SOS

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BENIN --

EL LUGAR DONDE TODOS TE DAN LA MANO Benin. África. 15 horas de vuelo. Dos aeropuertos en el camino y el cansancio acumulado de los estudiantes que acaban de finalizar sus obligaciones académicas e inician la expedición hacia el continente del sufrimiento. No cabe duda que, los próximos tres meses, constituirán una vivencia de amplio espectro y quehacer. Es la cuarta vez, en los últimos cuatro años, que delegaciones israelíes de estudiantes (voluntarios de la Universidad de Ben Gurion) parten hacia el continente africano. La iniciativa fue de la Dra. Tamar Golan, ex embajadora de Israel en algunos países africanos y a cargo del “Centro África” de la Universidad de Ben Gurion en el Negev. La República de Benin es una ex colonia francesa que mantiene un regimen democrático estable desde los `90 del siglo pasado. En su rica historia se perciben signos del culto Vudú, reinados antiguos y pasado de comercio esclavo. Es un pequeño país de clima tropical y paisaje variado. Son casi siete millones y medio de personas, que residen, en su mayoría, en Cotonou, la capital económica del país. El francés es su lengua oficial, que convive con dialectos locales. Benín no es diferente a otros países del Tercer Mundo y sufre de porcentajes de desocupación, mortalidad infantil y pobreza alta. Se reconoce una tendencia, en alza, en la instrucción académica entre la joven generación y signos de desarrollo en diferentes aspectos. Al aterrizar nos reciben, en conferencia de prensa, en el aeropuerto y, por primera vez, se nos pide ser la cara de Israel en África. Con algo de francés, algo de inglés y mucha emoción explicamos la esencia y el motivo de nuestra llegada. A cargo de nuestra bienvenida está el embajador de Israel en Benin, Beny Omer, encargado de acompañarnos a Songhai, aldea agrícola de jóvenes, nuestro hogar durante los próximos tres meses. En el camino descubrimos un paisaje africano de árboles junto a cocos, mujeres cargando cestos en la cabeza y a sus bebés en la espalda y espacios para la venta de combustible, en botellas de diferentes tamaños; todo entre cientos de motocicletas, algunos coches, puentes y caminos. Nos acercamos a Porto Nuevo (capital histórica del país) donde, entre los mercados, encontramos la perla verde de nombre Songhai. La aldea agrícola es una iniciativa ambiental con obje-

tivos sociales que aspira reducir la pobreza. Fue creada en 1985 por el Padre Godfrey, cura afro-americano crecido y educado en Nigeria. Durante su estadía en Estados Unidos por motivos académicos vió, por la televisión, el hambre de Etiopía y eso le despertó el instinto de compromiso a sus raíces africanas. Godfrey retornó y creó la aldea agrícola, basada en el uso del mínimo de recursos para una producción máxima. El proceso de gestación de energía y reciclado de basura se realiza con recursos naturales aminorando el daño ambiental. Songhai, el nombre de la aldea, fue elegido como recuerdo de la reina que gobernó la zona en el siglo XV y se caracterizó por su fortaleza interior y su existencia independiente. El Padre Godfrey estableció un sistema integral basado en valores de cooperación, responsabilidad personal e intervención social. Israel, considerado “País Sagrado”, es fuente de valoración como potencia de conocimiento, desarrollo e innovación. Por medio del Departamento de Cooperación internacional de la Cancillería, se mantiene un vínculo profesional-agrario y ayuda en la ampliación de la base de conocimiento del centro agrícola. Obtuvimos una idea de la vida de los agricultores de las aldeas de Benin cuando anduvimos por sus diferentes sectores: pollos, pescados, frutas y verduras, producción de jugos y jabones naturales. Es absurdo que viniendo de la tierra de la leche y la miel, conocida por su capacidad agrícola, nos alejamos hasta el oeste de África para experimentar la tarea manual de los pioneros. Con nuestra llegada traemos los valores y la ideología con la que crecimos y la humildad, tolerancia y voluntad, intentando encontrar el lugar desde el cual podamos aportar. El Padre Godfrey y su acción son signos que no son indiferentes a la pobreza y la desocupación. No hay rendición frente a la miseria. Se lucha por el derecho a la educación, el desarrollo y la auto-realización; aquí convierten las palabras en hechos como la frase expresada por el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama: Yes, We can!!

CAMERúN --

Dos médicos israelíes restablecieron el regalo de la vista a pacientes en Camerún, mientras que galenos locales recibieron instrucción para practicar los procedimientos.

TRANSCURRIERON TAN SÓLO 5 DÍAS DESDE QUE COMENZAMOS LA EXPEDICIÓN EN EL AEROPUERTO BEN GURION Y, AHORA, PREPARAMOS, COMO UNA SOLA FAMILIA, LA PRIMERA CENA DE SHABAT EN CAMERÚN. Ya nos acostumbramos al agua fría de la ducha, las interrupciones de electricidad y no damos, por sobreentendido, la presencia de servicios en condiciones aceptables. Santchou está en el corazón de Camerún. Esa es nuestra casa; la música, los olores y los rostros parecen conocidos. Antes de la cena, los representantes de la organización que nos aloja, “Edingue”, nos muestran una verdadera fiesta del país. Bailamos, sentimos el ritmo y la alegría de su música y les hicimos oír la música israelí. Residimos en un albergue, localizado en el centro, donde se encuentran los grandes mercados. Además de nosotros, Santchou es el hogar de 51 mil habitantes, pertenecientes a dos tribus que habitan 28 aldeas. Desde el punto de vista demográfico, la mayoría son cristianos. Hay pocos musulmanes. Los casamientos son monogámicos o poligámicos, según la elección de la pareja. En las aldeas es posible ver más vínculos poligámicos que en la ciudad. Según la tradición la primera mujer tiene derecho a elegir la segunda y eso es para mantener relaciones cordiales familiares y mejor cooperación en las tareas del hogar. 72% de su economía se basa en la agricultura (café, cacao, choclo, arroz, banana y más). La labranza es tradicional. La educación de los niños es obligatoria y, en las escuelas se enseña cultura general y tecnología (en inglés y francés). Los niños visten un uniforme único, usan cabellos cortos, son muy disciplinados y entregados, ya que comprenden que su instrucción es fundamental en su futuro. El nivel de los contenidos nos sorprendió. La mayoría de las materias del secundario son las mismas que en las universidades

israelíes. El número de alumnos por clase oscila entre algunas decenas hasta 130 alumnos. En las universidades, hasta mil alumnos pueden sentarse juntos en la misma conferencia. Creen en los milagros y actos de brujería y hay médicos tradicionales que tratan a los embrujados. En caso de necesidad, la gente celebra ceremonias de catarsis para lograr que se interrumpa la lluvia. Después de un largo día de viaje desde Israel, llegamos al aeropuerto en Douala, capital económica de Camerún. Fuimos recibidos por los funcionarios de la embajada de Israel y los empleados de Edingue. Viajamos juntos hacia Yaounde, la capital, donde pasamos dos días, hermosos e inolvidables. El equipo de la embajada de Israel se ocupó y preocupó que tengamos los recursos y el conocimiento necesario para vivir en paz en Camerún. Los habitantes nos hicieron sentir cuán felices estaban de recibirnos. Tras una corta estadía, podemos decir que contamos con una voluntad compartida por conocer y cooperar creando un clima profundo y significativo para todos. Y nosotros...Estamos felices! Trabajamos duro en nuestro tiempo libre para adecuar nuestro hogar a las necesidades y comodidad; intentamos adaptarnos a esa vida donde las cosas triviales no existen. Sabemos que debemos poner todo en proporción y estamos ansiosos por empezar. Nos espera una aventura emocionante. Sólo así podremos producir lo mejor. Somos fuertes juntos y la experiencia nos refuerza como grupo e individuos”.


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