LOS VENTOLINES Y NEL, EL VIEJO PESCADOR
NEL ERA UN VIEJO PESCADOR. HABÍA PASADO LA VIDA ENTRE BARCAS, REDES, PECES Y LAS FRÍAS JORNADAS EN LA MAR.
UNA
MAÑANA
DE
ABRIL,
COMO
CUALQUIER OTRA, EL VIEJO NEL SE DIRIGIÓ AL PUERTO DONDE LE ESPERABA SU BARCA A LA QUE HACE AÑOS BAUTIZÓ COMO “CILIA”.
REDES A BORDO, TOMÓ LOS REMOS DE CILIA Y NAVEGÓ HACIA ALTA MAR. ESPERABA
PESCAR
TANTOS
ATUNES
COMO PUDIERA, Y QUIZÁ ASÍ, DEJAR DESCANSAR ESAS EXAUSTAS MANOS QUE YA RESENTÍAN EL PASO DEL TIEMPO DE ESTE SACRIFICADO OFICIO.
NEL ECHÓ SUS REDES Y SE SENTÓ A ESPERAR.
EL SOL ACABABA DE ASOMARSE Y UNA FAMILIAR BRISA ANUNCIÓ A NEL QUE SE APROXIMABA UNA GALERNA. ERA TIEMPO DE RECOGER, SIN UN ATÚN EN SU PODER,
NEL TUVO QUE PONERSE RUMBO A PUERTO, LA GALERNA PODRÍA LLEVARLE A ÉL Y A CILIA CONTRA ROCAS, O HUNDIRSE HASTA LAS PROFUNDIDADES DEL MAR.
NEL COMENZÓ A REMAR ANTES DE QUE EL CIELO SE CUBRIERA DE ESAS NUBES QUE AVANZABAN RÁPIDAS EMPUJADAS POR EL VIENTO.
LA GALERNA SE ACERCABA, Y A NEL LE COSTABA CADA VEZ MÁS REMAR. A PENAS AVANZABA, Y COMENZABA A AGOTARSE DE TAL ESFUERZO.
NEL NO PODÍA CONTINUAR HUYENDO DE TAL
TORMENTA
DESESPERADAMENTE
Y A
RECURRIÓ UNA
VIEJA
HISTORIA QUE SU PADRE LE CONTÓ CUANDO ERA NIÑO.
COMENZÓ A
SUSURRAR:
“VENTOLINES, VENTOLINES, VENTOLINES DE LA MAR: ESTE VIEJO ESTÁ CANSADO Y YA NO PUEDE REMAR MÁS“
.
NEL ESPERABA QUE, ESAS PEQUEÑAS CRIATURAS APARECIERAN TRAS SUSURRAR ESTAS PALABRAS, Y LE AYUDARAN A REGRESAR A TIERRA FIRME, TAL Y COMO LE RELATABA SU PADRE.
COMO POR ARTE DE MAGIA, DOS VENTOLINES ACUDIERON A AUXILIAR A NEL.
UNO LE CUBRIÓ Y ABRIGÓ CON SUS VERDES Y GRANDES ALAS, EL OTRO EMPUJÓ LA BARCA HASTA LA ORILLA. NEL NO CABÍA EN SU ASOMBRO. LAS HISTORIAS QUE ÉL ESCUCHABA DE NIÑO ERAN CIERTAS. LOS
VENTOLINES
EXISTÍAN,
Y
LE
AYUDABAN TAL Y COMO CONTABA LA LEYENDA.
SIN
PRONUNCIAR
PALABRA,
LOS
VENTOLINES SE ASEGURARON DE DEJAR A NEL EN TIERRA, LLENARON SUS REDES DE ATUNES Y DESAPARECIERON TAN SIGILOSAMENTE COMO HABÍAN VENIDO.
NEL
COGIÓ
LA
PESCA
QUE
LOS
VENTOLINES LE OFRECIERON Y SE DIRIGIÓ ALEGRE A CASA.
ALLÍ, SU ESPOSA, PREOCUPADA LE RECIBIÓ CON UN GRAN ABRAZO. VIO EN LOS OJOS DE NEL QUE ALGO HABÍA PASADO.
MIENTRAS LOS DOS COCINABAN UN DELICIOSO
SORROPOTÚN,
FASCINADO, LE CONTÓ
NEL,
CÓMO LOS
VENTOLINES SALVARON Y AYUDARON A ESTE VIEJO PESCADOR, TAL Y COMO CUENTA LA MITOLOGÍA DE CANTABRIA.
FIN