Cómo lograr sistemas financieros sólidos y seguros en América Latina

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El principio en que se basan las prontas medidas correctivas es la gradación del riesgo y una respuesta reglamentaria apropiada: cuanto menos capital tiene un banco, menor es protección financiera frente a las pérdidas, y mayor es el riesgo que entraña para el fondo del seguro. Cuanto mayor es el riesgo, más atención tiene que recibir de los superintendentes. Este principio de gradación del riesgo y la respuesta se refleja también en nuestro sistema de primas del seguro de depósitos relacionadas con el riesgo. Durante más de 60 años, todas las instituciones aseguradas por la CFGD pagaron la misma prima por dólar de depósito en el fondo, independientemente del riesgo que planteaban sus actividades de préstamo. A partir de 1993, se dividió a los bancos e instituciones de ahorro en nueve grupos, según los riesgos que presentaban para sus fondos de seguros. Cuanto mayor es el riesgo, mayor es la prima que paga la institución. Parte del cálculo del riesgo se basa en el nivel de capital y parte en factores de supervisión, como la calidad del activo, las normas de suscripción de préstamos y la gestión. Las primas relacionadas con el riesgo promueven la seguridad y solidez y afrontan la cuestión del riesgo moral dando a las instituciones una recompensa financiera, es decir, menores primas de seguro de depósitos por mejorar su situación, incrementar su capital y mantener un perfil de riesgo bajo. Otro requisito nuevo impuesto en 1991 afecta también al riesgo moral, si bien menos directamente que las prontas medidas correctivas o las primas de seguros basadas en el riesgo, dando a los depositantes no asegurados -tienen depósitos superiores a 100.000 dólares- incentivos para colocar sus fondos no asegurados en bancos que eviten asumir riesgos excesivos. Hace cinco años, el Congreso indicó a la CFGD que, al resolver quiebras de bancos mediante la venta de la institución a un nuevo propietario, el organismo tendría que aceptar la propuesta de un comprador potencial que fuera de menor costo para el fondo de depósitos entre todas las propuestas recibidas. En efecto, este requisito expone a los depositantes no asegurados a pérdidas mayores que antes. En más de la mitad de todas las quiebras de bancos de 1992, es decir, 66 de 120, los depositantes no asegurados recibieron menos de 10 centavos por cada dólar por encima del nivel de 100.000 dólares. Esto representaba un incremento considerable con respecto a 1991, en que menos del 20 por ciento de las quiebras implicaron pérdidas para los depositantes no asegurados. Aunque el número de quiebras de bancos en 1992 fue inferior al de años anteriores, el número de los depositantes no asegurados que experimentaron pérdidas fue mucho mayor. Como vimos en los años ochenta y comienzos de los noventa, la garantía del gobierno de Estados Unidos para el fondo de seguro de depósitos estabiliza el sistema bancario de la nación. Si un asegurador del sector

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