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Textos d’història del Franquisme

2n de Batxillerat


Fuero de los Españoles de 1945 (17 de Julio de 1945) (modificado por L.O. del Estado de 10 de enero de 1967, aprobada por Decreto 779/1967, de 20 de abril, BOE n.º 95, de 21 de abril) Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos de la Nación: Por cuanto las Cortes Españolas, como órgano superior de participación del pueblo en las tareas del Estado, según la Ley de su creación, han elaborado el Fuero de los Españoles, texto fundamental definidor de los derechos y deberes de los mismos y amparador de sus garantías; y teniendo en cuenta, al igual que ocurre en el Fuero del Trabajo, que sus líneas maestras acreditan el valor permanente del ideario que las inspira y gran número de sus declaraciones y preceptos constituyen un fiel anticipo de la doctrina social-católica, recientemente puesta al día por el Concilio Vaticano II y finalmente, dada la modificación introducida en su Artículo 6 por la Ley Orgánica del Estado, aprobada previo referéndum de la Nación, a los efectos de adecuar su texto a la Declaración Conciliar sobre la libertad religiosa, promulgada el 1 de diciembre del año 1965, que exige el reconocimiento explícito de este derecho, en consonancia, además, con el segundo de los Principios Fundamentales del Movimiento, según el cual la Doctrina de la Iglesia habrá de inspirar nuestra legislación: Vengo en disponer lo siguiente: Artículo único.- Queda aprobado, con el carácter de Ley fundamental reguladora de sus derechos y deberes, el Fuero de los Españoles, que a continuación se inserta:

Título Preliminar Artículo 1.- El Estado español proclama como principio recto de sus actos el respeto a la dignidad, la integridad y la libertad de la persona humana, reconociendo al hombre, en cuanto portador de valores eternos y miembros de una comunidad nacional, titular de deberes y derechos, cuyo ejercicio garantiza en orden al bien común.

Título I. Deberes y Derechos de los españoles Capítulo I Artículo 2.- Los españoles deben servicio fiel a la Patria, lealtad al Jefe del Estado y obediencia a las leyes. Artículo 3.- La Ley ampara por igual el derecho de todos los españoles, sin preferencia de clases ni acepción de personas. Artículo 4.- Los españoles tienen derecho al respeto de su honor personal y familiar. Quien lo ultraje, cualquiera que fuese su condición, incurrirá en responsabilidad. Artículo 5.- Todos los españoles tienen derecho a recibir educación e instrucción y el deber de adquirirlas, bien en el seno de su familia o en centros privados o públicos, a su libre elección. El Estado velará para que ningún talento se malogre por falta de medios económicos. Artículo 6.- La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial. El Estado asumirá la protección de la libertad religiosa, que será garantizada por una eficaz tutela jurídica que, a la vez, salvaguarde la moral y el orden público. Artículo 7.- Constituye título de honor para los españoles el servir a la Patria con las armas. Todos los españoles están obligados a prestar este servicio cuando sean llamados con arreglo a la Ley. Artículo 8.- Por medio de leyes, y siempre con carácter general, podrán imponerse las prestaciones personales que exijan el interés de la Nación y las necesidades públicas.


Artículo 9.- Los españoles contribuirán al sostenimiento de las cargas públicas según su capacidad económica. Nadie estará obligado a pagar tributos que no hayan sido establecidos con arreglo a ley votada en Cortes. Artículo 10.- Todos los españoles tienen derecho a participar en las funciones públicas de carácter representativo, a través de la familia, el municipio y el sindicato, sin perjuicio de otras representaciones que las leyes establezcan. Artículo 11.- Todos los españoles podrán desempeñar cargos y funciones públicas según su mérito y capacidad. Artículo 12.- Todo español podrá expresar libremente sus ideas mientras no atenten a los principios fundamentales del Estado. Artículo 13.- Dentro del territorio nacional, el Estado garantiza la libertad y el secreto de la correspondencia. Artículo 14.- Los españoles tienen derecho a fijar libremente su residencia dentro del territorio nacional. Artículo 15.- Nadie podrá entrar en el domicilio de un español ni efectuar registros en él sin su consentimiento, a no ser con mandato de la Autoridad competente y en los casos y en la forma que establezcan las Leyes. Artículo 16.- Los españoles podrán reunirse y asociarse libremente para fines lícitos y de acuerdo con lo establecido por las leyes. El Estado podrá crear y mantener las organizaciones que estime necesarias para el cumplimiento de sus fines. Las normas fundacionales, que revestirán forma de ley, coordinarán el ejercicio de este derecho con el reconocido en el párrafo anterior. Artículo 17.- Los españoles tienen derecho a la seguridad jurídica. Todos los órganos del Estado actuarán conforme a un orden jerárquico de normas preestablecidas, que no podrán arbitrariamente ser interpretadas ni alteradas. Artículo 18.- Ningún español podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que prescriben las Leyes. En el plazo de setenta y dos horas, todo detenido será puesto en libertad o entregado a la Autoridad judicial. Artículo 19.- Nadie podrá ser condenado sino en virtud de Ley anterior al delito, mediante sentencia de Tribunal competente y previa audiencia y defensa del interesado. Artículo 20.- Ningún español podrá ser privado de su nacionalidad sino por delito de traición, definido en las Leyes penales, o por entrar al servicio de las armas o ejercer cargo público en país extranjero contra la prohibición expresa del Jefe del Estado. Artículo 21.- Los españoles podrán dirigir individualmente peticiones al Jefe del Estado, a las Cortes y a las Autoridades. Las Corporaciones, funcionarios públicos y miembros de las Fuerzas e Institutos armados sólo podrán ejercitar este derecho de acuerdo con las disposiciones por que se rijan.

Capítulo II Artículo 22.- El Estado reconoce y ampara a la familia como institución natural y fundamento de la sociedad, conderechos y deberes anteriores y superiores a toda ley humana positiva. El matrimonio será uno e indisoluble. El Estado protegerá especialmente a las familias numerosas. Artículo 23.- Los padres están obligados a alimentar, educar e instruir a sus hijos. El Estado suspenderá el ejercicio de la patria potestad o privará de ella a los que no la ejerzan dignamente, y transferirá la guarda y educación de los menores a quienes por Ley corresponda.


Capítulo III Artículo 24.- Todos los españoles tienen derecho al trabajo y el deber de ocuparse en alguna actividad socialmente útil. Artículo 25.- El trabajo, por su condición esencialmente humana, no puede ser relegado al concepto material de mercancía, ni ser objeto de transacción alguna incompatible con la dignidad personal del que lo presta. Constituye por sí atributo de honor y título suficiente para exigir tutela y asistencia del Estado. Artículo 26.- El Estado reconoce en la Empresa una comunidad de aportaciones de la técnica, la mano de obra y el capital en sus diversas formas, y proclama, por consecuencia, el derecho de estos elementos a participar en los beneficios. El Estado cuidará de que las relaciones entre ellos se mantengan dentro de la más estricta equidad y en una jerarquía que subordine los valores económicos a los de categoría humana, al interés de la Nación y a las exigencias del bien común. Artículo 27.- Todos los trabajadores serán amparados por el Estado en su derecho a una retribución justa y suficiente, cuando menos, para proporcionar a ellos y a sus familias el bienestar que les permita una vida moral y digna. Artículo 28.- El Estado español garantiza a los trabajadores la seguridad de amparo en el infortunio y les reconoce el derecho a la asistencia en los casos de vejez, muerte, enfermedad, maternidad, accidentes del trabajo, invalidez, paro forzoso y demás riesgos que pueden ser objeto de seguro social. Artículo 29.- El Estado mantendrá instituciones de asistencia y amparará y propulsará las creadas por la Iglesia, las Corporaciones y los particulares. Artículo 30.- La propiedad privada como medio natural para el cumplimiento de los fines individuales, familiares y sociales, es reconocida y amparada por el Estado. Todas las formas de propiedad quedan subordinadas a las necesidades de la Nación y al bien común. Le riqueza no podrá permanecer inactiva, ser destruida indebidamente ni aplicada a fines ilícitos. Artículo 31.- El Estado facilitará a todos los españoles el acceso a las formas de propiedad más íntimamente ligadas a la persona humana: hogar familiar, heredad, útiles de trabajo y bienes de uso cotidiano. Artículo 32.- En ningún caso se impondrá la pena de confiscación de bienes. Nadie podrá ser expropiado sino por causa de utilidad pública o interés social, previa la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto en las Leyes.

Título II. Del ejercicio y garantía de los Derechos Artículo 33.- El ejercicio de los derechos que se reconocen en este Fuero no podrá atentar a la unidad espiritual, nacional y social de España. Artículo 34.- Las Cortes votarán las Leyes necesarias para el ejercicio de los derechos reconocidos en este Fuero. Artículo 35.- La vigencia de los Artículos doce, trece, catorce, quince, dieciséis y dieciocho podrá ser temporalmente suspendida por el Gobierno total o parcialmente mediante Decreto-Ley, que taxativamente determine el alcance y duración de la medida. Artículo 36.- Toda violación que se cometiere contra cualquiera de los derechos proclamados en este Fuero será sancionada por las Leyes, las cuales determinarán las acciones que para su defensa y garantía podrán ser utilizadas ante las jurisdicciones en cada caso competentes.


La tentación alemana (España) La participación española tomó la forma de una división de voluntarios militares para enviar al frente ruso; de los cuales, los 18.694 primeros partieron de Madrid el 17 de julio. Se llamaría la División Azul, por el color de la camisa del uniforme falangista, y en octubre tomó posiciones como la División 250 del gran Wehrmacht alemán al sur de Leningrado. De hecho, la preocupación de los altos mandos del Ejército por jugar un papel dominante -y obtener resultados satisfactorios- hizo que entre el 70 y el 80 por ciento de los voluntarios y casi todos los oficiales, procedieran del Ejército regular. El Gobierno alemán utilizó esto como prueba fehaciente de que el ataque a la Unión Soviética no era sólo una cuestión alemana, sino una "cruzada europea contra el bolchevismo", actitud que se reflejó en la prensa española. El propio Franco fue víctima del entusiasmo. En su discurso ante el Consejo Nacional de la FET el 17 de julio denunció a los eternos enemigos de España e hizo claras alusiones no sólo a la Unión Soviética sino también a Gran Bretaña, a Francia e incluso a Estados Unidos, todavía involucrados en intrigas y traición. Y añadió: "Ni el continente americano puede soñar en intervenciones en Europa sin sujetarse a una catástrofe... En esta situación, el decir que la suerte de la guerra puede torcerse por la entrada en acción de un tercer país es criminal locura... Se ha planteado mal la guerra y los aliados la han perdido". En su frase final aclamaba a la Alemania nazi por dirigir "la batalla que Europa y el Cristianismo desde hace tantos años anhelaban, y en que la sangre de nuestra juventud va a unirse a la de nuestros camaradas del Eje, como expresión viva de solidaridad" (Arriba, 18 de julio de 1941) Esta fue la declaración pública más exaltada que hizo Franco apoyando la causa del Eje, y que sorprendió a Serrano Suñer y al embajador alemán. Enseguida se firmó un acuerdo para enviar a 100.000 españoles para trabajar en la industria alemana, que estaba muy necesitada de mano de obra. Sin embargo, fue difícil llevarlo a cabo, ya que pocos trabajadores se presentaron como voluntarios a pesar de que las condiciones de vida en España no hacían más que empeorar. Nunca llegaron a trabajar en Alemania más de 15.000 trabajadores. Lo que España sí podía hacer era enviar cantidades importantes de materias primas -especialmente wolframio, para producir munición- de modo que hubo superávit en el balance de los pagos de España durante la guerra. Pero esto no generaba divisas que pudieran cambiarse libremente para importar productos de primera necesidad y Alemania no fue muy generosa en sus envíos, de modo que el superávit de las cuentas internacionales no implicaba ningún crecimiento en la estancada economía española. El entusiasmo por la guerra de Hitler no duró mucho, entre otras cosas por la derrota que sufrieron las tropas alemanas a las afueras de Moscú en diciembre. Este revés coincidió con el ataque sorpresa de los japoneses sobre Pearl Harbour el 7 de diciembre, que provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra europea. Al principio Franco actuó como si no estuviera sorprendido, especialmente ante el avance de las tropas japonesas sobre el Pacífico occidental en el invierno de 1942. El 14 de febrero declaró en Sevilla: "Se ofrece a Europa como posible presa al comunismo. No tememos su realización; tenemos la absoluta seguridad de que no será así; pero si hubiera un momento de peligro, si el cambio de Berlín fuese abierto, no sería una División de voluntarios españoles lo que allí fuese, sino que sería un millón de españoles los que se ofrecerían..." (Palabras del Caudillo, 204).


De la no-beligerancia a la neutralidad "Estamos asistiendo al final de una era y al comienzo de otra. Sucumbe el mundo liberal, víctima del cáncer de sus propios errores, y con él se derrumba el imperialismo comercial, los capitalismos financieros y sus millones de parados". Después de hacer una alabanza de la Italia fascista y de la Alemania nazi, insistió: "Se realizará el destino histórico de nuestra era, o por la fórmula bárbara de un totalitarismo bolchevique, o por la patriótica y espiritual que España... ofrece, o por cualquiera otra de los pueblos fascistas... Se engañan, por lo tanto, quienes sueñan con el establecimiento en el occidente de Europa de sistemas demoliberales" (Palabras del Caudillo, 523-27). El día 18 declaró ante la Escuela Superior de Guerra que: "El destino y el futuro de España están estrechamente unidos a la victoria alemana" (Informaciones, 19 de diciembre de 1942). De todos los nombramientos que hizo Franco en septiembre de 1942, el más importante, en términos históricos, fue el General Francisco Gómez Jordana. Miembro del primer Directorio Militar de Primo de Rivera, recibió el título de Conde por su participación en el desembarco de Alhucemas en 1927 y sirvió como Alto Comisario en Marruecos. También había sido presidente de la Junta Técnica de Franco en 1937-38 y después el primer Ministro regular de Asuntos Exteriores entre 1938 y 1939. Aunque Franco no pensó en él desde el principio, en 1942, fue probablemente la mejor elección que podía haber hecho. Jordana era un profesional meticuloso y un monárquico conservador de la vieja escuela. Al contrario que Serrano, era un buen administrador, prudente y calculador. Aunque aseguró a las potencias del Eje que los cambios en el ministerio no supondrían cambio alguno en la política, Jordana se puso a la tarea de dirigir España hacia la verdadera neutralidad, aunque con sutileza y de forma pausada. No hacía declaraciones filosófico-fascistas y otorgó más importancia a las relaciones con Portugal y con Latinoamérica. Franco no había dado instrucciones acerca de este cambio progresivo, pero tampoco mostró su desacuerdo. La llegada de los Aliados al noroeste de África el 8 de noviembre de 1942 acercó la guerra a España más que nunca. Las fuerzas alemanas tomaron posiciones rápidamente en la mitad sur de Francia, que antes había estado controlada por el régimen de Vichy, de modo que España estaba encerrada entre dos frentes. Mientras tanto, Franco recibió cartas personales de Roosevelt y Churchill en las que le aseguraban que España no debía temer ninguna acción militar por parte de los Aliados. Era la clara consecuencia del cambio sutil en la política que había iniciado Jordana y fue un gran alivio. Pero pronto sonaría una nueva alarma. En la reunión del gabinete del 16 de noviembre se recibió un informe de la embajada en Berlín indicando que Hitler no tardaría en solicitar permiso para pasar con sus tropas por territorio español. Algunos de los miembros más germanófilos del Gobierno, como Asensio, Arrese y Girón, exigieron un mayor acercamiento al Tercer Reich, pero la mayoría apoyó a Franco y Jordana en favor de mantener una postura no beligerante. El Gobierno acordó que habría que oponer resistencia a la entrada de las tropas alemanas y el 18 de noviembre el Generalísimo ordenó una movilización parcial que durante varios meses multiplicó por dos el número de tropas españolas sobre las armas. Se informó a los embajadores españoles de todo el mundo de la firme decisión del Gobierno a resistir cualquier ocupación extranjera de las Baleares -una idea que, según los informes, estaban considerando tanto los Aliados como el Eje. A lo largo de 1942 se diseñaron varias estrategias para movilizar a los falangistas radicales contra la política actual del Gobierno español e, incluso, contra el propio Franco. Los autores no eran los diplomáticos alemanes regulares, sino los líderes del Partido Nazi en Madrid -y a veces en Berlín-. Las altas autoridades alemanas, como Hitler y Ribbentrop no se dejaron engañar por estas maniobras, ya que eran muy conscientes de que la debilitada FET apenas tendría el poder suficiente para reemplazar a Franco. Durante este año las mencionadas estrategias se concentraron cada vez más en el general Agustín Muñoz Grandes, comandante de la División Azul y ahora


fuertemente involucrado en el combate en el frente ruso. Para aplazar semejantes complicaciones, Franco había intentado hacer regresar a Muñoz Grandes en mayo de 1942, pero Hitler hizo que no se le sustituyera hasta finales de año. Aunque Muñoz Grandes mantuvo conversaciones con Hitler y otras autoridades alemanas sobre la necesidad de efectuar algunos cambios en el Gobierno de Madrid y la posible entrada de España en la guerra, evitó prudentemente comprometerse con los alemanes. Cuando por fin regresó a Madrid el 17 de diciembre, el Gobierno en pleno fue a recibirle y se le ascendió a Teniente General. Franco parecía tener conocimiento de que no formaba parte de ninguna conspiración real, pero por el momento, mantuvo a Muñoz Grandes sin una misión militar activa. En las últimas semanas de 1942 Franco dejó bien claro que la ofensiva angloamericana en el oeste mediterráneo no había hecho que cambiara su orientación política y lanzó la que sería su última diatriba pública de corte fascista. El 7 de diciembre, el primer aniversario del ataque japonés sobre la base naval americana de Pearl Harbor, declaró ante el Consejo Nacional de la FET: "Estamos asistiendo al final de una era y al comienzo de otra. Sucumbe el mundo liberal, víctima del cáncer de sus propios errores, y con él se derrumba el imperialismo comercial, los capitalismos financieros y sus millones de parados". Después de hacer una alabanza de la Italia fascista y de la Alemania nazi, insistió: "Se realizará el destino histórico de nuestra era, o por la fórmula bárbara de un totalitarismo bolchevique, o por la patriótica y espiritual que España... ofrece, o por cualquiera otra de los pueblos fascistas... Se engañan, por lo tanto, quienes sueñan con el establecimiento en el occidente de Europa de sistemas demoliberales" (Palabras del Caudillo, 523-27). El día 18 declaró ante la Escuela Superior de Guerra que: "El destino y el futuro de España están estrechamente unidos a la victoria alemana" (Informaciones, 19 de diciembre de 1942). Franco hacía gestos fascistas verbales de cuando en cuando, en parte para animar a la FET y en parte para mantener la unidad relativa que existía en sus fuerzas siempre en tensión. Gómez Jordana siguió dirigiendo la diplomacia española lento pero seguro hacia una postura más despegada y más neutral. Tenía gran seguridad en sí mismo y era un hombre decidido, características que demostró cuando en más de una ocasión ofreció su dimisión. Franco estaba cada vez más dispuesto a dejarse convencer y un cambio de actitud era lo que le proponía también su Subsecretario, Carrero Blanco, neutralista convencido, que cada vez tenía más influencia sobre él. Otro producto de la política de Jordana era una relación económica más exigente y equilibrada con Alemania. Desde 1936 los productos alemanes que llegaban a España se habían valorado a precios demasiado altos y desde 1939 se recibía muy poco en comparación con los enormes envíos de materias primas que hacía España a Alemania. Durante 1943 Jordana negoció una relación más realista y convenció a Hitler de que enviara cantidades más grandes de armas para equipar al Ejército español en caso de una incursión de los aliados. Otro producto más de esta perspectiva alterada, fue la campaña diplomática entre enero y febrero de 1943 en la que se pretendía llegar a un acuerdo entre los países que permanecían neutrales -Suecia, Suiza e Irlanda- para ayudar en la mediación para una paz negociada entre los Aliados y Alemania, que salvaría a Europa del bolchevismo. La política española también preveía un acercamiento entre los Estados católicos en asociación con el Vaticano, como una alternativa de la diplomacia europea. Franco hizo una llamada pública a la paz en varios discursos que pronunció en Andalucía a principios de mayo, pero Suecia y Suiza se negaron a cooperar, y Gran Bretaña y Alemania rechazaron el proyecto. De ahí que Franco desarrollara su teoría sobre las tres guerras que se estaban librando y sobre la diferente actitud de España hacia cada una de ellas: neutral en el conflicto entre los Aliados occidentales y Alemania, a favor de Alemania en su lucha contra la Unión Soviética, y a favor de los Aliados en la batalla que estaban librando en el Lejano Oriente contra Japón. Entretanto, estaba mejorando la provisión de bienes y la situación económica, hasta el punto de que, a comienzos de 1943, el periodo de mayor sufrimiento para una gran parte de la población española estaba llegando a su fin. El Alto Estado Mayor realizó un estudio de la situación militar europea el 19 de mayo de 1943 en el que llegó a la conclusión de que el final más probable del conflicto sería la derrota alemana y el dominio de la Unión Soviética en Europa. A pesar de no haber recibido respuesta a su iniciativa de paz, el Generalísimo no perdió la esperanza y


el 1 de junio dio instrucciones al embajador en Berlín de que pidiera al Gobierno alemán que modificara su política respecto a la Iglesia católica. A medida que cambiaba la situación internacional, la presión de los Aliados sobre España se hizo más fuerte. Desde 1940 Washington había tomado una postura más dura que Londres y tenía planeado reducir drásticamente la importación de aceite, tan necesaria para la economía española. Jordana respondió el 1 de junio, exigiendo que el Gobierno tomara las medidas pertinentes para reducir la propaganda en favor de Alemania que todavía dominaba la prensa española. Asimismo envió una protesta formal al embajador americano acerca de la nota de prensa que habían lanzado con el titular La España fascista desde dentro, argumentando que no se debía de aplicar este adjetivo al Régimen español. Tras una discusión abierta entre Franco y el embajador el 29 de julio, el tono de la prensa española hacia los Aliados empezó a cambiar. Los medios españoles informaron inmediatamente de la caída de Italia en septiembre y el 1 de octubre Franco, ataviado con su uniforme de Almirante en vez del atuendo falangista, anunció el final de la no beligerancia española y la nueva política de neutralidad vigilante. En noviembre, el Gobierno americano exigió el embargo total de los envíos españoles de wolframio a Alemania, pero Franco se negó. Sin embargo, desmanteló oficialmente la División Azul ese mismo mes, poniendo fin a su colaboración más directa con la Alemania nazi. En total 47.000 oficiales españoles habían servido en el frente ruso, entre los que hubo alrededor de 22.000 bajas, de los cuales 4.500 murieron. Algunos se ofrecieron voluntarios para quedarse allí, sustituyendo la División Azul por una Legión Española de Voluntarios o Legión Azul. Pero no había suficientes hombres para llegar a los requeridos 2.133, de modo que hubo que reclutar a algunos más. Esta división se disolvió el 15 de marzo de 1944 y las pocas tropas españolas que permanecieron se incorporaron directamente en las Waffen SS -junto con un grupo nuevo de voluntarios españoles-. Lo que quedaba de la unidad española de las Waffen SS tomó parte en la defensa del centro de Berlín -incluido el perímetro del búnker de Hitler- durante los últimos días de la guerra, a finales de abril de 1945.


"La detenció dels 113. L'Assemblea de Catalunya" El diumenge 28 d'octubre de 1973, unes 150 persones van entrar a l'església de Santa Maria Mitjancera de Barcelona. Només eren les deu del matí, i tots havien fet plans per a la resta del dia. Uns havien quedat per dinar amb la família i d'altres havien d'anar al camp del Barça per veure el debut de Cruyff amb la samarreta blaugrana. Ningú va preveure que la jornada acabaria a la presó. Aquell matí, persones de totes les edats i professions van pujar al primer pis de la parròquia per celebrar una reunió clandestina. Tots pertanyien a l'Assemblea de Catalunya, la primera plataforma unitària antifranquista que lluitava per aconseguir la democràcia. Els seus membres formaven part de partits polítics clandestins i sindicats il·legals, però també de col·legis professionals i associacions de veïns. Tot i que els assistents havien anat amb compte, la policia va localitzar la reunió i en pocs minuts va encerclar l'església. A dos quarts d'onze els grisos van irrompre dins la sala. Aprofitant els primers moments de confusió alguns van poder fugir, però la majoria van ser detinguts. 113 persones. Tots van anar a la presó. Alguns dels detinguts com Raimon Obiols, Xavier Folch, el pescador Josep Ayza o l'advocada Assumpció Sallés reviuen en aquest capítol la detenció a l'església, les 72 hores passades a Via Laietana, els interrogatoris de la brigada social i els mesos de presó. El 28 d'octubre del 73 va canviar la història de l'Assemblea. La policia no va calcular les conseqüències d'aquesta detenció massiva. De seguida hi va haver una gran mobilització ciutadana de suport als detinguts, i es va engegar una campanya de solidaritat que va tenir ressò internacional. El règim va convertir públicament l'Assemblea de Catalunya en l'"Oposició". http://www.tv3.cat/actualitat/143570151/La-detencio-dels-113-a-Dies-de-transicio

La Asamblea de Cataluña (en Catalán Assemblea de Catalunya) es el resultado de un proceso que condujo en Cataluña a la unión de la oposición antifranquista, alrededor de dos puntos fundamentales: la reivindicación de la personalidad nacional y el antifranquismo. La superación de las reticencias entre los comunistas y el resto de fuerzas de la oposición dio lugar en 1969 a la formación de la Comisión Coordinadora de Fuerzas Políticas de Cataluña, donde se unieron Esquerra Republicana de Catalunya, Front Nacional de Catalunya, Moviment Socialista de Catalunya, Unió Democràtica de Catalunya y Partit Socialista Unificat de Catalunya, y a los cuales se sumarían después otras fuerzas. Sus reivindicaciones fundamentales fueron la exigencia de libertades democráticas, la amnistía general para los presos políticos y la consecución del estatuto de autonomía. Más tarde, el 7 de noviembre de 1971, se convocó la primera sesión de la Asamblea de Cataluña, donde además de partidos políticos, se adhirieron fuerzas de diversa índole, como organizaciones sindicales, grupos profesionales, representantes del movimiento universitario, del movimiento vecinal, grupos confesionales cristianos, asambleas comarcales, etc. Con posteridad aún se añadieron otras organizaciones, que le otorgaron un enorme eco social. Entre sus actuaciones más señaladas, destaca su primer aniversario, que reunió a más de 3000 personas en Ripoll; el Primero de mayo de 1970, que congregó a 8000 personas en San Cugat del Vallés, y, sobre todo, las multitudinarias manifestaciones del 1 y 8 de febrero de1976 en Barcelona. El 28 de octubre de 1973 en la Parroquia de Santa María Mitjancera de la ciudad de Barcelona 113 personas representantes de partidos políticos y sindicatos clandestinos pero también de colegios profesionales y asociaciones de vecinos fueron detenidas por la policía franquista (en catalán Caiguda dels 113, caída de los 113). Inmediatamente se inició en Cataluña una gran movilización ciudadana de apoyo a los detenidos y se inició una campaña de solidaridad que tuvo resonancia internacional. Con el fin del Franquismo y las primeras elecciones generales de 1977, las diferencias políticas entre sus componentes condujeron a su desaparición a finales de 1977. http://es.wikipedia.org/wiki/Asamblea_de_Catalu%C3%B1a


El contubernio de Munich El 5 y 6 de junio de 1962 la ciudad bávara acogió una reunión de 118 políticos españoles de casi todas las organizaciones de oposición al franquismo. El régimen recibió la noticia con asombro y la calificó de traición 05/06/2012 La primavera española de 1962 fue particularmente conflictiva. El 7 de abril, el pozo Nicolasa de Mieres se declaró en huelga. En días sucesivos, el resto de minas asturianas se fueron sumando al paro. La huelga duró casi dos meses, participaron cerca de ciento cincuenta mil mineros y finalizó con la subida de los salarios –también del precio de la tonelada de carbón, que beneficiaba a los empresarios-. A lo largo de la primera quincena del mes de mayo, la huelga se fue extendiendo a otros sectores industriales y a diferentes provincias. El régimen decretó el estado de excepción para Asturias, Vizcaya y Guipúzcoa el 4 de mayo. Y ocho días después, el 12, la totalidad de la prensa nacional publicó una nota de Cifra de inserción obligatoria en la que se minimizaba el conflicto minero y se ensalzaban las virtudes de Asturias. Con aquella nota recién impresa viajaron a Atenas, con motivo de la celebración del enlace entre el príncipe Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia, unos cientos de españoles, en su mayoría bien situados bajo el franquismo, poco significados políticamente pero vagamente monárquicos. Entre aquellos cientos de españoles, había unas decenas realmente implicados en la vida política. Algunos de ellos, claramente opositores al franquismo desde el interior o aledaños del régimen, como Joaquín Satrústegui, Jaime Miralles, Vicente Piniés o Jaime García de Vinuesa, participaron un mes más tarde en la reunión de Munich. Sin duda, en las recepciones y en las tabernas griegas, se conspiró contra el franquismo y se discutieron las propuestas que llevaría la oposición interior al congreso europeo. El 5 y el 6 de junio, en el marco del IV Congreso del Movimiento Europeo, se celebró el reencuentro, por primera vez desde el final de la Guerra Civil española, entre la oposición interna al franquismo, todos habían militado en el bando vencedor en 1939, y los vencidos del exilio. Del centenar largo de participantes, cerca de ochenta representantes lo hicieron desde España, el resto lo formaban exiliados de casi todas las tendencias, particularmente socialistas y republicanos. Los comunistas fueron vetados, condición indispensable para la viabilidad de la reunión. Salvador de Madariaga lo dijo claramente ante la asamblea “Aquí estamos todos menos los totalitarios de ambos bandos”. Pero en los pasillos del hotel Regine fueron vistos Tomás García del PCE y Francesc Vicens del PSUC; su actividad entre bambalinas seguramente no fue poca. El gran impulsor de la reunión de Munich fue Salvador de Madariaga, debido a su estrecha relación con los dirigentes del movimiento europeo Maurice Faure y Robert Van Schendel. Junto a él destacaron José María Gil-Robles –antiguo líder de la CEDA-, Joaquín Satrústegui -monárquico liberal- y Dionisio Ridruejo - antiguo falangista y uno de los primeros críticos con el franquismo-. Aunque el principal organizador del evento, poco reconocido por la historia, fue Enric Adroher Gironella, de la sección catalana de la Asociación Española de Cooperación Europea (AECE). La reunión pretendía iniciar un debate sobre el ingreso de España en la Comunidad Europea, sobre todo después de la nota de la Oficina de Información Diplomática del gobierno franquista, del 9 de febrero, en la que se informaba de la solicitud de negociaciones “en orden a una posible integración” en la comunidad europea. Las conclusiones de los opositores fueron claras: España no podía pertenecer a la Comunidad Europea en tanto no tuviese un régimen democrático. Además, las instituciones europeas debían presionar para debilitar la dictadura de Franco. La resolución conjunta de la oposición española fue leída en el Congreso del Movimiento Europeo, pero no fue incorporada en las resoluciones finales. Y es que el poder de la diplomacia franquista era innegable. Tampoco la repercusión en la prensa europea fue notable, sólo Le Monde le dedicó una crónica significativa, que además fue utilizada por el gobierno español como pieza acusadora contra los participantes. Munich pasaría a la historia como el primer paso de las complicidades entre la oposición interior y exterior; una primera cita para coordinarse mejor en el futuro, pero las consecuencias políticas del encuentro fueron a corto plazo insignificantes. Solo la desmedida respuesta del régimen, sorprendido y encolerizado, le otorgó protagonismo durante el verano del 62. El diario falangista Arriba calificó la reunión de sucio contubernio contra España. El nombre tendría recorrido. El resto de la prensa, con


mayor o menor entusiasmo, se adhirió a las descalificaciones. Las manifestaciones de apoyo al régimen inundaron pueblos y ciudades. Los ochenta opositores del interior, que ya habían afrontado importantes dificultades para desplazarse a Munich, tomaron diferentes caminos al ver la virulencia de las reacciones desatadas contra ellos. El 9 de junio se publicaba un decreto-ley suspendiendo durante dos años el artículo 14 del Fuero de los Españoles, relativo a la libertad de residencia. Gil-Robles fue detenido en el aeropuerto de Barajas y pocos días más tarde obligado a exiliarse en París. Además, tuvo que dimitir del Consejo Privado de Juan de Borbón, al ser desautorizado por éste. Satrústegui, Miralles, Álvarez de Miranda, Antoni de Senillosa o Íñigo Cavero, entre otros, fueron desterrados a diferentes islas de Canarias. Algunos, precavidos, se quedaron una temporada en el extranjero; el resto, sufrieron molestias y acoso durante largo tiempo. El 10 de julio, el general Franco realizó el reajuste ministerial más importante desde 1957, con la intención de negociar con la CEE. Se creó la vicepresidencia del gobierno, encomendada a Agustín Muñoz Grandes y Manuel Fraga Iribarne fue nombrado nuevo ministro de Información y Turismo, sustituyendo a Gabriel Arias-Salgado, que pagó los platos rotos de Munich. Aprovechando la presentación del nuevo Gobierno en las Cortes, el ministro de la Gobernación dio la versión oficial sobre la reunión de la oposición y las medidas tomadas por el Ejecutivo. Las huecas explicaciones no podían ocultar los nervios del régimen ante la reunión de monárquicos, republicanos, liberales y socialistas para pedir la democracia en España. La dictadura franquista sabía que la vía de Munich podía destruir sus cimientos. Como hace poco señaló el historiador Paul Preston, en el contubernio se encuentra el origen de esa tercera España que llevó a cabo la Transición. http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20120605


Ley de Referéndum de 1945 (22 de octubre de 1945)

Abierta para todos los españoles su colaboración en las tareas del Estado a través de los organismos naturales, constituidos por la familia, el municipio y el sindicato, y promulgadas las Leyes básicas que han de dar nueva vida y mayor espontaneidad a las representaciones dentro de un régimen de cristiana convivencia, con el fin de garantizar a la Nación contra el desvío que la historia política de los pueblos viene registrando de que en los asuntos de mayor trascendencia o interés pública, la voluntad de la Nación pueda ser suplantada por el juicio subjetivo de sus mandatarios; esta Jefatura del Estado, en uso de las facultades que le reservan las Leyes de 30 de enero de 1938 y 8 de agosto de 1939, ha creído conveniente instituir la consulta directa a la Nación en referéndum público en todos aquellos casos en que, por la trascendencia de las leyes o incertidumbres en la opinión, el Jefe del Estado estime la oportunidad y conveniencia de esta consulta. En su virtud, dispongo: Artículo 1.- Cuando la trascendencia de determinadas Leyes lo aconsejen o el interés público lo demande, podrá el Jefe del Estado, para mejor servicio de la Nación, someter a referéndum los proyectos de Leyes elaborados por las Cortes. Artículo 2.- El referéndum se llevará a cabo entre todos los hombres y mujeres de la Nación mayores de veintiún años. Artículo 3.- Se autoriza al Gobierno para dictar las disposiciones complementarias conducentes a la formación del censo y ejecución de la presente Ley.


"Nosotros venimos para ser el pueblo, venimos para los humildes, para la clase media; no para los capitalistas. Nuestra obra exige el sacrificio de todos, principalmente el de los que tienen más, en beneficio de los que no tienen nada. Tendremos vivo empeño en que no haya un hogar sin lumbre, en el que no haya un español sin pan; llevaremos a buen término la santa obra de una reforma social impuesta con cariño, exigiendo a todos el cumplimiento de sus deberes [...] Por la paz y el bienestar del campo; por la mejora, racional y justa, de las clases obrera y media; por la libertad de conciencia y el respeto a la religión y a las tradiciones; por la tranquilidad y el bienestar de los hogares; por nuestra civilización amenazada, y por el prestigio de nuestra Bandera; por la independencia de nuestra Patria, por una España Nueva, por una España Libre y por una España Grande, luchan hoy nuestros soldados [...]

No es el Ejército el que lucha solo, teniendo el apartamiento y la hostilidad del resto de la población civil. Toda nuestra Nación está en armas; espontáneamente se ha movilizado toda la población civil, sin distinción de clases, sexos ni edades. En el frente de guerra se encuentran unidos el aristócrata de la estirpe más linajuda española junto al campesino y proletario de la ciudad, y los intelectuales universitarios en fraternal compañía con los modestos menestrales, burgueses, empleados y asalariados. Los sacerdotes, por su sagrado ministerio, no pueden ser combatientes activos, pero demuestran su valor dando los auxilios espirituales a los que los necesitan, en las primeras líneas de fuego."

(A los componentes de la Junta de Defensa, el día de asumir la Jefatura del Estado. 1-X1936) _____________________________________________________________

¡En pie, Españoles! ¡Españoles! A cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe en el servicio de la Patria, a cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la Nación os llama a su defensa. (Proclama del Alzamiento. 18 Julio de 1.936.)

_____________________________________________________________ "Ponéis en mis manos a España. Mi mano será firme, mi pulso no temblará y yo procuraré alzar a España al puesto que le corresponde conforme a su Historia y que ocupó en épocas pretéritas..."


(1936)

"Todos los españoles estarán obligados a trabajar sin exclusión: el nuevo Estado no puede sostener ciudadanos parásitos." (1937) "Ganamos día a día la guerra, con paso firme y seguro, como ganamos y ganaremos la paz para España. " (1937) "Es aspiración del Estado arbitrar los medios conducentes para que la tierra, en condiciones justas, pase a ser de quién directamente la explota." (1937) "El Estado reconoce a la familia como célula primaria natural y fundamento de la sociedad, y al mismo tiempo como institución moral dotada de derecho inalienable y superior a toda ley positiva. Para mayor garantía de su conservación y continuidad se reconocerá el patrimonio familiar inembargable." (1938) "El Estado, sin ser confesional, concordará con la Iglesia Católica, respetando la tradición nacional y el sentimiento religioso de la inmensa mayoría de los españoles, sin que ello signifique intromisión ni reste libertad para la dirección de las funciones específicas del Estado." (1938)

"A esa juventud heroica que en las trincheras lucha, a esos beneméritos soldados que en los frentes resisten alegres las inclemencias del invierno y dan con admirable desprendimiento su vida por España, les afirmo que sus sacrificios serán fecundos, y que la España que se forja en los duros golpes de los campos de batalla tendrá unidad y fortaleza, que nada dividirá a la España Nacional, que la estrecha unión de la juventud española, generosa, noble, sin reservas, no ha de ser por nada ni por nadie desvirtuada." (1938)

" Hemos de despertar en todos los españoles el sentimiento de la Patria, el orgullo de sentirse españoles, creando condiciones de vida para las clases sociales que les permitan apreciar, sin rencores ni dolores, la grandeza política del nuevo Estado." (1938)


"Ya lucen en Vizcaya las banderas de España, ya marchan por las calles y se escuchan en ellas los himnos nacionales, ya suena nueva música, y el nuevo programa de la España Nacional, programa de justicia social que nunca les cumplieron, y aquellos bravos campesinos, aquellos sencillos aldeanos vascos, aquellos obreros envenenados , abren los ojos y elevan su corazón y lloran porque dicen que estos soldados que cumplen su palabra, estos hombres que conquistan lo que dicen, éstos, no tienen más que una fortaleza y una voluntad, cumplen su palabra, y cuando hablan de justicia social, de hermandad entre los españoles, de la grandeza de la Patria, es porque van a cumplir cuanto manifiestan, porque lo juran ante la sangre de sus hijos, que es la que los mártires de la Religión y de la Causa. ¡¡Arriba España!!!" (1938) "Nuestro Movimiento tiene por finalidad suprema sumar todas las buenas voluntades y todas las energías a España. Nuestros brazos están abiertos para todos los españoles. Ofrecemos, y ofreceremos a todos, las posibilidades de participar en la creación de la España de mañana, a excepción, naturalmente, de los jefes que se han hecho cómplices de haber engañado al pueblo, en contra de nuestras aspiraciones, y los criminales comprobados. Esta nueva España será un país de Justicia, de clemencia y de fraternidad." (Aniversario de la Unificación. 19 de Abril de 1.938)

"El carácter nacional y patriótico de nuestro Movimiento es absolutamente incompatible con la concepción de ninguna hipótesis sobre el suelo de España y sus colonias. Nosotros no vendemos nuestra Patria al extranjero." (1939) “En la prueba más difícil de la Historia, España ha acreditado que son inagotables sus reservas espirituales y materiales. Nada ni nadie ha podido detener a la España unida en su marcha segura al recobro de su ser y su destino. Creíase que España era un país en decadencia, y hemos visto cómo ante el peligro en que se veía la Patria, sus hijos han acudido por legiones a defenderla. Los acontecimientos de los últimos meses muestran la vitalidad de España, tanto como los episodios de los últimos años prueban su capacidad de resistencia ante vicisitudes que hubieran bastado para hundir a otras naciones. Es, pues, con seguridad de no equivocarme, que afirmo la proximidad de un resurgimiento español sin precedentes desde nuestro Siglo de Oro. Parece que el destino ha querido que los cimientos morales


de nuestro futuro Imperio se alcen precisamente sobre un Alcázar construído en los días de nuestra máxima grandeza. Nuestra lucha significa la salvación de Europa y que en ella aspiramos a vivir días largos de paz, de una paz compatible con el honor de nuestro nombre y la dignidad de nuestra Historia, que no puede extinguirse nunca, porque son la base firme e inconmovible de España. Soy apasionado creyente en la necesidad de que los países de nuestra raza hagan valer en el mundo entero los ideales de la hispanidad, únicos capaces de salvar a la Humanidad. La nueva España se forjará con los ojos puestos en el porvenir, pero con los pies arraigados en la tradición, es decir, unida por afinidades, así históricas como modernas, a las naciones hispanas de América, al Brasil y a Filipinas, dispuesta a colaborar estrechamente con ellas para el triunfo de una ideología que substituya a los fracasados principios de la revolución." (Alocución en Barcelona. 21 Febrero de 1.939) “Queremos una España fraternal, una España laboriosa y trabajadora, donde los parásitos no encuentren acomodo. Una España sin cadenas ni tiranías judaicas, una nación sin marxismo ni comunismo destructores, un Estado para el pueblo, no un pueblo para el Estado. Una España sin bandos políticos en constante guerra, sin preponderancias parlamentarias ni asambleas irresponsables. Queremos una España grande, fuerte y unida, con autoridad, con dirección y con orden.” Generalísimo Francisco Franco.

Junto a las viejas piedras de Salamanca Españoles: Hoy hace un año que junto a las viejas piedras de Salamanca, sede guerrera de mi Cuartel general, os dirigí yo la palabra con motivo del Decreto de Unificación, que fundía en una unidad política nacional los valores hasta entonces disgregados de nuestro Movimiento. Hoy vengo otra vez a ponerme en público contacto con vosotros desde estas tierras de Aragón, columna fundamental de la Fe y de la Patria. El pueblo, con su fino instinto acogió con aplauso aquella medida, comprendiendo lo que significaba para España esta unidad, algo sustancial, como una inquietud de todos los españoles que podía de otra manera desviarse y frustrarse si no se encauzaba, evitando las disgregaciones individuales a que nuestro carácter es tan propenso. La guerra no se hubiera ganado sin una España unidad y disciplina. El enemigo quiso infiltrarse en nuestra retaguardia Ante Dios y ante la nación española quisimos entonces dar cima a esta obra unificadora, en aquel momento en que el enemigo, impotente contra la fortaleza y la unidad de nuestros combatientes en el frente derrotaban a las brigadas internacionales con su acopio de tanques y su abundancia de material guerrero de todas clases, puso sus miras en nuestra retaguardia y concibió el atrevido intento de dividirla como un recurso de salvación. Al efecto, envió consignas a nuestra zona, sacó de las cárceles al precio de traición algunos de los presos que allí encerraba, permitiendo la salida a nuestro campo con el compromiso de agitar esta retaguardia. Consecuencia de ello fue que se multiplicaran los esfuerzos para filtrarse en la vida de nuestras organizaciones. Se intentó sembrar la rivalidad y la división en nuestras filas; se dieron órdenes secretas para producir en ella la ascitud y cansancio; se intentaba minar el prestigio de nuestras más altas jerarquías explotando pequeñas miserias y ambiciones. A todo ello había que oponer con decisión la unidad política estrecha y fraterna de la España mejor. Así lo hicimos y la guerra del Norte fue terminada con nuestra victoria, y ella produjo como consecuencia podernos emplear en la gran batalla de Teruel, y luego talla del Ebro y más tarde en la del Segre y ahora finalmente en la salida al mar. Labor realizada


Junto a esta ingente labor de guerra, hemos proseguido nuestras tareas de política interior, promulgando los Estatutos del partido, constituyendo sus órganos nacionales, el Consejo y la Junta política, estableciendo el Gobierno de la nación y el ordenamiento de los Poderes del Estado, reincorporando Vizcaya, Guipúzcoa y Cataluña al régimen administrativo. En el orden económico, hemos mantenido los precios y realizado una enérgica campaña para la defensa del patrimonio nacional. Al campo español llevamos la ordenación del trigo y del maíz y la concesión de moratorias de deudas a los agricultores. En materia de protección social se establece la condonación de alquileres, el Servicio Social de la mujer, los servicios e reincorporación al trabajo de los combatientes, el benemérito Cuerpo de Mutilados y el Fuero del Trabajo. En el orden católico, se acordó la derogación de la ley del matrimonio civil y la suspensión del divorcio. En lo que a la cultura y al estilo se refiere, establecimos el Instituto de España, con la reorganización de las Reales Academias. Instituimos la Orden Imperial de las Flechas Negras como máximo galardón, como hemos de instituir seguidamente para el mérito científico la Orden de Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla. Finalmente, con el yugo y las flechas, la heráldica de los Reyes Católicos ha sido restablecida como escudo de España.


Realidades contra la calumnia A la obra calumniosa que nuestros enemigos lograban arrojando millones y millones a la voracidad de la Prensa mundial, opusimos nosotros la realidad de nuestras victorias y la sinceridad de nuestra propaganda, y el régimen austero y ejemplar del Gobierno de España. Así, con paso firme y altivo desprecio a la mentira, hemos ido haciendo luz en el ambiente de Europa. No abrigamos sentimientos de enemistad hacia otras naciones; luchamos sólo por nuestra civilización, nuestra independencia y nuestra grandeza. Al hablar otras veces a España y al mundo de nuestra guerra, lo hice siempre con fe segura en nuestro triunfo, la fe que a mí nunca me faltó, pero ahora ya no es sólo la fe: son los hechos ciertos y tangibles. Un sentimiento de justa indignación Hemos ganado la guerra; la tiene perdida irremisiblemente el enemigo y ahora ya de nada le sirven las ayudas que le ofrezcan, como no sea para derramar estérilmente más sangre, muchas veces inocente que a esos sus colaboradores no les duele, porque para ellos es cosa ajena, pero a nosotros sí, porque para nosotros es cosa propia. Por eso, sepan quienes aún ayudan a nuestro adversario, que con ello sólo pueden conseguir prolongar muy poco la guerra, al precio tan caro de nuestra sangre. Y quedan con ello advertidos que cada paso que den en ese camino es un obstáculo que levantan en el de nuestras futuras relaciones y que la buena voluntad de los gobernantes para salir del abismo que se abre pueda mañana estrellarse contra el sentimiento de justa indignación de los que luchan en esta santa guerra. Sépanlo también en su egoísta frialdad esas democracias cristianas, menos cristianas que democracias, que infeccionadas de un liberalismo destructor no aciertan a comprender esta página sublime de la persecución religiosa española, que con sus millares de mártires es la más gloriosa de las que haya padecido la Iglesia y cierren ya de una vez sus oídos a la estupidez y a las infamias de los vascos herejes. Ni una defección, ni una apostasía, ni una frase de rencor; sólo perdón generoso tuvieron ante la muerte y escribieron páginas indescriptibles de heroísmo y de virtud aquellos santos prelados, sacerdotes y seglares hermanos nuestros en la fe de Cristo que aceptaron serenos; el más brutal de los martirios pidiendo a Dios por sus verdugos. Proclamamos al mundo nuestra. verdad, y éste no quiso o no pudo oírla, apagadas nuestras voces por el rugido fiero e inhumano de los Frentes Populares, de los agentes comunistas y de los ofuscados demócratas que han ayudado a los rojos de España, no tanto por amor a su causa, cuanto por odio a nuestro pueblo: Frente a nuestras verdades de la guerra y a la verdad de nuestra política social y de nuestra justicia, prevalecieron las falsas apelaciones a la democracia y los toques a rebato de las Internacionales. El régimen que tantos daños nos produjo No creemos nosotros en el régimen democrático liberal y son gravísimos los daños que a España ha acarreado; pero no cometeré tampoco la injusticia nunca de identificarlo con el que han practicado las pandillas de criminales y salteadores que vienen presidiendo la destrucción de la España roja y lo hemos prevenido y una vez más lo repetimos hoya los países democráticos, para que un día no se llamen a engañó. -En España el régimen liberal Se murió apenas nacido y con anterioridad a nuestro glorioso Alzamiento ya no quedaban de él ni vestigios. La quema de los conventos conocida desde horas antes por el ministro de la Gobernación, fue una prueba de ello y su epitafio aquella frase incivil de que «Ningún templo valía por la vida de un republicano». En la España roja no se ha practicado nunca el régimen constitucional y siempre los sedicentes Gobiernos caían en brazos de la masonería, fraguando por medio de sus agentes el vil asesinato. del jefe de la oposición parlamentaria y gran patricio José Calvo Sotelo.


Terrorismo y asesinatos sin límites Después, lo que todos sabéis, de modo tan claro que nadie puede ignorarlo: el asesinato de casi todos los diputados de la oposición; el asalto al domicilio privado, industrias, comercios y Bancos; más de cuatrocientos mil asesinatos cometidos por el solo hecho de que las víctimas creían en Dios y en la Patria, asesinatos casi siempre y ejecutados algunas veces por los mismos hombres del Gobierno rojo; los Tribunales de Salud pública, las Checas oficiales y particulares donde Se preparaban los martirios, el asesinato de numerosos presos indefensos, la destrucción total de los templos, la ausencia absoluta de toda norma jurídica y moral, de toda ley, de todo hecho. Justicia generosa y justicia implacable Y a vosotros, enemigos de España, que todavía sacrificáis vidas y esfuerzos en una resistencia doblemente criminal en su esterilidad, parece innecesario que os diga, porque bien lo sabéis, que estáis vencidos. Hora es ya de que las masas que tenéis tiranizadas, sepan que a prolongación de esa resistencia absurda sólo se explica porque la inspiráis en la mejor preparación de vuestra huída. Pero sabed que cada día que pase, cada vida más que sacrifiquéis, cada crimen que cometáis, es una nueva acusación para el día que comparezcáis ante nuestra justicia, que generosa hasta el perdón, ofrecemos a cuantos engañados equivocados, habéis mandado a la lucha, pero que será inflexible para los que criminalmente emplean la sangre y la bravura de nuestra juventud en el camino torpe de la destrucción de España. Nosotros en esta hora tenemos puesta ya nuestra atención en los días también febriles y heroicos de la reconstrucción de la Patria, de la restauración de la grandeza, que es el objetivo último de la guerra. Nos esperan para todos largas jornadas en las que otra vez el sacrificio: pondrá a prueba el temple heroico y el genio creador de esta raza. Los problemas del nuevo Estado El Estado abordará los grandes problemas que el sacrificio realizado y la guerra exigen: la consolidación de nuestro potente Ejército de tierra, mar y aire, de las industrias indispensables a la guerra, la realización de la gran obra social, proporcionando a nuestras clases medias y trabajadoras condiciones más humanas y justas; resolución de los múltiples problemas que nuestra industria tiene planteados para su resurgimiento; ordenación de la obra cultural con el mejoramiento intelectual, moral y físico de nuestras juventudes; realización de la reforma económica y social de la tierra; restauración de nuestra Marina mercante y de nuestra flota pesquera; los grandes planes de obras públicas, mejora de viviendas, y realización de la en obra sanitaria nacional; atracción del turismo; ordenación de la Prensa: Y con todo ello, la conquista de nuestro prestigio en el mundo. Ni frivolidad, ni regalo Para acometer esta gran tarea que a todos hará dignos del esfuerzo de los Caídos, el trabajo, el talento, el sacrificio y la virtud, son instrumentos precisos. La grandeza y la unidad de España no se forjaron en la frivolidad y en el regalo; la vida cómoda, fácil y vacía de años anteriores ya no es posible. Ni han de tener cabida en nuestra España la murmuración y el despecho de las despreciables tertulias que precedieron en casinos y en corrillos a nuestra decadencia, dedicados en la cortedad de su horizonte intelectual y en la escasez de su solvencia a la tarea demoledora y antipatriótica de manchar la honra ajena y socavar los prestigios de personas e instituciones públicas. Que nadie espere el desvío de nuestros destinos Tengo sobre mis hombros la responsabilidad del destino de España y si a golpe de victoria la estoy arrancando de las manos de los rojos, nadie espere que a título de esos viejos vicios pueda desviarla del camino trazado. Espero por ello que cuantos no estén privados de inteligencia comprenderán fácilmente que bastarían unos manotazos para pulverizar esos grupitos de inferior calidad nacional y humana Los que aún no estén curados de arrastres anteriores, de los malos hábitos de la crítica irresponsable y los sembradores de bulos y desprestigio contra nuestra juventud o contra sus heroísmos o sacrificios cuando ellos ante la Patria no sacrifican nada, ni siquiera su vanidad, ni su ambición, ni las bastardas reservas de Un temperamento rebelde, son los peores enemigos. Son los que quieren llevar la alarma al capital con el fantasma de unas reformas


demagógicas, olvidando sin duda que lo que España conserve después de esta prueba lo deberán precisamente al esfuerzo de una juventud heroica; los que hipócritamente mienten hablando de una frialdad religiosa, cuando los españoles cayeron en el martirio del heroísmo por Dios y por la Patria; los que desconocieron y agraviaron el espíritu de servicio nacional de los militares y quisieron disgregarlo de su hermandad con el pueblo, despertando en ellos afanes parciales; los que intentan producir en el frente desvío hacia la retaguardia. La retaguardia Y yo, llegado este tema, me pregunto ante vosotros: ¿Quiénes son los que componen la retaguardia? ¿No son acaso los que operan y curan heridos de la guerra? ¿No son los que aquí trabajan para conseguir el funcionamiento exacto de los servicios de guerra? ¿No son los padres, los hermanos y los hijos de los que combaten y de los que mueren en nuestros frentes y los que en la cautividad roja sufren dolores incomparables y rinden sus vidas y sus esperanzas en aras de nuestro ideal? ¿No constituyen todos ellos otro frente decidido de abnegación, de trabajo y aun de ingratitudes para apoyo y sostén de nuestra Causa? ¿Que en ella existen todavía algunas gentes parásitas e insensibles a la guerra y al sacrificio? Es inevitable. Pero estad seguros que ello será en proporción cada vez menor y en tanto existan, sólo desprecio merecen. Algo que se ignora Los españoles en general saben todos de las acciones heroicas, de las grandes victorias, de las ciudades y villas conquistadas, de miles de prisioneros y enorme botín de guerra; pero saben poco generalmente de las inquietudes y los desvelos para dotar y sostener el Ejército que lo realiza, de los esfuerzos para ordenar y levantar nuestra economía y nuestra vida civil; de las dificultades e ingratitudes de orden exterior; de las batallas diplomáticas y económicas, del enorme esfuerzo de nuestra industria militar. Sí españoles la guerra he dicho antes dé ahora que se ganó en el Norte, pero se gana también en nuestra retaguardia, en la fábrica y en los despachos, donde el trabajo y la responsabilidad muchas veces abruma, en el taller y en la oficina, y también en los templos, que de nada hubieran servido nuestros esfuerzos si Dios no nos hubiera prodigado su ayuda en todos los momentos en forma tan evidente y tan tangible. Yo os aseguro que cuando todo esto se analice, que cuando al término dé la guerra sea posible conocer los detalles de esta obra, a la admiración que las victoriosas jornadas producen se unirá esta otra por la obra que el Gobierno realiza en horas, difíciles para la vida de la nación. Inagotables valores espirituales y materiales En la prueba más difícil de la historia, España ha acreditado que son inagotables sus reservas espirituales y materiales. Nada m nadie ha podido detener a la España unida en su marcha segura para el recobro de su ser y su destino. Por eso, nuestros enemigos seculares no han de cejar en su intento de destruir la unidad, como lo hicieron aun después del Decreto de Unificación, especulando unas veces con el nombre glorioso de José Antonio, fundador y mártir de la Falange Española, como lo hicieron otras veces animando el despecho de los separatistas vascos vencidos, como lo intentarán hacerlo mañana con los catalanes en derrota a quienes nosotros ganamos para la fe común de España. Donde haya un descontento, donde una pasión, donde una ingerencia, allí cubiertos de hipocresía, trabajan contra nuestra España gloriosa sus enemigos. Es la lucha desesperada de las fuerzas enemiga contra la coraza de nuestra unidad que conduce por caminos de grandeza a la libertad de España. Nuestros peores enemigos Esto es lo que significa nuestro Decreto unificador, y por ello os digo en este día: los que en la España nacional no sientan la unidad, los que la sirvan tibiamente, y no digamos los que directa o indirectamente van contra ella, son servidores de nuestros enemigos, más eficaces que aquellos otros que en los frentes oponen noblemente sus armas a las nuestras. Con la decisión, con la fe inconmovible que ha presidido nuestras tareas de la guerra, acometemos ya las grandes tareas de la paz. Esta es, españoles, nuestra revolución nacional que algunos mezquinos y rutinarios no saben o no quieren comprender. Pues bien, yo lanzo desde aquí serenamente la consigna: Revolución Nacional Española. Y digo: ¿Es que un siglo de derrotas y de decadencia no exige, no impone una revolución?


Ciertamente que sí; una revolución de sentido español que destruya un siglo de ignominia, que nos produjo nuestros muertos al amparo de la Libertad, Igualdad y Fraternidad, y de toda la tónica liberalesca que quemaba nuestras iglesias y que destruía nuestra Historia. y mientras en nuestras calles y ciudades y pueblos la multitud inconsciente y engañada gritaba ¡Viva la República! se perdió un Imperio levantado por nuestros mayores en siglos de esfuerzos y heroísmos. Y mientras nuestros intelectuales especulaban los valores por pseudosabiduría enciclopedista, nuestro desprestigio ante el mundo sufrió el más grande eclipse en el que nuestros artesanos despreciaban la hermandad de nuestra tradición y todo el tesoro espiritual y la nobleza de nuestra tradición. Una revolución antiespañola y extranjerizada nos destruyó todo aquello; otra revolución, española genuina, recoge de nuestras gloriosas tradiciones cuanto tienen de aplicación en el progreso de los tiempos, salvando los principios y doctrinas de nuestros pensadores del tradicionalismo y de nuestras cabezas jóvenes de hoy, y da al mundo una prueba constante de nuestra capacidad creadora con este reciente y magnífico Fuero del Trabajo. Las tareas de la paz Con fe honda y segura, repito, no con optimismo ruinoso y bullanguero, emprendemos estas tareas de la paz. Contamos Con la ayuda de todos, pero mucho nos toca poner a todos de nuestra parte imbuídos de un religioso sentido del deber. Hay que sustituir el viejo concepto de la obligación fríamente llevado a las constituciones demoliberales por el nuevo y más exacto de la conciencia del deber, que es servicio, abnegación y heroísmo, no impuesto por imposiciones coercitivas, sino acatando con la adhesión libre y voluntaria de la conciencia, cuando nuestros actos están impregnados de más puras esencias espirituales. Imponían las Constituciones la obligación de defender la Patria Con las almas. De nada nos habría servido este precepto formulista en esta magna ocasión si nuestra juventud, consciente conmigo de la amplitud de la empresa que nos cabe el honor de realizar no Se hubiera entregado a ella con el alma henchida de espíritu y sacrificio y con el ímpetu que no pone sólo el cumplimiento de los reg1amentos sino en la obra colectiva que realiza y que pasará a la Historia con el estigma sagrado de la virtud. Este sentido del deber ha de alcanzar a todos; pero como ejemplo, como modelo que puede presentarse a la nueva generación, nada tan aleccionador como la conducta de nuestras clases medias, tejido nervioso del organismo de la Patria, que, calladamente, desde su mediocridad económica, nada ha exigido nunca y lo ha dado todo siempre, en especial en esta hora en. que sólo valores espirituales tenía que defender. Ese sentido del deber ha de ser reforzado de un modo singular por las clases altas, que son depositarias de la tradición, y por los intelectuales con alma y pensamiento español, y los obreros a quienes el proteccionismo del nuevo Estado impone compensaciones de disciplina y servicio Cómo queremos a España No queremos a España dominada por un solo grupo, sea este o el otro, ni el de los capitalistas ni el de los proletarios. España es para todos los españoles que la quieran y la sirvan en la disciplina política del Estado; es de los que por su salvación cayeron aquí y allí, y forjaron su historia. Porque es de todos éstos, nadie puede tomara a su exclusivo usufructo, Pecan y yerran por igual los que animan en torno de nuestra Cruzada a los servidores de privilegios y abusos, y aquellos otros que sólo preocupados por el aplauso fácil, quieren traer soñadas demagogias. Las palabras de José Antonio Y a este respecto quiero recordar a las juventudes de la Falange Española Tradicionalista de las J.O.N-S. la honestidad de todos los discursos de José Antonio, aun habiéndolos pronunciado en época en que la oposición al régimen de ignominia daba licitud a la licencia. Nuestro Movimiento restaura para nosotros el orden de la Patria y de la Paz. Quiere para todos los españoles el Pan y la Justicia. A todos, gratitud Para esto, a todos, españoles, ahora al dejaros, os pido vuestro concurso y fío el éxito singularmente en los que lucháis y los que sufrís vuestros deberes por la Patria con la


conciencia y el alma limpias. Aunque a muchos no os conozco, a todos os presiento y os envío mi gratitud. Mi saludo a los que constituís la España triunfante, a los combatientes que en las trincheras y en los parapetos en la tierra, en el aire y en el mar luchan victoriosamente en las últimas jornadas de la reconquista, y mi recuerdo también, y con el mío el vuestro a la España cautiva y doliente; a los que viven en las cárceles y en las checas rojas y a los que de allí llegaron padeciendo por la Patria todos los sufrimientos; a los Estados del mundo que reconocieron nuestro derecho, Italia y Alemania, con Albania, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, la Santa Sede, el Japón, el Mandchukui, Hungría y aquellos otros que como el hermano Portugal comprendieron y alentaron nuestra causa, expresamos en este día solemne nuestro reconocimiento. A todos y a ellos repetimos que nuestra lucha significa la salvación de Europa y que en ella aspiramos a vivir días largos de paz, de una paz compatible con el honor de nuestro nombre y la dignidad de nuestra Historia que no podrán arrancamos nunca porque son la base firme e inconmovible de España. ¡Arriba España! ¡Viva España!


Decreto de 1 de Abril de 1940, disponiendo se alcen Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, en la finca situada en las vertientes de la Sierra de Guadarrama (El Escorial), conocida por Cuelgamuros, para perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa Cruzada. La dimensión de nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la Victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya, no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra historia y los episodios glorioso de sus hijos.. Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos que desafíen al tiempo y al olvido y constituyan lugar de meditación y de reposo en que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una España mejor. A estos fines responde la elección de un lugar retirado donde se levante el templo grandioso de nuestros muertos que, por los siglos, se ruegue por los que cayeron en el camino de Dios y de la Patria. Lugar perenne de peregrinación, en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposan los héroes y mártires del Cruzada. Por ello previa deliberación del Consejo de Ministros, DISPONGO Articulo 1º: Con objeto de perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra gloriosa Cruzada se elige como lugar de reposo, donde se alcen la Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, la finca situada en la vertiente de la Sierra del Guadarrama con el nombre de Cuelgamuros, declarándose de urgente ejecución las obras necesarias al efecto y siéndoles de aplicación lo dispuesto en la Ley de 7 de Octubre de 1939. Articulo 2º: Los gastos que origines la compra del lugar y la realización de los proyectos serán con cargo a la suscripción nacional, que quedará, en la parte que le corresponda, sujeta a este fin. Articulo 3º: Por la Presidencia del Gobierno, se nombrará la Comisión o Comisiones necesarias a fin de dar en el menor plazo, cima a esta obra. Así lo dispongo por el presente Decreto, dado en el Pardo, a primero de Abril de Mil Novecientos Cuarenta.


Decreto de Unificación, abril 1937 EL DECRETO DE UNIFICACIÓN Llegada la guerra a un punto muy avanzado y próxima la hora victoriosa, urge ya acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el estado nuevo el pensamiento y el estilo de nuestra Revolución Nacional. Unidos por un pensamiento y una disciplina común, los españoles todos han de ocupar su puesto en la gran tarea. Esta unificación (...) precisa tener en cuenta que (...) Falange Española y Requetés han sido los dos exponentes auténticos del espíritu del alzamiento nacional iniciado por nuestro glorioso Ejército el diecisiete de julio. Como en otros países de régimen totalitario, la fuerza tradicional viene ahora en España a integrarse en la fuerza nueva. Falange Española aportó con su programa masas juveniles, (...) los Requetés [aportaron], junto a su ímpetu guerrero, el sagrado depósito de la tradición española (...). Por todo lo expuesto, DISPONGO: Artículo 1º. Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que de momento se denominará Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. Esta organización, intermedia entre la sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar al Estado el aliento del pueblo y de llevar a éste el pensamiento de aquél a través de las virtudes político-morales, de servicio, jerarquía y hermandad (...). Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos. Artículo 2º. Serán órganos rectores de la nueva entidad política el Jefe del Estado, un Secretariado o Junta Política y el Consejo Nacional (...) Artículo 3º Quedan fundidas en una sola Milicia Nacional las de Falange Española y de Requetés, conservando sus emblemas y signos exteriores (...). La Milicia Nacional es auxiliar del Ejército. El Jefe del Estado es el Jefe Supremo de la Milicia (...). Dado en Salamanca a diecinueve de abril de mil novecientos treinta y siete.FRANCISCO FRANCO, Boletín Oficial del Estado (Burgos), 20 de Abril de 1937.

1. Clasifique el texto, explicando: tipo de texto, circunstancias concretas en las que fue escrito, destino y propósitos por los que se escribió.

Es una fuente primaria, un texto jurídico- fragmento de un decreto-, de contenido político. Su autor es el General Francisco Franco, capitán general de Canarias, que se había hecho cargo del ejército sublevado de África el día 18 de julio de 1936 y que desde el 29 de septiembre del mismo año fue elegido por los generales "Jefe del Gobierno del Estado" y "Generalísimo de los Ejércitos españoles" con el fin de coordinar la acción militar del bando sublevado durante la Guerra Civil (1936-39), tras la muerte en accidente del general Sanjurjo. Es un texto público, escrito el 19 de abril de 1.937 en Salamanca, donde está el Cuartel General de Franco, y publicado al día siguiente en el Boletín Oficial del Estado, con sede en Burgos, ciudad donde se estableció la Junta Técnica del Estado. Su finalidad es dar a conocer la creación de un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que unificaba a los falangistas y carlistas y en el que se integrarían todos los demás del bando nacional (monárquicos y antiguos cedistas). Franco sería el Jefe. Lo hizo por la necesidad de establecer un único poder político y evitar las discrepancias internas (días antes había habido en Salamanca un enfrentamiento a tiros entre diversas facciones falangistas). Es un acontecimiento importante en el camino de la consolidación de la dictadura personal de Franco, que concentrará el poder en su persona: será Jefe del Estado, Generalísimo de los ejércitos y Jefe del partido único. Se ve una clara influencia del fascismo italiano. El nuevo partido, FET y de las JONS, será conocido también como Movimiento Nacional.


2. Indique y explique las ideas fundamentales y resuma su contenido. En el preámbulo del decreto, Franco hace referencia a la guerra civil que se está desarrollando, que él con otros militares ha iniciado con la sublevación militar en Marruecos de 17 de julio de 1936. Se muestra lleno de confianza en ganarla y ve próxima la victoria. En abril de 1937, el bando sublevado va a imprimir un giro a su favor con la conquista del Norte de España, aunque el final de la guerra aún tardará en llegar dos años. En la segunda línea, indica la necesidad de tomar medidas políticas encaminadas a organizar el "Estado nuevo" que vendrá tras la victoria. Los sublevados contra la República carecían de unanimidad política respecto al futuro Estado: unos querían monarquía parlamentaria (alfonsinos, CEDA), otros monarquía tradicionalista (carlistas), algunos república de derechas, muchos militares una dictadura militar, los falangistas un régimen fascista. Las diferencias ideológicas suscitaban tensiones internas. Franco, convertido en árbitro de la situación gracias a sus éxitos militares con el ejército africano, establecerá un poder personal mediante hábiles maniobras políticas. El Estado Nuevo será el franquista, que ya se va institucionalizando. Franco dice que dicho Estado seguirá los principios de la Revolución Nacional. Es un concepto propio de la ideología falangista. Falange Española era un partido fascista fundado en 1933 por José Antonio Primo del Rivera que se fusionó con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, de ideología nazi. Querían un régimen totalitario llamado Nacionalsindicalismo, a imitación del fascismo italiano: todos los españoles unidos en un destino común bajo la dirección de un líder. Los falangistas eran antiliberales, antimarxistas, antidemócratas, nacionalistas y decían que iban a hacer la Revolución auténtica. Uno de sus lemas era "Por la Patria, el Pan y la Justicia", de gran carga socializante. En resumen, su discurso era populista y demagógico, pero atraía a sectores de clases medias y populares, especialmente a jóvenes. Los pistoleros falangistas uniformados habían protagonizado acciones violentas durante la II República contra militantes de izquierda y al estallar la guerra civil, habían movilizado a numerosos voluntarios para el frente. Los falangistas, muy pocos en 1936, sólo unos 6000, (los "camisas viejas") crecerán enormemente durante la guerra civil y controlarán la prensa y la propaganda. Franco los necesitaba, de ahí que su "Estado nuevo" se inspire en el ideario del nacionalsindicalismo, pero quería controlarlos. Aprovecha que su líder, José Antonio, había sido detenido y fusilado por los republicanos en noviembre de 1936 para doblegar a los falangistas. Les obliga a unificarse con los Requetés, las milicias armadas del carlismo, que defendían una monarquía católica y tradicional y el mantenimiento de los fueros. Su líder era Fal Conde y eran fuertes en Navarra. Alaba la actuación de Falange y Requetés en el alzamiento nacional, pero insiste en que éste ha sido iniciado por el glorioso ejército. Es decir, mantiene el protagonismo del ejército y de quien lo dirige: él. En el tercer apartado explica Franco lo que Falange y Requetés pueden aportar al estado franquista: una, la fuerza nueva de las masas juveniles ( las escuadras fascistas) y los otros, el ímpetu guerrero y la tradición española (los requetés y el ideario integrista y reaccionario). Comenta que esta unión de lo nuevo y lo tradicional se ha dado también en otros países totalitarios (se refiere a Portugal, Italia y Alemania). Por todo ello dispone en el artículo 1º del Decreto la unificación de Requetés carlistas y falangistas en un partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS) bajo su Jefatura, que sería intermediario entre el Estado y la Sociedad. Es muy propio de los fascismos resaltar el carácter social y representativo del régimen. La sociedad queda organizada según virtudes militares: servicio, jerarquía y hermandad. Todos los demás partidos y organizaciones quedan disueltos. El Artículo 2º establece la organización del nuevo partido. A su cabeza, el Jefe del Estado (Franco), un Secretariado y el Congreso Nacional. El artículo 3º funde las milicias de ambos en una sola Milicia Nacional, de la que se nombra Jefe Supremo, y establece que será auxiliar del ejército. Permite que mantengan sus emblemas y signos exteriores. Se adoptarán los símbolos falangistas (de origen fascista): el saludo brazo en alto, los eslóganes ¡Arriba España!, ¡España, una, grande, libre! los emblemas como el yugo y las flechas, himnos (Cara al sol), el uniforme (la camisa azul) pero con la boina roja carlista. Hubo algunas resistencias a este Decreto, como la de Hedilla, jefe de Falange que fue condenado a muerte y finalmente desterrado, igual que el líder carlista Fal Conde. Las ideas fascistas del partido, llamado Movimiento Nacional, fueron la base del régimen franquista en los primeros años (1939-43) y a imitación de Mussolini (Duce) y Hitler (Führer) Franco se hizo llamar Caudillo. FET promovía enormes concentraciones de masas a favor de la dictadura, un rasgo típicamente populista. La Revolución Nacional nunca se llevará a cabo y quedará como Revolución pendiente.



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