Capitulo 4. Desición

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Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Stephenie Meyer.

Obsesión oscura Capitulo 4. Decisión Me sentía humillada, usada… sucia, se suponía que mi primer beso seria lindo, tierno; y principalmente, seria con la persona que yo eligiera, la persona a quien le entregaría mi corazón; pero no, parece que el destino pensaba cosas muy diferentes, pues Edward Cullen había robado mi primer beso, las lagrimas que había retenido se desbordaron de mis ojos, la furia y rabia que sentía habían sido desplazadas por la humillación y frustración, quería gritar pero a la vez no, mi vergüenza me superaba, no iba a dar un espectáculo a mitad de un salón lleno de personas desconocidas. Sentí este momento eterno, sin fin, sus labios eran demandantes y me exigían, yo me resistía lo mas que podía, pero su agarre en mi rostro me lo impedía, sentí sus dedos sobre mi piel, presionando cada vez mas, quise protestar pero eso fue mucho peor, sentí como su lengua se introducía en mi boca y la recorría sin compasión, sentí aun mas repulsión, las lagrimas corrían con mayor fluidez, esto era una pesadilla; si eso debía ser, seguramente me encontraba dormida en mi cama y pronto mi madre me despertaría para desayunar al lado de mi padre. Si, eso debía ser; todo debía ser una pesadilla. Esas palabras se fijaron en mi mente, me concentre en ellas, tenia que despertar de esto, y volver a mi realidad; realidad donde yo era feliz, donde mi padre y mi madre estaban a mi lado, donde por lo único que debía preocuparme era ser feliz cada día. Y por fin el beso llego a su fin, regresándome a mi pesadilla; el rostro de Edward se veía pacifico, una pequeña sonrisa se instalo en sus labios que se veían un poco rojos e hinchados, con sus ojos aun cerrados me acerco a él, su mano se instalo en mi cintura, reteniéndome, lo único que pude hacer fue bajar la mirada, no quería ver a nadie y no quería que nadie me viera; me sentía sucia; escuche pasos y voces, pero no les preste atención, mi mente aun suplicaba para que despertara de esta pesadilla, vi el rostro de Alice cerca del mío antes de que sus brazos me rodearan y me susurrara un "felicidades". Ella fue la primera de muchas otras mujeres y hombres, ellos… solo tomaban mi mano y me deseaban felicidad, no lo podía creer o más bien no quería creerlo. La gente fue disminuyendo hasta que ya nadie paso a felicitarnos, el brazo de Edward me apretó mas hacia el, sentí que tiraba de mi, no se a donde me llevo y no quería saberlo, todo era una pesadilla me repetía una y otra vez, pronto despertaría. – Isabella – escuche mi nombre, aunque se escuchaba lejos, no quería hacer caso a ese llamado, solo quería quedarme aquí sin escuchar nada, sin ver nada, sin sentir nada… El ligero olor a madera quemada me llego de repente, parpadee un par de veces para salir de mi ensoñación, la voz seguía repitiendo mi nombre, pero esta vez parecía un poco disgustada. Mi mente regreso a la realidad, a mi pesadilla, el enojo y la frustración regresaron a mi, mire a mi alrededor, dándome cuanta que nos encontrábamos en una pequeña biblioteca, la poca luz que la iluminaba procedía de la chimenea encendida, de ahí el olor, y justo a un costado estaba Edward. – Isabella – volví a escuchar mi nombre, me gire para encararlo, mis manos se convirtieron en puños, sentía mis uñas clavarse en mis palmas, pero en estos momentos eso no importaba. – Tú – dije con todo el desprecio y odio que pude, no iba a permitir esto.


– Si, yo – me respondió acercándose a mi, yo por mi parte retrocedí, no lo quería cerca de mi – eres mía Isabella. – No soy tuya y nunca lo seré, no puedes obligarme – le respondí desafiante, si el quería pelea la tendría, no me dejaría vencer por él, no me doblegaría. – Lo eres Isabella, todo el mundo lo sabe y quieras o no lo eres. Quien se creía, no era nadie para decir eso – pues cuando menos lo esperes escapara y jamás me volverás a ver. Una sonrisa de suficiencia apareció en su rostro, y eso me hizo enfadar aun mas, estaba por replicar cuando el hablo primero – pague por ti, me perteneces. Sentí mi rostro palidecer, entonces… ¿todo esto era por el dinero? Me había comprado como lo hacen con los esclavos ¿acaso era eso? ¿Era su esclava? No sabia como responder a eso, no tenia palabras, yo… no sabia que hacer ahora, dinero, ¿acaso podría recuperar mi libertad con dinero? – Te pagare – fue lo único que se me ocurrió decir, él no pareció sorprenderse en lo absoluto, de hecho su sonrisa se amplio mas, pero no era una linda sonrisa, era una sonrisa vacía, cruel. – ¿Y… con que piensas hacerlo? ¿Tienes dinero? No, no lo tenia, y mi madre… no, en los últimos meses apenas y podíamos comprar lo necesario. – Isabella, no hagas esto mas desagradable, de verdad, si te lo propones seria mejor para ti, a mi lado tendrás una mejor vida, una vez que nos casemos podrás tener un par de criadas, si así lo deseas, y mas cuando lleves a mi hijo en tu vientre. – No me voy a casar contigo – estaba loco si creía que iba a aceptarlo, no se en que momento se acerco a mi, pero lo tenia frente a mi sujetando si rostro con su mano. – Lo harás Isabella, a menos que prefieras ser mi concubina, tu decides. Pero solo te diré una cosa, si optas por lo segundo será peor para ti, porque en cuanto me des un hijo me desharé de ti – no se si fue la forma en que dijo las cosas o su agarre pero sentí nuevamente las lagrimas correr por mis mejillas, me sentía impotente, yo… no podía ni siquiera pensar en tener un hijo y mucho menos que me alejaran de el si lo tenia, claro que no, no podría dejarlo con un monstruo como él. Trate de soltarme de su agarre no quería que me tocara, mis lagrimas corrían por mis mejillas con mayor desesperación, incluso un par de sollozos escaparon de mi garganta, esto debía ser una pesadilla eso era, pronto despertaría – mamá – no pude evitar que escapara de mis labios, aunque apenas y fue un susurro, el rostro de Edward se contrajo con mayor enojo. – No te ayudara Isabella, acaso lo hizo cuando fui por ti – me dijo burlón y mis lagrimas se incrementaron, eso había sido un golpe bajo, y solo ocasiono que me sintiera mas sola; era verdad mi madre no había hecho nada, solo se había quedado parada en una de las esquinas y ni siquiera se digno a verme por ultima vez, ella… también me había abandonado, yo no tenia a nadie estaba completamente sola y a su merced, y sola me quedaría si no aceptaba su ofrecimiento. Un hijo. No podía permitir que se quedara solo al lado de este… monstruo, si eso y más es Edward Cullen, un monstruo.


Las lagrimas continuaban y los sollozos también, sentía que me rompía a pedazos, todo mi mundo había cambiado tanto en tan poco tiempo y no quería pensar que tanto mas cambiaria. – Decide Isabella – me exigió nuevamente, su voz se escuchaba suave pero dura y cubierta por el enojo, tenia que pensar y rápido, la decisión que tomara afectaría mi futuro completamente, por una lado estaba casarme con él y por el otro ser su… juguete, eso seria si no aceptaba casarme ¿y mi hijo o hija?, no jamás permitiría que le hiciera daño a ese pequeño ángel aun no nacido. Mi única opción era casarme con él, no tenia el dinero para pagarle, mi madre tampoco, y... no podía ni siquiera imaginarme como seria de cruel con mi pequeño, ¿y que pasaría conmigo? ¿Donde terminaría?, no, lo único que me quedaba era aceptar. Lo mire fijamente, aun a través de mis lagrimas podría ver sus ojos, los cuales a pesar de ser verdes llameaban de furia y otro sentimiento que no supe identificar, su agarre se suavizo un poco y eso me permitió alejarme de él, le di la espalda, no quería ve el triunfo en sus ojos, no quería que me viera derrotada. – Esta bien – casi susurre. – Eso esta mejor Isabella, así es como debes ser sumisa y obediente, la boda se realizara en una semana, espero que no cambies de opinión, no me gustaría que esto fuera peor para ti – no se en que momento se volvió a acercar a mi pero lo que hizo me incomodo bastante; paso ambos brazos por mi cintura y me atrajo hacia su pecho, su cabeza descansaba en mi hombro – Alice te ayudara con todo lo necesario, ella es… como mi familia, y espero que nuestra pequeña charla quede entre nosotros, como te dije es mejor que seas sumisa y obediente o pagaras las consecuencias – lo sentí apretar mas su agarre y luego sus labios se posaron en mi mejilla donde dejo un beso, después me soltó y se encamino de nuevo hacia la chimenea. – Ah por cierto, se supone que debes usar esto – se dio la vuelta y se acerco de nuevo a mi, tomo mi mano con un poco de brusquedad y sentí algo metálico deslizarse por mi dedo – solo te pido que lo cuides es… un recuerdo muy importante para mi – su expresión se suavizo un poco, aunque solo duro un par de segundos y volvió a su habitual mascara carente de expresión. Baje mi mirada hasta mi mano para observar lo que había colocado; un hermoso añillo reposaba en mi dedo, la piedra era un óvalo grande decorado con filas oblicuas de brillantes piedrecillas redondas. La banda era de oro, delicada y estrecha, y tejía una frágil red alrededor de los diamantes. – Ahora… regresemos – me dijo desde la puerta. Sentí mis pies muy pesados, como si estuvieran pegados al piso, todas sus palabras y amenazas seguían rondando mi cabeza, lo único que me preguntaba era ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Qué había hecho yo para merecer esto? – Isabella – su voz me hizo reaccionar y me encamine hacia él, extendió su brazo y yo… no habiendo otra opción lo tome – sonríe, demuestra tu entusiasmo Isabella, no hagas que me arrepienta y decida que mejor no sea mi esposa – su voz tenia un ligero tono cruel y demandante, así que tuve que tragarme mi orgullo y hacer lo que decía, abrió la puerta y regresamos a "nuestra fiesta". Lo que resto de la velada la pase a su lado, cenamos, bailamos, bueno mas bien me arrastro y me obligo a moverme porque yo apenas y sabia bailar, me sorprendió mucho lo buen actor que era, siempre con una sonrisa; de verdad que si parecía felicidad autentica, pero yo sabia la verdad, todo era una actuación. Y en actuación se convertiría mi vida de ahora en adelante, no sabia que me esperaba, todo parecía tan… oscuro, turbio y sin luz al final, creo que realmente algo malo debía


haber hecho para pasar por esto, tal vez había matado a alguien en mi vida pasada, porque… ¿Qué otra explicación había para lo que me sucedía? Ahora solo me quedaba esperar y ¿resignarme? Tal vez… pero una cosa si sabia, si tenia la oportunidad de escapar de él… lo haría, no dudaría y mas valía que esa oportunidad se diera pronto.


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