la extensión arrasadora de esta creencia, mayoritariamente por medio del púlpito, la Guerra Civil Española fue rápidamente percibida en Irlanda como el primer paso del imperio soviético en su intento de dominación mundial. Además y de vital importancia, la amarga experiencia de la reciente Guerra Civil en Irlanda había dejado a la Iglesia Católica en una posición extraña de poder creciente teniendo en cuenta el panorama sociopolítico y la posición de la Iglesia Católica en gran parte del resto de Europa durante los años treinta. La posición deliberadamente ambigua de la Iglesia Católica con respecto a la Guerra de la Independencia y a la Guerra Civil en Irlanda la había permitido mantener su influencia como el punto de referencia fundamental y centrífugo para la sociedad irlandesa. En ningún otro lugar se hizo ésto más evidente que en la piadosa y conservadora ciudad de Limerick 8). Muchos irlandeses habían muerto en los años precedentes por causa de lo que, con el tiempo, llegaría a ser un vano juramento de lealtad9) pero, en esta Irlanda de los años treinta, no cabe ninguna duda de que si la Iglesia Católica fuera a dar su respaldo a una causa militar sería, dirigida de forma adecuada, un reclamo mucho más poderoso que la de cualquier movimiento o corriente político o laico. Esta mentalidad de Cruzada tuvo carácter endémico en la sociedad irlandesa y fue utilizado por ambas facciones políticas después de la Guerra Civil Irlandesa como un dechado unificador para la sociedad irlandesa. Años después en Irlanda, esta mentalidad encontraría una salida más pacífica por medio de la celebrada participación irlandesa en actividades misioneras pero, en 1936, desde el momento en que el púlpito irlandés apoyó al bando nacionalista español, no sorprendió en absoluto encontrar a irlandeses que sacrificarían sus vidas en un campo de batalla extranjero para apoyar a los que se oponían al poder que dicho púlpito representaba. 23


Sería objeto de polémica académica pero se podría argumentar que la dominación inglesa de las cruzadas de la Edad Media con personajes como Ricardo Corazón de León, etc, fue, de hecho, una anomalía histórica y que, tanto Irlanda como España, dado a sus respectivas trayectorias históricas y procesos de formación como estado-naciones, estaban mucho más cualificadas como naciones de cruzada. De modo alguno, la Brigada Irlandesa del General O’Duffy fue así un desarrollo lógico en el conflicto español y, simplemente, la respuesta irlandesa, aunque bastante inferior desde el punto de vista numérico, a la desafortunada Armada Invencible de 1588. Como ya se ha mencionado en este artículo, la Guerra Civil Española se convirtió rápidamente en un conflicto internacional de percibidas ideologías diferentes; la izquierda contra la derecha, lo viejo contra lo nuevo, ellos contra nosotros. En este momento, es fundamental decir que la mayoría de los voluntarios irlandeses nacionalistas en la Brigada Irlandesa y, a efectos de este artículo, los voluntarios que vinieron de Limerick, mostró muy poca convicción ideológica con respecto al conflicto. La mayoría no era ni partidarios del fascismo ni miembros de organizaciones católicas como The Irish Crusade Against Communism. Tampoco fueron víctimas de la depresión económica que asoló Irlanda en la década de los treinta. De hecho, de entre los más de cincuenta voluntarios de Limerick, sólo uno, Pat Coffey, residente en el barrio de Sandmall10), estaba desempleado a principios del conflicto, una cifra bastante por debajo de la media irlandesa de aquellos tiempos. Además, se sabe que Coffey era un destacado atleta y que estaba soltero y teniendo en cuenta la posición social de su familia en un barrio privilegiado de la ciudad, se puede sugerir que su situación de desempleo fue más una elección que una obligación. Los voluntarios de Limerick y del resto de Irlanda en el bando nacionalista eran simplemente soldados de la cruz respondiendo a la llamada del púlpito, una llamada de larga tradición que sonaba con resonancia en todos los sectores de la sociedad irlandesa. Además, no se puede descartar por completo el atractivo de la aventura como motivo para los voluntarios pero el factor preponderante fue, sin duda, la llamada de la Iglesia Católica y las cartas pastorales de los obispos irlandeses que tuvieron mucha más fuerza a la hora de convencer a los voluntarios nacionalistas a ir a España que ningún panfleto político o convicción ideológica. 24


Aherns Row Courthouse

Voluntarios irlandeses de paseo por Cáceres

En el bando republicano, la postura fue muy diferente. Los voluntarios de las Brigadas Internacionales eran generalmente miembros de partidos comunistas o grupos de izquierdas con profundas convicciones políticas acerca de la importancia del conflicto español y su desenlace. No obstante, estos voluntarios eran un número reducido en una ciudad como Limerick, que estaba todavía dominada por la Iglesia Católica. En el bando republicano, se había pretendido equiparar la situación irlandesa con la de Cataluña bajo la dominación de Madrid y es un hecho que en 1932, De Valera11), el entonces primer ministro irlandés, escribió a Juan Fabregas, quien más tarde ocupaba varios altos cargos en el malhadado y efímero Gobierno catalán encargandose durante un tiempo de su Ministerio de Hacienda, afirmando que «el deseo de libertad e independencia del pueblo catalán tenía el apoyo más cálido por parte del pueblo irlandés y de su Presidente»12). No obstante, sus palabras sonaban falsas y De Valera era siempre más católico que republicano. En su Irlanda, la llamada de la Iglesia fue mucho más fuerte que cualquier toque de clarín republicano y en julio de 1936, después del levantamiento nacionalista, no había ningún apoyo por parte del Gobierno irlandés hacia el Gobierno republicano en Madrid que había sido elegido democráticamente unos pocos meses antes. El recibimiento oficial ofrecido por el legendario Alfie Byrne, el famoso alcalde de Dublín, a la Brigada Irlandesa del General O’Duffy a su regreso de España fue simplemente otro tácito recordatorio de dónde yacía realmente el poder en la sociedad irlandesa a mediados de los años treinta. Sin embargo, Frank Ryan, nacido en la aldea de Elton, en las cercanías del pueblo agrícola de Knocklong en el sureste del condado de Limerick, fue el combatiente irlandés más famoso en la Guerra Civil Española, y, 25


su aprisionamiento por las fuerzas franquistas se hizo público en la prensa local y nacional. No obstante, los reportajes sobre Ryan se debe más a su papel prominente como combatiente en la Guerra Civil Irlandesa que a su papel en España aunque tuviera unas posiciones importantes en las Brigadas Internacionales. Posteriormente, los trabajos sobre el papel de Ryan en el conflicto español se han centrado en su estatus peculiar de intermediario entre el Ejército Republicano Irlandés (I.R.A.), el régimen nazi de Adolf Hitler y el bando nacionalista de General Franco13). De hecho, la historia de Frank Ryan y sus actividades durante la guerra en España son fascinantes. Un militar avezado en la lucha, Frank Ryan fue el comandante de la sección irlandesa que formaba parte de la decimoquinta Brigada Internacional. Bajo su mando, encontramos a personajes celebrados como el joven poeta, Charles Donnelly y el otro líder irlandés, Kit Conway, un nativo del condado vecino de Tipperary. Esta Brigada participó en algunas de las batallas más sangrientas de la Guerra Civil Española. Durante los primeros meses de la guerra, lucharon en el Frente de Aragón y luego, en el invierno de 1936/1937, el contingente irlandés fue mandado al Frente de Córdoba y una parte participó también en la épica defensa de Madrid. Los irlandeses sufrieron muchas bajas y ambos Donnelly y Conway murieron en la Batalla de Jarama. Póstumamente, estas pérdidas ayudaron a alimentar el mito del pueblo irlandés que luchaba contra Franco pero la verdad fue diferente, sobre todo en Limerick. Las andanzas de Frank Ryan recibieron mucha cobertura en los periódicos locales pero poca simpatía popular. Al final, Ryan fue rescatado de su encarcelamiento en Burgos por intervención nazi y fue trasladado a Alemania. Allí, se convirtió en el enviado especial del Ejército Republicano Irlandés (I.R.A.) al régimen de Hitler con un papel correspondiente de conspirar contra el estado británico y sus intereses. Ryan estuvo en Berlín a lo largo de la Segunda Guerra Mundial y murió allí en circunstancias sospechosas en junio de 194414). La historia de Frank Ryan es indudablemente más emocionante y llena de color que la de los voluntarios nacionalistas de Limerick pero sería erróneo sugerir que las creencias o acciones de Ryan fueran representativos de la población de Limerick de aquella época. Jim Woulfe, nacido en el pueblo próspero de Newcastle West al sur de la ciudad de Limerick, fue otro voluntario republicano. Otro inconformista como Frank Ryan, Woulfe había emigrado a Canadá y allí, se convirtió 26


en un militante del Partido Comunista. Vino a España con el grupo de Ryan y fue asesinado de forma trágica en la Batalla de Belchite en el Frente de Aragón, el tres de septiembre de 1937. Otro fue Gerrard Doyle, un habitante de Limerick que estudió en el famoso Colegio de los Hermanos Cristianos (Christian Brothers School ) en Sexton Street y que había trabajado después en el Shannon Scheme 15), el gran proyecto industrial del joven estado irlandés para construir su primera central hidroeléctrica. Allí trabajaba de 1927 a 1929 y fue iniciado en la idea de la lucha obrera. Luego, emigró a Inglaterra y se afilió al Partido Comunista en Birmingham en 1936. En España, luchó en el bando republicano y fue hecho prisionero cuando le capturaron en el Frente del Jarama en marzo de 1938. El periódico The Limerick Leader del 27 de octubre de 1938 relata como fue liberado posteriormente del campo nacionalista de concentración de San Pedro de Cardena, en la zona franquista de Burgos. Una última anécdota interesante vinculando Limerick con las Brigadas Internacionales es la presencia de George Nathan en sus filas. Un veterano de la Primera Guerra Mundial, Nathan fue, en 1918, el único oficial judío en la famosa Brigada de Guardias del Ejército Británico. En España, Nathan fue a principios un capitán en la Decimoquinta Brigada Internacional pero luego, fue ascendido al rango de comandante y finalmente, fue nombrado jefe de la Brigada. Durante algunas batallas decisivas, Nathan luchó al lado de la sección irlandesa en la que, por supuesto, militaba muchos veteranos del Ejército Republicano Irlandés (I.R.A.) y su sangrienta Guerra de Independencia. Años antes, Nathan había servido en Limerick en las Fuerzas Armadas de la Corona Británica durante la época de la Guerra de Independencia en Irlanda entre los años 1921 y 1922. Un miembro de la división auxiliar de infausta memoria del Cuerpo Real de Policía Británica en Irlanda (R.I.C.), la cual fue comúnmente conocida como los «Black and Tans» debido al color de sus uniformes, algunas fuentes afirman que Nathan fue responsable por el asesinato infame del 7 de marzo de 1921 en Limerick cuando el alcalde, George Clancy, el ex-alcalde, Michael O’Callaghan y el joven Joseph O’Donoghue fueron todos asesinados a sangre fría. Este acontecimiento del asesinato de los «Two Mayors» (Los Dos Alcaldes) es todavía uno de los episodios más recordados de la Guerra de Independencia en Limerick16). Las acusaciones contra Nathan no han sido nunca probadas más 27


Diploma acreditativo de servicio en la Bandera irlandesa, a nombre de James Frawley

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Grupo de voluntarios irlandeses. En el centro Jim Frawley

Jim Frawley de regreso a Irlanda

Jim Frawley hoy

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allá de toda duda fundada pero se sabe que el mencionado Frank Ryan se convirtió en un buen amigo y camarada de Nathan. George Nathan murió en la Batalla de Brunete el 14 de julio de 1937 17). El papel de los voluntarios republicanos de Limerick en la Guerra Civil Española no debería nunca ignorarse o menospreciarse aunque desde una perspectiva objetiva hay que señalar que su número fue bastante inferior al de los combatientes de Limerick que se alistaron y lucharon en la Brigada Irlandesa de O’Duffy. De hecho, los cincuenta combatientes de Limerick que lucharon en el fuerte batallón de seiscientos o setecientos hombres que estaban con O’Duffy, formaron uno de los contingentes más numerosos de todas las regiones irlandesas y ésto refuerza la reputación del Limerick de la década de los treinta como un bastión del poder de la Iglesia y del conservadurismo. Los voluntarios de Limerick en la Brigada Irlandesa nacionalista de O’Duffy fueron reclutados a finales del verano y en el otoño de 1936. Fueron una mezcla de residentes de la ciudad de Limerick y de habitantes de pueblos como Knocklong y Rathkeale, en la rica zona agrícola del «Golden Vale»18), situada en el centro del condado. Ante todo, fue un grupo heterogéneo que contrasta de forma cruda con el perfil de motivación política de los voluntarios republicanos. Como se mencionó anteriormente, sólo uno, Patrick Coffey del barrio del Sandmall estaba desempleado. La mayoría eran solteros y tenían menos de treinta años. También, en general tenían poca experiencia militar. Sus direcciones en Limerick variaban pero la calle comercial de William Street y las zonas de Garryowen y Roxboro aparecen bastantes veces. Paul Sheehy de Garryowen, John Quilty de Lisnagry y Thomas Fennell de Rathkeale eran hijos de propietarios de bares19) y, el perfil de los voluntarios no era ciertamente de encontrarse en la pobreza. William McSweeney de Rathuard era electricista, mientras que los hermanos Frank y Seán Fitzgerald, aunque procedían originariamente de Cappagh en el condado marítimo de Waterford, destacaron más tarde en los círculos de negocios de Limerick, cuando Frank adquirió una tienda conocida en la zona privilegiada del Ennis Road y Seán estableció el primer negocio de alquiler de coches de Limerick. El aspecto religioso del conflicto, mencionado anteriormente, se reitera con la presencia en las filas de la Brigada de Limerick del Padre J. Cleary, 30


un residente de William Street quien, más tarde entraría a formar parte de la Orden Franciscana 20), y, Pat Heaphy, nacido en Scarteen, en las proximidades de Knocklong, quien era novicio con los Padres Oblatos cuando se alistó en la Brigada de O’Duffy. Destaca el hecho de que Heaphy jamás finalizó sus estudios religiosos y se sumó a las filas de las Fuerzas Aéreas Británicas (Royal Air Force) durante la Segunda Guerra Mundial, antes de que se estableciese definitivamente en Inglaterra en los años cincuenta para trabajar como empleado de banca. Sus restos reposan en el cementerio de Emly, su pueblo natal. El voluntario más joven de la Brigada Irlandesa fue Christopher Whelan, ciudadano de Limerick y concretamente de O’Connell Avenue, quien era el tambor del batallón de O’Duffy. En España, fue presentado personalmente a Franco y después de regresar a Irlanda se convertiría en un importante empresario de la construcción en Limerick. El perfil de los voluntarios de Limerick es, así, calidoscópico, pero en la lista de pasajeros del «S.S. Ardeola» y del «S.S. Urundi»21), que llevaron a los voluntarios de Limerick a España, pasando por Portugal, aparecen algunos rasgos generales que compartían. En primer lugar, todos eran católicos y parece que la mayoría provenía de clases sociales respetables y relativamente prósperas. Hay una mezcla de antiguos soldados del Ejército Nacional como William Delaney, de Ballycummane en las cercanías de Tournafulla, y, boyscouts católicos junto a artesanos y otros como el enigmático Christopher O’Sullivan, residente en Nicholas Street, cuya esposa jamás descubrió que su marido había estado en España hasta hace poco tiempo22). Pero el vínculo que unió a todos fue su convicción acerca del mensaje de la carta pastoral del Cardenal McRory, hecha pública el 13 de octubre de 1936, que se leyó en todas las misas dominicales de todas las iglesias irlandesas y que arengaba a realizar una «Gran Cruzada». Ésta fue la razón predominante para que estos cincuenta voluntarios se alistasen en la Brigada de O’Duffy y, mientras el «S.S. Urundi» salía del puerto de Galway el 15 de diciembre de 1936, los voluntarios cantaban el himno La Fe de nuestros antepasados 23) a la multitud que les despedía desde el muelle. Muchos hubieran leido el panfleto de Aodh de Blacam del Despacho Oficial de Publicaciones Religiosas Irlandesas: Por Dios y por España; La verdad sobre la Guerra Civil Española 24) y, una vez después de que este panfleto recibiese el Imprimi Potest del Primado irlandés, en octubre 31


de 1936, la cruzada había comenzado. Habían pasado trescientos cincuenta años pero la Armada Española viajaba ahora en dirección contraria y, de nuevo, como remarcaría el Obispo de Elphin: no se trataba de una guerra entre monárquicos y republicanos…, no era una guerra entre ricos y pobres…, era una guerra entre Cristo y el Anti-Cristo 25) . Los voluntarios de Limerick en la Brigada de O’Duffy salieron de Irlanda en diciembre de 1936. J. Ryan, el encargado del reclutamiento de la Brigada Irlandesa en Limerick dirigió al primer contingente antes de su salida. El Limerick Chronicle del 19 de diciembre de 1936 relata la descripción que hizo Ryan de los voluntarios como auténticos soldados de la cruz y apóstoles en un país extranjero…, cuyas heridas por Cristo Rey serían un día trofeos de su victoria 26) . Como conclusión, Ryan dejó claro al anhelante contingente que eran «embajadores orgullosos para Limerick, ciudad católica desde mucho tiempo atrás, para la Iglesia Católica y para el país»27) . La aportación militar real de la Brigada Irlandesa fue minima pero la Brigada formó parte del celebrado Tercio o Legión Española como la XV Brigada Irlandesa. Cuando llegaron a Lisboa fueron enviados a Cáceres, en la provincia de Extremadura; una zona que había presenciado algunos de los enfrentamientos y masacres más sangrientos de los primeros meses de la Guerra Civil Española. Su falta de entrenamiento y el liderazgo cada vez más megalómano de O’Duffy obstaculizaron cualquier tipo de participación irlandesa seria en las maniobras militares, pero su contribución fue siempre mucho más propagandística que de actuación en las trincheras28). Extrañamente, las fuerzas republicanas del gobierno español «mostraban un respeto incondicional hacia la Brigada Irlandesa»29), como aparece en la edición del 22 de junio de 1937 del Limerick Chronicle. Pero ésto se debió al hecho de que en una batalla anterior, un fuerte grupo formado por sesenta voluntarios republicanos irlandeses había derribado a la mucho más numerosa Séptima Bandera de las fuerzas franquistas y equivocadamente, los republicanos confundieron las dotes militares de sus camaradas irlandeses con las de sus compatriotas en las filas franquistas. A su regreso a Irlanda, el Sargento Paul Sheehy, del barrio céntrico de Garryowen, habló fundamentalmente de la cooperación irlandesa con los requetés ultra-católicos y las demás tropas carlistas de Navarra, y el Limerick Chronicle del 22 de junio de 1937 relata como Sheehy manifestó que los Carlistas eran los mejores soldados que habían y que trataron a los miem32


bros de la Brigada como a hermanos 30) . Continua contando como todas las mañanas iban sobre las ocho y media a la misa que oficiaba un tal Padre Alonso, un sacerdote carlista31) . De hecho, aún se conserva todavía una placa especial que se erigió en la Iglesia de Santo Domingo, en Cáceres, para conmemorar la devoción de la Brigada Irlandesa que acudía diariamente a esa iglesia para orar32). Los voluntarios de Limerick de la Brigada Irlandesa salieron de Lisboa el 19 de junio de 1937 para regresar a Dublín con el resto de los combatientes irlandeses de las filas franquistas. Habían participado en poca acción real en el campo de batalla y se habían visto envueltos principalmente en escaramuzas y operaciones de limpieza después de la ofensiva de Madrid. Cuando llegaron al muelle de Alexandra en Dublín, el 22 de junio de 1937, la Brigada fue recibida por una gran multitud, vigilada por un fuerte control policial debido al temor de que O’Duffy provocase una insurrección política o un golpe de estado33). Cantaron de nuevo «La Fe de nuestros antepasados»34) antes de acudir a una recepción oficial en la Casa Consistorial de Dublín, un recibimiento que había sido organizado por Alfie Byrne, el alcalde de Dublín. Durante los días posteriores, los voluntarios de Limerick fueron regresando a sus hogares y, en su edición del 28 de junio de 1937, el Limerick Leader publicó una carta del legendario Willie Whack Gleeson35), que residía en Mary Street, quien recordaba a los valientes soldados que habían representado a Limerick en el Frente de Madrid» y «quienes habían regresado a casa victoriosos, ilesos y fortalecidos en la Fe de sus antepasados, debido, sin ninguna duda, a la causa en la que esos soldados de la cruz se habían alistado»36) . Los sentimientos de Gleeson y su petición de empleo para los excombatientes fueron aplaudidos y aprobados por la Iglesia Católica y encontraron también una respuesta positiva en los círculos oficiales. De hecho, fue el obispo de Limerick quien señaló en su carta pastoral del 7 de febrero de 1937 como las naciones cristianas europeas no estaban unidas como un solo pueblo contra el espíritu que emana de Moscú y de Madrid37) y en el Limerick de 1937, se sentía poca compasión por la población civil que estaba siendo sitiada en Madrid y, por la escasez de alimentos que amenazaba con hambrunas en zonas de la España republicana. Es importante también señalar que en Limerick se produjeron manifestaciones en contra del movimiento fascista de los «Blueshirts» o camisas 33


azules38) en agosto de 1933 y que hubo religiosos como el Padre Michael O’Flanagan que defendieron la causa republicana en España, pero, en general, el Limerick de la década de los treinta fue un baluarte de la hegemonía católica incluso dentro del contexto irlandés y la actuación del ayuntamiento municipal de Limerick en 1939 lo atestigua tácitamente. Después del regreso de los voluntarios de O’Duffy en el verano de 1937, la guerra continuó asolando a España. La cobertura del conflicto continuó tratándose en los periódicos pero, el empeoramiento de la situación política en el resto de Europa comenzaría a ser un tema prioritario. En el bando republicano, se relataba la liberación de Gerard Doyle junto a los despachos generales. El voluntario de Elton, Frank Ryan permanecía aún encarcelado y, el 25 de marzo de 1939, el Limerick Chronicle publicó una carta al editor39), de parte del Comité para la Liberación de Frank Ryan, pero no hubo respuesta editorial aunque la guerra terminaría tan sólo cinco días después, cuando las fuerzas del General Franco entraron finalmente en Madrid y se produjo la capitulación final de las fuerzas republicanas. La última actuación de Limerick en la Guerra Civil Española había tomado lugar dos meses atrás, cuando Limerick fue la primera ciudad irlandesa en reconocer el nuevo gobierno nacionalista de Franco, después de la toma de Barcelona en enero de 1939. La edición del 28 de enero de 1939 del Limerick Chronicle cuenta como el ayuntamiento municipal de Limerick felicitó al General Franco por la toma de Barcelona y por su lucha por la Cristiandad y la libertad y pedía al gobierno que reconociese la administración del caudillo patriota 40) . Los documentos muestran que Sr. J. Dalton propuso la moción de felicitación y que Sr. M. Hartney la secundó. Eran ambos concejales de Fianna Fáil 41), el partido político del entonces primer ministro irlandés, el ya mencionado Eamonn De Valera. Un ramo de flores fue enviado al General Franco42) y, de esta forma, se produjo la última actuación oficial de Limerick en la cruzada irlandesa. La actuación de Limerick no pasó desapercibida en España. El 18 de febrero de 1939, el alcalde de Limerick recibió una carta que procedía de España fechada el 3 de febrero. Era del nuevo ministro de Asuntos Exteriores español, quien escribía desde Burgos. En la carta, Franco agradecía a Limerick su entusiasta felicitación y el caudillo enviaba sus saludos más sinceros43). El Limerick Chronicle respondió a la carta de la manera que se esperaba de acuerdo con su postura durante el conflicto español y, en la edición 34


del 21 de febrero de 1939, manifestó que era muy gratificante saber que Limerick había sido la primera ciudad en felicitar al líder nacionalista por sus magníficos logros44) . Además, el artículo finaliza diciendo que el ayuntamiento municipal confiaba sinceramente en enviar un mensaje similar ante la inminente toma de Madrid y el final de la Guerra Civil45) . La profecía del Limerick Chronicle no se hizo esperar y Franco entró en Madrid el 28 de marzo de 1939. Dos días después, las fuerzas republicanas se rindieron. La guerra había durado casi mil días y había dejado a España como el armazón escindido y arrasado de lo que en tiempos había sido un país unido y poderoso. También dividió a Europa pero un conflicto mucho más grande se avecinaba en el horizonte cercano y, el conflicto ideológico que se había percibido ya en España se convertiría ahora en una realidad distinta y inconfundible a medida que la Segunda Guerra Mundial envolvía a Europa en primer lugar y, más tarde, al mundo. Paradójicamente, ni España ni Irlanda participaron en esta guerra pero Franco no olvidó a sus aliados irlandeses y los fuertes lazos que habían entre las jerarquías eclesiásticas de ambos países hicieron que Irlanda fuese uno de los pocos amigos del empobrecido estado paria de Franco durante sus primeros años. Limerick continuó manteniendo su reputación de ciudad conservadora y ultra-católica y la correspondencia de Franco pasó a formar parte de los archivos del Ayuntamiento Municipal. Finalmente, se liberó a Frank Ryan en la primavera de 1940 con la ayuda de la Alemania Nazi y fue llevado a Berlín. Su estado de salud había empeorado notablemente debido a su encarcelamiento y murió un hombre deshecho en Dresden, el 10 de junio de 1944. En el bando de O’Duffy, los voluntarios se habían acostumbrado de nuevo a ser ciudadanos civiles en 1939. El Sargento Paul Sheehy se fue para trabajar en Mattersons, la famosa fábrica de embutidos. P. J. Mangan, del barrio del Blackboy Pike, volvió a trabajar como cartero en el Correos Central. James Fahey, nacido en Rosbrien, fue el único voluntario nacionalista que no volvió a casa y en 1937, fue a Inglaterra, donde se alistó en el Ejército Británico y fue capturado durante la campaña norteafricana. Luego, fue liberado por las fuerzas rusas después de ser hecho prisionero de guerra en la Alemania Nazi y después de la Segunda Guerra Mundial, regresó a Irlanda para trabajar en la Centralita Telefónica de Limerick, situada en Roches Street. 35


St. Mary's Cathedral

En los siguientes sesenta años ambos Franco y De Valera morirían. Irlanda se haría una república independiente y España se transformaría en una nación democrática. En ambos países, el poder de la Iglesia Católica disminuiría notablemente, produciéndose cambios importantes en sus respectivas sociedades. En España se iniciaría una especie de pacto de olvido, una amnesia colectiva con respecto a la Guerra Civil Española para conseguir algún tipo de reconciliación nacional. En Irlanda, el episodio se convertiría de alguna forma en un capítulo vergonzoso de su historia y la participación de Limerick se describió mayoritariamente como una anomalía histórica de poca relevancia real en el desarrollo socio-cultural o político de la Irlanda moderna46). No obstante, la Guerra Civil Española y el papel que Limerick desempeñó en ella permanecen hoy como un recordatorio contundente que pone de manifiesto el poder de la religión en nuestras sociedades y la capacidad de este poder para alentar a los hombres así como para engendrar odio. El trágico destino que sufrió España en 1936 podía haber ocurrido de la misma manera en Irlanda en esa misma época y, así como las dolorosas heridas de la Guerra Civil Española finalmente se están curando, puede ser que sea pertinente luchar todavía para que ninguna ideología, institución u organismo tenga jamás el mismo poder que podría enfrentar a los hombres de Caherconlish o Córdoba contra los de Navarra o Newcastle West en un campo de batalla extranjero donde parafraseando las palabras de uno de los voluntarios irlandeses republicanos, hasta los olivares sangraban47). 36


N O TA S

1)- Las fuentes empleadas en la preparación de este artículo son miríadas pero en primer lugar, el editor quiere dejar testimonio de su agradecimiento a las familias y a los amigos de los voluntarios de Limerick de ambos bandos que le cedieron diversos archivos personales y correspendencia privada, etc. En Irlanda, el autor quiere dejar testimonio de su agradecimiento al Archivo Municipal de Limerick, al Archivo Franciscano y a los archivos de los varios periódicos de la época junto a la biblioteca de la Universidad de Limerick y al Instituto Cervantes de Dublín y su antiguo director, Sr. Ignacio Montes. En España, el autor quiere dejar testimonio de su agradecimiento sobre todo al Archivo Histórico Nacional (Sección Guerra Civil) en Salamanca y al Archivo General Militar en Ávila junto al Archivo Municipal de Cáceres. Al final, el autor quiere dejar testimonio de su agradecimiento a Doña Patricia Tabarés quien asistió en la preparación de este artículo en castellano y a Dra. Pat O’Connor, la decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Limerick (Irlanda) junto a Dr. Dermot Walsh, vice-decano de investigaciones de la misma facultad por haber apoyado con entusiasmo a este trabajo desde su inicio. 2)- La mencionada política de neutralidad ha sido siempre un sello distintivo del estado irlandés. Irlanda no es un miembro de la O.T.A.N. y no ha participado nunca en una guerra fuera de su territorio. De hecho, el apoyo incondicional del gobierno irlandés para la actual campaña estadounidense contra Usama Bin Ladin y sus partidarios afganos ha provocado una polémica en el país.

3)- La verdad es que hay pocos trabajos académicos hechos sobre el tema del papel irlandés en la Guerra Civil Española. Destacan dos excepciones que son MCGARRY, FEARGHAL, Irish Politics and the Spanish Civil War, Cork University Press, Cork; 1999 y STRADLING, ROBERT A., The Irish and the Spanish Civil War, Mandolin, Manchester; 1999. O’RIORDAN, MICHAEL, Connolly Column, New Books, Dublin; 1979 es otra obra inteserante pero la postura del autor es deliberadamente partisano. 4)- Normalmente, se considera que la Guerra Civil Española empezó el 18 de julio con el estallido del conflicto en la península pero el primer levantamiento tuvo lugar en Marruecos un día antes. 5)- En diciembre de 1921, Irlanda se convirtió en un dominio del Imperio Británico con el estatus de un estado autónomo como Canadá y con su política extranjera bajo el control de Londres. 6)- Traducción de «wanton destruction of church property.» Ver Limerick Chronicle, 20 de octubre, 1936. 7)- Traducción de «priceless church ornaments and statues… being burnt on the streets.» Ver Limerick Chronicle, 20 de octubre, 1936. 8)- La ciudad de Limerick de esta época ha sido inmortalizada en el famoso libro de Frank McCourt, Las cenizas de Angela que ganó el prestigioso Premio Pulitzer en 1997. 9)- Hace una referencia al juramento de lealtad a la Corona Británica, una parte fundamental del acuerdo que resultó en la creación del estado irlandés de 1921. No obstante, este juramento también provocó la Guerra 37


Civil Irlandesa y el asesinato resultante del celébre líder irlandés, Michael Collins. 10)- El Sandmall fue un barrio próspero de la ciudad de Limerick. A lo largo de este artículo, el autor hace referencia a lugares y localidades en la zona de Limerick con la meta de hacer un bosquejo del ambiente socio-cultural de los voluntarios de Limerick. 11)- Una figura transcendental en el panorama socio-político y en la evolución de la Irlanda moderna, De Valera, de ascendencia española, fue primero primer ministro y luego, presidente del país. 12)- Traducción de «the desire for liberty and independence of the Catalan people had the warmest sympathy of the Irish people and their prime minister». Ver O’RIORDAN, MICHAEL, The Connolly Column, New Books, Dublin; 1979. pp. 9-13. 13)- El 8 de agosto de 1940, Ryan salió de Wilhelmshaven en un submarino alemán con otro republicano irlandés, Seán Russell bajo el mando del teniente de navío, Hans-Joachim von Stockhausen. Su misión no ha estado nunca muy clara. A cien millas de la costa occidental de Irlanda, Russell murió y le dieron sepultura en el mar antes de volver a Alemania. 14)- Ver STALLING VERLAG, GERHARD, Geheimauftrag Irland, Oldenburg, Hamburg; 1961. 15)- Este fue el primer gran proyecto industrial del nuevo estado irlandés y fue llevado a cabo con ayuda alemana. La central, a siete millas de la ciudad de Limerick, está en funcionamiento todavía. 16)- Ver el artículo de Des Ryan, «Who shot the Mayors ?» en Lee, David, ed., Remembering Limerick, Limerick Civic Trust, Limerick; 1997. pp. 262-264. 17)- De hecho, la única foto restante del inconformista Nathan es una foto tomada en España. 38

18)- Traducido como «El Valle de Oro», es todavía una de las zonas agrícolas más prósperas del país. 19)- Debido a las leyes controlando los permisos para abrir bares, el propietario de un bar en Irlanda tiene un rango social y una situación económica muy superior a sus compatriotas en otras jurisdicciones como España. 20)- Padre Cleary regresó a España en 1973 con otro grupo de voluntarios nacionalistas para una audiencia personal con General Franco. Una foto de Padre Cleary y Franco abrazandose apareció en la prensa española. 21)- Son los dos buques que llevaron los voluntarios nacionalistas de Limerick a España. 22)- Su viuda estaba muy sorprendida cuando como una parte de estas investigaciones, una foto en España de su ya difunto marido fue presentada a ella. La foto se encuentra ahora en el Museo Municipal de Limerick. 23)- Traducción del himno popular irlandés, «Faith of Our Fathers». 24)- Traducción del panfleto, «For God and Spain; the truth about the Spanish Civil War». 25)- Traducción de «not a war between royalists and republicans… not a war between rich and poor… it is a war between Christ and anti-Christ.» Ver Carta Pastoral del Obispo de Elphin, 7 de febrero, 1937. 26)- Traducción de «true soldiers of the cross… and apostles to a foreign land… whose wounds for Christ the King will one day be the trophies of their victory». Ver Limerick Chronicle, 19 de diciembre, 1936. 27)- Traducción de «A credit to the old Catholic city of Limerick, to the Catholic Church and to their country». Ver Limerick Chronicle, 19 de diciembre, 1936.


28)- La Brigada Irlandesa oficialmente formó parte del Tercio o Legión Extranjera del Ejército franquista bajo el mando de Coronel Yagüe. 29)- Traducción de «Had a wholehearted respect for the Irish Brigade». Ver Limerick Chronicle, 22 de junio, 1937. 30)- Traducción de «The finest soldiers anyone could meet and treated the members of the Brigade as brothers». Ver Limerick Chronicle, 22 de junio, 1937. 31)- Traducción de «Every morning, they had mass about 8:30 celebrated by a Carlist priest, Father Alonso». Ver Limerick Chronicle, 22 de junio, 1937. 32)- La placa dice en gaélico, inglés y español respectivamente: «A la mayor gloria de Dios y en honor de Irlanda; Recuerdo de la Decimoquinta Bandera (Brigada Irlandesa) del Tercio que asistió a los cultos divinos en esta iglesia mientras servía la causa de la fe, y de España, la antigua aliada y protectora de Irlanda». La placa de bronce está decorada con el escudo de España, una harpa, cuatro treboles, una cruz celta y una imagen de la Virgen con el Niño Jesús. 33)- O’Duffy ya había organizado en agosto de 1933 una marcha sobre Dublin al estilo de su mentor italiano, Benito Mussolini a quien llegó a conocer personalmente en enero de 1935. 34)- Ver la anotación número 23). 35)- Gleeson fue un personaje famoso en la vida sociocultural de Limerick durante más de medio siglo y un colobarador regular en la prensa local. 36)- Traducción de «Brave men who represented Limerick on the Madrid front and who have returned home victorious and unscathed and stronger in the Faith of our forefathers due no doubt to the cause in which those 'Soldiers of the Cross' enlisted.» Ver Limerick Chronicle, 28 de junio, 1937. 37)- Traducción de «The Christian nations of Europe were not united as one

man against the spirit that emanates from Moscow and Madrid.» Ver Carta Pastoral del Obispo de Limerick, 7 de febrero, 1937. 38)- Ver MANNING, MAURICE, The Blueshirts, Gill and MacMillan, Dublin; 1987. 39)- Ver Limerick Chronicle, 25 de marzo, 1939. 40)- Traducción de «Limerick Corporation congratulated General Franco on the capture of Barcelona and on his fight for Christianity and freedom and requested the Government to recognize the administration of the Patriot Leader». Ver Limerick Chronicle, 28 de enero, 1939. 41)- «Fianna Fáil» (Nosotros Solos) es todavía el partido en el poder en Irlanda y ha sido indudablemente la más importante fuerza política del estado irlandés desde la independencia. 42)- El recibo para este ramo de flores fue encontrado recientemente en el Archivo Municipal de Limerick. 43)- Esta carta y su traducción se encuentran en el Archivo Municipal de Limerick. 44)- Traducción de «Very gratifying to know that Limerick was the first place to extend felicitations to the Nationalist leader on his magnificent achievement». Ver Limerick Chronicle, 21 de febrero, 1939. 45)- Traducción de «Sincerely trusted that the Corporation would soon be able to transmit a similar message on the capture of Madrid and the end of the Civil War». Ver Limerick Chronicle, 21 de febrero, 1939. 46)- Por lo tanto, hay una clara escasez o de hecho, casi una ausencia total de investigaciones hechas o publicadas sobre este tema. 47)- Es una línea atribuida al joven poeta irlandés, Charles Donnelly, minutos antes de su muerte en la Batalla de Jarama el 27 de febrero de 1937. 39


Capitán de Infantería Fermín Galán Rodríguez

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12 de diciembre de 1930. Una efeméride olvidada.

Miguel Ballenilla y García de Gamarra Comandante de Infantería DEM.

Como Delegado del Comité Revolucionario Nacional a todos los habitantes de esta Ciudad y Demarcación hago saber: Artículo único: Todo aquel que se oponga de palabra o por escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin formación de causa. Dado en Jaca a 12 de Diciembre de 1930. Fermín Galán.

E

ste fue el bando que el capitán de Infantería Fermín Galán Rodríguez dictó al sublevarse en la ciudad alto aragonesa el 12 de diciembre de 1930. El 14 de ese mismo mes fue fusilado junto al también capitán García Hernández tras Consejo de Guerra sumarísimo. Cuatro meses más tarde, el 14 de abril de 1931, la II República española fue proclamada por Niceto Alcala Zamora desde los balcones de Gobernación en la Puerta del Sol tras hacer guardar a la muchedumbre concentrada un minuto de silencio en memoria de Fermín Galán y García Hernández. El fusilamiento de los dos capitanes los convirtió en mártires de la República y ambos personajes fueron objeto de culto y símbolo republicano de tanto alcance como la emblemática bandera tricolor. El primer gobierno republicano proyectó el traslado de sus restos a la madrileña Puerta de Alcalá, Rafael Alberti estrenó el romance Fermín Galán en el Teatro Español de Madrid en junio de 1931 y, el 12 de diciembre del mismo año, y dentro de los actos conmemorativos de la sublevación militar, se estrenaría una película de la productora Unión Cinematográfica Española (UCE) 41


que, dirigida por Fernando Roldán, trasladaba al celuloide la vida de Galán. Tal era la mitificación de los «mártires de la libertad», como se les conocía, que sus retratos y dibujos inundaron carteles, pasquines y todo tipo de objetos, sirva de ejemplo el hecho de que la imagen más temprana que conserva mi padre de su infancia, es la de un juguete con la silueta fosforescente de ambos capitanes. La Guerra Civil y la victoria del Bando Nacional borraron su memoria. Cientos de calles bautizadas con sus nombres por toda España los perdieron en beneficio de nuevos héroes. Pero, sorprendentemente, hoy que asistimos a la reivindicación del lustro republicano, los nombres de Galán y García Hernández siguen en el cajón del olvido1). Tan ensalzados en 1931 por encabezar una sublevación militar, animada y deseada por quienes luego constituirían el primer Gobierno de la República, hoy quedan marginados, posiblemente, en un intento de fortalecer una legitimidad de origen que no preocupaba en la época, pero que hoy resulta necesaria para ofrecerla como contraste a la sublevación del 36. A ello no es ajeno el hecho de que fueran oficiales formados en la campaña marroquí, los denostados «africanistas»2), quienes la capitanearan. Hace años que la figura de ambos capitanes captó mi atención, sin duda su paso por las filas de La Legión contribuyó a ello, siendo un comentario de Emilio Mola en su obra Tempestad, calma, intriga y crisis, que recoge su paso por la Dirección General de Seguridad, la que aguijoneo mi curiosidad sobre un episodio determinado, y sin duda trascendental, en la vida del capitán Galán. Ya dije en mi libro LO QUE YO SUPE... cómo hice amistad con Fermín Galán cuando aún era teniente. Le tuve siempre por oficial valiente, honrado, digno, de temperamento inquieto y muy vanidoso. Esta cualidad, mal administrada, le llevó a la rebeldía. Su intervención personal en un combate le hizo considerarse incluido en uno de los casos del reglamento de la Orden de San Fernando. El, como todos los que hemos intervenido directamente en la guerra, soñaba con la «laureada». La superioridad no estimó méritos suficientes, y juzgando este criterio como un acto personal del marqués de Estella, a la sazón presidente del Consejo y jefe del Ejército de Marruecos, se declaró enemigo del dictador, lo que le llevó a tomar parte en el complot llamado «de la noche de 42


San Juan». Cuando el conde de Xauen ocupó el Poder, fue amnistiado, e inmediatamente vino a Madrid, practicando gestiones para que fuera revisado su caso particular, advirtiendo –creo que al propio general Berenguer—que si se le daba esa satisfacción abandonaría sus ideales políticos. El Consejo Supremo de Guerra y Marina desestimó de nuevo la petición, y entonces volvió a conspirar.3) A este relato debemos añadir el hecho de que la Cruz laureada le fue finalmente otorgada por la República, cuyo primer Gobierno, conocedor sin duda del frustrado deseo de Galán, ordenó la apertura del expediente el 12 de junio de 1931 —a los dos meses de instaurarse el nuevo régimen— resolviéndose positivamente el seis de septiembre de 1934. Laureada que sería ignorada por La Legión tras la Guerra Civil, al no incluirlo en su galería de laureados, ni en la historia oficial del cuerpo editada en 1971. ¿Cuál fue el combate que originó la ambición de Galán?, ¿Como fue su participación en él?, ¿Cómo se tramitó el expediente? Son preguntas que me asaltaron según profundizaba en la vida de los protagonistas y este artículo recoge de forma somera la respuesta a estos y otros interrogantes. Fermín Galán, nacido en 1899 en San Fernando, Cádiz, y huérfano de padre, marino de guerra, ingresó en la Academia de Infantería el 11 de octubre de 1915, con 16 años recién cumplidos, obteniendo en julio de 1918 su despacho de alférez. La Gran Guerra, ya decidida, está en sus últimos días. Nuestro joven alférez es destinado al Regimiento de Infantería Guipúzcoa 51 en Vitoria, solo once meses, ya que en junio es destinado al Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4 en Tetuán, y en esta hermosa ciudad del Protectorado español -donde tendría una plaza con su nombrecomenzarían sus más de cinco años de intensa campaña marroquí. Sus destacadas cualidades y espíritu inquieto lo llevaron del Batallón de Cazadores a las tropas de Policía Indígena y de estas a las Intervenciones Militares de la zona de Tetuán para terminar, por estar a disgusto4), pidiendo destino al Tercio de Extranjeros, —La Legión— como realmente se la conocía, a donde se incorporó el 28 de abril de 1924. Estos años en Marruecos no habían sido fáciles. Marcados por el desastre de Annual en julio de 1921, el avance de «reconquista» se vería detenido tras la conferencia de Pizarra, iniciándose un costoso sostenimiento, en vidas humanas, de las posiciones alcanzadas. 43


Fermín Galán llega a La Legión en momentos difíciles. El «Pronunciamiento» de Primo de Rivera tuvo lugar en septiembre de 1923 y no era un secreto su doctrina abandonista con respecto a Marruecos. Este ambiente de abandono intensificó, como no podía ser de otra forma, los asedios a las posiciones avanzadas. En el frente occidental sufrieron importantes ataques Tizzi-Azza, Tifaurin y Sidi Mesaud. Sería en este último lugar donde Fermín Galán revalidaría frente a los legionarios el prestigio ganado en la Mehala Jalifiana de buen oficial que reúne condiciones sobresalientes para comisiones especiales en Marruecos 5). Es destinado a la III Bandera, donde ya se encontraba destinado el teniente Ángel García Hernández, más moderno que Fermín Galán (ingreso en la Academia el año que salió Galán) pero más antiguo en el Tercio, donde llevaba destinado desde octubre de 1922. Juntos en la Bandera, Galán en la 7ª compañía de fusiles y García Hernández en la 9ª de ametralladoras, participaron en la operación para levantar el asedio a la posición de Sidi Mesaud los días 10, 11 y 12 de mayo, junto a la II y la IV banderas, todas al mando del Teniente Coronel Francisco Franco. Esta operación fue de las más distinguidas del Tercio de Extranjeros y el teniente Galán aparecía en el parte de Guerra firmado por Franco como muy distinguido por la decisión con que se lanzó con su sección para la ocupación de las trincheras que impedían el paso del convoy a Sidi-Mesaud, demostrando valor y serenidad durante todo el día que se sostuvo fuego6) y su Hoja de Servicios recogía estos mismos hechos con una hermosa descripción, sin duda eco de la vanidad que señalaba Mola, pues las vicisitudes eran redactadas por los propios interesados: dio al frente de su sección brillantes asaltos a la bayoneta para la ocupación de atrincheramientos enemigos y vivaqueando por las noches en la Loma del Felipe hasta que lograda la liberación y aprovisionamiento de Sidi Mesaud regresó a Dar Quebdani. Este arrojo, unido a sus cualidades y experiencia producto de su paso por la Policía Indígena e Intervención Militar, hicieron que el jefe de La Legión, Francisco Franco, lo reclamara a su lado el 23 de junio. Es en este verano cuando se produce la visita de Primo de Rivera al Protectorado para comunicar, personalmente, sus planes a los jefes militares. Conocida es la tensa comida que, en el campamento legionario de Ben-Tieb, dio el coronel Franco al Dictador en la que, abiertamente, le manifestó el sentimiento contrario de la oficialidad al abandono del territorio en la que tanta sangre se había derramado. Consecuencia de esta actitud del Gobierno, Franco 44


había acordado con el Comandante Luis Pareja Aycuens, jefe de elevadísimo prestigio de las fuerzas Regulares, solicitar destino a la Península como forma de oposición a los planes de repliegue de Primo de Rivera, arrastrando con ello a los jefes y oficiales de La Legión y Regulares, golpe de efecto que ocasionaría una autentica crisis en el Gobierno del marqués de Estella, que se vería forzando a destinar a las resolutivas unidades de choque a oficiales «peninsulares» que deberían hacer frente a la difícil operación de repliegue que ellos mismos reclamaban A). Finalmente, Franco permanecería al frente del Tercio, seguramente por lealtad a los generales Sanjurjo y Bermudez de Castro, marchando a la Península únicamente Pareja, lo que truncaría una carrera, por aquel entonces, más prometedora que la del mismo Franco. Fermín Galán, sin duda al corriente de estas intenciones, se encontraba por aquellas fechas a las inmediatas ordenes de Franco, y de cuyo pensamiento no debía divergir a la vista de su activa participación en la emblemática «Revista de Tropas Coloniales», publicación que servía de portavoz del sentir de la oficialidad «africanista». En el número 2 de la revista, nuestro capitán, entonces teniente de la intervención Indígena de Tetuán, publica un artículo defendiendo el desarme de las kábilas como mejor manera de afianzar la ocupación Realmente las armas son las que deciden, pero obran nada más que en el momento preciso, para dejar después campo libre a la política que se encarga del afianzamiento de lo ocupado. [...] Nada hay tan delicado para la política como el afianzamiento. Afianzar no es sostener, es asegurar lo ocupado.[...] Afianzamiento no existe sin desarme. Con las kábilas armadas podrá haber sostenimiento de las mismas, pero nunca estarán afianzadas. Se alejará la influencia de la civilización, porque las armas en las kábila no le dan seguridad ni confianza al colono. Este artículo tuvo su continuación en la revista de mayo de 1924, ya destinado en La Legión, compartiendo páginas con Millán Astray, que desde París, tras dejar el mando del Tercio por presión de las Juntas de Defensa, escribe sobre la «Necesidad de permanecer en África». Es difícil reconocer en estas líneas de entonces al autor de La barbarie organizada 7), tremendo alegato contra la guerra colonial o Nueva creación8) donde concibe un nuevo Estado desde la utopía más radical. 45


Sería el general Bermúdez de Castro, Comandante General de Ceuta, quien personalmente reclamaría al teniente Galán el 16 de agosto para las operaciones sobre la kábila rebelde de Beni Said, cuyo territorio conocía. Es en esta fecha cuando su vida se cruza por primera vez con la del teniente coronel Emilio Mola, quien sustituyó a teniente coronel Luis Pareja al frente de los Regulares de Larache nº 4. Galán, unido al Cuartel General de Bermúdez de Castro, tomo parte en las operaciones sobre «Cudia Mahfora», informando de la posibilidad de organizar en este picacho, de más de 800 metros de altitud, una posición de compañía por disponer de un gran manantial. El general Serrano, responsable de la columna que operará al día siguiente, concibe la maniobra conforme a esta información, que resultó ser incorrecta, no siendo posible ubicar la proyectada posición por estar el agua a más de tres kilómetros en un barranco, lo que situó a la columna en una situación difícil. Este desenlace provocó un enfrentamiento entre el general Serrano y el teniente Galán que no fue a más, según manifiesta Mola en su obra Dar Akobba, por su intermediación y el carácter bondadoso del general Serrano9). De regreso junto a Franco, el 24 de agosto, este le da el mando interino de la 13ª compañía de fusiles de la I Bandera, que carecía de capitán, muestra, sin duda, de la confianza que depositaba en él. En las mismas fechas, el Marques de Estella, en un gesto que no es ajeno a su personalidad, se nombra a si mismo Alto Comisario y General en Jefe del Ejército para dirigir de forma personal y directa, asumiendo con ello toda la responsabilidad de su decisión, el repliegue general de las fuerzas desplegadas en Yebala y Gomara, reduciendo el territorio ocupado al mínimo necesario para asegurar las comunicaciones entre Tetuán, Tánger, Larache y Ceuta. El empuje del enemigo es tremendo ante la retirada española y cada día es necesario tomar posiciones que aseguren las comunicaciones con las puestos avanzados. En aquellas difíciles operaciones Galán cosecha felicitación tras felicitación: El 26 de septiembre, en la operación para levantar el asedio a Zoco Arbaa, se solicita la apertura de juicio contradictorio para el ascenso a capitán por su comportamiento, grandes conocimientos y aptitudes para el mando. El 28 es citado por Franco en su parte de la operación de socorro a las posiciones de Xauen: muy distinguido por el rápido avance hacia la loma del Árbol, así como la excelente posición que escogió para su compañía y el 30 de septiembre en el reconocimiento ofensivo sobre Abba46


da: se distingue al mando de la 13ª compañía, por su entusiasmo al mismo tiempo que por el impulso dado a esta. Así llegamos a la jornada del día 1 de octubre de 1924 que, posiblemente, cambiaria el rumbo de la vida de Fermín Galán. Aquella mañana salieron las fuerzas del campamento de «Dar Akobba» para fortificar el morabo de Abada, que cubría el flanco Este de la carretera de Tetuán a Xauen, fundamental para mantener abiertas las comunicaciones con la Ciudad Santa. El teniente Galán marchaba al mando de la 1ª y 13ª compañías de la Iª Bandera, reunidas por lo escaso del personal de ambas debido a las bajas habidas en las operaciones precedentes, de hecho se había prescindido de mulos para organizar una sección de fusiles con los sufridos acemileros. Desde los primeros momentos el enemigo hostilizaba los puestos de los dos frentes de «Abada» y «Xeruta» a un flanco y otro de la carretera a Xauen. La misión de Galán era fortificar el morabo, dejar un destacamento para su defensa y replegarse en extrema retaguardia hasta el campamento, apoyado por un escalón que cubriría su repliegue. La columna estaba a las órdenes del teniente coronel jefe del Tercio, Francisco Franco. Establecida la fortificación y cubierta su defensa al mando de un sargento, se inicia el repliegue sobre las 5 de la tarde. Galán había mandado por delante al sargento Font con algunos legionarios heridos y despeados y los mulos con la munición. El movimiento se produce sin incidentes en los primeros momentos, pero el enemigo había descendido muy rápidamente desde las alturas, una vez retirados los Regulares de Larache que defendían este flanco, y la unidad a las ordenes de Galán se encontró emboscada en las ruinas del poblado de Xeruta. Ante esta situación, asediado por casi dos centenares de enemigos, con apenas cuarenta hombres y sin reservas de munición, decidió establecer una defensa perimétrica, asignado al alférez Guirao un sector, al joven teniente Peire otro de los sectores y responsabilizándose el mismo de los otros dos lados del cuadro. Ante la acometida del enemigo, ordenó al teniente Peire que diera un asalto para rechazarlo, lo que ejecutó valientemente, falleciendo en combate al arma blanca. Al tiempo que estos hechos se producen, Franco, que controlaba desde un altozano el desarrollo de toda la operación, observa con acritud10) el combate que se esta desarrollando en el poblado y ordena al capitán Joaquín Rios Capape que reaccione ofensivamente para recuperar a las fuerzas 47


de Galán asediadas. Así se ejecuta y los legionarios de la 1ª y 13ª compañía son liberados con un saldo de un oficial muerto —el teniente Peire— dos oficiales heridos —Guirao y el Mismo Galán en una pierna— y tres legionarios muertos, cuatro heridos y dos desaparecidos. La herida de bala sufrida, con orificio de entrada y salida en el muslo izquierdo, fue declarada de carácter leve siendo evacuado al Hospital del Zoco el Arbaa al día siguiente del combate, para terminar en el de Madrid el día 9 de noviembre donde la herida es recalificada como «menos grave». La muerte del teniente Peire fue comunicada telegráficamente a los padres, residentes en Zaragoza. Estos se interesaron por las circunstancias de la misma y enterados de la valentía con que éste se batió en las ruinas de Xeruta, solicitaron que se instruyera el oportuno juicio contradictorio para el ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando. La instancia se elevo por el jefe del Tercio, Franco, el 15 de enero de 1925 y el expediente para la concesión de la Laureada fue abierto. Dos años y medio después, el 10 de junio de 1927, el expediente con el juicio contradictorio fue cursado al Consejo Supremo de Guerra y Marina, que lo resolvió en sentido negativo el 5 de noviembre del mismo año por no encontrar la actuación del teniente comprendida en ninguno de los casos recogidos en el Reglamento de la Orden, siendo comunicada la resolución a los padres el día 16. Durante este tiempo, la vida de Galán daría un giro radical. Lo habíamos dejado ingresado en el hospital militar de Madrid, donde se le dio el alta hospitalaria el día 20 de noviembre quedando convaleciente en su domicilio hasta el 25 de marzo del 25 en que se incorporó al Tercio en Ceuta. Allí, como no podía ser de otra manera, y con el expediente de Peire abierto, el combate del 1 de octubre sería tema de conversación de Galán, como así nos manifiesta el teniente legionario Tiede11), que declara en el Juicio Contradictorio de Galán años después: Que conocía y tenía mucha amistad con el teniente D. Fermín Galán Rodríguez, lo que no impide declarará imparcialmente, máxime teniendo en cuanta que mucho ha discutido con el citado teniente sobre el hecho de armas origen de autos, no pudiendo comprender como se podría instruir juicio contradictorio para la Orden de San Fernando al teniente de 48


su compañía D. Tomás Peire Legorburu, muerto el día 1 de octubre de 1924, sin instruirlo también al teniente comandante de la compañía que era D. Fermín Galán. El 23 de mayo deja La Legión pasando destinado al Regimiento de Infantería inmemorial del Rey nº 1 en Madrid, el 4 de julio es ascendido a capitán por antigüedad12) pasando destinado el 31 al Regimiento de Infantería de Luchana nº 28 de guarnición en Tarragona. En la ciudad mediterránea solicita varios permisos para desplazarse a la Capital del España. Es en uno de estos viajes a Madrid, el 24 de junio de 1926, cuando es detenido acusado de conspiración. Estaba implicado en la «sanjuanada» como se denominó aquella conspiración alentada por los generales Weyler y Aguilera, que aglutinaba a liberales y descontentos con el régimen de Primo de Rivera. El fracaso de la conspiración se saldó con graves penas de seis años y pérdida de empleo del coronel Segundo García, teniente coronel Bermúdez de Castro, capitán Perea y teniente Rubio, junto a ellos, Fermín Galán. Weyler fue absuelto y Aguilera condenado a seis meses. No parece probable que fuera la denegación de la laureada lo que arrastró a Galán a unirse a la conspiración, como apunta Mola y ratifica Franco Salgado-Araujo, ya que no encontramos referencia documental alguna sobre solicitudes en este sentido. En aquella época estaba únicamente en tramite el expediente abierto al teniente Peire. Cabe, no obstante, la posibilidad de que el Juez Instructor encontrara en el expediente abierto a Peire motivos para solicitar la apertura de Juicio contradictorio a Galán, circunstancia que estaba contemplada en el Reglamento, pero que el Jefe de las Fuerzas militares de Marruecos, Primo de Rivera, lo desestimara provocando la reacción de Galán. No obstante, insistimos, no hemos obtenido prueba documental alguna en este sentido. En todo caso, la resolución de expediente abierto a Peire se produjo el 5 de noviembre de 1927, con Galán ya separado del servicio y en la prisión militar del castillo de Montjuïc. El 28 de enero de 1930 Berenguer relevaría a Primo de Rivera al frente del Gobierno y entre sus primeras medidas figura el indulto y reincorporación al servicio activo de los penados por la «sanjuanada», que en el caso de Galán se produce el 18 de febrero. Los tres años pasados en prisión aceleraron la radicalización del capitán, como puede observarse en los textos 49


ya citados y elaborados durante su privación de libertad, pero no olvida su combate del 1 de octubre y su deseo de obtener la Laureada, para ello cursa una instancia en suplica de que sea objeto de una rectificación veraz su hoja de servicios, así como que sea estudiado por quien corresponda y sirviendo siempre de base las declaraciones a favor del solicitante contenidas en el expediente del Teniente Don Tomás Peire para la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando13). El 14 de junio, el ministerio ordena remitir la instancia para informe del Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos, diez días después Fermín Galán sería destinado al regimiento de Infantería Galicia 19, de guarnición en Jaca, y desde su llegada a la ciudad pirenaica inicia su proselitismo revolucionario, del que tuvo conocimiento Mola, por aquel entonces Director General de seguridad, hasta el punto que éste le remitió una carta personal con fecha 27 de noviembre animándole a cejar en sus planes: Sabe el Gobierno y sé yo sus actividades revolucionarias y sus propósitos de sublevarse con tropas de esa guarnición: el asunto es grave y puede acarrearle daños irreparables. [...] Si hace algún viaje a Madrid, le agradecería tuviera la bondad de verme. No es el precio a la defensa que de usted hice ante el general Serrano, ni menos una orden; es simplemente el deseo de su buen amigo, que le aprecia de veras y le abraza.14) Por entonces, el Jefe Superior de las Fuerzas Militares de Marruecos había solicitado el expediente del teniente Peire para poder informar sobre la instancia de Galán, pero los acontecimientos se precipitan. De nada sirvió la misiva de Mola, en la madrugada del 12 de diciembre, Galán se subleva y proclama la Republica en nombre del Comité Revolucionario Nacional al no ser avisado por Casares Quiroga —Ministro de Marina del primer gobierno de la República— del retraso acordado por el mismo15). Pero no serían las de Mola y Galán las únicas vidas forjadas en el duro escenario africano que volvían a cruzarse en este suceso histórico. El capitán García Hernández, antiguo teniente de la III Bandera, felicitado por establecer una posición con sus ametralladoras en la acción de «Benítez» el 20 de marzo de 1924 bajo intenso fuego enemigo, copartícipe con Galán en los durísimos combates de «Sidi Mesaud», y herido en la acción de «Gorgues» 50


del 2 de septiembre, no dudaría en poner su compañía a las órdenes de Galán en la fría madrugada del 12 de diciembre. Su apoyo le costaría la vida. La columna organizada por Galán para tomar Huesca sería detenida y desarticulada junto a la ermita de la Virgen de Cillas, a las puertas de la capital provincial el día 13. Entre las fuerzas que les cerraban el paso estaba el Regimiento de Infantería Valladolid 74, donde se encontraba destinado el capitán José María Vallés Foradada, otro veterano de La Legión que se incorporó al Tercio de Extranjeros en noviembre de 1921 y en ella permaneció hasta febrero de 1924, periodo en el que participó fundamentalmente en la campaña de reconquista del territorio de Melilla tras el desastre de «Annual», Capitán de Infantería Vallés Foradada siendo citado como muy distinguido en el combate de «Ambar» el 18 de marzo del 22 y herido en la pierna derecha en «Tuguntz» un año después. Su actuación al frente de su compañía en Huesca sería distinguida como nos recuerda su Hoja de Servicios, pero no sería este el motivo por el que pasaría a la historia. Vallés fue, en el Tercio, capitán de García Hernández, y cuando éste, junto con Galán y el resto de oficiales encausados buscaron defensor, fue Vallés a requerimiento de García Hernández quien se prestó a ejercer la defensa en el Consejo de Guerra sumarísimo que los juzgaría en un gesto que nos recuerda el espíritu de Unión y socorro16) del Credo legionario que practicaron. 51


El fiscal había agrupado a los acusados en dos grupos, a Galán y García Hernández los acusaba de instigadores y cabecillas, solicitando para ambos la pena de muerte y la reclusión perpetua para el resto. El capitán Vallés acordó con Galán intentar salvar a García Hernández de la pena máxima, para lo que Galán asumiría ante el tribunal la total responsabilidad del alzamiento. Aun así, Vallés realizó un intento desesperado por salvar a Galán describiendo —con curiosa anticipación— un cuadro psicopatológico a la búsqueda del entonces inexistente atenuante por enajenación mental. Estos son algunos párrafos de su alegato: No podemos estar conformes con semejante agrupación; es mejor indudablemente, que sigan dos grupos, pero, dejando solo a Galán en el primero y llevando a García al segundo. Esto, lo canta el proceso. De los hecho por Galán a lo hecho por García, va más diferencia que del día a la noche; va, la enorme distancia que media entre lo ínfimo, entre el ser y el no ser. Don Fermín Galán Rodríguez, miradle, impulsivo, vehemente, hombre que nació para navegante de altura en alas de sus erróneas ilusiones, no se conforma con formar parte en el conjunto, quiere dominar siempre, ha de domar siempre a la vida, jamás se amoldará a los hechos este inadaptado de origen, cuando no logra lo que se propone, la amargura patológica que mina sus entrañas, no se disuelve en el bálsamo del sufrimiento; su fortaleza acerada, la rechaza y devuelve para que los demás la participen, Galán no puede humillarse. Yo digo que en este ser excepcional, hay predisposición anormal innata o adquirida no se como; ved como signo exterior ese párpado sin función que previene contra la naturalidad; por lo menos es un escéptico extremado y no se le puede condenar sin antes examinarle facultativamente. La tendencia al sosiego y a la obcecación son congénitas al hombre, en Galán predomina la segunda. En el año 2.000 no sería declarado responsable, perturbador de los establecido y aislable por tanto, eso sí. Los restantes, los del segundo grupo, o sea los capitanes García Hernández y Salinas; los Tenientes Fernández Gámez y Muñiz y el Alférez Gisbert, todos han hecho poco más o menos los mismo. A García le conozco por haberle tenido un año a mis órdenes como Alférez en una Compañía, era un niño dócil entonces, como ahora es un hombre bueno. Digo esto, 52


Capitán de Infantería Ángel García Hernández

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Postal que recoge el lugar de fusilamiento de los capitanes sublevados

Uno de los centenares de juegos con Galรกn como motivo 54


porque yo en aquel tiempo, le impuse un correctivo no de monta, pero si un poquito humillante para corregir una rebeldía propia de su edad, bueno; pues no me guardó rencor por ello, y hace unos meses, cuando casualmente nos encontramos cierto día en el campo de maniobras de Alfonso XIII, me saludó lleno de afecto y de respeto, como si aun siguiese siendo el joven Alférez y yo el Capitán; es de carácter infantil, de no mucha voluntad, fácilmente sugestionable y muy valeroso. Vallés no consiguió su objetivo y a las 14 horas del día 14, domingo, los capitanes Fermín Galán y García Hernández fueron fusilados en el polvorín de Huesca. Ambos se enfrentaron a la muerte con gallardía, se despidieron de los alféreces que mandaban los piquetes con un abrazo, rechazaron la venda que se les ofreció y Galán solicitó ser quien diera las voces de mando al piquete muriendo con un ¡Viva la República! Tras dar la orden de ¡Fuego! Cuatro meses después —14 de abril de 1931— llegaría la República por vía de unas elecciones locales que se tornaron en un plebiscito sobre la monarquía, en el que influyó, de forma destacada, el fusilamiento de nuestros capitanes. El Comité Revolucionario, convertido en Gobierno Provisional, se ocupó inmediatamente de los «adelantados de la república», sin que podamos dejar de entrever en ello cierto «lavado de conciencia» por el abandono en el que dejaron a los capitanes sublevados17). El 23 de mayo, Manuel Azaña como Ministro de la Guerra18), solicita información sobre el estado de tramitación del expediente para la concesión de la Laureada al capitán Galán, expediente que había sido archivado por el Ministerio con fecha 10 de febrero por haber causado baja el recurrente en el Ejército, ordenando, en consecuencia, su reapertura inmediata, que se produce por la Orden general de las Fuerzas militares de Marruecos de fecha 12 de Junio de 1931, tal como venia prescrito en los artículos 74 y 75 del reglamento de 192519), en virtud de la orden manuscrita del Ministro de la Guerra y en vista del testimonio deducido del expediente de juicio contradictorio instruido a favor del teniente Tomas Peire. Se nombró Juez instructor del juicio contradictorio al teniente coronel del regimiento Ceriñola 42 Jesús Rodríguez Arzuaga, siendo sustituido posteriormente por el del mismo empleo, y jefe del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache nº 4, Emilio March y López del Castillo. 55


Tarjeta con las imágenes de Ferrer Guardia, Galán y García Hernández

El resumen de lo actuado se publicó en la Orden general de las Fuerzas militares de Marruecos en agosto de 1932 y en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra del 9 de septiembre a los efectos de que cualquier general, jefe, oficial o individuo de tropa pudiera declarar en contra de lo apreciado sobre los hechos juzgados, como ordenaba el procedimiento establecido en el reglamento de la Orden militar de San Fernando. El expediente fue elevado por el Juez instructor a la Asamblea de la Orden, que era el Consejo Supremo de Guerra y Marina, el 21 de febrero de 1933 donde se nombró Vocal Ponente al general Juan Picasso GonzálezB), laureado en Melilla en 1893 y juez instructor de la información abierta por el hundimiento de la Comandancia General de Melilla en 1921, el conocido como Expediente Picasso que tanto influyó en la política española de la década de los 20, precipitando el «pronunciamiento» de Primo de Rivera y la posterior reacción Republicana. Los caprichosos rizos de la historia ponían, a este militar de integridad probada, al frente de la información de nuestro personaje, producto genuino de esta década marcada por el desastre de Annual. 56


Picasso estudia el expediente y constata dos irregularidades, la falta del parte médico que detalle el carácter de las heridas sufridas por Galán y el incumplimiento de los establecido con respecto a las declaraciones necesarias, ya que, si bien eran suficientes las declaraciones de nueve testigos, como contenía el expediente, solo una correspondía a un igual en empleo, siendo preceptivo que al menos figuraran tres de igual, superior e inferior empleo. El expediente es devuelto al Juez instructor para subsanar las deficiencias procedimentales, retornando a la Asamblea el 30 de noviembre de 1933 e iniciando Picasso el análisis detallado de los hechos y declaraciones. Básicamente el proceso consistía en determinar si los hechos encajaban en alguno de los supuestos contemplados en el reglamento de la Orden. Para que el lector tenga el marco de referencia adecuado, hemos reproducido en el cuadro adjunto los casos que, según las declaraciones de los testigos, podían amparar la concesión de la Cruz laureada a Galán. De la lectura del expediente, y prescindiendo de los declarantes que no aportan nada por no haber sido testigos directos o no recordar detalles, se manifiestan dos percepciones de lo acontecido el uno de octubre de 1924. Por una parte están los que valoran la actuación de Galán enmarcada, únicamente, en el combate sostenido en las ruinas del poblado de Xeruta, donde todas las declaraciones de igual o inferior empleo coinciden en que el teniente se batió con gran valentía y era merecedor de la Cruz laureada. Así, por ejemplo, el teniente Enrique Guirau, que fuera alférez a las ordenes de Galán el día de autos, declara que muerto el teniente Peire y él mismo herido de gravedad, quedo solo Galán ya herido en la pierna: [...] y siguió al frente de la compañía, sin poderse curar por no tener material, [...] dando pruebas de gran espíritu y valor, hasta que llegó refuerzo; que, de no haber acudido pronto, la situación hubiera sido comprometidísima; que no puede precisar el número de bajas, aunque cree que las nuestras fueron superior al tercio de las fuerzas que tomaron parte en el hecho; que el teniente Galán con su serenidad y sangre fría, dio en todo momento ejemplo a todos cuantos estaban a sus órdenes, y lo considera comprendido en el artículo 49, casos cuarto y quinto [...]. 57


Las dos únicas clases de tropa que declaran, el cabo García Ruiz y el legionario Escandell, también consideran a su antiguo teniente merecedor de la laureada (casos 5, 7 y 11 Art. 54), y el segundo detalla que tras resultar herido Galán: continuando en este estado haciendo fuego al enemigo, negándose a ser retirado y alentando a las fuerzas de su mando hasta que llego el refuerzo, continuando el combate y logrando hacer la retirada [...] Especial relevancia tiene la declaración del, entonces alférez, Carlos Tiede Zeden, jefe de la sección de enlaces, que participo en la reacción ofensiva para liberar las fuerzas de Galán y solicitó voluntariamente declarar en el expediente de su amigo por considerar que: se comportó heroicamente, prestándose, sin ser obligado, a una defensa heroica y consciente de una muerte segura, perdiendo casi todas las fuerzas del grupo, única fuerza que tenía en la mano, por no tener enlace con las demás fracciones, y que considera al teniente D. Fermín Galán comprendido en el artículo 54, párrafos cuarto y 11, y en el artículo 49, párrafos cuarto y quinto, del reglamento de la Orden Militar de San Fernando, [...]. En el caso de las declaraciones de los de superior empleo, el comandante Joaquín Rios Capape, entonces capitán al mando de la 7ª Compañía, que acudió por orden de Franco a apoyar y socorrer a la compañía del teniente Galán, afirma que cuando llego al poblado de Xeruta tras hacer huir al enemigo que cercaba a la fuerza de Galán, pudo percibir que el combate debió ser encarnizado y cuerpo a cuerpo, pero que al no presenciar el hecho, no podía precisar en que artículo del reglamento podía estar comprendido Galán. Pero las declaraciones más relevantes son las del general Francisco Franco, entonces teniente coronel jefe de la columna, y del teniente coronel Luis Valcazar Crespo, comandante jefe de la 3ª Bandera en 1924, cuyas fuerzas socorrieron a Galán. Ambos enmarcan lo ocurrido en las ruinas de Xeruta dentro de la operación general sostenida en la jornada del 1 de octubre y afirman algo determinante para la comprensión del combate en el 58


que se vio embebido Galán: Este se produjo por el incumplimiento de una orden recibida. Así lo declara Franco: Que la retirada que debía efectuarse sobre Dar-Acobba se efectuaba con toda normalidad; solo faltaba el repliegue de las fuerzas de Galán a retaguardia de los blockaus y posiciones; que no había otro peligro que el enemigo se filtrase por los espacios cubiertos a los dos flancos de la carretera; para evitarlo, se había establecido un escalón de retirada y protección a caballo entre las estribaciones de Dar-Accoba, inmediato al barranco de la Muerte, ocupadas por la derecha y las estribaciones de Xaif a la izquierda, vigilando aquel barranco, por un lado, y en el boquete entre Xaif y la Abbada, por el otro; que en esta forma las fuerzas, le envió el declarante la orden de repliegue al teniente D. Fermín Galán, diciéndole en ella lo efectuara siguiendo el cauce del río sobre el resto de las fuerzas; que siguiese ese camino, y no el del poblado de Xeruta; que, pasado tiempo suficiente para ver aparecer la compañía que había visto descender al río, sin ser hostilizada, se escuchó un fuego muy violento hacia el poblado de Xeruta, con muchos tiros del enemigo, acudiendo el declarante con las fuerzas disponibles, efectuando un contraataque sobre el poblado, desalojando al enemigo y salvando a la compañía de su comprometida situación, ordenando la inmediata retirada sobre Dar-Accoba y la evacuación de heridos, entre los que se encontraba el teniente Galán, y muerto, el teniente Peire; que la situación de las fuerzas era: la del teniente Galán, herido en un patio o corral de una casa; la de los legionarios, en grupos, agarrados a las ruinas del poblado, y las noticias recogidas le demostraron que la compañía de había retirado por el camino del poblado, confiando estaría ocupado a vanguardia por las fuerzas de Xeruta, y que, retiradas éstas, lo había ocupado el enemigo, que los sorprendió en su marcha de a uno; que, al llegar al campamento, el declarante dio cuenta de los sucedido al Excmo. Sr. General Castro Girona, y seguidamente fue a la ambulancia a visitar a los heridos, encontrando allí al teniente Galán, herido en las piernas, al que interrogó sobre las causas por las que había efectuado el repliegue por el poblado, contra mi orden, manifestando que lo había hecho por considerar que iría mejor, por creer que las fuerzas de Xeruta que cubrían el poblado no se habían retirado; que conocía su grave error y rogaba le perdonase; que el teniente Galán se había portado 59


siempre bravamente, era inteligente y mandaba bien su unidad, creyendo que por el poblado se iría mejor , y contraviniendo la orden, no se replegó por el río: que desconoce hubiera contraído ningún mérito, pues si lo hubiera creído comprendido en algún artículo del reglamento de la Orden militar de San Fernando, lo hubiera expresado en el parte de la operación, mencionando la distinción extraordinaria. Esta versión de los hechos es avalada por el teniente coronel Valcazar que declara: el teniente coronel D. Francisco Franco, jefe de la columna, dio orden, en su presencia, al teniente Galán de que la retirada la efectuara siguiendo precisamente el cauce del río; [...]; que una vez en la posición, y al preguntar el teniente coronel Franco por qué razón no había cumplido la orden terminante de efectuar la retirada siguiendo el cauce del río, para cuya protección y marcha se había colocado el correspondiente escalón, le contestó el citado oficial que perdonase, que bien caro había pagado la iniciativa suya de marcharse por el poblado creyendo le sería más fácil, ya que por la gaba no veía desde el sitio en que estaba la situación del escalón; Conviene señalar que este asunto no surgía por primera vez. Ya el teniente coronel Valcazar manifestó años antes, en el expediente del teniente Peire que no se cumplimentaron las ordenes de repliegue recibidas por la compañía, si bien en esta ocasión lo justifica: [...] al iniciarse la retirada se dio orden a la 13 compañía, a la cual pertenecía el teniente D. Tomás Peire, de que constituyese la retaguardia de la columna y que le efectuase siguiendo el curso del río. El teniente D. Fermín Galán, que mandaba la compañía, se dio cuenta del número de enemigo que apostado entre las adelfas y la gaba del cauce, por lo que ordenó variar la dirección y marchar cruzando la carretera; siguió por la antigua pista de Xauen, marchando en extrema retaguardia la sección del teniente D. Tomás Peire. Y es indiscutible que el repliegue no se produjo de la forma esperada, como nos atestigua un testigo de aquella jornada, el legionario Nuez, que 60


se encontraba apoyando el repliegue con su ametralladora, próximo al lugar donde se encontraba Franco. [...] los legionarios que ocupaban las cábilas se retiran hacia nuestra ladera por los senderos que bajan al río, entre ellos varios vienen malheridos. Marchan bajo un fuego intenso al abrigo de la vaguada. La Compañía que ocupaba las cábilas es la 13 mandada por el teniente Galán, que se encuentra herido en ambas piernas. El teniente coronel llega hasta mi emplazamiento para observar el repliegue de esa Compañía que no debe realizarse de forma ortodoxa a juzgar por el humor de mil demonios que no titubea en manifestar sobre todo cada vez que traen a la carretera bajas. Queda para la especulación los motivos por los que Franco y Valcazar abundan en el expediente de Galán lo que soslayaron en el de Peire. Pudiera ser consecuencia de las circunstancias políticas del momento, buscando con ello desacreditar a Galán impidiendo la concesión de la laureada, pero también es muy probable que se obrara con honestidad, restando importancia al asunto —sin ocultarlo— cuando lo que estaba en juego era la laureada de un subordinado que no era responsable del incumplimiento de órdenes, más bien victima, dando, sin embargo, la justa medida al incidente cuando se trataba de conceder la laureada a quien por su actuación ocasionó un encuentro de desventuradas consecuencias, todo ello sin menoscabo de la consideración y respeto que merecía Galán como oficial que se condujo valerosamente en el combate de las ruinas, aspecto que queda bien recogido en la declaración final de Valcazar y que afianza la hipótesis de que se obró con honestidad respecto a Galán [...] que por no haber sido testigo presencial, desconoce si el teniente Galán contrajo en el momento de la sorpresa y comportamiento subsiguiente algún mérito que le hiciese acreedor a ingresar en la Orden militar de San Fernando, si bien debe hacer constar, por saberlo por referencias, que demostró valor y arrojo, condiciones innatas de este buen oficial, y no obstante, considera el jefe declarante que el incumplimiento de órdenes y su desgraciada iniciativa, que llevó a la fuerza a sus órdenes a caer en una emboscada del enemigo, relevan en este día al citado oficial de ser merecedor de distinción de mención especial alguna. 61


Estas son las declaraciones que, junto al resto de partes, órdenes, planos, croquis, relaciones de fuerzas y número de bajas estudiará el Vocal ponente, general Picasso, para elevar su informe al Consejo que tendrá que decidir sobre el ingreso, o no, de Galán en la Orden Militar de San Fernando, y en éste señala que es importante puntualizar la génesis de los hechos que se depuran como base necesaria para su crítica a la luz de la reglamentación de la Orden y en este sentido considera que el Jefe de la columna dio las ordenes para la retirada con conocimiento de la situación general y correcta distribución táctica de las unidades bajo su protección recíproca, por ello [...] la unidad del teniente Galán vino a dar en la celada del enemigo, el cual la cerca, le corta de retirada y la ataca briosamente provocando una situación desesperada desvinculada del concierto de la retirada general. [...] Bajo esta impresión indeleble habrá que juzgar lo hechos y examinar los artículos del reglamento de la Orden que invocan los que le consideran comprendidos en su términos. Y así lo hace el vocal que rechaza la aplicación del artículo 49, caso 4º y añade que su herida fue de pronostico menos grave, y no grave como señala el artículo, además de que, si bien ejerció el mando hasta la terminación del combate, este no finalizó por sus propios medios, si no por la reacción ofensiva de la fuerzas que acudieron en su socorro. También rechaza la aplicación del caso 5º del mismo artículo, ya que es la fuerza a la que el debía proteger en retaguardia la que reacciona socorriéndole y permitiéndole retirarse y evacuar bajas. Continua Picasso en su informe con el artículo 54, caso 4º, que no considera ajustado a la acción en estudio porque no sufrió un tercio de bajas aun aplicando el recuento mas favorable, y porque el repliegue solo fue posible por el auxilio recibido de fuerza ajena a su mando. Tampoco considera de aplicación el caso 5º porque, si bien el combate del teniente Peire fue al arma blanca, no se consiguió el rechazo del enemigo, ni el caso 7º por no ser de aplicación al teniente Galán, que combatió pistola en mano. Rechazando, por último, la aplicación del caso 11º del mismo artículo 54 argumentando que si bien se vio obligado a sostenerse en una posición durante la retirada, y aunque en ella combatió, cercada por el enemigo, lo hizo en 62


su propia defensa y no en facción de proteger la columna como exige el artº, ni a su tropa se causo el número de bajas que señala el mismo. Termina Picasso su informe al Consejo el 31 de diciembre de 1933 alegando que: Por cuanto se deja manifestado y no obstante reconocer el Vocal ponente la esforzada conducta y el valeroso comportamiento observado por el capitán de Infantería D. FERMIN GALAN RODRÍGUEZ en el accidental mando, siendo teniente, de la 13ª compañía de El Tercio en el combate episódico librado el 1º de octubre de 1924 en el poblado de Xeruta, es de parecer que procede informar en sentido desfavorable su ingreso en la Orden de San Fernando por no estar comprendido en ninguno de los artículos de su reglamento la actuación del referido capitán en el hecho de armas de su intervención, como exige terminantemente el 36 del mismo. En nada parece que alteró el proceso la llegada, en septiembre de 1933, del gobierno radical-cedista, bajo cuyo mandato se resolvió el expediente. Tampoco conocemos las presiones —si las hubo— que recibirían los miembros del Consejo Superior de Guerra y Marina, ni las deliberaciones mantenidas en su seno en la sesión del 28 de agosto de 1934 en la que se decidió proponer la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando a Fermín Galán, no era fácil negar tal recompensa a quien se había proyectado enterrar bajo la Puerta de Alcalá como héroe nacional. Solo Picasso hizo gala de su independencia, como ya hiciera en el informe de su nombre, al mantener voto particular sosteniendo las conclusiones de su informe como así consta en el expediente. El Ministro de la guerra, Diego Hidalgo, paso a despacho del Presidente de la república, Alcalá Zamora, la resolución del expediente y este la firmó con fecha 8 de septiembre de 1934, publicándose en el Diario Oficial del ministerio al día siguiente. En la resolución se soslayaba el delicado tema del camino utilizado para el repliegue, se incrementaba la calificación de la herida, el porcentaje de fuerza que causo baja en el combate y no se hacía mención a la reacción ofensiva que facilitó la salvación de la fuerza de Galán, quedando los hechos redactados de la siguiente forma: 63


Nicho del capitán Ángel García Hernández en el cementerio de Huesca, Grupo C, nº 118 (arriba). Sepultura de Fermín Galán en el cementerio civil de Huesca (abajo).

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El teniente Galán, siguiendo el mismo camino que la tropa que le precedía, al llegar al poblado de Xeruta, la compañía de extrema retaguardia, tuvo que resistir el ataque violento de numerosos enemigo que se encontraba oculto.- El teniente Galán, muy lejos de huir o soslayar el riesgo que suponía el atravesar dicho poblado donde inopinadamente apareció el enemigo, lo afrontó e intentó superarle, despreciando así el riesgo de su propia vida; distinguiéndose constantemente por su valor, entusiasmo y gran conocimiento de esta clase de guerra, dando pruebas de gran valor y espíritu militar en la lucha en la cabila, en que llega al cuerpo a cuerpo, resultando gravemente herido. Que llegado el momento de efectuar la retirada, el teniente Galán la realiza con gran orden y pericia militar después de tener el tercio de bajas, demostrando gran valor y arrojo. Con esta trascripción, los hechos encajaban perfectamente en el caso 4º del artículo 54 del reglamento de la Orden Militar, y como tal se le concedió la soñada Cruz Laureada, cuya pensión de 1.500 pesetas anuales le fue conferida a su madre, que lo solicitó mediante instancia. No era el ingreso en la Orden militar de San Fernando algo sencillo, la tipificación exacta en su reglamento de los méritos precisos para su concesión y la exigencia de un juicio contradictorio con la debida publicidad, eran garantías que prestigiaban la Orden, al exigir que subordinados, iguales y superiores, por encima de interpretaciones y envidias, coincidieran en considerar unos hechos merecedores de tan alta recompensa y que estos encajaran en los casos contemplados en el reglamento. La Legión, en siete años de campaña, 505 operaciones de guerra, 1.987 muertos y 6.094 heridos solo obtuvo 13 laureadas. Es indiscutible que la llegada de la II República favoreció la concesión de esta recompensa a Fermín Galán, aunque solo fuera por la orden personal del Ministro Azaña de iniciar el expediente, lo que influiría en el Consejo, a pesar del informe desfavorable del vocal ponente. No podemos tampoco dejar de constatar la solidez de los lazos entre los «africanistas», a pesar de posiciones ideológicas tan distantes, que se ponen de manifiesto en la defensa de Valles, la carta de Mola y las declaraciones favorables en el juicio contradictorio. Hoy, los restos de Galán y García Hernández, casi olvidados, descansan en el cementerio de Huesca; la parcela civil en el caso de Galán, bajo 65


una sencilla lápida sufragada por su madre y hermanos que tiene grabada una cruz que hubiera rechazado, como así hizo con la asistencia espiritual que le ofrecieron en vísperas de su muerte. García Hernández en un nicho en el cementerio católico, cuya lápida está dedicada por su esposa e hijita. Lejos quedan las calles y plazas dedicadas, su traslado a la Puerta de Alcalá y el gran monumento que el escultor anarquista Ramón Acín, amigo de Galán, levantaba en Jaca por encargo de una ciudad que se sentía orgullosa de ser adelantada de la República y en la que hoy no queda elemento alguno que rememore aquella sublevación militar que intentó establecer la II República.

Sepultura del general Manuel de las Heras Giménez, en Huesca, muerto a consecuencia de las heridas recibidas en el combate sostenido con las fuerzas de Galán 66


ACCIONES EXTRAORDINARIAS QUE PUEDEN DAR DERECHO A LA CRUZ DE SAN FERNANDO Del Reglamento de la Real y Militar Orden de San Fernando de julio de 1920

Art. 49. Mandando fuerza en campo abierto. ---4.º Seguir al frente de su tropa sin dejar de ejercer en persona y con toda brillantez el mando de ella, hasta la terminación del combate en que se hallare de modo activo empeñado, después de haber sido gravemente herido, siempre que la duración o intensidad del extraordinario esfuerzo así realizado, sean bastantes a aumentar, en gran manera, la primitiva gravedad de la lesión sufrida, y que esta primitiva gravedad resulte luego indudablemente comprobada. 5.º Mandando en una retirada el escalón de retaguardia librar combates hasta salvar el núcleo de la unidad a que pertenezca teniendo un tercio de bajas y no abandonándolas. Art. 54. Infantería. ---4.º En vanguardia, retaguardia, flanqueo o servicio avanzado, no fortificado, sostener el combate contra fuerzas superiores, sin iniciar el repliegue hasta tener por lo menos un tercio de bajas entre muertos y heridos, y llegado el caso, verificarlo con orden y pericia militar. 5.º Rechazar en brecha o trinchera a un enemigo mayor e número que llega a combatir en ella al arma blanca y causa un tercio de bajas. ---7.º El que en combate al arma blanca, en cualquier ocasión, mate, hiera o rinda a tres adversarios. ---11.º Sostener con su fuerza en virtud de orden recibida de proteger una retirada, sin abandonar la posición en que se encuentra, aunque sea asaltada o cercada por el enemigo, perdiendo el tercio de su gente.

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N O TA S

1)- Realizada una búsqueda de «Fermín Galán» en la hemeroteca de www.elpais.es desde 1976 a nuestros días, solo devuelve seis coincidencias, en ninguna se relata o hace referencia a los hechos protagonizados por Galán y Garía Hernández. Cinco están relacionadas con la obra literaria de Rafael Alberti y una en la que el capitán aparece en el cuadernillo de Andalucía (¿Dónde vas, Alfonso XII? (y 2) A. R. ALMODÓVAR, EL PAÍS - Andalucía 13-12-2000) como protagonista de la letra de una canción popular adaptada: «¿Dónde vas, Alfonso XIII, / con chistera y sin gabán? / -Voy a la sepultura / que tengo en El Escorial. / -¡Bien merecida la tienes / por fusilar a Galán! / ¿Quiénes son esas señoras / que tan enlutadas van? / -Es la mujer de García / y la novia de Galán. / García tenía una hija / que apenas sabía hablar; / va diciendo por las calles: / '¡que viva la libertad!» 2)- La doctora Ana Isabel Alonso Ibáñez, en su magnífica Tesis Las Juntas de Defensa Militares 1917-1922 (Ministerio de Defensa, Madrid 2004. Pág. 57), afirma «Sólo una pequeña parte de los oficiales se presentaban voluntariamente para luchar en África; así los ascensos por méritos de guerra fueron un incentivo para oficiales ambiciosos, pasándose después a las situación contraría, en la que sin recomendaciones era muy difícil el traslado a Marruecos, pues además los sueldos allí eran más elevados.» Visión que se ha impuesto sin crítica alguna, que da por hecho la falta de vocación de los oficiales, el fracaso de la enseñanza militar incapaz de transmitir los valores de la profesión, y minimiza los riesgos de mutilación y muerte de la guerra. 3)- Mola Vidal, Emilio. Obras Completas. Librería Santarén, Valladolid 1940. Pág. 530. 68

4)- DO Ministerio de la Guerra. Resumen Juicio Contradictorio. Declaración del General Francisco Franco. 5)- AGMS. Hoja de Servicios Fermín Galán. Conceptuación obtenida en 1924 en la Mehala Jalifiana. 6)- Ramas Izquierdo, Federico. La Legión. Historial de Guerra (1º Septiembre 1920 al 12 Octubre 1927). Imprenta África, Ceuta, 1933. 7)- Galán, Fermín. La Barbarie organizada: novela de Tercio. Castro, Madrid, 1931 8)- Galán, Fermín. Nueva creación: política ya no solo es arte, sino ciencia. Claridad, Buenos Aires [19--]. 9)- Mola Vidal, Emilio. Obras completas. Librería Santarén, Valladolid, 1940. Pág. 41 10)- Relato del legionario BFN sobre el combate del día 1 de octubre de 1924: «Los legionarios que ocupaban las cábilas se retiran hacia nuestra ladera por los senderos que bajan al río, entre ellos varios vienen malheridos. Marchan bajo un fuego intenso al abrigo de la vaguada. La Compañía que ocupaba las cábilas es la 13ªmandada por el teniente Galán, que se encuentra herido en ambas piernas. El teniente coronel llega hasta mi emplazamiento [de ametralladora] para observar el repliegue de esa Compañía que no debe realizarse de forma ortodoxa a juzgar por el humor de mil demonios que no titubea en manifestar sobre todo cada vez que traen a la carretera bajas.» 11)- El teniente Carlos Tiede Zeden nació en Prusia, donde fue oficial durante la I Guerra Mundial, ingresando como legionario en el Tercio en 1921. Se da la circunstancia de que Tiede, al igual que Galán, contaba en la época marroquí, con la protección y simpatía del jefe de La Legión, Francisco Franco, ocupando siempre


puestos próximos y traduciéndole textos militares alemanes. Fue el primer legionario en alcanzar el empleo de comandante y murió el día 11 de Enero de 1937, a consecuencia de las heridas recibidas en la Casa de Campo, al mando de la V Bandera. 12)- Posteriormente se le concedería este mismo empleo por méritos de guerra con antigüedad de 1 de octubre de 1925. 13)- AGMS. Expediente personal capitán Fermín Galán. Documentos relacionados con la Cruz Laureada de San Fernando. 14)- Mola. Pág. 474. 15)- Santiago Casares Quiroga fue enviado a Jaca por el Comité Revolucionario. A su llegada la noche del 11 de diciembre se dirigió directamente al hotel para alojarse, dejando su entrevista con Galán para la mañana siguiente. Cuando despertó el 12, la República ya estaba declarada en la ciudad altoaragonesa. 16)- Redactado por el primer jefe de La Legión, el teniente coronel Millan Astray, reza «A la voz de ¡A mí la Legión! acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio».

17)- Francisco Galán Hernández, oficial de la Guardia Civil, escribiría en el prologo de «La barbarie organizada»: [...] a su asesinato contribuyeron todos- monárquicos republicanos socialistas. Unos, con su actuación abominable, al margen de todo derecho. Otros, con su intencionada omisión, desprovista de toda sensibilidad e hidalguía. Añadiremos que este hermano de Galán (tenía otro teniente de infantería) se presentó a las elecciones por la provincia de Huesca como candidato del PCE, dándose la circunstancia que también un tío del teniente Tomás Peire, comandante de Estado Mayor del mismo nombre se presentó por la misma provincia por el partido republicano radical. 18)- Con la instauración de la República el Ministerio del Ejército cambió su nombre por el de Ministerio de la Guerra, continuando el de Marina independiente. 19)- No obstante el expediente se tramito conforme al reglamento de 5 de julio de 1920 ya que, en agosto, el gobierno de la República dejó sin efecto cuanto se había legislado durante la dictadura.

APÉNDICES

A)- Carta de Francisco a franco al teniente coronel Luis Pareja de fecha 5 de agosto de 1924. Archivo de La legión (Ceuta). «Cuando el otro día nos separamos dispuestos a cursar las papeleta llegó el general Bermúdez, el cual ya sabes esta conmigo de atento y al que la Legión debe muchos favores y yo no se si se huele algo o no, el caso es que desde los primeros momentos da por sentado el que no nos podemos ir mientras él esté. Yo le hablé a los ayudantes y a su hijo para

que le adelantasen algo y me contestaron todos presagiando la gravedad de los momentos para abandonar el mando, pues creen que al marcharnos esto se viene abajo. Cuando yo llegué aquí hable con la gente mía y todos están impresionados y creen que debiéramos esperar a ver que giro toma esto, en especial en nuestra relación con Sanjurjo, Llanos, Pozas y demás de la otra zona que pensando de la misma manera depositaron en Sanjurjo en confianza y él en nosotros. 69


Mis Comandantes identificados en todo con migo esperan solo mi marcha para romper sus compromisos con la Legión y la mayoría de los Oficiales lo mismo. Quedando solo los no cumplidos que esperan que no les abandonemos. Por todo ello la situación es muy delicada y como nuestros pasos han de tener honda trascendencia y repercusión conviene antes comprobar bien lo que se piense y lo que convenga hacer. El Alto Comisario dispone por si y no creo sepa tampoco lo que piensa el Gobierno en esto y Bermúdez que escucha cuanto lo digan y que tiene buen criterio atenderá le digamos. Su impresión es de conservar lo conquistado aunque desea organizar bien el territorio. Por todo esto aunque yo desee ardientemente dejar todo este foco de intriga, vacilaciones y pasividades, creo que debemos no apresurarnos y antes de tomar la decisión de pedir cambio de destino hablar claro con Bermúdez y con Sanjurjo y Llanos, Pozas, etc. Para que ellos sepan nuestra decisión. Esto es, que yo creo que si hay repliegue debemos evitar la difícil situación de estos momentos pidiendo el destino a España, pero si no lo hubiera y solo se organizase el territorio, entonces por mi deber de amistad con Bermúdez en especial y en Melilla con Sanjurjo no debemos ni podemos destruirle el instrumento mejor para actuar y con nuestra presencia contener a la oficialidad, pues en el caso de repliegue son los de España los que deben vivir esos momentos.» B)- El general Picasso nació en Málaga el 22 de agosto de 1857. Ingresó en la Academia de Estado Mayor en 1876, con 18 años, terminando dos años después siendo el número 1 de su Promoción. En octubre de 1893 se encontraba entre las tropas cer70

cadas en el fuerte de Cabrerizas Altas y en una valiente acción, transmitió la solicitud de refuerzos a la plaza tras romper el cerco del fuerte de Cabrerizas y posteriormente el de Rostrogordo. Por esta acción recibió la Laureada. En enero de 1919 el general Berenguer fue nombrado Alto Comisario en Marruecos, dejando vacante el Ministerio de la Guerra. Con 62 años, el general Picasso era el Subsecretario de Guerra, y en febrero fue propuesto para el cargo de Ministro, al parecer renunció alegando que «prefiero seguir trabajando en lo mío y ser lo que soy, un militar honrado.». No se le conocía filiación política El 16 de febrero de 1921 ascendió a general de división. Fue elegido representante de España en la Sociedad de Naciones, donde formaba parte de la Comisión Permanente Consultiva de Asuntos Militares, Navales y de la Aviación desde julio de 1920. Al sobrevenir el desastre de Annual el general estaba destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina. El vizconde de Eza, Ministro de la Guerra, le designó para que investigara los hechos. El general Picasso se trasladó a Melilla, donde comenzó su investigación. En enero de 1923 regresó a la Península, y el 18 de abril presentó su famoso expediente.. El 23 de agosto de 1923 pasó a la Reserva al cumplir 66 años. Siguió destinado en el Consejo Supremo de Guerra y Marina, y entendió en las causas abiertas contra los generales Berenguer y Navarro. Formuló un riguroso voto particular en contra de la amnistía regia que beneficiaba al coronel Araujo, responsable de la rendición y matanza de la columna de Kebdani. El 28 de agosto de 1925 pasó a la Segunda Reserva con 68 años y el rango de Teniente General. Falleció en Madrid el viernes 5 de abril de 1935.


Cementerio civil de Huesca. Sepultura de Fermín Galán en primer término

BIB LI O G R A FÍ A M Á S R E LE VA N T E

— VICIEN MAÑÉ, Enrique. La II República en Jaca (1931-1936). Una época dife rente. Ed. Autor. Barcelona 1998. — GALÁN, Fermín; La barbarie organizada: Novela del Tercio. Castro, Madrid, 1931 — MOLA VIDAL, Emilio; Obras completas. Librería Santarem, Valladolid, 1940. — RAMAS IZQUIERDO, Federico; La Legión. Historial de Guerra (1º Septiembre 1920 al 12 Octubre 1927). Imprenta África, Ceuta, 1933. — AZPIROZ PASCUAL, José María y ELBOJ BROTO, Fernando. La sublevación de Jaca, Guara Editorial, Zaragoza, 1984. — GÓMEZ GÓMEZ; Esteban Celestino. La insurrección de Jaca. Los hombres que trajeron la República, Ed. Autor, Jaca, 1996. — GÓMEZ GÓMEZ; Esteban Celestino. El eco de las descargas: adiós a la esperanza republicana, Ed. Autor, Jaca, 2002. A R C H I V O S C O N S U LTA D O S

— Archivo General Militar de Segovia (AGMS) — Archivo del Tercio «Duque de Alba» 2º de la Legión. Ceuta (ATDA) — Archivo del Tercio «Gran Capitán» 1º de la Legión. Melilla (ATGC) — Archivo privado Valles Causada. PUBLIC ACIONE S PERIÓDIC A S

— ABC — «Revista de Tropas Coloniales» — Diarios del Ministerio de la Guerra ARTÍCULOS

— La sublevación de Jaca. Un día que conmovió a un régimen, De la Cierva, Ricardo. «Historia y Vida». Año III. Número 33. Diciembre 1970. 71


TOMAS PEIRE LEGORBURU El teniente Peire nació en Zaragoza el día de navidad de 1903. Su padre, Miguel Peire Cabaleiro, era comandante de Infantería. Sentó plaza como alumno de la Academia de Infantería el 8 de septiembre de 1919 siendo promovido a alférez el 14 de noviembre de 1921 y destinado al regimiento de Infantería Infante nº 5, en su ciudad natal. A finales de septiembre de 1923 fue destinado al batallón Cazadores de Arapiles nº 9 en Tetuán, ascendiendo a teniente ese mismo año. En 1924, y simultaneado con los servicios de campaña propios de su empleo, se presentó a los exámenes de ingreso en Carabineros, Guardia Civil y Escuela Superior de Guerra. Destinado al Tercio de Extranjeros en agosto, se incorporó a la 13ª compañía en el sector de Uad-Lau, pasando de la relativa calma de su anterior destino a tomar parte en los durísimos combates que la I Bandera mantenía en aquellos meses de verano para mantener abierta la carretera de Tetuán a Xauen. En los dos meses que estuvo destinado en el Tercio participó en 20 operaciones de guerra, entre ellos la ocupación de Kudia Tahar el 19. El 1 de octubre, a las ordenes del teniente comandante de su compañía, Fermín Galán, y al encontrar cerrado el camino de repliegue, recibió la orden de desalojar al enemigo de unos paredones desde los que se recibía fuego muy intenso, señalando el legionario Eugenio Romano que, cuando el teniente la recibió y animado de un gran valor y espíritu, no dudó en cumplir la orden, aun sabiendo que era a costa de su vida, como efectivamente ocurrió. Pero, de todas las declaraciones que se recogen en el resumen del juicio contradictorio que se abrió a requerimiento de su padre, nos quedamos con la que hizo el cabo de su sección Tiburcio González Valiño Se lanzó el teniente D. Tomás Peire a la cabeza de su gente, animándoles; que en la lucha emplearon bombas de mano y el cuchillo; que tardaron unos cuatro minutos en lograr su objetivo, y que en el momento de lograrlo salió herido el que declara, y no obstante 72


vio que el teniente Peire y los soldados que con el llegaron a las casas se batían con un número muy superior al de ellos, a los que desalojaron, quedándose sólo el oficial con unos cuatro hombres. Que después de logrado esto se acercó el mencionado oficial a prestar auxilio a los heridos que habían quedando en el camino, llegando hasta el que declara, al que trató de recoger en medio de un fuego violento, y viendo el declarante que no podía retirarlo, se negó a ello, y entonces, el teniente, que observaba que los moros tiraban al que declara, cogió un fusil de un legionario muerto, y con el hizo fuego hasta que los enemigos le dieron un balazo, matándole. En su concepto el teniente Peire se portó como excelente militar, realizando acciones distinguidas y heroicas, de las comprendidas en el Reglamento de las Orden de San Fernando, por lo que le considera acreedor a la cruz de dicha Orden. Desafortunadamente, y a pesar de que todas las declaraciones contenidas en el expediente de Juicio contradictorio —instruído por el coronel José Moscardó— fueron en sentido positivo, el Consejo Supremo de Guerra y Marina no juzgo los hechos comprendidos en ninguno de los artículos del reglamento, denegándose la concesión de la Cruz Laureada, si bien, a este oficial de 20 años que fiel a su juramento, formación y vocación, lo dio todo en tierras africanas, se le concedió el ascenso a capitán por méritos de guerra. 73


ACTA JUDICIAL DEL FUSILAMIENTO DE LOS CAPITANES GALÁN Y GARCÍA HERNÁDEZ En Huesca a catorce de Diciembre de mil novecientos treinta S.S. por ante mi el Secretario puso hacer constar por la presente, que a las catorce horas del día de hoy fueron conducidos los Capitanes D. Fermín Galán Rodríguez y D. Ángel García Hernández desde el Cuartel del Regimiento de Valladolid número setenta y cuatro al Polvorín de esta plaza donde se encontraban formadas las fuerzas con arreglo a la orden dada, acompañados de los Sacerdotes D. Francisco Candevilla Laceras y D. Joaquín García García y de su Defensor Capitán de dicho Regimiento D. José Vallés Foradada.- Colocados en dicho (¿?) frente a los piquetes a las órdenes de los Alféreces del mismo Regimiento D. José Pérez Lafuente y D. Faustino Fuente Arce; el Capitán Galán frente al del Alférez Pérez y el Capitán García frente al del Alférez Fuente, no reconciliado con el confesor el capitán Galán y si el Capitán García fue dada la orden de fuego, recibiendo el Capitán Galán las siguientes heridas de bala máuser: Una en la región precordial, otra en el hombro izquierdo, otra en la región mamaria derecha, otra en la región (¿?) derecha y una bala reglamentaria de pistola de nueve milímetros en la fosa temporal derecha; el Capitán García recibió las siguientes heridas de bala máuser: Una en la región esternal, dos en la región precordial, una en el hombro derecho y otra en la región temporal derecha, según manifiesta el Capitán Medico del precitado Regimiento D. Amado Monforte Sarasola quien reconoció los cuerpos de los ejecutados y certificó su defunción desfilando acto seguido las fuerzas por delante de los cadáveres.- Y para que conste se extiende la presente diligencia que firma dicho señor. (¿?) con S.S. y Secretario que doy fé.- Antonio Santos – Amado Monforte – Rafael Rodríguez- Rubricado.

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INFORMACIÓN SOBRE LA FUNDACIÓN CULTURAL ISTOLACIO

Es una Institución cultural y científica sin finalidad de lucro, creada al amparo de los derechos reconocidos en la Constitución y bajo la normativa de la Ley de Fundaciones. Toma el nombre de ISTOLACIO que murió en combate contra los cartagineses. ACTIVIDADES INSTITUCIONALES: •

Promover y mantener la paz, a cualquier nivel, desde el respeto a todas las ideas y a todos aquéllos que dieron su vida por defenderlas.

Fomentar la conservación, vigilancia y ornato de los cementerios o tumbas de combatientes españoles o bajo Bandera de España, caídos en lucha, sin distinción de época, lugar credo o ideología. Confeccionar y actualizar el catálogo de estas tumbas y cementerios. Realizar y fomentar investigaciones históricas sobre los citados cementerios o tumbas, y sus protagonistas.

Promocionar y realizar publicaciones, actividades científicas, educativas

y

culturales,

de

cualquier

nivel.

Divulgación,

promoción y defensa de los derechos humanos, así como de la Fundación y de sus fines institucionales.

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BENEFICIARIOS: Todas las personas, entes o realidades susceptibles de ser atendidos por la Fundación en el desarrollo de sus fines. Se dará prioridad a aquellas actuaciones que considere urgentes el Patronato de la Fundación y en las que sea posible intervenir eficazmente con los medios disponibles. GOBIERNO: El órgano de gobierno y representación es el Patronato de la Fundación. Su número de miembros y cargos serán, al menos, los previstos como mínimo por la Ley de Fundaciones. La pertenencia al Patronato de la Fundación y sus cargos son actividades filantrópicas. No conllevan ninguna remuneración y son incompatibles con la percepción de honorarios procedentes de la Fundación. El Patronato de la Fundación puede acordar la incorporación de nuevos Patronos. Es obligatoria la rendición anual de cuentas al Ministerio de Cultura. APORTACIONES: Se puede ingresar cualquier cantidad. Y pueden hacerlo las personas físicas y cualesquiera entidades u organismos públicos o privados: Comunidades, Hermandades, Instituciones, Sociedades, Empresas, etc. En el impuesto sobre la renta, los particulares pueden desgravar el 25% de sus aportaciones y el 35% las empresas o sociedades. CONSEJEROS: Pueden ser personas físicas (particulares) o las personas jurídicas (sociedades y organismos públicos o privados) que sean aceptadas por la Fundación. Hay tres modalidades: - Honorífico: A propuesta del Patronato. Es compatible con las otras dos modalidades. - De número: Tiene una vigencia anual. - Permanente: Tiene una vigencia indefinida.

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ACTIVIDADES REALIZADAS

CEMENTERIOS: Ceuta. Se ha visitado el cementerio cristiano, y catalogado y fotografiado todas las tumbas de militares muertos en combate, pertenecientes a las campañas de África y Guerra Civil. Tetuán (Marruecos). Se ha visitado y fotografiado las tumbas de los militares muertos en combate. Larache (Marruecos). Se ha visitado el cementerio viejo cristiano y fotografiado todas las tumbas de militares muertos en combate. Alcázarquivir (Marruecos). Se ha visitado el solar del antiguo cementerio cristiano, actualmente levantado y sus restos trasladados a Larache. CATÁLOGO ISTOLACIO: Se ha continuado introduciendo datos en la base de datos. Actualmente se han identificado 199.166 muertos en combate. REVISTA ESTELA: Se han editado 500 ejemplares del número 4, cuya distribución ha sido gratuita.

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REVISTA ESTELA

INDICES Revista núm. 1. Año 1997.

- Editorial. -La lucha por el cuerpo caído en la Ilíada. -Cementerios y tumbas de campaña. -El cementerio musulmán de Talavera de la Reina. -Tumbas de soldados extranjeros en España. Revista núm. 2. Año 1998.

-Editorial. -Caballeros Legionarios caídos en la Campaña de Marruecos y sepultados en el Cementerio de la Purísima Concepciónde Melilla. Miguel Ballenilla y García de Gamarra. Revista núm. 3. Año 1999.

-Editorial. -Caballeros laureados de San Fernando caídos en la Zona Oriental, durante las Campañas de Marruecos. Miguel Ballenilla y García de Gamarra.

-Noticiario -Reseña Bibliográfica. Revista núm. 4. Año 2002.

-Muerte del general Fernández Silvestre Juan Antonio Gómez Martínez.

-Las bajas españolas en la batalla de Carabobo Salvador Fontenla Ballesta

-La Real y Militar Orden de San Fernando. José Luis Isabel Sánchez

-Panteón de los héroes de las Campañas Miguel Ballenilla y García de Gamarra. Revista núm. 5. Año 2004.

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NORMAS PARA LA PUBLICACIÓN DE TRABAJOS La Revista Estela es una publicación de la Fundación Cultural Istolacio. Su periodicidad es anual y su volumen, un mínimo de 64 páginas. Puede colaborar en ella todo escritor, español o extranjero, que se interese por los temas históricos relacionados con la institución militar y, de forma particular, con los fines de la Fundación. Lo trabajos han de ser inéditos y deberán precisar las fuentes documentales y bibliográficas utilizadas. Se presentaran en soporte papel y digital y su extensión podrá oscilar entre las dos mil y diez mil palabras. Los trabajos podrán ir acompañados de las fotos, croquis y dibujos que el autor considere necesarios, estos deben estar libres de derechos y podrán remitirse digitalizados a una resolución de 300 ppp. Para su publicación, los artículos deberán ser seleccionados por el Consejo Editorial. Los trabajos se enviarán en el primer semestre del año a: FUNDACIÓN CULTURAL ISTOLACIO Revista «Estela» Navas del Rey nº 51 - 28011 - MADRID correo-e: estela@istolacio.org

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BOLETÍN DE APORTACIÓN Enviar a Fundación Cultural Istolacio c/ Navas del Rey, 51, 28011 Madrid

Opción transferencia bancaria Puede hacerla, por cualquier cantidad, a la c/c nº

0075 0294 49 0600415895.

BANCO POPULAR, Pº de Extremadura nº 101, 28011 Madrid, y remitir a la Fundación una fotocopia del resguardo de dicha transferencia.

Opción domiciliación bancaria Orden de pago a la entidad bancaria: ……………………………………………………………………………… ……………… ……… Sita en ……………………………………………………………………………… ……………… ………………………………………………………………………… (calle y población)

con cargo a la cuenta o libreta nº ……………………………………………………………………………… ……………………….. …… para que abonen los recibos de ………………………………………… € que……………………………………………………………… (mensual, trimestral o anualmente)

y hasta nuevo aviso emitirá la Fundación Istolacio a nombre de:

…………………………… ……………… ………………………………………………………………………………………………………………………………………………

Firma del titular de la cuenta

Fdo: …………………………… ……………… …………………………………………………………… observaciones: Si le parece oportuno puede indicarnos, en las líneas siguientes, a que nombre y dirección debemos dirijirnos y, en su caso, si desea ejercer algunas funciones como miembro o Consejero de la Fundación.

…………………… ……………… ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

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