Oswald Wirth - El Libro del Maestro

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Oswald Wirth – El Libro del Maestro principio interior de iniciativa que adivina sin poder conocerlo exactamente, dios desconocido en su misteriosa realidad: este es el yo trascendente, idéntico posiblemente en todos los seres que piensan. Este yo no ocupa ningún lugar en el espacio ni podría ser delimitado en el tiempo; es, pues, de esencia divina. Así, es a los Iniciados a quienes se dirige el salmo LXXXII donde se lee en el versículo 6: “Yo he dicho: Vosotros sois Aelohim23 y sois todos hijos del Soberano”.

La Muerte Cuando la representación ha terminado, el actor se quita la máscara (persona) y vuelve a ser él mismo. ¿En qué podría afectarlo esta vuelta a sí mismo?. ¿Sería para él un desencantamiento la vida real?. Eso no sucedería nunca al artista consciente de su arte que no es engañado por su propia representación. Un papel no es para él sino un incidente de su carrera y su ambición será desempeñar honorablemente múltiples empleos, representando siempre de mejor en mejor. Lo mismo sucede al actor disfrazado con nuestra personalidad. Esta no le interesa sino en cuanto le proporciona la ocasión de probar su arte y de perfeccionarse en él. Si es artista vive para el arte y no para el papel que representa (persona), vita brebis, ars longa. Esto significa que la vida es corta si se limita a la personalidad pero participa de la permanencia del arte desde que se identifica con él. En otros términos: no existe la muerte para el Artista. El abandono de un organismo usado o deteriorado que se ha vuelto impropio para llenar su oficio, no representa para el obrero sino un cambio de utensilio de muy escasa importancia si sabe trabajar. El buen obrero no permanece nunca sin ocupación, aun en el dominio mezquino de nuestra agitación planetaria, con mayor razón en un orden superior de cosas donde nada se destruye, como nada se destruye en la física y en la química. Seamos fuerza creadora y no nos preocupemos por nuestro porvenir. Cuando nuestra personalidad de estado civil se extingue, los rastros que deja no son sino de un interés mediocre. Para ella no es preciso esperar nada después de la muerte. ¡Post mortem nihil!. Pero no debe confundirse el instrumento con el Obrero. Por lo demás, ¿A qué aspira el Iniciado sino a transformarse?. Siendo agente de transformación, ¿Cómo temería él su propia metamorfosis?. Para 23 Aelohim significa Atributos de Dios en árabe. La Biblia dice “Dioses”.

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