ARTÍCULO DE FONDO parentales, aumentamos un poco más el riesgo. La mujer, por tanto, centra un pensamiento en la búsqueda de su satisfactor, amor–reconocimiento, y actúa (conducta), de tal manera que pueda alcanzar el objetivo proyectado en su pensamiento, que al ser recurrente y prioritario se traduce en proceso obsesivo, manifestado en conducta compulsiva: hacer ejercicio, buscar diferentes dietas, buscar diferentes maneras de eliminar el alimento, o por el contrario ocupar un gran esfuerzo y tiempo por la búsqueda de alimentos. Estas conductas se convierten en disfuncionales al ser excesivas, sin control o sin límite porque se mantiene el sentimiento de vacío imposible de llenar, hasta el progresivo deterioro del cuerpo, llegando inminentemente a la muerte. La prevención de los trastornos de la conducta alimentaria está directamente relacionada con todas aquellas herramientas que favorezcan la estima de la persona, así como su progresivo sentimiento de autosuficiencia que en la etapa adulta se traducirá en independencia emocional, diferenciación y crecimiento. Factores de protección como hablar de sentimientos con los niños desde pequeños, reconocimiento de logros equilibrado con responsabilidad de acciones, comunicación abierta y asertiva, así como la creación de hábitos dirigidos a la salud y el bienestar general. Es muy importante normalizar sentimientos tanto agradables como desagradables y alentar en todo momento el uso de la palabra
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En 2011 ya se hablaba en México de un 10% de mujeres identificadas con trastorno de la conducta alimentaria
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a través del respeto para compartirlos y generar herramientas de solución en familia. Reconocer además que cada uno es diferente, particularmente en estructura corporal, estatura, color de piel, habilidades y limitaciones, respetando la individualidad y enviando mensajes de aceptación al respecto. Saber que el otro “no soy yo” y no tiene por qué serlo, para, como papá o mamá permitir el libre crecimiento del hijo con sus características únicas e irrepetibles. La alimentación es sin duda una necesidad del ser humano que no puede ser restringida pero tampoco excedida ya que cumple su función básica de nutrir al cuerpo para su adecuado funcionamiento, sin embargo, cuando la persona empieza a priorizar la imagen y ante ello dirigir la alimentación, o elegir la alimentación para evadir la emoción presente, estamos ya identificando una señal de alerta que debe ser escuchada y evitar el desarrollo de padecimientos que destruyen el cuerpo pero también el alma como lo son los trastornos de la conducta alimentaria. Si conoce algún familiar o persona cercana que se encuentre sufriendo de algún trastorno relacionado con la alimentación, es recomendable asistir con un equipo de profesionales que le den la orientación adecuada, una evaluación del estado físico, mental y emocional, y con ello el programa de tratamiento multidisciplinario más adecuado que llevará a la mujer y a su familia a un nuevo estado de estabilidad, tranquilidad y salud.
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