Revista Minerales 271

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INDICE

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Especial Darwin y Domeyko Dos sabios jóvenes describen Chile

Entrevistas

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(Introducción por Paz Domeyko)

Chile bajo la mirada de Darwin y Domeyko

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(Descripciones sobre distintos lugares del país)

Hans Göpfert: Un agradecido de la minería El desconocido rescate minero protagonizado por Claudio Canut de Bon

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Domeyko en La Serena: 1838-1846

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(Columna de C. Canut de Bon y A. Carvajal)

Darwin y Domeyko: modelos a seguir

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(Columna de Paulina Ruiz)

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IIMCH al día

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Mineros se reúnen en Santiago para celebrar su día IIMCh convoca masivo interés de estudiantes en Simin 2011 o IIMCh entrega Premio al Afecto Minero 2011 a destacado socio Andrzej Zablocki o Ministro de Minería encabeza lanzamiento de 62ª Convención del IIMCh o Núcleo Vallenar realiza exitosa “Semana Minera” 2011 o Destacado socio y ex presidente del IIMCh recibe Premio “Alexander Sutulov 2011” o Representantes del IIMCh asisten a cenas anuales de minería o Directorio ampliado define distinciones anuales 2011 o IIMCh entrega Premio John T. Ryan a Kinross La Coipa o IIMCh cumple 81 años y reafirma su rol de referente del sector minero o Núcleo La Serena se reúne para homenajear a socios reconocidos con distinciones o Amplia agenda de temas ambientales marca seminario del IIMCh en Coquimbo o Conferencias destacadas del ciclo de los “Jueves Mineros” o

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REVISTA MINERALES Publicación editada por el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, fundado el 29 de septiembre de 1930 • EDICIÓN N° 271 Encomenderos 260, oficina 31, Las Condes • Teléfono (56) (2) 586 2545 • Fax (56) (2) 586 2548 • Mail: instituto@iimch.cl • Web: www.iimch.cl Editor General: Enrique Miranda S (Gerente IIMCH) • Asistente Editorial: Jorge Valdes L. • Periodista: Joaquín Ruiz C. • Periodista Asistente: Javier Armijo A. • Fotografía: Lorena Meléndez, Jorge Valdés, Joaquín Ruiz, Archivo IIMCh • Auspicios: Myriam Mardones C. • Secretaria: Janet Gatica R. y Carmen Orellana V. • Diseño: Patricia Sougarret A. • Impresión: Graficandes

DIRECTIVA INSTITUTO DE INGENIEROS DE MINAS DE CHILE 2010 - 2011

Portada: En la ilustración, Ignacio Domeyko y Charles Darwin, dos destacados hombres que describieron Chile en valiosos escritos que se reproducen en esta revista.

Presidente: Luis Sougarret S. • Vicepresidente: Julio Aranis V. • Director Tesorero: Manuel Viera F. • Director Secretario: Ricardo Simián D. • Directores: Octavio Araneda, Leopoldo Contreras, Sergio Demetrio J., Santiago Jorquera G., Alfonso Quintana M., Manuel Zamorano S., Arnaldo Velásquez N.

Publicación oficial del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile. Todos los derechos intelectuales quedan reservados. Las informaciones de la revista podrán reproducirse siempre que se cite su origen. Las opiniones expresadas por los autores no representan necesariamente la opinión del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile.



EDITORIAL

Estimados socios, La cultura, lo sabemos bien, es parte esencial de los pueblos. Forma parte de nuestra historia como Nación y constituye siempre un invaluable patrimonio que crea las bases de lo que se construye como sociedad. Chile, también lo sabemos, es un país minero por excelencia. ¿Pero cuánto conocemos realmente sobre aquello que nos constituye como nación minera? Tal vez, menos de lo que quisiéramos. Por eso, con gran satisfacción ofrecemos este número especial de Revista Minerales que dedica su primera parte a rescatar el legado de dos ilustres nombres que han sido –y siguen siendo- personajes fundamentales en la historia de este país, y que tienen un interesante vínculo con la minería. Nos referimos a Charles Darwin e Ignacio Domeyko, dos nombres emblemáticos que dejaron un legado imborrable para nuestra cultura, y que motivaron una interesante conferencia especial en el IIMCh que hoy reproducimos. La charla la organizó, con gran entusiasmo, Paz Domeyko, una descendiente directa de Ignacio, el destacado investigador polaco e impulsor de la enseñanza minera en Chile. A través de trozos seleccionados de las descripciones que realizaron en su tiempo Darwin y Domeyko de algunos lugares de Chile, fuimos hilando sus historias y adentrándonos en lo que podríamos llamar la cultura minera de este país. La segunda parte de la revista, en tanto, está dedicada al habitual resumen informativo que ofrecemos en cada edición de Revista Minerales con las principales actividades generadas por nuestro Instituto en la segunda mitad del año. Luis Sougarret Seitz Presidente IIMCh


ESPECIAL DARWIN & DOMEYKO

Charles Darwin e Ign a c i o D o m e y k o :

Dos sabios jóvenes describen Chile En este especial de Revista Minerales sobre las andanzas de Darwin y Domeyko por Chile, se publican algunas de las observaciones que ambos hicieron sobre el país y que quedaron escritas en sus respectivos diarios de viaje. “En muchos casos sus opiniones coinciden y usan casi las mismas palabras en las descripciones”, destaca Paz Domeyko, bisnieta de Ignacio, quien organizó una concurrida conferencia en el IIMCh sobre estos dos “sabios”, que en su juventud, describieron Chile. Lo que sigue es parte de su testimonio. Por Paz Domeyko


ESPECIAL DARWIN & DOMEYKO

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stamos acostumbrados a ver fotos de Darwin y Domeyko como ancianos. Sin embargo, en esta ocasión he querido resaltar lo que pensaron cuando los dos eran aún jóvenes, uno de paso por Chile, el otro recién llegado, cuando recorrieron esta república, también joven, antes de que llegaran a ser considerados sabios. Estos dos hombres notables tuvieron juventudes muy diferentes. Charles Darwin nació en 1809, el hijo menor de un acaudalado médico inglés. Su padre quiso educarlo de manera que siguiera sus pasos practicando medicina, pero Darwin era naturalista nato, a quien siempre apasionó el estudio de la naturaleza. Aún siendo muy joven había reunido una inmensa colección de insectos, y le en-

Capitan Robert Fitzroy.

cantaba recorrer las playas en busca de moluscos o los cerros estudiando las rocas. Fue por esta razón que uno de sus profesores de Cambridge lo recomendó al Capitán Robert Fitzroy, quien había sido designado para navegar alrededor del mundo en el barco “Beagle”. El objetivo del viaje era hacer sondeos para confeccionar mapas marítimos, para ayudar en sus viajes a los barcos ingleses. Con apenas 22 años de edad, Darwin se incorporó al personal del “Beagle”, no como tripulante sino como naturalista y acompañante del Capitán FitzRoy. No sólo no percibía sueldo, sino que fue su padre quien debió sufragar todos sus gastos. Esto permitió a Darwin mantener una independencia absoluta de las actividades del barco, y dedicarse a las exploraciones y colección de especímenes de la flora, fauna y geología de los países que visitaron. El viaje del “Beagle”, el cual se inició en diciembre de 1831, duró poco menos de cinco años. Entró y salió de Chile varias veces, pero en total estuvo 20 meses en el país. Ignacio Domeyko nació en 1802, el segundo de cinco hijos de un próspero terrateniente lituano de ascendencia polaca. Su lugar de nacimiento había sido Lituania, pero ya en esa época formaba parte del imperio ruso. A pesar de eso, el idioma polaco continuaba siendo oficial para los estudios universitarios. Su padre murió cuando Ignacio era niño, y su madre le encargó su educación a un tío. El joven Ignacio recibió una educación privilegiada, primero en el colegio de los Padres Píos y luego en la Universidad de Vilna, a la cual ingresó a la edad de 14 años. Al egresar, seis años más tarde, Ignacio había llegado a obtener dos maestrías en ramos científicos. Su nombre se encuentra hasta hoy en una placa sobre un muro de la universidad, como uno de los estudiantes más destacados de su generación. Como resultado de su participación en una sociedad secreta estudiantil, los


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Filómatas, durante seis años Ignacio sufrió detención domiciliaria impuesta por los rusos. En 1831 participó en la insurrección de Polonia y Lituania contra los invasores. La derrota lo obligó a emigrar a París, donde obtuvo títulos adicionales de geólogo e ingeniero de minas. En 1838, a la edad de 36 años, Domeyko llegó a Chile, contratado por la provincia de Coquimbo, a enseñar mineralogía en el Liceo de Hombres de La Serena. Su contrato era por seis años, pero permaneció en Chile durante 46 años. Durante las vacaciones escolares Ignacio exploraba Chile por cuenta propia, enviando cientos de informes de sus observaciones y descubrimientos a Francia, Alemania y Polonia. Sus viajes exploratorios comenzaron en 1840, poco tiempo después de la visita de Darwin a Chile. Pasarían muchos años antes que Darwin y Domeyko fueran reconocidos como sabios. El objetivo de este especial de Revista Minerales es darles a conocer algunas de las observaciones sobre Chile, escritas por Darwin y Domeyko en sus respectivos diarios de viaje. En muchos casos sus opiniones coinciden y usan casi las mismas palabras en las descripciones. Estos dos hombres tuvieron muchos rasgos en común. Ambos sufrían terriblemente de mareo al viajar en barco. Eran capaces de soportar todo tipo de incomodidades y privaciones durante sus excursiones y exploraciones. A ambos les apasionaba ascender a la cima de las montañas para observar el terreno y describir la naturaleza. Ambos nacieron en las viejas monarquías de Europa, por lo que deben haber observado con gran interés los esfuerzos de la joven república de Chile por establecerse y desarrollarse. Darwin y Domeyko compartían una pasión similar por la ciencia, una ávida curiosidad y entusiasmo por investigar y difundir los secretos de la naturaleza.

Ambos demostraban una habilidad notable para observar, analizar y describir las formaciones geológicas, los animales, las plantas, el clima, los habitantes y las costumbres del país. Ambos mostraron gran disciplina en anotar diariamente sus observaciones, aún en condiciones

difíciles, lo que nos permite conocer sus opiniones y compartir sus experiencias tantos años más tarde. Estoy segura que si estos dos hombres extraordinarios se hubiesen conocido, habrían sido excelentes amigos. Tenían puntos de vista muy parecidos.

El Instituto organizó una conferencia especial dedicada a las descripciones que realizaron en su tiempo Darwin y Domeyko sobre Chile. En la foto de arriba, Paz Domeyko (bisnieta de Ignacio Domeyko), el presidente del IIMCh, Luis Sougarret, y el presidente de la Unión de Polacos en Chile, Andrzej Zablocki. Abajo, una vista general de la conferencia que tuvo una masiva asistencia.


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Sobre Paz Domeyko por Andrés Eulogio

Paz Domeyko ha tenido una vida plena, llena de aventuras. Como hija de diplomático chileno, durante su juventud vivió en Argentina, Brasil, EE.UU. y Australia. De su matrimonio con un chileno nacieron cinco hijas. Desde hace 38 años reside en Sydney, Australia, donde trabajó principalmente en turismo, lo que le permitió continuar recorriendo el mundo. Obedeciendo a la inspiración de su bisabuelo, Ignacio Domeyko, hace diez años, Paz decidió escribir su biografía, para lo cual viajó por Polonia, Lituania, Rusia, Francia y naturalmente, Chile. Su libro ‘Ignacio Domeyko, la vida de un inmigrante’ fue publicado en Chile por la editorial Random House, en el año 2002. La versión en inglés ‘The life of inside, Ignacio Domeyko (1802-1899)’ fue lanzada en Australia en el año 2005, este lanzamiento ha sido presentado bajo el auspicio de la Embajada de Chile y Polonia. En el año 2007 fue presentado al público norteamericano en la Embajada de Polonia en Washington, con el auspicio de las Embajadas de Chile y Lituania. Paz ha continuado su entusiasta difusión de la vida y obra de sus antepasados dando conferencias en EE.UU., Polonia, Lituania, Alemania y Australia. Recientemente al oir el relato del viaje de Charles Darwin en el Beagle, se sorprendió al notar el parecido de los comentarios de los dos jóvenes sabios al describir Chile. Darwin, que visitó Chile entre los años 1834 y 1836, y Domeyko que llegó al país en el año 1838. En algunos casos, ambos usan las mismas palabras para describir lugares y costumbres de Chile. Estamos acostumbrados a ver retratos de los dos sabios, que los muestran como ancianos, pero Darwin tenía solamente 24 años de edad y Domeyko 36, cuando recorrieron el país. Paz ha seleccionado para este especial algunos ejemplos de los relatos del viaje por Chile en que se revelan sus similares opiniones. Para Darwin, Chile fue una experiencia interesante en su largo viaje alrededor del mundo. Para Domeyko, aunque jamás olvidó a su adorada Polonia, Chile se convirtió en su segunda patria, campo de fecunda labor durante 46 años y hogar de su familia. Sus descendientes, varios de ellos se encuentran presentes hoy, están repartidos por todo Chile y muchos en otros países del mundo.

Paz Domeyko.


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Chile bajo la mirada d e

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En las siguientes páginas se publican las descripciones que escribieron tanto Darwin como Domeyko sobre Chile, en distintos lugares, y en distintos momentos. Estos fragmentos fueron leídas en el marco de una Conferencia que organizó Paz Domeyko en el IIMCh y en la que participaron otros descendientes directos de Ignacio Domeyko, e invitados especiales, algunos de ellos ciudadanos británicos. Al comienzo de cada descripción se menciona a la persona que leyó el texto durante la Conferencia.

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Cruce de la Cordillera

Charles Darwin Charles Darwin cruzó la cordillera de los Andes en ambas direcciones, primero desde Chile a Mendoza por el paso de Portillo, y de vuelta por el paso de Uspallata. Tuvo la suerte de que le tocó un tiempo muy bueno, lo que le permitió volver a Chile en pocos días y con escasos problemas. En la conferencia del IIMCh, los escritos de Charles Darwin sobre el cruce de la cordillera de Los Andes fueron leídos por el ciudadano inglés David Colledge. 5 de abril de 1835: Hicimos una larga cabalgata a través de la cadena central, desde el Puente del Inca hasta Ojo de Agua, que se encuentra cerca de la casucha más baja en el lado chileno. Estas casuchas son torrecillas redondas, con peldaños por fuera que llegan hasta el piso, el cual se eleva algunos metros sobre la tierra por causa de los montones de nieve. Son ocho en total, y durante el gobierno español se mantenían bien provistas de alimentos y carbón, y cada mensajero tenía una llave. Hoy día sólo cumplen el papel de cuevas, o más bien calabozos. Situadas sobre alguna pequeña eminencia, sin embargo, no se encuentran poco

apropiadas para la escena desoladora que las rodea. El ascenso zigzagueante hasta la cumbre, o división de las aguas, fue muy empinado y aburridor. Según el Sr Pentland, su altura es de 3,800 metros. El camino no atravesaba ninguna nieve perpetua, aunque se encontraban manchones a ambos lados. El viento en la cima era sumamente helado, pero fue imposible no detenerse unos minutos a admirar, una y otra vez, el color del cielo, y la transparencia brillante de la atmósfera. La vista era grandiosa. Hacia el oeste había un gran caos de montañas divididas por profundas quebradas. Generalmente antes de esta fecha ya ha caído algo de nieve, y a veces ocurre que la cordillera está cerrada en esta época, pero nosotros tuvimos muy buena suerte. Día y noche el cielo estuvo sin una sola nube, con excepción de pequeñas masas redondas de vapor que flotaban sobre las cimas más altas. Muchas veces he visto estas islitas en el cielo, marcando la posición de la cordillera, cuando las montañas distantes se encontraban escondidas.

nuestras mulas, y la campanilla de la madrina. Por lo tanto cabalgamos solamente dos o tres millas por el valle, y permanecimos ahí el día siguiente, con la esperanza de recuperar la mula, que

Arriba, el ciudadano inglés David Colledge. Abajo, el tátara-tátara nieto de Domeyko, Ignacio Domeyko Aránguiz.

6 de abril 1835: En la mañana nos encontramos con que un ladrón se había robado una de

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el arriero pensaba había sido escondida en alguna quebrada. Este lugar ya había adquirido un aspecto chileno. Las partes bajas de las montañas, salpicadas con árboles quillay de un color verde pálido, y con los grandes cactus parecidos a candelabros, son sin duda más dignos de admiración que los valles orientales pelados. Pero yo no estoy totalmente de acuerdo con la admiración expresada por algunos viajeros. El extremo placer se debe, sospecho, a la perspectiva de una buena fogata y agradable comida, después de haber escapado a las frías regiones más elevadas. Y puedo asegurar que yo participé de todo corazón en estos sentimientos. Ignacio Domeyko Ignacio Domeyko también cruzó la Cordillera de Los Andes, y al igual que Darwin, hizo su entrada a Chile cruzando el paso de Uspallata. Sin embargo, lo hizo en el mes de mayo, a principios del invierno, y eso casi le cuesta la vida. Estuvo a punto de morir en un temporal cordillerano. Las descripciones de Domeyko fueron leídas por su descendiente directo más joven, su tatara-tatara nieto, Ignacio Domeyko Aránguiz. 16 de mayo de 1838: En Punta de las Vacas comienza la zona de las nieves que duran todo el invierno y de los lugares difíciles, a veces imposibles, de cruzar. Esta dificultad y el peligro provienen que, con la llegada del invierno, la continua nieve que cae largo tiempo sin cesar, cubre el camino y los precipicios, tapa las laderas y es tan blanda que las mulas y las personas se hunden en ella, sin que se vea la ruta ni aparezca nadie con auxilio. Porque en el trayecto entre Uspallata y Guardia del Resguardo, a lo largo de los 60 kiló12

metros del camino más difícil y fatigoso, no hay ningún ser humano ni una sola choza habitada. La peor época para viajar es el comienzo del invierno, durante el mes de junio y comienzos de julio. Se han dado muchos casos de osados viajeros que, encerrados en la montaña por la nieve, pierden el camino y perecen en alguna grieta de nieve. A fines de julio y en agosto, la capa externa de la nieve se endurece y forma una capa tan fuerte que los viajeros pueden atravesar la cordillera a pie, con bastante seguridad. Después, cuando esa capa comienza a fundirse, las cordilleras vuelven a ser intransitables hasta que la nieve termina de derretirse, y los arroyos bajan al valle. Para la seguridad de los viajeros y el fomento de la provincia, se construyeron aquí en tiempos de los españoles unos pequeños refugios junto al camino, llamados por los lugareños “casuchas”. Estos refugios, de más de tres metros de altura, están hechos de ladrillos bien cocidos, y tienen techos. Una sola puerta, por el lado este, se abre a cierta altura para que en los casos de grandes nevadas el acceso siempre permanezca expedito. En estas casuchas se refugia el viajero en tiempo de tempestad o nevazón, y espera con ansiedad que el buen tiempo lo salve. Me dijeron que a veces las nieves caen en estas cordilleras tan repentina y violentamente que toda la casucha se cubre de hielo, y la familia encerrada dentro sufre una larga prisión, consume entre lágrimas las escasas reservas de víveres que lleva consigo, y acaba muriendo de hambre. (…) Nos refugiamos, pues en la casucha de Paramilla. El arriero y los criados salieron al valle en busca de leña y llevaron las mulas al arroyo, donde verdeaba todavía un poco de césped de otoño. A la hora regresaron con unas brazadas de ramas secas (…) y prendieron fuego en medio de la casucha. Pronto, un humo espeso y molesto llenó la casucha, pero


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las llamas iluminaron las paredes llenas de firmas de viajeros, sobre todo extranjeros europeos. No era la hora ni la ocasión para hacer observaciones físicas ni geológicas aquí, cerca de la cima de la cordillera, cuando el viento invernal rugía terriblemente por las montañas, empujando inmensas nubes de nieve. Nos apretujamos ante el fuego como ante la chimenea familiar, cuando sopla el cierzo invernal y llegan esas nevadas en que no hay modo de echar afuera un perro. Pero, ¡cuán diferente era este ambiente del que se vive entre el calor de la familia y los amigos, y cuán lejos me hallo de ellos! ¿Permitirá Dios que yo regrese a ellos algún día? ¡Cuán grato sería descansar el corazón entre los míos, y no preocuparse del provenir! Sólo Dios sabe lo que me espera más allá de las montañas. ¿Volveré algún día a este lado? ¿Volveré a ver nuestros hermosos trigales, prados y huertas? (…) 17 de mayo de 1838: De madrugada las mulas estaban

cargadas y ensilladas. Los guías se envolvieron los pies con gruesos lienzos y cueros y se tapaban la cara con pañuelos, de modo que apenas se les veían los ojos. Aún no había amanecido cuando comenzamos a ascender por un retorcido caminito. Delante iba uno de los mineros, buen conocedor del lugar, conduciendo la yegua con una campanilla, a la que seguían las mulas. Detrás iba otro para asesorarlo, tras éste iban los mulos sueltos y detrás las mulas cargadas y arreadas por el tercer criado. El arriero, como corresponde a un buen jefe., estaba en todas partes y en los lugares más difíciles. El mismo conducía la caravana. Al final viajábamos yo y mi colega sobre un sendero bien marcado. A cada instante el camino se perdía y a ratos las mulas escalaban las rocas de piedra en piedra, hundiéndose hasta el cuello en la nieve. Para mantener el orden, el arriero y los guías exclamaban según su costumbre: “Oh yegua, oh yegua vieja. Oh macho, macho. Oh mula vieja”, y los listos y lentos animales, como si reconocieran la voz humana, se mantenían en la ruta. Sin eco, salvaje y sorda sonaba la voz de estos hombres en el aire enrarecido, entre la borrasca. El viento frío nos echaba a los ojos nieve helada, las fuerzas y la paciencia se agotaban, cuando a eso de las diez de la mañana el minero que iba al frente exclamó: “La cima!”. Esta palabra despertó una idea fuerte, más fuerte que el terrible viento y el alocado caos que hallábamos en esa cúspide de la cordillera. Ningún temporal, ni nuestras nevazones de invierno pueden compararse con el mal tiempo de aquí. Y sin embargo, el pensamiento de que estábamos cruzando la más grande, y acaso la más joven cordillera del mundo, venció la gran fatiga, y casi jugaba con los enfurecidos elementos.

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Mineros chilenos

Charles Darwin Tanto Darwin como Domeyko se asombraron e inquietaron con el trabajo de los mineros chilenos, que lograban desarrollarse pese a la mala alimentación y los métodos primitivos y peligrosos que se utilizaban en las minas chilenas. Álvaro Fischer, presidente de la Fundación Ciencia y Evolución Carlos Darwin de Chile, que se ha dedicado a realzar el legado de Darwin, leyó las impresiones del inglés sobre los mineros de Chile.

En la foto de arriba, Álvaro Fischer, presidente de la Fundación Ciencia y Evolución Carlos Darwin de Chile. Abajo, el descendiente directo de Ignacio Domeyko, Miguel Zauschquevich Domeyko.

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Los mineros trabajan muy duro. Se les permite poco tiempo para las comidas, y durante el verano y el invierno comienzan a primera luz y terminan cuando oscurece. Se les paga una libra esterlina por mes, y se les da el alimento. El desayuno consiste de 16 higos secos y dos panes pequeños. Al almuerzo, porotos y, a la comida, harina de trigo tostada. Rara vez comen carne, ya que con las doce libras al año tienen que vestirse y mantener a sus familias. Los mineros que trabajan dentro de la mina reciben 25 chelines por mes, y se les da un poco de charqui,

pero estos hombres bajan de sus sombrías viviendas solamente una vez cada dos o tres semanas. Los mineros chilenos son una raza de hombres extraños en sus hábitos. Como viven juntos en lugares de gran desolación, cuando bajan a los pueblos en los días de fiesta no hay exceso y extravagancia en que no se metan. A veces han ganado una suma considerable pero, como los marineros con el dinero de los premios, tratan de ver con qué rapidez pueden malgastarlo. Beben en exceso, se compran ropa y, a los pocos días, vuelven sin un centavo a sus viviendas miserables, a trabajar más duro que animales de carga. Esa falta de previsión, así como en los marineros, es evidentemente el resultado de un modo similar de vida. Se les proporciona el alimento diario, por lo que no adquieren hábitos de previsión. Además, la tentación y la oportunidad para ceder a ella se les presentan al mismo tiempo. La vestimenta del minero chileno es curiosa, y bastante pintoresca. Viste una camisa muy larga de tela oscura, con un delantal, y todo está atado alrededor de la cintura con una faja de color vivo. Los


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pantalones son muy anchos, y usa un gorrito rojo que está diseñado para que se ciña estrechamente a la cabeza. El Capitán Head ha descrito el extraordinario peso que los apires, como verdaderos animales de carga, elevan de las minas más profundas. Confieso que yo creí que su descripción era una exageración, por lo que me alegré de tener oportunidad de pesar una de esas cargas, que tomé al azar. Me costó un esfuerzo considerable, aún colocándome inmediatamente encima de ella, levantarla del suelo. La carga se consideró como de bajo peso al pesar solamente 90 kilos. El apir la había acarreado 70 metros perpendiculares, en parte por una galería empinada, pero el tramo mayor ascendiendo por el pozo de la mina por medio de troncos con cortes (para los pies) colocados en línea zigzag, que suben por

las paredes del pozo. De acuerdo a los reglamentos, al apir no le está permitido pausar para tomar aliento, a menos que la mina tenga más de 200 metros de profundidad. Una carga es considerada normal aunque pese más de 90 kilos, y me aseguraron que a modo de prueba, una de 140 kilos fue alzada de la mina más profunda. En la actualidad los apires suben la carga normal doce veces al día. Eso equivale a 1115 kilos desde una profundidad de 70 metros, y en los intervalos se les emplea en quebrajar y seleccionar el mineral. Ignacio Domeyko La descripción de los mineros chilenos que escribió en su tiempo Ignacio Domeyko fue leída por su descendiente directo (tatara-nieto), Miguel Zauschquevich Domeyko, quien además, es ingeniero civil de minas. Tan pronto como el cielo matutino se aclara sobre la cordillera, emergen de la tierra, con camisas negras y rosarios sobre el pecho, esos robustos destructores de rocas, los barreteros, los autores de disparos subterráneos. En lugar de ellos aparecen los jóvenes y más ágiles apires, que se despojan de sus ponchos y camisas y, semidesnudos, cobrizos, ceñidos con fajas negras, con delantales de cuero atrás, gorras rojas, zapatos de piel amarilla y con capachos a la espalda, bajan a la mina. En lugar de los farolitos que se usan en Europa, aquí todo minero al entrar a la mina enciende una vela de sebo y la mete en el extremo de un palo hendido, llamado comúnmente “el muchacho.” Por la mañana todo barretero está obligado a abrir en la roca cierto número de hoyos, los que llena de pólvora y enciende. El apir que colabora con él debe sacar de la mina, a cuestas, todo el 15


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mineral, las piedras y fragmentos de éstas, ocasionadas por las explosiones de las cargas efectuadas durante la misma mañana. Por eso, antes de un cuarto de hora o media hora desde que esos apires, más jóvenes y más ágiles, han bajado a la mina, se oyen sus tristes y prolongadas voces y se ve cómo, agachados bajo el peso de los capachos repletos de piedras, sale uno tras otro, exhausto, sudoroso, el aspecto agotado. Más en cuanto cada uno de ellos alcanza la superficie, arroja inmediatamente la carga de su capacho y vuelve con brío a descender, desaparece, y los 20 minutos regresa con la segunda carga de mineral o de piedra. Nuevamente baja al fondo de la mina y repite lo mismo hasta sacar todo lo que durante la noche hizo saltar con la pólvora su socio barretero. (…) Ví a un apir de 18 años, un mozo hermoso, bien conformado, que cargaba de una sola vez casi 140 kilos libras y trepaba por los escarpados, tortuosos y resbaladizos senderos y escalas, silbando y cantando, mientras que yo, sin carga alguna, apenas podía caminar por allí. (…) Cuando los apires han sacado el último capacho de piedras y lo han arrojado afuera, delante de la casa del mayordomo, todos los apires y barreteros van al almacén. Ahí el llamado vice mayordomo le entrega a cada uno, para desayunar, un trozo de pan blanco, dejándole elegir entre una ración de charqui o algunos puñados de higos secos. Esta gente trabajadora prefiere por lo común los higos secos a la carne. (…) A la hora del almuerzo todos se reúnen en torno a los calderos y comen, por lo común, habichuelas guisadas, aliñadas con grasa, y pan, casi sin comer carne. Esto resulta tanto más extraño en cuanto esa gente iguala en trabajo y fuerza a los mineros europeos, ingleses y alemanes, a quienes antiguamente traían aquí, y que incluso en la actualidad, algunas compañías extranjeras hacen venir para labores mineras. 16

A la cena consumen los llamados ponches, o sea harina candeal disuelta en agua caliente, cosa que consideran un alimento muy sano y agradable. (…) He ahí la vida corriente de este pueblo trabajador que, bajo el cielo de la más liberal de las repúblicas, disfruta de prerrogativas muy poco mejores de las que le tocan en suerte a los ciudadanos del mismo oficio y condición en Nerchinsk (la ciudad minera en Siberia donde cumplen condena los deportados).


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Terrazas de conchas marinas

Charles Darwin En su paso por Coquimbo, a Darwin le llamaron mucho la atención los bancales de conchas marinas que se alzaban en las orillas de las playas del norte. Los describió detalladamente, y fueron en parte la inspiración de su teoría sobre el alzamiento gradual del continente sudamericano, la que expuso ante la Academia de Geografía de Londres en enero de 1837. La descripción de Darwin fue leída por la periodista chilena María Elena Hurtado, quien vivió en Inglaterra durante 25 años. Agosto de 1835: Durante varios días estuve examinando las terrazas en forma de escalones de piedrecillas que notó al comienzo el

Capitán B. Hall, y que el Sr Lyell cree han sido formadas por el mar durante el alzamiento gradual de la tierra. Esta es, sin duda, la verdadera explicación, ya que encontré numerosas conchas marinas de especies existentes en estas terrazas. Cinco angostas terrazas, de suave inclinación, como bordes, se alzan una detrás de la otra, y en los lugares donde están mejor desarrolladas están formadas por piedrecillas. Se encuentran frente a la bahía y ascienden por ambos lados del valle. En Huasco, al norte de Coquimbo, este fenómeno se encuentra a escala mucho mayor, al punto que causa sorpresa aún en algunos de los habitantes. Ahí las terrazas son mucho más anchas, y pueden llamarse planicies, en algunos lugares hay seis pero en general son solamente cinco. Remontan el valle hasta 60 kilómetros de la costa.

En la foto de arriba, la periodista chilena María Elena Hurtado. Abajo, el descendiente directo de Ignacio Domeyko, Sebastián Domeyko Letelier.

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Estas terrazas formadas como escalones o bordes son similares a aquellas en el valle de Santa Cruz y, aparte de ser en menor escala, a las enormes en toda la línea de la costa de la Patagonia. Sin duda han sido formadas por la fuerza destructora del mar durante largos períodos de descanso durante la elevación gradual del continente. Conchas de muchas especies existentes no solo yacen en la superficie de las terrazas de Coquimbo (hasta una altura de 80 metros), sino que están también incrustadas en la roca calcárea friable, la cual en algunos lugares tiene entre 6 y 10 metros de grosor, aunque es de poca extensión. Estos yacimientos modernos están situados sobre una formación terciaria que contiene conchas, aparentemente todas de especies extinguidas. A pesar de que examiné cientos de millas en la costa del Pacífico tanto como la del Atlántico del continente, no encontré estratos que contuvieran conchas marinas de especies recientes, con excepción de este lugar y en algunos otros puntos en el camino a Huasco. Este hecho me parece altamente notable. La explicación dada generalmente por lo geólogos, de que la ausencia en cualquier distrito de depósitos fosilíferos estratificados de un período particular, en otras palabras, que la superficie existía como tierra seca, no se puede aplicar en este caso. Sabemos que las conchas repartidas en la superficie e incrustadas en la arena suelta o tierra, demuestran que la tierra a lo largo de miles de millas de ambas costas ha estado sumergida hasta hace poco tiempo. La explicación, sin duda, debe encontrarse en el hecho de que toda la parte sur del continente se ha estado alzando lentamente durante largo tiempo, y que por lo tanto todo el material se ha ido depositando a lo largo de la costa en aguas poco profundas; debe haber surgido a la superficie y haber sido sometido lentamente a la acción destruc18

tora de una playa de mar. Y es solamente en aguas relativamente poco profundas que la mayor parte de los seres marinos orgánicos logran prosperar. (…) Ignacio Domeyko Ignacio Domeyko recorrió los mismos bancales que describió Darwin. Cuando pasó por ahí tres años más tarde, entre enero y febrero de 1840, él ya estaba al tanto de la teoría expuesta por Darwin sobre el levantamiento de la masa continental de América del Sur. La descripción escrita por Domeyko fue leída por Sebastián Domeyko Letelier. 29 de enero de 1840: A través de las nubes que desfilaban por el seco valle de Quebrada Honda traslucíase el cerro Cimarrona, rico en mineral de cobre y que domina al otro lado del valle sobre toda la región. En este valle, a una milla del mar, se ven algunas casitas blancas a la sombra de higueras y chozas de pastores con cercados para cabras. Un arroyuelo, al que debe la vida este pequeño oasis, no llega hasta el mar sino que, cerca de él, penetra en los bancales de arena y grava que cubren el fondo de todo este valle, el que otrora fue sin duda lecho de un gran río. A ambas orillas de este desértico valle álzanse bancales terciarios, recortados en tres y a veces cuatro pisos, similares a los que llamaron la atención del Capitán Hall, de Poppig y de Darwin en Coquimbo, siendo pruebas irrebatibles de la continua elevación, en este lugar, del continente sobre el nivel del mar. 30 de enero de 1840: (…) Al mediodía descendimos, descubriéndose ante nosotros el amplio valle de Los Choros. (...) Recorrimos a galope este valle junto al límite mismo de

las olas rompientes, que lanzaban nívea espuma sobre los rápidos cascos de nuestros caballos. 31 de enero de 1840: (…) Salimos de nuevo a esa faja arenosa, elevada a unas decenas de pies sobre el nivel del mar, y me detuve por un rato en el borde de ella para echar una última mirada a ese valle y a esa casa escondida abajo. En esto, llamaron mi atención, en las escarpadas paredes de esa quebrada, por las cuales habíamos descendido y también en el empinado sendero por donde volvimos a subir, tres pisos de bancales, que se correspondían por ambos lados, y que parecían recortados en forma de inmensos escalones, por los que sólo podrían caminar gigantes de las épocas prehistóricas. Por debajo de las aristas de cada uno de estos tres escalones asomaban capas de conchas blancas, tan bien conservadas como si hubieran sido arrojadas ayer mismo por las encrespadas olas. Eran, efectivamente, huellas de antiguos, remotísimos niveles del mar, que hoy ruge en el mismo lugar en que lo detuvo el Creador, sólo que el continente se está elevando. Toda la costa oceánica emerge poco a poco de las profundidades del mar, llevando sobre sus hombros a la poderosa cordillera. Ese mismo triple bancal recortado en escalones lo vi ya en Coquimbo, en Limarí, en Tongoy, etc. (…) A la vista de estos innegables monumentos de la revolución antediluviana terrestre, de la época que los geólogos denominan terciaria, me detuve, inmóvil, y mi caballo se mantenía quieto. Ya me parecía sentir como ese continente que llamamos firme se estaba levantando, (…) cuando el impaciente arriero me dio un leve empujón exclamando: “Señor, vamos. Debemos apurarnos para llegar al sitio donde vamos a pernoctar y donde haya agua y pasto para los caballos.”


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Los Araucanos

Charles Darwin Durante los dos años que el “Beagle” permaneció en el extremo sur del continente, Darwin conoció a las tribus autóctonas de los diversos lugares donde se llevaban a cabo los sondeos en las aguas costeras. Su primer encuentro con los mapuches fue cerca de Valdivia. Ignacio Domeyko visitó la Araucanía por primera vez en el verano de 1845, y describe en el siguiente texto minuciosamente su primer encuentro con mapuches. El relato de Darwin fue leído por Valene Georges.

Arriba, Valene Georges. Abajo, Jacqueline Domeyko Cassel, apasionada coleccionista de joyas araucanas.

nos no les agrada mucho venir a misa, pero que aparte de eso muestran respeto por la religión. La dificultad principal es hacerlos cumplir con las ceremonias del matrimonio. Los indígenas salvajes consiguen tantas esposas como pueden mantener, y un cacique a veces llega a tener más de diez. Al entrar a su casa se puede comprobar cuántas tiene contando el número de fogatas separadas. Cada esposa se turna viviendo una semana con el cacique, pero todas se ocupan tejiendo ponchos, etc., para ga-

Debido al cansancio de mi caballo decidí detenerme en la Misión de Cudico, ya que llevaba una carta de recomendación para el sacerdote. Cudico es un distrito intermedio entre los bosques y los llanos, hay muchas casitas con hortalizas de maíz y papas, casi todas pertenecientes a los indígenas. Las tribus que dependen de Valdivia son todas “reducidas y cristianas”. Los indígenas más al norte, cerca de Arauco e Imperial, todavía son salvajes y no se han convertido al cristianismo, a pesar de que tienen mucho contacto con los españoles. El padre dice que a los indígenas cristia19


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nancia suya. Ser esposa de un cacique es un honor altamente deseado por las mujeres indígenas. Los varones de estas tribus visten un poncho tosco de lana. Los de más al sur de Valdivia visten pantalones cortos, y los de más al norte una faldita parecida a la chilipa de los gauchos. Todos tienen el cabello largo sujeto con una cinta roja pero sin ninguna cobertura para la cabeza. Estos indígenas son hombres de buen porte, tienen los pómulos salientes y en general se parecen a la gran familia americana a la cual pertenecen, pero la fisonomía de estos me pareció ser algo diferente de cualquier otra tribu que yo haya visto hasta ahora. Su expresión generalmente es grave, casi austera, y posee mucha personalidad. Esta puede demostrar una dura honradez o fiera determinación. (…) Por el camino no nos mostraron esos humildes buenos modales tan universales en Chiloé. Algunos nos saludaron con el “mari mari” (buenos días) inmediatamente, pero la mayoría no parecía tener intención de ofrecer saludo alguno. Esta falta de buenos modales probablemente es consecuencia de las largas guerras y repetidas victorias que solamente ellos, de todas las tribus de América, han conseguido sobre los españoles. Pasé la tarde muy agradablemente conversando con el sacerdote. Fue sumamente cariñoso y hospitalario. (…) Al día siguiente, cuando veníamos de vuelta, nos topamos con siete indígenas de aspecto muy salvaje, algunos de los cuales eran caciques que recién habían recibido un pequeño sueldo del gobierno chileno por haber permanecido fieles por largo tiempo. Son hombres de excelente aspecto, y cabalgaban uno detrás de otro con caras tristes. Un cacique anciano que iba a la cabeza había estado, me parece, aún más excesivamente borracho que el resto, porque tenía un aspecto muy grave y mal humorado. Poco antes de esto, dos indígenas se 20


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unieron a nosotros. Venían de una lejana misión a Valdivia, por algún juicio legal. Uno de ellos era un anciano de buen humor, pero con su cara arrugada y lampiña, más parecía una anciana que un varón. Con frecuencia yo les regalaba un cigarro, y aunque siempre estaban dispuestos a aceptarlo, y pienso que incluso estaban agradecidos, rara vez llegaron a darme las gracias. Un indígena chilote se habría sacado el sombrero y habría dicho “Dios se lo pague.” El viaje fue muy aburrido, a causa de lo malo de los caminos y por el gran número de grandes árboles caídos que había que saltar o evitar haciendo largos circuitos. Dormimos en el camino y a la mañana siguiente llegamos a Valdivia, donde procedí a subir a bordo. Ignacio Domeyko Las descripciones de Ignacio Domeyko sobre los araucanos fueron leídas por Jacqueline Domeyko Cassel, apasionada coleccionista de joyas araucanas, cuya exposición “Lágrimas de Luna” ha logrado gran éxito en Chile. El sol se estaba poniendo cuando, al salir de un bosque a los campos, nos topamos con una joven india que cabalgaba en un caballo negro y sudoroso y que, al vernos, se apartó del camino y se detuvo bajo una frondosa haya. La acompañaba un viejo indígena de aspecto salvaje. Eran los primeros indígenas con quienes tropezaba en su propio país. (…) Gruesas trenzas negras entretejidas con hileras de cuentas blancas y azules, envolvían la cabeza de la muchacha a modo de un espléndido turbante que ensombrecía su frente angosta, (…) y sus ojos hechiceros, aún más negros que las trenzas. Toda su vestimenta era tan simple que resultaría difícil imaginar algo más primitivo. No intervenían en ella ni 21


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la aguja ni las tijeras. Dos gruesos paños de lana, como las bufandas o chales de nuestras señoras, cubrían su talle desde las rodillas hasta el cuello, cada uno de una sola pieza, tal como salieron del telar casero. La manta, abrochada sobre el hombro derecho, le caía suavemente sobre el pecho y la espalda, en tanto que las caderas estaban envueltas con la chilipa, unida al cinturón con una ancha cinta. Sólo estaban al descubierto un brazo y las piernas hasta más arriba de la rodilla. En el brazo y los tobillos llevaba brazaletes relucientes de cuentas azules, y en el pecho una multitud de colgajos multicolores, corales, campanitas y sonajas entremezclados con atados de cintas de colores chillones. Montaba a caballa como hombre, sin silla, tocando apenas con un dedo los livianos estribos, atados con cordelitos al pedazo de una especie de gruesa estera en que estaba sentada. (…) El cacique que la acompañaba, montado en un corcel blanco, tenía el rostro severo y sombrío. Su moño de pelos gruesos como cerdas, atado con una angosta cinta, estaba echado hacia delante alzándose sobre su testa. El poncho de lana negra, de una sola pieza, con una apertura en el centro para pasar la cabeza, y otro del mismo color y de igual 22

tejido, la chilipa en la parte inferior, eran todo su vestido. No usaba calzado, pero a sus desnudos y musculosos pies llevaba atadas grandes espuelas de plata, y en las riendas y la brida lucía hebillas de plata. Tras un breve examen mutuo efectuado con cierta desconfianza, mi intérprete habló con voz gruesa y gutural, contestándole el cacique con voz aun más gruesa y salvaje, pasando del soprano al bajo. Se trataba, según me explicó mi compañero, del mutuo saludo y de una ceremonia ritual de la que nadie puede librarse. Estas gentilezas nos tomaron un cuarto de hora, pasado el cual cada uno siguió su ruta.


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Valparaíso

Charles Darwin Después de su larga permanencia en las frías e inhóspitas costas del extremo sur del continente, la llegada del “Beagle” a Valparaíso le causó a Darwin inmenso placer y admiración. El breve relato de la llegada del “Beagle” a Valparaíso fue leído por el socio inglés del Instituto de Ingenieros de Minas, Simon Tarbutt.

Arriba, Simon Tarbutt, socio inglés del IIMCh. Abajo, el presidente de la Unión de Polacos en Chile, Andrzej Zablocki.

23 de julio de 1834: Durante la noche el “Beaqle” echa el ancla en la bahía de Valparaíso, principal puerto de Chile. Al amanecer nos encontramos en cubierta. Acabamos de abandonar Tierra del Fuego; ¡qué cambio!, ¡qué delicioso nos parece todo esto aquí! ¡Tan transparente es la atmósfera,

tan puro y azul el cielo, tanto brilla el sol, tanta vida parece rebosar la naturaleza! Desde el lugar en que hemos anclado, la vista es preciosa. La ciudad se alza al pie de una cadena de colinas bastante escarpadas y que tienen cerca de 480 metros de altura. Debido a esa situación, Valparaíso no es sino una larga calle paralela a la costa: pero cada vez que un barranco se abre en el flanco de las montañas, las casas se amontonan a uno y otro lado. Una vegetación muy escasa cubre esas colinas redondeadas y los costados rojo vivo de los numerosos barrancos que las separan brillan al sol. El color del terreno, las casas bajas blanqueadas con cal y cubiertas de tejas, me recordaban mucho a Santa Cruz de Tenerife. Hacia el noreste hay una vista espléndida de los Andes pero, desde 23


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lo alto de las colinas vecinas, se les ve mucho mejor; se puede apreciar la gran distancia a que se hallan situados y el panorama es magnífico. El volcán Aconcagua ofrece un aspecto particularmente imponente. Esa inmensa masa irregular alcanza una altura mayor que el Chimborazo porque, según las triangulaciones hechas por los oficiales del “Beagle,” llega a una altura de 6.900 metros. Sin embargo, vista desde donde nos hallamos, la Cordillera debe una gran parte de su belleza a la atmósfera a través de la que se divisa. Qué admirable espectáculo el de esas montañas que se destacan sobre el azul del cielo y cuyos colores revisten los más vivos matices en el momento en que el sol se pone en el Pacífico. Ignacio Domeyko Domeyko recién conoció la ciudad de Valparaíso tras varios años en Chile, y aunque la describe con esmero, no le causa tanta alegría como a Darwin. La descripción de Domeyko fue leída por su descendiente directa (tatara-nieta) Claudia Domeyko Ramírez. No hay acaso otra ciudad en el mundo que, por su situación sobre el mar, se asemeje a Valparaíso. Imagínense ustedes, por favor, una bahía abierta de varios kilómetros de longitud. Sus orillas rocosas, graníticas, se elevan centenares de metros sobre el nivel del mar, y sus perfiles escarpados llegan tan cerca del mar que a trechos apenas dejan un istmo para un par de calles entre la escarpada roca y el mar. La parte principal de la ciudad está construida sobre una estrecha playa de grava y arena, por donde se derraman las olas. En un determinado lugar llamado Cueva del Chivato, a ciertas horas las olas llegan hasta el pie de las rocas, de 24


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tal forma que durante mi estada ahí, por la tarde no se podía pasar del puerto a la parte más abierta de la ciudad, llamada El Almendral, donde esa playa baja tiene algunos centenares de metros de ancho. Desde esta parte de la ciudad, situada casi al ras del mar, parten ascendiendo por las graníticas pendientes hileras de casas y calles en forma de anfiteatro, terminando algunas en quebradas y valles. (…) La ciudad de Valparaíso, habitada casi exclusivamente por comerciantes, es una mezcla de extranjeros y naturales. Se compone de dos partes. La ciudad antigua, el puerto, contiene las aduanas, el palacio del gobernador, la bolsa y los grandes almacenes de mercaderías. Las callejas son angostas y sinuosas. La segunda parte, el Almendral, tiene un extenso mercado, el teatro y calles más anchas. (…) Los frecuentes temblores, el último en 1829, producen muchos daños, y frecuentes incendios, (…) hacen que la ciudad esté constantemente construyéndose y destruyéndose, quemándose y re- edificándose.

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La despedida de Domeyko Lo que sigue, a modo de conclusión final, es el testimonio de amor de Ignacio Domeyko por Chile, su patria adoptiva, escrito poco antes de su muerte. Es un relato de su vida, una despedida y un homenaje a Chile, porque después de volver a Europa, se dio cuenta que su verdadera patria había llegado a ser Chile. En 1888, a la edad de 86 años y después de cuatro años en Europa, Ignacio Domeyko volvió a Chile a bordo del barco Potosí. La salud le fallaba, y él lo sabía. Al contrario de lo que había hecho en todos los viajes anteriores, esta vez no escribió diario durante la travesía. Con la mano temblorosa y muchas correcciones, escribió el único testimonio que existe de este viaje y que constituye un resumen de su vida, y un verdadero testamento de amor hacia su patria adoptiva. Este último fragmento de los escritos de Domeyko fue leída por el presidente de la Unión de los Polacos en Chile, Andrzej Zablocki. 1 de noviembre de 1888: (Escrito a bordo del vapor Potosí, en la latitud 41.5, longitud 62-63, en el Atlántico). 50 años han corrido desde que en una mañana de densa nevazón, pasó por la cumbre de Uspallata el náufrago de una tempestad en que zozobró la nave de su querida Patria. Gran pesar oprimía su pecho, desfallecía de dolor su corazón. Mas apenas descendió en el primer valle de su camino, se aclaró el cielo y una primavera, con el sol de Chacabuco, le abrieron el alma. Llega el alentado náufrago a la playa del Pacífico, y de allí tuerce al norte. La buena suerte lo lleva a la tranquila ciu26

dad, Serena. Allí se toma el banco del colegio con el ánimo de estudiar y enseñar. De enseñar a la juventud que se le acerca a estudiar la naturaleza que lo encanta, y a servir a los habitantes que le brindan con la más generosa hospitalidad. Admirablemente pasan los años al náufrago. Dos veces recorre de punta a cabo todo Chile, ve su opulenta capital y sus feraces campos, penetra sus ricas entrañas del suelo, se empina por las más altas cumbres de los Andes y desciende al hogar del intrépido araucano. Más ni soñaba todavía el feliz mortal con los honores y beneficios que lo esperaban. Envalentonado con su buena suerte, traslada su residencia al centro de la república, y ahí el Senado le confiere su carta de ciudadanía; Dios, la familia; y la Universidad el puesto más honroso, que había ocupado el más sabio y más virtuoso hombre sudamericano. Nuevos horizontes se abren al afortunado para sus estudios, nuevos campos para su vida activa, al aumentar los deberes. Más ya se debilita la fuerza, y viene el contador de los años a decirle: Basta! Basta ya, peregrino. Deja tu puesto a los de más robusto cuerpo y ánimo. Tú

irás a Tierra Santa a dar gracias a Dios por los beneficios recibidos, y rendirás cuenta de tu vida en el sepulcro de tu Salvador. Echarás después tu última mirada en la desgraciada Patria de tu nacimiento, ultrajada y oprimida, olvidada de las naciones que ella, con la sangre de sus hijos, por más de siete siglos había amparado contra la invasión del odioso poder asiático. Volverás a traer tu corazón y restos mortales a la tierra en que hallaste tu segunda patria. Así se cierra el ciclo de los 50 años de la vida del feliz mortal, y no le queda más que hacer que elevar las preces más fervorosas al Todopoderoso, por la prosperidad de su Patria adoptiva, y su elevado destino entre las naciones.



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1838-1846

Domeyko en La Serena Por Claudio Canut de Bon y Antonio Carvajal.

El estudio de la vida y obra de Ignacio Domeyko en Chile suele tener una visión centralizada en Santiago, con referencias superficiales, y muchas veces inexactas, de su trabajo inicial como profesor e investigador científico en La Serena, capital de la antigua provincia de Coquimbo, entre 1838 y 1846. Fueron sus primeros ocho fructíferos años de los cincuenta que vivió en Chile. Cuando Domeyko aceptó viajar a Chile, desde Francia, con un contrato de trabajo como profesor de química y mineralogía, fue porque se sentía preparado para desempeñar el cargo. Su preparación científica se había iniciado en la Universidad de Vilnus, en la capital de Lituania, país báltico donde nació (actualmente Bielorrusia Occidental). El gran Principado de Lituania estaba anexado al Reino de Polonia, por lo cual Domeyko siempre manifestó que era polaco. La universidad indicada tenía una antigüedad de casi tres siglos en la época en que él recibió su licenciatura en ciencias y matemáticas en 1822, preparándose para ser ingeniero. Los acontecimientos políticos de la época lo obligaron a recluirse en el campo. En 1831 el espíritu de libertad de los polacos los impulsó a iniciar su lucha contra los rusos. Desdichadamente no tuvieron éxito y los que lucharon tuvieron que partir al exilio, entre ellos Domeyko. Así llegó a París donde se dedicó al estudio de las ciencias, entre ellas la geología, rama del conocimiento que recién nacía. Su interés fue captado 28

por su profesor Elie de Beaumont, amigo de los polacos, y él lo impulsó y facilitó la inscripción a la Escuela de Minas de París, de la cual egresó como ingeniero de minas. Sus estudios abarcaron la Docimasia (análisis químicos), Geología, Explotación de Minas, Mineralurgía (fundición de minerales). Como puede verse, su preparación profesional técnica de tres años de estudios era amplia, según el diploma recibido el 1 de agosto de 1837 de mano de L. Cordier, Inspector General de Minas y Vicepresidente del Consejo de la Ecole Royale des Minas. Ignacio Domeyko ha sido descrito de muchas maneras: sabio, naturalista, minerólogo, geólogo, profesor, etc., muchas de ellas en frases repetitivas. Sin embargo, su espíritu científico y su habilidad práctica se manifestaron en su profesión de ingeniero de minas. En ella, él desarrollo el análisis químico de minerales, la enseñanza profesional y la ciencia de la mineralogía, donde los nuevos minerales que él descubrió los bautizó con nombres de localidades chilenas. Por todo lo anterior debemos considerar a Ignacio Domeyko como el iniciador de la enseñanza de la ingeniería de minas en Chile en La Serena, pues es ahí donde él llegó a trabajar, a una de las dos provincias mineras del norte de Chile. La Serena es la segunda ciudad más antigua de Chile, fundada en 1544. Su ubicación frente a la hermosa y única bahía de Coquimbo le daba uno de los mejores puertos de la costa del norte. El


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valle de Elqui desarrollaba su agricultura y la provincia montañosa favorecía la minería. El oro de Andacollo desde el siglo XVI, el cobre de Mina Brillador desde el siglo XVIII, y la plata de la Mina Arqueros, descubierta en 1825 reforzaban la economía de la zona. Además, en 1835 el ingeniero y empresario francés Carlos Lambert ya había instalado una fundición de minerales de cobre en La Compañía, cercana a La Serena; esta industria mineralúrgica tenía una nueva tecnología, desconocida para los chilenos, y que iniciaría el desarrollo cuprero del país cuando se instalaran otras fundiciones semejantes desde Atacama a Aconcagua durante el siglo XIX. Siendo Carlos Lambert un empresario y hombre de negocios debía realizar viajes. Esto fue aprovechado por el entonces Intendente de la provincia de Coquimbo, Santiago Aldunate, quien solicitó autorización para que Carlos Lambert, que viajaba a París, contratara, por encargo del Gobierno Provincial, un profesor de química y mineralogía para el Instituto Nacional Departamental de Coquimbo (fundado en La Serena en 1821) actual Liceo de Hombres. La versión histórica anterior ha dado origen a dos interpretaciones que confunden hechos y lugares. Domeyko, en sus memorias, menciona el hecho que llegó a Coquimbo y así lo escribe. Lo real es que él llegó a la ciudad de La Serena, capital de la provincia de Coquimbo, y a esa fecha (1838) el puerto aun se esta-

ba conformando y no tenía liceos. Pero es un error frecuente tomar textualmente la palabra Coquimbo como que llegó al puerto, y no darse cuenta que se refería a la ciudad de la provincia de Coquimbo, o sea su capital, La Serena. Existe otra versión europea de que Domeyko fue contratado por empresarios mineros particulares para que viajara a Chile a estudiar y resolver problemas de fundición de minerales de plata en La Serena. Esto es erróneo, ya que se ha explicado el origen de su contrato como un interés del gobierno de la provincia. Así tenemos a Domeyko en La Serena, un ingeniero de minas, con práctica en el ejercicio de la profesión, y que debía iniciar un trabajo de docencia, al cual dedicaría casi toda su vida restante en Chile. Su cátedra era de Química y Mineralogía, pero lo que realmente querían de él era que enseñara lo básico de un curso de Minería, es decir, de manejo, explotación y beneficio o fundición de minerales. Tenían una buena confusión los vecinos de la región entre Mineralogía y Minería. No eran sólo ramos científicos lo que querían, sino que lo básico en enseñanza técnica minera. Por química era el análisis del contenido metálico de los minerales para conocer su rendimiento y valor comercial. No serían muy instruidos los serenenses, pero eran bastantes prácticos. Algo de eso debe haber captado Lambert cuando transmitió el encargo en París y conversó con Domeyko. El hecho es que los $ 3.000 pesos de la época

que llevaba para adquirir materiales de enseñanza, equipos de laboratorio químico, hornos, libros, etc., fueron bien invertidos. Todo el material llegó en treinta y tres cajones al puerto de Coquimbo meses después. Se ha indicado que Domeyko fue el padre de la minería chilena y que trajo innovaciones arrasando con la minería artesanal. Son frases hechas que no se ajustan a las circunstancias históricas. Lo real es que es el padre de la enseñanza de la ingeniería de minas en Chile, primero en La Serena y después en Santiago. Además hay que tener presente que desde 1823, cuando se inicia el Chile republicano, llegan a Chile empresarios ingleses a establecer negocios mineros de exportación de cobre. Traían tecnología de explotación; así llegó Carlos Lambert al país, se dio cuenta que en minas ya trabajadas y profundas se extraía un mineral que no sabían fundir y él se estableció con el proceso ya conocido en Inglaterra. También trajo personal especializado para manejar su establecimiento de fundición en La Serena. Por último, es necesario recordar que en 1832 se había descubierto las minas de plata de Chañarcillo en Atacama, a 50 kilómetros al sur de Copiapo, y en ella se trabajaba con diversas técnicas. Una gran parte de la gran influencia de Domeyko está en el trabajo profesional que desarrollaron en el norte sus alumnos de La Serena, y después los de Santiago de la Universidad de Chile en 1853, y los del Colegio 29


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de Minería de Copiapó, que se inició en 1857 con ingenieros profesionales procedentes de estos establecimientos. Los egresados de los cursos de minería de provincia rendían examen para ingeniero en Santiago. Está aún pendiente un trabajo de investigación de la labor de estos primeros ingenieros de minas, herederos de las enseñanzas de Domeyko. Es del caso destacar que ya en 1839 existía el texto Elementos de Laboreos de Minas, de Joaquín Ezquerra del Bayo, ingeniero de minas español, impreso en Madrid, y que fue usado por el ingeniero ex-alumno serenense de Domeyko, Antonio Alfonso. Este mismo texto fue reimpreso en Chile en 1845, en forma textual. En él se encuentra la metodología completa de trabajos subterráneos mineros, incluyendo el uso de maquinaria a vapor. Posteriormente, en 1874, llegaron otros libros, en francés, de cursos de explotación de minas de M.J.Callion, con profusión de láminas con maquinarias mineras. Aparte de la labor docente de Domeyko en La Serena, su principal trabajo fue el análisis químico de minerales que le llevaban al laboratorio del liceo los empresarios mineros de la región. La gran variedad que tuvo en sus manos, mucho

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más amplia que en Polonia, o en Alemania y Francia lo debe haber maravillado. Sus trabajos de análisis, junto a sus alumnos, le dieron la oportunidad de encontrar nuevas especias mineralógicas, no conocidas para el ya amplio inventario europeo y americano. No hay que olvidar que muchos científicos españoles estudiaban nuestros minerales de Perú y México encontrando elementos químicos nuevos desde fines del siglo XVIII. Los nuevos minerales fueron las amalgamas de plata de Arqueros y Algodones, los vanadatos de plomo de Mina Grande en Talcuna, en las serranías adyacentes al valle de Elqui. En la zona de Copiapó, al interior su valle encontró los arseniuros de cobre (bautizado como “Domeykita”). Podríamos hacer una lista más extensa, pero no es el objeto de este trabajo. Es fácil en la actualidad repetir los nombres de los minerales nuevos descubiertos por Domeyko. Lo difícil es encontrarlos nuevamente, en terreno, recorriendo las rutas de Domeyko en los cerros de las regiones de Coquimbo y Atacama. Incluso tener la certeza que la mina visitada es la indicada en los textos domeykanos. Hay que aprender a reconocerlos en el Museo Mineralógico de la Universidad de La Serena, donde se

conserva el patrimonio de su colección de 2.200 muestras. Las variedades de los minerales de plata de Arqueros, Algodones y Rodaito han sido estudiadas por académicos (Cucurella y otros, 1991) con métodos modernos de microscopía; esto permitió reconstruir modelos geológicos de yacimientos hoy desconocidos e inaccesibles. Es impresionante darse cuenta que Domeyko estudió minerales con métodos simples de análisis químicos sistemáticos, y con el uso exacto de una balanza. Su primer libro en Chile, impreso en La Serena en 1844 en la imprenta del colegio (liceo), fue el Tratado de Ensayes (tanto por la vía seca o por la vía húmeda). En esa época ya había sido nombrado miembro de la Universidad de Chile. En este libro él reúne casos de análisis químico de minerales; por lo anterior es aún posible aprovechar esta obra, en conjunto con las posteriores editadas en Santiago, como pistas en la búsqueda de nuevas muestras para coleccionistas. En Chile los aficionados a buscar minerales de colección, a estudiarlos e intercambiarlos son poquísimos. Es un gran contraste con lo que sucede en otros países en que los aficionados a la mineralogía se reúnen en grupos.


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Darwin & Domeyko: MODELOS A SEGUIR Por Paulina Ruiz, Departamento de Cultura, del Instituto Chileno Británico

Me siento muy honrada por la posibilidad de participar en este especial sobre Darwin y Domeyko en representación del Instituto Chileno Británico. No solamente por contribuir a los conocimientos de Charles Darwin, sino también por saber más de Ignacio Domeyko. Pero también porque soy hija de un ingeniero de minas y geólogo chileno (Mi padre se llamaba Carlos Ruiz, quizás alguno de los lectores pudo haberlo conocido, o haber leído algún documento sobre él). Me pidieron que hablara un poco sobre el impacto de Darwin en Chile, y para eso quería, primero que todo, ponerlo en el contexto del bicentenario de Darwin, la celebración de sus 200 años. La Fundación Ciencia y Evolución desarrolló variadas actividades en Santiago hace poco tiempo. La última tuvo una convocatoria impresionante, aproximadamente mil personas, y muchos de ellos jóvenes, lo que fue algo inusual, ya que no se acostumbra a tener tal convocatoria en eventos dedicados a un científico, en este caso, Darwin. El Instituto Chileno Británico también realizó una serie de actividades relacionadas con Darwin. Por ejemplo, ‘Darwin en América, travesía de un naturalista’. Este programa fue desarrollado por la Biblioteca Nacional con el auspicio del Consejo Británico, el Museo de Historia Natural y otras instituciones chilenas e incluyó una exhibición de la obra de la vida de Darwin. Nuestra intención es que todo el conocimiento relacionado con Darwin se expanda, no solamente a los intelectuales, sino también a los más jóvenes y niños de nuestro país. Cuando me pregunto por el impacto

más grande de Darwin, pienso inmediatamente en que Darwin, así como Ignacio Domeyko, es un modelo a seguir para la juventud actual. Darwin y Domeyko, naturalistas y observadores de toda la realidad, científicos muy serios que lograron grandes avances en todo lo que fue la ciencia, son necesariamente un modelo a seguir para los jóvenes. Impacto en la ciencia, en geología, en flora, en aves, dejaron numerosos documentos históricos, muy interesante de leer, sobre todo para gente joven. Y el otro impacto también para Chile, tiene que ver con el turismo y la economía, porque como ustedes saben existen numerosas rutas de Darwin a través de todo Chile. También pensaba en otro rasgo en común que tienen estos dos personajes. Ambos tienen una cordillera: la cordillera de Darwin y la cordillera de Domeyko. Finalmente, quiero insistir en la positiva influencia que tienen hombres como Darwin y Domeyko entre los más jóvenes, tomando en cuenta la necesidad de fortalecer las ciencias en el país. El hecho que se conozca a Darwin y a otros científicos destacados, puede significar que los jóvenes se motiven más con la ciencia. Si analizamos los resultados del año 2009 en Chile de la prueba PISA (test que mide habilidades y conocimientos), vemos que sólo 1 de cada 100 alumnos chilenos está en los niveles superiores de ciencias y matemáticas. En los demás países de la OCDE, esa cifra sube: 10 de cada 100 está en esos niveles. Esto indica nuevamente la necesidad y la importancia para los jóvenes de modelos a seguir tales como Charles Darwin y Domeyko. 31


ENTREVISTAS

Hans G ö p f e r t H i e l b i g :

Un agradecido de la minería El destacado ingeniero de minas y ex presidente del IIMCh recuerda los momentos más relevantes de su trayectoria, marcada por la satisfacción. “Siempre estuve a gusto en los lugares en que estuve. He disfrutado mucho mi profesión”, dice.

Hans Göpfert se siente un privilegiado. Dice que ha tenido suerte, que no es común mirar para atrás y darse cuenta que prácticamente siempre estuvo “muy a gusto” en los múltiples trabajos que realizó. Que casi nunca estuvo descontento, incómodo. Y las poquísimas veces que eso pudo ocurrir, se cambiaba y asunto solucionado. Otra vez a gusto, conforme, y disfrutado de una profesión que, reconoce, le ha dado mucho. “Muy rara vez he estado descontento. Y cuando lo he estado, muy rápidamente se ha abierto otra puerta y me he podido cambiar. En consecuencia, he disfrutado mucho mi profesión. Para mí la profesión ha sido un regalo increíble. Y creo que no todos tienen la misma suerte”, dice, orgulloso por este positivo balance que hoy hace de su carrera como minero, próxima a cumplir 50 años. La minería estuvo presente en la vida de Hans Göpfert mucho antes que optara por ella, al ingresar a la universidad. Se podría decir que estuvo presente desde su mismo nacimiento, en el campamento minero de Chuquicamata. Su padre, que era médico, había sido contratado por la Chile Exploration Company para trabajar en Chuqui, lo que le permitió trabajar ahí varios años, y conocer a su esposa. Tiempo después nacería el pequeño Hans Göpfert.

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Sin embargo, no alcanzaría a estar mucho tiempo en el campamento. Antes de que cumpliera un año, Hans y su familia ya estaba en Santiago, que fue en definitiva la ciudad donde pasó su infancia y adolescencia. Su ascendencia alemana fue decisiva para ingresar al Colegio Alemán, donde hizo toda su etapa escolar. Hoy, a más de 50 años de haber egresado del colegio, Hans recuerda con nostalgia ese período donde hizo grandes amigos que perduraron en el tiempo, incluso hasta nuestros días. “Esas amistades que se forjan en el colegio son más puras, porque uno después le pone un componente más cerebral a las relaciones. Pero cuando se está en el colegio, eso no existe. Cuando uno es niño, esas relaciones simplemente son”, reflexiona.

Etapa universitaria Tras salir del colegio, se inclinó por ingeniería. Pero no sabía muy bien que especialidad seguir. A esa altura, su posible influencia minera por su historia familiar no estaba tan desarrollada. Incluso nunca le dio mucha importancia al hecho de haber nacido en Chuqui, dado que sólo alcanzó a estar ahí unos meses. Lo que realmente despertó su interés por la minería fue un curso de geología que tuvo en segundo año de universidad. “El curso fue muy bueno y eso ayudó a motivarme”, recuerda. Así fue como eligió la especialidad de minas. “Fue una elección muy feliz”, dice. Durante su etapa universitaria hubo varios profesores que lo marcaron, comenzando por Jaime Silva, que dictó ese curso de geología que llegó a ser clave para su futuro. También hubo otros, como Héctor Flores, Carlos Díaz y Jorge Muñoz, con quien trabajó como asistente, traduciendo artículos técnicos que se publicaban en revistas especializadas de geología en Alemania. “Como yo era bilingüe, (Jorge Muñoz) me pasaba esos textos en alemán para traducirlos al castellano, lo que me sirvió para aprender mucho sobre geología y para familiarizarme con los términos más técnicos de la geología en alemán. Fue una experiencia muy interesante”, recuerda. Otro profesor que recuerda mucho, y que marcó prácticamente a toda su generación, fue el académico francés Jean Chevalier. “Fue un gran profesor, con mucho carisma, un líder natural muy positivo que tuvo gran influencia en todos nosotros que nos estábamos formando. Nuestra generación fue la primera que tuvo clases con él. Y haber sido sus alumnos hizo que muchos de nosotros nos inclináramos por trabajar en minería”, agrega. Pese a que Hans consideraba su nacimiento en Chuqui simplemente como una casualidad, el vínculo con el emblemático campamento nunca se rompió del todo. Un her-

mano de su padre se quedó viviendo en Chuqui, lo que le facilitó las cosas al momento de hacer una de las prácticas de verano que realizó mientras estudiaba. Así se produjo su regreso a su terruño natal, ahora como un incipiente profesional. De las otras prácticas que realizó, una de las que más recuerda es la que hizo en Enami, en la oficina de Cabildo, donde tuvo la posibilidad de visitar faenas, estudiar la geología de las minas y los métodos de explotación, entre otras materias. “Fue una experiencia muy bonita”, dice. Su opción por la minería lo hizo vincularse desde muy joven con el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile. En cuarto año y con sólo 20 años ingresó a las filas del IIMCh, según consta en su ficha de inscripción, fechada el 19 de abril de 1963.

Los inicios profesionales Tras su egreso de la universidad en 1965, continuó ligado a Enami gracias a un programa impulsado por la empresa estatal que propiciaba la contratación de profesionales jóvenes. Ingresó al Departamento de Fomento de la empresa como ingeniero informante del área de Sociedades Mixtas, donde trabajó directamente con Adrián Meléndez, el jefe del área, otro nombre clave en su formación como profesional. “Fue muy importante trabajar con Adrián en ese período de formación, porque si bien él tenía ideas, visiones, daba mucho espacio para que uno aportara y se desarrollara como profesional. Fue muy bueno trabajar con él”, asegura. En esa primera etapa de su carrera, Hans retornó a la universidad, aunque esta vez como profesor. Un vínculo que mantendría en distintos períodos como académico. A mediados del año 1968 y luego de pasar más de dos años y medio trabajando para Enami en Santiago, surge la posibilidad de trasladarse a Punta Arenas, para hacerse cargo de una faena minera (Cutter Cove) que tenía la empresa en Magallanes, como parte de su programa de sociedades mixtas. A esas alturas, Hans ya estaba casado y con su hijo mayor ya nacido. Dos años alcanzó a estar en Punta Arenas mientras se desarrollaba el proyecto y se terminaban de construir las instalaciones principales, como la planta concentradora. “Fue una época muy interesante”, resume. Ya de regreso a Santiago, Enami le ofreció la posibilidad de salir a perfeccionarse al extranjero gracias a un convenio que existía entre Chile y Bélgica para desarrollar profesionales para la industria minera. Aceptó de inmediato, lo que significó partir a mediados de 1970 para estudiar un

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postítulo en la Faculté Polytechnique de Mons, enfocado básicamente en técnicas de gestión. Al volver, se encontró con un país muy distinto al que había dejado. Sin embargo, pudo seguir en Enami, donde se desempeñó como ingeniero en diferentes proyectos como el proceso de negociación para adquirir la mina Disputada de Las Condes (fue la época en que Enami compró esta mina), y el proyecto Andacollo, que en esos años lideraba Augusto Millán. Su regreso a Chile también le había permitido retomar sus clases en la universidad y vincularse más activamente con el Instituto de Ingenieros de Minas, participando en sus diferentes actividades, en la revista Minerales (llegó a ser director de la publicación entre los años 1974 y 1978) e incluso ejerciendo cargos en el directorio de la institución 34

(fue vicepresidente entre 1978 y 1980, y presidente del IIMCh entre 1981 y 1982). Después de Enami pasó a la Compañía de Cobre Salvador, específicamente a la gerencia técnica que operaba en Santiago. Pero sólo alcanzaría estar algunos meses, ya que su amigo y colega César Aime, con quien había estudiado en Bélgica, lo convenció para volver a Enami. Así fue como en 1975 llegó a la Compañía Minera Regional de Vallenar, filial de la empresa estatal, donde le correspondió hacerse cargo del área de desarrollo minero. Después de cinco años en Vallenar, otro viejo conocido, Augusto Millán, que por esos años trabajaba en Minera Anaconda, lo invitó a unirse al equipo de profesionales que desarrollaba el incipiente proyecto Los Pelambres. “Uno siempre se encuentra con el mismo grupo de


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personas en este negocio. Como no somos tantos, uno los va conociendo a todos. Es un mundo chico el de la minería, dice.

Ingeniería y desarrollo Estando en Pelambres, conoció la empresa Cade-Idepe Consultores, que estuvo a cargo del apoyo externo de la ingeniería del proyecto. Esto fue relevante para su futuro ya que en 1983, Anaconda, que pertenecía a una empresa petrolera, tomó la decisión de no seguir con Pelambres, lo que en la práctica significó paralizar el proyecto y deshacer el equipo de trabajo. Ya fuera de Pelambres, comenzó a trabajar regularmente con Cade-Idepe por cerca de cuatro años como consultor en diferentes proyectos, aunque en paralelo, también se permitía trabajar con otros clientes, como Salvador y Soquimich, entre otros. “Fue un período muy enriquecedor”, destaca. En 1987, la Compañía Minera Tres Cruces lo contacta para formar parte del equipo de trabajo que desarrollaba el proyecto Marte. Ahí estuvo a cargo del pre-stripping como superintendente de mina hasta que se abrió el rajo, participando además directamente en la construcción de las canchas para lixiviación. Tras dos años, otro ofrecimiento lo convence para emigrar nuevamente. Esta vez, su destino es la mina Mantos Blancos, donde ocupa los cargos de superintendente general de la mina y luego la de subgerente de la división de proyectos. A diferencia de otros trabajos, donde se encontraba casi siempre con las mismas caras, en Mantos Blancos conocía a muy pocos, lo que le dio la oportunidad para “conocer a muchas otros profesionales, todos ellos muy valiosos”, según dice. Un año alcanzó a estar en Mantos Blancos, hasta que un nuevo proyecto que nacía en Santiago lo seduce. En esos años (1990), Mario Vega, Alberto Mayer y otros colegas que se habían retirado de Codelco, habían formado la empresa constructora Geovitta y no pasó mucho tiempo antes que lo llamaran a participar. La idea de integrarse a ese equipo le agradó, así que no lo pensó mucho. Ahí estuvo a cargo de la construcción de túneles y otras obras y proyectos subterráneos hasta el año 1997. “Cuando me retiré de Geovitta, ya tenía 55 años, por lo que me planteé la siguiente pregunta: ¿a qué le dedico los años de profesión que me quedan? Y llegué a la conclusión que eso era la ingeniería y desarrollo de proyectos”, dice. Con esa duda ya resuelta, el ofrecimiento de Raúl Fuentes para integrarse a Cade-Idepe le vino como anillo al

dedo. Primero como ingeniero, y luego como socio, Hans Göpfert se ha mantenido ligado a esta empresa de ingeniería en múltiples proyectos que lo han mantenido plenamente activo en los últimos 15 años. Y de todo lo que hizo, ¿hay algo que prefiera más? ¿Alguna pega favorita? Piensa largo rato, como si se vinieran todos esos recuerdos nuevamente a la memoria. Hace un esfuerzo en buscar una respuesta, pero no está muy convencido con eso de preferir una cosa en desmedro de otra. “No sabría cuál elegir; uno hace mucho en la vida y todo tiene su momento. Es decir, depende de las circunstancias que a uno le toca vivir. Y por otro lado, si bien uno puede estar muy a gusto con lo que está haciendo, siempre se echa de menos aquello que no se está haciendo. Entonces ahí uno cambia. Por ejemplo, los proyectos de desarrollo, de construcción y puesta en marcha son siempre muy interesantes porque son muy desafiantes. Es algo nuevo que nace, y uno forma parte de eso. Pero el contacto que uno tiene con un proyecto es siempre transitorio, porque generalmente uno sólo está presente en algunas etapas, y después se sale. Por eso digo que depende del momento; siempre hay un momento para cada cosa que uno hace”, concluye.

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En 1972 :

El desconocido rescate de quince mineros en la cordillera

Casi 40 años antes del mediático rescate de la mina San José que asombró al mundo entero, una odisea casi olvidada en la alta cordillera de Ovalle permitió un difícil rescate de 15 mineros atrapados bajo nieve. Esta es la historia. 36


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Es agosto de 2010 y prácticamente todo el país se entera de manera casi instantánea de un accidente en una desconocida mina cercana a Copiapó que tiene atrapados a 33 mineros. A los pocos días, ya hay una verdadera ciudad improvisada en el lugar con rescatistas, maquinaria de última tecnología, y equipos de prensa de todo el mundo que trasmiten al instante las alternativas de una epopeya que sólo crece en expectación e interés. Dos meses más tarde, más de mil millones de personas siguen pegados a la pantalla el rescate que asombra al mundo. Es junio de 1972, y en la alta cordillera de Ovalle, casi en la frontera con Argentina, hay 15 mineros atrapados bajo la nieve, cerca de una mina tan desconocida como lo fue en su momento la ahora famosa San José. Pero pasan los días, y la mina sigue en el más completo anonimato. Al igual que los 15 angustiados mineros, que a esas alturas, ya saben que no podrán salir por sus propios medios. Casi nadie se entera. Sólo unos pocos funcionarios de Enami saben del incidente. Uno de ellos, el ingeniero civil de minas Claudio Canut de Bon Urrutia, conoce bien la zona y especialmente la mina Los Pingos, ya que trabaja precisamente en labores de apoyo para este yacimiento, en el marco del plan de sociedades mixtas impulsado por la empresa estatal. Es pleno invierno, y para peor, con fenómeno del “niño”. Las lluvias son intensas en los valles, pero allá arriba, a 3.200 metros, la nieve es cosa seria. Pasan las horas,

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los días, y nada se sabe de un grupo de 15 trabajadores de la mina Los Pingos, quienes se supone debían estar en su campamento. Sin embargo, no hay forma de saberlo. No hay comunicación posible y los caminos están cortados bajo metros de nieve. Después de dos semanas, el escenario es dramático. Pero el ingeniero Canut de Bon, aficionado al andinismo y con instrucción militar en rescate, no lo duda. Hay que ir por ellos. Como sea. Se comunica con La Serena, y desde ahí, con Santiago para pedir ayuda. Utiliza sus contactos, amigos, conocidos, pues todo sirve. Así se consigue un avión con la Fuerza Aérea y junto a Bruno Behn, a la sazón, gerente de la sociedad mixta entre Enami y Los Pingos, sobrevuela la cordillera. El panorama es desolador. Sólo nieve y más nieve. Pero hay una luz de esperanza. Al menos logran tener contacto visual con el campamento, casi totalmente enterrado bajo una gran masa de hielo blanco. El rescate sólo sería posible a pie. ¿Voluntarios? Claudio Canut de Bon es el hombre. Nadie tiene que pedírselo. Él sólo toma la iniciativa. Pero difícilmente podría hacer esto solo. Por eso, otra vez echa mano a sus contactos, viejos conocidos, y así logra llegar al regimiento Arica, de La Serena, y convencer a un oficial de alto rango para que le ayude en esta aventura. Finalmente consigue implementos e indumentaria especial para la alta montaña y la valiosa colaboración de dos cabos, que lo acompañarían. La operación de rescate se inicia en un Land Rover sacado de Enami a medianoche, y conducido por el chofer Carlos Portilla. Así llegan a Ovalle y desde ahí, a la mina Mantos Grandes, ya en plena cordillera, pero distante 25

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kilómetros de la mina Los Pingos. La travesía continúa a pie, con condiciones adversas que desanimarían a cualquiera. La nieve no cesa, y el viento tampoco. El camino, siempre en ascenso, se hace cada vez más difícil. Pero Canut de Bon y sus muchachos no ceden. Saben que es una carrera contra el tiempo. No hay espacio para el descanso. Mucho menos para abortar la misión. Tras dos días completos de caminata y luego de haber dormido en un iglú construido a pulso entre los tres, la patrulla de rescate logra llegar de noche al campamento de la mina Los Pingos. El encuentro es emocionante. Rescatados y rescatistas se funden en un abrazo esperanzador. Pero no hay mucho tiempo para el descanso o el relajo. Al día siguiente, a primera hora, todos deben comenzar el retorno para terminar el rescate de la mejor manera posible. Nadie puede garantizar el éxito de la misión. El camino es largo y el escenario adverso por las pésimas condiciones climáticas. Con 2 metros de nieve sobre el techo del campamento, los rescatistas preparan a los mineros para el descenso. El plan es bajar directamente hasta el pueblo de Las Ramadas, y de ahí, a la vecina Tulahuén. Con maderas confeccionan raquetas para la nieve, y preparan material de abrigo reforzado con papel. Se abastecen de cuerdas y corcho quemado, para proteger los ojos. A la mañana siguiente, las cosas son muy distintas. Y no sólo por la ansiedad del rescate y la alegría de estar a un paso de volver a casa. El tiempo también los acompaña. Un espectacular día de sol recibe la jornada del retorno, lo que ciertamente facilita las cosas. Bajan en dos grupos de 7 personas cada uno y con el fiel perro del campamento dentro de una mochila. Pese al favorable clima y el hecho de ir en descenso, el cansancio se deja sentir al poco rato entre los mineros. Pero no hay tiempo que perder. “Tengo instrucciones de llegar con todos, así que vamos no más”, ordena uno de los militares, sin permitir el descanso. Tras dos días de descenso, el rescate culmina en forma exitoso con todos los mineros vivos y casi todos sanos. Sólo algunos presentan lesiones menores. No salen en la tele, ni hay homenajes. Tampoco pasean por el mundo o dictan charlas motivacionales. Al menos tienen cierta notoriedad local, en la zona cercana a Ovalle. Pero ni siquiera la suficiente como para inhibir al jefe de personal de la mina, quien intenta sumariar a los mineros por faltar al trabajo durante 5 días sin permiso. Como sea, la historia termina con un final feliz. “Creo que fue la cosa más emocionante que hice en mi vida”, resume Claudio Canut de Bon, al hablar de este rescate que lideró hace casi 40 años, protagonizando una aventura casi olvidada que trajo de vuelta a la vida a 15 angustiados mineros perdidos en plena cordillera.


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Mineros se reúnen en Santiago para celebrar su día Socios del IIMCh celebraron el “Día del Minero” en el restaurante “El Hoyo”, en Santiago.

En medio de un festivo y alegre ambiente, los mineros celebraron el 10 de agosto pasado el tradicional “Día del Minero” en Santiago. Reunidos en el restaurante “El Hoyo”, tal como manda la tradición, profesionales mineros de distintas edades, desde viejos crack hasta estudiantes mechones, compartieron en torno a un buen plato, una copa de vino y el infaltable “terremoto” para conmemorar este día tan especial.

La habitual camaradería y amistad que caracteriza a los mineros se hizo más presente que nunca en esta celebración, en el que no faltaron las tallas, anécdotas y sabrosas historias que amenizaron una jornada primaveral en la capital. Además, el partido amistoso entre las selecciones de Chile y Francia que coincidió con el día del Minero, le dio un ingrediente adicional a la celebración. La jornada incluyó incluso más de algún bautizo minero entre los más jóvenes, que de esta manera vivieron su primer “día del minero” como estudiantes de ingeniería en minas de la Universidad de Chile.

Tradición Los socios del Instituto junto a estudiantes se reúnen desde hace varios años cada 10 de agosto en este tradicional restaurante para conmemorar el “Día del Minero”, en un ambiente de alegría que contagia rápidamente a todos los asistentes. Así como en Santiago, la celebración que recuerda a los mineros de Chile se repitió en las ciudades más importantes del país, especialmente en aquellas donde la minería es la actividad más importante. 40


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IIMCh convoca masivo interés de estudiantes en Simin 2011 Un constante flujo de visitas tuvo el stand que mantuvo el IIMCh en Simin 2011, el simposium especializado en minería que organizaron los estudiantes de ingeniería en minas de la Universidad de Santiago (Usach). Desde un comienzo, el stand del Instituto sumó una gran cantidad de visitas, especialmente de los estudiantes de las diversas universidades que asistieron a este importante evento minero que se realizó entre el 16 y 19 de agosto en la Universidad de Santiago. En el stand del IIMCh se entregó variada información sobre el Instituto y las diversas actividades que organiza. Asimismo, hubo especial interés por parte de los estudiantes en ingresar como socios al Instituto, llenando varias fichas de solicitud de incorporación al IIMCh.

Exitoso simposium Este tradicional evento minero que organizan cada dos años los estudiantes mineros de la Usach, concluyó con un positivo balance por el número de inscritos y por la presencia de las más altas autoridades del sector y de importantes ejecutivos de las principales compañías mineras que

operan en Chile. Sus organizadores calificaron el evento como el más exitoso de toda su historia, ya que convocó a más de 300 participantes, lo que obligó a cambiar de sede y trasladar el encuentro al Planetario de la Universidad de Santiago, que permitía mayor capacidad. El evento fue inaugurado por el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, y contó con la participación del subsecretario, Pablo Wagner; el presidente Ejecutivo de Codelco, Diego Hernández; el presidente Ejecutivo de Anglo American Chile, Miguel Ángel Durán; el gerente General de la división Andina, Armando Olavarría, y una numerosa delegación de representantes del Instituto, encabezados por su presidente, Luis Sougarret. Autoridades y destacados ejecutivos asistieron a la ceremonia inaugural de SIMIN 2011. De izquierda a derecha, Miguel Ángel Durán, en representación del Consejo Minero; el subsecretario Pablo Wagner; el ministro de Minería Hernán de Solminihac; el rector de la Usach, Juan Manuel Zolezzi; y el presidente de Simin 2011, Francisco Vásquez.

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IIMCh entrega Premio al Afecto Minero 2011 a destacado socio Andrzej Zablocki El galardonado, quien mantiene un activo vínculo con el Instituto, es el actual gerente senior de Desarrollo de Nuevos Negocios de la empresa Atlas Copco.

El destacado ingeniero civil de minas polaco y alto ejecutivo de la compañía Atlas Copco, Andrzej Zablocki, fue reconocido por el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile con el tradicional “Premio al Afecto Minero”, que distingue las cualidades per-

sonales de sus socios más relevantes. El premio -que reconoce a un socio del Instituto que destaque por sus cualidades humanas y por la relación con sus paresfue entregado por el ministro de Minería, Hernán de Solminihac en un acto realizado en la propia sede del Instituto. En el marco de la ceremonia de lanzamiento de la 62ª Convención Anual del IIMCh (ver nota aparte en la siguiente página), Andrzej Zablocki recibió emocionado este importante premio que fue concedido en forma unánime por el directorio del Instituto. “Me siento muy contento por recibir este premio porque reconoce no sólo mi trayectoria profesional. Siempre he intentado promover a la industria y he mantenido siempre un contacto cercano con mis colegas y con los estudiantes”, dijo Zablocki tras recibir el Premio de manos del ministro y del presidente del Instituto, Luis Sougarret. “Siempre he sentido un profundo amor por la minería, y además, parece que soy simpático. Me gusta conversar sobre minería y sus tradiciones, y parece que alguien lo recordó”, dijo el galardonado entre risas.

Desde Polonia a Chile Andrzej Zablocki estudió ingeniería civil de minas en la Universidad Politécnica de Wroclaw, Polonia, donde inició una larga y exitosa trayectoria que lo ha tenido mucho más tiempo en Chile que en su tie-

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rra natal. Titulado en 1967, trabajó los primeros tres años de su trayectoria profesional en varias empresas mineras en Polonia y Finlandia, hasta que en 1970 llegó hasta la compañía de la cual aún forma parte: Atlas Copco. Entre 1970 y 1982 se desempeñó como especialista en equipos de minería en Atlas Copco Finlandia, trasladándose ese año a Santiago para ocupar el cargo de Gerente de Marketing de Atlas Copco Chile. Posteriormente, asumió como gerente de Minería y luego como director de Clientes Estratégicos de América Latina, Tras ocupar en los últimos años el cargo de gerente senior de Minería Subterránea, asumió el pasado 1º de julio la gerencia de Desarrollo de Nuevos Negocios de la compañía. Su amplia experiencia le ha permitido escribir diversos artículos sobre desarrollo de túneles y tecnología moderna de perforación, publicados en revistas especializadas de Chile, Perú, Finlandia y Polonia. Asimismo, ha participado como expositor en diversos seminarios sobre la mecanización de la minería, en Sudáfrica, Perú, Argentina, Inglaterra, Finlandia, Suecia, México, Estados Unidos y Polonia. Es además, coautor de manuales de ingeniería en minas e ingeniería civil, publicados en Finlandia. Su vínculo con el Instituto es de larga data. Fue director entre los años 2006 y 2009 y ha colaborado y participado en múltiples actividades desarrolladas por la institución. Actualmente tiene la categoría de “socio honorario”. Por su trabajo profesional y sus actividades sociales, ha recibido diversos reconocimientos, entre los que destacan “Cruz de Caballero al Mérito de la República de Polonia” (1994), “Cruz de Comendador al Mérito de la República de Polonia” (2004) y “Medalla de Reconocimiento de la Cámara de Diputados de Chile” (2004). También fue destacado por el comité organizador de Expomin, como el “mejor profesional”, por su aporte a la industria minera en el periodo 2007/2008.

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Ministro de Minería encabeza lanzamiento de 62ª Convención del IIMCh El evento fue lanzado oficialmente en Santiago en una ceremonia que se realizó en el propio Instituto.

“El tema central de la Convención viene justo en el momento preciso, por el plan de inversiones de unos US$ 67.000 millones de Codelco y de la minería privada para los próximos años. El desafío de llevar adelante estas inversiones es muy grande”, reconoció de Solminihac. Asimismo, resaltó la labor del Instituto como un ente técnico que ha hecho un gran aporte a la minería de Chile. “(El Instituto ha sido importante) en la creación del ministerio de Minería, de Enami, de Cochilco, entre otras instituciones, por lo tanto el aporte que ha hecho y que seguirán haciendo es fundamental”, aseguró el ministro. La ceremonia de lanzamiento incluyó, además, la intervención del presidente del Instituto, Luis Sougarret, y de los dos chairman del evento: el gerente General de la división Codelco Chuquicamata Julio Aranis, y el gerente General de Minera Esperanza, Christian Thiele.

Presentaciones técnicas La Convención Anual del IIMCh, uno de los eventos mineros más importantes que se realizó este año, tuvo su presentación formal en Santiago en una masiva ceremonia que contó con la asistencia de autoridades, ejecutivos mineros, profesionales del sector y socios del Instituto. El lanzamiento fue encabezado por el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, quien destacó la importancia del evento que congrega anualmente a los principales actores del sector. En su discurso, la autoridad recalcó que la Convención es una instancia ideal para tratar los temas más importantes del sector minero y en especial, aquellos que se relacionan con los grandes proyectos mineros previstos para los próximos años.

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La ceremonia de lanzamiento contempló, además, una presentación técnica del proyecto Chuqui Subterráneo, que fue realizada por el gerente de la división Chuquicamata, Julio Aranis. Previamente, el gerente General de Minera Esperanza, Christian Thiele, había presentado detalles de la puesta en marcha de este reciente yacimiento que fue inaugurado este año con tecnología de punta en la el distrito de Sierra Gorda, en la Región de Antofagasta. En el marco de esta ceremonia se entregó también el tradicional “Premio al Afecto Minero”, que este año fue recibido por el destacado socio del IIMCh y actual ejecutivo de la empresa Atlas Copco, Andrzej Zablocki (ver nota aparte en página 42).


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Núcleo Vallenar realiza exitosa “Semana Minera” 2011 Diversas actividades incluyó esta habitual semana que organiza todos los años el Núcleo Vallenar del IIMCh para celebrar el mes de la minería. Un nutrido programa de actividades que incluyó charlas, visitas a faenas y una cena de camaradería se realizó en el marco de la “Semana Minera 2011” que organiza anualmente el Núcleo Vallenar del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCh). Las actividades, que se realizaron principalmente en Vallenar entre el 5 y el 12 de agosto, tuvieron como principal propósito celebrar el mes de la minería con diferentes iniciativas en beneficio de la comunidad de Vallenar y la Provincia del Huasco. La Semana Minera 2011 comenzó el viernes 5 de agosto con una amena cena de camaradería a la que asistieron 45 invitados e invitadas y que concluyó con un alegre baile que contagió a todos los presentes. En la oportunidad se realizó un reconocimiento al socio del Instituto y miembro del Núcleo Vallenar, Rolando Porras Dorador, por su trayectoria en la enseñanza y formación de profesionales mineros y en la prevención de riesgos que hasta hoy desarrolla en la mina Los Colorados, de la compañía CAP-Minería, principal faena productora de hierro en Chile. Pese a que no estaba presente, el presidente del IIMCh, Luis Sougarret en-

vió un saludo en el que valoró la diversidad de actividades de la Semana Minera que organiza el Núcleo Vallenar. “Es, sin duda, la mezcla perfecta que nos caracteriza a los mineros: por una parte trabajo, profesionalismo, constante interés en aprender y avanzar, y por otro lado, amistad, fraternidad y camaradería”, dice parte del saludo que se leyó al comenzar la cena.

Charlas vocacionales y técnicas Las actividades de la “Semana Minera” continuaron el lunes 8 de agosto con charlas vocacionales que realizaron profesionales del Núcleo Vallenar en liceos y colegios de la ciudad con énfasis en las especialidades de minas, metalurgia, geología y aquellas profesiones afines con la minería. Una nueva charla se realizó el martes 9, aunque con una temática distinta. Esta vez se trató de una presentación técnica sobre el controvertido proyecto Pascua Lama, denominada “Avances y Desafíos”, que ofreció Sergio Peñailillo, gerente de Minas de Barrick Chile. La Semana Minera 2011 también incluyó una visita al Hospital Fernando Ariztía, de Vallenar, que reali-

zaron algunas de las señoras de los socios IIMCh que integran el Núcleo. La actividad, que coincidió con el “Día del Minero”, el pasado miércoles 10 de agosto, consistió en la entrega de ajuares y regalos a las madres de los nacidos en esa fecha, en el que se conmemora el Día de San Lorenzo, patrono de los mineros. En una actividad paralela de ese mismo día, 40 alumnos de la Escuela F-101 de Huasco Bajo en compa-

ñía de algunos profesores visitaron la mina Los Colorados, invitados por la empresa CAP Minería y por miembros del IIMCh que laboran en esta faena. Las actividades de la Semana Minera 2011 concluyeron el jueves 11 con una charla técnica denominada “Desarrollo minero de CAP-Minería” y que fue ofrecida por Eduardo Valdivia, gerente de Desarrollo Minero de la mencionada compañía minera. 45


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Destacado socio y ex presidente del IIMCh recibe Premio “Alexander Sutulov 2011” En tanto, la empresa Minera Esperanza recibió el Premio “Raúl Sáez”. Ambas distinciones fueron entregadas en una ceremonia encabezada por el ministro de Minería, Hernán de Solminihac.

El destacado socio y ex presidente del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, Esteban Domic Mihovilovic, fue galardonado con el Premio “Alexander Sutulov”, una de las distinciones anuales más importantes que entrega el sector minero. El reconocimiento “Alexander Sutulov” correspondiente al año 2011 fue entregado por el ministro de Minería, Hernán de Solminihac, en una ceremonia realizada en la sede del IIMCh el pasado jueves 1 de septiembre. De esta manera, Esteban Domic se suma a una larga lista de galardonados con esta

distinción, que premia anualmente a los profesionales mineros más destacados que realicen investigación científica y/o tecnológica en materias geológicas y/o minero metalúrgicas en el territorio nacional. Tras recibir el premio, Esteban Domic agradeció emocionado esta distinción que reconoce, además, una destacada trayectoria ligada a la minería, que incluye la presidencia del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, institución de la cual es socio hace 37 años. Esteban Domic dijo aceptar este premio con “mucha humildad” y que lo hace

El presidente de Sonami, Alberto Salas, el ministro de Minería, Hernán de Solminihac; el presidente del IIMCh, Luis Sougarret; Esteban Domic, y el gerente General de Minera Esperanza, Christian Thiele. 46


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en representación de todos quienes lo ayudaron “con lealtad” a realizar muchas de las actividades por las cuales se le reconoce el día hoy. “Creo que la forma de agradecer un reconocimiento tan importante como este, más allá del día en que se recibe el premio, es tratar de difundir en otros la disciplina de vida que uno siguió”, expresó Domic luego de recibir el premio de manos del ministro y del presidente del IIMCh, Luis Sougarret. La trayectoria de este ingeniero civil de minas de la Universidad de Chile está marcada por su importante aporte en el campo de la hidrometalurgia del cobre, la lixiviación en pilas, extracción por solventes, y la electro-depositación para cobre en Chile. Sumado a esto, Domic imparte clases en la Universidad de Chile desde hace más de 40 años.

Premio Raúl Sáez En tanto, en la misma ceremonia se hizo entrega del Premio “Raúl Sáez” 2011, que este año fue otorgado a la empresa Minera Esperanza. Esta distinción, que se entrega anualmente en reconocimiento a los profesionales y empresas mineras que se han destacado en la utilización y desarrollo de la ingeniería nacional aplicada en la minería, fue recibida por el gerente General de la compañía, Christian Thiele. “Para nosotros este premio es muy importante porque reconoce que la ingeniería chilena y los grandes proyectos con participación de ingenieros chilenos es posible, por lo tanto, es un inmenso orgullo para todos quienes han trabajado en el proyecto en los últimos 10 años”, aseguró Thiele, quien estuvo acompañado en la ceremonia de otros destacados representantes de la compañía y del grupo Antofagasta Minerals. A la ceremonia también asistieron destacadas personalidades del sector minero, como el presidente de Sonami, Alberto Salas, el director nacional de Sernageomin, Enrique Valdivieso y directores del IIMCh, entre otros.

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Representantes del IIMCh asisten a cenas anuales de minería El Instituto marcó presencia en las tradicionales cenas anuales que organizan Sonami, el Consejo Minero y el Centro de Alumnos de Ingeniería de Minas (CAM) de la Universidad de Chile.

Las principales cenas anuales que organizan instituciones y entidades mineras del país contaron con la activa presencia de representantes del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, que a través de su presidente, directores y destacados socios, participaron en los tradicionales eventos que organiza Sonami, el Consejo Minero y el Centro de Alumnos de Ingeniería en Minas (CAM) de la Universidad de Chile. La Cena Anual de la Minería, que organiza todos los años la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) se realizó ante cerca de 800 invitados, entre los cuales se encontraba una importante delegación del IIMCh. Al evento, que se realizó el pasado miércoles 31 de agosto en el centro de eventos Casa Piedra, asistieron algunas de las más altas autoridades del país encabezadas por el Presidente de la República, Sebastián Piñera. También destacó la presencia de los ejecutivos más importantes de las diversas compañías mineras que operan en Chile y representantes del directorio del IIMCh, comenzando por su presidente, Luis Sougarret. En el marco de la cena se reconoció a las empresas mineras que obtuvieron el premio “John T. Ryan”, que distingue a las empresas más destacadas en desempeño de seguridad minera. El primer lugar de este galardón lo obtuvo la Fundición Chagres, de Anglo American Chile, lo que fue reconocido durante la cena por las distintas instituciones que entregan este premio, entre las cuales destaca el IIMCh. En tanto, el Consejo Minero realizo su Cena Anual fines de noviembre en Casa Piedra, evento en el que también participó un importante grupo de directores del Instituto y destacados socios del IIMCh.

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Finalmente, los estudiantes de Ingeniería Civil de Minas de la Universidad de Chile también consideraron a representantes del IIMCh durante la cena anual que organiza el Centro de Alumnos (CAM) de esta carrera minera, actividad que se realizó en el Hotel “W” de Santiago.


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Directorio ampliado define distinciones anuales 2011 La instancia eligió al ganador de la “Medalla al Mérito”, al galardonado como “Profesional Distinguido” y a la empresa reconocida con el “Premio José Tomás Urmeneta”, las tres distinciones anuales que entrega el IIMCh.

Las tradicionales distinciones que entrega todos los años el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile fueron definidas por el Directorio Ampliado del IIMCh, que se reunió en su habitual encuentro anual el pasado miércoles 14 de septiembre en el Club de la Unión de Santiago. El Directorio Ampliado, que sesionó en esta ocasión con 21 miembros, distinguió al ingeniero civil de minas Claudio Canut de Bon con la “Medalla al Mérito 2011”, el

premio más importante que entrega el Instituto. En tanto, el premio al “Profesional Distinguido” fue otorgado al ingeniero Eduardo Valdivia Contreras. Finalmente, el tradicional premio “José Tomás Urmeneta” reservado para una empresa o institución, fue otorgado este año a Codelco por el proyecto “Modelo Integrado de Operaciones para la División Andina”.

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Detalles de la votación El Directorio Ampliado, que reúne al actual directorio del IIMCh además de ex presidentes del Instituto, 3 medallas al mérito y 3 delegados de núcleos elegidos al azar, es la instancia encargada de elegir las distinciones anuales que premian la trayectoria y logros de socios y empresas destacadas. La instancia comenzó su sesión del presente año con la presentación formal de la llamada Comisión Informante, que se constituye previamente para seleccionar a los candidatos para los tres premios que entrega el Instituto. Luego, los 21 miembros presentes en el Directorio Ampliado votaron y eligieron a los ganadores de las tres categorías siguiendo el mecanismo establecido en el reglamento del IIMCh. Cabe destacar que en el Directorio Ampliado participan 3 delegados en representación de todos los núcleos regionales del IIMCh, los que son sorteados previamente. Este año, los núcleos estuvieron representados por delegados de los núcleos Vallenar, Saladillo y Santiago.

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IIMCh entrega Premio John T. Ryan a Kinross La Coipa El reconocimiento fue entregado por el presidente del Instituto, junto a representantes de las otras entidades que participan en la definición del premio, en una ceremonia realizada en Copiapó.

El Premio John T. Ryan, una de las distinciones de seguridad minera más importantes del sector, fue entregado por el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile a la compañía minera La Coipa, en una ceremonia realizada en la ciudad de Copiapó. La Coipa, que pertenece a la firma canadiense Kinross, fue reconocida por ser la segunda empresa en obtener los mejores índices de seguridad en Chile durante el año 2010. Este premio se entrega anualmente a la operación minera que presenta los más bajos índices de frecuencia de accidentes y en su definición participa el IIMCh junto a otras instituciones como Sonami, Sernageomin y la empresa MSA. El presidente del IIMCh, Luis Sougarret, entregó el premio en representación del IIMCh en una ceremonia realizada el pasado 21 de septiembre y que contó con la parti-

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cipación de los ejecutivos más importantes de la compañía minera. Recibió la distinción el vicepresidente senior Sudamérica de Kinross, Humberto Aquino junto al vicepresidente y gerente General de la Compañía Minera Mantos de Oro, Rolando Cubillos, quien agradeció a nombre del equipo de trabajadores de Kinross La Coipa el reconocimiento. Por su parte, el presidente del IIMCh, junto con felicitar a La Coipa por este logro, destacó que los excelentes índices de seguridad de la empresa se logran “con un alto compromiso de las personas y sus dirigentes y también con gran compromiso de la empresa”. Todos estos factores “hacen la magia de cuidar la salud de las personas, tema que hoy nos preocupa sobre manera, dado los índices de fatalidades que aún muestra la minería”, agregó. La ceremonia de entrega de este premio se realizó en el marco de un encuentro de trabajo entre los máximos ejecutivos de Kinross para Sudamérica, encabezados por Humberto Aquino, y los ejecutivos y supervisores de la minera La Coipa.

Sobre el Premio John T. Ryan El Premio John T.Ryan fue instaurado en 1941 por el Canadian Institute of Mining (CIM) y la empresa Mine Safety Appliances (MSA) para premiar a las compañías mineras de Canadá que mostraran los menores índices de frecuencia de accidentes.

Más de medio siglo más tarde, el premio llegó a Chile. En 1996 MSA, el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile y el CIM división Andina, con la cooperación de Sernageomin y Sonami, instauraron el premio en el país para reconocer a las operaciones mineras locales más destacadas en materia de seguridad. El nombre del premio honra la memoria del fundador y ex presidente de MSA, John T. Ryan, quien dedicó su trabajo a la seguridad minera.

o Relanzamiento núcleo Copiapó En el marco de su visita a Copiapó, el presidente del Instituto, Luis Sougarret, aprovechó de reunirse con un grupo de colegas y socios del Instituto que trabajan y viven en la zona. En la oportunidad, los socios manifestaron su interés en re-lanzar el núcleo Copiapó del IIMCh, para lo cual se programó una reunión de coordinación. El encuentro busca reunir a la mayor cantidad de colegas de la zona para que participen en este nuevo esfuerzo que pretende impulsar el mencionado núcleo.

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IIMCh cumple 81 años y reafirma su rol de referente del sector minero El Instituto celebró un nuevo aniversario con una conferencia especial que abordó el rol social de las instituciones.

Un nuevo aniversario celebró el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile reafirmando los objetivos y principios que guiaron su creación, hace 81 años, en el marco de una reunión de 22 ingenieros de minas celebrada el 29 de septiembre de 1930 en Santiago. Más de ocho décadas más tarde, un nuevo grupo de ingenieros de minas además de profesionales de otras disciplinas, socios

y estudiantes se congregaron en la sede del Instituto para celebrar un nuevo aniversario del Instituto. En el marco de una conferencia especial para celebrar el aniversario, el presidente del Instituto, Luis Sougarret, reafirmó el rol de referente de la institución en el sector minero y aseguró que el incansable trabajo del Instituto para desarrollar la principal actividad económica del país se encuentra

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más vigente que nunca. “Esta novena década de vida del Instituto nos encuentra en un mundo que ha evolucionado notablemente. Ha cambiado la industria, la sociedad, y la relación entre las personas y las instituciones. Y estoy convencido que nuestro Instituto también ha cambiado”, dijo el presidente del Instituto al abrir la conferencia especial titulada “instituciones y su rol social”. En su discurso, Sougarret destacó la constante evolución del IIMCh que le ha permitido mantenerse como “un referente para la industria”, según dijo. También valoró el constante afán del IIMCh en plantear los grandes temas que preocupan hoy al sector y cuya discusión siempre ha promovido: “Temas cuya discusión hemos iniciado y que hoy son temas instalados y en desarrollo en los lugares que corresponden, como son las empresas mineras, el Estado, las universidades y otros. Me refiero a las restricciones de la energía, de los recursos humanos, de aguas y la escasez de profesionales”, resumió el presidente del Instituto.

Énfasis social Junto con felicitar a todos los socios que hoy son parte del Instituto con motivo de este nuevo aniversario, el presidente del IIMCh destacó el énfasis social que se le otorgó a la conferencia especial con que el Instituto celebró su cumpleaños número 81. “Trabajamos para una minería mejor, pero al final del día, derrotar la pobreza, es parte de nuestro desafío”, dijo Luis Sougarret, antes de presentar a los expositores del Fondo Solidario de Inversión Social (Fosis), quienes expusieron sobre la iniciativa “Por un Chile sin pobreza” que impulsa precisamente esta entidad dependiente del ministerio de Planificación. Tras la presentación del Fosis, la conferencia especial de aniversario contempló una segunda exposición a cargo del abogado, historiador y socio IIMCh, Gastón Fernández, que centró su ponencia en las agrupaciones de profesionales y sus

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desafíos. En su presentación, Gastón Fernández invitó a reflexionar en torno a la responsabilidad que instituciones como el IIMCh tienen frente a la nueva realidad de la industria minera y su entorno; la participación de los profesionales en estas instituciones y su responsabilidad individual.


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Núcleo La Serena se reúne para homenajear a socios reconocidos con distinciones anuales Claudio Canut de Bon, reconocido con la Medalla al Mérito 2011, y Eduardo Valdivia, ganador del Premio al “Profesional Distinguido” del IIMCh, fueron homenajeados por sus colegas y amigos en La Serena.

Una concurrida y alegre reunión de camaradería celebró el Núcleo La Serena del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile en esa ciudad, encuentro al que también asistieron miembros de la directiva del IIMCh y colegas de otras zonas del país. Aprovechando la gran concurrencia de socios y profesionales mineros que asistieron al Seminario de Medioambiente que organizó el IIMCh en Coquimbo (ver nota aparte en página xx), el Núcleo regional del Instituto se reunió para compartir y homenajear a dos destacados socios de la zona que obtuvieron las distinciones anuales más importantes que entrega el IIMCh.

El destacado ingeniero Claudio Canut de Bon, reconocido con la Medalla al Mérito 2011, y su colega Eduardo Valdivia, galardonado con el premio al “Profesional Distinguido” del presente año, fueron homenajeados por los socios del IIMCh en el marco de una cena organizada especialmente por el núcleo La Serena el pasado 4 de octubre. Al encuentro asistió el presidente del IIMCh, Luis Sougarret, así como otros representantes del directorio del Instituto, quienes coincidieron en calificar la cena como un “acto de reconocimiento y de afecto” hacia los dos socios reconocidos.

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Merecidos reconocimientos “Quiero decirles que interpreto a muchos colegas al decirles que hay verdadera satisfacción al tenerlos a ustedes como los grandes ganadores de estas distinciones. No es fácil llegar a obtenerlas, son un gran galardón, que ustedes se merecen sobradamente”, destacó el presidente del Instituto en su discurso. En su intervención, Luis Sougarret dijo que el Instituto reconoce “la gran dedicación y la tremenda pasión que vemos en Claudio (Canut de Bon)”. También destacó los muchos años que el premiado lleva “formando, enseñando y capacitando”. “Como historiador y escritor ha logrado desarrollar su capacidad de investigador, principalmente en el rol e influencia que han tenido connotados mineros de nuestra historia. Reconociendo la diversidad de roles que ha tenido en su vida, como productor minero, dirigente social, académico, historiador, comandante de bomberos, etc., lo que ha logrado mantener su visión invariable en torno a la ingeniería y geología de minas. Esa es la tarea en la que hemos visto a Claudio y por ello lo premiamos”, agregó Sougarret. Por su parte, de Eduardo Valdivia, el presidente del IIMCh dijo que se le reconocía por su “brillante aporte en la minería del hierro, destacándose en el desarrollo de proyectos de inversión, como gerente de Desarrollo Minero, y desde el año 2006 a la fecha en CAP Minería, en donde le ha correspondido liderar un equipo de profesionales que lleva adelante el plan de expansión de la compañía. En estos especiales momentos que vive este metal, la gestión de Eduardo ha sido tan impecable que se ha hecho merecedor de este premio”, añadió. En su trayectoria, Eduardo Valdivia fue premiado también por la Sociedad Nacional de Minería en el año 2001, en la categoría grandes productores, y se adjudicó el Premio Seguridad Coresemin Atacama en el año 2004. Además, fue presidente del Núcleo de Vallenar del IIMCh, entre los años 2000 y 2006.

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Amplia agenda de temas ambientales marca seminario del IIMCh en Coquimbo El seminario convocó a destacados expositores que en dos jornadas presentaron temas relacionados con la institucionalidad ambiental, la gobernabilidad corporativa y nuevos proyectos.

Una amplia variedad de temas medioambientales que preocupan hoy a los sectores minería y energía, dominaron el debate de la decimocuarta versión del tradicional Seminario de Medio Ambiente que organi-

za anualmente el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile. El evento, que se realizó entre el 4 y 5 de octubre en Coquimbo, se concentró principalmente en analizar la nueva institucionalidad medioambiental y en evaluar algunos de los desafíos más importantes que deben enfrentar los proyectos que se desarrollan en los sectores minería y energía, desde el punto de vista ambiental. Bajo el título “Minería y medioambiente: los nuevos tiempos”, el programa del seminario capturó la atención de un numeroso grupo de asistentes, compuesto principalmente por profesionales de compañías mineras, especialistas en medioambiente, y estudiantes. Tras dos jornadas de debate, el seminario concluyó con un balance satisfactorio, según la evaluación preliminar que realizó el presidente del Instituto, Luis Sougarret. “Fue un seminario muy interesante que nos permitió repasar junto a destacados expositores algunos de los grandes temas relacionados con el medioambiente que afectan a nuestro sector”, resumió el presidente del IIMCh. Junto con la positiva evaluación que realizó de esta versión del seminario, Sougarret destacó el aporte de este tipo de seminarios especializados por tener una mirada particular sobre los desafíos medioambientales de dos sectores tan importantes para el país como la minería y la energía. “El Instituto realiza desde hace más de una década este seminario, que busca otorgar espacio para el debate de temas medioambientales, siguiendo la constante 57


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y permanente preocupación del sector industrial en general y minero en particular por estos temas”, agregó.

Variedad de temas En sus dos jornadas, el seminario abarcó una amplia variedad de temas pero con especial énfasis en las nuevas leyes, políticas y normas relacionadas con el tema medioambiental. En este sentido, la superintendencia de medio ambiente presentó su plan de trabajo

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con el que iniciará la fiscalización del cuidado al medio ambiente que exigirá a las empresas. Asimismo, se presentaron relevantes proyectos ambientales ejecutados principalmente por empresas mineras o compañías del área energética, con destacados panelistas. El seminario se dividió en tres bloques: “nueva institucionalidad ambiental”, “gobernabilidad corporativa”, y “nuevos proyectos ambientales”, en los que se mostró “parte importante de lo que hace la industria minera por el medio ambiente”, según destacaron los organizadores. “En el seminario se trataron temas tan diversos como las leyes y reglamentos que impactan en esta actividad y los proyectos que construyen las mineras para cuidar o mitigar el impacto medio ambiental de sus operaciones”, precisó el presidente del Instituto. También destacó el análisis que realizaron algunas empresas sobre los valores y cartas de principios que utilizan las propias compañías en su acción diaria y que dan origen a sus medidas para reducir el impacto de sus operaciones.

Proyectos En la última jornada del Seminario se


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presentaron algunos proyectos mineros y energéticos desde la óptica de sus alcances e impactos ambientales, un tema sensible especialmente para algunos como Hydroaysén o Minera Isla Riesco, que han estado en el centro de la polémica en los últimos meses. Ambos proyectos estuvieron presentes en el último bloque del seminario, que contó con la participación de la subgerenta de Medio Ambiente del proyecto Hidroaysén, Claudia Poblete, y el gerente de Exploración y Desarrollo de Minera Isla Riesco, Patricio Cuadra. También hubo espacio para la presentación de otros proyectos como la planta termo solar que prepara la Minera El Tesoro bajo una mirada “energética sustentable”, según definió Martin Brown, superintendente de Medio Ambiente y Sustentabilidad de esta minera, en el marco de su exposición. La Central Castilla fue otro proyecto importante que tuvo su espacio en el seminario organizado por el IIMCh a través del gerente de Sustentabilidad de MPX Chile Holding, Gustavo Salinas. En tanto, el representante de la consultora PricewaterhouseCoopers (PWC), Mathieu Vallart expuso sobre las políticas medio ambientales en la generación de energía para la minería, mientras que el director

de Desarrollo Comunitario de la División Chuquicamata, Nelson Núñez, presentó algunos casos concretos de desarrollo comunitario ejecutados en zonas aledañas a esa división de Codelco. “En el panel de los nuevos proyectos ambientales fue interesante ver que la minería es capaz de desarrollar proyectos con capacidades importantes de generación de energía y que entre ellos considera proyectos de energía renovables no convencionales de excelente desempeño y rentabilidad”, concluyó Luis Sougarret.

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Jueves Mineros

Analizan demanda y oferta de ingeniería de proyectos mineros

Presentan avances de la neurociencia para reducir accidentabilidad laboral Dinámica e instructiva fue la presentación que dio inicio al ciclo de conferencias “Jueves Minero” del año 2011. En la charla, dos especialistas expusieron los avances de la neurociencia como medio para evitar accidentes en el trabajo, un tema siempre sensible y que preocupa especialmente al sector minero. La presentación estuvo dividida en dos partes. La sección inicial, que tuvo una parte teórica y otra práctica en la que participaron todos los asistentes, estuvo a cargo de la psicóloga y especialista en conducta humana, Cristina Stecca. En tanto, la segunda parte fue presentada por el ingeniero químico Felipe Ramos, quien posee una extensa trayectoria en materias relacionadas con la bioquímica y química orgánica. Esta segunda exposición fue más bien técnica y detalló el proceso bioquímico que se da a nivel cerebral, el funcionamiento de la transmisión del pensamiento y como se acopla en el mismo cerebro la información, que es el aprendizaje propiamente tal.

Una completa radiografía sobre la demanda y oferta de ingeniería que se espera para los mayores proyectos mineros de los próximos años se presentó en el IIMCh, en el marco del ciclo de conferencias de los “Jueves Mineros” del Instituto. Bajo el título “Necesidades de ingeniería para los próximos 10 años”, el director de la Dirección de Evaluación y Gestión Estratégica de Cochilco, Adolfo López, presentó una detallada exposición basada en un estudio realizado por la entidad estatal sobre este tema. Entre las principales conclusiones del estudio, López destacó que existe consenso en el sector respecto a proyectar el déficit de HH para los próximos años, algo significativo si se considera que la oferta debiera crecer alrededor de 40 % anual en el quinquenio 2011 –2015 en el país. El experto de Cochilco adelantó que los años 2011, 2012 y 2013 concentrarán la mayor demanda en i n f rae st r uc t u ra minera, obras subterráneas y tratamiento de minerales. Asimismo, recalcó que existe una “visión común” de los demandantes y los oferentes respecto a las necesidades en áreas de aplicación más críticas en el período 2011 - 2015 y destacó las “notables asimetrías” entre las percepciones de los oferentes y los demandantes acerca de los atributos más apreciados por los evaluadores de propuestas.

Explican principales alcances del proyecto de cierre de faenas mineras Los principales aspectos relacionados con el proyecto de ley que regula el cierre de faenas mineras fueron abordados por el experto legal de la consultora Arcadis, Ignacio Soto. Ante una concurrida asistencia, Soto hizo un extenso análisis de la iniciativa legal, las normas que contiene y las principales restricciones que impondrá a las faenas mineras, desde su etapa de proyecto hasta su cierre definitivo. Tras su exposición, Ignacio Soto –que es miembro activo del Instituto- valoró la oportunidad que ofrece el IIMCh para presentar estos temas que son de gran interés para los socios. Asimismo, destacó las “competencias técnicas” del Instituto “para pronunciarse sobre varios puntos del proyecto de ley”, como lo hizo el IIMCh durante el período de discusión parlamentaria de la iniciativa. 60


Jueves Mineros

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Exponen sobre Personas Competentes en el IIMCh Una detallada presentación sobre las principales atribuciones y funciones de la Comisión Calificadora de Competencias en Recursos y Reservas Mineras realizó en el IIMCh el presidente de la Comisión Minera, Edmundo Tulcanaza. En su presentación, Tulcanaza hizo un repaso de la historia de esta Comisión, desde sus orígenes, a comienzos de la década, hasta su actual situación, y destacó el activo y fundamental rol que le cupo al Instituto de Ingenieros de Minas de Chile en la creación y consolidación de esta entidad, que hoy administra el registro público de las personas calificadas como “competentes” en recursos y reservas mineras. El experto explicó que la Comisión busca contribuir al establecimiento de estándares y guías así como calificar las competencias de los profesionales que informen públicamente sobre los activos mineros para su financiamiento a través del mercado de capitales. Además, la Comisión promueve el desarrollo minero del país a través de financiamientos eficientes, transparentes, y confiables del sector minero en los mercados de capital generando, de este modo, “beneficios compartidos por todos los chilenos”, agregó Edmundo Tulcanaza.

CIMM presenta proyecto de declaración ambiental del cobre El proyecto de declaración ambiental para productos del cobre certificados bajo la norma ISO 14025 fue presentado en el IIMCh por la directora de Sustentabilidad Industrial del Centro de Investigación Minera y Metalúrgica (CIMM), Claudia Peña, quien dirige este proyecto. Se trata de un innovador e inédito proyecto chileno impulsado por CIMM que genera un esquema tecnológico que estandariza los indicadores de la producción sustentable del cobre. El proyecto, llamado “Declaración ambiental de productos certificada ISO 14025 para el cobre y productos de cobre”, es una iniciativa financiada por Fondef, y cuenta con la colaboración de la Universidad de Concepción, además de otras instituciones asociadas como el ministerio de Minería, Sonami, Biosigma, Editec y CIMM T&S. Este proyecto generará un esquema tecnológico para que los indicadores de producción sustentable del cobre y productos del cobre sean estandarizados para su comparación con otros productos y certificados para su validación en el mercado mundial a través de la Declaración Ambiental de Productos ISO 14025.

Analizan el impacto de la biolixiviación en la minería Las últimas novedades en el uso de la biolixiviación en la minería y el aporte que esta biotecnología representa para el sector fueron protagonistas de la charla que ofreció en el IIMCh la directora científica de Biosigma, Pilar Parada. La experta explicó que mediante este tratamiento, en el que intervienen bacterias, se optimiza la recuperación del cobre, lo que representa una gran ventaja para el sector, tomando en cuenta las leyes de mineral decrecientes que se registran actualmente en la minería de Chile. “Con este proceso se agrega más cobre al que se extrae porque hace que sea rentable y factible sacar cobre de minerales de muy baja ley y que mediante tecnologías convencionales es muy difícil de extraer”, precisó. Sin embargo, Pilar Parada reconoció que la implementación de esta biotecnología no ha estado exenta de complicaciones a la hora de su aplicación, debido a que cada solución debe ser adaptada a situaciones particulares. Ejemplo de esto son los recursos hídricos no compatibles con la actividad bacteriana y la presencia de bajas temperaturas, como lo que ocurre en la mayoría de las faenas mineras que se encuentran en la alta cordillera. 61


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Jueves Mineros

Adelantan usosde la energía eólica en la minería Expertos abordan la eficiencia energética en la industria minera La relevancia de la eficiencia energética en el sector minero fue el tema que dominó la presentación doble de los especialistas de la Consultora Schwager Energy, Cristian Cárdenas y Pablo Moragas, quienes presentaron el concepto de Energy Management Systems (Sistemas de gestión energética). Ambos expertos se encuentran desarrollando proyectos relacionados con la optimización de la energía al interior de las faenas mineras, lo que causo gran interés de los asistentes. La primera parte de esta conferencia, a cargo del doctor en Química Cuántica, Cristián Cárdenas, consistió en una revisión general de la distribución energética en Chile, junto con un análisis de las políticas aplicadas hoy respecto a este tema y el papel de las energías renovables no convencionales. Por su parte, el ingeniero civil electrónico, Pablo Moragas, enfocó su presentación a casos concretos implementados para abordar el tema de la eficiencia energética, como los avances que se registran en el desarrollo de las salas eléctricas transportables. 62

El uso actual de la energía eólica y sus posibles aplicaciones en la industria minera en Chile fue el tema central de la charla que ofreció en el IIMCh el experto Andrés Assar, gerente General para Chile del grupo español Enhol. En su presentación, Assar explicó el potencial que tendría la energía eólica en la industria minera, y se refirió a lo que significaría la implementación de un parque eólico y los principales impactos asociados a esta tecnología de energías renovables. El especialista explicó que los proyectos de energías renovables aportan de manera importante a los proyectos mineros, ayudando de paso a que el país pueda diversificar su matriz energética. “Son buenos hermanos la minería con las energías renovables. La minería es una de las grandes productoras de CO2 y las energías renovables son unos buenos mitigadores. Y la minería necesita energía, por lo tanto se complementan muy bien”, aseguró Andrés Assar en su presentación.




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