Eugenio Espejo

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SERIE ESTUDIOS

Debido a la dimensión internacional del conflicto y la movilidad de los propósitos que empujaron el accionar de las diversas naciones involucradas, el resultado de la Guerra de Sucesión y los primeros años de la ascensión de los Borbones a la Corona española es difícil de evaluar. Sin embargo, parece cosa evidente que, mientras España enfrentaba pérdidas humillantes, Inglaterra emergía como la mayor beneficiada y aseguraba su potencial predominio europeo para el futuro. Con la Paz de Utrecht (1713), los ingleses consiguieron nuevas posiciones estratégicas tanto en Europa como en América —Gibraltar, Menorca, San Cristóbal—, y a la vez fueron favorecidos con nuevos y provechosos privilegios comerciales en la Indias hispanas. A su vez, Francia, en su calidad de aliada y nuevo modelo espiritual de la monarquía borbónica de España, había aumentado su presencia en los puertos americanos a partir de los primeros años del siglo5. Este nuevo contexto —que siguió agravándose para España durante el transcurrir del siglo frente al peso de los continuos conflictos en contra de las principales potencias rivales— significó para América un cambio considerable en su posición comercial frente a Europa,

así como una alteración en los mecanismos que la Corona ejercía sobre ella para administrar sus recursos y controlar dentro de lo posible sus actividades políticas y económicas. Las llamadas “Reformas Borbónicas”, por tanto, se ubican dentro del esquema de un intento de la monarquía española por optimizar sus recaudaciones fiscales en sus posesiones americanas, y hacer de ellas verdaderas y efectivas colonias de su imperio, si bien ha de notarse que, como se ha insistido en la historiografía reciente sobre el tema, dichas reformas no se manifestaron plenamente hasta la segunda mitad del XVIII, y a la larga no hicieron otra cosa que agravar el progresivo retraso de España frente a los vecinos países manufactureros que fueron los principales recolectores de la riqueza proveniente del otro lado del Atlántico6. En Quito, la decadencia de los obrajes era un tema que venía arrastrándose desde mediados del siglo anterior, cuando la producción minera de Potosí empezó a declinar debido a la falta de mano de obra y el paulatino abandono de las minas por la ausencia de innovaciones técnicas que permitieran una extracción a niveles más profundos7. La apertura del mercado al ingreso de textiles europeos —más baratos y de mejor calidad debido

5

Ibíd., p. 25-26, además de Freile, “El siglo XVIII en la Real Audiencia…”, p. 15 ss. y Benjamin Keen y Mark Wasserman, A History of Latin America, 3ª ed., Boston, Houghton Mifflin, 1988, pp. 116-117. Freile ofrece el dato de la cédula real del 11 de enero de 1701, enviada por la reina viuda de Carlos II, en la cual se ordena “se dejen entrar a los puertos de Indias a los bajeles franceses que llegaren a ellos”.

6

Josep Fontana, “América y las reformas del siglo XVIII”, en Ayala Mora, ed., Nueva Historia del Ecuador, Volumen 4…, p. 175 ss. Ver también Garrido, “América y España…”, p. 28.

7

Arias, “La economía…”, pp. 193-195.

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