Ida y vuelta. Huellas de tránsito

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Antiquarium Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla


Dseño de cubierta: Alberto Rey e Ignacio Traverso Diseño y composición: Alberto Rey e Ignacio Traverso Tipografías utilizadas: familias Alegreya y Anton © Sergio Aranda, Irene Chacón, Sofía Clari, Elena Coca, Luis Galván, Marina González, Sofía González, Marina González, Vivi Morales, Alberto Rey, María Rodríguez e Ignacio Traverso por el texto y las fotografías. © Paco Lara y Alberto Mañero por el prólogo. © Alberto Rey e Ignacio Traverso por el diseño. Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual. Esta publicación se enmarca dentro del módulo «Pintura, Construcción y Espacio» del Máster en Arte: Idea y Producción de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Coordinación Sala Antoquarium: Javier Fito ISBN: 978-84-09-42615-7 © 2022


/PRÓLOGO. Desde sus comienzos, el máster universitario en Arte: Idea y Producción de la Facultad de Bellas Artes está en constante desarrollo con el fin de analizar y llevar a cabo el mejor entorno docente posible que facilite el cauce expresivo del alumnado, para que éste se sintiese identificado, fortalecido y cómodo en su labor de creación. Una de sus materias, Pintura, Construcción y Espacio, integra en sus contenidos y competencias acciones vinculadas a distintos paradigmas plásticos actuales y, a la vez, se esfuerza para intentar ofrecer una metodología dinámica, ágil y actual. Desde hace siete años se procura que las obras producidas durante el curso no resulten circunscritas solo al ámbito académico, por lo que se canaliza dicho trabajo en un proyecto expositivo integral, como medio habitual para la comunicación en la creación contemporánea. No obstante, dicho compromiso se traduce también, aparte de la obra plástica, en la aportación de discursos críticos del alumnado para contextualizar su obra y establecer una contribución conceptual. Dichos textos junto con las imágenes de las obras expuestas conforman este catálogo. El título de la muestra, DE IDA Y VUELTA. HUELLAS DE TRÁNSITO, arroja alguna pista sobre el núcleo significante y conceptual que toma el proyecto artístico

desarrollado. La primera pista está vinculada al propio título de la muestra; el bucle entre punto de partida, recorrido y nuevo comienzo, consustancial al ser humano tanto en su desarrollo vital como en sus diversas actividades. Aparece una segunda pista en este proyecto, por oposición al denominado arte moderno, propiciada por esquemas o postulados posmodernos. Como ya intuimos, es la teoría socio-cultural que demanda la actual vigencia de un periodo histórico que habría superado el proyecto moderno; es decir, la raíz cultural, política y económica propia de la Edad Contemporánea. Frente al acuerdo implacable con la innovación, el progreso yla crítica de las vanguardias artísticas, intelectuales y sociales, el posmodernismo defiende la hibridación, la cultura popular, el descentramiento de la autoridad intelectual y científica y la desconfianza ante los grandes relatos (Lyotard, Baudrillard, Danto, Foucault, Lipovestky, Bonito Oliva…). El acontecer de las vanguardias artísticas, la “transvanguardia” trajo consigo diferentes postulados y paradigmas los cuales establecen nuevos planteamientos en la producción e intervención artística en los comienzos de nuestro siglo. La crisis de las vanguardias, e incluso los géneros


o artes tradicionales (pintura, escultura) dejaron de ser el vehículo principal de expresión artística para quienes buscaban medios más innovadores, en beneficio de “instalaciones artísticas”, arte conceptual, nuevas tecnologías, sustentados bajo la hibridación, el eclecticismo, la “deconstrucción”, el impulso del “nomadismo cultural”, de la curiosidad, de la apertura “total” del arte frente a cualquier forma de academicismo. A finales del siglo XX se agudiza, por tanto, en el contexto intelectual el “giro lingüístico” y el debate entre modernidad y posmodernidad; una discusión que se comenzó a divulgar en el mundo del arte bajo la etiqueta “posmoderno” con el arranque de la recuperación de todos los lenguajes artísticos, fundamentalmente el de la pintura, desde el último cuarto del siglo pasado. El arte posmoderno vuelve sin pudor al sustrato material tradicional, a la obra de arte-objeto, al “arte por el arte”, teniendo como a algunos de sus más importantes teóricos a Jacques Derrida y Michel Foucault. En el fondo, la falta de una definición consensuada del arte consiste en su reduccionismo categórico —como imitación, como recreación, como expresión—; el arte como concepto global, como concepto en evolución y por lo tanto accesible a nuevas disquisiciones,

debería ser una síntesis amplia y subjetiva de todos ellos. “Deleitar”, “emocionar” o quizás desencadenar “un choque” en la mirada del espectador es lo que persigue la propuesta artística IDA Y VUELTA. HUELLAS DE TRÁNSITO, a través de una inmersión desde las tesis críticas del “espacio expandido” de Rosalind Krauss, o desde la estética como Jacques Rancière, o su antagonismo en la antiestética de Hal Foster, en el momento actual donde todo parece desenvolverse en el escenario de lo público, “el nuevo ágora mediática” — en palabras de Boris Groys—. El soporte pictórico se diversifica y se expande en el espacio circundante sirviendo como catalizador para unas nuevas propuestas cromáticas cuyos nexos y objetivos se simplifican. ¿Qué intentan comunicar las propuestas que se exhiben en IDA Y VUELTA. HUELLAS DE TRÁNSITO? En primer lugar, una visión cercana de la realidad artística actual y, en segundo lugar, un debate entre el ámbito de lo estético y la observación. Este es el contexto donde nos situamos y es el punto gravitacional de buena parte de la exposición. Dicho lo anterior, pasemos seguidamente a presentar y describir cada una de las intervenciones plásticas que en definitiva son las verdaderas protagonistas de este proyecto.

El trabajo creativo de Sergio Humberto Aranda Escudero (Barranquilla, Colombia, 1987), adquiere una gran carga poética y simbólica. Su proceso se inicia con la recogida de pequeñas ramas. Seguidamente, con lentitud y esmero, las envuelve con vendas de yeso —algunas quedan individualizadas, otras son unidas entre sí— y con ello logra conformar entramados más complejos, algunos se tornan en contenedoras que recuerdan “nidos”. El nido refiere a un lugar de acogida, de refugio y protección, en el que podría ser posible habitar. El conjunto, de aspecto rizomático, constituye una auténtica red neuronal de fuertes conexiones simbólicas con sus raíces y particular cultura.

Pero ¿por qué no intentar representar directamente los sonidos a través de un medio gráfico-dibujístico-pictórico? En este sentido Elena Coca Porras (Córdoba, 1998), establece un procedimiento por el cual algunos objetos al ser zarandeados o golpeados producen sonidos a la vez que quedan impresas sus huellas e impactos de modo gráfico al estar bañados en alguna tinta o pigmento. Es el sonido de la ciudad, el sonido constante de nuestro hábitat impuesto que de modo ceremonioso y constante recrea a diario en sus paseos. Desarrolla grandes formatos en papel en los que la abstracción queda conjurada al azar más básico, produciendo emotivos trazos y composiciones expresivas de gran impacto.

La propuesta creativa de Sofía Clari Rodríguez (Sevilla, 1969) es indisociable de sus incursiones previas en el campo de la moda. Su proyecto artístico indaga en la búsqueda de la identidad propia. Persigue aquello que se cuece en el interior del yo. El método de trabajo, que podría ser descrito como deconstructivo, resignifica los objetos y materiales empleados (zapatos, materiales textiles, entre otros), y con ello se busca una nueva lectura e interpretación simbólica a través la acción creadora. Música y pintura se han relacionado a través de los siglos compartiendo conceptos, percepciones y terminología.

El tema modular y las representaciones modificadas como abstracciones es el recurso expresivo que Irene Chacón Dorante (Sevilla, 1994), pone en valor. El aspecto gráfico se consigue con la intermediación del papel doblado y las gradaciones de las diversas tintas empleadas en la estampación. Es una obra viva que discurre por distintos materiales —cerámica y distintos tipos de papel— y soportes manteniendo una fluidez expresiva en función de las composiciones derivadas de los distintos módulos. Su producción mantiene un estilo austero, carente de colores, pero atractivo por las


delicadas texturas visuales y el uso cálido que añade el papel. El empleo de la luz junto con los aspectos naturales de la infancia son los que inspiran a Luis J. Galván Vázquez (Badajoz, 1998), como elemento generador de nuevas imágenes, siendo capaz de conducirnos a un espacio común en el que se retoma la nueva visión de lo cotidiano, de nuestra propia identidad… En palabras del autor: “Tenemos en cuenta por tanto experiencia como la parte más ligada a nuestra memoria, nuestros orígenes y vivencias, para comprender nuestro desarrollo creativo”. Hace uso de la representación del árbol, de paisajes extremeños de enorme belleza expresiva que nos sitúan en un humanismo agrícola que emociona y nos descubre una mirada diversa hacia el entorno. En la obra de Sofía González Berenguer (Sevilla, 1993), podemos apreciar los mecanismos que debemos adoptar para transferir una intervención que parte de postulados de acción prescindiendo del sentido de la vista. La autora presenta un conjunto de obras con un carácter colaborativo, donde la experimentación sensorial y la participación e interpretaciones tanto del individuo como del público son imprescindibles, y nos invita a recorrer una serie de

intervenciones solicitando la ausencia de la visión para enfrentarnos a una experiencia sensorial distinta. El uso del tacto será definitivo y nos conducirá por un universo de matices y experiencias sensoriales. El trabajo de Marina González Fernández (Badajoz, 1996), explora la propia identidad a través de la memoria. Así, su propuesta adquiere un sentido de gran calado autobiográfico. Para González Fernández las ideas que expresan los objetos construidos por la autora han de estar armadas de sentido. No basta solo con elegir un objeto. La propuesta artística ha de estar construida bajo una argumentación sólida. A la autora le importa la forma de coser lo que ha sido producto del azar (el encuentro de unas diapositivas) con una idea que le aporte una carga simbólica sólida, relacionada esta con la construcción de la identidad, la memoria y, por lo tanto, del propio “yo”. A partir de los archivos de los medios Viviana Yael Morales Gómez (Veracruz, México, 1995), “se basa en un proceso con tendencia a una crítica social-política que se refleja en sus obras”, como comenta la autora. Trabaja sobre el papel del maltrato de la mujer y recupera plásticamente aquellos artefactos de producción propia en el que establece la traslación de objeto virtual al mundo real. Aborda el sentimiento

del dolor desde el recuerdo y nos invita entre la pérdida y el ejercicio de la memoria, como medio de recuperar plásticamente a personas maltratadas y fallecidas a través de su vinculación a metáforas visuales por medio de muñecas deterioradas y enjauladas que hábilmente construye. Las transdisciplinaridad de la ilustración y el diseño hace que Alberto Rey Rubio (Sevilla, 1980), opte por un lenguaje personal en el que los signos y los materiales se conjugan para obtener una visión completa de un relato expresivo que apuesta con decisión por no dejar indiferente al espectador. El autor comenta que “la máscara es un objeto, cuasi artefacto, que juega un papel importante a la hora de hablar de la identidad, el desarrollo de la misma y la construcción de relaciones entre individuos, y en base a lo investigado elaborar una poética visual”. La mezcolanza de moldes tridimensionales, soportes y materiales cotidianos hace que surja una obra cercana y próxima que nos ayuda a visualizar un mundo icónico personal. Para María Rodríguez Bohórquez (Puerto Real, Cádiz, 1997), la exploración del sueño es el motor de su acción creadora. A partir del recuerdo de aquellas partes del sueño que están aún latentes, la autora genera imágenes guiada por lo que aún permanece

en su mente. Las imágenes resultantes no están predeterminadas por ningún plan, todo lo contrario, nacen de poner la mirada hacia dentro de sí misma, y son guiadas por su instinto. Todas ellas, guardan otro gran parentesco: la fuerza del color las vincula y las relaciona. Un trabajo diario que es altamente introspectivo, que bucea en el subconsciente para buscar, ante todo, el autoconocimiento. Ignacio Traverso Ramírez (Santiago, Chile, 1976), pone el foco en la experimentación con el medio, que ha sido “encontrado” por azar. La casualidad cobra especial protagonismo como agente impulsor del acto creativo. El medio, a Traverso Ramírez, le viene dado por el encuentro en su deambular por la ciudad, por aquello que a él le sorprende y con lo que no se contaba antes de iniciar el viaje. Así, a partir del encuentro de diferentes papeles adhesivos, de colores saturados, puros, brillantes y satinados crea estructuras infinitas de formas geométricas donde la extensión de la imagen viene dada por las dimensiones del soporte sobre el cual se adhieren los fragmentos recortados. La estructura final podría expandirse más allá de esta limitación física del soporte. Paralelamente, a la propuesta de recortes, sustancia su proceso de trabajo con dibujos automáticos que llenan literalmente la hoja de papel en toda su extensión.


/ I D A Y V U E LT A . HUELLAS DE TRÁNSITO. Para finalizar, solo resta agradecer al ICAS y a su gestor Javier Fito, un año más, por ofrecer la oportunidad de poder exhibir en nuestra ciudad los proyectos de un grupo de artistas plásticos. A éstos últimos, nuestra más sincera felicitación por las obras expuestas y su diversidad creativa. Todo ello, teniendo en cuenta de que hoy día el creador sugiere las obras con un carácter abierto, en lugar de una interpretación única con un marcado perfil cerrado. Paco Lara Alberto Mañero

“Contemplar el mundo, estar en el centro del mundo, y sin embargo pasar inadvertido —tales son los pequeños placeres de estos espíritus independientes, apasionados, incorruptibles, que la lengua apenas alcanza a definir torpemente—.”

—Baudelaire, El pintor de la vida moderna (1863)

El tránsito, la levedad y lo inasible. Son estas las pulsiones que nos advocan a sumirnos un devenir incierto e invitan a reconocer el lugar, como un espacio donde es posible pervivir en el contexto, satisfaciendo la sed de nuestra deriva. Ese lugar, que es en sí el propio acto de transitar, es más cercano a lo sublime que al espacio; se convierte en nuestro hogar e identidad. No nos es posible referirnos a un espacio concreto. Es resbaladizo, esquivo, a veces se esconde del propio individuo. Pero se asoma eventualmente en un resquicio de la acción de transitar, en el último aliento que nos impulsa a emigrar hacia otro contexto. Redefinir el microcosmos personal, en una última tentativa, casi como un jadeo, que se atiene al movimiento como prueba vital. Es la ciudad la que se alza como escenario de la continua variación. Es el cadáver y el resto, la prueba física de la dinamicidad de los habitantes y los esquemas relacionales que suceden en ella. Si nos atenemos simplemente a su estructura material, se nos presenta meramente un rastro -de carácter obsoleto, en tanto que se encuentra en un estado de mutación constanteque muestra el producto de aquella vida que llegó a acontecer. Sin embargo, es a su vez un receptáculo en ebullición. La ciudad contemporánea en estado gaseoso e impredecible, habitada por aquellos que la impulsan en su propia acción de vivir. Es la ida y vuelta, el viaje, la estructura orgánica de inicio, final y re-comienzo, la que el sujeto anhela exasperadamente. Aproximarse a un estado líquido, donde aquí y allá no determine un lugar, si no un estado vital. Desde esta óptica romántica de las urbes, la muestra “Ida y vuelta, espacios de tránsito” discurre en torno a las vivencias individuales a partir del acto de habitar y des-habitar. El habitar, como experiencia personal, se encuentra subyugado a la situación contextual del individuo y las relaciones que éste llegue a establecer con su entorno a partir de esta premisa. El espacio público responde por lo tanto, como un espacio íntimo, personal, cambiante e


inconcreto. El ambiente muta conforme oscila el sujeto al cual se enfrenta. El propio acto de discurrir por el espacio es nuestra seña identificativa. La última huella de nuestra intimidad. Este concepto de identidad tiene que ver con las historias y los estilos de vida, con el entorno y la forma en la que nos presentamos en él. El desarrollo de las experiencias individuales es un elemento constitutivo de la realidad, así como también lo son los ciclos vitales atravesados, lo irresoluto. Aquello que dejamos sin resolver nos seduce a volver a sumergirnos en el el contexto, en un conato de solventar lo que no nos fue aclarado o simplemente, la curiosidad de lo inexplorado. Satisfacer el deseo conlleva la necesidad de establecer nuevas dinámicas de concepción del espacio las cuales llevan intrínsecas la necesidad de enfrentarse al paisaje desde una perspectiva lejana al propio quehacer individual. Esta hipótesis alude directamente al concepto Flâneur, propuesto por Baudelaire. Baudelaire acoge la idea de furtividad para sostener la característica transitoriedad de la modernidad, haciendo hincapié, además, en la búsqueda de lo artístico – eterno – en lo contemporáneo – efímero –. Walter Benjamin recupera este concepto y lo aplica en términos artísticos: para él, el espacio implica principalmente el arte, o la capacidad de habitar lo desconocido. En lo que a esta exposición respecta, la sugerencia principal asume y amplía esta idea: el espacio constituye, en este caso, la capacidad de habitar, construir y deconstruir lo desconocido en un sentido más amplio. La propuesta artística que aquí se hace tiene que ver con la idea de la deriva —o dèrive— en línea de lo propuesto por el situacionismo francés: la deriva implica caminar sin un objetivo específico de forma consciente, es decir, se puede entender como la búsqueda de experiencias sin expectativas previas a la hora de comenzar el camino. Desde el desarrollo artístico, es imprescindible considerar el cariz anti disciplinario inherente a la idea de la deriva, suponiendo un acto de rebeldía, un espacio de ruptura de las dinámicas preestablecidas. Cobra relevancia así el concepto de no-lugar, que no deja de ser la desposesión y desvirtuación de los espacios físicos en las sociedades postmodernas. Para Marc Augé los no lugares constituyen un elemento de libertad para el individuo al generar una sensación de menor encorsetamiento social y la percepción de mayor urgencia individual. Los no lugares son un ejemplo paradigmático de la transformación constante, aleatoria y frenética del paisaje de la cotidianidad en las sociedades postmodernas, y convierte al individuo en actor y

espectador de la narrativa vital propia y ajena. Guy Debord decía que la acción del azar es naturalmente conservadora y tiende, en un nuevo marco, a reducir todo a la alternancia de un número limitado de variantes y al hábito. El fluir de la mente y el que ésta misma no esté condicionada por nada, hace posible que el azar sea algo puro, orgánico, y que nace desde lo más interno de nuestro pensamiento. ¿Podríamos decir que este azar forma parte del juego de nuestra memoria? El juego es inesperado, no tiene respuesta y puede llegar a conformar nuevas normas. El origen del juego se encuentra en la conducta instintiva, pero se hace posible sólo cuando las coacciones instintivas se relajan. Él mismo va conformando nuestro imaginario desde pequeños. Va alimentando esos hábitos naturales mediante las experiencias. El propio juego es una actividad que transcurre dentro de sí misma y se practica por la satisfacción que produce su misma práctica. Por lo que podemos afirmar que el juego, la incertidumbre sobre qué ocurrirá tras acabar, es azar, y que por lo tanto ambas casi siempre van de la mano a la hora de componer. Lo que sí debemos tener claro es que el azar no va a depender de la intencionalidad, es decir, si queremos conseguir una forma concreta, fija, estática y con ciertas características, el azar no funciona aquí como método factible de creación y composición. Como ejemplo en contraposición a este azar nacen los readymades u objetos encontrados de Duchamp. Él proclama un vínculo entre el arte y la vida. Sus objetos son la vida, con cierta ironía. Sus objetos encontrados son objetos anónimos que, mediante el empleo que hace de ellos, se convierten o asumen la definición de objeto de arte. Duchamp interviene sobre ellos, los modifica y los altera, esto hace que accedan a un espacio en el que solo exista significado, en donde el objeto se convierte en lo erótico y en lo importante de ese lugar. Aquí ya no existe el azar. El azar es también parte indispensable del descubrimiento o el hallazgo fortuito e inesperado que se produce de manera accidental mediante la búsqueda de algo perfectamente estudiado y premeditado antes de realizarse. En ocasiones pueden provocar errores y accidentes, totalmente ajenos y diferentes a lo que perseguimos. Estos errores pueden considerarse aciertos, que a su vez consiguen ser elementos principales de nuevas líneas de investigación y trabajo, en definitiva, es lo que se conoce comúnmente como serendipia.


Con ella se implica también la apertura a lo nuevo o inesperado. Como táctica de creatividad consiste en crear las condiciones necesarias para que ésta aflore, fluya, se desarrolle, madure y se vincule. Permite el descubrimiento de ideas, técnicas, texturas, conexiones nuevas. También da cabida al reencuentro con viejos conceptos para establecer nuevos vínculos, o bien, el barrer ideas olvidadas al retomar prácticas anteriores que sintetizan conceptos de manera más profunda. Así, esta práctica da la oportunidad para redimensionar el alcance del producto de la conceptualización de algo, también estar más conscientes de esas sutilezas y valores expresivos que han sido accidente o errores. A pesar de que la historia no condena a un futuro preciso, tiende a ser cíclica, de una manera u otra encontramos semejanzas y diferencias entre los episodios socioculturales, económicos, políticos y de índole personal que ocurren en nuestra actualidad y los de un pasado remoto o cercano. “En la vida política de las sociedades -como en otro orden cualquiera- la historia no vuelve a repetirse, también es verdadero que no existe nada nuevo bajo el sol” (RODRÍGUEZ, A. ¿La historia vuelve a repetirse?). Tenemos más presente que nunca el pasado. Lo que dolió en aquel entonces florece en el ahora, a modo de llaga, visiblemente curada, pero parcialmente agrietada. Intentamos relatar a través de nuestra creación plástica la vuelta a la infancia, a los momentos trágicos o felices, lo que vivimos hace años, en definitiva, volvemos a nuestro pasado. Tenemos una forma de ver y recapacitar que se conforma con lo vivido, con las experiencias. El eterno retorno nos lleva hacia estos pensamientos, y nos damos cuenta de que todo vuelve y se repite, una y otra vez a lo largo de toda nuestra vida.


ARTISTAS Sergio Aranda/Irene Chacón/Sofía Clari/Elena Coca/Luis Galván Marina González/ Sofía González/Marina González/Vivi Morales Alberto Rey/María Rodríguez/Ignacio Traverso

COMISARIADO Paco Lara/Alberto Mañero


/SERGIO ARANDA (Barranquilla, 1987) Nidos fracturados es un proyecto de creación de objetos, instalación e ilustración. En el cual se explora de manera subjetiva los siguientes conceptos: cosmovisión, esencia, transformación, sanación, ansiedad cósmica, herencia ancestral y conexión con lo sagrado. La figura del nido es un símbolo de la parte de la psiquis que se formó en la infancia, como respuesta a los estímulos externos, crianza, cultura, traumas y la sociedad. Es un espacio aparentemente seguro y encapsulado, formado por patrones, creencias y memorias tanto mentales como corporales. También está asociado a la parte infantil que quiere volver al vientre materno, y la madre tierra para estar en unidad con la naturaleza. El acto de crear nuevos nidos y unirlos con un material que funciona para reparar algo que esta roto en el cuerpo. Es una acción ritual y sacra, para resignificar ese nido del pasado, reconfigurar creencias y patrones, proponer nuevas conexiones mentales, y sanar. En el proyecto asocio la necesidad de sacralizar los objetos, de encontrar una esencia y un refugio psíquico con la forma en que me relaciono con mi identidad latinoamericana y colombiana. A pesar de que crecí en un lugar con mucha riqueza cultural, el alto nivel de sincretismo, tanto a nivel histórico como en los procesos actuales de globalización, siento que me hace falta una base sólida, para crear mi identidad como ser social, cultural y espiritual. En la acción con la que se crean los objetos de la instalación sirven como una creación simbólica de un entorno mental y símbolos del subconsciente. También como una acción relacionada con el chamanismo. Ya que el chaman es quien se transforma los elementos y la materia de un estado profano a un estado sagrado, y con estos explican las relaciones entre el ser humano, el cosmos y la naturaleza.

Artista: Sergio Aranda Obra: «Nido observado» Técnica: Serigrafía Medidas: 77 x 77 cm


Artista: Sergio Aranda Obra: «Nidos fracturados» Técnica: Serigrafía Medidas: Variable

Artista: Sergio Aranda Obra: «Nidus» Técnica: Video-acción Medidas: Variable


/IRENE CHACÓN (Sevilla, 1994) Esta propuesta artística es una oposición al discurso impuesto, es fruto de la fatiga o el desaliento del artista –y la persona– que crea –que vive– sin un objetivo, que crea como desahogo. Es un ensayo-error constante con los mismos –y mínimos– recursos y una cantidad innumerable de intentos y repeticiones. No hay intención ni objetivo. Es el crear por crear, como el vivir por vivir. Podría ser el camino vital de cualquier persona y el paisaje de cualquier momento en cualquier lugar. Una aproximación a la abstracción a partir del objeto encontrado que sirve como pretexto o punto de partida para la sistematización del proceso artístico y la exploración de las posibilidades que ofrece el material: el papel. Estableciendo solo algunas condiciones básicas, como el formato del soporte o los materiales que interaccionan con él, y con la intención de dejar relegada a un segundo plano la voluntad del artista, se establece un proceso de experimentación serializado donde, eso sí, la aleatoriedad juega un papel importante. El resultado de esto es una serie de piezas de aspecto similar y gama cromática reducida que son independientes, pero están interrelacionadas –no en vano, nacen del mismo punto–. Son obras creadas a partir de la repetición, concebidas paralelamente siguiendo las diferentes líneas que surgen de la propia experimentación. La obra en sí misma es todo lo ha ocurrido hasta llegar ahí, es el propio camino y es, además, todo lo que queda por recorrer.

Artista: Irene Chacón Obra: «Lo que permanece» Técnica: Serigrafía sobre papel japonés 45g lavado Medidas: 50 x 50 cm


Artista: Irene Chacón Obra: «¿me quiere...?» Técnica: Carboncillo sobre papel Canson 90g Medidas: 20 x 20 cm

Artista: Irene Chacón Obra: «Mi secreto más íntimo» Técnica: Fotograbado sobre papel japonés 45g Medidas: 20 x 20 cm


/SOFÍA CLARI (Sevilla, 1969) En el imaginario personal y artístico se exploran interacciones existentes entre el arte y la moda, a partir de la reutilización de elementos ya existentes en la mayor parte, textiles de stock, y elementos en deshuso. Son trayectos de ida que vuelven a hacer su aparición tras un largo periodo de tiempo, recordatorios de raíces que dan sentido al sentimiento de pertenencia a un lugar frente al deseo de explorar. Viajes de ida y vuelta en bucle. Como objetivo colateral o indirecto estaría definir la propia identidad a través del juego, del azar, de objetos encontrados, abstracciones o realidades fragmentadas. El origen primario de toda esta intencionalidad está en una vuelta a la esencia más personal e íntima de la autora, tras años de trabajo en el mundo de la moda a un ritmo vertiginoso. Una esencia vivida con una infancia rural, donde las cosas tenían más valor debido a cierta escasez, y donde en realidad, no era necesario nada más. Los colores y las luces de la naturaleza percibidas desde el filtro de una niña… El enfoque artístico de la moda solo es una extensión del mismo camino, una especie de disección de todo el bagaje anterior. El propósito es coger solo lo esencial, lo que sirve para evolucionar desde ese lugar hacia una nueva andadura. Los materiales y técnicas y procedimientos artísticos se funden: textiles, pinturas, zapatos, prendas, bordados, aprestos, bastidores varios, cosidos, impresión textil, 3Dpen, sprays y deconstrucción. Los zapatos, elementos muy presentes, son recurrentes en las obras; son una necesidad de conectarlo todo: futuro, pasado y presente, fusionándolo con la madre tierra. Es como si se tratara de una raíz, de un cable que conecta el aparato a su fuente de alimentación; recordatorio constante de lo importante de estar “habitados” frente al ruido exterior.

Artista: Sofía Clari Obra: «Sueño óptico y azar» Técnica: Acrílico sobre lienzo Medidas: 130 x 97 cm


Artista: Sofía Clari Obra: «Conexión tierra y pisada en los rincones de la vida» Técnica: Óleo sobre lienzo, spray sobre lienzo, ballenas y aprestos Medidas: 71 x 52 x 52 cm

Artista: Sofía Clari Obra: «Conexión tierra y pisada en el corazón» Técnica: pintura acrílica y serigrafía sobre tejido blanco de seda e hilo metálico, madera policromada Medidas: 90 x 75 cm


/ELENA COCA (Sevilla, 1998) No-recorded se concibe como un proceso en el cual enfrenta el entorno sonoro de la ciudad contemporánea. Partiendo de la relación de la identidad del sujeto con respecto al espacio urbano en el que se encuentra sumergido, se analizan los distintos paisajes sonoros propios de diferentes micro-espacios que se encuentran dentro de las urbes. En oposición a la premisa enunciada por Koohaal sobre las “post-ciudades”, acerca del progresivo devenir de la ciudad como un espacio ubicado fuera de la identidad del individuo -como sujeto que, a través de su acción, suscita los cambios que impulsan la dinamicidad de la estructura urbana- el proyecto supone una reapropiación del espacio sonoro en el que nos encontramos sumergidos. El paisaje sonoro muta en tanto a que el contexto del mismo cambia, nuevos sonidos irrumpen en la escena y otros, desaparecen, teniendo noción de ellos solamente cuando han cesado, cuando nuestro entorno se transforma. Así pues, la ciudad es apercibida como un espacio de tránsito, inmaterial e intangible, un instante inasible, que toma su identidad en la dinamicidad de la escena. A través del concepto de deriva, se rompe con las ciudades “programadas” e invita al habitante a redescubrir nuevos paradigmas que encuadra la escena urbana. A partir de la noción de obra seriada, No-recorded nos propone un conjunto de piezas que reflexionan en torno a los espacios intangibles audibles, el quehacer pictórico como actividad performativa y la deriva como objeto, en una aproximación a través de éste último término, a los no-lugares borgianos. Es la ciudad un espacio perceptible por su inmanente obsolescencia.

Artista: Elena Coca Obra: «6 minutos» Técnica: Técnica mixta, tinta china y barra compuesta sobre papel Canson extra blanco Medidas: 112 x 76 cm (3 piezas)


Artista: Elena Coca Obra: «RC: Repetir» Técnica: Estampación, tinta china sobre papel Canson 90g Medidas: A5 cm (9 piezas)

Artista: Elena Coca Obra: «Atlas sonoro» Técnica: Tinta china sobre papel Canson 90g Medidas: 132,2 x 90 cm


/LUIS GALVÁN (Badajoz, 1998) Actualmente comienzo mis proyectos recopilando información a través de fotografías de espacios naturales cercanos a nosotros y elementos encontrados al azar. Las fotografías las utilizo como material de trabajo y las someto a procedimientos que la elevan a una imagen pictórica. Ambas prácticas las tomo como referencias a la hora de realizar producciones, que dan como resultado obras que hacen continuas referencias a la imagen fotográfica y a ciertas funciones características de la misma, relacionadas principalmente con la memoria biográfica y la percepción del paso del tiempo en analogía con la relación existente entre el hombre y la naturaleza.Materializar los pensamientos y visiones de nuestra mirada hacia el mundo natural. Hacer tangible nuestra idea de belleza pura, que nace a raíz de la memoria y los recuerdos, a través de su acumulación en nuestro inconsciente y materializarla con las producciones que realizamos. Nuestra línea de trabajo actual aborda conceptos relacionados con la memoria, el paso del tiempo y la experiencia personal, en relación con los viajes de ida y vuelta. La salida del pueblo, de nuestra zona de confort, nos lleva a un pensamiento y búsqueda continua de perseguir aquí lo que tenemos allí. A través de la superposición de capas, materialización y búsqueda de texturas, se conforman obras con carácter que se encasillan dentro de lo paisajístico. Una niebla difusa inunda nuestras creaciones, casi táctiles, pero que al mismo tiempo son inusuales e irreconocibles del lugar en el que nos encontramos. Fotografías y pinturas que nos llevan más allá, nos hacen viajar a nuevos lugares. Como un escenario teatral, iluminado con tubos fluorescentes, trabajamos con negativos, creando alto contraste de color. Esta luz recién nacida, pertenece a la memoria y a los recuerdos, a alguna verdad, dura y desconcertante, que todavía nos falta articular. El aura luminosa pertenece a lo más cercano, el espacio natural y vegetal, lo que inconscientemente y gracias a nuestro imaginario cultural, consideramos belleza, con igual convicción que la oscuridad representada, que se extiende hacia el tenebrismo. Esta unidad se desarrolla y se reitera de una obra a otra, hasta constituir un solo mundo, el onírico, en sentido tanto visual como mental.

Artista: Luis Galván Obra: «300-301-303» Técnica: Óleo sobre papel; transfer y aerógrafo sobre tabla; aerógrafo sobre papel Medidas: 200 x 150 cm


Artista: Luis Galván Obra: «Catálogo mental» Técnica: Transferencia sobre papel Medidas: 350 x 200 cm

Artista: Luis Galván Obra: «Hablamos de ayer» Técnica: Óleo sobre papel; transfer y aerógrafo sobre tabla; aerógrafo sobre papel Medidas: 100 x 100 cm


/MARINA GONZÁLEZ (Badajoz, 1996) En ese proceso de búsqueda de una definición identitaria que todos emprendemos en algún momento, llevar la vista hacia atrás a nuestras vivencias pasadas o comenzar a racionalizar nuestra conducta diaria son actividades que nos permiten ahondar en como se construye y se manifiesta nuestra personalidad, siendo éste uno de los puntos de partida más significativos y fructíferos a la hora de comenzar a delimitar cuales son las claves fundamentales que nos definen como individuos. Dentro de la práctica artística, este ejercicio de autorreflexión constituye por completo un punto de inflexión, ya que tan solo cuando el artista conoce cuales son las particularidades que le definen y condicionan como individuo es capaz de alcanzar un desarrollo y despliegue maduro de sus inquietudes dentro del campo de la plástica. Y es que, la relación entre arte, identidad y autobiografía es incuestionable, ya que los recursos plásticos y narrativos que los artistas han empleado a lo largo de toda la historia del arte a la hora de dejar constancia su huella identitaria, a la que también podemos llamar ”estilo” o “lenguaje personal”, es algo que ha venido dado simplemente por la infinita variedad de condicionantes contextualespersonales que han influido en la manera en la que los artistas se percibían, reconocían y relacionaban con ellos mismos y con el mundo que les rodeaba. Las obras que se incluyen en esta pequeña muestra son el resultado del principio de este estudio de la identidad en base a lo autobiográfico, en la mirada al pasado y el registro diarístico del presente, en la aproximación de ambos en un ejercicio de contraste a partir del cual se busca dar respuesta a las complicadas preguntas acerca de la construcción del “yo”.

Artista: Marina González Obra: «By my side» Técnica: Transferencia de imágenes sobre papel, tinta, acrílico sobre cartón y celofán rojo. Medidas: 67 x 88 cm


Artista: Marina González Obra: «Self portrait» Técnica: Impresiones sobre papel vegetal Medidas: 228,5 x 125 cm

Artista: Marina González Obra: «Synthesis» Técnica: Pintura acrílica, pintura en spray y témpera sobre DM Medidas: 150 x 60 cm


/SOFÍA GONZÁLEZ (Sevilla, 1993) Si entendemos la ejecución artística no solo exclusivamente como una forma de producción sino como una forma de pensamiento y acción, podremos comprender la herramienta tan potente que tenemos a nuestro alcance. La autora presenta un conjunto de obras con un carácter colaborativo, donde la experimentación sensorial y la participación e interpretaciones tanto del individuo como del publico son imprescindibles. El juego y juguete, la abstracción y la identidad liquida propia de la postmodernidad conexionan el conjunto de obras con una misma motivación: indagar una nueva forma de entender y usar el arte como metodología en busca de un fin que vaya más allá de la producción o lo puramente estético.

Artista: Sofía González Obra: «Sin mirar II» Técnica: Técnica mixta sobre tabla Medidas: 10 x 10 cm


Artista: Anónimo Obra: «Sin mirar I» Técnica: Grafito y lápices de colores sobre papel Medidas: 14,8 x 21cm

Artista: Anónimo Obra: «Sin mirar I» Técnica: Acrílico sobre papel Medidas: 14,8 x 21 cm


/VIVI MORALES (Veracruz, 1995) Se basa en un proceso con tendencia a una crítica social-política que se refleja en mis obras, ya sea consciente o inconscientemente a lo largo de esta búsqueda por encontrar un estilo propio, ha tenido como resultado el comunicar una parte de mi personalidad, la cuál es a su vez, un contraste complemente contrario de lo que realmente transmito como persona, intentando contrarrestar esta parte “frágil”. La peculiaridad en estos trabajos, está consolidada de forma automática en implementar figura humana descuartizada, árboles y con tendencia a utilizar una paleta que se reduce al negro y rojo como protagónicos. Esta muestra de obra parte de los parámetros que se establecieron en clase, los cuales han permitido que, como artista extranjero, esta tendencia en mi obra haya ido evolucionando a lo largo de mi formación y desarrollo como individua, la cual continua contantemente en está búsqueda de una adaptación no solo artística, sino en un intento de readaptación a lo nuevo, nuevo entorno y desconexión de lo común. Partiendo de la anterior, es así como a través de la experimentación, ha surgido la materialización de estas piezas que han permitido un juego constante, donde se intenta a través del discurso artístico y lo crudo de lo visual, presentar una realidad de mi país que sin duda es preocupante, pero al mismo tiempo sin generar una revictimización de hechos; por otra parta, se busca mostrar factores importantes que me han marcado mi personalidad y me han llevado a la realización y discurso de toda una corta trayectoria.

Artista: Vivi Morales Obra: «Ciclo de dualidad» Técnica: Mixta Medidas: 120 x 50 cm


Artista: Vivi Morales Obra: «Infancia robada» Técnica: Escultura mixta Medidas: 1 x 17,5, 1x 20,7 1x 45,5 cm

Artista: Vivi Morales Obra: «Infancia robada» Técnica: Escultura mixta Medidas: 1 x 17,5, 1x 20,7 1x 45,5 cm


/ALBERTO REY (Sevilla, 1980) La máscara y lo que se oculta tras ellas,—o se revela por el simple hecho de portarla— es un tema que siempre ha interesado al autor, y cuyo objetivo siempre ha sido analizar este elemento como un objeto que ha venido siendo usado desde tiempos inmemoriales (circunscrito a ámbitos religiosos, mágicos, lúdicos, festivos y un largo etcétera). Es la máscara un objeto, cuasi artefacto, que juega un papel importante a la hora de hablar de la identidad, el desarrollo de la misma y la construcción de relaciones entre individuos, y en base a lo investigado elaborar una poética visual. La premisa de la que se parte es indagar como la máscara y el disfraz, en consonancia muchas veces con el juego, tienen que ver con la formación de la identidad. A partir de cuatro situaciones : el objeto encontrado, el juguete, la abstracción y el fragmento de la postmodernidad, se articulan una serie de propuestas que ponen en relación estos conceptos con los propios intereses del artista y con la propia concepción de la presente muestra, basada en el viaje de ida y vuelta como situación experiencial.

Artista: Alberto Rey Obra: «Harry Harry» Técnica: Tinta y rotuladores sobre papel Medidas: 29,7 x 21 cm


Artista: Alberto Rey Obra: «La posibilidad de un tesoro I» Técnica: Acríclio sobre lienzo Medidas: 55 x 46 cm

Artista: Alberto Rey Obra: «Anatomía de la flecha» Técnica: Tinta, grafito sobre cartón, cartulina y corcho Medidas: Medidas variables


/MARÍA RODRÍGUEZ (Cádiz, 1997) El proceso de conexión con lo propiamente cognitivo y emocional es la clave de mi trabajo artístico, el cual se articula mediante una tableta gráfica, pinturas acrílicas, acuarelas y gouache. En un mundo donde todo es inmediato y donde escasa atención se le presta a lo humano, reivindicar la introspección y el autoconocimiento es primordial, y hacerlo a través del arte supone trasladar la discusión a otro lenguaje, uno más raigal, instintivo y visceral. Teniendo en cuenta todo esto, es destacable en el proceso artístico el uso de luces y sombras, dando lugar a diversas personalidades, identidades, trasfondos, historias, escenarios y ambientes. Entre los objetivos principales se incluye encontrar el equilibrio visual-estético y experimentar con el impacto psicológico a través del discurso, el uso del color y las formas. Se busca, de esta manera, que la atención a la idea y la posterior materialización de lugar a una conexión con nosotras/os mismas/os, teniendo en cuenta los antecedentes y lo que nos ha formado, lo que nos perturba, lo que nos motiva, expresándolo con un lenguaje propio. Transformar el proceso artístico en un diario de huellas cognitivo- emocionales. A través de esta coordinación de elementos teóricos, los trabajos artísticos se dibujan en el plano de los sueños. ¿Qué hay más puramente cognitivo? Los sueños muestran un viaje de ida y vuelta a nuestro subconsciente, a nuestras ideas recicladas, a nuestros recuerdos marchitos y a aquella información que precisa ser almacenada y organizada. Es una forma de preparar la mente para que funcione de la manera más óptima al día siguiente, con todo lo que eso conlleva. Para ello, se nos muestran escenarios cargados de personas a las que reconocemos, a las que no, escenarios esperpénticos, narrativas confusas, emociones desconocidas, diálogos retomados, momentos a los que aspiramos o finales que aborrecemos. Todo esto depende del día que hayamos tenido, de las cosas que nos hayan sucedido, de las que queremos que nos sucedan o las que tememos. Las obras se centran en este viaje; reivindican la importancia que reside en su forma de contar nuestras historias.

Artista: María Rodríguez Obra: «38 noches» Técnica: Gouache y acuarelas sobre papel Cansone grano fino 300g Medidas: 21 x 29,7 cm (38 piezas)


Artista: María Rodríguez Obra: «Trayecto al inconsciente» Técnica: Pintura acrílica sobre papel Canson grano fino 350g Medidas: 35,5 x 50,3 cm (4 piezas)

Artista: María Rodríguez Obra: «El lenguaje de los sueños I y II» Técnica: Pasta de modelar de secado al aire intervenida con pintura acrílica y intura acrílica sobre papel polycotton de 200g Medidas: Medida variable (8 piezas)/ 42 x 29,7 cm (8 piezas)


/IGNACIO TRAVERSO (Santiago de Chile, 1976) Geometría emocional fragmentos de una obra en proceso constante es un proyecto artístico de bajo presupuesto realizado sólo con elementos reciclados, en su mayoría adhesivos publicitarios encontrados en un bote de basura y algunos fragmentos de juguetes que también fueron encontrados en la basura, estos elementos fueron reciclados y reutilizados para la elaboración de una serie de collages. De esta manera lo azaroso, lo casual, el encuentro con el material en plena vía del transeúnte: la calle como experiencia reveladora. Frente a la radicalidad del trajín caótico que reina, la motivación estética se torna orden, composición y complementariedad, sin dejar de proyectar lo intrincado y lo complejo de la red vial, lo conectivo y lo que, fácilmente, podría también asociarse con lo cibernético en estado bruto. Geometría básica al servicio de una emocionalidad que se desprende de lo ambulatorio y lo disperso. Deriva (en tanto que deambular), del camino que se realiza sin la necesidad de encontrar una finalidad. Merodear en aporía, sin rumbo fijo.

Artista: Ignacio Traverso Obra: «Geometría emocional» Técnica: Adhesivos sobre papel Medidas: 27 x 15 cm


Artista: Ignacio Traverso Obra: «Geometría emocional» Técnica: Lápiz pasta, marcadores y plumón Medidas: 32 x 20 cm

Artista: Ignacio Traverso Obra: «Geometría emocional» Técnica: Lápiz pasta, marcadores y plumón Medidas: 32 x 20 cm


Esta publicación se terminó de imprimir a finales de junio de 2022 ***


Antiquarium Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla


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