Los Últimos Días del Inca

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Kim MacQuarrie

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LOS INCAS


LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LOS INCAS KIM MACQUARRIE Autor - Kim MacQuarrie Producción General - Inkaterra Perú SAC Edición y Dirección General - José Koechlin von Stein Edición de textos - Alejandro Montoya Traducción original al español - Ana Momplet Adecuación al castellano peruano - Haydeé Soto de Montoya Diagramación - 3Creativos ISBN: 978-612-46325-0-1 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional de Perú Nº 2012-14246 Primera edición Tiraje: 1,000 unidades © Kim MacQuarrie, 2007 © Inkaterra Perú SAC, 2012 www.inkaterra.com Título original: The Last Days of the Incas, bajo licencia de Simon & Schuster. Derechos cedidos para esta edición por Kim MacQuarrie. Ilustración de portada: Luis Montero (Piura, 1826-Callao 1869) “Los funerales del Inca Atahualpa” / 1867 Óleo sobre tela / 350 x 537 cm. Préstamo Pinacoteca Municipal “Ignacio Merino”, Lima. Restaurado con el patrocinio de Volcan Compañía Minera. Impresión: Domicilio: Jr. Felipe Santiago Crespo 170 – San Luis Impreso en Lima – Perú Todos los derechos reservados. Se prohíbe toda reproducción parcial o total de esta obra, a través de medios mecánicos o electrónicos, sin la autorización escrita del autor.


A mis padres, Ronald y Joanne MacQuarrie



CONTENIDO Cronología .................................................................................. Lista de mapas ......................................................................... Prólogo ......................................................................................

9 13 19

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

El descubrimiento ............................................................ Varios centenares de empresarios bien armados .................. Supernova de los Andes ................................................... Cuando dos imperios chocan ............................................ Una sala llena de oro ....................................................... Réquiem por un rey ......................................................... El rey marioneta .............................................................. Preludio de una rebelión .................................................. La gran rebelión .............................................................. Muerte en los Andes ........................................................ El regreso del conquistador tuerto ..................................... En tierra de antis ............................................................. Vilcabamba: capital mundial de la guerrilla ......................... El último Pizarro ............................................................. La última resistencia inca .................................................. En busca de la ciudad perdida de los incas ......................... Vilcabamba redescubierta ................................................

25 35 59 77 109 143 163 191 219 257 287 311 339 371 393 421 459

Epílogo. Machu Picchu, Vilcabamba y la búsqueda de las ciudades perdidas de los Andes ............................................. Agradecimientos ..................................................................... Notas ...................................................................................... Bibliografía ..............................................................................

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CRONOLOGÍA 1492

Cristóbal Colón desembarca en lo que hoy conocemos como las islas Bahamas, en el que sería el primero de sus cuatro viajes al Nuevo Mundo.

1502

Francisco Pizarro llega a la isla de La Española.

1502-1503

Colón explora las costas de lo que más tarde serán Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá en su último viaje.

1513

Vasco Núñez de Balboa y Francisco Pizarro cruzan el Istmo de

1516

Nace Manco Inca, futuro emperador inca.

1519-1521

Hernán Cortés conquista el imperio azteca en México.

1524-1525

Francisco Pizarro emprende su primer viaje hacia el sur desde Panamá y explora la costa de Colombia. La expedición acaba siendo un fracaso económico. Diego de Almagro, socio de Pizarro, pierde un ojo durante un combate con indígenas.

1526

Pizarro, Almagro y Hernando de Luque forman la Compañía del Levante, dedicada a la conquista.

1526-1527

La segunda expedición de Almagro y Pizarro tiene sus primeros contactos con el imperio inca en Tumbes

Hacia 1528

El emperador inca Huayna Cápac muere de viruela, enfermedad procedente de Europa. Su muerte desencadena una guerra civil entre dos de sus hijos, Atahualpa y Huáscar.

1528-1529

Pizarro viaja a España, donde consigue que la reina le conceda licencia para conquistar Perú.

1531-1532

Tercer viaje de Pizarro a Perú. Pizarro captura a Atahualpa.

1533

Atahualpa muere ejecutado. Llegada de Almagro. Pizarro captura Cusco y nombra a un joven de diecisiete años, Manco Inca, nuevo emperador inca.


1535

Pizarro funda la ciudad de Lima; Almagro parte hacia Chile.

1536

Gonzalo Pizarro secuestra a la esposa del emperador Manco Inca, Cura Ocllo. Manco se rebela y asedia Cusco. Muere Juan Pizarro, y el general inca Quizo Yupanqui ataca Lima.

1537

Almagro toma a Cusco derrotando a Hernando y Gonzalo Pizarro. Rodrigo Orgóñez saquea Vitcos y apresa al hijo de Manco Inca, Titu Cusi. Manco Inca logra escapar y huye a Vilcabamba, que se convierte en la nueva capital inca.

1538

Hernando Pizarro ejecuta a Diego de Almagro.

1539

Gonzalo Pizarro invade y saquea Vilcabamba; Manco Inca escapa pero Francisco Pizarro ejecuta a su esposa, Cura Ocllo.

1540

Hernando Pizarro es encarcelado en España y empieza a cumplir una sentencia de veinte años.

1541

Francisco Pizarro es asesinado por seguidores de Almagro. Uno de sus asesinos, Diego Méndez, huye a Vilcabamba.

1544

Manco Inca muere asesinado por Diego Méndez y seis renegados españoles. Gonzalo Pizarro se rebela contra el rey de España.

1548

Batalla de Jaquijahuana; Gonzalo Pizarro es ejecutado por representantes del rey.

1557

El emperador inca Sayri-Tupac abandona Vilcabamba y se traslada a un lugar cercano a Cusco.

1560

Muere Sayri-Túpac. Titu Cusi se convierte en nuevo emperador inca en Vilcabamba.

1570

Los agustinos García y Ortiz intentan visitar la capital, Vilcabamba, pero Titu Cusi les prohíbe la entrada. Los frailes prenden fuego al santuario inca de Chuquipalya y el padre García es expulsado.

1571

Muere Titu Cusi. Tupac Amaru se convierte en emperador.

1572

Francisco de Toledo, virrey de Perú, declara la guerra a Vilcabamba. Vilcabamba es saqueada y Tupac Amaru —el último emperador inca— es apresado y es ejecutado en Cusco.


1572

La capital inca de Vilcabamba es abandonada; los españoles trasladan a todos sus habitantes a una nueva ciudad a la que llaman San Francisco de la Victoria de Vilcabamba.

1578

Hernando Pizarro muere en España a los 77 años de edad.

1911

Hiram Bingham descubre ruinas en Machu Picchu, Vitcos y un lugar llamado Espíritu Pampa, al que los indígenas de la zona llaman Vilcabamba. Bingham encuentra los tres yacimientos en menos de un mes.

1912

Bingham regresa a Machu Picchu, esta vez con el patrocinio de la National Geographic Society —en la primera expedición

1913

National Geographic dedica un número entero a Bingham y su descubrimiento de Machu Picchu.

1914-1915

Tercer y último viaje de Bingham a Machu Picchu. Descubre lo que hoy se conoce como el «camino del inca».

1920

Hiram Bingham publica su libro Inca Land, en e que Machu Picchu es Vilcabamba, la ciudad perdida de los incas y refugio de sus últimos emperadores.

1955

Victor von Hagen, explorador y escritor americano, publica Highway of the Sun, en el que sostiene que Machu Picchu no puede ser Vilcabamba.

1957

Gene Savoy llega a Perú.

1964-1965

Gene Savoy, Douglas Sharon y Antonio Santander descubren un importante conjunto de ruinas en Espíritu Pampa, y Savoy

1970

Savoy publica Antisuyo, un relato de expediciones a Espíritu Pampa y otros lugares. Savoy abandona Perú y se traslada a Reno, Nevada.

1982

Vincent Lee visita el yacimiento de Vilcabamba durante una expedición de montañismo.

1984

Vincent y Nancy

Lee descubren más de cuatrocientas


que era del asentamiento más grande de la zona de Vilcabamba, y por tanto tuvo que ser la capital de Manco Inca y de los últimos emperadores incas, Vilcabamba. 2002-2005

El Instituto Nacional de Cultura (INC) de Perú lleva a cabo las primeras excavaciones arqueológicas en Vilcabamba.

2011

Centenario del «descubrimiento» de Machu Picchu por Hiram Bingham.


Lista de mapas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15.

Los cuatro Suyos del Imperio Inca ..................................... Virreynatos Españoles, “hacia 1,600” ................................. Los caminos Inca ............................................................. Cusco y Sacsayhuamán “hacia 1,536” ............................... Zona de Vilcabamba ........................................................ Región de Cusco, Valle Sagrado y Vilcabamba .................... Provincias de Vilcabamba, La Convención y Cusco .............. Diseño del pueblo de Vilcabamba ...................................... Sección transversal de los andes ........................................ Zona de Vitcos (Rosas Pata) ............................................. Plano Arqueológico del pueblo de Vilcabamba .................... Misión de Diego Ortiz ..................................................... Templo del Sol Inca en Choqep’alta ................................... Mapa de ruta de Hiram Bingham ....................................... Plano de Vitcos (Rosas Pata) .............................................

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LOS CUATRO SUYOS DEL IMPERIO INCA




LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LOS INCAS



Prólogo

Hace casi quinientos años, unos ciento sesenta y ocho españoles acompañados de esclavos africanos e indígenas llegaban al actual Perú. No tardaron en chocar, como un inmenso meteorito, con un imperio inca de más de diez millones de efectivos, dejando restos de su enfrentamiento esparcidos por todo el continente. De hecho, quien visita Perú en nuestros días todavía puede ver por todas partes las consecuencias de aquella colisión: en la diferencia entre la oscura tez de los más desfavorecidos, frente a la tez pálida común entre la élite peruana, casi siempre acompañada de aristocráticos apellidos españoles; en la silueta salpicada de agujas de las catedrales e iglesias españolas; o en la presencia de reses y ovejas importadas y gentes de ascendencia española y africana. Otro recordatorio «castellano», cuyo nombre deriva del gentilicio del antiguo reino español de Castilla. De hecho, el violento impacto de la conquista española —que cortó de raíz un imperio con noventa años de historia— todavía resuena por cada una de las capas que constituyen la sociedad peruana, ya esté asentada en la costa, en lo alto de los Andes, o incluso entre el puñado de tribus indígenas que siguen moviéndose aisladas por la parte alta del Amazonas. Sin embargo, determinar qué ocurrió exactamente antes y durante la conquista española no es tarea fácil. Muchos de los testigos presenciales murieron durante los propios acontecimientos, y sólo unos cuantos supervivientes dejaron documentos de lo ocurrido —lógicamente, la mayoría fueron redactados por españoles—. Los españoles alfabetizados que llegaron a Perú (en el siglo XVI, sólo un treinta por ciento sabía leer y escribir) trajeron consigo el alfabeto, un instrumento poderoso y


Por su parte, los incas mantenían el hilo de sus historias a través de relatos orales especializados, genealogías y posiblemente por medio de los quipus —cuerdas con nudos minuciosamente atados y coloreados que registraban datos numéricos utilizados también como recordatorios—. Sin embargo, poco después de la conquista, el arte de leer quipus se perdió, los historiadores murieron o fueron asesinados, y la historia inca se fue desvaneciendo con cada nueva generación. El dicho que reza «la historia está escrita por los vencedores» se habían creado un imperio de cuatro mil kilómetros de longitud, sometiendo a casi todos los pueblos que lo habitaban. Como muchas potencias gobernantes y al tiempo que menospreciaba a los líderes enemigos. Así explicaron a los españoles que ellos, los incas, habían llevado la civilización a la región y que sus conquistas estaban inspiradas y sancionadas por los dioses. Sin embargo, no era ésa la verdad: antes de los incas hubo más de mil años de reinos e imperios distintos. Por lo tanto, la historia oral inca era una combinación de hechos, mitos, religión y propaganda. Hasta en el seno de la propia élite inca, las historias podían variar frecuentemente porque estaba dividida en linajes documentaron más de cincuenta variantes de la historia inca, dependiendo de la fuente en la que se basaran. El relato de lo que realmente ocurrió durante la conquista también está sesgado por la mera disparidad de lo que ha llegado a nuestras manos: si bien hoy contamos con unos treinta documentos españoles de la época acerca de varios acontecimientos que tuvieron lugar durante los primeros cincuenta años de la fase inicial de la conquista, sólo tenemos tres crónicas indígenas o pseudo-indígenas de relevancia del mismo período (las de Titu Cusi, Felipe Huamán Poma de Ayala y el Inca Garcilaso). Sin embargo, ninguna de estas crónicas fue escrita por un autor nativo que hubiese presenciado los acontecimientos durante los cruciales cinco primeros años de la conquista. De hecho, una de las fuentes más antiguas —un documento dictado por el emperador inca Titu Cusi para los visitantes españoles— data de 1570, casi cuarenta años


después de la captura de su tío abuelo, el emperador Atahualpa. De esta forma, al intentar desentrañar quién hizo qué y a quién, el lector moderno se encuentra con una relato histórico inevitablemente parcial: por una parte, tenemos un montón de cartas e informes españoles, y por otra, sólo tres crónicas indígenas, de entre las cuales, la más famosa (la del Inca Garcilaso de la Vega) fue escrita en España por un mestizo y publicada más de cinco décadas después de dejar Perú. Dentro de las crónicas españolas conservadas, hay otro obstáculo que salvar al intentar determinar lo ocurrido: las primeras crónicas fueron escritas como probanzas o relaciones, documentos redactados en su mayoría con el objetivo de impresionar al monarca. Sus autores, a menudo humildes notarios convertidos temporalmente en conquistadores, eran conscientes de que si sus hazañas sobresalían de alguna forma, el rey podía concederles favores, recompensas, e incluso una pensión vitalicia. Por ello, los primeros cronistas de la conquista española no intentaron describir necesariamente los acontecimientos como realmente ocurrieron, sino que solían minimizar los esfuerzos de sus camaradas españoles (después de todo, éstos buscaban las mismas recompensas que ellos). Además, los cronistas españoles confundían o malinterpretaban con frecuencia gran parte de la cultura indígena que iban descubriendo, e ignoraban y/o minimizaban las acciones de los esclavos africanos y centroamericanos que habían traído el hermano menor de Francisco Pizarro, Hernando, escribió uno de los primeros relatos de la conquista —una epístola de dieciséis páginas dirigida al Consejo de Indias, que representaba al rey—. En su misiva, Hernando sólo menciona los logros de otro español entre los 167 que le acompañaban: los de su hermano Francisco. Sin embargo, en cuanto estas versiones de venta en Europa se convirtieron en best-sellers. Y en ellas se basaron los primeros historiadores españoles para diseñar sus propias narraciones épicas, transmitiendo así las distorsiones de una generación a otra. Por lo tanto, el escritor moderno —especialmente el autor de narrativa histórica— se encuentra ante la necesidad de elegir entre relatos distintos y a menudo enfrentados, se ve obligado a basarse por defecto en autores que no son conocidos precisamente por su verosimilitud, a


traducir manuscritos prolijos y a menudo mal redactados, a servirse de fuentes de tercera o cuarta mano y algunas de las cuales nos han llegado como copias de copias de manuscritos. ¿Hizo realmente el inca Atahualpa con seguridad. De hecho, muchas de las citas que aparecen en este manuscrito son «recuerdos» de escritores que a menudo no redactaron sus vivencias hasta décadas después de que tuvieran lugar los acontecimientos que describen. Por ello, al igual que en la física cuántica, sólo podemos aproximarnos a lo que realmente ocurrió. Las numerosas citas incluidas en el libro —la mayoría de las cuales datan del siglo XVI— deben ser leídas como lo que son, es decir, fragmentos y pedacitos de vidrio coloreado, frecuentemente distorsionada de un pasado cada vez más distante. Evidentemente, toda historia destaca algunos sucesos, mientras abrevia, obvia, acorta, extiende e incluso omite otros. Cualquier relato está necesariamente redactado desde el prisma de una época y una cultura. Así, no es una coincidencia que el relato del historiador americano William Prescott de 1847, que cuenta cómo Pizarro y un puñado de héroes españoles se enfrentaron a la adversidad luchando contra hordas de brutales

Todo cuanto puede hacer un historiador, dentro de sus posibilidades y de —Pizarro, Almagro, Atahualpa, Manco Inca y sus contemporáneos— de las polvorientas estanterías centenarias, limpiarlas e intentar darles un nuevo breve paso por este mundo. Una vez terminado, el autor debe devolverlos al polvo con cuidado, hasta que alguien intente crear una nueva narrativa que los vuelva a resucitar en un futuro no tan lejano. Hace cuatrocientos años aproximadamente, Felipe Huamán Poma de Ayala, un nativo de familia noble que vivía en el imperio inca, pasó gran parte de su vida escribiendo un manuscrito de más de mil páginas, acompañado de cuatrocientos ilustraciones hechas a mano. Poma de Ayala abusos de los españoles en el Perú posterior a la conquista.


manuscrito bajo el brazo, deambulando a través del naufragio del imperio inca, entrevistando a gente, anotando minuciosamente gran parte de lo que oía en sus páginas, y todo ello procurando que nadie le robara el trabajo de toda una vida. A la edad de ochenta años lo terminó y envió la única copia en un largo viaje en barco rumbo a España. Aparentemente, la obra jamás alcanzó su destino o, si lo hizo, nunca llegó a manos del rey. Lo más probable es que fuera archivada por algún burócrata de rango menor y posteriormente cayera en el olvido. Casi trescientos años más tarde, en 1908, un investigador dio con el manuscrito por casualidad en información. Algunos de sus dibujos han sido utilizados para ilustrar este libro. En la carta que acompañaba a la obra, un anciano Poma de Ayala escribió lo siguiente:

Pasaron muchos días, de hecho muchos años, evaluando, catalogando y ordenando los distintos relatos, sin llegar a una conclusión. Finalmente superé mi temor y acometí una tarea a la que había aspirado durante tanto tiempo. Busqué iluminación para la oscuridad de mi entendimiento en mi propia ceguera e ignorancia. Pues no soy doctor ni estudioso del latín, como otros en este país. Pero me atrevo a considerarme la primera persona de raza india capaz de ofrecer un servicio tal a Su Majestad… En mi trabajo siempre he intentado obtener los relatos más verídicos, por varias fuentes. Solamente he registrado los hechos que varias personas han aseverado como ciertos… Su Majestad, por el bien de los cristianos indígenas y españoles de Perú, le ruego acepte en aceptación supondría gran felicidad, alivio y recompensa por todo mi trabajo. El autor del presente libro, habiéndose enfrentado con un reto similar aunque mucho menos imponente, sólo puede pedir lo mismo. Kim MacQuarrie


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