LA MODA COMO
La moda es una huida hacia adelante, hacia la construcción de identidades en función de momentos, espacios, roles y expresiones de uno mismo. La moda genera simulacros en el territorio ingrávido del deseo que juega con la circunstancia, a la que trata de dominar e incorporar en su propio universo. La moda asume la tarea de situarse, al mismo tiempo, dentro y fuera de la circunstancia haciendo alarde de su pasión por la diferencia. Hay una armonía entre proceso y resultado en la creación de una colección de moda. Para el diseñador la innovación consiste no sólo en crear forma sino también en crear sentido; construir desde una poética que pone la mirada del otro bajo la mira. La prenda se dramatiza en la mirada del otro. Se despliega en la cultura, a la cual pretende integrar su mundo imaginario. Desarrolla su propio contexto que instala en la circunstancia. ¿Qué aporta la colección de Edward Venero a la compleja dinámica de la moda y la circunstancia? Para comenzar, es coherente con la cultura en que vivimos: una cultura híbrida, que en América Latina se nutre del pensamiento postcolonial, que re-codifica desde los bordes su relación de sincretismo
con el panorama internacional; una cultura que cultiva la pluralidad y la fragmentación para generar nuevos modos de integración, a menudo con implicaciones irónicas; una cultura polivalente aficionada a la expresión nómada del sujeto. Hay en las imágenes que las prendas de la colección exhiben significados que invitan a esta interpretación de su hibridez sustancial. Se mezclan los símbolos del zodiaco y del Tarot con los símbolos amazónicos de una zoología mágica; se atraviesa por el umbral de las correspondencias los espacios de lo objetivo predeterminado y lo subjetivo del destino asumido, eliminando su antinomia a favor del deslizamiento de las formas y de su coexistencia en una instancia donde puede haber fusiones o metamorfosis o simplemente la juntura de elementos diferentes, dejando la fragmentación a la vista, incluso subrayándola cromáticamente. Los juegos combinatorios son variados y destacan la confianza en la imaginación y la capacidad comunicativa de lo ficticio. Las prendas manipulan y juegan con símbolos conocidos. Es algo propio de la re-escritura de la memoria colectiva: hacer transferencias culturales aditivas. Edward Venero
El resultado es una totalidad descentrada, una realidad construida con espíritu de aventura y transgresión, donde los diferentes puntos de vista no se contradicen. Los signos zodiacales, los arcanos mayores del Tarot, los animales de la selva aportan y teatralizan sus significados, obligando a una lectura conjunta, donde la relación entre lo global y lo local se inclina a favor de lo local. No es la primera vez que Edward Venero muestra su interés por los signos de la Amazonía, portadores de una visión cósmica y mágica del mundo. En esta oportunidad, cielos, ojos, monos, serpientes y delfines abundan, equilibrando el recurso de la apropiación de los signos universales y su re-elaboración con un impulso alegórico propio que tematiza la intertextualidad como espacio alternativo para la instancia
narrativa. Porque las prendas cuentan historias, están llenas de acciones y paisajes cósmicos y terrenales. Cada una es una estancia en un mapa que engendra un territorio y sus fábulas. El rebasamiento de límites es constante, desde la unión de partes hasta la integración fusionada de elementos. Y en medio de todo ello, hay que observar también el rol de las fórmulas que codifican las pulsiones libidinales y de las fórmulas que codifican la identidad de la marca del diseñador. Esta invasión interroga los límites entre espacios de conocimiento apostando por la extinción de los límites y el nomadismo fluido de los datos. El universo de la colección es parte de esta sociedad del espectáculo en que vivimos, según Guy Debord, donde la imagen es la portadora de los significados de la realidad creada. Y, al mismo tiempo, es el instrumento de búsqueda de una unidad dinámica, que expresa la necesidad de re-crear lo instaurado, descubriendo nuevas posibilidades.
Mihaela Radulescu de Barrio de Mendoza Investigadora de semiótica de la moda
PUNTO DE FUGA
opta por el arte de las correspondencias como principio instaurador del universo de su colección. En su configuración importan tanto los contenidos de los elementos apropiados – hay una apropiación iconográfica lúdica que funciona a manera de citas de repertorios de signos que pertenecen a la cultura masiva, interesada en conocer los destinos - como la asociación de los elementos y sus modos compositivos.
CRÉDITOS Fotografía: Rafo Iparraguirre Dirección de Arte: Amaro Casanova Producción: ADORA Modelos: Juan Pablo Boza, Roy Mauricio, Joaquin Jerí, Jean Claude De Silva, Francisco Rivas Peinado: Eder Galarreta Maquillaje: Ale Chávez Edición Fotográfica: Carlos Mideros Producción musical: Manuel Delgado Video: Joseph Sifuentes Ilustraciones: Daniela de los Rios Tarot: Rafael Urbina Fletcher (Rufuturo) Desarollo y confección en tejido de punto: Cotton Project Desarrollo y confección en denim: Pionier Sala de manufactura digital VEO 3D PUCP: Jennifer Wong, Midori Sánchez, Marcela Gonzales, Diana Zapata, Franz Quiroz, Jesús Pérez, Erick Carranza, José Lara Agradecimientos: Edgar Venero, Rosa Carrasco, Abel, Paola y Andrea Venero, Victoria Arregui, Wilfredo Miranda, Lucía Pérez, Patricia Cotos, Keila Flores, benjamin Titto, Chabuca Velasquez, Ramón Veliz, Diana Veliz, Juan Veliz, Leyna Huaranca, Carlos Fosca, Mihaela Radulescu, Verónica Salem, Giovanna Pozo, Mabel Sánchez, Katia Garro, Maria Laura Mejia, Sandra Quiliche, Wilfredo Fierro, Judith Zanelli, Jessica Butrich, Julieta Bentín, Luis Diaz, Elio Ruiz, Christian Ricaldi, Soledad Lopez, Marcelo Huaroto, Fernando Marquina, Marisa Castellanos, Paty Mesia, Rita Suarez, Patricia Robles, Macarena López, Mónica Pineda, Florence Couillaud, Rosario Yori, Fernando Salazar, Karla Ruiz, Ada Monteverde, Victor Odiaga.