Filomena, desde la diferencia

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Desde la diferencia Relatos para debatir y pensar

Inma Navarro Rosa Sanchis

Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


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A los ni単os y ni単as que tuvieron la fortaleza de nadar contra corriente


© Relatos © Ilustración Diseño y maquetación: Inma Navarro Trujillo © Debatir y pensar: Rosa Sanchis Caudet Inma Navarro Trujillo © Reservados todos los derechos Prohibida la reproducción total o parcial sin la correspondiente autorización previa, expresa y por escrito de sus autoras Fotografía: Jordi Ferrer Beltrán Inma Navarro Trujillo Asesoramiento lingüistico: Rosa Sanchis Caudet Conxa Planells Montaner Papel: Free Life Vellum White Reciclado 120 g/m2 interior y 310 g/m2 cubierta Tipografías: Caecilia, Syntaxt y Prater Este trabajo es el Proyecto Final de Carrera de Inma Navarro Trujillo en la especialidad de Diseño Gráfico para La Escuela Superior de Diseño de Valencia Contacto: irmalapera@gmail.com Mi más sincero agradecimiento a: Rosa, Jordi, Conxa, Juliana y Chus Elche, marzo del 2012.


Índice · Filomena

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· Prólogo

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Relatos | Debatir y pensar 01. Un caramelo especial

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Abuso sexual

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02. Lápices de colores

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Acoso escolar

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03. Médicos y enfermeras

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Sexualidad

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04. Maquinillas de afeitar

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Sexo-género

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05. A palabras necias oídos sordos

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Violencia

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06. El cuerpo de Cristo

66

Religión

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07. Chico y chica

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Masculinidad femenina

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08. "Pum", "pum"...

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Placer

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Filomena |

Inma Navarro

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Querido lector-a, de una u otra manera este libro ha llegado a tus manos o a la pantalla de tu ordenador. Voy a presentarte a Filomena, nuestra protagonista. Filomena es una niña que no se conforma con la realidad que le cuentan porque no se ajusta a sus deseos y necesidades. No se define como nada, pero ya sabe que es diferente a la mayoría de sus compañeros-as. ¿Por qué es diferente? La diferencia está en que a Filomena no le gustan las muñecas, el color rosa, los lacitos, las puntillitas, las gomas para el pelo, ni los zapatos de niña. Ella quiere vestir y jugar como los chicos, pero no siempre puede hacer lo que le gustaría. ¿Solo eso? pues sí, con eso es suficiente para que te cuelguen la etiqueta de rarito-a. Filomena intenta amoldarse a las presiones externas que van en contra de su voluntad y no entiende los razonamientos que le imponen los-as adultos-as ni el rechazo de sus propios-as compañeros-as de clase. A través de sus experiencias vamos a reflexionar y

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a trabajar diferentes temas: bullyng, abuso sexual, sistema sexo-género, sexualidad... Con ella veremos que la división del mundo en masculino y femenino es una construcción dolorosa y discriminatoria para todos-as aquellos-as que, por una u otra razón, no encajan en esta dicotomía. Este proyecto nace de la necesidad de dar voz a los-as niños-as y adolescentes que se han sentido diferentes, excluidos-as o discriminados-as en su entorno social, familiar o escolar por comportarse de manera diferente a la estructura binaria dominante. También se muestra el desconcierto que sufre Filo al ser víctima de un abuso sexual. Una lacra que arrastra nuestra sociedad y que tantas veces es silenciada. Al final de cada relato se abre un apartado para debatir y pensar que amplía la información sobre el tema tratado. Este espacio se ofrece como una herramienta de trabajo que proporciona material de base para los-as educadores-as que quieran trabajar estos conceptos con sus hijos-as o alumnos-as. Así conseguimos que no sea solo Filomena la que se cuestiona lo que le cuentan, ella es un punto de partida, el hilo del que seguir tirando. Generando debate desgranamos los pormenores de sus experiencias e inducimos a la reflexión a partir de la

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cual podemos generar cambios en los comportamientos, aprender formas de relacionarnos y entender la diversidad afectivo-sexual.Filomena no solo es un libro de relatos ilustrado, es un proyecto educativo, una herramienta de trabajo, un paquete de vivencias infantiles reales que no nos deja indiferentes. Filo es una semilla que lucha por crecer sin etiquetas, sin sentir vergüenza y que tiene como objetivo principal cuestionar los modelos establecidos para hacernos ver que entre el azul y el rosa hay un sinfín de colores desde donde es absolutamente legítimo moverse. En cualquier librería encontramos cuentos y relatos que inculcan una educación sexista. Estos estereotipos tradicionales nos machacan con la idea de que hombres y mujeres debemos comportarnos de manera diferente porque cada uno-a tiene su papel asignado, un papel que ya no se sostiene y que es puro teatro. Debemos, poco a poco, ir llenando las estanterías de las librerías, de las bibliotecas públicas, de los centros escolares y de nuestras casas con cuentos y narraciones que proporcionen valores en igualdad, respeto y diversidad, e ir retirando el resto, si queremos transformar la sociedad para que hombres y mujeres vivan y se relacionen en igualdad real. Filomena quiere ser una de esas nuevas generaciones de relatos que ocupen las estanterías de las librerías y que proporcione recursos a los adolescentes para construir su Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


identidad y su sexualidad con libertad y responsabilidad. Ella y sus vivencias nos transmiten compasión, ternura, rabia, incomprensión, miedo, injusticia, rechazo, tristeza, alegría, intolerancia, fuerza e ingenuidad con el propósito de desmontar el género, de abrir nuestras mentes a la diversidad y a la aceptación de las diferencias como algo enriquecedor. Espero que disfrutes con ella tanto como yo he disfrutado.

Inma Navarro Trujillo es, entre otras cosas, interiorista, ilustradora y diseñadora gráfica. Ha trabajado como "free-lance" ilustrando libros de texto y de bolsillo y como coordinadora técnica en montajes expositivos en diferentes museos de la Comunidad Valenciana. "Culo inquieto" ha pasado por diferentes trabajos y disciplinas que en su conjunto le han proporcionado una mirada amplia sobre el diseño y la comunicación. En los últimos meses ha dedicado su esfuerzo a este proyecto que aquí se presenta y con el que se inicia en el mundo de la narración.

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Prólogo |

Rosa Sanchis

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Cuando conocí a Filomena, me conmovió en todos los sentidos que el diccionario da a este término: perturbar, alterar, mover fuertemente o con eficacia y enternecer. Sin duda, en la actualidad, existen muchos otros relatos que también despiertan emociones; novelas, películas, series, e incluso algunos anuncios, cuentan historias que nos llegan a esa parte del cerebro que llamamos corazón porque la contraponemos erróneamente a la razón. Pero la mayoría de esas historias se quedan ahí: provocan emociones sin activar nuestra mente racional, o bien porque no interesa pues les basta con mantener nuestra atención, o bien porque su propósito es anestesiarnos para que no queramos cambiar la realidad. ¡Todo lo contrario que Filomena! Ella nos seduce, nos interpela, nos descoloca, rompe nuestras seguridades porque solo en ese estado de desequilibrio descubrimos que la cura nos la da la reflexión crítica y el conocimiento. El primer relato que Inma me dejó fue "Chico y chica". En él, Filo se divertía construyéndose penes de papel Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


y haciéndose llamar Raúl, para poder realizar con mayor libertad actividades y juegos supuestamente de chicos. Yo acababa de participar en un taller de masculinidad donde me habían enseñado a moverme, a ocupar el espacio, a mirar y a relacionarme como se supone que deben hacerlo los chicos. Gracias a unos pelillos naturales cortados muy chiquitines, me había hecho una pequeña perilla y alargado las patillas y las cejas. Los pechos quedaron más o menos disimulados tras una ropa ancha y cómoda; aunque lo más divertido fue la construcción del pene llenando un preservativo de algodón, y la imitación del gesto de arreglarse los genitales, tan propio de los chicos. Realmente me sorprendió la imagen que me devolvía el espejo: hasta con mi pequeña melena parecía realmente un chico. ¿Y ese taller para qué sirve? me preguntó un alumno cuando les hablé en clase de las "Drag kings" y de los talleres de masculinidad. ¿Es que quieres ser un chico? La verdad es que no, respondí. Y Filo tampoco. Lo que en realidad nos gustaría es que las personas no vieran recortada su libertad ni mermada su potencialidad por el simple hecho de ser asignadas mujeres u hombres. Pero como todavía estamos lejos de llegar a la igualdad real, resulta sumamente interesante experimentar, como también hace Filo, la performance masculina y desmontar así la Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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pretendida naturalidad del género. Ni la masculinidad ni la feminidad vienen de serie por mucho que se empeñen en crear normas y en perseguir o castigar las disidencias. La prueba del algodón no falla: si el género fuera natural, ¿necesitaría el patriarcado de tanto esfuerzo para conseguir que las personas cupieran en las estrechas cuadrículas del binarismo? La asunción de los modelos de género se da en primer lugar en la familia, a partir de situaciones con una gran carga emocional. Filo recibe mucho amor de su madre y de sus hermanos, pero también un constante adoctrinamiento de género que continúa en la escuela y en la calle y es reforzado por instituciones como la iglesia. Además, la norma no siempre se da en positivo sino que a menudo es formulada en negativo para enseñar lo que no se puede o no se debe hacer. Filo es constantemente reprendida o violentada por su entorno porque es chica o porque es pequeña. Pero ella, como muchas otras personas, resiste y no quiere quedarse anclada en un modelo injusto y violento que no tiene en cuenta la (su) diversidad. A poco que miremos en nuestras propias vidas, e incluso si somos estereotipadamente masculinos o femeninas, nos damos cuenta de que la identidad genérica no es ni mucho menos estable ni la asumimos sin contradicciones.

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La supuesta naturalidad de las normas choca con nuestros deseos y con los de Filo y, gracias a ella y con ella, descubrimos que no estamos solos-as en nuestros desequilibrios, que la "normalidad" constriñe y que la resistencia y la transformación son posibles. La virtud de Filomena es que no necesita un ensayo para darnos esta lección de vida. Los discursos brillantes, coherentes o bien argumentados, no sirven de nada si no hay nadie al otro lado con el que conectar. Y los "mass media" hace mucho que descubrieron que el mejor modo de captar nuestra atención es hacernos vibrar potenciando lo narrativo, lo emotivo y lo sensorial. El género es cultural, pero también lo son las emociones, y en las películas, en las series o en los cuentos para niños-as se nos ofrecen modelos sentimentales con los que aprendemos la "normalidad". Si queremos educar, no podemos dar un discurso sin emociones; pero tampoco hemos de ofrecer emociones sin discurso porque entonces carecemos de elementos de análisis de la realidad y somos incapaces de transformar lo que no nos gusta o lo que consideramos injusto. Joan Ferrés nos explica que el objetivo de la educación es ayudar al educando a escalar niveles en la jerarquía de los deseos y de los placeres. Y Filomena habla mucho

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del placer. Sus historias nos despiertan el placer de la sensorialidad y de la fruición estética gracias a las imágenes, a los colores, a las texturas… También el placer de las implicaciones emotivas y de la fabulación, pues nos identificamos con esa pequeña niña a la que sus compañeros de aula deciden torturar, o nos intriga saber cómo responderá su madre cuando la pille afeitándose. Respecto al que Ferrés llama el placer derivado de la interpretación estereotipada de la realidad, en Filo lo encontramos solo a medias, por fortuna. Las vivencias que muestra Filomena son tan reales como la vida misma, pero desde luego no son estereotipadas. No encontraremos aquí niños-as sumisos-as que obedecen a los mayores aunque no entiendan sus reglas, pero tampoco se trata de una rebeldía sin fondo. Nuestra función educadora es hacer descubrir que vale la pena analizar y reflexionar sobre las historias de Filo, además de emocionarse con ella, porque la reflexión y el análisis crítico también provocan placer. Filo nos emociona y nos hace reflexionar. Filo es contemporánea porque nos ayuda a pensar el género de otro modo, explicándolo con la aplastante sencillez de una niña. Filo enamora porque el buen amor es el que entra por la piel, recorre venas y músculos y llega hasta el cerebro, lugar donde todo se cuece, a veces lento,

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a veces a vivo fuego. Filo es una delicia porque nos descubre lo que de especial hay en cada uno de nosotros y de nosotras. Filo es revolucionaria porque muestra un mundo injusto y nos enseña que vale la pena el esfuerzo por cambiarlo.

Rosa Sanchis Caudet es profesora de Lengua y Literatura en Valencia y, desde hace más de una década, imparte educación sexual a su alumnado de secundaria y bachillerato. Apasionada bloguera, a través del blog de educación afectivosexual karicies.blogspot.com ha iniciado una nueva línea de trabajo donde incorpora textos y lenguajes cercanos a la cultura popular adolescente: canciones, fragmentos de películas y series, eventos de las redes sociales, etc. Es autora del ensayo para adolescentes ¿Qué tengo aquí abajo? (Bullent, 2007) y de ¿Todo por amor? Una experiencia educativa contra la violencia a la mujer (Octaedro, 2006. Premio Rosa Sensat de Pedagogía 2005). Con Abril no és un més (Tàndem, 2008) y Primavera per a Palmer (Tàndem, 2008), se inicia en la narrativa para adolescentes.

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Un caramelo especial

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e mayores no siempre recordamos las cosas que nos ocurrieron de pequeños-as, pero algunas se quedan grabadas en la mente con mucha nitidez. 20

Filomena conservaba el recuerdo de una tarde de verano en la que jugaba con otros-as niños-as, con poco más de cuatro años. Estaban en el campo de vacaciones y todos-as los-as pequeños-as se reunían a jugar en las cercanías de una granja. Allí no había peligro y sus mamás les dejaban porque siempre había cerca alguna persona mayor. Era muy divertido corretear por el campo persiguiendo a los animales: las gallinas, las palomas y los gatos. Todo lo que se movía tenía interés para ella. Por supuesto, siempre le picaba algún insecto. Otro gran divertimento era embadurnarse de barro para luego ducharse con la manguera. También, jugar al escondite, hacer concursos de saltos, carreras de bicicletas, etc. Un sitio donde les gustaba mucho reunirse, y pasar las horas de más calor, era el granero. Allí se estaba bien y pasaban el rato. Aquella tarde fueron pocos-as niños-as al granero. Entre ellos-as había uno más mayor, de trece o catorce años, al que llamaremos X. El chico no siempre estaba con los-as más pequeños-as; normalmente hacía corrillo con los-as de su edad, pero lo conocían y era

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simpático. Jugaron como siempre y, cuando se hizo la hora de marcharse, X le pidió a Filo que se quedara un ratito más, que tenía un regalo para ella, y Filo se quedó. —¿Qué es? —Tengo un caramelo muy rico para ti. —Vale, ¿me lo das? —Cógelo; está aquí —y se señaló el bolsillo del vaquero. Filo metió la mano, trasteó un poco y no encontró nada. —Es un caramelo especial, pero está más escondido y tienes que mirar mejor. Busca por aquí. X se bajó la cremallera e invitó a Filo a meter la mano. Ella dudó, pero lo hizo, aunque estaba empezando a perder el interés por aquel caramelo. Palpó por debajo del calzoncillo y encontró el pene de X. —¡Muy bien! ¡Lo has encontrado! —Pero…, esto no es un caramelo —replicó Filo, desconcertada. —Claro que lo es, está buenísimo, pero para sacarle sabor tienes que chupar un rato. Ya te he dicho que es especial. Vamos, ¿a qué esperas? Filo empezó a sentirse incómoda: era la primera vez que veía un pene. En casa eran muy recatados y, aunque sabía que los niños tenían "pilila", no poseía más información.

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No había visto a sus hermanos totalmente desnudos, tampoco a su padre o, al menos, no lo recordaba. No sabía qué hacer y X no paraba de animarla: 22

—De verdad que no te engaño. Vamos, pruébalo. Filo empezó a chupar, intentando sacar el sabor prometido; sin embargo aquello no sabía a caramelo, sino a piel y a sudor. —No sabe a nada. —No seas impaciente. ¡Verás qué sabor tan rico! Filo siguió chupando, pero a cada instante se sentía más incómoda. —¡No me gusta! —exclamó. X la apretó hacia él. Filo se escabulló de entre sus manos y salió pitando del granero, asustada y nerviosa. Cuando llegó a casa, le temblaban las piernas. Se metió en su cuarto e intentó comprender, sin conseguirlo, lo que había pasado. Aquel chico la había engañado y ella, por alguna desconocida razón, se sentía avergonzada. Aparentemente X no la había forzado, pero Filo sentía que sí. No fue capaz de contarle lo ocurrido a nadie. Un sentimiento de culpabilidad la invadía. No volvió al granero ni a ver a X, que parecía haber desaparecido.

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El resto de las vacaciones fueron divertidas. Transcurrieron los años. Filo ya tenía 16 y había olvidado aquel incidente hasta que vio a X por casualidad en la calle. Le dio mal rollo y sabía que lo conocía de algo, pero en un principio no lo ubicó. Entonces recordó aquella cara, la expresión, los movimientos… y se le revolvieron las tripas. Sintió vergüenza y rabia a la vez. Lo dejó pasar sin decirle nada y rememoró lo ocurrido aquella tarde, sintiéndolo como si le estuviera pasando en aquel mismo momento. Entonces comprendió que aquel muchacho, que ahora era un hombre, había abusado de ella, con plena consciencia y sin escrúpulos. ¿Habrá abusado de más niñas? ¿Cuántas Filos habrán caído con sus artimañas? Estaba segura de que habrían sido muchas y se sintió impotente. Nunca más lo volvió a ver.

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DEBATIR PENSAR | Abuso sexual 24

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Un caramelo especial. Filomena es víctima de un abuso sexual, pero no sabe ponerle nombre. No puede comparar lo que le pasa con otras situaciones. No tiene antecedentes a los que poder recurrir. Esto la coloca en un estado de indefensión por falta de conocimientos, por ignorancia. Ella intuye que algo no es correcto, pero no sabe como reaccionar adecuadamente, le faltan datos para decir NO. Con información acerca de lo que es un pene y una vulva seguramente se hubiera dado cuenta del engaño. El abuso infantil. El abuso sexual es una de las manifestaciones más graves del maltrato infantil y ocurre cuando un adulto-a utiliza la seducción, el chantaje, las amenazas o la manipulación psicológica para incitar a un niño-a a practicar actividades sexuales de cualquier índole. Los-as niños-as están completamente indefensos-as ante el acoso de un adulto-a o de una persona más mayor y les resulta muy complicado hablar de ello. Es habitual que los abusos sexuales a niños-as ocurran en su entorno más próximo, a pesar de ello debemos tener cuidado de no transmitirles el pensamiento de que todas las personas son peligrosas. ¿Qué herramientas necesita y puede manejar un-a niño-a para detectar una situación de acoso o abuso sexual y poder huir a tiempo? Es importante explicar al niño-a que su cuerpo le pertenece y que tiene derecho a negarse ante cualquier situación que le resulte confusa.

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Ética sexual. Conviene también que reflexionemos sobre la dificultad añadida que supone la consideración de la familia como entorno de protección, cuando no es la institución en sí la que garantiza el bienestar de sus miembros sino su comportamiento ético. Por ello es fundamental dar valor a los comportamientos éticos (respeto, empatía, cuidado…) en las relaciones humanas en general y en las sexuales en particular. La educación sexual. A menudo se confunde la sexualidad con la violencia y se pretende “proteger” a la infancia de “los peligros” que entraña la sexualidad, alejándoles o reprimiendo sus manifestaciones. Por el contrario, consideramos que la educación sexual es fundamental, no solo porque ayuda a los-as niños-as a comprender las sensaciones y los sentimientos sexuales que experimentan, sino porque el conocimiento es el mejor factor de protección. Debemos protegerlos de la violencia, no de la sexualidad. La educación sexual es el mejor modo de aprender a desarrollarse con libertad, de saber distinguir lo que es sano de lo que no lo es, de no aceptar la imposición de conductas inadecuadas y de no reproducir conductas violentas. Las relaciones sexuales son muy bonitas si las personas están a gusto y hacen lo que quieren porque quieren, no porque nadie les obliga. Las partes sexuales del cuerpo. El cuerpo tiene diferentes partes: cabeza, piernas, espalda... El pene, la vulva y el Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


clítoris son partes del cuerpo de las que también hay que hablar si queremos que se relacionen de manera saludable y en igualdad. Tenemos claro que los dos sexos valen igual pero a menudo a las chicas se las valora en negativo: "las chicas no tienen pene", "los chicos mean de pie, las chicas no", "papa pone una semillita dentro de mama" -donde ella es un "recipiente pasivo"-. Estos mensajes hacen pensar a las niñas que son chicas porque no son chicos. Por ello es fundamental hablar de esas partes del cuerpo incluso antes de que tengan interés, porque es una manera de prevenir el sentimiento de ser menos o de estar incompletas. Del mismo modo, los chicos deben aprender que tener pene no implica ningún privilegio, porque ambos cuerpos tienen las mismas posibilidades para el placer y para el divertimento.

Para saber más : «Guía de sugerencias para apoyar a menores que han sufrido abuso sexual». http://www.angelesalvarez.com/wp-content/photos/Guia-creeme-paralo.pdf : «Eh! ¡No te despistes! Guía pedagógica para la prevención del abuso infantil y otros malos tratos infantiles». http://www.alonsovarea.com/epnobadis.html : Película Precius. 2010. Dir: Lee Daniels. EEUU. 105 min. : «Abuso sexual infantil ¡Nunca más!» Miguel Adame Vázquez. http://migueladame.blogspot.com/2011/02/prevencion-abuso-sexual-infantil.html

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Lรกpices de colores

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A

los cinco años Filo cambió de colegio y empezó

a conocer niños-as nuevos. En realidad, todo era nuevo: los olores, el espacio, la gente... Le gustaba ir al cole. 30

Se sentaba en una mesa hexagonal con otros-as niños-as con quienes compartía lápices, rotuladores, tizas, plastilina... Pasaban mucho rato dibujando. ¡A ella le encantaba! A uno de los niños que se sentaba en su mesa le gustaba que los-as demás hicieran lo que él decía; pero Filo no le hacía mucho caso, pues no entendía por qué tenía que obedecer si no le apetecía. Un día, el niño les dijo a los-as otros-as que no molaba que Filo utilizase los lápices de colores y los-as convenció para que no la dejaran cogerlos. Ese día Filo dibujó poco y no lo pasó tan bien. Al día siguiente tampoco pudo dibujar y se cabreó mucho. Harta de que le quitaran los lápices de las manos, agarró el bote comunal y lo llevó hacia su pecho. ¡Caramba, ya estaba bien, los lápices también eran suyos! En un santiamén, todos los-as niños-as de la mesa extendieron las manos para arrebatarle el bote de lápices. "Ñis","ñas", "zum", "zam", "arr", "clas", "rram..." Se produjo un forcejeo impresionante: eran diez brazos contra dos. Filo aguantaba las embestidas, estaba muy enfadada... "Jum", "pam", "asss", "hum..." Filo sujetaba el bote por los bordes, pero ya no podía más Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


y la última embestida le provocó un profundo corte en el dedo y heridas en los demás. Todos-as quedaron callados mientras la sangre brotaba sin cesar. Pasó todo tan rápido que la maestra se dio cuenta de que algo andaba mal por el vacío que produjo el silencio. La llevaron a curar y tardó unos días en volver a clase. Después de todo lo que había pasado, Filo estaba segura de que sus “compis” la dejarían tranquila, pero no fue así. Cuando de nuevo se sentó en la mesa hexagonal, volvió el rechazo, ahora más fuerte. Aquel niño que se metía con ella constantemente, tenía influencia sobre los-as demás. No la dejaban participar en los corrillos, no le hacían caso... digamos que no querían hacerse amigos-as de ella. Y así pasaron los días, yo no sé cuantos, pero muchos. Un día, el niño propuso a los-as demás que trajeran alfileres el martes siguiente. Con ellos pincharían a Filo porque se lo merecía. Porque sí. Realmente ningún-a niño-a se planteó nada y se sumaron a la idea sin más. Al fin y al cabo era una manera de divertirse. Se corrió la voz y muchos-as más se sumaron a la iniciativa. Cada día el niño se acercaba al oído de Filo y le susurraba en tono musical: "El martes vamos a venir con alfileres para pincharte... la, la, la…" Filo pensaba que no lo harían, pero conforme se acercaba la fecha veía que sí iban a

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ser capaces. Después de toda la semana con la canción susurrada en su oído, estaba aterrorizada y no sabía qué hacer. Si lo contaba, sería una cobarde y una chivata. 32

Además, ¿qué iba a solucionar diciéndolo? Se sentía sola, rabiosa y triste. No se le ocurría ningún plan para defenderse de aquel ataque y tenía claro que iría el martes al colegio, pasara lo que pasara. Plantaría cara. Ella no era ninguna cobarde y no quería demostrar el miedo que sentía. Llegó el lunes y, finalmente, el martes. Los-as niños-as se habían preparado con sus alfileres. Se los enseñaron durante la clase para que viera que era cierto que los llevaban. Todo ocurriría durante el recreo. Cuando llegó la hora, Filo se sintió sola en la inmensidad de aquel patio, un patio de tierra, grande, muy grande. A unos metros de ella vio cómo se arremolinaban para preparar el ataque y en un “plis-plas” echaron a correr en bandada hacia Filo, que puso pies en polvorosa. Fue un acto reflejo: corría como si se la llevaran los... Bueno, es que los demonios la perseguían. No sé cuantas vueltas dieron al patio, pero no les resultó fácil rodearla pues era una niña hábil, rápida, fuerte y asustada. Cuando finalmente lo consiguieron, Filo se quedó parada, se tapó la cara por instinto y experimentó el dolor de los pinchazos en su cuerpo. Algunos niños-as no se atrevieron a pinchar,

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unos-as lo hicieron tímidamente y otros-as lo hicieron, sin más. No le contó lo ocurrido a nadie, lo sufrió y lo interiorizó. Durante muchos años lloró al recordar la experiencia y las lágrimas sirvieron para limpiar las viejas heridas de aquellos alfileres, señales de un rechazo injusto y sin sentido.

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DEBATIR PENSAR | Acoso escolar 34

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Lápices de colores. Filo va a su rollo. No entiende de líderes, la aburren; pero tiene la mala suerte de compartir mesa con uno. ¿Por qué ese niño la tomó con Filo? Seguramente porque Filo no le reía las gracias y no le hacía demasiado caso a una persona que estaba acostumbrada a ser el centro de atención y el mandamás. La indiferencia y la falta de sometimiento a su voluntad provocaron que el niño sintiera amenazada su posición de poder y por esa razón arremetió contra Filo. El resto se sumó a la iniciativa por inercia. El bullying. no es una pérdida de control momentánea sino una intimidación sistemática que cuenta con un líder, unos cómplices y unos espectadores que no hacen nada para evitar la violencia. Una modalidad actual es el ciberbullying, en aumento a consecuencia de los avances tecnológicos y el éxito de las redes sociales. A la violencia del acoso tradicional, hay que añadir en este caso la rapidez con la que la humillación llega a un gran número de personas. Llama la atención que este tipo de acoso lo sufren más las chicas que los chicos. Los cómplices. Hay personas que se dejan llevar por lo que hace un grupo o un líder sin cuestionarse qué están haciendo y cuáles serán las consecuencias. Actuar en grupo divide la responsabilidad y dificulta tomar conciencia de la gravedad del maltrato y de sus consecuencias finales para quien lo sufre. Se piensa que todo el mundo hace lo mismo

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y, por tanto, no hay un culpable concreto. En cualquier caso, nada justifica la actuación violenta. Si decidimos dejarnos llevar, tenemos que ser consecuentes. La víctima. Las personas acosadas suelen mostrarse retraídas y solas. Se asustan con facilidad, no se atreven a formular sus deseos o necesidades. No piden ayuda o les cuesta mucho. Una buena arma es tener la autoestima alta. Si tenemos seguridad en nosotros-as mismos-as es más difícil que hagan tambalear nuestra integridad. Pero para darle a la persona acosada esa seguridad que necesita, debemos sacarla de la situación de acoso, desculpabilizarla, ayudarla a recuperar su autoestima y neutralizar los sentimientos traumáticos acumulados. Es importante no olvidar que la falta de asertividad o la baja autoestima no son las causas del maltrato sino su consecuencia, producto del aislamiento al que se ve sometida la persona y a las tácticas de control de su acosador. Pedir ayuda. El silencio no ayuda a salir de una situación de acoso. Hay que quejarse y pedir ayuda revirtiendo la idea de que denunciar una injusticia es "chivarse". Nadie tiene derecho a volcar sobre nosotros-as sus miedos, fracasos, inseguridades, traumas o desperfectos varios. A pesar de que ese derecho no existe, hay personas que lo ejercen. Debemos estar atentos-as para detectar cuándo se está traspasando la línea que amenaza nuestra integridad, tanto si es a nosotros-as como a alguien de nuestro entorno. Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


Evitar el maltrato. Qué habría pasado si algún "compi" de Filo hubiera dicho: pero ¿qué hacéis?, ¿qué barbaridad es ésta? ¿Habría cambiado algo? ¿Qué podemos hacer si nos damos cuenta que alguien está siendo acosado? Si queremos evitar el maltrato, debemos trabajar la inteligencia personal y el compromiso moral. Ponerse en lugar del otro, reflexionar antes de actuar, pensar en las consecuencias de las propias decisiones y valorar por qué es bueno o malo seguir determinadas conductas. Pero las soluciones no son únicamente personales. Reforzar los lazos de solidaridad, más allá de la familia o el grupo de amigos-as, es fundamental para ir creando y reforzando entornos seguros donde las personas podamos sentir que siempre habrá alguien que actúe ante una situación injusta.

Para saber más : Linea de ayuda contra el acoso escolar http://www.acosoescolar.info : Informe «Situación del menor en la Comunidad Valenciana: víctima e infractor». http://www.copib.es/pdf/Vocalies/Juridica/Informe%20menores%20Com.Valenciana.pdf : «¿Lo vas a consentir? Maltrato cero. Orientaciones sobre el acoso escolar» http://www.acosomoral.org/pdf/guia_acoso.pdf : CARRASCO, Rosario, BERMEJO, Manuela, ANDREA, Juana... 2008. La coeducació, una propuesta contra la violencia sexista y la violencia escolar. Instituto Andaluz de la mujer. Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social. Junta de Andalucía. http://www.educacion.navarra.es/portal/digitalAssets/49/49758_6_libro_coeducacion.pdf : Corto de animación For the birds. 2001. 3 min. http://www.youtube.com/watch?v=7ljtLv9CKOk&feature=player_embedded

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MĂŠdicos enfermeras y

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alir a jugar todas las tardes con amigos y amigas del vecindario era divertido y estimulante. Jugaban a muchas cosas y lo hacían solos-as porque sus “papis” 40

trabajaban y no tenían tiempo para acompañarlos-as, aunque realmente tampoco necesitaban su compañía porque jugar era siempre “guay” y la mayoría de los conflictos que surgían se solucionaban en el momento o se olvidaban. Lo hacían al escondite, a la comba, al fútbol, a "un, dos, tres, pollito inglés", a "polis y cacos", a médicos y enfermeras, a la rayuela... El juego que menos le gustaba a Filo era la comba. ¡Qué mal lo pasaba! Le asustaba meterse debajo de la cuerda y saltar; tenía la certeza de que se le enrollaría y caería al suelo. En el mejor de los casos, cuando conseguía saltar, al acelerar el ritmo, le entraba de nuevo el pánico y ¡Hala! otra vez se enredaba. Así que pasaba la mayor parte del tiempo pagando. El juego que más le gustaba era el de médicos y enfermeras: se escondían en un portal cualquiera y decidían quien sería médico, quién enfermera y quién paciente. El médico y la enfermera inspeccionaban al paciente quitándole la ropa, investigando su cuerpo, a través del tacto, y buscando las dolencias. Era muy excitante para todos-as y, aunque sabían que si alguna persona adulta los-as pillaba les caería una buena Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


tunda, les daba mucho gusto tocar y que les tocaran. Se acariciaban tímidamente dejándose llevar y se daban algún beso, imitando los de las películas. Cuando alguien daba la alarma, se vestían a toda prisa y salían pitando a la calle con el corazón saliéndose del pecho... "pum", "pum", "pum..." ,para rápidamente olvidarse de lo ocurrido y jugar a otra cosa. Filo no entendía por qué a los mayores no les gustaba ese juego. Algún vecino-a los había pillado y era bronca segura: —¡Niños, a eso no se juega! —Pero ¿por qué?, si no hacemos nada malo. —Son guarrerías y sois muy pequeños. Es cosa de mayores ¡Venga, fuera! ¿Guarrerías? Pero si no manchamos nada, ¿Por qué solo pueden jugar los mayores? No lo entiendo, pensaba Filo. Los fines de semana, Filo y su familia se iban a una casita de campo que tenían a pocos Km. de la ciudad. Allí disponía de todo el día para jugar; descubriendo los alrededores con su bicicleta, sacando ranas de las acequias, cazando pájaros (bueno, intentándolo), subiéndose a los árboles, corriendo junto a su perro... y tenía amigos y amigas con los que descubrir territorios y jugar, a veces también, a médicos y enfermeras. En una de las casitas de campo cercana a la suya vivía su amiga Lola con la que pasaba horas hablando Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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y jugando en la habitación. Lola era 3 o 4 años mayor que Filo. Aquel día, sin saber muy bien cómo, acabaron juntas bajo la cama. Entre risas y juegos, se quitaron 42

la ropa y descubrieron sus cuerpos. Se besaron, se acariciaron, se revolcaron y sintieron cómo palpitaban. Era la primera vez que Filo experimentaba esa sensación: se sintió envuelta y arrollada por el placer, lo pasaron bomba. Se hizo tarde y Filo pensó que su madre estaría preocupada. Se vistió y se despidió de Lola. Cuando Filo salía por la puerta, Lola le hizo una pregunta: —Filo, ¿Tú, de mayor, serás tortillera? Filo se giró con cara extrañada. No había oído nunca esa palabra. No sabía lo que significaba, pero bien por la cara que puso su amiga, o bien por pura intuición, no necesitó preguntar. —No lo sé, —respondió, y se marchó. Cogió la bici en dirección a su casa y, mientras pedaleaba a toda prisa, pensaba en la pregunta, en la respuesta y en lo que ella sería de mayor. Aquello la había desconcertado. ¿Acaso ya debía decidir qué iba a ser de mayor? ¿Tanta importancia tenía haber jugado con su amiga a tocarse, a reír y a disfrutar? ¿Habrían hecho algo malo? Se sentía contenta y feliz como si estuviera

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flotando. Había sido una experiencia nueva y especial. Era la primera vez que se sentía así. ¿Por qué le preguntó eso su amiga? En fin... no encontraba respuestas y se cansó de pensar. Total, lo que contaba era lo bien que se lo había pasado y, en realidad, tampoco tenía claro qué quería decir tortillera. ¿Y si era una mujer que hacía tortillas tan ricas como las que cocinaba su madre? De pensarlo le entró hambre y deseó que hubiera tortilla para cenar. "Ummmm…"

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DEBATIR PENSAR | Sexualidad 44

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Médicos y enfermeras. Filomena, como cualquier niño o niña, disfruta jugando. Descubrir su cuerpo y el de los-as demás es parte de los juegos y no tiene ni más ni menos importancia que el resto. Filo no tiene prejuicios y no sabe nada de etiquetas, disfruta de su cuerpo y no se plantea nada más. Pero al mundo adulto le gusta categorizar, jerarquizar, poner nombres y no siempre ve con buenos ojos algunos juegos de niños-as, sin embargo, debemos recordar que el juego es un estimulante ejercicio de aprendizaje sin pretensiones. El tabú de la sexualidad infantil. La sexualidad infantil es la gran olvidada de la educación sexual. La idealización de la infancia y su consideración de seres “asexuados” impide y/o dificulta que los-as niños-as piensen sobre el tema y los-as deja, en muchos casos, indefensos-as o con sentimientos de culpa. Contribuye, además, a estigmatizar la sexualidad al margen de las etapas vitales en las cuales el ser humano es fértil y refuerza el reproductismo, es decir, la consideración de que el objetivo de la sexualidad es la reproducción. El sexo no debe ser un tabú ya que puede haber prácticas sexuales a cualquier edad. Las personas somos seres sexuales, y las criaturas pequeñas también. Ni se pueden dejar el sexo cuando entran en la escuela, ni se lo dejan en la puerta cuando entran en casa. Sexualidad y placer. La sexualidad es placer, comunicación e intercambio afectivo. Y solo a veces, muy pocas, Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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reproducción; dentro y fuera de la pareja o del matrimonio, en parejas heterosexuales y homosexuales, etc. Acercarnos a la sexualidad solamente explicando la reproducción es presentar el hecho sexual humano de manera limitada. ¿Qué le pasa a Filo en su vulva que le produce tanto placer? ¿Qué les pasa a las niñas, chicas o mujeres cuando se excitan?, ¿y a los chicos...? La orientación sexual. A nuestra sociedad le gustan las etiquetas y, aunque en el estado Español se ha legislado a favor de la igualdad de las personas homosexuales, las desigualdades y discriminaciones siguen existiendo, sobretodo en la etapa adolescente. ¿Qué quiere decir tortillera? ¿Es tan difícil imaginar un mundo sin etiquetas? La mirada adulta. A menudo, las personas adultas interpretamos la sexualidad desde nuestra mirada, olvidando que las sensaciones de placer en la infancia pueden no haber alcanzado todavía significados específicos y simplemente se realizan por curiosidad, imitación, juego, etc. ¿Por qué a los mayores no les gusta que los niños y las niñas jueguen a médicos y enfermeras? La primera vez coital. ¿A qué llamamos "primera vez"? La primera vez está sobrevalorada. La heteronormatividad bautiza y mitifica la primera vez, convirtiéndola en algo excepcional, a la vez que temible, sobre todo para las chicas. La realidad es que esa primera vez con penetración

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suele ser un fracaso en relación a cómo lo pintan (algodones y rositas). Si somos seres sexuales, no hay ningún motivo para interpretar que la primera vez tiene que ser cuando te penetran con un pene. La primera vez puede ser cuando tomas consciencia de que lo que haces te da placer y piensas en repetir o en seguir tirando del hilo, independientemente de la práctica sexual que realices. Hay muchas primeras veces: la primera vez que nos besaron, que nos tocaron el clítoris o el pene, que nos penetraron o penetramos, que practicamos sexo oral, que nos dieron o dimos una caricia estremecedora... El sexo está para disfrutar de nuestro cuerpo y del de los demás.

Para saber más : Documental El clítoris, Dir. Michele Dominici, Variety Moszynski, Stephen Firmin. Canal Odisea, 2003, Francia, 60 min. : VILLAR, Amparo: «Mi cuerpo por ahí abajo». Periódico Andra, núm. 20, octubre 2002. http://www.aldarte.org/comun/imagenes/documentos/andra_recopilacion.pdf : Película Una casa en el fin del mundo. Dir. Michael Mayer. 2004. USA. 97 min. : SANCHIS, Rosa y SENABRE, Enrique, 2007. ¿Qué tengo aquí abajo? Valencia: Bullent. Ensayo para adolescentes. : «Apuntes de Educación Sexual sobre la Sexualidad de niños y niñas con discapacidad». CEAPA http://www.sexualidadydiscapacidad.es/archivos/apuntes_de_educacion_sexual.pdf

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Maquinillas de afeitar

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ué fascinación sentía Filo por las maquinillas de afeitar, con esa forma tan curiosa, le parecían instrumentos de otra galaxia. Las había eléctricas, de 50

plástico y también de metal. Estas últimas mantenían el mismo mango y solo había que cambiar la cuchilla cuando se desgastaba. Las de plástico eran de usar y tirar y también tenían su encanto. Las eléctricas le daban un poco de miedo porque el ruido que hacían le resultaba inquietante y amenazador. Pero, lo que más gustaba a Filo era cómo se deslizaban por la cara aquellos curiosos objetos. Los hermanos mayores de Filo y su padre se afeitaban. Su entretenimiento matutino, cuando no tenía cole, era observar cómo se afeitaba alguno de ellos: arriba, "sshaam", abajo, "sshuum", después, "clin", "clin", "clin...", golpeaban la cuchilla sobre el lavabo para dejarla limpia… Y vuelta a empezar: "sshaam", "sshuum", "clin", "clin", "clin..." , ahora un lado de la cara, la barbilla, debajo de la barbilla y ahora el otro lado de la cara. Filo se moría de ganas por afeitarse, pero en casa no la dejaban. —No te puedes afeitar, cariño, solo los chicos o los hombres pueden ¿No ves que no tienes pelos? —No importa, ¡Quiero afeitarme! ¿Qué más

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da ser chico o chica? —Sí importa, las niñas no se afeitan. —¿Por qué? —Porque si te afeitas te saldrán pelos. ¿A cuántas niñas conoces que se afeiten? —No lo sé. A mí me gusta, y tú te afeitas las piernas y debajo de los brazos —le contestó animada pensando que había ganado la batalla. —Filo, no te puedes afeitar y punto, no tienes que contradecir a mamá. Aquellos discursos no le quitaban la curiosidad ni las ganas de experimentar. No se creía que le fueran a salir pelos. Seguro que su madre lo decía para asustarla, porque a sus hermanos les había salido primero el pelo y por eso se afeitaban. Una mañana que se encontraba mal le pidió a mamá no ir al colegio. —Está bien, Filo, pero mamá tiene que salir a hacer unos recados. Quédate en la cama hasta que vuelva. Sus hermanos ya se habían marchado y papá estaba trabajando. Sorprendentemente estaba sola, y eso no pasaba nunca. No tendría mejor oportunidad para hacer lo que no le permitían: ¡AFEITARSE!

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El malestar le pasó de inmediato, se levantó de un salto y fue al baño. Lo preparó todo con esmero: un poco de agua en el lavabo, la espuma de afeitar y la cuchilla. 52

Se embadurnó la cara con la espuma, mojó la cuchilla y se miró en el espejo. Estaba guapa con la cara blanca. Titubeó, se armó de valor y... "sshaam", "sshuum", "clin", "clin", "clin..." "sshaam", "sshuum", "clin", "clin", "clin..." ¡Uy! Un corte pequeñito. No pasa nada, ahora tengo que ponerme un trocito de papel higiénico y listo, pensó. "Sshaam", "sshuum", "clin", "clin", "clin..." ¡Estaba disfrutando de lo lindo! Ya tenía media cara afeitada cuando escuchó la puerta de la entrada. Su madre estaba de vuelta. ¡Caramba, se le había ido el santo al cielo! Le entraron los nervios: no le daba tiempo a limpiarse y meterse en la cama. Se quedó paralizada sin saber qué hacer, quiso ser invisible, pero no lo consiguió. Empezó a palidecer. —Filo, ¡Ya estoy aquí! ¿Cómo está mi princesa? Pero, ¿Qué haces en el...? ¡Filo! ¿Cómo se te ocurre? Dios mío ¡Límpiate enseguida! —Mamá, yo... —¡No sabes lo que haces, te van a salir pelos en la cara! —No saldrás a jugar a la calle, no podrás ver la TV. en todo el día ni encender el ordenador. Y ya veremos mañana.

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Filo se disgustó tanto como su madre, pues la quería mucho y no le gustaba enfadarla. Lo peor es que parecía cierto lo de los pelos ¡Le iban a salir en la cara! ¡Oh no! Mientras el día pasaba, su preocupación aumentaba. Ella solo había querido afeitarse y pasárselo bien pero todo se había estropeado. Pensaba que la cara se le llenaría de pelos. Pasó una noche de pesadillas. A la mañana siguiente se sintió muy aliviada al comprobar que no le había crecido el pelo, pero no bajaba la guardia, se imaginaba como la mujer barbuda o, peor aún, como la niña loba con el cuerpo cubierto de pelos ¿O era el niño lobo? Igualmente le parecía espantoso. Su madre, al verla tan preocupada, la intentó tranquilizar: —Bueno Filo, no te angusties tanto: a algunas niñas no les sale pelo, pero no lo vuelvas a hacer, cariño. Aquellas palabras la serenaron un poco, aunque no evitaron que se mirara detenidamente buscando nuevos pelos, hasta que al menos pasó un mes sin que, afortunadamente, nada ocurriera. Aun hoy le da risa recordar esta anécdota.

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DEBATIR PENSAR | Sexo-gĂŠnero 54

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Maquinillas de afeitar. ¿Qué habría pasado si Filo se hubiera empeñado en preparar el desayuno porque le chiflaban las cafeteras? ¿Y si hubiera querido hacer las camas levantando las sábanas al vuelo, o poner la lavadora? Está claro que el afeitado tiene el riesgo de cortarse, pero… si hubiera sido un niño, ¿su petición habría sido igualmente rechazada o le habrían permitido hacerlo con una maquinilla de juguete? ¿Entonces, cuál es la causa real de que no le permitan afeitarse? Afeitarse la cara es considerado un acto del género masculino. Sin embargo para Filo no hay barreras entre géneros. El sistema sexo-género. ¿Qué es el sexo? ¿Qué es el género? ¿Qué es el sistema sexo-genero? Para Beatriz Preciado (2002) 1 la sexualidad no es natural, sino una tecnología al servicio del sistema sexo-género, según el cual atribuimos un sexo (masculino o femenino) al bebé, en función de una parte de su anatomía, y educamos en unas creencias, valores, normas, prácticas... diferentes según se trate de hombres o de mujeres. Esta tecnología social y heteronormativa produce cuerpos-hombre y cuerpos-mujer y califica de errores a los-as intersexuales, los-as homosexuales, los-as transexuales, la pluma, las mujeres sexuales... Para trabajar estos conceptos, se puede plantear el juego de moverse y comportarse durante un cierto tiempo como lo haría alguien del sexo contrario. Mediante la experimentación, es sencillo apreciar que el Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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género es una construcción, un teatro. La performatividad del género. El género es una performance, una actuación, no un atributo que tienen las personas aun antes de su “estar actuando”. Pero como no se trata de una representación aislada, es más adecuado decir que el género es performativo porque implica que es una actuación reiterada y obligatoria, sometida a recompensas y a castigos. La repetición hace que el “papel” del “hombre” y el de “mujer” parezcan naturales, cuando no lo son en absoluto porque se realizan en función de unas normas sociales (Butler) 2. Los insultos son una parte fundamental de los castigos que se infringen a quien se sale del modelo. A los chicos se les llama: maricón, gallina, nenaza, calzonazos… A las chicas: marimacho, zorra, tortillera, foca… El adiestramiento comienza incluso antes del nacimiento. La pregunta que se le hace a una mujer embarazada ahonda en ese binarismo naturalizado: ¿llevas niño o niña? El No-binario y los conjuntos difusos. Kim Pérez 3 nos explica que el binarismo es ideológico y desde hace milenios se niega a ver la realidad, esto es, la diversidad de las personas: hombres y mujeres más o menos masculinos-as o femeninos-as, intersexuales, transgéneros, personas ambiguas… El binarismo convierte en antinatural, en vicio o en delito lo que queda fuera. Kim propone un no-binario realista que se expresa en conjuntos difusos Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


de género. Una identidad difusa no se define por un sí o no, sino por un más o menos. Se trata de afinidades, de personas que se parecen a otras, no de conjuntos cerrados que no admiten la diversidad. Las identidades. Es fundamental reflexionar sobre los modelos estereotipados de masculinidad y feminidad y poner en valor a aquellas personas valientes que se atreven a ir contra la corriente. Las personas no adquirimos (y/o repetimos) los patrones de género sin problemas ni contradicciones. No somos receptoras pasivas del género. La identidad (de género) es un proceso dinámico y relacional que se construye en la interacción con las otras personas y somos sujetos activos en la formación de nuestra identidad. Si queremos que avance el mundo, debemos favorecer el cambio y generar discursos resistentes a los modelos tradicionales de masculinidad y de feminidad.

Para saber más : 1. PRECIADO, Beatriz, 2002. Manifiesto contra-sexual, Barcelona: Ópera Prima. : 2. BUTLER, Judith, 2007. El género en disputa, Barcelona: Paidós. : «Judith Butller para principiantes». http://singenerodedudas.com/tirnamban/1129/judith-butler-para-principiantes : Corto de animación Girl and boy. 2006. Dir: Mailoa Marcia. http://www.youtube.com/watch?v=pF1j22x-yU8 : Documental Fake orgasm. 2010. Dir: Jo Sol. España. 81 min. : 3. Página personal de Kim Pérez. http://conjuntosdifusos.blogspot.com/

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A

s a r b a l pa s oĂ­dos o d r necias o s

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E

n el colegio las cosas no iban mal. Algunas

asignaturas, mejor que otras, pero Filo siempre sacaba buenas notas y tenía interés por aprender. Sin embargo

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las relaciones con sus compañeros de clase no eran fluidas. Había un chico que se metía con ella, el mismo de siempre, el mandamás de un grupito de chulitos. Filo siempre estaba en guardia por lo que pudiera pasar. Empujones inesperados, zancadillas y patadas eran el pan de cada día, además de boicotearla en juegos de equipo, tirarle agua, escupirle, insultarla... Había un grupo de chicas con el que no se llevaba mal pero no les gustaba hacer deporte. Se pasaban el rato hablando de vestidos, de peinados, que si me gusta este chico, pues a mí el otro... —Filo ¿A ti quién te gusta? En realidad Filo no sentía interés especial por nadie y no le gustaba cuchichear ni hablar de novios. Eran cosas que no le interesaban. Con ese panorama no era raro encontrarla sola en las horas de patio. Aún así no era la peor parada; había un niño gordito y un poco alelado que le daba pena porque con él no tenían compasión. "¡Dejadlo en paz!" les decía. "¡Tú te callas, cara culo!". A otro no paraban de decirle maricón porque no le gustaba jugar al fútbol ni hacer

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"cosas de chicos" y pasaba casi todo el tiempo con un grupito de chicas. A pesar de todo, le gustaba el "cole". Casi siempre se sentaba en primera fila y prestaba atención a las explicaciones de los-as maestros-as. Alguna vez que no podía más le contaba algo a su madre, pero nunca todo, pues no quería preocuparla, que fuera a dar la cara por ella o que se quejara a los-as maestros-as. Pensaba que las cosas empeorarían si lo hacía. —Eso son cosas de chiquillos, cariño. No les hagas caso. Defiéndete, pero no te pelees con nadie. Recuerda que a palabras necias oídos sordos. A palabras necias oídos sordos. A palabras necias oídos sordos... se repetía internamente hasta que comprendió lo que quería decir. Entonces, cuando la llamaban gorda o marimacho contestaba: ¡A palabras necias oídos sordos! y seguía andando con la cabeza alta aunque le temblaran las piernas. No es que Filo estuviera gorda, pero era una chica fuerte y musculosa en comparación con las demás. Le gustaba mucho hacer deporte y le encantaba jugar en equipo, aunque el suyo era el peor y casi siempre perdían los partidos. "No pasa nada. Lo importante es que juguemos" les decía el entrenador. Pero Filo no sentía lo mismo cuando ganaba que cuando perdía ¡Menuda diferencia!

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Una tarde, después de comer, llegó pronto a la escuela, tan pronto que era la primera de la cola. Le gustó ser la primera: estaba muy contenta. Después fueron llegando 62

los demás y se iban poniendo detrás de ella. Ya había cinco o seis cuando llegó el chico que la agobiaba. —¡Quita! El primero soy yo. Filo no se inmutó. —¡Qué te quites, gorda! A palabras necias oídos sordos, repetía hacia sus adentros. —¿Estás sorda? ¡Fuera, marimacho! La primera de la cola soy yo, a palabras necias oídos sordos, la primera soy yo, pensaba Filo sin abrir la boca. El primer empujón no se hizo esperar, casi la tiró al suelo. —Yo he llegado primero —se quejó, al mismo tiempo que un calor inesperado le invadía cuerpo. —Me da igual, ¡Aparta! Forcejearon unos segundos y el chico le propinó un puntapié acompañado de otro empujón. Filo ya no sentía calor sino fuego y no estaba dispuesta a pasar por aquello. Algo dentro de ella explotó y le propinó una fuerte patada en el culo. Aquello ya no se podía parar y los demás hicieron corrillo para ver la pelea. Empujones, patadas, puñetazos, estirones de pelo... La pelea fue rápida porque a Filo le costó poco reducirlo: no era tan fiero el león como lo pintaban. El chico Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


quedó tendido en el suelo con Filo sobre sus espaldas. Al mismo tiempo que le retorcía un brazo con una mano, con la otra le tiraba del pelo manteniéndole la cabeza hacia atrás. En esa posición, pensó golpearle la cara contra el suelo y hacerle mucho daño. Estaba furiosa de verdad, pero algo la frenó. Le hizo tragar el polvo susurrándole al oído que o paraba de meterse con ella o le partía la cara. Así lo aguantó un rato, con su cara contra la tierra del patio. Finalmente lo soltó. Las lágrimas le brotaban de los ojos, tenía la ropa revuelta, estaba lleno de polvo y un hilito de sangre le asomaba por la nariz. Realmente,parecía muy mal parado. Filo volvió a colocarse la primera de la fila y el niño desapareció ya que debía sentirse muy humillado. Filo llevaba tres años tolerando los abusos que le habían costado lágrimas, soledad, aislamiento, una baja autoestima... Ese día algo dentro de ella dijo: !YA NO ME VAS A FASTIDIAR MÁS! y lo materializó a golpes. No estaba orgullosa de haberle hecho daño, sin embargo, se sentía muy aliviada. Ni aquel chico ni sus amigos, para sorpresa de ella, volvieron a molestarla nunca más.

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DEBATIR PENSAR | Violencia 64

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A palabras necias oidos sordos. No es habitual que exista acoso de chicos a chicas, pero Filomena es, a ojos de este niño, una marimacho, una chica rara que tiene algunos comportamientos de chico y una defensora de los más débiles. Contestar a la violencia con violencia no es lo más adecuado, pero ella no vio otra salida y nadie la ayudó a encontrarla. Mostrando indiferencia o intentando hacer ver que lo que le hacían no le afectaba, solo le había servido para tragarse sus emociones y no para solventar el problema, pues el acoso seguía. Callar y tolerar el abuso la había llevado a ser cada vez más débil. Filo no sabía cómo solucionar el problema y, finalmente, explotó. Pedir ayuda. Salir de una situación de acoso es posible. Para poder encontrar las soluciones, lo primero es tomar consciencia de que existe un problema y de que la situación que se está padeciendo es injusta y no tiene ninguna razón para seguir. Una de las posibles soluciones es la violencia, pero desde luego no es la mejor. Pero además del reconocimiento del derecho a no ser acosado-a por parte de la persona que lo sufre, también las personas adultas deben crear las condiciones para que la petición de ayuda pueda darse y que esta no sea vista como la delación de una persona chivata. La masculinidad y la violencia. La violencia no es exclusiva de los hombres, pero ellos la ejercen en mayor grado que las mujeres porque es constitutiva del modelo Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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de masculinidad patriarcal. Y no solo no se condena sino que está bien vista como modo de resolver los conflictos y es señal de la hombría de quien la ejerce. Tanto en la familia, como en la escuela y en la sociedad, los hombres soportan y ejercen violencia entre ellos (para medirse), hacia sí mismos (con las prácticas de riesgo) y hacia las mujeres (para mantener la jerarquía). La represión del miedo y del mundo emocional (los chicos no lloran) les crean una armadura que dificulta la empatía la comprensión de sus emociones y la resolución de los conflictos. La mediación. El objetivo de la mediación es prevenir violencias y aprender a resolver los conflictos de manera constructiva. Esta se da en multitud de ámbitos: entre países, entre personas que se separan, entre vecinos-as, empresas… La mediación en el ámbito escolar aparece en los Estados Unidos a mediados de los 60 y poco a poco se ha ido extendiendo al resto del mundo. La introducción de programas de mediación y de resolución de conflictos aporta nuevos recursos, tanto al alumnado como a profesorado, para prevenir la violencia. Los círculos de convivencia. A menudo, dentro de los programas de mediación es interesante la formación de los círculos de convivencia. Se trata de un pequeños número de personas por cada aula que reciben formación en conflictos y pueden ayudar a resolver de manera Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


informal situaciones de marginación o de violencia o derivarlas al profesorado si son demasiado graves. Cultura de paz. La verdadera meta es formar personas comprometidas con el mundo. Por ello es fundamental la implicación de todo el mundo (de la escuela en su conjunto, de la familia, del grupo vecinal, del barrio…) en un mundo más justo mediante la práctica de la no violencia activa y el cultivo de la paz. El trabajo cooperativo, la participación democrática, la expresión positiva de los sentimientos y de los deseos, las relaciones pacíficas sin jerarquías ni violencias… son el camino para convertirnos en auténticos-as peacebuilding o personas constructoras de paz.

Para saber más : Película Cobardes. 2008. Dir: José Corbacho y Juan Cruz. España. 89 min. : Película Ben X. 2007. Dir: Nic Balthazar. Bélgica y Holanda. 93 min. : BARBA, Joaquina, 2011. ¡Sos! Bullying, Valencia: Bullent. Novela-ensayo para adolescentes. : Artículo «Desarrollo socioafectivo y conocimiento del otro». http://convivencia.wordpress.com/2008/10/27/22-2/ : Artículo «Las 7 P’s de la violencia de los hombres. M. Kaufman». http://heterodoxia.wordpress.com/2011/07/10/ las-siete-ps-de-la-violencia-de-los-hombres-m-kaufman/ : Entrevista a Casey Haynes, víctima de bullyng. http://www.youtube.com/watch?v=85LRI1E3Ceg : Documental Pensant en els altres. 2005. 50 min. http://elmundodearmandilio.blogspot.com/2008/12/pensant-en-els-altres-pensando-en-los.html

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El cuerpo de Cristo

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uando Filo cumplió 9 años, su madre empezó con los preparativos de la comunión. No es que fueran religiosos practicantes, pero la comunión era algo que 70

todos habían hecho y Filo no iba a ser menos. Básicamente, y según lo que Filo alcanzaba a entender, la comunión consistía en ir a catequesis para que te hablaran de Jesucristo y aprender a rezar unas oraciones nuevas. Después te confesabas y el día de la comunión se celebraba una misa especial para los-as chicos-as que la hacían y, en ella, recibías a Cristo. Al terminar la misa se organizaba una fiesta para celebrarlo a la que asistían familiares, amigas y amigos, ¡Ah! y te hacían regalos. Otra curiosidad es que había que vestirse con un traje especial: las niñas con un vestido largo blanco y los niños con traje chaqueta azul, blanco o crema. Ni que decir tiene que Filo quería llevar el traje de marinerito blanco y azul, pero, por la misma razón de siempre, no podía ser: era cosa de chicos. Así que le tocó fastidiarse e ir de compras con su madre. Aquel vestido blanco pomposo y pesado que su madre le había comprado con tanto cariño le parecía espantoso, y no sentía ilusión alguna por aquel evento fastidioso que la obligaba a disfrazarse. Por no hablar de la sesión de fotos en la que el fotógrafo no paraba de decirle: ahora

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ponte así, ahora del otro perfil, no, la barbilla más alta, pero ¡Cierra las piernas, niña! ponte como una señorita... Se había ilusionado con los regalos pero la mayoría eran inútiles, al menos para ella. Habían hecho caso omiso a sus peticiones: una pistola de agua, un tren, un balón de fútbol y otro de baloncesto, un chándal “molón”... Todo eso era imprescindible para Filo y solo consiguió un chándal (normalito). Ya hacía días que iba a catequesis y no entendía nada de lo que le decían. Parecía que hablaban en marciano: "Dios está en todas partes, ve todo lo que hacemos y sabe lo que pensamos" —le decían. Pero, ¿quién era ese señor? ¿O era señora? Dios tenía barba, pero podía ser una mujer que se había afeitado de pequeña y no había tenido tanta suerte como ella, pensaba filo. Había cosas que no se podían hacer porque eran pecado, entre ellas jugar a médicos y enfermeras, uno de sus juegos favoritos. Los pecados se confesaban al sacerdote y él te decía lo que tenías que hacer para vivir sin pecado. Esto a Filo le preocupaba porque no sabía cómo contarle sus juegos/pecados. En fin, Filo iba todos los martes a catequesis y todos los martes se aburría. Era una buena estudiante y se sentía mal porque le resultaba imposible aprender todas las oraciones que le

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pedían; solo sabía el Padrenuestro, que su abuela le había enseñado. Además, ¿qué significaba recibir el cuerpo y el alma de Cristo? Pero ¿Cómo? ¿Dentro de ella? 72

El día que se confesó, cuando el sacerdote le pidió que le contara sus pecados, sintió que se ponía roja como un tomate y dijo: "Me peleé con mi hermano y le dije tonto, no he hecho los deberes, he dicho palabrotas, no he arreglado mi cuarto, he hecho guarrerías con mis amiguitos (esto lo dijo con la boca pequeña, a ver si el sacerdote lo pasaba por alto), he tirado piedras a los coches..." El sacerdote le pidió que le contara qué clase de guarrerías había hecho. Filo quería salir corriendo pero el silencio de la iglesia y lo seria que parecía la situación le pararon los pies. Por supuesto, no quería disgustar a mamá. De nuevo le subieron los colores. —Pues, eso "ummm..." nos besamos, y... nos tocamos y... esa cosas... Él la escuchó atentamente, se quedo mirándola y la mandó rezar cinco Ave Marías y un Credo. Filo se sintió muy aliviada de que no le hiciera más preguntas, aunque no entendía por qué no había mostrado interés por la pelea con su hermano y que a ella le preocupaba más. Así que se sentó en uno de los bancos de la iglesia y, como no sabía rezar esas oraciones, contó hasta cien y le pidió a Dios que la perdonara. Filo no se sentía mal por jugar a médicos y enfermeras Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


pero sabía que era algo que los adultos-as no toleraban, así que lo de confesarse le pareció un trago por el que intentaría no volver a pasar. Afortunadamente, el sacerdote no podía contar nada: secreto de confesión, por lo que su madre no se enteraría, ¡Menos mal! Llegó el día de la comunión y se sentía muy fea con aquel vestido. Quería pasar desapercibida, pero era la más alta de su grupo. Los zapatos eran incomodísimos, le estaban provocando rozaduras y una ligera cojera. Sentía que todos la miraban y se reían. La ceremonia se le hizo eterna. Tenía la sensación de estar haciendo el ridículo más espantoso de su vida. Quería ser abducida, desintegrarse, desaparecer, pero nada de eso ocurrió. Unas horas más tarde estaba en la fiesta de celebración donde le rogó a su madre que le dejara quitarse el vestido y los zapatos para ponerse el chándal nuevo y los deportivos, pero no hubo suerte y mamá no la dejó. Le habían dicho que el día de su primera comunión era un día especial y que lo recordaría toda su vida por ser un día feliz. Pero era mentira o estaban todos tarados: fue un día espantoso que se hizo largo, muy largo.

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DEBATIR PENSAR | Religi贸n 74

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El cuerpo de Cristo. Hay niñas y niños que pasan un suplicio a la hora de someterse a la tradición de la primera Comunión. Filo no quería hacerla. Si le hubieran preguntado habría dicho: No, gracias. Pese a su rechazo, se ve envuelta en una celebración que no solo no le aporta nada, sino que la hace sentirse ridícula. No entiende el aprendizaje previo repleto de conceptos abstractos que escapan a su razonamiento. ¿Es esto justo? ¿No deberíamos los-as adultos-as tener más en consideración las opiniones de los niños-as antes de someterlos a cualquier acto para satisfacción propia? Dogmas. Los dogmas (verdades absolutas e indiscutibles) son la base de las religiones, pero no pueden serlo de las democracias. En una democracia, el estado y la educación tienen que ser laicos, porque es el único modo de respetar la diversidad y la libertad de las personas. Por el contrario, la jerarquía eclesiástica, de la mano de ciertos sectores políticos, intenta imponer sus normas a tota la gente por igual, sean o no creyentes. Religión y tradición. Las religiones tienen normas que establecen lo que es bueno o malo y también realizan rituales que ocupan a menudo los espacios públicos, no siempre respetando los derechos de las personas. Su penetración en la sociedad, realizada obligatoriamente en nuestro país durante la dictadura, es una herencia que

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todavía pervive y que complica separar lo religioso. de las tradiciones culturales. A menudo, lo cultural se esconde detrás de lo religioso y hechos como el del velo de las mujeres musulmanas, son defendidos como costumbre cultural, obviando el significado moral que tienen: la mujer que lo lleva demuestra su honestidad. También el ritual de la primera comunión, precedido del bautismo (que convierte en “puro” un cuerpo “impuro”) y de la confesión, significa la unión con Cristo. Pero para poder llegar, hay que recibir una preparación mediante la catequesis. ¿Cómo es vivido este adoctrinamiento a edades tan tempranas? Sexualidad. La iglesia católica ha venido mostrando una postura retrógrada ante temas, tan importantes para la vida de las personas, como son la salud sexual y reproductiva, o ante derechos humanos universales como la libertad personal, el derecho a la intimidad, a la diversidad o a la autonomía. Para la religión católica, la sexualidad es peligrosa y debe mantenerse bajo control: en el seno del matrimonio heterosexual y con el objetivo de perpetuar la especie. La división de las mujeres en vírgenes, esposas y prostitutas responde a la valoración que de ellas se hace en función de su sexualidad. El cuerpo. Para esta ideología, el cuerpo es carne que hay que domar o un enemigo al que hay que vencer. La mortificación del cuerpo, a través de la abstinencia

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o de la continencia, y el sacrificio son valores supremos que se proponen como ideales de vida, alejados de la consideración del cuerpo como parte indisoluble de nuestro yo, al que tenemos que cuidar y respetar. Desigualdad. En cuanto al papel de las mujeres, también la postura de la religión católica es contraria a la igualdad ya que preconiza la sumisión y la reclusión al ámbito privado de la familia. Situadas en el lado de “lo natural” y alejadas por tanto de la civilización y de la razón, se las ha considerado más débiles, incapaces de resistir las tentaciones, de controlarse o, sencillamente, provocadoras del pecado y, por lo tanto, impuras. Ello ha justificado, y lo sigue haciendo, un trato discriminatorio: un mayor control sobre su cuerpo y su sexualidad, la reclusión en el espacio doméstico y el hecho de continuar apartadas del magisterio.

Para saber más : Mujeres en red. Religiones. http://www.mujeresenred.net/spip.php?rubrique28 : Entrevista a Teresa Forcades. Programa Contragolpe. Venezuela, 2008. http://www.youtube.com/watch?v=JFOploykJvE&feature=mfu_in_order&list=UL : «Amelia Valcarcel, una filósofa en combate». Por Malén Arnáez. http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1031 : FORCADES, Teresa, 2011. La teología feminista en la historia, Buenos Aires: Fragmenta editorial. : Rodrigo, Ana: «Mujer y laicidad», marzo 2008. http://2006.atrio.org/?p=1480

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Chico y chica

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A

sus 10 años Filo no había perdido el interés

por las "cosas de chicos", los juegos, los juguetes con los que se divertía, la ropa... Ella se aburría con las muñecas,

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pero siempre le regalaban alguna. Las tenía colgadas en la pared de la habitación. A su madre le había parecido una buena idea, ya que la niña no las utilizaba para jugar. A Filo la que más le gustaba era una muñeca vestida con traje militar que uno de sus hermanos había comprado en un rastro pensando en ella. Le fascinaba bajarle los pantalones a ver si tenía "pilila" o "chochito", pero allí debajo nunca había nada, ni en esa muñeca ni en las otras. ¡Qué decepción! Le encantaba observar, tumbada desde la cama, como iba vestida aquella muñeca. Se sentía muy identificada con ella porque era una chica vestida con ropa masculina y es que ¡Cómo le gustaba la ropa de chico! Las faldas la obligaban a mantener las piernas cerradas. Cierra las piernas Filo que se te ve todo, le decían en casa. ¿Todo? y ¿Qué es todo? Además, le limitaban la movilidad y se enganchaban; eran un verdadero fastidio. Su madre insistía: —También tienes que vestir faldas, Filo. —No, mami, por favor, ¡No me gustan! ¡No puedo jugar! —se quejaba. Se sentía libre con pantalones; con ellos podía correr, saltar y despatarrarse a sus anchas. Era feliz jugando

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a policías y ladrones, y le aburría tremendamente jugar a mamás y papás. Desde pequeña Filo quería ser un niño porque todo lo que le decían que era propio de niñas no le gustaba, ¡Qué aburrimiento! ¿Por qué tenía que jugar a cosas tan aburridas? ¿Por qué se metían con ella por jugar como los chicos? ¿Qué sentido tenía jugar a cosas que no eran divertidas? No entendía nada, pero llegó a una conclusión: lo único que la diferenciaba de los chicos era la "pilila" y... ¡Decidió construirse una! Entró en el baño y se encerró, cogió el rollo de papel higiénico por un extremo y fue enrollándolo hasta hacer un cilindro de un diámetro que le pareció suficiente, se abrió de piernas y se lo colocó entre los labios vaginales. Se subió las bragas y se puso el pantalón. Salió del baño y caminó por la casa experimentando la sensación de llevar algo entre las piernas. ¡Le encantó! Le daba mucho gustito. Filo sabía que no le podía contar aquello a nadie, porque le caería una puro monumental, desaparecerían los rollos de papel del baño y a saber qué clase de castigo le pondrían. Sin embargo, a ella no le parecía nada malo lo que hacía. A Filo, aunque le hubiera gustado ser un chico, le molestaba mucho que la confundieran con uno, que le dijeran guapo, o, ¡Qué niño más mono! O ¿Dónde está tu mamá, rey?.. Era raro el día que alguien no le preguntaba si era

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chico o chica. "Chica", contestaba algo cabreada y cabizbaja. "Pues pareces un chico", le decían. Un día se colocó su "pilila" (bueno, según se le 82

estropeaban se iba haciendo más) y se echó a la calle a jugar con la idea de que no se llamaría Filo, sino Raúl. Ese día, solo jugó con niños a los que se presentaba bajo su nuevo nombre: Hola, soy Raúl ¿Puedo jugar con vosotros? Nadie le recriminaba nada e hizo nuevas amistades. Incluso llegó a encontrarse con un compañero de clase que se acercó a saludarla: —¡Hola, Filo! —¿Filo? Me llamo Raúl. —No, tú eres Filo, vamos juntos a clase. —No, te has confundido, pero si quieres jugamos. —Bueno —dijo el niño desconcertado. Al día siguiente, cuando Filo encontró a su compañero en clase, le contó alucinado que había estado jugando con un niño que se llamaba Raúl y que era igual que ella. Filo puso cara de incrédula, pero por dentro estaba que se meaba de la risa. ¡Lo había conseguido! era Filo y Raúl. ¡"Guau"! Cuando le preguntaban si era chico o chica, contestaba lo que se le antojaba y pasó de estar en una situación desfavorable a una favorable. Ahora era ella la que decidía. Se dio cuenta de que si decía

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chico le contestaban que parecía una chica, y si decía chica, que parecía un chico, entonces ¿Qué más da lo que sea si siempre parezco lo contrario? Pensaba ella. Pasaron los años y Filo se fue olvidando de estos juegos simplemente porque se inventaba otros. Siempre fue una niña especial.

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DEBATIR PENSAR | Masculinidad femenina 84

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Chico y chica. A Filo no le gustan los juegos "propios de chicas". Tampoco le gusta que la confundan con un chico por el simple hecho de llevar pantalones o el pelo corto. ¿Es que no puede haber chicas que no se vistan como princesas y simplemente jueguen a lo que más les guste? ¿Por qué los chicos pueden vestir con ropa cómoda y jugar a todo y las chicas no? A Filo se le ocurre una solución a esta grandísima injusticia: se construye un pene, se hace pasar por chico, y todo se vuelve fácil. El espejismo de la igualdad nos hace pensar que hombres y mujeres somos iguales, que la igualdad está conseguida y que no debemos luchar ni reclamar. Por lo tanto, las diferencias que apreciamos solo pueden ser debidas a la naturaleza. Y, si son naturales, no se puede hacer nada. La naturalización de las diferencias y el espejismo de la igualdad impiden que veamos los residuos patriarcales (Simón, 2008)1 que contaminan la convivencia en forma de machismo (los hombres son mejores, tienen derecho a los privilegios...), de androcentrismo (el hombre y lo masculino son la medida, la neutralidad) y de sexismo (la educación sexual que se da a las chicas y a los chicos continúa siendo distinta). Para evidenciar la desigualdad es muy útil plantear las siguientes cuestiones: ¿Qué es lo mejor de ser chico? Y de ser chica ¿qué es lo peor? El androcentrismo. Aún apostando siempre por la libertad de las personas, hemos de tener en cuenta que la Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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sobrevaloración de la experiencia masculina hace que muchas niñas imiten a los niños y se abran a actividades consideradas masculinas, incluso porque piensan que son más divertidas; en cambio los chicos no lo han hecho con los juegos o las actividades de las chicas porque lo femenino tiene menos valor. A veces, los mismos progenitores son los que no dejan que los chicos transgredan el estereotipo (por ejemplo no haciéndoles caso cuando piden cocinitas o muñecas) para protegerlos de la discriminación, que se cree segura. El espejismo de la diversidad. Al espejismo de la igualdad, debemos añadir el de la diversidad que supone pensar que somos libres y que cada persona puede elegir vivir su cuerpo y su sexualidad como le plazca. Esto no es cierto porque la violencia existe y actúa legitimando o deslegitimando cuerpos (intersexuales, discapacitados-as, hombres con vagina o mujeres con pene…), prácticas (penetración anal de chica a chico, masturbación femenina…), relaciones afectivas no normativas, etc. Sin el paradigma de la diversidad, los diversos siempre son los-as otros-as. Teniendo en cuenta las desigualdades que el contexto sociocultural provoca, descubrimos que la diversidad está en nosotros-as. La masculinidad de las mujeres. Cuando una mujer se comporta "como un hombre" se suele buscar una justificación que explique tamaña transgresión: que odia o rechaza su cuerpo; que quiere parecerse a su padre Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


o hermano...; que quiere tener poder (en un mundo dominado simbólicamente por hombres); que es lesbiana, etc. Desear "actuar" como un hombre o como una mujer no tendría la menor importancia en un mundo que no clasificara a las personas en rosas y azules. Pero como la sociedad sigue poniendo etiquetas, debemos seguir denunciando las desigualdades y desmontando la naturalización del género, como hacen por ejemplo las "Drag Kings". Talleres de masculinidad. También llamados talleres "Drag King" donde las mujeres son instruidas en la manera que tienen los hombres de ocupar el espacio, de dominar las conversaciones, de tirar escupitajos al suelo o de arreglarse el pene. Se trata de experimentar la autoridad de un hombre, su ocupación del territorio y la manera de ejercer sus derechos con el objeto de desmontar la naturalidad del género como proceso a través del que los individuos se sienten en el derecho de reclamar cierto tipo de poder por el hecho de poseer un cuerpo determinado.

Para saber más : 1. SIMÓN, Elena, 2008. Hijas de la igualdad, herederas de injusticias, Madrid: Narcea. : HALBERSTAM, Judith, 2008. Masculinidad femenina, Madrid: Egales. : Corto de animación 1977. Dir: Peque Varela. España. 8 min. http://vimeo.com/26781224 : Documental Venus Boyz, 2001. Dir: Gabriel Baur. USA. 102 min.

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"Pum", "pum"...

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E

l interés de Filo por la música y el baile se

acentuaban conforme iba creciendo. Cuando volvía a casa, al terminar el instituto, lo qué más le gustaba 90

era poner alguna canción "molona" para bailar. Tenía controladas las emisoras que daban música de baile actual y también las de "remember". Veía videoclips de los grupos que iba descubriendo y, cuando hacían coreografías, prestaba mucha atención a todos los pasos de baile. Repetía los movimientos una y otra vez. Gracias a su constancia aprendió a bailar bastante bien. Aprovechaba los ratos que se quedaba a solas para bailar en el salón de casa hasta quedar extenuada. Uno de sus estilos favoritos para bailar era el funk, aunque también le gustaba la música pop, el rock (no el duro) el tecno pop y las fusiones como el flamenco pop. Tenía la suerte de tener en casa una buena discografía, pues casi todos tocaban algún instrumento, y hasta mamá andaba siempre canturreando. La música había estado siempre presente en su vida y, en aquella estantería repleta de discos, cedés e incluso casetes, encontraba sorpresas que la cautivaban. Filo grababa sus propias listas de reproducción y mezclaba canciones modernas con otras antiguas, imaginando que era la DJ. de una moderna discoteca donde todos los clientes disfrutaban bailando. Una tarde, en la que milagrosamente no había nadie

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en casa, colocó en el reproductor de cedes una de sus grabaciones favoritas, repleta de música "funky". Se puso ropa cómoda para poder saltar y rodar por el suelo sin miedo, bajó las persianas y encendió una tira de bombillas de colores que había conseguido en una verbena de verano. Creó un ambiente, no sé…, digamos que entre romántico, verbenero y teatral. Colocó las bombillas en el suelo como si delimitaran un escenario imaginario, apretó el "play", subió el volumen, cerró los ojos y dejó que la música la guiara. Siempre que escuchaba música que le gustaba mucho, sentía como le entraba por las venas de las muñecas y desde ahí le invadía el cuerpo. Con ese sentir, y sin darse cuenta, extendía los brazos como si fuera en busca del sonido. Así empezó a bailar cada canción de aquel repertorio. Bailó hasta caer rendida sobre el sofá, con el corazón a mil y jadeando como si hubiera corrido una maratón. Entonces paró el reproductor y se quedó tumbada para recuperar el aliento, "pum", "pum", "pum", "pum", "pum", "pum..." Poco a poco se le fue estabilizando el pulso y se quedó muy relajada. Aquello había sido equivalente a jugar dos partidos de fútbol consecutivos ¡Eso como mínimo! Seguía allí tumbada y, sin saber ni cómo ni por qué, empezó a tocarse la vulva. Se tocaba con curiosidad, Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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con la intención de averiguar que había allí, entre sus piernas. Sintió que era muy suave, blandita y húmeda. Le resultaba agradable tocarse. Se adentró un poco más, 92

separando los labios vaginales y encontró un agujero. Filo se asustó, ¿Se habría hecho daño bailando? Apartó la mano a ver si había sangre, pero los dedos estaban limpios. Se tranquilizo y volvió a tocarse. No le dolía. Seguro que no era una herida. Metió la punta de su dedo en el orificio. Allí era aun más blandito y húmedo. Tímidamente y con cuidado siguió hacia dentro. Era una sensación curiosa entre molestia y placer. La curiosidad la invadía; introdujo el dedo un poco más y, sin saber por qué, hizo movimientos algo más fuertes. Sintió algo parecido a un pinchazo y retiró la mano. Ahora sí que había sangre en el dedo y volvió a asustarse. Se inspeccionó bien volviendo a introducir el dedo. Sentía placer y eso la hizo pensar que nada malo había ocurrido. Sangró un poquito y al ver que cesaba y que no le dolía no le dio más importancia. Dio un respingo. Era tarde, estaban a punto de llegar. Lo recogió todo en un santiamén y dejó la música puesta. Después de la cena, y ya en su cuarto, no podía dejar de pensar en aquel orificio ¿Cómo no se había dado cuenta antes de que estaba allí? Aunque, pensándolo bien, sí que sabía que existía aunque nunca le había

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prestado atención, al menos que ella recordara ¡Le habían dicho tantas veces qué no se tocara ahí! —Filo, no te toques ahí, eso está muy feo. —¿Por qué? los niños se tocan y nadie les dice nada, hasta papá se toca. —No empieces, cariño, y haz caso a lo que te digo. Tocarse no es propio de niñas. —Entonces ¿Qué es lo que podemos hacer las niñas? Aquellos razonamientos no la convencían, pero ya sabéis que no le gustaba desobedecer y acababa haciéndole caso a mamá y a todos, porque mamá no era la única que le regañaba sobre los asuntos de "hacer cosas propias de chicos". Se le había despertado la curiosidad desde que había jugado a ser Raúl y había sentido gustito en su vulva. ¿Por qué había salido sangre? ¿Sería eso la regla? No, le habían dicho que la regla era mucha sangre y dolía bastante ¿Por qué sintió placer al tocarse? ¿A quién podría preguntarle? Era un mar de dudas y preguntas pero el sueño la venció. Había sido una tarde muy intensa.

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DEBATIR PENSAR | Placer 94

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"Pum", "pum..." Filo siente placer al estimularse externa e internamente. Se toca el clítoris, que tiene terminaciones nerviosas también hacia dentro. El placer que le produce su cuerpo se junta con el que le provoca disfrutar de una de sus aficiones favoritas: escuchar música y bailar. ¿Por qué hay placeres permitidos y placeres prohibidos? Para Filo, disfrutar de su cuerpo es una gozada. La virginidad. La virginidad está al alcance de nuestro dedo y, con esta constatación, se van a paseo un montón de años de tradición que sobrevalora una primera vez coital, especialmente en las mujeres. La virginidad, y su mantenimiento, es una presión que se ejerce sobre las mujeres. Por eso es tan importante desmontar lo especial y selecto de la virginidad. ¿Por qué la virginidad es señal de pureza? ¿Existe la virginidad masculina? Si es así, ¿qué diferencias tiene respecto a la femenina? El himen. Es una especie de telita que se encuentra en la entrada de la vagina y cuya función parece ser la de proteger la vagina de gérmenes nocivos. Al llegar a la pubertad, la flora vaginal protege los genitales internos y el cuerpo, en consecuencia, ya no se preocupa por mantener o regenerar el himen. Por eso, y con el tiempo, se debilita y tiende a romperse, con penetración (tampones, dedos, pene...) o sin ella. No obstante, a muchas chicas se les rompe en la infancia o durante la adolescencia con Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo

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cualquier movimiento un poco brusco. La rotura del himen no provoca ni un río de sangre ni un dolor insoportable. En aproximadamente tres de cada diez chicas, la ruptura de éste causa un pequeño sangrado, pero el dolor que pueda provocar la penetración no se deriva de eso sino de la contracción de los músculos vaginales. Masturbación y sexismo. A los niños se les anima cuando se tocan el pene y a las niñas se las riñe. Que la masturbación sea un tabú para las chicas tiene mucho que ver con la diferente educación sexual recibida y con la relación que tienen con sus cuerpos y con sus genitales. Resulta más complicado que en los chicos identificar las señales de la excitación: lubricación, erección del clítorisl... A falta de curiosidad, los primeros contactos con los genitales tienen que ver con la regla. Además, son comunes los mensajes que hacen referencia a la suciedad y al mal olor de los genitales femeninos, y la recomendación de productos para la higiene íntima, sin que exista su correspondiente masculina. El reduccionismo reproductivo hace que las niñas sepan que tienen útero y ovarios pero desconozcan un clítoris que solo sirve para darles placer. El clítoris. La parte visible del clítoris se llama glande y constituye la zona más sensible de la anatomía femenina. Situado debajo del Monte de Venus y en la parte superior de los labios menores, el clítoris se divide en dos raíces de aproximadamente ocho centímetros y consta también Filomena, desde la diferencia. Relatos para debatir y pensar | Inma Navarro Trujillo


de dos bulbos que descienden a lo largo de la vulva por su parte interna. Tanto el clítoris como los bulbos se hinchan con el flujo sanguíneo y crean una zona erógena alrededor de la uretra y de la vagina. La mayoría de las mujeres alcanzan sus orgasmos con la estimulación del glande del clítoris y una minoría lo consigue con la penetración. El placer. Acceder al placer es más difícil para las chicas que para los chicos a consecuencia de una educación sexista y de un modelo sexual coitocentrista y androcéntrico. A pesar de que la capacidad orgásmica es la misma e incluso superior en las chicas, se considera que el deseo sexual masculino es mayor e incontrolable y son las chicas las que deben poner los límites. Para ellas, la sexualidad no puede vivirse sin el envoltorio del amor y en su educación sexual se pone el énfasis en el peligro, casi nunca en el placer. Queriéndolas “proteger”, se las priva de una fuente de alegría y de amor a sí mismas. Para saber más : HERNÁNDEZ, Graciela y JARAMILLO, Concepción, 2003. La educación sexual de la primera infancia. Madrid: Ministerio de Educación y Cultura. http://www.apfcib.org/pdf/ed_sexual_infantil.pdf : WALLACE, Jane, 1985. La masturbación. Proceso contra la culpabilidad de las mujeres, Barcelona: La Sal. http://www.mediafire.com/?izunmizmm2z : El cine i la primera vegada. http://karicies.blogspot.com/2009/03/la-primera-vegada-4.html : «Masturbación infantil. Una mano en el ratón y la otra…» http://karicies.blogspot.com/2010/06/masturbacio-infantil.html

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Filomena se acabó de fraguar el veinte de marzo del año dos mil doce, primer día de primavera, y queda a la espera de que algún-a editor-a valiente se atreva con ella. A Àngel, mi Sol.




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