Lecturas: Si entras no sales 5 (muestra)

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LECTURAS S I . no sales entras 5

PRIMARIA

No tan

Extrañas en un tren (>

) ••
muestra

Índice

¿Cómo es el libro? 4

Capítulo 1

Entre las sombras

Terra Última: descubrimiento, ruta y dimensiones

Dra Abu el-Naga / El Valle de los Reyes

5 de noviembre de 1922

El violín de medianoche

De repente, agente secreto

Capítulo 2

El tren de las 8:34 .

La saca de correo

Pacto fantasmal en la Biblioteca Nacional

Tiempo de misterios

historia del mahout

Capítulo 3

¿Maldiciones?

Mademoiselle Chignon, institutriz

Mensajes sin firma

El misterio de las campanadas

Capítulo 4

Carreteras secundarias

El obsequioso jefe de Correos

Extramuros

El árbol de Julia

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Capítulo 5

Los ojos de Fabián

Cuatro pequeñas cajas

Óyeme con los ojos

Nunca tengo hambre a estas horas

Capítulo 6

Una escritora de éxito

El lenguaje de los pájaros

Como una chispa

Aprendizajes diversos

Un móvil, por favor

Capítulo 7

Dibujos en silencio y un reencuentro

Aucassin y Nicolette . Los enamorados encerrados

Capítulo 8

Sin quererlo, se escaparon los días

te metas en asuntos de magos

Capítulo 9

Historias de viejas

y Baucis . El deber de la hospitalidad

. La noche es un tren

Manual para brujas

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. . . . . . . . . . . 120 Amar sin red . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
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Diccionario
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 La guía fantástica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138 No
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146 Filemón
. . . . . . . . . . . . . . . 148 Poemas
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SI entras NO sales

Un personaje afín a tu edad e intereses te acompañará a lo largo de los nueve capítulos para presentar los temas de la antología.

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Hilo
FALTA 4

Ando deprisa. No queda mucho para llegar al punto de encuentro, la plaza de la catedral, pero ya he tenido que mirar dos veces atrás. Por ahora, nada extraño.

Sin embargo, en un tercer giro, ahí está, la mujer con el pelo alborotado y cara de pocos amigos caminando a pocos pasos de mí. Asustada, no me lo pienso y giro al interior de un edificio antiguo. En el hall entiendo rápido dónde estoy: en el Museo de Arqueología.

En la entrada hay dos enormes carteles.

—¡Estrella!, ¿qué haces por aquí?

Ahogo un grito, sobresaltada, y veo a Alberto levantando su mano entre la multitud. Sin dudarlo un segundo, corro hacia él.

Estoy asustada porque al volver a mirar hacia la entrada veo a la mujer de nuevo, subiendo las escaleras.

—¿Qué tal? ¿También vienes a la exposición?

Agarro a Alberto la manga y nos difuminamos entre la audiencia como si fuésemos dos más en la visita guiada.

—Déjame ponerme tu gorra. Luego te cuento, Alberto, no te lo vas a creer.

Titubear Tropezar o vacilar en la elección o pronunciación de las palabras. Bulevar Calle generalmente ancha y con árboles.

Vestigios Ruina, señal o resto que queda de algo material o inmaterial.

Piso inferior VESTIGIOS DE ÚLTIMATERRA

Piso superior LAS SANDALIAS DE TUTANKAMÓN: UN HOMENAJE A HOWARD CARTER

Lo encontrarás en los libros

ACTIVIDADES

Capítulo 4

1. ¿Libro o serie?

Los Hermanos Willoughby ha tenido una adaptación a las plataformas de streaming como muchos otros libros y esto ha permitido que mucha gente se acerque a los libros originales. Investigad y señalad cuáles son. Si las habéis visto podéis contar brevemente el argumento a vuestros compañeros.

Un narval sin igual Animalotes (Tipos malos)

¡Nadie es un zombi! Los hermanos Willoughby El reino milenario Kika superbruja

Mago por casualidad Helio. Una historia cinematográfica

2. Aunque no lo creas… ¡El diccionario es divertido! Todos podemos crear alfabetos diferentes con nuestra imaginación.

Opción A

Vamos a organizarnos en equipos para crear un significado ficticio a partir de palabras reales. Un equipo abre el diccionario al azar y elije la palabra más rara que vea. El otro equipo debe componer una definición lo más divertida posible y en base a lo que cree que significa.

Opción B Los equipos elaborarán tanto el vocablo como el significado.

• El más original ganará el juego y pasará a formar parte de un «diccionario imaginario» que crearemos a lo largo del curso.

3. Escuela de worldbuilding o construcción de mundos.

En el texto Extramuros, el nuevo hogar de los protagonistas se ubica en la Urbanización del Olmo, junto al pueblo de Little Wyverns y cerca de la escuela Byron Hall. ¿Cómo imagináis que es este lugar?

Basándonos en la dinámica de construcción de mundos y por equipos, dibujad un plano con las partes de la urbanización y sus alrededores; imaginando también como será el clima, las especies vegetales y animales de la zona, las casas y las rutas y caminos. Incluso podemos diseñar a los personajes con sus características y la ropa que llevan.

Actividades

La antología de lecturas trata diferentes temas y muchos tipos de textos: narrativa, teatro, poesía, cómic, textos expositivos, adivinanzas, etc.

4. Nuevos partidos y un debate. Los políticos son elegidos por los ciudadanos en su representación, por tanto son un servicio público y están obligados a diseñar y poner en marcha planes y mejoras que permitan la mejor convivencia entre las personas y les ayuden en su día a día a tener mejores condiciones en todos los ámbitos.

Vamos a formar grupos de tres para crear nuevos partidos políticos. Cada uno debe diseñar un logo, un nombre para el partido (con unas iniciales que sirvan como resumen, por ejemplo PPCLC «Partido para cambiar las cosas»).

• Tendréis que confeccionar el «acta fundacional» con las ideas e intenciones básicas, y es- tablecer entre cinco y diez cosas que haríais inmediatamente si os votasen para mejorar el pueblo, la ciudad o el país. Como complemento, se puede organizar un debate para presentarse y hablar de las cosas que querrían hacer y con la posibidad de dialogar con los otros partidos.

5. Tablón de libre expresión.

Pedid los permisos necesarios para habilitar un espacio en el que mostrar ideas de cambio o mejora para la clase o para el colegio, en general.

• En formato grafiti, mediante ilustraciones o con frases extraídas de novelas, cuentos o poemas, podéis ir completando un gran mural que estará siempre disponible para aportar sugerencias.

• Utilizad rotuladores gruesos o pinceles y pegad un papel continuo, de grandes dimensiones, en una de las paredes de la clase.

Cada lectura lleva vinculadas unas preguntas para reafirmar tu comprensión lectora.

Al final de cada capítulo podrás realizar actividades en grupo o personales, de carácter oral o escrito, relacionadas con los textos.

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C apítulo 4

Carreteras secundarias

Al parar en la estación, decidimos acercarnos a la oficina del jefe de estación y comentar lo que ha pasado. Bajamos como podemos los tres maletones, más atentas a seguir escrutando el pasaje que desfila por los alrededores de la vía 3 que al sitio donde debemos encaminarnos.

—Tampoco tenemos mucho tiempo, he quedado en la empresa de alquiler de coches en veinte minutos —dice mi madre, que camina a una velocidad muy distinta a la que me tiene acostumbrada.

Nuestras pesquisas resultan infructuosas. Es como si se hubiera volatizado, como si hubiera sido un mal sueño. Pongo en off el «modo búho» y esperamos en las puertas de la oficina. Solo hay un señor hablando animadamente con una mujer y su hijo. Por alguna razón demasiado animadamente, porque llevamos ya diez minutos y no tiene pinta de terminar pronto.

—Si lo pensamos bien, no ha pasado nada. Es un poco raro todo, de acuerdo, pero, ¿qué le vamos a contar a este hombre? ¿Que una señora se ha chocado contigo? ¿Que nos pareció que te perseguían? Y en cinco minutos tenemos que estar al otro lado de la estación para recoger el coche. Se acabó. Vámonos.

Por una vez estoy de acuerdo con la decisión de mi madre. Hemos empezado las vacaciones demasiado estresadas, y solo tengo ganas de salir pitando de allí y perdernos en la naturaleza. Pero, mi madre disimula mal. Trata de restar importancia al asunto y pone música en la radio del coche. Las chimeneas de las fábricas, las grúas del puerto y el olor a salitre van quedando atrás y nos sumergimos en el inmenso verde, mientras las rectas se transforman en curvas.

—¡Qué maravilla de paisaje! —dice Larisa.

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—¿Sabéis? Yo de pequeña me enfadaba por lo mal que se trataba a la naturaleza. Una vez que el alcalde vino a inaugurar un monumento en el barrio, unos amigos y yo dibujamos pancartas para protestar porque pretendían convertir el parque en un bloque de edificios.

—¿Y cómo terminó la cosa? —pregunto sorprendida.

—¿Tú qué crees? ¡Conseguimos que nos escucharan! Y también me llevé un castigo de la abuela. Al principio quieres cambiar el mundo, y ahora, como mucho consigo cambiar las cortinas de la ducha, ja, ja, ja…

Mi madre es la mejor. Por primera vez en este viaje ha conseguido que nos riamos las tres juntas, liberándonos de la tensión. Aunque estoy segura de que Larisa está pensando lo mismo que yo: nosotras sí vamos a cambiar el mundo.

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El obsequioso jefe de Correos

Muy lejos, en un pueblecito situado en el noroeste de Suiza, el jefe de correos estaba clasificando con esmero el correo entrante, tal y como

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libros

Guten tag, Frau… —El jefe de correos comenzó a saludarla con sus amistosos modales de siempre, pero entonces se acordó de la barrera

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Lo encontrarás en los libros

La mujer estaba contemplando los buzones con gesto crítico.

—Su sistema de clasificación deja mucho que desear. Ha metido una «S» en el buzón de la «C», espero que haya sido un error tonto. Además, los sobres no están bien alineados. Debería ordenarlos de este modo.

Rápidamente, pasó al otro lado del mostrador, sacó varias cartas, las

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Soltó una risita mientras estiraba cuidadosamente los dedos de sus guantes porque tenía una arruguita en un nudillo, y las arrugas la ponían muy nerviosa e irritable.

—Se diría Frau —dijo el jefe de correos educadamente, casi dirigiéndole una reverencia—, porque usted es una mujer casada.

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en los libros

Lo encontrarás

—Cielín —dijo la mujer, y al jefe de correos le pegó un vuelco el corazón, hasta que comprendió que se estaba refiriendo a su hijo—, ponte derecho para que las perneras del pantalón te lleguen a la misma altura. Me pongo muy nerviosa cuando las cosas no están en orden.

El niño, que se había sentado en el suelo para acariciar al perro, se puso derecho siguiendo las órdenes de su madre. No llevaba pantalones, exactamente, pero el jefe de correos no quiso corregir a la mujer. El muchacho llevaba puestos unos lederhosen, esa especie de petos cortos de cuero que son habituales en los pueblos de Suiza. Por debajo del lederhosen asomaban unas rodillas flacuchas y protuberantes. Llevaba las pantorrillas envueltas en unos calcetines altos de lana.

—¿Así está mejorjausen, mamiten? ¿Ya echtán bienenstein?

—Ya sabes que no hablo alemán, querido —repuso ella.

—Ach. Lo había olvidansen. Perdonamenstein —dijo el niño—. ¿Ya están bien las perneras?

La mujer las examinó y asintió.

—Sí. Intenta distribuir tu peso de forma equitativa, ¿vale, cielo? Y ponte bien el cuello de la camisa. —Después añadió—: le estaba explicando al jefe de correos que ya no estoy casada.

Miró de reojo hacia el mostrador, donde se encontraba Hans-Peter.

—Después de tantos años sin recibir respuesta del padre de mi hijo, mi querido Herr von Schlusseldorf (¿y quién mejor que usted para saberlo?

¡El comandante Melanoff no da señales de vida desde hace años!), sus generosas leyes suizas me han permitido retomar mi estado de soltera.

—En… entonces…—tartamudeó el jefe de correos.

—Sí. Estoy disponible —le dijo—. Por favor, alísese la solapa, que está un poco arrugada. Y mire a ver si mañana por la mañana, cuando se afeite, se puede igualar esas patillas. Me parece que la derecha es un pelín más corta que la izquierda.

—¡Sí, por supuesto! ¡Gracias por hacérmelo notar!

—Venga, hijo, nos vamos. —Se dio la vuelta hacia el muchacho—. Quiero llegar al mercado exactamente a las diez y cinco. Ya llegamos veinte segundos tarde.

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¡Cómo adoraba el jefe de correos que una mujer fuera tan precisa, igual que un tren suizo al entrar en la estación! Hans-Peter se permitió fantasear, por primera vez en su vida, con un futuro que tal vez incluyera una jefa de correos. Le dirigió una reverencia, entrechocando los talones ligeramente, y ella se despidió con un educado ademán de cabeza.

—¡Hachta lueguen, cocodrilen! —dijo el muchacho—. ¡Adios, Horstentainer! —añadió, dirigiéndose al perro. Después salió de la oficina de correos detrás de su madre, hacia la calle principal del pueblo.

Mientras contemplaba la espalda alta y erguida de la mujer, que iba camino del mercado, el jefe de correos se deslizó un dedo por las patillas mientras planeaba con entusiasmo su meticuloso afeitado de la mañana siguiente.

Peto

Prenda suelta o parte de una prenda de vestir que cubre el pecho.

Protuberante

Que sobresale o lo hace más de lo normal.

Pernera

Parte del calzón o pantalón que cubre cada pierna. de funcionamiento de los antiguos llamadores.

Ademán

Movimiento o actitud del cuerpo o de alguna parte suya con que se manifiesta disposición, intención o sentimiento.

1. ¿A qué se refiere el dueño de la gasthaus cuando dice «los suizos nunca nos entrometemos en asuntos ajenos»? Investiga si hay alguna razón histórica…

2. El relato, en tono humorístico, repasa algunos tópicos y estereotipos asociados al pueblo suizo. ¿Puedes citar alguno? ¿Sabrías decir uno o dos relativos a tu país? Seguro que puedes hacer una divertida lista.

3. ¿Qué cualidades admira el jefe de correos de la mujer?

Lois Lowry: Los hermanos Willoughby
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encontrarás en los libros

Extramuros

Flick debería estar emocionada.

Sus padres lo estaban. Estaban riendo y cantando al son de la radio como si nadie los viera. Hasta Freddy, el bebé, agitaba sus manos pegajosas y daba patadas en el coche que circulaba por la autovía. No es que Flick no comprendiera la emoción de ir a vivir a una nueva casa («¡Con jardín!», había chillado su madre por nonagésima vez, «¡y con dos baños!»), y era verdad que las cosas serían mucho más fáciles a partir de ahora, porque Freddy tendría su propio cuarto... pero ella había nacido en el viejo apartamento (literalmente, ya que en el momento de su nacimiento los enfermeros seguían subiendo sus equipos por la escalera, debido a que aquel día los ascensores estaban estropeados), y ella había visto cómo sus padres lo convertían en un hogar de verdad, con macetas en los alféizares con flores de verdad en ellas y en la puerta un timbre personalizable en lugar del anterior, aunque se había quedado atascado sonando We Will Rock You en cuanto le entró el agua de la lluvia.

—Estará bien escapar de la ciudad a algún sitio que tenga un cachito de verde a su alrededor —había dicho su padre.

Flick no estaba de acuerdo. A ella le gustaba vivir en la ciudad. Y de cualquier manera, tampoco es que el edificio Saint Bosco estuviera en el centro. Había sido estupendo vivir en un piso alto, por encima de todos los demás, con vistas panorámicas sobre la ciudad. Cuando hacía frío, se podían ver las torres de refrigeración de la central eléctrica escupiendo

Lo
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Miró su mochila, que tenía a su lado. Era completamente nueva porque cuando llegara septiembre iría a un colegio nuevo. Había pasado un año acostumbrándose al tamaño de la Academia Lawrence, donde los de siete años se movían en rebaño como animales de presa. Ahora asistiría a Byron Hall, donde había menos de cuatrocientos niños en el colegio entero. Y tendría que llevar corbata. Lo único que a Flick no le parecía horroroso era que en la clase de música los alumnos tenían un piano de verdad. Salieron de la autovía a una carretera bordeada de árboles, y pasaron por delante de algunas casas muy pijas. La nueva Urbanización del Olmo había sido construida al borde del pueblo de Little Wyverns, y por lo visto había suscitado un montón de quejas. Cuando la carretera se estrechó hasta que no cabían por ella más que un coche y medio, Flick tomó aire, como si pudiera adelgazar su viejo Corolla. Otro giro, y de repente las casas de la nueva urbanización parecieron brotar a su alrededor, forrando las aceras y todas en fila hacia atrás, cada una perfectamente colocada tras la otra, como piezas de dominó. Flick cerró un ojo, y avanzó un dedo contra uno de los edificios, imaginando que derribaba la primera y luego iban cayendo todas hacia atrás, una a una.

—Esta es la nuestra —dijo el padre de Flick, metiéndose en el camino de entrada a la casa—. ¡Caramba! El jardín parece un poco distinto al de la casa piloto

Flick pensó que aquella era la sutileza del siglo. La foto de delante del folleto de la promotora mostraba ese tipo de césped que parece cortado con tijeras para las uñas. Pero no había ningún pulcro césped delante de la nueva casa. De hecho, no había ningún tipo de césped en absolu

Alféizar

Arq. Rebajo en ángulo recto que forma el telar de una puerta o ventana con el derrame donde encajan las hojas de la puerta con que se cierra.

Casa piloto

Vivienda terminada y amueblada por completo que sirve como primera aproximación para el posible comprador a la casa que busca.

Broza

Conjunto de hojas, ramas, cortezas y otros despojos de las plantas. / f. Desecho o desperdicio de algo.

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libros

—Esta es mi habitación —dijo Flick, agarrando a Freddy delante de ella. Freddy balbuceó y le lanzó un puñetazo a la boca—. Entiendo que eso significa que has comprendido. Mi habitación. No nuestra. Ya no. Tu habitación... —atravesó el rellano—, es esta. Bonita y pequeña, porque tú eres pequeño. —Utilizar la palabra pequeña para referirse a la habitación resultaba generoso. Cuando Freddy necesitara una cama normal, no le quedaría sitio al lado para ponerse de pie.

El bebé dio patadas para que lo dejara en el suelo. Flick lo posó en la moqueta, que todavía olía a la tienda de moquetas, y le dejó que se escapara gateando, dejando un fino rastro de migas a su paso, como un caracol especial.

En el extremo superior de la escalera había una vallita de seguridad infantil, que a Flick no le cabía ninguna duda de que su hermanito aprendería a escalar antes de que acabara la semana. Como el resto de la casa, era nueva. Nuevas moquetas, nueva pintura, horno nuevo, hasta enchufes nuevos en las paredes, lisos y de un blanco reluciente, no como los del viejo apartamento que a veces, cuando se les enchufaba algo, chisporroteaban de modo alarmante.

Flick lanzó un suspiro mientras ponía a cargar la lamparilla nocturna de Freddy. Una no podía hacer como si controlara la electricidad con la mente cuando los enchufes no crepitaban. Abajo, los dos obreros de la mudanza se iban ya. El padre de Flick les iba dando a cada uno de ellos una propina y las gracias por su ayuda. Flick les dirigió una sonrisa mientras llevaba a Freddy a la cárcel de bebé (también llamada parque) que su madre había montado para mantenerlo alejado de las cajas.

—Bueno, ¿qué te parece tu cuarto? —le preguntó su madre.

—Es mono —dijo Flick, flexionando los brazos después de posar a Freddy—. Un poco beis.

—Toda la casa es beis —dijo su madre—. Pintura crema y moquetas beis. Si alguna vez los cambiamos, podemos elegir algo más alegre. Supongo que les parece que da sensación de limpieza.

—Parece limpio porque está limpio. El inodoro todavía tiene puesta la funda de plástico.

Flick se fue hacia la caja que tenía la etiqueta «Ropa de Felicity» y la cogió.

—¿Empiezo a subir las cosas?

—Gracias, cielo. —Su madre le dio al bebé una galleta—. Ten cuidado con la escalera, ¿vale?

Lo encontrarás en los
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Al final del día, ya habían revisado la mayor parte de las cajas. Montaron la cuna de Freddy, e hicieron todas las camas, pero todavía no tenían mesa ni sillas para comer, así que, como algo muy especial, tomaron pescado rebozado con patatas fritas sentados en el suelo del salón.

Sin embargo, la madre de Flick aún les obligó a comer del plato con los cubiertos habituales, pese a que Flick insistía en que los tenedores de madera de la tienda que daban en la freiduría daban mejor sabor a todo.

El padre de Flick picoteaba de su pescado allí sentado. Isaac Hudson no

Abadejo

Nombre común a varios peces del mismo género que el bacalao.

Vespertino Que sucede durante la tarde.

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Lo encontrarás en los libros

Era una trampa. Flick sabía que debería ofrecerse a ayudar a su padre a desempaquetar, pero había estado haciéndolo todo el día. Había visto suficiente cinta marrón de embalar y cartones para una vida. Aunque no podía decirlo sin sonar como la hija más desagradecida del universo. Mojó una patata en lo que le quedaba de kétchup.

—Umm...

Su padre la socorrió:

—Creo que deberías darte una vuelta —dijo—. Para ver lo que pasa en un sitio pequeño como este. Podrías averiguar dónde está tu colegio.

—No creo que sea difícil de encontrar —dijo Flick—. En todo el pueblo hay unos diez edificios, si no se cuentan los nuevos —dijo posando los cubiertos—. Pero sí, iré a enterarme. Y a ver dónde está la biblioteca y tal, para después del cole.

Su madre asintió con la cabeza:

—Eso es muy sensato. Puedes desempaquetar tus juguetes y cosas por la tarde-noche.

Flick arrugó el ceño. Tenía doce años. No tenía juguetes. Tenía cosas que coleccionaba, y también cosas de valor sentimental. Pero juguetes, no. —Claro.

Freddy se estiró sobre su alfombra de jugar, logrando la proeza de

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Flick corrió sus cortinas nuevas (y beis) y encendió la lámpara que había traído del piso viejo. Tenía forma de seta y había sido un regalo de la abuela y el abuelo Pitchford cuando era muy pequeña. Había un ratón en la base de la seta, y Flick solía hacer como si estuviera vivo. No lo hacía ya, pero le gustaba recordar aquel tiempo en que podía portarse así. Por desgracia, la seta ahora tenía una raja grande en el sombrero, donde Freddy la había golpeado con una botella llena. Eso hacía que la luz proyectara en el techo una especie de zigzag.

Había media docena de cajas puestas contra la pared, cada una con su nombre. Flick cogió la más pequeña y levantó la tapa. Tal como esperaba, no solo había cosas suyas en ella: al final del proceso de empaquetado, a su padre le había entrado el pánico y había empezado a echar cosas en cualquier caja en la que quedara un poco de sitio.

Encima, sin embargo, estaba la última cosa que Flick había guardado. Levantó un póster que había doblado y vuelto a doblar, y lo cogió por una esquina para que se abriera solo. El póster había sido un regalo de navidad, y Flick lo colocó en la pared, pues la masilla que había tenido seguía pegada al papel.

Era un póster muy impresionante, pensó Flick. Era un

1. Haz un pequeño resumen de este capítulo. ¿En qué proceso está inmerso la familia? ¿Te ha tocado a ti alguna vez hacer algo parecido? ¿De qué sitio a qué lugar?

2. «Era como si hubieran jugado un mal juego de Jumanji en el patio». ¿Sabes a qué se refiere? ¿Cuál es tu juego de mesa preferido?

3. De las cosas que Flick sabe sobre su próxima escuela, Byron Hall, ¿qué es lo que más le atrae?

4. «Con cada pez viene gratis una bolsa de plástico». ¿A qué grave problema medioambiental hacen referencia los protagonistas?

5. ¿Qué pequeños gestos diarios podemos hacer para contribuir a revertir la situación?

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El árbol de Julia

libros

ESCENA V

Julia, Abuela, Alcalde

Al irse los bomberos, tropiezan con la AbuelA

Julia: Abuela, estoy aquí.

abuela: Julia, ¿cómo has podido hacer una cosa así? ¿Qué dirían tus padres si vivieran! ¿Cuándo se ha visto a alguien trasladando su casa a un árbol?

Julia: Lo hemos intentado de otra manera y no ha valido de nada. Ya tienen la orden para destruir el bosque. Si tú estás de acuerdo en que debemos salvarlo y también a Cóndor, tienes que comprenderme, abuela.

abuela: ¿Y tus estudios? Si no bajas de ahí, te pondrán falta en la escuela.

Julia: Aquí tengo todos mis libros. Seguiré trabajando, no te preocupes.

abuela: Estoy muy preocupada por ti, Julia. Tienes que bajar del árbol.

Julia: (Con gran ternura) Pero abuela, ¿cómo quieres que baje? Desde pequeña tú siempre me dijiste que los niños debíamos defender los árboles y hablar con ellos, ¿ya no te acuerdas? Tú me contabas que en los árboles habitan genios y que, por esa razón, cuando se corta uno de ellos, hay que avisarles para que tengan tiempo de mudarse a otro lugar. También me repetías muchas veces que algunos de esos genios se esconden en la madera con la que se construyen las casas, para quedarse a vivir con nosotros. (Al notar el sentimiento de la AbuelA)

Abuela, abuela, no te pongas triste. Todo lo que sé de los árboles me lo enseñaste tú. La AbuelA se va encogiendo hasta quedar en cuclillas a los pies del árbol.

abuela: Cuando mi abuela vivía, los ancianos contaban a los niños leyendas que hablaban de los misterios del bosque. Los críos amábamos los árboles porque para nosotros estaban llenos de misterios. (Pausa) Ahora todo el mundo tiene demasiada prisa y no les queda tiempo para contar cuentos a los niños.

JULIA: (Escucha emocionada las palabras de la AbuelA, y se dirige a ella con ternura)

Abuela, tú y yo hemos hecho carteles y los hemos pegado por el pueblo; también los han hecho algunas gentes de otros lugares, pero no ha servido de nada. Tienes que entenderlo, abuela.

Entra el AlcAlde, muy irritado y se dirige a la AbuelA

alcalde: A usted la andaba buscando. Desde primeras horas de la mañana el teléfono del Ayuntamiento no ha parado de sonar. Me ha llamado el director de la compañía que construirá la fábrica. Protección Civil, la Dirección de Asuntos Forestales, el delegado del

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Lo encontrarás en los

Gobierno en la Provincia, el Cuerpo de Bomberos Rurales… Todos me exigen que como alcalde del pueblo tome cartas en el asunto. (Con energía) Tiene que convencer a su nieta para que baje ahora mismo de ese árbol. ¿No se da cuenta de que está causando graves retrasos a la empresa constructora? Si mandan a sus abogados, les llevarán a los tribunales y les sacarán hasta el último céntimo. (Gesticulando exageradamente). Se quedarán hasta sin la casa en la que viven.

abuela: (Desolada) Les pedimos que construyeran la fábrica un poco más lejos. Para los viejos es difícil perder los lugares en los que nacimos.

El AlcAlde hace valer su autoridad.

alcalde: Te habla el alcalde, en nombre propio y en el de la Corporación Municipal, reunida esta mañana en sesión de urgencia.

Julia: Que pequeñito es usted desde aquí arriba, señor alcalde.

alcalde: Niña, eres una descarada, y alguien va a tener que hacerte entrar en razón.

abuela: Julia, por favor, escucha al señor alcalde.

Julia: (Fingiendo inocencia) Solo he dicho que desde aquí no es tan grande como yo pensaba.

abuela: Cuando había boda en el pueblo, bailábamos alrededor de este árbol, y hace muchísimos años, bajo su copa se celebraba la romería, se convocaba el Concejo y hasta llegó a jurar su cargo un corregidor.

alcalde: Eran otros tiempos, abuela; ahora tenemos un Ayuntamiento nuevo. ¡Como vamos a reunirnos debajo de un árbol! ¡La gente pensaría que en nuestro pueblo todavía estamos en la Edad de Piedra! (Se dirige a Julia y le muestra un papel sacado de su bolsillo) La constructora tiene todos los permisos para iniciar los trabajos de «acondicionamiento» del terreno.

Julia: ¿Acondicionamiento quiere decir que tienen permiso para matar a Cóndor?

alcalde: ¿Quién es Cóndor, niña?

Julia: (Señalando al árbol) Este es Cóndor.

alcalde: ¿Eso es lo que te han enseñado en la escuela? ¿A poner nombres raros a las cosas?

Julia: Todos los árboles deberían tener un nombre diferente, porque todos son distintos.

Edad de Piedra

La Edad de Piedra se refiere a un tiempo en el pasado que comenzó, aproximadamente, hace unos 3 millones de años y duró hasta hace unos 40 000 años. Se llama así porque durante ese tiempo nuestros antepasados lejanos fabricaron sus herramientas con piedras.

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Lo encontrarás en los libros

ESCENA VI

Narrador, Andrea, Abuela, Alcalde, Vecinos (Voces), Julia

La luz desaparece del árbol para concentrarse en el NArrAdor, situado en un lateral.

Narrador: (Muy lentamente) Veinticuatro horas. (Cogiendo un reloj de arena) Lo que tarde en descender la arena que se encuentra aquí arriba. En este espacio de tiempo, todos los que mandan van a tener que pensar en Julia, en Cóndor y en el bosque, ya que de sus decisiones dependerá el desenlace de la aventura que os estamos relatando.

El NArrAdor deposita el reloj de arena en el suelo. Varios focos de luz iluminan a distintos personajes. Se supone que JuliA no los oye.

aNdrea: Yo quiero mucho a Julia, es mi mejor amiga. Pero un árbol es un árbol. Quiero decir que con un árbol no podemos hablar, porque nunca nos contesta. Hay que ser normal, como todo el mundo, de lo contrario nos terminarán mirando como a bichos raros. Yo quiero ser como todos, vestir como todos y ver la televisión que ven todos. Ayudé a Julia a preparar las cosas que iba a necesitar para vivir allí arriba; porque yo tampoco deseo que destruyan el bosque, ni que hagan daño a Cóndor. Pero no porque me crea que un árbol escucha lo que decimos, sino porque me gusta mirarlo cuando vengo aquí. Quisiera estar con Julia, pero no me atrevo.

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Se ilumina la figura de la AbuelA

abuela: No quiero que perjudiquen a Julia. Ahora, casi siento haberla inculcado tanto cariño por nuestro bosque. Las personas no tienen tiempo para contemplar todo lo hermoso que nos rodea, prefieren ver la naturaleza desde la pantalla de su televisor, antes que correr a buscarla subiendo a los montes o corriendo por las praderas. (Pausa)

Me gustaría que Julia bajara del árbol, pero también que defendiera sus ideas. Las personas mayores nos hemos hecho un poco cobardes, pero a los jóvenes les queda mucha vida por delante, y debemos permitirles que defiendas sus ilusiones aunque no siempre coincidan con las nuestras.

Se ilumina la zona ocupada por el AlcAlde

alcalde: Ella, desde allí arriba, se creyó que yo era muy pequeñito. Si todos los vecinos se subieran a los árboles, podrían ver minúsculos a los gobernadores, a los presidentes, a los concejales, y entonces… Si piensan que no somos importantes, corremos el riesgo de quedarnos sin trabajo. Además, en este caso concreto nos encontramos ante un problema de autoridad. Si los que mandan dicen que es mejor disfrutar de una fábrica que de un montón de árboles, sus razones tendrán. Los tiempos de criticarlo todo ya pasaron, ¡ahora, todo va bien!

Se ilumina el árbol. Suenan voces.

VeciNos (Voces) ¡Julia está arriba y no bajará hasta que ellos dejen nuestro bosque en paz! ¡Sí, sí, Julia está ahí, y si lo consintieran, quisiéramos subir!

Las voces se van apagando y JuliA lee un libro a Cóndor.

Luis Matilla: El árbol de Julia 1. ¿Por qué Julia ha decidido subir al árbol?

2. ¿Cómo amenaza el alcalde a la abuela y su nieta?

3. ¿Cómo describirías a Andrea, la amiga de Julia, en base a los pensamientos que comparte en este texto?

4. ¿Qué crítica hace la abuela sobre su generación?

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ACTIVIDADES

Capítulo 4

1. ¿Libro o serie?

Los Hermanos Willoughby ha tenido una adaptación a las plataformas de streaming como muchos otros libros y esto ha permitido que mucha gente se acerque a los libros originales.

• Investigad y señalad cuáles son. Si las habéis visto podéis contar brevemente el argumento a vuestros compañeros.

Un narval sin igual

Animalotes (Tipos malos)

El reino milenario Kika superbruja

Mago por casualidad

Los hermanos Willoughby

¡Nadie es un zombi!

Helio. Una historia cinematográfica

2. Aunque no lo creas… ¡El diccionario es divertido! Todos podemos crear alfabetos diferentes con nuestra imaginación.

Opción A

• Vamos a organizarnos en equipos para crear un significado ficticio a partir de palabras reales.

• Un equipo abre el diccionario al azar y elije la palabra más rara que vea. El otro equipo debe componer una definición lo más divertida posible y en base a lo que cree que significa.

Opción B

• Los equipos elaborarán tanto el vocablo como el significado.

• El más original ganará el juego y pasará a formar parte de un «diccionario imaginario» que crearemos a lo largo del curso.

3. Escuela de worldbuilding o construcción de mundos.

• En el texto Extramuros, el nuevo hogar de los protagonistas se ubica en la Urbanización del Olmo, junto al pueblo de Little Wyverns y cerca de la escuela Byron Hall. ¿Cómo imagináis que es este lugar?

• Basándonos en la dinámica de construcción de mundos y por equipos, dibujad un plano con las partes de la urbanización y sus alrededores; imaginando también como será el clima, las especies vegetales y animales de la zona, las casas y las rutas y caminos. Incluso podemos diseñar a los personajes con sus características y la ropa que llevan.

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4. Nuevos partidos y un debate.

Los políticos son elegidos por los ciudadanos en su representación, por tanto son un servicio público y están obligados a diseñar y poner en marcha planes y mejoras que permitan la mejor convivencia entre las personas y les ayuden en su día a día a tener mejores condiciones en todos los ámbitos.

• Vamos a formar grupos de tres para crear nuevos partidos políticos.

• Cada uno debe diseñar un logo, un nombre para el partido (con unas iniciales que sirvan como resumen, por ejemplo PPCLC «Partido para cambiar las cosas»).

• Tendréis que confeccionar el «acta fundacional» con las ideas e intenciones básicas, y es- tablecer entre cinco y diez cosas que haríais inmediatamente si os votasen para mejorar el pueblo, la ciudad o el país.

• Como complemento, se puede organizar un debate para presentarse y hablar de las cosas que querrían hacer y con la posibidad de dialogar con los otros partidos.

5. Tablón de libre expresión.

• Pedid los permisos necesarios para habilitar un espacio en el que mostrar ideas de cambio o mejora para la clase o para el colegio, en general.

• En formato grafiti, mediante ilustraciones o con frases extraídas de novelas, cuentos o poemas, podéis ir completando un gran mural que estará siempre disponible para aportar sugerencias.

• Utilizad rotuladores gruesos o pinceles y pegad un papel continuo, de grandes dimensiones, en una de las paredes de la clase.

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