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Tras superar una angustiosa etapa inicial de aparente incompetencia psicomotriz, un día adquiere la suficiente fuerza prensil para sostener un lápiz y ello fija para él un aciago destino como dibujante, alejándole de actividades más edificantes y lucrativas como futbolista o inspector de hacienda. Desde entonces (¡oh, maldito pulgar oponible!), su fijación por el dibujo le ha llevado a trabajar como diseñador de personajes y dibujante de storyboard para animación, a publicar en 2008 el álbum de cómic Cuimhne junto con Kike Benlloch, colaborar en diversas revistas de cómic, formar parte del colectivo Polaqia, participar en diversas exposiciones y, últimamente, fundar un estudio con otros autores en A Coruña, donde se dedica a tiempo completo a la ilustración y al cómic. En la actualidad prepara dos nuevos proyectos de cómic de próxima salida (El gran Flaffy y Aventuras de un oficinista japonés) mientras trata de lograr hacer la tortilla de patatas perfecta.