Roald Dahl descripciones

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Col.legi Santa Teresa de Jesús Lengua y literatura castellana 1º de la ESO

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LA DESCRIPCIÓN LITERARIA 1.-El Señor Willy Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate de Roald Dahl  adjetivos calificativos  sustantivos que designan partes del cuerpo  sustantivos que designan prendas de vestir El señor Wonka estaba totalmente solo, de pie al otro lado de los portones de la fábrica. ¡Y qué hombrecillo tan extraordinario era! Llevaba en la cabeza una chistera negra. Llevaba un frac de hermoso terciopelo color ciruela. Sus pantalones eran verde botella. Sus guantes eran de color gris perla. Y en una mano llevaba un fino bastón con un mango de oro. Una pequeña y cuidada barba puntiaguda le cubría el mentón. Y sus ojos, sus ojos eran maravillosamente

brillantes.

Parecía

estar

destellando todo el tiempo. Toda su cara, en realidad, resplandecía con una risueña alegría. ¡Y qué inteligente parecía! ¡Qué sagaz, agudo y lleno de vida! Hacía todo el tiempo pequeños movimientos rápidos con la cabeza, inclinándola a uno y otro lado, y observándolo todo con aquellos ojos brillantes. Era como una ardilla por la rapidez de sus movimientos, como una astuta ardillita del parque. Charlie y la fábrica de chocolate, Roald Dahl, Alfaguara, Madrid, 2007 pág. 79.


2.-La señorita TRUNCHBULL en Matilda de Roald Dahl (1988)  adjetivos calificativos  sustantivos que designan partes del cuerpo  sustantivos que designan prendas de vestir

A la mayoría de los directores de escuela los eligen porque reúnen ciertas cualidades. Comprenden a los niños y se preocupan de lo que es mejor para ellos. Son simpáticos, amables y les interesa profundamente la educación. La señorita Trunchbull no poseía ninguna de estas cualidades y era un misterio cómo había conseguido su puesto. Era, sobre todo, una mujerona impresionante. En tiempos pasados fue una famosa atleta y, aun ahora, se apreciaban claramente sus músculos. Se le notaba en su cuello de toro, en sus amplias espaldas, en sus gruesos brazos, en sus vigorosas muñecas y en sus fuertes piernas. Al mirarla, daba la impresión de ser una de esas personas que doblan barras de hierro y desgarran por la mitad guías telefónicas. Su rostro no mostraba nada de bonito ni de alegre. Tenía una barbilla obstinada, boca cruel y ojos pequeños y altaneros. Y por lo que respecta a su atuendo… era, por no decir otra cosa peor, extraño. Siempre vestía guardapolvo de algodón marrón, ceñido a la cintura por un cinturón ancho de cuero. El cinturón se abrochaba por delante con una enorme hebilla de plata. Los macizos muslos que emergían del guardapolvo los llevaba enfundados en unos impresionantes pantalones de montar de color verde botella, de tela basta de sarga. Los pantalones le llegaban justo por debajo de las rodillas y, de ahí hacia abajo, lucía calcetines verdes con vuelta, que ponían de manifiesto los músculos de sus pantorrillas. Calzaba zapatos de color marrón con lengüetas. En suma, parecía más una excéntrica y sanguinaria aficionada a las monterías que la directora de una bonita escuela para niños. Al entrar la señorita Honey en el despacho, la señorita Trunchbull estaba junto a su gran mesa de trabajo, con la impaciencia reflejada en su rostro ceñudo.

Ilustraciones de Quentin Blake

Foto procedente de la película Matilda (1996) dirigida por Danny DeVito.


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