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Un poco sobre la evaluación de aprendizajes

«Es necesario evaluar con la mente y también con el corazón, porque detrás de un boletín de notas hay una persona, una familia y una historia que pueden verse afectadas» (Santos Guerra, 2015).

Según Scallon (1999), el propósito del proceso de evaluación del aprendizaje es mejorar, y la reflexión es el elemento central de todo esto. Por esta razón, es fundamental seleccionar cuidadosamente los instrumentos que se utilizarán para emitir una valoración justa, teniendo en cuenta lo que se pretende evaluar y las características tanto de los alumnos como del contexto.

Como docentes, debemos analizar si nuestra forma de evaluar el aprendizaje es coherente con los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales que se desean desarrollar, y si también se ajusta a las características específicas de los alumnos. Afortunadamente, existe suficiente información relevante que los profesores pueden consultar y analizar para seleccionar las técnicas e instrumentos de evaluación que les permitan valorar el logro de las competencias que los alumnos deben alcanzar. Por último, es importante mencionar que cualquier docente que realmente desee que sus alumnos desarrollen las competencias establecidas en los planes y programas de estudio, y tal vez incluso un poco más, debe comprender que el objetivo del proceso de evaluación del aprendizaje no debe centrarse únicamente en dar una calificación final, como se hacía en la educación tradicional. Más bien, debe centrarse en fomentar, confirmar o corregir el método y guiar al aprendiz durante su progreso.

Sin duda, para que se logre lo mencionado anteriormente, los profesores no sólo deben ser conscientes de ello, sino que también deben poseer competencias que les permitan implementar los medios para regular y mejorar el aprendizaje, activando la forma más eficaz y gratificante de aprender. Además, deben desarrollar estrategias de planificación, implementación, control y retroalimentación (Fernández, 2017).

Referencias