8ª Semana de Tiempo Ordinario

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Orar en el mundo obrero

8º domingo T.O.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO 8ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (27 febrero 2011) Buscad primero el reino de Dios y su justicia. No podéis servir a dos señores… no podéis servir a Dios y al dinero. Primeramente, pues, acoger a Dios en nuestro corazón y en el centro de nuestra vida. Y, en con-sonancia y en con-secuencia, realizar la obra de Dios: su voluntad de justicia para todos los empobrecidos. ¡Una vida de libertad y justicia! ¡Vida humana y humanizadora, por gracia de Dios!

VER “Los jóvenes árabes han dicho basta. Han salido a la calle para decir que se merecen un futuro mejor. Que no tienen la culpa de haber nacido en países en los que la economía crece solo para unos pocos y en los que decir lo que uno piensa supone a veces jugarse la vida. Que ya no tienen miedo de salir a la calle. Porque no tienen tanto que perder. Porque gracias a Internet y a la televisión por satélite han visto que otro mundo sí es posible, pero sobre todo, porque las revueltas de Túnez y Egipto les han enseñado que no están solos. Que se tienen unos a otros. Se han propuesto darle un vuelco a la historia del mundo árabe. En Túnez han acabado con el eterno régimen del presidente Ben Ali. En Egipto, han puesto contra las cuerdas a Hosni Mubarak, un dirigente aferrado al poder desde hace 30 años. En Yemen, el presidente Abdulá Saleh ya dice que no se volverá a presentar a las elecciones. Argelia ha puesto fin a 19 años de ley de emergencia... Dicen los expertos que esto no es más que el principio. El cambio ha llegado y no parece haber marcha atrás. Sara El Demerdash, una egipcia de 26 años, que trabaja con niños de la calle y todo tipo de proyectos sociales en El Cairo, lo explica con claridad: „Llevamos años sufriendo abuso de poder, corrupción y falta de oportunidades. Poco a poco, nos 1


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dimos cuenta de que no íbamos a ninguna parte, de que el futuro no tenía buena pinta. Sabíamos que a la gente la torturan en las comisarías. Luego mataron al chico en Alejandría, y después llegó lo de Túnez, y pensamos que tal vez nosotros también podíamos hacer algo. Así empezó todo‟. En los ultramarinos, en las casas, en las oficinas, los árabes pasan estos días pegados a las pantallas de televisión como sucedió durante la guerra de Irak. Solo que esta vez lo que les absorbe es un relato épico, en el que los héroes son ellos, los jóvenes, los que suman más de la mitad de la sociedad. Sienten que pase lo que pase al final en Egipto, en Yemen, en Siria o en cualquier otro país árabe, ya han ganado. Porque esos jóvenes, los mismos que durante años se han sentido ignorados, menospreciados e infravalorados, han conseguido algo con lo que sus padres ni siquiera soñaban. Han logrado acorralar a dirigentes que se eternizan en el poder y asfixian a sus gobernados en nombre de la seguridad y de la estabilidad de sus países. Se respira orgullo en las calles del mundo árabe, aires de liberación” (Ana Carbajosa, El País 6/2/11). El Espíritu sopla donde quiere… también en los países árabes y musulmanes. Cuando parecía que todo estaba “atado y bien atado”… Dios alienta el clamor de justicia de los pueblos expoliados, que no ven futuro… Alienta también nuestra hambre y sed de justicia, en nuestras sociedades narcotizadas por el falso bienestar de un consumismo hedonista. Oremos con esperanza ilusionada.

Tiempo de Orar con el Parado (Enrique Gómez, Movimiento Rural Cristiano)

Hubo un tiempo en que muchos aparecían preocupados por el drama del paro. Luego fueron menos los “ocupados”. Surgen por todos lados tormentas de estadísticas. Y luego la cosa parece que se desinfla. El paro parece la enfermedad incurable, y el parado un enfermo. Esto aburre a cualquiera. Ya nos hemos hecho a aquello que decía un pensador: “La verdad es a menudo la cosa más insensata del mundo”. La verdad a veces no tiene sentido, no tiene razón, pero es implacable. Y la verdad se presentó en la reunión del movimiento, el lunes pasado. Emilio manifestó que le habían despedido en la empresa donde trabaja desde hace 18 años, además de forma chulesca y sin contemplaciones. No es que las manos de este amigo se nieguen a trabajar, es que las manos se las han amarrado. Parado, quieto, improductivo, como piedra en la cuneta a su pesar. En el silencio de la noche, al llegar a casa, no podía menos que orar al Dios de la Creación. Oh Dios, en tu trabajo creador aún no tienen participación todas las personas. Muchos trabajadores, padecen la inquietud y el aburrimiento de las manos caídas. Mientras espero el mundo nuevo prometido acojo el grito de protesta de Emilio 2

y de todos los parados y hago mío tu lamento, Jesús trabajador: Estuve en paro, y la Banca aumentó sus ganancias como jamás en la historia.


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Estuve en paro, y me dijisteis: que Dios te ampare y, por si acaso vete a Caritas que tiene alimentos.

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con lo que tú sabes te colocas en cualquier sitio, eso sí, te harán un gran favor pero sin contrato.

Estuve en paro, y me dijisteis: no solo de pan vive el hombre; siempre habrá parados entre vosotros.

Estuve en paro, y me dijisteis: ¡hombre, por favor!, hay un plan de empleo B del Gobierno, hay un plan de empleo de la Junta, hay un plan de empleo del Ayuntamiento.

Estuve en paro, y me dijisteis: ¡qué insolente! un día, en el convenio, vas a pedir la luna.

Estuve en paro, y me dijisteis: ¡no os quejéis! con el PER tenéis más que queréis.

Estuve en paro, y me dijisteis: espera un poco: la próxima semana tenemos el partido del Barça-Madrid, la apertura de Fitur, la entrega de premios a los mejores empresarios extremeños y el concierto de Peluqui.

Estoy en paro, pero ya no me quejo. Sigo en paro, pero ¡por favor! no me endilguéis tantas sabias y prudentes recomendaciones.

Estuve en paro, y me dijisteis: no reúnes el perfil que requiere esta empresa,

¡Jesús trabajador, cambia nuestro corazón!

PALABRA DE DIOS Mateo 6,24-34 Nadie puede estar al servicio de dos amos, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fijaos en los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan; y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos? Y ¿quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? Y ¿por qué os agobiáis por el vestido? Daos cuenta de cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como cualquiera de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, la viste Dios así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? Conque no andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Son los paganos quienes ponen su afán en esas

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cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. Total, que no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su propio afán.

PARA ENTENDER EL TEXTO El mensaje evangélico presenta como centro de la vida el reino de Dios y su justicia: reino de Dios, proyecto de Dios, acción de Dios en el mundo promoviendo e implantando la justicia. Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia… (Salmo 71, 1-2). El reinado de Dios tiene como contenido y acción fundamental la justicia. Todo lo demás, incluidas las necesidades más básicas –alimentación, vestido- pasan a segundo término. Aún más, no han de ser objeto de preocupación, porque el Padre cuida de proveer lo necesario a quienes opten por el reino de Dios y su justicia, poniendo toda la confianza en Él. Esta propuesta suena, de entrada, como muy bien, muy bonita; pero, también parece ilusa y un tanto mágica. Porque es verdad que Dios no ahorra a nadie el esfuerzo de trabajar y ganarse la vida. Pablo, dedicado plenamente al anuncio del evangelio (del reino de Dios y su justicia), trabajaba con sus manos; y les dice a los tesalonicenses: el que no trabaje, que no coma (2 Tes 3,10). La respuesta a esta cuestión está en la misma acción del reinado de Dios, la acción liberadora y transformadora de Dios en las personas y las comunidades. La justicia del Reino es acogida, vivida y compartida por quienes optan por Dios y su reinado. En la comunidad cristiana, si es tal, se vive la comunión de bienes: el pan nuestro de cada día no faltará en la mesa de los hermanos/as; y esta mesa compartida se abre, además, a todos los empobrecidos; una comunidad cristiana, si lo es, ha de servir, acoger e integrar a los pobres y pecadores, tal como lo hacía Jesús. De esta experiencia amorosa y fraterna emana la confianza total en Dios y también en los hermanos/as. Esta confianza no genera dejación del esfuerzo y del trabajo, sino, al contrario, disponibilidad y colaboración de todos en la vida comunitaria (comunión de vida) y en la tarea evangelizadora de liberación y humanización desde Jesucristo (comunión de acción). La opción por el reinado de Dios y su justicia y la confianza en el Padre, que la sostiene, no invitan al conformismo y la indolencia, sino que reclaman la lucha por la justicia, la transformación de las situaciones injustas y del sistema (hoy el capitalismo neoliberal) que las genera. 4


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El apotegma: No podéis servir a dos señores… no podéis servir a Dios y al dinero… conceptúa al dinero como dios, contrapuesto al Dios de la justicia del reino. Servir es un término perteneciente al ámbito cultual (servir=adorar). Pretender compatibilizar a Dios y al dinero es idolatría. La incompatibilidad se subraya a través de los verbos contrapuestos: amar-odiar (despreciar). Se trata, en oración, de interiorizar y saborear nuestra experiencia gozosa de la presencia liberadora y renovadora del Dios de Jesús en nosotros y, a través de nosotros, en los empobrecidos del mundo obrero. Viendo también nuestras resistencias y claudicaciones. Porque nos envuelve el gas tóxico del economicismo y el consumismo hedonista. Miremos a la muchedumbre de empobrecidos/as que nos rodean ya aquí mismo, entre nosotros, en nuestro entorno inmediato. A ellos, a su servicio, nos envía la Iglesia, la HOAC.

ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA La búsqueda y la acogida del reinado de Dios y su justicia es la experiencia personal del amor del Padre por Jesucristo y el Espíritu Santo. Esta comunión trinitaria impulsa la comunión con los hermanos/as y los empobrecidos. “El centro del Universo, sin embargo, es DIOS y lo encuentro en el hermano. TÚ, hermano, eres el centro del Universo” (G. Rovirosa, Tuismo, Boletín 101949, 22). La justicia, según el Evangelio, tiene su quicio en la solidaridad afectiva y efectiva con los empobrecidos. “Mientras haya pobres y necesitados, todo lo que uno acapare para sí mismo sin necesidad es injusto, porque está privando a otros de lo que necesitan. Y es que la riqueza de algunos solo puede mantenerse y crecer a costa de la pobreza de otros… Y no sirve tampoco el pensar que los ricos siempre son los otros. Muchos de nosotros lo somos en un grado u otro. Pues rico es el que sigue teniendo solo para sí más de lo que necesita, mientras otros carecen de lo imprescindible” (Fl. Ulibarri, Conocer, gustar y vivir la Palabra, Ciclo A, Verbo Divino, p.261). “No distribuís vuestras posesiones a los pobres; solo estáis devolviéndoles lo que les pertenece. Pues habéis reservado para vuestro uso lo que se ha dado para el uso de todos. La tierra pertenece a todos y no solo a los ricos, pero fue expropiada por unos pocos en detrimento de todos los que la trabajan. Así, lejos de estar realizando gestos de generosidad, solo estáis pagando vuestra deuda” (Ambrosio de Milán, s. IV). El consumismo hedonista es el leitmotiv de vida de nuestra sociedad; lo invade y contamina todo, desde la compra superflua a la celebración de muchos rituales religiosos. “Es bueno que las personas se den cuenta de que comprar es siempre un acto moral, y no solo económico. El consumidor tiene una responsabilidad social específica, que se añade a la responsabilidad social de la empresa. Los consumidores deben ser constantemente educados para el papel que ejercen diariamente y que pueden desempeñar respetando los principios morales, sin que disminuya la racionalidad económica intrínseca en el acto de comprar” (Caritas in Veritate 66).

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“En nuestra época, caracterizada por una gran abundancia, el consumo ha llegado a ser tan importante que induce a las personas a endeudarse gravemente para sostenerlo. Este proceso ha sido definido como una “máquina hedonística”, claramente insatisfactorio, y, para quien no logra alcanzarlo, una fuente de estrés que agrava los problemas de autoestima y el sentimiento de fracaso personal. Este consumismo genera una radical insatisfacción porque las aspiraciones más profundas no son saciadas, sino que son sofocadas… La búsqueda exclusiva de los bienes materiales y de la gratificación inmediata acrecienta la pobreza relacional y espiritual y causa también una injusta distribución de los bienes y una desigual participación en los servicios establecidos originariamente para todos” (Caritas e Iglesias Cristianas de Europa, “No negarás justicia a tu pobre”, septiembre 2010, Il Regno 2010/21). No os agobiéis por el mañana… El agobio forma parte del tejido de la vida actual en múltiples formas. Muchas personas ven hipotecado su tiempo personal, familiar, cultural, social y religioso por el trabajo: el tiempo de trabajo absorbe o condiciona todos los demás tiempos de vida. Ello repercute directamente también en la vida comunitaria y apostólica de la HOAC. Es necesario discernir comunitariamente las situaciones personales de cada militante, sus prioridades, y estar dispuestos a ayudar, a prestarse servicios. Para el sistema económico y cultural neoliberal lo primero es el rendimiento o productividad económica: el tiempo es oro, es instrumento de producción y de lucro. Para un sistema humanista y cristiano, el tiempo es don/gracia para la realización personal, intrínsecamente relacionada con la aportación comunitaria a través del desarrollo de todas las dimensiones de la existencia humana: personal, eclesial, familiar, político-social, laboral-creativa (tal como lo tenemos estructurado en la plantilla del PPVM). ¡Cuántas preguntas nos podemos hacer, en oración ante el Señor! ¿Qué es lo más importante para mí: yo y mis cosas y proyectos o las personas de mi pequeño mundo? ¿Me relaciono con personas concretas empobrecidas, que padecen carencia de trabajo, carencia económica, inmigrantes excluidos de la vida laboral o social…?¿Qué nos preocupa en alto grado? Si nos preocupamos en exceso, hasta el punto de perder la paz, quizás falle nuestra confianza en el Padre y en los hermanos/as. ¿En qué invierto mis bienes, mi dinero? ¿Ahorro lo que previsiblemente no necesito?.

La crisis económica “El año 2010 debiera haber estado dedicado a la discusión so solamente sobre cómo remediar los daños causados por la crisis, sino especialmente sobre cómo cambiar el sistema y evitar nuevas crisis, reduciendo al mismo tiempo la pobreza. Los gobiernos debieran haber reformado y reglamentado el sector financiero para ponerlo al servicio de las necesidades de la sociedad y de la economía real. Es necesario reequilibrar la relación entre estado y mercado y subrayar que los gobiernos tienen el deber de respetar, proteger y asegurar los derechos económicos y sociales para todos. Cuando el mercado olvida los derechos humanos y el bien común, los gobiernos deben intervenir y ejercer su responsabilidad” (Caritas e Iglesias Cristianas de Europa, “No negarás justicia a tu pobre”, setiembre 2010, Il Regno 2010/21).

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Carta de G. Rovirosa a D. Jauma Guitart (1952) “Me parece que tu posible venida a Madrid la tienes que enfocar como un asunto entre tú y Nuestro Señor. En verdad creo que se trata de un salto en el vacío. Si vienes a servir a Cristo, ven a servir a Cristo… Si confías en mí, yo te defraudaré. Si confías en cualquiera para ir, te defraudará. Si confías en ti mismo, fracasarás. Si tienes confianza en Nuestro Señor, tienes el éxito asegurado… con una hermosa cruz. ¡Si vienes a Madrid con todos los cabos atados... estás perdido! Ante todo esto te repito que esta “papeleta” la tienes que resolver con Cristo. No se trata de una nueva orientación a tu Vida, sino hacer “fuego nuevo”. Algo parecido a si te metieras a fraile. No hay término medio. Esperando tropezar con Anás y Caifás, que Herodes y Pilatos te crucifiquen. No me atrevo a ofrecerte nada más. Ciertamente, esto no es ningún buen negocio. Ciertamente, esto es una barbaridad. Pero siempre ha sido así. Estamos entrando en los tiempos heroicos de la HOAC, y se debe una entrega total a Cristo. Yo no puedo pues hacerte ningún programa de los caminos que Nuestro Señor te hará caminar; pero tú ya eres mayor – en términos generales los puedes superar. Ahora bien: en Menorca también hay falta de operarios que trabajen en la viña del Señor, y tu trabajo puede ser interesantísimo. Con toda la li-

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bertad del hijo de Dios, tú, y solamente tú, (después de hacer una buena Encuesta con Cristo) debes de tomar una determinación. Yo pido –hace tiempo– a Nuestro Señor que me mande quien haga “Equipo” conmigo. Muchas veces he sospechado que tú eres “el “enviado”. Pero sistemáticamente están fallando todos los que yo “esperaba”. Lo que conviene, hermano no es hacer tal o cual cosa, si no hacer la voluntad de Dios”.

CLARIDAD (Pedro Casaldáliga) Decir el pan, la lucha, el gozo, el llanto, el monótono sol, la noche ciega. Verter la vida en libación de canto, vino en la paz y sangre en la refriega. Desnuda al viento mi palabra os llega. Sobre la plaza de la fiesta canto. Pido que todos entren en la siega. Vengo a espantar las fieras del espanto. Mediterráneamente luminosa escancio en mi palabra cada cosa, vaso de luz y agua de verdad. Si el Verbo se hace carne verdadera, no creo en la palabra que adultera. Yo hago profesión de claridad.

De la solidaridad y el porvenir, de la vigilancia y la atención, del dinamismo y la movilidad, del desplazamiento y el riesgo, de la esperanza y el amor, del anuncio de la Vida y la Resurrección, de la Novedad del Espíritu y de la anticipación del futuro (Mª. Teresa Porcile, teóloga uruguaya)

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