Punto de Partida

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Emprender el reto de volver a la academia después de 7 años de haber estado alejada de ella en el papel de estudiante representa crecimiento en mi vida. En el pasado tomé decisiones que me alejaban de mi sueño de estudiar y hace poco llevé a cabo un proceso personal que me conectó nuevamente con mi esencia. Recordé y retomé anhelos que había dejado atrás y me decidí nuevamente a llevar los sueños escritos e intangibles a otro nivel, a la acción. Como toda experiencia nueva, el estudio del máster de formación para profesores de español como lengua extranjera, representa temores que serán enfrentados, incomodidad y organización. A lo largo de este documento plasmaré quién soy, de dónde vengo y cuál es el rumbo profesional que persigo.

Sobre las representaciones y creencias iniciales

Me considero una ciudadana del mundo. A pesar de amar mi patria y la familia que allí vive aún, me he desplazado por varios países a lo largo de mi vida, lo cuál ha influenciado indudablemente la forma en la que veo el mundo y lo que implica para mí el aprender una lengua extranjera. Nací en Bogotá, Colombia, donde crecí y he tenido la mayoría de mi formación académica. Soy Diseñadora Industrial de la Universidad Nacional de Colombia. Hice mis prácticas profesionales en la Ciudad de México, donde además trabajé por un año como Diseñadora Industrial

Junior en una empresa de material de exhibición para tiendas y almacenes. Viviendo en México al convivir con personas de muchas nacionalidades, entendí que podía enriquecer aún más mi perfil académico y mi vida en general. Fue así como emprendí mi camino hacia Halifax, Canadá para estudiar inglés por 6 meses en la escuela de inglés KGIC ubicada en el centro de la ciudad. Durante esta experiencia cursé dos programas, el de inglés como segunda lengua (ESL en adelante) y medios de comunicación y el poder oral (PMM en adelante). La metodología del programa de ESL era tradicional, constaba de 4 clases básicas enfocadas en la lectura, gramática, comunicación escrita y oral. Durante las clases de PMM no había un formato estricto, era una sola maestra durante toda la jornada y simplemente hablábamos de temas de actualidad, leíamos, cantábamos y hacíamos una presentación y un debate semanal. La maestra siempre estaba ahí para apoyarnos, para identificar nuestros errores sin embargo permitía que nosotros llegáramos a conclusiones básicas partiendo de la práctica con el idioma. Definitivamente disfruté, aprendí y me conecté mucho más en las clases de PMM. El contenido era variado, estaba basado en la realidad actual y en nuestras necesidades

Imagen 1. Recibiendo mi diploma de graduación de la escuela KGIC.


específicas personales mientras que en el programa de ESL el contenido era repetitivo, estructurado de manera general para todos los estudiantes y las actividades eran monótonas. Al culminar los estudios de inglés me mudé a Buffalo, NY, donde residía hasta hace muy poco. Allí tuve la oportunidad de poner en práctica el idioma que había aprendido en las aulas. Una vez más en un lugar nuevo enfrentando temores y creciendo personalmente. Allí Buffalo Seminary, un colegio independiente de educación secundaria femenino me abrió las puertas como profesora de español de medio tiempo para los grupos del nivel 3. No tenía la experiencia, tampoco los estudios que me avalaban como docente, pero tanto en la entrevista como en la demostración de una clase, los evaluadores consideraron que tenía el potencial, mis ganas de aprender, el amor por mi cultura y mi pasión por compartirla me abrieron las puertas a este mundo nuevo de la docencia. Muy temerosa dicté mis primeras clases, recordaba Imagen 2. Escribiendo un ensayo con mi grupo de estudiantes en Buffalo cómo me sentía como Seminary. estudiante de inglés y me propuse que mis estudiantes se sintieran cómodas en mi clase, que español no fuera

una clase más, que les generara inquietud y pasión. Me inspiré en mi maestra de PMM y tomé algunas de sus metodologías. Soy una persona dinámica y los grupos eran pequeños, lo que me permitía que predominara la acción de las estudiantes (debates, presentaciones, creación de videos, escritura de ensayos, etc.). Desde mi segundo año de docencia, enseñaba tiempo completo los niveles 2 y 3. Aunque algunas de mis estudiantes llegaban con pocas ganas de aprender y sintiendo que esta clase era un simple requerimiento, tengo la satisfacción de saber que muchas de ellas llegaron a sentir pasión por el español, por conocer otras culturas y por viajar, ya que durante el año escolar hacíamos viajes a diferentes lugares en los cuales ellas podían vivenciar el español y crear conciencia de la importancia de su aprendizaje.

Imagen 3. Estudiantes de Buffalo Seminary en Puebla, México.


Una imagen y 1000 palabras fue uno de los ejercicios de la maestría que planteaba la creación de una imagen que plasmara lo que significa para mí la enseñanza de lenguas extranjeras y justificar los elementos de mi gráfico en un documento. A continuación, se encuentran los dos elementos que hicieron parte del ejercicio.

hacer conexiones depende la profundidad a la que se puede llegar de manera productiva. Para mí, la enseñanza de lenguas extranjeras es la oportunidad de fortalecer mi conocimiento en un idioma que me apasiona y de compartirlo con quienes están interesados. Es también el inicio de la transformación del mundo, en el cual todos tenemos más cosas en común y menos que nos dividen. Considero que, en la actualidad, entre tantas situaciones críticas, los maestros de lenguas extranjeras somos creadores de puentes, de redes que unen y fortalecen a la humanidad, pues es principalmente a través del lenguaje que las personas nos podemos comunicar. La labor de enseñar la presento como regar una planta con amor, pues en mi opinión, se requiere de mucho amor por la profesión, respeto por los estudiantes y pasión por el idioma y la cultura para impartirla consciente, divertida y responsablemente. Se pueden obtener resultados maravillosos e inimaginables al sembrar la semilla del lenguaje en una persona que tal vez no lo veía como una opción.

Imagen 4. Gráfico creado para la actividad “Una imagen y 1000 palabras”.

En mi opinión, los profesores de ELE deben sentir pasión por su trabajo, permitirles a los estudiantes sentir curiosidad y desarrollar los conceptos por ellos mismos. Veo a los profesores de ELE más como un acompañante en el proceso, que como la fuente de todo conocimiento. Los estudiantes son los generadores del conocimiento. De sus ganas de aprender, de su curiosidad y habilidad para

Cuando el aprendiz abre su mente y decide poner interés en el material recibido, las conexiones que se generan no tienen límite, ellos se convierten en los generadores del conocimiento ya que es su curiosidad la que los mueve a seguir aprendiendo. Cuando el maestro le da el espacio a la mente del estudiante para que procese, se equivoque y corrija, ocurre lo mismo que cuando se siembra una semilla, se le pone tierra, se riega y se le da espacio para que crezca. Es cierto que se le han dado todos los recursos


para que crezca, pero realmente el trabajo lo ha hecho la planta. Se convierte en un trabajo en equipo, no solo con el maestro sino con otras personas que estén aprendiendo el mismo idioma y con nativos que puedan apoyarle, todo esto siendo apoyado por recursos que le permitan reforzar el material aprendido y exigirse más en cuanto a gramática y a aspectos culturales. Entonces esa planta que se ha regado con amor se cargará de nutrientes y dará frutos creciendo exponencialmente no solo en la mente de la persona que está recibiendo el idioma, sino que podrá expandirse a través de sus círculos cercanos y muy seguramente a través de creaciones del individuo. El mundo inevitablemente se hace más pequeño al aprender una lengua extranjera. Cuando se reconoce, se explora y se entiende la existencia de otra cultura, la curiosidad genera conexiones a nivel geográfico que permiten que la adquisición del lenguaje se lleve a un contexto real. Ya sea viajando, leyendo o hablando con nativos del idioma extranjero, todo empieza a adquirir significado. Además, estas conexiones generan más conciencia de la realidad de otros, mayor compasión entre los seres humanos y vínculos que antes no eran imaginados posibles. Para concluir, la enseñanza de una lengua extranjera es una gran responsabilidad, que puede cerrar la mente o proponer miles de oportunidades a los estudiantes. El generar un lazo entre dos personas que no comparten el idioma, forja una libertad antes desconocida en la cual priman las características e intereses que se tienen en

común, la unidad se convierte en un emblema y las posibilidades son infinitas.

Sobre las necesidades de formación Uno de los retos más grandes ha sido el aprender por medio de la experiencia y no dominar el tema que enseñaba previamente. El no tener formación académica en docencia y aprender sobre la profesión de manera experimental generó algunas fortalezas en mí, como la capacidad de autoaprendizaje, pues iba aprendiendo y reforzando el material mientras lo iba enseñando. Aprendí a utilizar la creatividad que me caracterizaba en mi carrera profesional (Diseño Industrial) aplicada en el salón de clases, pues estuve atenta a las necesidades de las estudiantes y de esta manera realizaba actividades que estuvieran afines con ellas. De esta manera atraía su atención y las motivaba, lo cual permitió que ellas sintieran interés por el contenido, por la clase y en general por la idea de aprender otra lengua y otra cultura. Esta experiencia me permitió ser libre, en algunas oportunidades veía otros maestros más preparados que yo con pocas alternativas y material de enseñanza. El haber tenido tanta teoría les impedía contextualizar la lengua y llevarla a la práctica de una manera eficiente. Considero que la teoría es muy importante, pero no se debe dejar de lado la realidad y el contexto en el cual se está trabajando. Muchas estudiantes venían a mis clases sintiendo rechazo hacia el idioma y las clases de español, y la mayoría de ellas


al pasar el tiempo le tomaban gusto a la clase. Como ha sido mencionado antes, uno de mis intereses era llegar a conocerlas y entender el contexto en el que se movían y de esta manera poder aplicar el español a esa realidad. De esta manera era muy fácil para ellas aprenderse el vocabulario y participar en actividades que requerían su total atención. Usualmente el contenido más denso, las explicaciones de temas gramaticales y de reglas del español iba explicado en un corto video que era asignado de tarea, con algunas preguntas correspondientes. Al llegar a clase, resolvíamos dudas que hubiese sobre el contenido y la mayoría del tiempo en clase era utilizado para practicar, para hablar y para exponer sus ideas. Eran las estudiantes quienes creaban la clase. Era un espacio para ellas, y esa es la razón por la que creo que les generaba tanto interés. Incluso algunas de mis estudiantes, al terminar los 3 niveles requeridos por el colegio, siguieron tomando electivas y en la universidad hicieron minor en español. A pesar del balance tan positivo que tuve después de enseñar por 4 años en Buffalo Seminary, soy consciente de la existencia de muchos vacíos en cuanto a conceptos de la lengua como la fonética y sus símbolos. En cuanto a la formación pedagógica tengo muchas necesidades también, pues básicamente durante mi experiencia yo era dirigida por la directora del equipo de idiomas y por mi capacidad de relacionarme con las personas, sin embargo, hay situaciones que no sé manejar, como los estudiantes con necesidades especiales, estudiantes con caracteres difíciles.

Considero que he creado una metodología que me funcionaba en el contexto en el que estaba, con solo mujeres, adolescentes y de un grupo social con capacidades adquisitivas importantes. Sin embargo, no conozco otro tipo de metodologías, fue muy poco el tiempo que tuve para hacer investigación al respecto y básicamente construía la clase con mis estudiantes. Pero soy consciente que este no es el caso en todos los contextos. Tengo además vacíos en cuanto a la historia de la enseñanza del español y de otros idiomas, de la forma en la que se enseña en otros lugares del mundo y de los materiales y recursos utilizados para este fin. Muchas veces durante mi experiencia docente me preguntaba cuál era la importancia de aprender a ser docente, de enseñar específicamente español, puesto que mis resultados eran positivos. Ahora mirando en retrospectiva, creo que me costó mucho trabajo. Aprender el contenido y a ser maestra mientras lo ejercía, implicaba para mí extensivas horas de trabajo, corrección, creación, modificación e implementación del material.

Sobre las expectativas de formación Me gustaría aprender técnicas de enseñanza para diferentes tipos de público, ya que en varias oportunidades he contado con estudiantes con necesidades especiales, como autismo o hiperactividad. Para las personas con estas condiciones de salud, el aprender otro idioma es un gran reto y quisiera poder tener las herramientas para apoyarlas de manera eficaz.


Indudablemente me quiero tener mayor domino de los temas que enseño y de esta manera expresarme con más propiedad sobre ello. Me interesa fortalecer los conceptos pedagógicos para poder hacer mejoras en cuanto a la enseñanza del español desde mi labor en frente de los estudiantes y también desde el ámbito administrativo, pues desde mi experiencia tuve la oportunidad de participar en diferentes comités y a pesar de que aprendí mucho, siento que mis aportes eran limitados ya que carecía de la formación pedagógica necesaria para opinar si algo se estaba llevando a cabo de la manera adecuada o no. En el futuro quisiera poder hacer aportes significativos en la institución en la que trabaje ya que considero que el sistema educativo está en cambio constante y se enriquece de los aportes de personas preparadas y con trayectoria. El tener la experiencia de enseñar en colegio, me enseñó que la demanda para los profesores es altísima. Debemos estar al tanto de las clases, de las actividades asignadas, de las correcciones, de las notas, de los estudiantes que necesitan ayuda extra que debe ser brindada en los tiempos libres entre clases, de las reuniones de profesores, de la creación de trabajos colectivos, del cumplimiento de los requerimientos del colegio y de las necesidades individuales de los padres. Al tener que coordinar tantas variables, era inevitable sentir agotamiento agudo, es por ello que quisiera ser profesora en instituciones de educación superior, en las que el estudiante es más autónomo, se le exige más responsabilidad individual y se compromete completamente con las consecuencias de sus acciones.

Siempre he sido emprendedora y me ha llamado mucho la atención la idea de tener mi negocio propio. Sé que en los idiomas hay una gran posibilidad para generar mis propios ingresos y al mismo tiempo crear empleos y ofrecer mi visión del mundo a otras personas. Es por esto que uno de mis sueños es tener una escuela de idiomas.


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