poemas de amor

Page 1

Árbol de mi alma (Fragmento) Como un ave que cruza el aire claro, siento hacia mi venir tu pensamiento y acá en mi corazón hacer su nido. Ábrase el alma en flor; tiemblan sus ramas como los labios frescos de un mancebo en su primer abrazo a la hermosura; cuchichean las hojas; tal parecen lenguaraces obreras y envidiosas, a la doncella de casa rica en preparar el tálamo ocupadas. Ancho es mi corazón, y es todo tuyo. Todo lo triste cabe en él, y todo cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere! De hojas secas, y polvo, derruidas ramas; lo limpio; bruño con cuidado cada hoja, y en los tallos; de las flores los gusanos y el pétalo comido separo; creo el césped en contorno y a recibirte, oh pájaro sin mancha, apresto el corazón enajenado! José Martí (1853‐1895)


A una novia Alma blanca, más blanca que el lirio frente blanca, más blanca que el cirio que ilumina el altar del Señor: ya serás por hermosa encendida, ya será sonrosada y herida por el rayo de la luz del amor. Labios rojos de sangre divina, labios donde la risa argentina junta el albo marfil al clavel: ya veréis cómo el beso os provoca, cuando Cipris envíe a esa boca sus abejas sedientas de miel. Manos blancas, cual rosas benditas que sabéis deshojar margaritas junto al fresco rosal del Pensil: ¡ya daréis la canción del amado cuando hiráis el sonoro teclado del triunfal clavicordio de Abril! Ojos bellos de ojeras cercados: ¡ya veréis los palacios dorados de una vaga, ideal Estambul, cuando lleven las hadas a Oriente a la Bella del Bosque Durmiente, en el carro del Príncipe Azul! ¡Blanca flor! De tu cáliz risueño la libélula errante del Sueño alza el vuelo veloz, ¡blanca flor! Primavera su palio levanta, y hay un coro de alondras que canta la canción matinal del amor. Rubén Darío (1867‐1916)


Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules, una mañana serena. Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!... Vive, esperanza ¡quién sabe lo que se traga la tierra! Antonio Machado (1875‐1839)


Manos ¡Ay tus manos cargadas de rosas! Son más puras tus manos que las rosas. Y entre las hojas blancas surgen lo mismo que pedazos de luceros, que alas de mariposas albas, que sedas cándidas. ¿Se te cayeron de la luna? ¿Juguetearon en una primavera celeste? ¿Son de alma? ...Tienen esplendor vago de lirios de otro mundo; deslumbran lo que sueñan, refrescan lo que cantan. Mi frente se serena, como un cielo de tarde, cuando tú, como tus manos, entre sus nubes andas; si las beso, la púrpura de brasa de mi boca empalidece de sus blancor de piedra de agua. ¡Tus manos entre sueños! Atraviesan, palomas de fuego blanco, por mis pesadillas malas, y, a la aurora, me abren, como son luz de ti, la claridad suave de oriente de plata. Juan Ramón Jiménez (1881‐1958)


¡Cómo me dejas que te pienses! Pensar en ti no lo hago sólo, yo. Pensar en ti es tenerte, como el desnudo cuerpo ante los besos, toda ante mí, entregada. Siento cómo te das a mi memoria, cómo te rindes al pensar ardiente, tu gran consentimiento en la distancia. Y más que consentir más que entregarte, me ayudas, vienes hasta mí, me enseñas recuerdos en escorzo, me haces señas con las delicias, vivas, del pasado, invitándome. Me dices desde allá que hagamos lo que quiero ‐unirnos‐ al pensarte. Y entramos por el beso que me abres, y pensamos en ti, los dos, yo sólo. Pedro Salinas (1891‐1951)


Bella Bella, como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, así es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies como un caballito de plata, andando, flor del mundo, así te veo, bella, Bella, con un nido de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. Bella, no te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. Hay países, hay rios, en tus ojos, mi patria está en tus ojos, yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella. Bella, tus senos son como dos panes hechos de tierra cereal y luna de oro, bella.


Bella, tu cintura la hizo mi brazo como un río cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella. Bella, no hay nada como tus caderas, tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto la curva y el aroma de tu cuerpo, tal vez en algún sitio, bella. Bella, mi bella, tu voz, tu piel, tus uñas bella, mi bella, tu ser, tu luz, tu sombra, bella, todo eso es mío, bella, todo eso es mío, mía, cuando andas o reposas, cuando cantas o duermes, cuando sufres o sueñas, siempre, cuando estás cerca o lejos, siempre, era mía, mi bella, siempre. Pablo Neruda (1904‐1973)


Un relámpago apenas Besas como si fuese a comerme. Besas besos de mar, a dentelladas. Las manos en mis sienes y abismadas nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme, me declaro vendido, sin vencerme es ver en ti mis manos maniatadas. Besas besos de Dios. A bocanadas bebes mi vida. Sorbes, sin dolerme, tiras de mi raíz, subes mi muerte a flor de labio, Y luego, mimadora, la brizas y las rozas con tu beso. Oh Dios, oh Dios, si para verte bastará un beso, un beso que se llora después, porque ¡oh, por qué! no basta eso. Blas de Otero (1916‐1979)


Corazón coraza Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú siempre existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busqué y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no. Mario Benedetti


Te quiero a las diez de la mañana Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí. Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño. Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío? Jaime Sabines


Esta imagen de ti Estabas a mi lado y más próxima a mí mis sentidos. Hablabas desde dentro del amor, armada de su luz. Nunca palabras de amor más puras respirara. Estaba tu cabeza suavemente inclinada hacia mí. Tu largo pelo y tu alegre cintura. Hablabas de el centro del amor, armada de su luz, en una tarde gris de cualquier día. Memoria de tu voz y de tu cuerpo mi juventud y mis palabras sean y esta imagen de ti me sobreviva. José Ángel Valente


Poema 15 Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía; Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Pablo Neruda


MARTA DACOSTA Parece innecesario falar de amor, ás veces e construír poemas de corpos derrubados, de fume, de suor, de ventás apagadas, de líquidos encontros e seguras derrotas. Parece innecesario mais aínda transitan folios e máis folios, e libros ademais. Destrúen o silencio, de feble arquitectura, dos que calando amamos con terca intensidade. Parece innecesario falar de amor, ás veces, para esquecer sen saña as bandeiras do odio ou as bágoas humildes de quen non ten futuro e nin pedir perdón por ignorar que somos.


YOLANDA CASTAÑO O CONTRATO Cubriron con exactitude o impreso en vixencia inexcusable, encheron puntuais os ocos baleiros con nomes completos, [enderezos e datas precisas de nacemento. Cumprimentaron os estrictos documentos mediante pólizas determinadas, certificados de pedra e facturas de floristerías. Riscaron as cuadrículas burócratas da forma máis sensual [que puideron atopar naquel bolígrafo. Non lembro xa cánto papel de estado empregaron na escritura de ingreso ni cántas sinaturas ensaiadas. Logo fixeron con tino a inscripción legal gozosa no rexistro e antes de que vencera o prazo foron acordar a cota mensual de beixos. Non se esqueza que se amaron dende as nove corenta e cinco do vintenove de maio até as sete e tres minutos dun catorce de setembro.


CHUS PATO Non podo afirmar que fose tétrica aquela nau pero si que navegaba por un mar de brañas. Que o seu era velame de estameña parda que na coberta erguian‐se as ruinas dunha moi alta torre circular e de cristal, e que todo nel semellaba paradiso, plúmbeo, solenemente ermo. Velaqui a caveira do amor e velaqui a cinza que antano os seus osos foran. Velaqui cinza, viño que o meu corazón devora velaqui o elmo, o escudo, os arautos, todos. Como non bater‐se no extremo deste mar como non precipitar‐se sobre este coagulo ardente? Velaqui as serpes do amor refulxen como xemas, como loureiro en flor refulxen como os nosos ollos, chafariz que antano foran. Non podo afirmar que fose tétrica aquela nau pero si que foi a estación final do laberinto que foi o seu velame espada e cíclame negro que todo nel semellaba púmbeo, paradiso. Ermo.


EMMA COUCEIRO CHÁMAME nena con ollos abertos de veas e alcohol con ollos abertos de pasado e nais e fereas que voltan para morderme agora que xa non son pequena nin levo nos brazos un mundo. Ese mundo quedou fóra do que agora se derruba, aínda que me pintes o cuarto de ceo porque é triste por máis que me chames nena, nena, a nosa historia vai trascender sangues e imitar vidas que só están na túa cabeza. Nena, voz pretendida que agradas. Non. Virán cerradoras por ti, corpo pechado, corpo ausente que te dilatas e existes sen mais.


LUZ POZO FAR BLUES Naquela cidade onde unha rapaza escribía un diario secreto na noite mentres o soño desvalido semellaba finxir silencios compartidos nesa vella cidade do norte o primeiro poema de amor flutuaba coma un blues nostálxico na noite. Só quería saber por qué as cordas permanecen vibrando coma labios e qué queda do diario secreto na noite desvelada. Querería saber daquel río esvaído do soño tal unha despedida sen retorno, do silencio curvado nunca praza deserta e antiga. ¿Onde vai o primeriro poema de amor a materia sonora dun blues fuxidío a inocencia primeira?


XELA ARIAS MANCO O SOL QUE REGRESA DA XANELA Manco o sol que regresa da xanela e estou aquí a mor e estou contigo: quixera vernos fundidos á terra, á terra, á auga, ó mundo inmenso. As túas mans que me andiveron son días, días que marchan e esquecín hai anos, moitos anos, esta forma de volta pois cen anos hai ata agora mesmo, se ti non me abrazaras. E estou aquí amor e estou contigo, teus ollos chuvia, túa voz quen me agocha, quen me agocha, meu amigo querido. É contigo que podo cre‐las mentiras do amor crer nas mentiras do amor, unha imbecilidade que é imposible.


MARIA XOSÉ QUEIZÁN A amante nunca ten dentes postizos graus no nariz pelos nas coxas gorduras nos cadrís. Á amante nunca lle inchan os ollos ao dormir. O poeta ama a perfección non te ama a ti. Es idealización mito metáfora da metáfora. De non seres perfecta como te amarían?


CELSO EMILIO FERREIRO "Xaneiro 1972, II" Cando quero vivir digo Moraima. Digo Moraima cando semento a esperanza. Digo Moraima e ponse azul a alba. Cando quero soñar digo Moraima. Digo Moraima cando a noite é pechada. Digo Moraima e ponse a luz en marcha. Cando quero chorar digo Moraima. Digo Moraima cando a anguria me abafa. Digo Moraima e ponse a mar en calma. Cando quero surrir digo Moraima. Digo Moraima cando a mañá é crara. Digo Moraima e ponse a tarde mansa. Cando quero morrer non digo nada. E mátame o silencio de non decir Moraima.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.