La mesa de todos

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REVISTA DE LA FU NDA C I Ó N F R A N C I SC A N A 8VA EDICIÓN AÑO 2 0 1 6

BUENAS NOTICIAS

UNA MESA COMPARTIDA EN LA QUE TODOS TENGAN SU LUGAR Y NADIE QUEDE AFUERA. ESA IMAGEN SIMBOLIZA LA BÚSQUEDA DE LA FUNDACIÓN, QUE EMPIEZA A CELEBRAR SUS 10 AÑOS DE VIDA.


Quiénes somos 3

QUE NADIE QUEDE AFUERA La imagen de la mesa compartida nos invita a celebrar lo vivido y a vislumbrar el trabajo que nos queda por hacer. ”Luego una mesa común con manteles largos para todos, como esta Eucaristía. Cada uno con su taburete. Y que para todos llegue la mesa, el mantel y el ‘conqué’. Por algo Cristo quiso significar el Reino en una cena. Hablaba mucho de un banquete, de una cena. Y la celebró la víspera de su compromiso total. Él, de 33 años, celebró una cena de despedida con los más íntimos. Y dijo que ése era el memorial grande de la Redención. Una mesa compartida en la hermandad, en la que todos tengan su puesto y su lugar.” Las palabras del padre Rutilio Grande, sacerdote salvadoreño asesinado en el año 1977 y amigo cercano de Monseñor Romero, reflejan el momento que vivimos como Fundación. Entrando ya en la cuenta regresiva de nuestros 10 años (que celebraremos en 2017), la imagen de la mesa compartida nos invita a celebrar lo vivido durante

estos años y a vislumbrar todo el trabajo que nos queda por hacer. En estos 9 años, muchas familias han pasado por esta mesa, símbolo de la solidaridad, la igualdad, las oportunidades, la justicia social y el desarrollo comunitario. Sin embargo, son muchas las personas que todavía no tienen un lugar. La mesa que supimos armar entre todos en estos años y que nos hace agradecer, se nos presenta como un desafío que se renueva todos los días: queremos que nadie quede afuera. Te invitamos a ser una de las patas de esta mesa compartida, para que el año que viene, cuando celebremos nuestros primeros 10 años de vida, más personas tengan un lugar. Para vos y para nosotros, es una oportunidad. Para ellos, nuestros hermanos en situación de vulnerabilidad, es un derecho. Que nadie quede afuera.

Ilustración: “Cuando lo hiciste con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hiciste” (Mateo 25). Jesús, con la ayuda de Francisco de Asís, lava los pies a los “pequeños” de la sociedad: pueblos originarios, presos, alcohólicos, mujeres golpeadas, otros excluidos y también a los ricos. Todos presentes en la mesa del Reino. - Autor desconocido


4 Editorial

Cuidar y fortalecer lo construido 5

CUIDAR Y FORTALECER

LO CONSTRUIDO Caminamos junto con nuestros barrios para acercarnos a cada vez más familias y brindar oportunidades en un trabajo integral contra la injusticia social. Por los integrantes del Consejo de Administración: Josefina Bargo, Federico Caserta, Josefina D’Alessio, Ramiro De la Serna, Manuel Lanusse, Mariela Rodríguez Bosio, Sergio Sánchez, Juan Tronconi.

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es damos la bienvenida a otro anuario de la Fundación. El final de este año tiene, para nosotros, un sabor especial: cumplimos diez años de caminar junto con nuestros barrios para acercarnos a cada vez más familias y brindar oportunidades en un trabajo integral contra la injusticia social. En este camino, revisamos día a día nuestros pasos, y reafirmamos nuestras opciones. Queremos seguir apostando a humanizar la vida desde el evangelio. Volvemos a elegir avanzar acentuando nuestra espiritualidad franciscana, seguros de que eso implica descalzarnos para acompañar las vidas de otros, y caminar juntos: ni por delante, ni por detrás, con cuidado y respeto de las opciones de cada uno. Seguimos el camino de Francisco de Asís, para quien el encuentro con cada parcela de vida está envuelto de un respeto lleno de fervor y de ternura. Desde este carisma, elegimos trabajar juntos, mano a mano, a partir de nuestros saberes y prácticas, en nuestras comunidades diversas. Algunos, como voluntarios; algunos, como encargados o referentes de programas, otros, como participantes; muchos, en varios de estos roles a la vez. Elegimos caminar comunitariamente, con referentes que viven todos los días en el barrio y hermanos de la comunidad que se acercan desde lejos a compartir la vida. Elegimos confiar en el camino emprendido en Ejército de los Andes y en Mariló. Comenzamos a acompañar desde la escucha el proyecto comunitario de la Casa de La Teja. Este año, elegimos también enfocar nuestro crecimiento en la horizontalidad. Ha llegado el

momento de cuidar y fortalecer lo que construimos hasta aquí. La organización de la Fundación, como la de cualquier otra estructura, sitúa a algunos en roles que implican distancia con la realidad concreta de quienes acompañamos y a otros en papeles que implican el trabajo diario de acompañar las vidas de las familias. Sin embargo, estamos redelineando nuestra estructura de organización, para hacer que la distancia entre estos dos polos sea cada vez menor. Es por esto que, para este momento, hemos elegido tomar y resignificar la imagen de la meseta. Podemos entender la meseta como algo que no crece, que no alcanza su máximo de altura. Los invitamos a revertir la mirada y, en lugar de mirar hacia arriba, invertir la lógica. Los invitamos a subir unos metros hacia la cima y mirar hacia abajo, a las raíces de las que no queremos alejarnos, la tierra que queremos seguir pisando, las vidas concretas que queremos acompañar de cerca. En este año, elegimos caminar como meseta porque queremos cuidar el crecimiento que hemos alcanzado en nuestras dos sedes, y seguir acompañando con delicadeza nuestros proyectos. Elegimos caminar como meseta porque redefinimos nuestro organigrama para centrar las decisiones más importantes en cuerpos colegiados, en equipos en los que unos acompañen a otros, en lugar de hacerlo sobre personas individuales. Elegimos caminar como meseta porque, como Consejo de Administración, nos hemos propuesto una mayor cercanía con los proyectos de la Fundación, y acompañar a los referentes de diferentes áreas, para que nuestra toma de decisiones, nuestra responsabilidad y nuestras opciones estén cada vez más con la mirada y con los pies en la tierra. Queremos abrazarlos a todos por estos primeros diez años de vidas compartidas, e invitarlos a celebrar y a seguir caminando, a acercarnos a la sagrada realidad del otro con visión esperanzada y con los pies en la tierra. ¡Bienvenidos!

“Elegimos trabajar juntos, mano a mano, a partir de nuestros saberes y prácticas, en nuestras comunidades diversas”


6 De fondo

Sumario 7

12. SIEMPRE ABIERTOS

Lo que hace o deja de hacer la Fundación incluye una dimensión ética y política: no somos partidarios pero sí tomamos partido frente a la realidad que nos interpela.

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omo Fundación Franciscana nos protamos la realidad y actuamos sobre ella. Este pusimos el complejo desafío de narrar accionar lo reconocemos como un acto polítidiferentes aspectos de la identidad que vaco, porque como Fundación incidimos sobre mos construyendo como institución y como la realidad, tomando partido y construyendo comunidad. Este proceso nace de la necesidesde nuestro lugar la sociedad que soñamos. dad de explicitar los acuerdos y consensos Nuestro punto de partida es el Evangelio y que desarrollamos en el camino del trabajo la realidad de los barrios donde elegimos trasocial, barrial y comunitario. Y, al mismo bajar: comunidades periféricas víctimas de la tiempo, de descubrir las concepciones, idepobreza estructural. Consideramos que todos as, cosmovisiones, espiritualidad que alisomos hermanos y hermanas, iguales en digmentan nuestra práctica y nuestra vida. nidad y derechos. Y optamos por trabajar en Como ciudadanos nos sabemos sujetos polítila construcción de una vida digna para todos, cos: todos somos responsables de lo que sudonde los derechos estén garantizados, doncede en nuestro barrio, nuestro país y nuestro de haya oportunidades reales y de calidad. mundo. Creemos No creemos en la que esta tarea no polarización ni se realiza sólo con en las respuestas Como ciudadanos nos sabemos un voto en las elecsimplistas. Entensujetos políticos: todos somos ciones cada dos demos la realidad responsables de lo que sucede años, sino que es como compleja y en nuestro barrio, nuestro país algo que construidesde esta compley nuestro mundo. mos día a día. Esto jidad trabajamos. no significa que la Desde esta base Fundación tenga una ideología o responda buscamos aliarnos con las personas e institua un partido político. Como institución sociones que tengan este anhelo real, sin immos un actor más de la sociedad, pero lo que portar quien sea o de dónde venga. Como inhacemos y dejamos de hacer tiene una constitución queremos también articular con los cepción ética y política, y que tomamos pardiferentes poderes y organismos del Estado y tido frente a la realidad que nos interpela. los políticos, para hacer oír la voz de los veciEntendemos la espiritualidad y la política nos y juntos garantizar derechos vulnerados. como términos hermanados que no queremos Buscamos seguir formándonos y reflexionanseparar. Por el contrario, buscamos unirlos do, para poder caminar como Pueblo, como supara generar una práctica coherente dentro de jetos políticos y actores sociales, interviniendo nuestros límites humanos. La espiritualidad en la realidad que sabemos dinámica y transes aquello que da sentido a nuestra vida, que es formándola en una con derechos para todos y anterior y más amplio que las religiones. Desexclusión para nadie. de esta espiritualidad observamos e interpre-

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14. LA BIENVENIDA

Doris Silva es quien recibe a las familias y conoce a la comunidad como pocas.

18. TODOS UNIDOS

Desde hace 20 años que Ángelica Alvarado y su familia forman parte de la comunidad de la Casa del Niño.

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32. EN LA UNIVERSIDAD

Algunos jóvenes de la Fundación cuentan cómo es esta nueva etapa en su vida. Página 32

34. EN ESCUCHA

Un grupo de psicólogos voluntarios aportan luz a historias que la necesitan. Página 34

38. COMUNIDAD DE COMUNIDADES

INDICE

UNA ESPIRITUALIDAD POLÍTICA

Betty Alba cuenta el origen y los desafíos de la Casa del Niño.

Arte para expresar qué somos como equipo y cómo queremos vincularnos con los barrios. Página 38

42. LA HUERTA ES

COMUNIDAD Algunas madres de la Fundación ahora llevan colectivamente un espacio rico y valioso. Página 42

44. EN MOVIMIENTO

Los abuelos de Ejército de los Andes disfrutan de talleres que los conectan con ellos y con los demás. Página 44

64. DICCIONARIO SOCIAL

Un espacio para seguir ampliando significados de palabras y realidades vitales. Página 64

48. CULTURA Y SONRISAS

La Fundación organiza espectáculos y encuentros para que la comunidad disfrute. Página 48

Redacción: Victoria Malagueño, Nicolás Duarte y Elías Rojas. Diseño: Belén Morea y Juanjo Alberdi. Fotos: Inés Christophersen y Fundación. Edición: Agustín Fernández Cronenbold


8 Alfabetización

Viajar a la luna en palabras 9

VIAJAR A LA LUNA EN PALABRAS Aprender a leer y escribir es mucho más que dar un paso en el proceso de escolarización: es la oportunidad de comunicarse con otros. Los chicos del Programa de Alfabetización Complementaria pudieron entrevistar a un argentino que trabaja en la NASA para preguntarle sobre los extraterrestres, el espacio y los planetas.

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10 Comunicación

CONSTRUYAMOS UNA #PROJIMOCRACIA La Fundación propuso un mensaje a través de un video que se viralizó. Un aporte al debate con una idea que está en el centro de nuestra forma de caminar.

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n número: más de 200 mil visualizaciones. en las redes sociales, que a su vez llamó El mensaje: imaginate vivir en un mundo la atención de los medios. Los diarios La en el que cada uno está dispuesto a brindarse al Nación y El Día, el portal Diario Registrado e otro. Esos podrían ser dos resultados concretos instituciones como Cáritas o Schoenstatt, por de una campaña que comenzó la Fundación a nombrar sólo algunas, reprodujeron el video. través de un video y que rápidamente se viralizó. En total, fueron más de 200.000 visuaLa historia comenzó con una publicidad de lizaciones a través de distintos medios, pero una marca de autos anclada en la idea de la también hubo otras repercusiones como un meritocracia y con algunos conceptos fuertes: profesor de Secundaria que lo usó para sus “el que llegó, llegó por su cuenta sin que nadie le clases, un sacerdote que lo mencionó en su regale nada” y personas homilía o unos militantes que quieren “tener y de una agrupación polí“Verdaderos projimócratas. poder”. La polémica tica que pasaban el video Ese que te hace una gauchada, comenzó a aparecer en por whatsapp. Aquí comsin chamuyo. Que sabe que las redes sociales y en partimos parte del guión: mientras más trabaja con los los medios, con una tapa “Imaginate vivir en una demás, más sentido tiene. Que del suplemento Ideas projimocracia. Un mundo no quiere tener poder, sino del diario La Nación en donde cada uno está que quiere servir” dedicada al tema. En ese dispuesto a brindarse al momento, Jocha Castro otro. Donde la gente pienVidela, coordinador de proyectos de Ejército sa cómo compartir con su prójimo, todo el de los Andes, propuso que la Fundación día. Donde el que llegó, está dispuesto a dar hablara de un concepto alternativo: la una mano para que el otro también llegue. Projimocracia. La idea caló en el equipo de Verdaderos projimócratas. Ese que te hace una Comunicación que ideó un video que Juanjo gauchada, sin chamuyo. Que sabe que mientras Alberdi, integrante del área y tallerista en más trabaja con los demás, más sentido tiene. los programas de jóvenes, preparó y grabó. Que no quiere tener poder. Sino que quiere Los resultados fueron inmediatos. Juan Carr, servir. Al projimócrata le gustaría pertenecer fundador de la Red Solidaria, lo empezó a a una mayoría que no necesita reconocimiento. difundir y así comenzó un rápido proceso Y te invita a ser parte”.


12 Ejército de los Andes

“Estamos siempre abiertos a la necesidad del barrio” 13

“ESTAMOS

SIEMPRE ABIERTOS A LA NECESIDAD DEL BARRIO”

Betty Alba, una de las fundadoras y actual directora de la Casa del Niño, cuenta que la guardería comenzó para que los chicos no estuvieran en la calle y que hoy el espacio se habilita a toda actividad que fortalezca a la comunidad.

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uando la droga comenzó a circular por algunos barrios a principios de los noventa, muchos decidieron no actuar. En Ejército de los Andes, un grupo de vecinos reunidos alrededor de la comunidad franciscana de lo que sería la Capilla Santa Clara tomó la decisión política de reaccionar. Reunieron fuerzas y construyeron, edilicia y espiritualmente, la Casa del Niño, una guardería para que los chicos no quedaran solos. Esa actitud permanece y hoy ese espacio “siempre está abierto a la necesidad del barrio”, como explica Betty Alba, una de esas pioneras y directora del actual programa de la Fundación. La guardería, los abuelos, el bachillerato popular, las capacitaciones de Fundación Pescar, las actividades de la Capilla y la Fundación en sí son parte de lo que pasa en un espacio que fue un depósito de yeso y hoy es una gran sede comunitaria. Sobre esos orígenes, Betty recuerda la actitud inicial: “Siempre hubo una pastoral social y presente”. Y eso se convirtió en acción. “Queríamos hacer algo para los chicos, que muchas veces terminaban en la calle”, destaca. La realidad, sin embargo, desbordó muchos esfuerzos. “Los noventa fueron muy difíciles

porque había mucha droga y se armaron bandas que se enfrentaban entre sí”, relata Betty. Murieron muchos jóvenes y, cuando el nivel de violencia bajó, quedó el estigma: la etiqueta mediática de Fuerte Apache. “Algunos dicen ‘soy del Fuerte’ para imponerse. Y otros lo ocultan. A los adultos, en general, no les gusta. Fuerte Apache está asociado con lo delictivo y lo malo. Incluso algunos que vienen a trabajar lo dicen como si fuese algo heroico. La realidad es que uno elige dónde trabajar”, cuestiona Betty. Su elección, por ejemplo, empezó a los 16 años, cuando se acercaba para rezar el rosario, para coro, para el grupo juvenil y para Acción Católica, en donde lo comunitario se volvió parte de ese camino. De ese compromiso surgió la Casa del Niño, que se vincularía también con su vocación docente y unas ganas de aprender que no merman. Hoy, Betty está cursando una especialización en Educación Popular acompañada por otros miembros de la Fundación. “Muchos de nosotros tenemos una educación muy formal y hoy los chicos necesitan otra cosa. Desde los vínculos, lo comunitario, el valorar al otro desde donde está. Atender a sus tiempos, contextos, realidad”, cuenta.

La sonrisa de Betty: sinónimo de alegría y entrega por su barrio.

Betty hoy está preocupada por cómo los jóvenes muchas veces olvidan las tradiciones y los mensajes que circulaban en las familias. Un fenómeno que se acentúa en Ejército de los Andes: “Es un lugar mal mirado y muchos niegan su propia historia”. Más allá de las etiquetas, el barrio tiene problemas que viven los vecinos todos los días. “A nivel edilicio, si bien se mejoró, falta un montón. Estaban haciendo arreglos importantes que ahora se cortaron. La salita no da abasto y las ambulancias no entran. Tenemos problemas de cloacas, basura y luminaria”. Otra carencia que observa Betty es cultural. Por eso sueña con un un espacio de música, escritura o baile, por citar algunos ejemplos. “Lo único que hay es fútbol. Para las chicas o los que no les gusta no hay nada. El barrio necesita una casa de la cultura”, afirma. Para la Casa del Niño, en tanto, su mirada es similar. A Betty le preocupa el encierro y piensa en salidas recreativas y culturales.

“Queremos que conozcan otras realidades, diversiones y lugares. Sería buenísimo ir una vez más a un parque, a un lugar verde, por ejemplo”, dice. El sueño no se acaba con el acompañamiento durante la niñez: “Nuestro deseo es que puedan habitar otros espacios de formación de acuerdo a los intereses de cada uno. Que se animen a crecer, que nadie quede afuera”.

“Siempre hubo una pastoral social y presente en el barrio”


14 Historias

“La Fundación es un lugar de entrega” 15

“LA FUNDACIÓN ES UN LUGAR DE ENTREGA” Doris Silva (32) vive en Mariló y es nuestra querida recepcionista. Ella es quien recibe a las familias y conoce todos los movimientos de la Fundación. “Acá pasan cosas maravillosas”.

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Doris es imposible encontrarla sentada. Entre risas, dice que “prefiere estar en movimiento”. Llega con su bicicleta y, luego de recibir a las familias, se dispone a darle color a las pizarras que anuncian las actividades. En el espacio de recepción hay una gran cartelera que relata quién es Doris para los chicos: un arco iris, un “te quiero mucho” con crayones. Pone la pava y contesta infinidad de preguntas: ¿Hoy abre el Roperito? ¿A qué hora vienen los psicólogos? ¿Hay vacantes para Estimulación? Cuatro años atrás, su amiga Ale Castillo, recepcionista de la Fundación por aquel entonces, la sorprendió con la propuesta de trabajar en la Fundación. “De primera le dije que no. Era muy tímida y sólo me relacionaba con un círculo muy chiquito. Le decía: ¿de qué voy a hablar con la gente?”, cuenta entre risas. Para ese entonces estudiaba radiología y se levantaba a las cinco de la mañana para llegar a su trabajo en una fábrica de cosméticos en Benavídez. “Era muy cansador. Mucho viaje y encierro. Fue un cambio de vida muy grande”, cuenta. Antes de arrancar, charló con Justina, coordinadora del equipo Social, a quien ya conocía de la Casa de Jóvenes. “Me sentí en confianza. Entre Jus y Ale me acompañaron para ir aprendiendo cómo manejarme”, explica.

El camino de Doris en la Casa de Jóvenes y en la Fundación arrancó desde muy chica. Al cumplir los 15 años empezó a acompañar a su hermano al taller de carpintería que brindaban los frailes y al poco tiempo se formó la fraternidad “Jesús Salvador”. A partir de la fraternidad consolidó su amistad con Ale, el “Colo” –hoy encargado de Campamentos– y conoció a “Beco”, su pareja y papá de su hija Alma, de dos años. “Tomábamos mate, íbamos a los comedores del barrio, compartimos una Misión en Salta”, recuerda. El grupo de jóvenes se disolvió cuando todos empezaron a estudiar y trabajar, pero las amistades permanecen hasta la actualidad. Antes de empezar en recepción en 2012, Doris hizo muchas otras cosas. Trabajó como empleada doméstica, asistente de cocina y de “todo lo que salía”. Estudió comunicación, trabajo social, gastronomía y radiología, carrera de la que sólo le quedan algunos finales. También fue voluntaria del Roperito. Los primeros tiempos en recepción no fueron sencillos. Llegaba cansada y desbordada, con la cabeza llena de historias de mucho dolor y sin saber cómo manejarlo. “Con la experiencia y después de hablarlo mucho aprendí a recibir al otro pero también a derivar. Me sigo sensibilizando pero sé que hay un equipo de profesionales a los que recurrir”, reflexiona. Este año, y como presencia clave por su cercanía a las familias, Doris comenzó a participar de las reuniones interdisciplinarias. Para ella no hay nada más enriquecedor que los vínculos. “A todo al que recibo, lo recibo de la mejor manera. A veces no tengo un buen día pero apenas atravieso el portón, se me va todo”. En la puerta de la recepción, un grupo de madres se sientan a charlar mientras los chicos participan de alfabetización. Doris recibe un mate, comparte algún chiste y si alguna falta, al volver a verla es la primera en decirle: “¿Por qué no viniste ayer? Se extrañó tu risa”. Puede estar llena de cosas para hacer pero siempre tiene tiempo de saltar la soga mientras los chicos gritan su nombre o pasar por la huerta para pedir algunos yuyitos para el tereré. En este último tiempo, disfruta del guaraní –lengua que corre por su sangre– con algunas mamás de

Epígrafe Doris

Paraguay. Doris dirá que sus días favoritos son esos en los que vienen más chicos y la Fundación se llena de juegos y gritos. También reconoce que sufre cuando alguna familia deja de participar y que no puede “no encariñarse y extrañar”. Doris manda mails a los empleados y voluntarios cuando es necesario pero todos saben que prefiere compartir las charlas mano a mano. “La Fundación es un lugar de entrega. Siento que recibo más de lo que doy”, cerrará con una sonrisa.

“Aprendí a recibir al otro”


16 Estimulación Temprana

Caminar juntas 17

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CAMINAR JUNTAS Rosana Trapasso (40) participa de Estimulación Temprana con su hija Ámbar, de un año y nueve meses. Acompañadas por la encargada y el grupo de mamás participantes, madre e hija dan sus primeros pasos. Una historia de vida compartida.

mbar dio sus tres primeros pasos, temblorosos pero decididos, directo a su bebote. Rosana la miró con los ojos llorosos y la sonrisa a flor de piel. Cuando la nena se sentó de golpe y abrazó al muñeco, su mamá corrió a abrazarla y alzarla. A los gritos, llamó a su hijo Javier y a su mamá Esther para contarles la buena noticia: ¡Ámbar camina! A la semana siguiente, Rosana y su hija llegaron a la Fundación de la mano. El grupo y la encargada del programa las recibieron con aplausos y felicitaciones. “En Estimulación estoy aprendiendo a ser mamá otra vez a los cuarenta. El ritmo de la paciencia y los pañales, el soltarla con confianza, muchas cosas”. Rosana, también mamá de Javier (12 años) y Milagros (4) llegó a la Fundación a principios de año. Hoy, participa de Estimulación y Javier, su hijo de doce años, viene a Juegoteca, Campamentos y Psicología. “Él está en una edad más difícil y que venga acá es una tranquilidad para mí, así no está en la calle. Se hizo amigos y lo veo bien”, explica. Cuenta que a fin de año su hijo se va de campamento a Areco y está muy ilusionado. Que le encanta el fútbol y que lo ve muy integrado a los otros chicos. “Hace tanto fue bebé”, dice entre risas. Rosana vive con su mamá y sus hijos a tres cuadras de la Fundación. Llegó a Estimulación con muchos miedos y ganas de acompañar a su hija en sus primeros pasos. “Ámbar llegó en un momento que no esperaba y me cambió todo. Es otra etapa de mi vida y estoy muy agradecida de estar acompañada”, relata. Dice que Mili, encargada del programa, la ayudó mucho y que fue fundamental su presencia para dejar que su hija empezara a andar solita. “Los límites, cuándo el sí, cuándo el no. Me sirve mucho hablar sobre estos temas”. Rosana repite que antes tenía miedo de que se lastimara, que estaba muy encima de ella, que no sabía cómo hacer para no trasmitirle el temor que sentía. Cuando empezó a participar del espacio se encontró con otras mamás que atravesaban lo mismo. Una de sus actividades favoritas en el programa fue “El comienzo de la Vida”, un documental sobre la importancia de los primeros años en la vida de las personas y el espacio de compartida que se generó entre todas.

Durante los juegos y actividades empezó a mirar a Ámbar de cerca pero dándole su espacio: acompañar sus pasos pero dejándola moverse, sintiéndose más tranquila y confiada. “Acá empecé a conocer más personas. Muchas veces una ve todo tan difícil y acá hay alguien siempre atento a escucharte y explicarte las cosas de otra manera”, reflexiona Rosana.

“Me siento muy acompañada” A Rosana se le ilumina la mirada al compartir que su hija cuenta del uno al diez, que repite todas las palabras, que come de todo. Para Rosana, el “tiempo pasa volando”: parece ayer estaba en la Maternidad Estela de Carlotto. Recuerda cuando vio a su hija por primera vez: “Chiquitita, muy blanca y pelirroja” y vuelve a decir con nostalgia y alegría que “el tiempo pasa volando”. Por eso, Rosana disfruta cada instante, se detiene en compartir cada momento con sus hijos. “Los miro jugar. Javier es más grande pero igual comparten, se prestan los autitos. Me gusta mirarlos”. Ámbar toma teta. Según Rosana juega, toma, acaricia, se duerme, muchas veces la agarra como “chupete”. Cuenta que en Estimulación comienzan a hablar sobre destete y todo lo que implica este proceso. Le gusta compartir con otras mamás lo que la lactancia significa para ellas y sus hijos, el vínculo, el cansancio, el disfrute. Todo lo que convive en un vínculo que es casi imposible de poner en palabras. “Ámbar me devuelve mucha paciencia y amor. Mis hijos llegaron para hacer un bien en mi vida”, concluye emocionada.

“Mi hija me devuelve mucha paciencia y amor”


18 Desarrollo Infantil

“Mi familia entera está en la Casa del Niño” 19

“MI FAMILIA ENTERA ESTÁ EN LA CASA DEL NIÑO” Angélica Alvarado (41) y su familia participan de ese espacio desde hace 20 años. Por acá pasaron sus hijos, sobrinos y nietos. “Es un lugar muy importante para el barrio” Angélica y Thiago en la Casa del Niño.

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ngélica vive con su marido Oscar y tres de sus seis hijos en un departamento arriba de la histórica Escuela 13, donde se celebraban las primeras misas de la capilla Santa Clara, en el barrio Ejército de los Andes. Al fallecer su papá, Angélica quedó en su lugar como casera y auxiliar de la escuela. “Celebramos los cumpleaños en el patio de la escuela, los chicos juegan a la pelota. Disfrutamos mucho”, cuenta. A partir de las siete de la mañana, y hasta las 13, trabaja en la escuela. Por la tarde viaja a Caseros para trabajar en la limpieza de las casas de algunas maestras. Para Angélica, que siempre trabajó, la Casa del Niño fue clave en la crianza de sus hijos. “Me enteré de la guardería por una vecina, yo era muy joven y trabajaba mucho: necesitaba dejar a mis hijos mayores con alguien de confianza”, recuerda. Matías, Tamara, Ayelén y Facundo –hoy de 25, 22, 18 y 16 años–

fueron los primeros en participar de la Casa del Niño. Angélica recuerda que fue tanto el cariño recibido por Norma y el vínculo generado, que decidió elegirla como madrina de Ayelén. El bautismo se celebró en la Capilla Santa Clara. “Norma es una muy buena persona. Aye la quiere muchísimo”, relata. Angélica repite que a los chicos les encanta venir. Thiago, su hijo de seis años que actualmente participa de la salita Nuestra Señora de los Ángeles, “aunque esté diluviando quiere venir”. Hasta hace poco también participaba su hija Ludmila, de 11, pero como cambió de escuela y turno, ya no le coinciden los horarios. “Es un lugar muy especial. El trato de las maestras, la buena atención. En todos estos años siempre me dieron una mano cada vez que necesité”. Angélica cuenta, con una amplia sonrisa, que “tiene cinco nietos y que tres de ellos participan de la Casa del Niño”. Su hijo

Thiago y Owen, hijo de Aye, están en la salita con Tati y Norma. “Norma cuidó a mis hijos, ahora a mis nietos. Qué cosa, ¿no?”, dice entre risas. Durante la cena compartida, Angélica le pregunta a Thiago sobre su día. Él dirá que jugó, cantó, comió rico y que tiene muchos amigos. “Tengo mucha confianza en la Casa del Niño. El cuidado que reciben y todo lo que aprenden. Las chicas están en todo, hasta en la comida”, reflexiona. Recuerda con alegría el Festival de fin de año, relata que vienen siempre a los encuentros y que en éste, estaban todos: sus hijos y nietos, hermanos y sobrinos. “Bailamos, nos divertimos. Mi familia entera está en la Casa del Niño”, concluye.

“Es un lugar muy especial. El trato de las maestras, la buena atención”


20 Alfabetización

“Mi hija aprende con juegos y proyectos que le encantan” 21

“MI HIJA

APRENDE

CON JUEGOS Y PROYECTOS QUE LE ENCANTAN”

Mica Jaime en el PAC

“Nos sentimos muy acompañados”

Micaela Jaime (8) participa de Alfabetización hace más de dos años, luego que le detectaran algunas dificultades en el lenguaje que la afectaban en la lectura y escritura. Su papá cuenta cómo fue mejorando acompañada por su familia y la Fundación.

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ara Micaela, las palabras eran una amenaza: mejor no decirlas, no escribirlas, no leerlas. Cuando juntaba coraje y se animaba a enfrentarlas, recibía burlas y risas de sus compañeros. La R se patinaba, la D se ponía rebelde. Y Micaela se ponía triste, furiosa, tímida. “No puedo”. “Es muy difícil”. Sus papás, Sebastián (29) y Johana (25) fueron varias veces a hablar con la directora, las maestras, los padres de sus compañeros. Algo no andaba bien. Sentían que Micaela no aprendía y que, desanimada ante tantas burlas, se cerraba cada día un poco más. En medio de esta situación, se enteraron de los programas que brindaba la Fundación.

“Nos invitó una amiga del trabajo de Johana que trae a sus hijos y nos dijo que los chicos acá recibían mucha ayuda. Necesitábamos un lugar para nuestra hija”, recuerda. Los cambios también vinieron dados en la escuela: con ayuda de una tía, decidieron pasar a su hija al Instituto José Verdi, en Mariló. “En esta escuela le está yendo mejor, aprende más. La decisión de pasarla la tomamos juntos”, cuenta. Micaela empezó a participar de Alfabetización, del Centro de Promoción de la lectura, Apoyo escolar y del Servicio de Orientación al Aprendizaje. “Desde que llegamos nos sentimos muy acompañados. Nos motivó venir para que Mica mejorara el tema del lenguaje pero todo lo demás nos sorprendió”, relata sonriente. Cuando piensa en estos dos años, no deja de repetir que no faltan un solo día, que aunque llueva muy fuerte ella quiere venir y que si no es él quien la trae, es su tía, su abuelo o su bisabuela. “Sentimos que nos enseñan a nosotros también. Micaela viene siempre contenta y con cosas de las que nosotros no tenemos idea. Un día vino con una caja llena de orugas”, recuerda. El proyecto de alimentar, cuidar y ver salir del capullo a las orugas fue un proceso que, según Sebastián, los comprometió a todos. “En la Fundación aprende con juegos y proyectos que le encantan. Mejoró el habla, la compren-

sión. Aprendió a leer. Nosotros queríamos enseñarle pero no sabíamos cómo. Acá con las chicas aprende”, resalta. Sebastián recuerda con cariño a Jose D’Alessio, encargada del Servicio de Orientación al Aprendizaje hasta el año pasado, por la evolución que vivió Micaela: “Antes de llegar a la Fundación nos resultaba muy difícil entenderla, se ponía mal ella y nos poníamos mal todos. Jose nos aconsejaba que no señalara las cosas sino que intentara decirlas”. Y las cosas cambiaron. Durante los recreos de Alfabetización, Micaela disfruta entrando a la Huerta con sus compañeros y compañeras. Le gusta mucho hacer germinaciones, los proyectos sobre animales y la naturaleza. Micaela sueña con ser veterinaria. “Acá no sólo aprende a leer y escribir. Aprende compañerismo, valores. Las chicas son un amor, le enseñan con tanta paciencia. La quieren tanto a Mica: son como parte de nuestra familia”, destaca. Micaela va a la escuela por la mañana y, por la tarde, los días que no viene a la Fundación, hace la tarea con su tía. Su mamá trabaja en un quiosco y su papá hace de todo: pintura, plomería, entre otras cosas. Hoy en día trabaja en una quinta dos cuadras de la Fundación en la limpieza y el mantenimiento de la pileta, el quincho y la jardinería. Pero en cada encuentro abierto a las familias acomodan todo para poder estar ellos, sus abuelos, tíos y la bisabuela. Este año, la familia entera se llevó una hermosa sorpresa. “No lo podíamos creer, Micaela se animó a bailar en el día de la Tradición acá en la Fundación. Nunca había querido participar de los bailes en la escuela. La filmamos, le sacamos fotos. Acá bailaba con todos los movimientos que había practicado en casa. Estábamos todos emocionados de verla así”, recuerda. Sebastián cuenta orgulloso que Micaela escribe en cursiva y lee muy claro. Que hace poco expuso un tema frente sus compañeritos y le fue muy bien. También que no deja de sorprenderse al escucharla hablar sin parar en la cena que comparten los tres después de un largo día de trabajo. “El mensaje que recibimos de la Fundación siempre fue de acompañarla y respetar sus tiempos. Y así lo hacemos. Nuestro sueño es que siga creciendo y que todo lo que haga, la haga feliz”.


22 Servicio de Orientación al Aprendizaje

LAS GANAS DE AVANZAR A partir de algunos problemas de lectoescritura, Iván Galván comenzó a participar de los programas de alfabetización de la Fundación. A partir del compromiso educativo, familiar y personal, las cosas rápidamente mejoraron.

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ván Galván tiene 11 años, vive en Mariló y participa tanto en el Programa de Alfabetización Complementaria (PAC) como en Campamentos. Su padre, Diego, concurre a las actividades barriales y a los encuentros culturales. Hace tres años que vienen a la Fundación y es difícil no conocer a esta dupla carismática que construye lazos de amistad con las familias del barrio y con el equipo de trabajo. Diego cuenta que conoció el espacio gracias a la recomendación de una escuela. Allí le advirtieron que Iván tenía dificultades y por eso eran las bajas notas. “Un día le revisé el cuaderno y faltaban hojas por dos semanas, tenía cosas incompletas y actividades sin realizar. En la escuela me dijeron que el problema era psicológico e hicimos un tratamiento: el psicólogo me dijo que al nene le faltaba un poco de lectoescritura”, cuenta. La ejercitación era insuficiente y, en reiteradas ocasiones, Diego iba a la escuela a retirar a Iván y observaba que el curso se encontraba sin maestra. La familia buscó asesoramiento en otra escuela estatal. Allí recomendaron cambiar a Iván de establecimiento, ya que no le brindaban los conocimientos y atención que él requería. Esa semana, en el PAC, Iván contó su buena noticia: “Voy a una escuela nueva, tengo nuevos compañeritos y una maestra que me ayuda”.

Iván Galván (11 años)

Sus nuevas maestras lo tuvieron en observación e indicaron que el problema inicial fue la falta de ejercitación en la escuela. La Fundación acompañó a Iván desde el PAC y el Servicio de Orientación al Aprendizaje. Diego recuerda que tenían fechas pautadas con Vicky, psicopedagoga de la Fundación, donde reforzaban los conocimientos escolares y las estrategias de estudio. “El problema eran las tareas comunes, el mal ordenamiento en las pautas y la frustración que Iván sentía”, describe. Esta situación se revirtió con ejercitación constante y un acompañamiento desde la escuela, la Fundación y el compromiso concreto de la familia. Actualmente Iván mantiene un buen promedio en la escuela mientras sigue participando en la Fundación. La familia Galván destaca que se lo ve mucho más animado a la hora de hacer actividades y se desenvuelve plenamente. “Siempre está con ganas de preguntar y aprender, tanto en la escuela como en la Fundación. Acá está más distendido y tiene muchos amiguitos. Hasta quiere ser voluntario, tiene la necesidad de devolverle a otros chicos lo que se le brindó a él”.


24 Juegoteca

Aprender a jugar, y viceversa 25

JUGAR PARA APRENDER, Y

VICEVERSA

Al aire libre o adentro, con arte, disfraces o una pelota. Cualquiera de esas actividades lúdicas son las excusas para que los chicos se descubran y se encuentren con el otro cada sábado.


26 Centro de Promoción de la Lectura

PUENTES PARA LOS LIBROS Promover la lectura es mucho más que equipar una biblioteca e invitar a leer: es construir puentes entre los chicos y los libros. Te compartimos cuatro textos que muestran lo que pasa cuando un niño cruza estos puentes.

Puentes paraJuegoteca los libros 27

M IE DO EL SUF R I M I EN T O D E M ESSI

Por Iara Peralta Brítez (14 años)

Por Florencia Bulacio (12 años)

Llegar tarde, esa es la cuestión, la desesperación y el olor a miedo que despiertan mis sentidos. Eso pensaría mi amigo, sé que estaría de acuerdo conmigo. Desde que se fue todo cambió. Ahora la realidad es lo que me asusta. La muerte ya no importa al lado de la soledad, un grito que nunca suena, que nunca se escucha. Muchas personalidades emanan de mí, sueñan con algo mejor, observan la indiferencia y sueñan, sueñan con fuerza, con perseverancia.

El periodista Ricardo Kirschbaum publicó un texto titulado “Un gol memorable de Messi” en el diario Clarín, después de la derrota argentina en la final de la Copa América. Allí habla sobre la renuncia de Messi y opina que como sociedad estamos mal, porque cuando Messi gana lo queremos, pero cuando pierde lo humillamos y lo criticamos por las redes sociales, le echamos la culpa. Él cree que antes de criticarlo habría que ver su esfuerzo. Estoy de acuerdo porque nosotros siempre juzgamos a los demás, pero no sabemos si a esa persona le hace mal. La verdad, hoy en día la sociedad está muy mal. Por ejemplo Messi no metió un gol en la final de la Copa América, pero perdió todo el equipo, y solo lo criticaron a él.

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VE R G Ü E N Z A Y T R IS T E Z A

Por Milagros Gómez (13 años)

Había una vez, un niño que se llamaba Agustín. Era pobre. Tenía vergüenza de sí mismo. Su papá no tenía trabajo y su mamá no lo quería. Un día a Agustín le regalaron un triciclo, pero su mamá se lo tiró arriba de un árbol y el nene se puso muy triste. No tenía hermanos ni amigos y él siempre estaba encerrado en su pieza. Desde su ventana miraba cómo los niños jugaban y pensaba lo divertido que sería tener una familia que lo quisiera y que lo comprendiera. A veces hasta imaginaba que era posible, que algún día su familia lo iba a querer y que su papá tendría trabajo.

U N A O B R A F A BU L OSA EN L A F U N DA CIÓ N

Por Matías Coronel (13 años) El sábado 11, en Fundación Franciscana, se realizó la obra de teatro “Perdóname por ayer”, protagonizada por Luis María Lusardi y Mariana Mayoraz y dirigida por Lucas Palacios. La obra trata sobre un trabajador de mantenimiento de un hospital que se encuentra en la sala de espera con una chica, que tiene a su padre internado, y comienza a hablarle, pero ella lo ignora contándole muy poco de lo que sucede. En realidad la obra habla sobre la soledad. Las escenas ocurren en un hospital viejo, donde se ve una gran falta de felicidad, pero de repente todo cambia a un escenario de amor, tragedias y engaño. Tiene una música muy tranquila que cambia dependiendo de la situación: se acelera cuando hay un problema, se ralentiza en un momento serio y se pone rítmica al suceder una conversación de amor. ‘Perdóname por ayer’ es una historia conmovedora que resalta todo lo gracioso y dramático que puede suceder en una sala de espera a través de los diálogos entre los personajes. La recomiendo para jóvenes y adultos.

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28 Campamentos

“Me di cuenta de que puedo lograr todo lo que quiero” 29

“ME DI CUENTA DE QUE PUEDO LOGRAR TODO LO QUE QUIERO” Cecilia Valdéz (20) participa de la Fundación desde que abrió sus puertas en distintos roles. Hoy estudia abogacía y disfruta su espacio como voluntaria de Campamentos.

Ceci participó de distintos espacios y hoy reparte su tiempo entre la universidad y su voluntariado.

Seño, hagamos juegos con agua”, le piden los chicos. Ella no podrá negarse y será la primera en terminar mojada y corriendo a la par de las nenas y nenes. Hoy mira hacia atrás en el tiempo y se ríe a carcajadas al recordarse con 13 años, fastidiada por tener que jugar a la mancha. Ceci empezó a participar de Campamentos por sus amigos del barrio. Recuerda que no faltaba a los encuentros pero que, a fin de año, con casi todas las materias para rendir, se quedaba afuera de los viajes. También recuerda que “el Colo”, encargado del espacio, siempre se acercaba a hablarle. “Era muy rebelde. No quería hacer nada. Él siempre le ponía ganas y me invitaba a ser parte”, cuenta sin poder contener las risas. No recuerda muy bien en qué momento comenzó a “engancharse”. Un año, Colo le pidió que le diera una mano en el campamento de Tigre con el grupo de los más chiquitos. “No entendía por qué me elegía. Yo sentía que no aportaba nada. Siempre creyó en mí”, reflexiona. En ese entonces, su mamá estaba internada en FUNDALEU y ella solía ir a pasar el día con ella. Sus hermanos eran chicos y ella también se turnaba con su papá para cuidarlos. Por ese

motivo, no sabía si aceptar la propuesta de Tigre. Le compartió la situación a su papá y juntos decidieron que sí, que le iba a hacer bien descansar y que además, eran pocos días. Una prima lo ayudó a cuidar a sus hermanos y Ceci pudo viajar. Ese año, también fue como ayudante a los campamentos de Areco y Mar del Plata. Su espacio como voluntaria arrancó a los tres años de ser participante. “Que me empiecen a llamar seño, que me agarren la mano y que me sigan a todos lados, es especial. Los chiquitos son muy tiernos. No sé cómo explicarlo, los chicos me motivaron y me motivan desde siempre”, explica. Para Ceci, otro hecho que significó muchísimo en su adolescencia fue la Misión a Salta que compartió con sus amigos de la Fundación. “Tampoco entendía por qué me invitaban a mí (risas). Mucha gente de la Casa de Jóvenes me ayudó para que rinda las materias y pueda ir”, explica. Caminaba las tres cuadras de su casa hasta la Casa bajo el sol para estudiar. Si llovía, siempre había alguien que la llamaba para explicarle los temas por teléfono. Con 14 años, Cecilia rindió y fue de Misión a Salta sin siquiera imaginar lo que vendría. “Sentí que me hizo un clic. Yo solía quejarme de todo. Llegamos y los chicos venían corriendo a abrazarnos, nos decían te quiero. No tenían nada pero nos daban todo”, cuenta emocionada. Su último campamento como participante fue a Bariloche, en 2014. Un viaje que compartió con todos sus amigos y que define como inolvidable. “Subir al refugio Frey fue una experiencia que nunca voy a olvidar. En ese momento, cuando llegamos, me di cuenta de que podía lograr todo lo que quiero”, relata.

Tanto en los encuentros en la Fundación como en los campamentos, Cecilia resalta que trabajan en conjunto. Los juegos, el cuidado del medioambiente, la cocina rústica. Todas las actividades los convocan a participar y ayudarse mutuamente. “Está bueno que los chicos, en lugar de andar por ahí, vengan a la Fundación. Acá trabajamos y nos acompañamos entre todos”, resalta. El campamento que define como “más cansador” es Areco, ya que recorren el pueblo y juegan muchísimo. En este campamento suelen quedarse despiertos hasta las cuatro de la mañana mientras los chicos se gritan de carpa en carpa. Ceci explica que de a poco gana confianza, aprende a poner límites y designar tareas. En cada actividad se descubre un poco más a sí misma. Hoy, estudia abogacía en la Universidad Nacional de José Clemente Paz. Todavía no tiene definido si seguirá la rama penal o la laboral. Ésta segunda le llama la atención por su papá, sindicalista de toda la vida, y por su anhelo de que se respete el día a día de los trabajadores. “En todo este tiempo aprendí a valorarme, relacionarme, a pensar en mi futuro. Igual siento que siempre hay cosas nuevas por aprender”, concluye.

“Trabajamos entre todos”

Ceci junto a todo el equipo de Campamentos.


30 Adolescentes

Unos súperpoderes especiales 31

Esteban González (16)

Luciana Carabajal (13)

Súper Fútbol

Súper Amistad

Esteban elige el fútbol, una práctica que disfruta mucho: “Me relaja, me saca los problemas. Esta semana jugué al fútbol con mi hermano y nos divertimos. Me divierte jugar más acompañado”.

Pensativa y alegre, comenta que siempre pensó que era una buena amiga y que ahora lo afirma: “Soy confiable, no cuento lo que me cuentan”.

UNOS SÚPERPODERES ESPECIALES Los chicos de Arranque hablaron de los que les gusta hacer y por qué. Es una tarde tranquila en la Fundación. De esas en las que el sol se aprovecha en el jardín con el infaltable mate que va de mano en mano. Circulan los chicos de Arranque, el programa para adolescentes de la Fundación, que

se animan a hablar de sus súper poderes. ¿Súper poderes? Sí, aquello que disfrutan y comparten con el otro. Aquello en lo que se destacan, en lo que creen, y en lo que ponen en práctica en el día a día.

Milagros Gómez (13 años)

Tomás Guzmán (13)

Lucas Brola (16)

Braian Martínez (15)

Súper Número

Súper Cariñosito

Súper Lavado

Súper Amigo

Milagros cuenta que se destaca en matemáticas y que tiene facilidad para los números. “Las cuentas matemáticas son fáciles”, resume.

Cuenta su poder de hacer sentir bien a la gente. “Creo que soy muy cariñoso”, dice entre risas.

Lucas trabaja en un lavadero y cuenta que es una “máquina” en eso. “Siempre laburo a todo ritmo. Estoy atento a las necesidades del lugar”, dice.

Dice ser un buen amigo: “Confiable y atento”.


32 Jóvenes

El sueño de llegar a la universidad 33

EL SUEÑO DE LLEGAR A LA UNIVERSIDAD Cuatro jóvenes de la Fundación cuentan la experiencia de ser la primera generación de su familia en acceder a este nivel de estudios.

Cecilia, Nahuel, José y Nicolás son jóvenes adultos que desde niños participan en la Fundación en espacios como Alfabetización, Juegoteca, Campamentos, Promoción de la Lectura y Construyendo la Vida. A lo largo de estos años fueron colegas, participantes, compañeros voluntarios y, lo más importante, grandes amigos. Ya egresados de los programas de la fundación, tomaron la decisión de continuar sus estudios a un nivel superior. Esto significó para ellos lanzarse a un mundo con nuevos retos, desafíos y dificultades. Nicolás piensa que al inicio están estos “fantasmas” que atormentan y, sin embargo, son meros espectros que desaparecen en la primera clase de la primera cursada. Cecilia y José coinciden con este comentario y agregan: “Solo hace falta animarse y luchar por lo que uno desea”. Estadísticamente, tres de cada cuatro jóvenes que estudian en universidades bonaerenses son primeras generaciones universitarias. Esta realidad compromete a todo el conurbano, incluyendo a José, Nicolás, Cecilia y Nahuel. Ellos cuentan que dentro del grupo familiar esto es una experiencia nueva que genera, por un lado, orgullo y felicidad, y, por otro lado, cierta distancia, propia de la inexperiencia familiar en el tema.

“Solo hace falta animarse y luchar por lo que uno desea”

Cecilia Valdez estudiante de Licenciatura

en Abogacía en la Universidad Nacional de La Matanza, quiere cambiar su realidad y configurarse como una profesional del Derecho. Ella cree que el ambiente universitario estimula otras maneras de pensar y que dentro de su universidad recibe el apoyo necesario para desenvolverse plenamente.

José

Gómez está cursando el ingreso para la carrera de Ingeniería en Sistemas en la Universidad de General Sarmiento y tiene como expectativa terminar su carrera, conseguir un buen empleo y algún día crear alguna aplicación o herramienta que beneficie a las personas. Le gusta saberse universitario y se siente más independiente a la hora de estudiar y de tomar decisiones a partir de este paso.

Nahuel Gauna también está cursando el

ingreso para Ingeniería en Sistemas en la misma universidad. Disfruta la modalidad de estudio y la autonomía de esta etapa, y su meta es terminar el curso de ingreso y cursar las materias específicas de la carrera.

Nicolás

Duarte cursa el tercer año de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Moreno. Sueña con volverse un profesional de la comunicación y trabajar en organizaciones sociales. Hoy su principal interés es participar dentro de la Fundación poniendo al servicio sus cualidades personales.

Momento grupal en el COVI. Los amigos y los vínculos son fundamentales para terminar los estudios, entrar a la universidad, buscar trabajo y construir el propio proyecto de vida.


34 Psicología

Una escucha voluntaria y gratuita 35

UNA

ESCUCHA

VOLUNTARIA Y GRATUITA Las familias y participantes del barrio pueden encontrarse con psicólogos que prestan su tiempo todos los jueves.

La Fundación ofrece un espacio que busca aportar luz en historias que la necesitan.

C

uando no hay una urgencia con riesgo para la salud, contar con la atención de un psicólogo es un privilegio muy costoso desde lo económico. A partir de la vocación de acompañar integralmente a las familias, la Fundación ofrece un espacio que rompe con esa lógica y busca aportar luz en historias que la necesitan. El servicio de Psicología que funciona en Mariló ofrece otra rareza: un equipo. Con excepción de algunas instituciones, los psicólogos suelen trabajar individualmente, pero Nicolás Obiglio, encargado del espacio, se propuso y consiguió un equipo de voluntarios que todos los jueves atiende gratuitamente. “Elegí el día con más aulas disponibles para poder recibir a la mayor cantidad de personas. Con los chicos trabajamos codo a codo, aprendemos entre nosotros. Es un espacio lleno de vida”, resume Nico. Hoy cada uno de los seis voluntarios y los dos miembros del equipo rentado –Nico y Felicitas Jordán–atienden entre una y cuatro personas del barrio, en edades que van de los cinco hasta los 65 años, con terapias cortas, de orientación, y otras más largas, profundas. La premisa es que cada persona tiene la posibilidad de desplegarse auténticamente y cambiar su realidad. “En los procesos de psicología hay algo de misterio. Hay sólo escucha y palabra y de repente aparece la luz: se genera una transformación en la persona”, describe Federico Fernández Cisneros, uno de los voluntarios. En el mismo sentido, Belén Medina, otra integrante del equipo, dice que lo que más destaca es la esperanza que aparece en el encuentro. “Tengo momentos muy gratificantes cuando me entrego al otro. Cuando siento que se creó algo de las dos personas que participamos en el proceso”. Pero no todo es sencillo. María Barboza, también voluntaria, reconoce que hay casos que pueden resultar duros. “La complejidad de algunas historias nos dejan con las manos atadas”, marca. Su compañera Rocío Antelo coincide y agrega que lo más difícil es la frustración que aparece cuando, por ejemplo, una persona abandona un tratamiento que necesita. “Entre las alegrías está el poder hacer un recorrido con el otro. Cuando te das cuenta de que el espacio sirve y uno se enorgullece de la otra persona”.

Stefanía De Falco resalta que el vínculo y el compromiso que se genera con las personas “es lo mejor del espacio”. Y recuerda que entró cuando conoció el proyecto de la Fundación y del programa. La llegada de cada miembro del equipo sucedió de esa manera. El vínculo con Nico o con la Casa de Jóvenes fue el primer paso y, el segundo, fue ponerse al servicio voluntariamente. “Este espacio me hace sentir plena. Muchas veces después de la terapia hay otro aire y es muy lindo”, cuenta Belén. Fede asegura que “la experiencia de aprendizaje como persona y como profesional es enorme” y todos coinciden en que el equipo es uno de los

puntos fuertes del espacio. “Es muy necesario. Es un espacio de grupo y compartida”, agrega María. Por eso, antes de comenzar las terapias de los jueves, los psicólogos –entre quienes está también el voluntario Martín Fagalde– comparten experiencias y algunas cuestiones de los casos. “Recibimos a personas derivadas de otros espacios de la Fundación y a quienes asisten voluntariamente, que suelen aprovechar mejor el espacio”, explica Estefanía. “Muchos nos ven como mecánicos, que venimos desde afuera a arreglar, cuando la realidad es que trabajamos codo a codo. Las cosas se logran cuando las personas vienen con ganas de una transformación, y son mayoría”, cierra Nico.

Equipo de Psicólogos .


Equipo Social 37

“TODOS VENIMOS A BUSCAR ALGO” Valeria Castillo tiene una larga historia con la Fundación a partir de un vínculo que cruzó espacios, pero se mantuvo inalterable.

L

a Fundación Franciscana quiere ser un espacio de encuentro transformador. Cada persona comparte desde lo más íntimo su historia, su vida y su fragilidad. Las vivencias únicas enriquecen a la comunidad y van conformando identidades. Muchas veces estas historias permanecen en el anonimato, pero siempre es valioso detenerse en algunas para revelarlas. Sorprende ver, con otros ojos, lo cotidiano e importante de un saludo, un beso, una sonrisa, un encuentro o una acción concreta. Es inevitable vincular esto con Valeria. Una persona simple, directa, sonriente, comprometida y que constantemente busca superarse. Valeria Irina Castillo tiene 29 años, es madre de Morena y Gonzalo, y vive junto a Diego, su pareja. Su vínculo con la Fundación fue progresivo y, en seis años, atravesó distintos programas. “Mi primer acercamiento a la Fundación fue en el 2010, por medio de una monja. Veníamos juntas a etiquetar libros al edificio principal de la Fundación, la casita”, cuenta Valeria como anécdota. En 2011 Gonzalo, con un año de edad, presentaba dificultades para hablar y Morena no concurría al jardín de infantes debido a que se había incendiado. “Venía con ambos a Estimulación Temprana y, mientras Mili me asesoraba para estimular a Gonzalo, me quedaba segura de que More se divertía y jugaba en un lugar seguro”, recuerda. Desde entonces Valeria intensificó su participación pasando por el grupo del Roperito y en el programa de Huertas. “La Fundación me sirve de guía. Siempre me apoyaron con la crianza de mis hijos, con la construcción de mi casa, con mi crecimiento como persona y como mujer”. Valeria destaca la información que se brinda y el proceso de concientización que viven las personas,

además de los espacios que exceden a los programas: “Participé en charlas de orientación, en acciones solidarias, grupos de madres, charlas informativas de derechos y violencia familiar y contra la mujer. Todos venimos a buscar algo específico, en ese sentido la Fundación creció y desarrolló sus especialidades”, reflexiona. “Lamentablemente tenemos límites y no podemos abarcar todas las necesidades de todas las personas. Me gustaría que la ayuda concreta de la Fundación llegue a todos los que la necesiten”.


38 Nosotros

Ser Comunidad 39

SER

COMUNIDAD La Fundaciรณn busca aprender de la cultura barrial y ampliar la participaciรณn comunitaria. Queremos inspirarnos de los barrios y, a la vez, ayudar a fortalecerlos.

Ilustrador: Nicolรกs Obiglio


40 Economía Social

Construir una casa: una experiencia comunitaria 41

Quela disfruta un rico mate y nos cuenta su historia.

CONSTRUIR UNA CASA: UNA EXPERIENCIA COMUNITARIA Cristian y los voluntarios de Emaús armando los cimientos de la casa.

La familia Guzmán ya tiene casi lista una vivienda que se edificó gracias al esfuerzo familiar –que incluyó créditos de Economía Social– pero también a la ayuda de amigos, vecinos y parientes.

U

n tío prestó herramientas. Los cuñados aportaron mano de obra. Los vecinos colaboraron. Un grupo de jóvenes de Emaús ayudó con el contrapiso. Y la familia puso todo: en 2013 vendieron el auto, la computadora, la televisión y hasta la heladera para comprar el terreno. Así se construyó la casa de los Guzmán, en donde vivirán antes de fin de año. El proceso está lejos de la idea de plano, arquitecto y albañiles a los que muchos están habituados. Es una experiencia comunitaria que reúne a muchos actores diferentes y que tiene como protagonistas a los miembros de una familia que cumple el sueño del techo propio. Todos jugaron su papel. Cristian, el papá, prestó el hombro y fue ayudante de albañilería durante todo el proceso. María, la mamá, alentó el proceso, ayudó en las distintas etapas y fue parte de cada regateo en la compra de materiales. Del fruto del trabajo de ambos, además, surgió cada ladrillo o gota de cemento. El proceso comenzó con una oportunidad inesperada: Cristian vendía un auto y uno

de los interesados era un vecino que vivía a tres cuadras y media. “Me propuso la mitad de su terreno. Y además del auto le dimos la heladera, la televisión, la computadora y hasta un poco de plata”, cuenta Cristian. “Tuvimos que arrancar de nuevo”, recuerda María. Era 2013 y estaba la primera parte del sueño: la tierra. Durante los siguientes dos años, todos los esfuerzos fueron hacia ese volver a empezar y a pensar en poder construir. En 2015, finalmente, comenzaron a comprar materiales y se multiplicó la ayuda. “Mi tío me enseñó, los cuñados me ayudaron y en un fin de semana hicimos las bases”, recuerda. Pero las cosas no iban a ser tan sencillas. “Me quedé flojo de laburo (la empresa para la que trabaja comenzó a hacer suspensiones) y empecé como ayudante de mi tío, de albañil. Le pagaba con eso el trabajo que después él hacía en mi casa”, explica. En ese momento vino también el primer aporte de la Fundación. “Yo los conocía por mi cuñada”, cuenta María, que empezó a mandar a los chicos a diferentes programas: hoy Brisa está en el Taller de Lectura y Tomy en Arranque, Periodismo y Campamentos.

“La construcción es un hermosa experiencia. Te das cuenta lo que cuesta. Me hace sentir orgulloso de mi familia”

A partir de ese vínculo es que Erika Martínez, trabajadora social de la Fundación, los visitó y les propuso la idea de solicitar un crédito en Economía Social. En ese momento, además, los jóvenes de Camino de Emaús –una propuesta espiritual y fraterna de la Casa de Jóvenes– se acercaron a ayudar. “Hicimos el contrapiso con ellos. La mayoría eran chicas y paleamos entre todos. Fue una mano muy importante, no sabés lo que nos hizo sentir. Quiero que vengan cuando tengamos todo listo”, destaca Cristian. Para ese momento de culminación todavía falta, pero lo que avanzaron es mucho: faltan apenas algunos trabajos en los cuartos y las terminaciones como para ya poder dormir ahí. “Siempre tuvimos fe pero a veces parecía que no llegábamos. A veces no nos alcanzaba”, dice Cristian. Cada material significaba un gran esfuerzo. Ambos recuerdan cómo recorrieron todo Moreno para conseguir las aberturas y la forma en que regateaban hasta conseguir que les regalen unos tirantes. María admite que pensó que el proceso iba a ser más corto, pero dice estar muy orgullosa. “Todavía no caemos”, insiste. “La construcción es un hermosa experiencia. Te das cuenta lo que cuesta una casa. Me hace sentir orgulloso de mi viejo, que lo tuvo en su momento, y de mi familia”, termina Cristian.


42 Huertas

“Hacemos y decidimos todo juntas” 43

“HACEMOS Y DECIDIMOS TODO

JUNTAS”

Históricamente, el programa Huertas contó con un encargado y voluntarios que acompañaban y organizaban el espacio junto a un grupo de madres. Hoy, la gestión de la huerta está a cargo de las participantes del programa.

L

a huerta se llena de manos que remueven la tierra, atan plantas, tocan el agua, esparcen semillas. Y en medio de tantas manos grandes y fuertes, sonrisas pícaras y piecitos embarrados, crecen las habas, las mostazas y otras tantas cosas que sólo las chicas saben identificar. “Hacemos y decidimos todo juntas. Es un gran momento para activar lo aprendido”, cuenta Amada González Orzusa (54), una de las primeras participantes del programa. Para Juan Cruz Saraví (28), encargado del espacio por cuatro años, que la gestión de Huertas esté a cargo del grupo de madres participantes es el sueño cumplido de los orígenes del espacio. “La autogestión va al origen de lo que pensamos cuando arrancamos. Es una invitación a las madres al cuidado de un espacio apreciado, de todos y de nadie”, explica. Hoy el grupo está conformado por 13 mujeres y algunos voluntarios que se acercan a ayudar y acompañar en lo que ellas necesiten. “Nos estamos manejando bien. Las que pueden y no tienen ningún dolor, desmalezan; las que no pueden hacer fuerza, atan las plantas y así todo”, relata Amada.

Cosechar los rabanitos y la lechuga, levantar los repollos que este año no prosperaron, trasplantar. Mientras trabajan, comparten mates y charlas. Los chicos -hijos y nietostambién entran a la huerta a compartir alguna actividad: “Esas son mis habas”, dirá Laureano, hijo de Cinthia, una de las participantes. Las chicas reciben las semillas del INTA y tanto la siembra como la cosecha la realizan según el calendario de siembra. “Es un espacio de apertura a las enseñanzas de la naturaleza y sus tiempos”, explica Juan Cruz. Las chicas aprovechan los días en los que son mayoría para ordenar los estantes del invernadero, pintar macetas y cajones de frutas y remover la tierra. Cuando llueve, ponen una mesa debajo del techo de la Casa de Jóvenes para armar los kokedamas que aprendieron a hacer con Juan Cruz y los voluntarios. Para Amada, el grupo se fortalece en el diálogo, en el compartir y también en el hacer. “Nos estamos dando cuenta de que todo esto es nuestro y depende de nosotras que continúe y crezca. Somos más conscientes de todo”, reflexiona. Los sábados, algunas chicas dejan a sus hijos

Mamás armando kokedamas y tomando unos mates.

en la Juegoteca y se acercan al espacio. Comparten la mañana y conversan sobre sus ganas de apreciar otras huertas, las ganas de conocer a otras personas que se dediquen a lo mismo, de compartir con otras comunidades. “Llenar la huerta de color y aromas es una forma de celebrar el espacio como lugar de descanso, charla y mates”, cuenta Juan Cruz. Cada 15 días, las chicas se reúnen con Joaquín Ibañez, encargado de Economía Social y Matías Conte, encargado de Proyectos de Mariló. “Hablamos sobre cómo nos venimos sintiendo, cómo vamos caminando, qué nos está pasando. La verdad, estamos todas muy contentas”, resume Amada. También dirá que “se extrañan las visitas a las casas de las familias” que hacían junto al encargado y los voluntarios y que por eso, están charlando la forma de generar huertas en las casas y salir al barrio a visitar. “Tenemos muchos proyectos. Nos acompañamos y aprendemos juntas”, concluye Amada.

“Nos acompañamos y aprendemos”


44 Tercera Edad

Salud y vínculos a través del movimiento 45

SALUD Y

VÍNCULOS

A TRAVÉS DEL MOVIMIENTO El taller que dictan las especialistas Verónica Apellanis y Agustina Peluffo conecta a los abuelos con su cuerpo y fortalece al grupo.

A

Francisca, de 71 años, le cuesta caminar pero cuando suena el chamamé baila con ganas. Sus compañeros del espacio de tercera edad de Ejército de los Andes viven algo parecido: llegan al Taller de Movimiento contracturados y salen moviendo todo el cuerpo. Esa dinámica de todos los martes a la tarde no es simplemente un momento de ejercicio físico: es una forma de que los abuelos se encuentren entre ellos. “Cuando empezamos nos dimos cuenta que venían hace años, pero que no se conocían”, dice Verónica Apellanis, la referente del espacio. Por eso, el primer objetivo fue que formaran un grupo. Y los resultados comenzaron a llegar: “Hoy

preguntan por él o la que no está y se levantan en momentos de dolor, que pueden ser muchos”, agrega. Por eso el segundo objetivo del proyecto es que se sientan valiosos, acompañados, y que digan lo que les pasa. “Nuestra tercera meta es que este sea un espacio de disfrute, en donde puedan pasarla bien. Ellos ya lo asumieron y, si proponemos algo diferente, ellos mismos defienden la diversión”, desarolla Verónica. El cuarto y último objetivo es volver a contactarlos con su cuerpo, con actividades “como darse masajitos unos a otros”. La dinámica de cada semana suele ser parecida. Primero comparten novedades, de la familia, la

salud, entre otras cosas. Luego, a partir de la compartida realizada, hacen un registro del cuerpo, antes de pasar a un ejercicio, que suele ser un movimiento. “Traemos globos, instrumentos musicales y hacemos distintas actividades, como tocar alguna temática o celebrar fechas patrias. Lo bueno de esto es que los puede conectar con lo que están haciendo los nietos en el colegio”, dice Agustina Peluffo, hermana de Verónica y tallerista también. Ambas reconocen que es un espacio en el que se mueven emociones y salen recuerdos en cada uno de los 15 abuelos que participan en el taller, un número que se mantiene estable salvo cuando se festeja algún cumpleaños, cuando pueden llegar a ser 20. Del otro lado del mostrador, Verónica y Agustina dicen disfrutar cada encuentro. “Traen pastelitos, quieren compartir. Están agradecidos con la vida y te enseñan a no bajar los brazos”, dice Verónica. Agustina coincide y agrega: “Me encanta el poder que tienen de encontrar lo bueno. Siempre hay algo positivo”. Cada martes se vuelve también un descubrir capacidades: uno hace un movimiento y el otro se contagia, “se van dando cuenta de que pueden”. Del anecdotario Verónica levanta una actividad en la que recordaron juegos de su infancia. “Ellos enseñaron a los otros y, a la vez, aprendieron. Se sintieron valorados”, cuenta. Las propias participantes destacan esto también. Belina, una de las abuelas, dice que asiste porque le gusta estar “con las chicas y que te lleven el apunte”. Fran-

cisca, otra de las abuelas, marca lo mismo: “Ellas son divertidas. Me gustan mis compañeros y venir a bailar. La música y el chamamé me alivian el corazón”. Encontrar un espacio para disfrutar y compartir lo que les pasa les permite “alivianar el peso”, explica Verónica. Al principio, no comentaban situaciones de sus familiares por vergüenza, pero ahora saben que muchas situaciones son similares. “Hay mucho desahogo. Hablan de la droga que ven en el barrio, a la que le dicen `la porquería’”, explica Verónica. Aunque todos comparten décadas de vivir en Ejército de los Andes, muchos vienen de geografías muy distintas: Corrientes, Catamarca, Salta, San Juan, Jujuy, entre otras provincias, además de otros países como Bolivia. Tampoco hay tanta nostalgia de ese pasado. Agustina marca que siente que no quieren rejuvenecer sino que disfrutan el momento. “Reconocen que son lo que son gracias a esa historia”, termina.

“Quieren compartir. Están agradecidos con la vida y te enseñan a no bajar los brazos”


46 Desarrollo comunitario

Asambleas barriales: un espacio de participación 47

ASAMBLEAS BARRIALES: UN ESPACIO DE PARTICIPACIÓN La Fundación fue sede de una serie de encuentros entre vecinos para tratar y actuar en algunos de los temas más importantes de Mariló.

L

a buena noticia no puede faltar. Después hablarán de los temas más preocupantes del barrio, dialogarán sobre cómo llevarlos adelante y no se pondrán de acuerdo en algunas cuestiones. Pero la buena noticia está siempre: “mi hija volvió a arrancar el Secundario”, “pude terminar unos arreglos en mi casa”, “tener este momento para compartir”. Así comienza cada Asamblea Barrial, un nuevo espacio para el tratamiento de los temas que preocupan a los vecinos que es llevado adelante por la comunidad y apoyado desde la Fundación, que presta el espacio y se pone a disposición para el planeamiento y la ejecución de acciones. La dinámica excede el día a día de los programas y se vincula directamente con lo comunitario. La aspiración es a tratar de impulsar algo que está presente en cada vecino: el deseo de transformar su realidad y la del barrio. En cada encuentro participan entre 10 y 12 personas, aunque la cantidad puede variar de acuerdo con el tema. La dinámica, además de la buena noticia, alienta la participación de todos, para que cada uno pueda expresar lo que piensa y siente de cada problema. La primera reunión, en septiembre de 2015, fue simplemente encontrarse y comenzar a hablar de aquello que preocupaba. Y de allí surgieron los temas en los que se fue dividiendo la experiencia: salud, trabajo, educación, calles y seguridad. Cada uno de esos eslabones del bienestar del barrio se convirtieron en puntales. El primero fue salud, y la queja por el funcionamiento de

la salita del barrio se volvió acción. Se convocó a una primera reunión que luego derivó en otras tres. Por un lado, se plantearon problemas grandes que se percibían de la experiencia concreta de quienes se atienden en la salita y, por el otro, se propuso concretamente que cada persona pudiera ponerse al servicio. Así, los vecinos y la Fundación se sumaron a una iniciativa para juntar fondos y hacer unos arreglos eléctricos imprescindibles en la salita. Es que involucrarse en lo barrial es también vincularse con otras organizaciones, como las sociedades de fomento, el delegado municipal y centros culturales y religiosos. Decidir cómo ser parte de la comunidad más amplia fue uno de los debates en uno de los encuentros realizados en septiembre. “Tenemos que aprender y entender cómo se manejan las organizaciones. Hagamos nuestro aporte, participemos”, dijo Matías Conte, coordinador de proyectos de la Fundación, en plena asamblea. “Vamos a ayudar, a colaborar”, se sumó Mónica Puntoriero, vecina y parte del equipo de la Fundación en Mariló. El diálogo se abrió y apareció la falta de circulación de información como un factor problemático. Valeria Castillo, vecina y participante activa, dijo aprovechar las asambleas como espacio para saber y actuar: “Está copado aprender de todo del barrio”. Matías recuerda los orígenes de las asambleas como una búsqueda por formalizar un encuentro para quienes llegaban a la Fundación a traer a sus hijos a diferentes progra-

mas. “En los primeros encuentros trabajamos sobre qué cosas del barrio nos gustaban y qué cosas no. Tomamos nota en dos grandes cartulinas y tratamos de encontrar algunos sentidos comunes en las cosas que nos gustaban –vecinos, confianza, juego, espacios lindos– y en las que no: abandono, dejadez, necesidades insatisfechas, soledad”, explica. Lo que “no gustaba” se convirtió en queja y la queja, en reclamo. Así se llegó, por ejemplo, al contacto con autoridades municipales para la cuestión de salud. La intención es que ese camino se amplíe a otros grandes temas y en el camino fomentar la participación de más vecinos. Uno de los grandes desafíos para el futuro.

TALLERES DE LOS TEMAS MÁS IMPORTANTES En este proceso de vínculo con la comunidad, la Fundación propuso una serie de talleres abiertos a todos los vecinos. Adicciones, violencia, sexualidad y espiritualidad fueron algunos de los temas tratados. Los talleres fueron una oportunidad para compartir experiencias, escuchar y formarse. Participaron especialistas que brindaron herramientas para seguir aprendiendo comunitariamente.

Salud, trabajo, educación, calles y seguridad son los eslabones elegidos por los vecinos para pensar el bienestar del barrio.


48 Desarrollo comunitario

Cultura de la sonrisa 49

CULTURA DE LA

SO

NR

A IS

Este año comenzaron los Encuentros Culturales en Mariló. Cine, teatro y música fueron algunas de las experiencias compartidas en familia. Los espacios son organizados por integrantes de la comunidad.

Qué lindo sería tener un teatro en el barrio”, dijo alguien. Otra voz contestó que el salón de usos múltiples podía transformarse en uno. Un tercero dijo sí, intentemos. El sueño de un espacio de cultura comunitaria comenzó a construirse en Mariló. El grupo que organiza los encuentros culturales se llama, puertas adentro, “La Cultura es la Sonrisa”. Y en cada encuentro, abierto para toda la comunidad, esta afirmación toma cuerpo y se transforma en realidad para todos los que participan. El equipo organizador está conformado por empleados, varios de ellos vecinos del barrio, y mamás de chicos y chicas de Alfabetización. Se reúnen en la Fundación, mate de por medio, y piensan cada encuentro. ¿Qué es lo que la comunidad disfruta como espacio de encuentro con la cultura? En cada evento esta pregunta se va respondiendo de diferentes maneras. Música, cine, teatro y títeres fueron algunas de las experiencias.

El ciclo de encuentros culturales arrancó con un espacio de bandas. Dos de las tres que iban a tocar se dieron de baja. El evento musical se hizo igual y, con la presencia de algunas familias, el espacio fue puro disfrute. Con el objetivo de pagar a quienes vinieran a brindar el espectáculo, se pensó en un bufet. El primero fue un rejunte de golosinas, pizzetas y algunas gaseosas que trajeron los miembros del equipo organizador. ¡No quedó nada! Para el segundo encuentro se propuso una tarde de cine. Con una pochoclera y muchas ganas y empuje de parte de unos cuantos miembros del equipo, el bufet abrió la venta de pochoclos. El SUM se llenó de chicos y grandes y copitos de maíz por todos lados. Para el tercer encuentro, las familias disfrutaron de una obra de títeres. Las risas se escuchaban en toda la Fundación. ¡Fue una verdadera fiesta! El equipo organizador decidió hacer empanadas y pizzas para vender con el objetivo de comprar un equipo de sonido. Se reunieron en la casa de

una de las chicas y entre todos elaboraron la comida. Se difundió en la comunidad y se vendió por encargue. Así lograron comprar un equipo con parlantes y micrófono. ¡Un lujo! El siguiente encuentro fue pensado para los adultos. Fue un sábado muy especial para ellos. El salón de usos múltiples se transformó en un teatro. Mientras papá y mamá estaban viendo la obra, los chicos compartieron juegos. A la salida, los chicos y chicas del taller de periodismo entrevistaron a los actores. Fue un espacio muy valioso para todos. Para la segunda mitad del año se pensó en una salida cultural: jóvenes y adultos de los diferentes programas fueron a ver la obra de teatro Terrenal, del director y dramaturgo Mauricio Kartun, en el Centro Cultural Leopoldo Marechal, en Hurlingham. Los encuentros culturales son espacios que se construyen en conjunto. De cada uno de esos encuentros no hay quien no salga con una sonrisa y muchas ganas de volver.

El sueño de un espacio de cultura comunitaria comenzó a construirse en Mariló.


50 Ejército de los Andes

Celebrar la infancia 51

CELEBRAR LA INFANCIA Tatiana García, hoy con 28 años y una familia formada, recuerda su paso por la Casa del Niño junto con sus seis hermanas. “Fue un lugar de cuidado muy especial para nosotras”.

T

atiana recuerda sus intentos por levantar sus piernas y brazos cortitos al son de los bombos. Veía como dos chicas grandes lo hacían con naturalidad y soñaba con poder bailar de esa manera cuando creciera. Cada tarde, con sus amigos y amigas de la guardería salían al patio a practicar murga. Para ellos, la música y el baile, las risas cuando no podían seguir el ritmo, eran parte de la celebración. “En la escuela había quienes nos cargaban porque íbamos a la guardería, decían que nuestros papás no nos querían. Nosotras sabíamos que no era así y que era un lugar de cuidado muy especial para todas”, explica. Hilda, mamá de las chicas, salía muy temprano a trabajar y, cuando llegaba pasadas las seis de la tarde, tenía que ir a buscarlas a Casa del Niño. El tiempo jugando se pasaba volando y nunca se querían ir. “Yo empecé con cinco años. Tengo el recuerdo de la seño Norma, siempre dulce y atenta a lo que necesitaba. Ella se daba cuenta de cómo estaba cada uno”, relata.

A la salida de la escuela, tres de sus hermanas – hoy con más de 30 años– y ella corrían a la guardería. “Me acuerdo de un grupo de ocho hermanos, los Gordillo, que fueron con todas nosotras. Éramos muy amigos, con ellos también crecimos”. Para Tatiana, la Casa del Niño era juegos y diversión. Hoy, al pensar en esos tiempos lindos y a la vez difíciles, siente que ese espacio fue esencial para que su mamá pudiera salir a trabajar tranquila. “Ella estaba muy segura de dejarnos ahí. Muchos de los chicos del barrio iban. Confiaba mucho en que nos iban a cuidar y ayudar con las tareas”, reflexiona. Durante el verano, recuerda cómo con sus hermanas Natalia (35), Cinthia (33) y Tamara (30) se preparaban con la maya, el protector solar y el toallón para ir a la pileta, “una piscina gigante” a los ojos de su niñez. Para sus hermanas más chicas Sasha (18) y Mili (16), la pileta también representa uno de sus mejores recuerdos de aquellos años. El paseo al zoológico, el Día de la Primavera compartido entre disfraces y helados. Según Tatiana, en Casa del Niño siempre encontraban un motivo para celebrar. Entre risas dirá que le costaba leer y que Betty siempre la llamaba para practicar. “Nos enseñaron muchas cosas. En la mesa le agradecíamos a Dios por la comida, por estar unidos”, recuerda. Se queda pensativa unos segundos y luego estalla de risa al

contar cómo se divertían en una de las salitas de arriba jugando al cuarto oscuro. Repetirá que se divertían con muy poco, que la alegría ya estaba dada por el simple hecho de encontrarse y compartir. Hoy, Tatiana es mamá de Luciana (9), Antonella (7) y Fernando (4). Durante el día los acompaña a la escuela y jardín y por la noche trabaja en McDonald´s. Su hija Luciana la escucha hablar y dice que ella también quiere ir a la guardería. “Voy a ver si hablo con Betty”, contesta entre risas. Tatiana recuerda con emoción cada festejo del Día de la Madre, el almuerzo compartido y el momento especial al darle los regalos a su mamá Hilda. “No teníamos plata para comprar. En la guardería nos daban materiales para hacerles un regalo. Con arcilla le hacíamos angelitos, corazones, una canastita. Un gesto que todas las familias valorábamos mucho”, explica. En Casa del Niño todas se enamoraron por primera vez, se hicieron amigos, pelearon, se cayeron, disfrutaron y soñaron. “Pasamos muchas cosas. Yo me había enamorado de un nene con el que jugaba siempre. Un día, su mamá nos vino a avisar durante el almuerzo que mi amigo se había suicidado. Tenía diez años. Me acuerdo como llorábamos todos”, cuenta. Ese mismo día, acompañados por Betty, Norma y otras personas de la guardería, fueron a despedirlo. Tati dirá que fue un tiempo de mucho dolor pero que nunca olvidará la contención recibida. Su seño Silvia, Cloti, la cocinera de toda la vida y otros nombres empiezan a surgir de la memoria. “Muchas personas nos acompañaron, nos dieron tanto cariño. Personas que nunca vamos a olvidar”. Hoy, chatea con algunas amigas de Casa del Niño vía Facebook, con otros se junta cada tanto a tomar mate. A otros chicos, hoy ya adultos, los ve por el barrio y sólo se saludan. Al verlos, aparecen recuerdos de juegos y risas compartidas. “Estamos muy agradecidas por los valores que nos transmitieron y el apoyo que le dieron a Mamá. Creo que si seguimos todas tan unidas también tiene que ver por cómo nos enseñaron en Casa del Niño”, concluye con una sonrisa.

“Hay personas que nunca vamos a olvidar”

Tatiana y sus hijas.


52 Ejército de los Andes

Acción y oración en comunidad 53

ACCIÓN Y ORACIÓN EN COMUNIDAD

“Desde el lugar que estés podés aportar para dar una mejor calidad de vida a otro”

Marina Raquel Lara, “Quela” para todos, forma parte de la comunidad de la Capilla Santa Clara hace más de 30 años. Una historia marcada por la fe y el compromiso social.

Q

uela, Norma y Betty bajaban apuradas a rezar el rosario a casa de su vecina “Negrita” a las seis en punto. Este momento del día era el más esperado por las tres chicas que, para ese entonces, no llegaban a los 15 años. Entre canciones y oraciones pasaban la tarde con otras vecinas y el padre Ángel. Luego de un tiempo de participar del espacio de oración, el padre les propuso formar un coro. Las tres hermanas y otras vecinas comenzaron a cantar en los bautismos de la parroquia San Antonio, a siete cuadras, dónde él oficiaba las misas. “Para toda la gente que no podía caminar hasta San Antonio se empezaron a celebrar misas en la escuela 13. Nosotras salíamos al barrio a invitar a los vecinos”, cuenta. Algún tiempo después, las misas dejaron de hacerse en la escuela y comenzaron a celebrarse en lo que hoy es el salón de usos múltiples de la Capilla Santa Clara, para ese entonces, un depósito de placas de yeso. “Nos gustaba mucho venir a Santa Clara. Nos quedábamos a compartir, charlábamos con todos. Teníamos el entusiasmo de la juventud, queríamos hacer”, detalla. Fue así como las chicas, acompañadas por otros jóvenes del barrio, impulsaron la Acción Católica en la capilla. Quela recuerda con emoción una de las primeras misiones que se hicieron en el barrio. En esa misión, diferentes miembros de la comunidad participaron de la construcción de los “monolitos” para la imagen de la Virgen de Luján que hoy están entre los monoblocks. “Éramos un grupo grande de jóvenes, frailes, postulantes y aspirantes. Visitábamos a las familias, rezábamos por nueve días debajo de cada Nudo, frente a la Virgen y en comunidad”.

Quela disfruta un rico mate y nos cuenta su historia.

“Siempre creí que lo que transforma es la acción y la oración en comunidad. El compromiso por la justicia, la igualdad y la dignidad de todos”

En el año 1984, los jóvenes de la Acción Católica viajaron a Santa Fe a las Asambleas Federales. Una jornada cuyo lema era “Unidos en la Iglesia, sirvamos al país”. Según Quela, esos intensos días de reflexión en torno a las problemáticas sociales los comprometió mucho más con la comunidad. Poco tiempo después los jóvenes de Santa Clara comenzaron a trabajar en torno al documento “Puebla”. Se armaron así, equipos de trabajo (religiosidad popular, deportes, comunica-

ción, economía) con “animadores” designados. El objetivo era salir al barrio, abrir de par en par las puertas de la Capilla y recibir a los vecinos. “Fueron tiempos de mucha apertura al barrio. Sacerdotes y hermanas daban charlas abiertas a la comunidad, se llevaba la Palabra a las casas”. Según Quela, en aquellos años comenzó a gestarse la Novena a Santa Clara: nueve días de celebraciones, encuentros y compartida en comunidad. “Antes de Santa Clara, hacíamos la novena a través de un tema. Por nueve días rezábamos por los enfermos y se invitaba a la gente de la Salita. Se rezaba por la educación de nuestros niños y se invitaba a las escuelas”, recuerda. “Siempre creí que lo que transforma es la acción y la oración en comunidad. El compromiso por la justicia, la igualdad y la dignidad de todos”. Con muchas ganas de que los chicos y chicas tuvieran un espacio para jugar y desplegarse, se comenzó a trabajar en la construcción del gimnasio. Quela recuerda que en ese tiempo tanto los jóvenes de la Acción Católica como los de la Juventud Franciscana –otro grupo de la Capilla– picaban cascotes para hacer el contrapiso del gimnasio. “Acompañar, estar con el otro, es lo que hemos mamado de nuestra abuela, de nuestra madre. Fuimos criadas por grandes mujeres. Siempre venía algún vecino por una papa o una cebolla, alguien

que necesitaba un lugar para dormir o había sufrido violencia. Nunca tuvimos el no como respuesta”. Quela –hoy mamá de cuatro hijos– estudió asistente geriátrico y trabaja en un hogar de abuelas en Ciudadela. “Desde el lugar que estés podés aportar para dar una mejor calidad de vida a otro. En mi caso mi aporte es para las abuelas. Ellas sufren mucho el desarraigo de sus casas, familias. Algunas conviven con el recuerdo de todo lo que ya no tienen. Las acompaño en la soledad”. Quela lee su vocación en el tiempo: su vida compartida y el cuidado de su propia abuela, la cercana relación con los adultos mayores de Santa Clara. Desde muy joven sintió especial vocación por los abuelos. “Me traigo a alguna abuela para celebrar Navidad con mi familia, Año nuevo o las festividades por Santa Clara. A veces cualquier día”, dice. Quela repite que “la casa es chica pero el corazón siempre fue grande para recibir a todos”. Cuando mira hacia atrás recuerda tiempos difíciles y en cada uno de ellos, una familia y una comunidad que la acompañaba. “Nunca estuve sola y eso tiene un valor infinito. Recibir me invita a dar. Es parte de la vida, de ese haber recibido, una cadena que debe seguir naturalmente. La transformación se da cuando podemos estar para el que nos necesita”, termina.


54 La Teja

Más de una década de juegos 55

MÁS DE

UNA DÉCADA DE JUEGOS

Ronda de juegos en La Teja. Abajo: Malu, voluntaria, abrazada a un participante.

La juegoteca que funciona al lado de la Capilla San Cayetano convoca a 60 chicos desde hace 11 años.

C

uando la bandera está puesta en la reja de la capilla San Cayetano, la mañana del sábado es distinta. La tela con la insignia “los anawines” anuncia que hay Juegoteca en La Teja, y los chicos del barrio empiezan a moverse. De a poco, los pequeños, de entre 4 y 12 años, se buscan entre sí. Ninguno llegará solo. El vecino de enfrente, o el de la vuelta, pasará por su casa para que juntos se dispongan a dos horas de juego, como sucede cada 15 días desde hace 11 años. La juegoteca de La Teja es uno de los espacios más intensos de la comunidad franciscana La Teja, una casa que la Fundación acompaña en un caminar en conjunto. Más de 60 anawines –“niños de Dios”– del barrio participan de una instancia llena de vida y juegos. De hecho, aunque la actividad comienza oficialmente a las 10.45, los grupos comienzan a llegar a las 9, para aprovechar el parque y jugar a la mancha o al quemado. “Además, siempre ayudan a poner todo en condiciones”, cuenta Malu Burgos, miembro del equipo que organiza la juegoteca e integrante de la comunidad de La Teja.

Cuando ya es la hora oficial, se comparte un desayuno y eventualmente se celebran los cumpleaños de esas semanas. También hay una ronda de inicio en el que cada uno puede compartir cómo estuvo la semana o aquello que sientan. Luego sí es hora de jugar. “Hay dos opciones. La juegoteca libre o la pautada. En la pautada hay un tema como puede ser la Primavera, mientras que en la libre se trata simplemente jugar. Aunque a los chicos les gusta tratar temas, disfrutan mucho de la juegoteca que no tiene una estructura, por eso tratamos de hacer dos libres y una pautada”, explica Malu, que se sumó al espacio en 2009. “Antes estaba en psicopedagogía pero cuando me invitaron me súper enganché. La juegoteca me encanta y trato de estar siempre”, agrega. “Lo mejor de la juegoteca es el abrazo con el que te reciben. Disfruto mucho el estar: conectar con ellos es conectar con la vida”, reflexiona Malu. Acompañada por otras ocho personas, entre los que está el fraile Nicolás Aguilar, el equipo se reúne periódicamente para organizar los encuentros y fortalecer el trabajo interno. “La realidad es que sería lindo tener

un equipo más grande. Algunos jóvenes del barrio participaron del Día del Niño y otras actividades puntuales. Es muy especial cuando ellos nos ayudan porque sienten que es regalar lo que les regalaron”, destaca. “Los chicos siempre quieren jugar con nosotros y para eso estamos. Un día fuimos 17 jugando a un bingo. A ellos les encantan los juegos de mesa, estar con otros”, resume. Todo sucede en un aula muy particular: todas las paredes están repletas de juegos y hasta hay una pintada para que los chicos puedan escribir con tiza. Después de los juegos hay un cierre que todos comparten, en el que también se les pregunta si alguno jugó con alguien nuevo y los juegos que más disfrutaron, entre otras cosas. El equipo, además, felicita a los chicos, que vuelven a sus casas. “Los padres descansan mucho en nosotros. Quizás nos gustaría compartir más con ellos, pero lo bueno es que saben que los chicos disfrutan”, relata. Para Malu no hay dudas: la juegoteca, que es laica y abierta, puede crecer: “Mientras más somos, más divertida es. Queremos seguir compartiendo”.

“Lo mejor de la juegoteca es el abrazo con el que te reciben”


56 Transformar realidades

Emprender desde una pasión 57

EMPRENDER

DESDE UNA PASIÓN Una breve reseña de algunos de los miembros de la comunidad de Mariló que se decidieron a llevar adelante sus proyectos.

Silvia Moreno

Miguel Moreno, Estela Díaz

Mónica Puntoriero

Emprendimiento: Decoración con productos reciclables

Emprendimiento: pastelitos y empanadas

Emprendimiento: Chocolates

Transformar las pequeñas cosas

Con olorcito a casero

Silvia comenzó a reciclar objetos hace tres años. ¿El objetivo? hacer regalos de cumpleaños para sus familiares y amigos. Una botella de plástico, un poco de goma eva y cartón pasaron a ser un lindo y original alhajero. Un par de maples de huevos se convirtieron en delicadas flores para un porta velas y una cápsula de soda sobre un cd, la capillita para San Cayetano. A los ojos de Silvia, todos los objetos pueden ser reutilizables. Sólo se necesitan muchas ganas de crear. Hoy, además de ser su pasatiempo favorito, el reciclado se transformó en su emprendimiento. Para Silvia, el grupo de emprendedores es un “espacio de aprendizaje”, en el que además de calcular costos y pensar nuevas técnicas, comparten la vida.

Pastelitos, rosquitas, empanadas, canelones, ñoquis, matambres, arrollados. Para Migue, la mejor publicidad del emprendimiento de comida que tienen con su mamá Estela, no es ni el boca en boca ni el Facebook. Es el olorcito a comida casera que atrae a todos los vecinos de Mariló. Cada tarde sin excepción, habrá alguien que toque la puerta de su casa, a 13 cuadras de la Fundación, para preguntar si las empanadas salieron del horno o si los pastelitos ya están para el mate. Migue, el menor de ocho hermanos, es el encargado de tomar los pedidos, tratar con los clientes, organizar y distribuir las entregas. Estela, la de las “manos mágicas”, guardiana de sus ingredientes y recetas, no deja que nadie entre a casa mientras cocina.

Mi experiencia con el chocolate Bombones, chupetines, chocolate con maní, barritas rellenas de dulce de leche, ciruelas bañadas, ramos de flores de chocolate. Un mundo irresistible que toma miles de formas en las manos de Moni. En su casa, a unas cuadras de la Fundación, experimenta recetas, degusta múltiples sabores y le da forma a sus ideas. Tiene en su haber diversos cursos de chocolatería y cinco años de experiencia en Deleymar, emprendimiento que crearon e impulsaron junto a sus amigas y compañeras, Flavia y Fabi. Este año, las tres se propusieron nuevos proyectos personales y más allá de ser buenas noticias para sus vidas, darle continuidad al emprendimiento resultó más complicado. “Queremos conservar la marca, seguir haciendo chocolate para todo el que nos pida, por eso seguimos recibiendo pedidos”, explica.

Angélica Aguilar

Marta Del Sole

Zully Silva

Emprendimiento: tortas, budines, roscas, alfajores de maicena, facturas, sopa paraguaya.

Emprendimiento: Gorros de cotillón

Emprendimiento: Ropa

El arte de endulzar

Mientras acomoda los gorros de cotillón en su espacio de la feria de emprendedores, Marta se prueba uno. Infantiles y temáticos estilo Halloween son algunas de las opciones: algunos modelos los encuentra en Internet y otros son sus propias ideas bajadas al papel. Dibuja los gorros, toma medidas, compra la tela, los pasa por la máquina y termina los detalles a mano. Los gorros de cotillón tienen más de 15 años de historia en su vida. Ya hace tres años que trabaja con material bondeado y, desde el año pasado, participa de las ferias de emprendedores. Marta aporta desde su experiencia y creatividad. Para ella, la vida es un sinfín de posibilidades.

Angélica recuerda su niñez en Oruro, Bolivia, junto a su tía repostera, de quien aprendió el delicado arte de endulzar paladares. Desde muy chica batía a mano entre 20 y 30 huevos para los bizcochuelos y galletitas que les encargaban. Llegó a Argentina hace 15 años y aunque estudió peluquería, hace ya siete que se dedica a la repostería. “Empecé a hacer tortas y llevar a las ferias porque estaba muy apretada, con dos nenas chiquitas que tenía que alimentar”, recuerda. “Es un regalo compartir con los emprendedores cada 15 días, aprendo mucho de ellos”, dice con una amplia sonrisa.

Gorros con historia

Confeccionar sueños Acaricia la tela, percibe su textura y después decide. Para Zully, sentir aquello con la que va a trabajar es la parte más importante de su proceso creativo. Ropa interior, pijamas, batas, camisetas, remeras, buzos. Cada prenda tiene una historia dentro de su taller, un espacio que viene armando en el piso de arriba de su casa: un ventanal imponente que le provee excelente luz, una fuente de agua, una salamandra, una máquina de coser y un maniquí. “Mi mamá me enseñó a coser cuando tenía 13 años pero sigo aprendiendo”, cuenta. Con la máquina de coser que le regaló su marido hace 16 años, cose para sus familiares, amigos y todo aquel que le hace un encargo.

Ada Sifuentes Emprendimiento: Pintura decorativa Un poco de color a la Vida Ada, de 74 años, recuerda su infancia en Puerto Madryn, entre días ventosos, lienzos y colores. Recuerda también, el cuadro de San Martín que pintó y que le valió el primer premio del concurso de su comunidad. El dibujo y la pintura forman parte de su pasado y presente. Hoy, aplica estas técnicas de su infancia en marcos, portarretratos, bandejas, porta lapiceras y otros objetos. ¡Con sus manos interviene cualquier objeto de madera! Hace algunos meses, llegó al grupo de emprendedores a través de su hija Karim, también emprendedora y vecina de Mariló. Hoy, ambas participan de las reuniones y las ferias que se realizan en la Fundación.


58 Ejército de los Andes

Ejército de los Andes 59

CREAR NUESTROS

PROYECTOS

Este año, junto a Fundación Pescar y la empresa distribuidora de alimentos Grupo L, la Fundación formó parte de un Centro de Capacitaciones Laborales Pescar. Con el acompañamiento de la orientadora del espacio y diferentes voluntarios de la planta, chicos y chicas de entre 17 y 25 años aprenden diferentes herramientas para aprender a buscar trabajo y crear sus proyectos de vida.

El Centro de Capacitaciones Laborales Pescar, del que participan jóvenes del barrio y otros, funciona tres veces por semana en Casa del Niño y dos veces en la planta de Grupo L, a diez cuadras de la Fundación.

Más allá de la capacitación laboral, vengo porque me hace bien. Estoy haciendo algo que es bueno para mi futuro y sirve para despejarme. Solidificó la idea de respetar a todas las personas. Aprender a vincularme. Somos muy distintos y también iguales” Ailen Arias, 18 años, Ejército de los Andes.

Me gusta demasiado este lugar. Aprendí muchas cosas y conocí gente que pasa cosas muy parecidas a las que pasé. Nadie te señala. Al venir acá me sorprendieron muchas cosas y me siguen sorprendiendo. Estoy viendo todo lo que pasé y donde estoy hoy y eso me sensibiliza” Antonella Mendoza, 17 años, Ejército de los Andes.

Siento que me sirve para desarrollarme, para expresarme bien. Estoy empezando a hablar en público. Acá se me prende la lamparita (risas). Siento que todo es posible si te lo propones” Cecilia Pucheta, 18 años, Ejército de los Andes.

Estoy acá porque quiero mejorar como persona. Aprendí muchas cosas. Conseguí amigos. Mejoré la timidez. Estoy aprendiendo a expresarme mejor” Daniel Hinojosa, 17 años, Ejército de los Andes.

Siento que cambié mucho en estos meses. Aprendemos, nos apoyamos entre todos. Tratamos de ponernos en el lugar del otro y entendernos” Brenda Suárez, 17 años, Ejército de los Andes.

Yo siento que en esta capacitación hay futuro. Compartimos buenos y malos momentos. Conocí mucha gente. Aprendí que aparte de mí, hay otras personas en quienes puedo confiar y sostenerme” Melani Torres, 18 años, Ejército de los Andes.

Conocí a muchas personas, historias. No nos conocíamos y ahora tenemos mucha confianza. Estoy aprendiendo muchas cosas. Los talleres de autoconocimiento me sirven mucho. Pienso antes de hacer las cosas” Aldana Márquez, 19 años, Caseros.

Es un lugar que me sirve para progresar y mejorar mi calidad de vida. Me brindan herramientas que me sirven para conseguir trabajo. Estoy empezando a pensar mi proyecto de vida” Juan Cruz Carbone, 24 años, Cañuelas.

“ “

El estar acá siempre lo vi como una oportunidad para mi futuro y a nivel personal. Es un espacio diferente al colegio. Es diferente a todo” Rocío Ramírez, 18 años, Pablo Podestá.

Los chicos del grupo en una de sus visitas industrailes.

MANTAS DE ESTIMULACIÓN TEMPRANA Pedidos: 11-6532-5713

Espacio donado por Amigos de San Isidro


60 Desarrollo de recursos

PUENTES CON

OTRAS INSTITUCIONES Nuevas instancias de encuentro con empresas, clubes y personas para contar nuestro estilo y ayudar a transformar nuevas realidades.

Cocinar juegos

Una parte del equipo de Cook Máster llegó a la Casa del Niño para pintar e instalar juegos en Ejército de los Andes. Una plaza seca para que todos los chicos puedan disfrutar.

Preparar historias

Miembros de la empresa Merck llegaron a Mariló para ayudar en la huerta y digitalizar la biblioteca, para que las historias estén más organizadas y accesibles para todos.

Madres por una buena causa

La experta en maternidad Maritchu Seitún dio una charla a beneficio de la Fundación. Enfocó su charla en los chicos de entre los seis y los 11 años y convocó a muchísimas madres que tuvieron la oportunidad de saber más sobre nuestro proyecto.

Descubrir nuevos colores

Empleados de la empresa Discovery participaron de un día de voluntariado corporativo en Mariló y en Ejército de los Andes. En Moreno nos ayudaron con la colocación de panes de pasto, con la huerta y con la digitalización de la biblioteca. En la Casa del Niño pintaron las paredes con mucho color y el piso con juegos.

Un peloteo ida y vuelta

El Tenis Club Argentino organizó una serie de actividades a beneficio de la Fundación. Durante septiembre, los chicos de la escuelita de tenis del club compitieron en un torneo en el que representaban, por equipos, a los barrios en los que trabajamos. Además, participaron de un taller de pintura con sus abuelos.


62 Novedades

Nosotros 63

“DESENTERREMOS A DIOS”

LO QUE SIGNIFICA SER PARTE Algunos integrantes del equipo de la Fundación explican por qué eligen ponerse al servicio.

Ya salió la segunda edición del libro de Fray Ramiro de la Serna. Un texto para profundizar en la espiritualidad franciscana. Todo lo que se recauda es a beneficio de la Fundación. “Para creer verdaderamente en Dios, hay que descubrir al hombre, lo más profundamente humano que hay en nosotros”. Esto es uno de las tantas frases que impacta de “Desenterremos a Dios”, el libro de fray Ramiro de la Serna que va por su segunda edición. Con un destinatario claro, “vos, que querés creer”, toda la propuesta del libro es interpelativa. El formato de las cartas, de hecho, simula la profundidad del verdadero encuentro y provoca al lector para tratar temas tan fundamentales como cotidianos de la vida. A veces, el objetivo se logra a partir de relatos concretos. Allí aparecen algunas de las vivencias del autor, quien, como fraile franciscano, vive entre los más vulnerables y acompaña a cientos de personas en procesos

complejos. En otras ocasiones, esa meta se alcanza con una profunda visión de Dios y de los hombres, que, sin embargo, siempre aparece sencilla, comprensible. Se trata de un libro para inspirarse, para reflexionar, para rezar. La propuesta del título, “desenterremos a Dios”, es bien ambiciosa, pero Ramiro invita a caminarla en conjunto, en un recorrido que no puede dejar al lector indiferente. La primera edición del libro se agotó rápidamente y ya está en venta la segunda. Todo lo recaudado es a beneficio de la Fundación.

PUNTOS DE VENTA

“En la Fundación aprendí a ser yo, lo valiosa que soy y que son los demás. Me respetan como soy, puedo ser”

“Acá tengo la posibilidad de compartir con gente diversa. La cercanía, el poder ser amigo del otro y generar lazos y vínculos”

“La alfabetización y el PAC son herramientas para la inclusión. En la Fundación hay diversidad de miradas interdisciplinarias”

Paloma Montes Voluntaria de Huertas

Romina Sachet Equipo Social

Valentina Fahler Alfabetizadora del PAC

“Toda vida es preciosa, toda vida es potencial. Saber y encontrar esto día a día en el trabajo que hace la Fundación es mi gran motivación. Descubrirnos en la belleza y lo valioso que somos todos y cada uno” Grisel González Recursos Humanos y Voluntariado

• CENTRO

“Mi trabajo en la Fundación es una opción vocacional y hago lo que me gusta: trabajar comunitariamente y acompañar a otras mamás a que sean madres. Encuentro sentido a mi trabajo, que le da sentido a mi sentido último” Milagros Oromí Estimulación Temprana

Librería Asís

Juncal 1264 – CABA Teléfono: 4815-2317 info@santeriaasis.com.ar

Basílica San Francisco

Alsina 380 – CABA Lunes a viernes de 9 a 19 hs

• SAN

ISIDRO

Santiago Antón Aguilar

Teléfono: 11-6700-3884 desarrollo@fundacionfranciscana.org

• MORENO Fundación Franciscana

Galileo Galilei 7442, Trujui Martes a viernes de 9 a 18 hs Casa de Jóvenes Hermano Francisco Galileo Galilei 7446, Trujui Misa de los Domingos o en Recepción

“Este lugar es una fusión de lo profesional y lo social. Siempre estuvieron separados, acá los puedo unir” Agustina Balzarini Voluntaria del SOA

“Es una opción vocacional y hago lo que me gusta: la opción es la de ayudar a otros” César Ortiz Campamentos


64 Diccionario Social

Volúmen tres 65

DICCIONARIO

SOCIAL VOL. 3

Las definiciones semánticas pueden quedarse cortas. Por eso, y a través de la experiencia de la Fundación, no buscamos cerrar sino sumar significados.

DIGNIDAD Como cristianos y cristianas entendemos que toda persona es digna, que tiene un valor en sí mismo por el solo hecho de ser y existir, más allá de lo que haga, lo que tenga, lo que elija o lo que deje de hacer. No hay ninguna situación, por más adversa que sea, capaz de eliminar esa bondad radical que las personas tienen dentro. Somos todos sujetos de derecho, merecedores de una vida digna, del buen vivir, de la vida en abundancia.

PROBLEMAS La falta de infraestructura (calles, veredas, plazas, espacios deportivos, centros de salud, escuelas y cloacas) la necesidad de más y mejor recolección de residuos, la crisis habitacional, los límites del transporte público (viajamos mucho y muy mal). Un Estado que aún no llega a los barrios periféricos como llega a otros barrios. La violencia y el sin sentido de muchos vecinos y vecinas, la desesperanza, la falta de vínculos sanos o redes de contención, las situaciones de consumo problemático que destruyen familias y comunidades.

SOLIDARIDAD No creemos en la “caridad a la carta”, en dar lo que sobra, en los “carnavales de solidaridad” organizados periódicamente, si bien reconocemos las intenciones genuinas de dichas manifestaciones de amor. “Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos es cumplir un deber de justicia”, como decía San Gregorio Magno.

TRANSFORMAR Creemos que no es posible transformar estructuras de injusticia sin una sincera conversión personal y comunitaria. Solo en la medida en que cambiamos interiormente podremos cambiar la sociedad.

POBREZA ESTRUCTURAL La pobreza estructural (material, de acceso y de oportunidades) es una realidad concreta que sufren millones de hermanos y hermanas. Es un fenómeno complejo, resultado de la injusticia social, que atraviesa lo individual, lo familiar y lo comunitario, así como también lo cultural, lo educacional, lo político y lo económico. Son muchas las causas que generan la pobreza estructural y contextual: causas históricas, geográficas, económicas, productivas, sociales y políticas que nos involucran a todos.

VIDA Experimentamos que la vida brota con mucha fuerza en nuestros barrios. En los niños y niñas que salen a la escuela cada mañana. Los jóvenes que estudian y trabajan, descubriéndose a sí mismos y a la sociedad. Los adultos (jóvenes y mayores) que salen a changuear, a emplearse o a emprender para mejorar la situación de sus familias. De manera creativa, con lo que tienen de posibilidad y de potencia y, casi siempre, con el bienestar de sus hijos e hijas como meta.


66 Recomendaciones

Un libro, una película, una canción 67

UN LIBRO, UNA PELÍCULA Y UNA CANCIÓN

La cultura que consumimos dice mucho de lo que somos y lo que queremos ser. Inspirate con estas propuestas que vienen de la comunidad de la Fundación.

SI ME TUVIERAS QUE RECOMENDAR UN LIBRO, UNA PELÍCULA Y UNA CANCIÓN, ¿CUÁLES SERÍAN?

El libro de Felipe Pigna Tenían que ser mujeres. Habla de la historia de las mujeres desde la colonización de América y cómo afrontaron la marginación y opresión machista, protegiendo a sus hijos y fortaleciendo a sus familias. Un sueño imposible es una película que muestra un contexto social real y duro, donde un chico con muchos problemas intenta salir adelante fortaleciendo vínculos y buscando el apoyo de distintas personas. La canción de Sui Generis Colina de la vida habla de la vida misma” Betty Alba Referente de Ejército de los Andes

Escritores de la libertad, El Quijote de la Mancha y Antes y Después, de Ciro y los Persas: La película combina una parte de la historia de la guerra y una parte de barrios urbanos, con el aditamento de relaciones de igualdad y diferencia entre jóvenes. El Quijote deja muchas enseñanzas dentro de su mundo de fantasía, además tiene temáticas y un lenguaje de otra época histórica. La canción habla del encuentro donde no se necesitan palabras, de un antes y un después donde lo que importa es el encuentro con el otro” Lucas Oromí Equipo Social

El Principito tiene claves lindas como el valor de la amistad, el encuentro con el otro, los vínculo y las responsabilidades que implican. La película Construyendo la Vida habla de la familia, los amigos y los vínculos que unen a las personas. Una razón, de Marta Gómez, trata la construcción de los vínculos y los gestos de delicadeza en lo cotidiano. Además, recomendaría La colina de la vida, la versión de Sosa, Gieco y Mestre” Jesús Gómez Fraile de la Casa de Jóvenes y tutor del COVI

Un libro sería Vivir Bellamente, de Pema Chodron, una película, Los Juegos del Hambre y una canción, Te Buscaría, de Cristian Castro. El libro habla de poder estar en el presente, en cada cosa que uno haga. Cristian Castro es Cristian Castro, y Los Juegos del Hambre es una serie de películas con una trama muy original y atrapante”

Los juegos del hambre es una buena película de acción que tiene un trasfondo sobre el sistema, la opresión y hace un lindo análisis. La Saga de los confines es una especie de Señor de los Anillos latinoamericano que trata la lucha sobre el bien y el mal. Diamante habla de lo recibido y de cómo apropiarse de eso. Las tres recomendaciones hablan del dolor y de la belleza de vida” Tomás Ciminari Coordinador institucional

Belén Márquez Administración y Economía Social

El psicoanalista y Noah, son dos libros increíblemente atrapantes. Loco y estúpido amor es una película muy divertida, y la canción Solo confío en su voz, de No Te Va a Gustar, me hace acordar a mis viejos” Leila de Pablo Administración

Un libro que recomiendo es Las venas abiertas de América Latina, es un libro que todo latinoamericano debería tener leído. Hay dos discos de Adele, 21 y 25, que me hacen transportarme a la historia de la canción: cierro los ojos y me lleva al lugar donde quiero estar. Una serie que recomiendo es The Big Bang Theory, que contiene un humor particular” Tati Vallejos Desarrollo Infantil

Cien años de soledad es de esos libros que te permiten recorrer toda la magia de un libro y trasladarte a otros espacios con la imaginación. La película El Libertador es la historia de Simón Bolívar y reconstruye una parte de nuestra historia latinoamericana. La melodía de la canción Sueño Dorado me ayuda a recordar lo importante que son las personas con las que comparto día a día el caminar y los sueños” Grisel González Recursos Humanos

Me gustan las películas de misterio, como las del Agente 007. Una canción que me gusta es Nena Loca, de la 25, y un libro que recomendaría sería El Principito. El libro lo recomiendo porque en distintos momentos de la vida te dice algo nuevo y la canción me gusta porque habla de la libertad, de ser como uno verdaderamente es” Mónica Puntoriero Recepción, Organización de proyectos y Entramar

Diamante, de Jorge Fandermole, es una canción que me transmite algo inexplicable, es una puerta, una experiencia. Es una hermosa canción para compartir. La película Mi vecino Totoro es un relato que combina la realidad y el misterio, nos impulsa a creer en la fuerza de la vida que se impone. La novela que recomiendo es La conspiración de los alquimistas, una novela que invita al movimiento, a la transformación, a dar el salto de fe que necesitamos, a conectarnos con el cielo y la tierra” Victoria Malagueño Comunicación


68 Una comunidad activa

Lo que aprendimos 69

LO QUE APRENDIMOS Cada año es una oportunidad de adquirir nuevos conocimientos y eso no siempre proviene directamente de la educación formal. Acá compartimos 10 testimonios de participantes, empleados y voluntarios.

“Este año aprendí muchas cosas de serigrafía, que es un emprendimiento personal”

“Yo aprendí los números en el jardín, ya sé contar hasta el 30”

“Aprendí a confiar en el grupo del COVI. Aprendí que se puede confiar en los chicos, en mis compañeros”

Agustín Martínez 24 años Economía Social

Thiago 5 años - Hijo de Silvina (Huertas)

Estefanía Cámara 16 años Programa de Jóvenes

“Aprendí a jugar a la bruja de los colores. Lo juego en la escuela y con mis amigos en casa” Nazarena Caballero 9 años - Centro de Promoción de la Lectura

“Aprendí a no dar tantas vueltas al tomar una decisión, confiando en mí y descansando en los demás” Juan José Alberdi 28 años Equipo de Comunicación Programa de Jóvenes

“Aprendí la A, la B y la C. También aprendí los números hasta el 20” Milena - 5 años Hija de Evelyn (Huertas)

“Aprendí a ser paciente. La maternidad me enseña todo el tiempo a adaptarme a las necesidades y tiempos de un pequeñito. Este año retomé la Universidad y me estoy reorganizando con los tiempos, voy de a poquito y como puedo, con paciencia” Marilina Frias 30 años - Equipo Social

“Este año aprendí a fortalecer el trabajo en equipo, esto es algo que tiene que ver con mi proceso en la Fundación. Trabajé a lo largo del año en los vínculos de trabajo y en el trabajo en conjunto”

“Aprendí que tenemos que revisar constantemente nuestra práctica. Reflexionar la praxis te permite pensar el mundo como algo dinámico que se reconstruye continuamente”

Elías Rojas - 19 años Desarrollo de Recursos, Voluntario de Arranque y Campamentos

Jocha 27 años - Coordinador de Proyectos en Ejército de los Andes

“Aprendí a conectarme desde otro lugar con las cosas. La pérdida me hizo entender que hay que disfrutar sin guardar nada, sobre todo no guardar sentimientos” Marcela González 45 años Desarrollo de Recursos


PEREGRINOS Y Por Jocha

Espiritualidad 71

FORASTEROS

Los desafíos de las familias franciscanas en estos tiempos en palabras de un laico comprometido. El encuentro con Jesús de Nazareth y con la vida de Francisco de Asís cambió la nuestra para siempre. Es para nosotros el centro, la fuente y el camino. Y así intentamos andar, como laicos y laicas de nuestro país, de nuestra Iglesia y de este tiempo. Trabajadoras/as, esposos/as, amigos/as, familias franciscanas, todos portadores de un tesoro en vasijas de barro, vidas atravesadas y resucitadas, enamoradas del estilo de Francisco de Asís. Llamados a “seguir a Cristo pobre y Crucificado”, “a buscar en el desapego y en el uso, una justa relación con los bienes terrenos, simplificando las propias exigencias materiales”. Desafío difícil y complejo en un tiempo y un mundo donde la cultura del consumo y del descarte prima, cultura que se nos cuela por los poros, que ya está dentro nuestro y que reproducimos. El carisma, al igual que a Francisco en el siglo XIII, nos invita a romper, a desnudarnos, devolver al mundo “la ropa” que llevamos y no representa lo que anhelamos vivir desde nuestra verdad más profunda, como Francisco a su padre biológico. Y a seguir buscando, con nuestra cruz a cuestas, desde la lectura del mundo y de la Palabra, acogiendo el regalo de los hermanos/as, y optando por los leprosos y las lepras de hoy, nuestro modo de “seguir a Cristo pobre y Crucificado”, nuestro vínculo con los bienes terrenos, materiales e inmateriales (ropa, auto, casa, estudios, éxitos, pasatiempos, etcétera). Como “peregrinos y forasteros”, nos sabemos de paso por este mundo y con el deber cristiano e ineludible de construir el proyecto de Jesús, el Reino, desde lo económico, lo social y lo político. Un mundo fraterno, donde los bienes estén al alcance de todos y todas. Ubicando al carisma fundacional de nuestra familia franciscana en el centro de nuestros vínculos. Laicos y laicas, junto a religiosos y religiosas, miembros de la gran familia franciscana, invitados a caminar y trabajar por el Reino, escuchando el grito de los pobres y el grito de la tierra, y respondiendo a la llamada.

“Como peregrinos y forasteros, nos sabemos de paso por este mundo y con el deber cristiano e ineludible de construir el proyecto de Jesús, el Reino, desde lo económico, lo social y lo político”


72 Comunidad de Comunidades: La Teja

Comunidad de comunidades: Lomas de Mariló 73

CAPILLA SAN CAYETANO Hace 41 años se hizo la colocación y bendición de la piedra fundamental de la Capilla San Cayetano por Monseñor Miguel Raspanti. Desde ese momento, la Capilla recibe a cada vecino para celebrar la Palabra y la Vida. Les compartimos sus espacios. ¡Todos invitados a acercarse! Misa comunitaria

Sábados llenos de vida

•Domingos 11 de la mañana

•Catequesis de Confirmación para preadolescentes •Catequesis de Comunión: Primero y segundo año •Grupo de jóvenes “La Manada” •Juegoteca cada 15 días •Grupo de tejido de crochet

Feria de ropa •Domingos por la tarde cada 15 días En la semana, un grupo de mujeres de la comunidad clasifican, ordenan y organizan la ropa para la feria. Si es necesario la lavan o cosen. ¡Chequean con mucha dedicación cada prenda! Ellas están siempre atentas a los pedidos de ropa urgente y hacen llegar la ropa si algún vecino o vecina necesita. También organizan bingos solidarios y otros espacios. La feria es a puertas abiertas a todo el barrio y con lo recaudado se compra mercadería. A principio de año, organizaron “feria de útiles”: consiguieron las donaciones para que los chicos del barrio pudieran arrancar la escuela con la mochila completita.

Reuniones de comunidad •Un domingo al mes

Reuniones por microcréditos •Domingos y miércoles por la tarde-noche cada 15 días.

Internet al servicio del barrio Yamila Armella, estudiante de Trabajo Social, recibe a los vecinos los días lunes, miércoles y viernes en la oficina. Acompaña y ayuda a los vecinos que se acercan con alguna consulta y que puedan necesitar hacer algo en la computadora. Los ayuda a hacer trámites, investigaciones para la escuela y otros. Yami también organiza el Facebook de la Capilla. La Capilla también presta sus aulas al programa Fines. Yamila es quien coordina con los representantes del programa. Nico Aguilar, uno de los frailes que vive en La Teja, dice que el timbre también está atento al barrio: “El que necesita pueda tocar para pedir oración, bendición de la casa, responsos, visitas a enfermos, un rato de charla”.

Actividades semanales •Trabajo comunitario Vecinos y vecinas de la comunidad se encargan de la limpieza de la Capilla, jardinería, costurería de acolchados, reparación de ropa u otras necesidades que pueden surgir. La mercadería que se compra con lo recaudado en la feria es la que reciben los vecinos por el trabajo comunitario brindado. ¡Un verdadero círculo de colaboración!

Psicopedagogía para los vecinos •Viernes por la tarde cada 15 días Un equipo de psicopedagogas atiende a los niños de la comunidad que lo necesiten.

CASA DE JÓVENES HERMANO FRANCISCO La dinámica de los hermanos y vecinos es intensa y profunda.

Retiro Alverna Está destinado a personas mayores de 20 años que quieran profundizar en su vida de oración y no tiene límite de edad. Este espacio no es un ‘curso sobre la oración’, sino una experiencia guiada y acompañada que nos abre al modo de vida contemplativo. Son días marcados por el silencio, la intimidad y la percepción para abrirnos a la acción transformadora del Espíritu en nosotros.

Retiro Emmanuel

Curso Tobías

En este espacio, los más jóvenes de la Casa están invitados a descubrir y compartir con otros jóvenes de diferentes lugares lo valioso de nuestras vidas y la alegría de caminar con amigos acompañados por Jesús y Francisco. Está pensado para adolescentes de entre 15 y 18 años.

Está destinado a parejas de novios y busca brindar un espacio para encontrarnos con el corazón humano capaz de amar como Dios ama desde un lugar muy concreto como es la vocación de pareja y matrimonio. Si te sentís llamado a caminar de a dos, y descubrís que Dios tiene algo que decirte, te invitamos al Tobías.

Retiro Pascua Joven

Curso Tabor

Está pensado para jóvenes de más de 18 y hasta 32 años que quieran compartir, celebrar y profundizar el camino Pascual de Jesús de Nazareth entrando en la dinámica de la entrega de la vida. En estos días, desde el Jueves Santo y hasta el Domingo de Pascua, recorremos juntos lo esencial de nuestra fe y hacemos experiencia de Vida en abundancia, de Vida Resucitada.

Son cinco días en los que nos ponemos a la escucha: de uno mismo, de los demás, de la realidad y de las Sagradas Escrituras. Por eso, es una escucha que quiere ser integral para desarrollar los aspectos más profundos de la vocación personal y comunitaria, en clave cristiana y desde la espiritualidad franciscana. Está pensado para jóvenes de entre 20 y 30 años.

Retiro de Navidad

Camino de Emaús

Los días de fin de año suelen ser muy acelerados y llenos de actividades, por eso las puertas de la Casa se abren para que puedas detenerte frente a la pequeñez del pesebre, para que puedas hacer espacio en tu corazón y recibir con ternura la Vida que se te regala. Este retiro está pensado para jóvenes de más de 18 y hasta 30 años.

Es un espacio que permite caminar en fraternidad, profundizar en el conocimiento de uno mismo para iniciar un proceso de libertad interior, crecer en la vivencia celebrativa de nuestra fe, hacer experiencia de la espiritualidad franciscana y repensar nuestro seguimiento de Jesús. El Camino de Emaús es un curso pensado para jóvenes de entre 22 y 32 años y consta de nueve encuentros un fin de semana al mes, durante nueve meses comenzando en abril.


74 Comunidad de Comunidades: Ejército de los Andes

CAPILLA SANTA CLARA La Capilla Santa Clara, con 36 años de presencia en el barrio Ejército de los Andes, nos abre sus puertas para invitarnos a sus espacios. Misa: domingos 19h

Legión de María: martes 15 a 17h

Celebración de la Palabra: de martes a sábados a los 18h

Grupo de Misión

La celebración de la Palabra está a cargo del grupo de Ministros de la Eucaristía, vecinos y vecinas del barrio.

Miembros de la Capilla y de la Fundación se reúnen para organizar las fiestas patronales, la Misión en el barrio y distintos espacios de compartida.

Grupos de Oración: lunes y miércoles 19.30h Comunión, Sacramento de la Reconciliación, Confirmación para Niños: sábados 16 a 18h Catequesis para Adultos: jueves 18 h Grupo para adolescentes “Los buscadores”: domingos 17 a 19h “Buscadores unidos de caminos cruzados”. Éste fue el nombre original que eligieron los chicos y chicas del espacio, un grupo abierto para adolescentes de entre 12 y 16 años. Un espacio para expresarse, compartir y descubrir a un Jesús “más terrenal” que camina junto a ellos. En este espacio los chicos que quieran pueden recibir el sacramento que necesiten. Este año, cuatro de ellos toman la Confirmación. Fiestas Patronales Santa Clara La comunidad celebra el día de su patrona Santa Clara el 11 de agosto, con una novena. Días de encuentros de comunidad, festival con música, baile y choripanes, celebraciones y locro. Peregrinación a Luján Miembros de la Capilla, la Fundación y todos los que quieren sumarse, peregrinan a Luján. Hay quienes no pueden caminar pero dan una mano en el puesto de apoyo que recibe a los caminantes. Como parte del camino de comunidad de comunidades, hay un punto de encuentro con los peregrinos de La Teja y Mariló. Luego de la misa de las 7 am se emprende la vuelta en micro. Pastoral Social: miércoles 19h A cargo del padre Raúl Lombardini, un grupo de vecinos se reúne una vez por semana para charlar sobre el barrio.

Laura con los chicos y chicas de “Los Buscadores” y algunos miembros de la Fundación en la Misión en EDA.

Toda una vida en la Capilla Laura Aguilar (38) nació en Ejército de los Andes y vivió veinte años en el Nudo 7. Llegó a la Capilla de la mano de su mamá, Martina Aguilar, con cuatro años. Martina participaba de la Legión de María, de los Encuentros Nacionales, de las comunidades de base que se juntaban a rezar en las casas. Laura tomó la confirmación en la Capilla, formó parte desde muy chica de los grupos de jóvenes Acción Católica y Juventud Franciscana. También de las comunidades de base organizadas por los adolescentes del barrio. Recuerda los viajes que hacían en comunidad a la provincia de origen de cada fraile que se ordenaba. “Se celebraba muchísimo”, cuenta con una amplia sonrisa. Para Laura, la Casa de Jóvenes de Mariló también es como su casa. Allí hizo su primer retiro y el retiro vocacional Tabor. Hoy, Laura acompaña al grupo de adolescentes “Los Buscadores” del que participan sus hijas Jazmín (16) y Zoe (14). Una historia que se sigue escribiendo en la Capilla Santa Clara.

mejoren


E L E N C UE NT R O CON EL O TR O TRAN S FO R MA NUES T R AS POB R EZAS

Tel. 11 6700 1884 www.fundacionfranciscana.org info@fundacionfranciscana.org


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