Cocktail Chileno venezolano, ¿qué vaina es esa?. Ediciones Digitales Patrimonios AC

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Cocktail Chileno Venezolano… ¿qué vaina es esa? Serie Patrimonios para contar N° 3 Coordinación de Publicación Patrimonios AC Texto e investigación Fabiola Velasco P. Fotografías e imágenes Colección familia Pérez González

Derechos Reservados Patrimonios AC. Instituto de Capacitación para la Conservación del Patrimonio Cultural y Natural. Caracas . Venezuela . 2016 Redes sociales Facebook PATRIMONIOS AC www.patrimoniosac.es.tl info.patrimonios@gmail.com


Cocktail

Chileno Venezolano

… ¿qué vaina es esa?


El pequeño, vestido de pantalón corto es José Antonio Pérez Flégel (Perecito), en foto de familia con su padre, madre, hermanos y hermanas.


“Cocktail Chileno” es el nombre de una bebida que forma parte de las tradiciones de mi familia. Desde niña he oído hablar de ella, me han entretenido los cuentos de mi mamá y mis tías sobre la fabricación de este coctel. Mi abuelo materno, a quién no conocí, se llamaba José Antonio Pérez Flégel (1903-1953), mejor conocido en las crónicas caraqueñas de las décadas de 1930-1940, como Perecito el de la esquina de Palo Grande. Perecito nació el 26 de mayo de 1903, en la Caracas de fuertes rasgos coloniales y de exquisitos aires de progreso clásico impreso por Guzmán Blanco en el siglo XIX. No tengo idea como pudo haber sido su niñez, pero sé que provenía de dos familias muy caraqueñas. Su papá Don Eduardo Arturo Pérez Chapellín (1864 - +) y su mamá la querida abuela de mi mamá, Isabel María Flégel y Rodríguez del Toro (1867 - 1953), recordada como misia Isabel. Misia Isabel era nieta del Ludwing Flegel Von Sitzenburg (1796–1833) quién llegó a Venezuela, procedente de Prusia, hoy Polonia, para sumarse a las tropas que lucharon en nuestra Batalla de Carabobo de 1821, donde comandó el Batallón Tiradores de la segunda división del ejército patriota, liderado por nuestro Libertador Simón Bolívar.



En fin, esta historia no es para detallar apellidos sino para dar a conocer lo que fue el “Cocktail Chileno”, muy venezolano, que elaboraba Perecito, que tuvo reconocimiento en su época como uno de los mejores “ponche crema” caraqueño, hasta mejor que el de Eliodoro González P., como lo afirma Oscar Yanes en su libro “Del Trocadero al Pasapoga, historias de mujeres buenas”, donde dice:

“tú puedes tomar un ponche crema en cualquier sitio, pero el de Perecito, en donde lo pongan es superior (…)” Mi abuelo tenía un botiquín llamado San Martín, que quedaba en la esquina de Palo Grande, de la parroquia San Juan.

Según referencias del blogspot de María F. Sigillo, Caracas en

Retrospectiva, en un ensayo dedicado a los Sombreros de Tudela, nos reafirma que “Perecito frente a la Iglesia de los Padres Franceses de Palo Grande, fue el primer establecimiento nocturno de la ciudad, donde hasta el presidente de la República llegaba a comerse una tostada a la madrugada”. En la esquina de Palo Grande había una estación del tranvía y también llegaba la carreta de Isidoro.


“SUEÑO CARAQUEÑO”. EVOCACIÓN DE LA CARACAS DE AYER

“Han cambiado mi Caracas compañero, poco a poco se me ha ido mi ciudad, la han llenado de bonitos rascacielos, Y sus lindos techos rojos ya no están. Los pasteles del Tricás después de misa, el Pampán de Gradillas a Sociedad, los vermuts los domingos por la tarde, donde toda la cuerdita iba a bailar. Se acabó la media lisa de Doncella, Jaime Vivas y el Trianón se fueron ya ni la India ni la Francia y la Atarraya, Perecito en Palo Grande ya no está. Ya no queda ni el Roof Garden ni la Suiza el frontón de Jai Alai no existe ya, las muchachas ya no van por La Planicie y a Los Chorros casi, casi nadie va... “ (1966)


Tan conocido fue este establecimiento en su época que en la canción escrita por el maestro Billo Frómeta, editada por la agrupación musical Billo´s Caracas Boys, “Sueño Caraqueño” (1966), es nombrado con nostalgia dentro de un conjunto de sitios populares que habían desaparecido: Pues sí, - Perecito en Palo Grande ya no está -, esta canción fue la primera de Billo, dedicada a Caracas, por el desconsuelo de las demoliciones de muchos edificios emblemáticos que se ejecutaron en la década de 1940, para dar paso a la modernidad y expansión urbana de la ciudad. Fue el tiempo en que se inicia la reurbanización de El Silencio, la ampliación de la avenida Bolívar y construcción de la Torres del Centro Simón Bolívar, entre otras obras que configuraron la fisionomía urbana actual de la ciudad capital.

Perecito, a la izquierda en compañía con su mamá Isabel, su hermano Manuel María y su hija Elia


Botiquín San Martín, en la esquina de Palo Grande

Del botiquín hay referencia de haber sido un sitio donde se reunía la bohemia caraqueña, donde se discutía de política, donde se leía poesía y donde se iba a comer arepas o mejor conocidas “tostadas”, en las madrugadas de fiestas, en la arepera Noche y Día, al lado del botiquín. En el mismo libro de Yanes, “Del Trocadero al Pasapoga”, lo referencia como el sitio “a donde acude la gente famosa:

políticos, deportistas, periodistas. (…) Al callejón de Palo Grande, por San Martín, en la esquina de la Plaza Italia, como quién va para El Obispo. En frente está Perecito, el del cocktail chileno (…)”.


El mismo Oscar Yanes, en otro artículo dedicado a las arepas de los hermanos Álvarez, lo refiere como antecesor de esta tradición, haciendo la siguiente mención: “Hace treinta años todos íbamos

a comer tostadas en Noche y Día, en la plaza de Palo Grande, en la parroquia de San Juan. Las arepas de Noche y Día habían derrotado a las del Club Venezuela, pues en una crónica de Eladio Secades, en la vieja revista Carteles de La Habana, se señalaba al negocio sanjuanero como 'la arepa más famosa de la América del Sur'. En el trabajo titulado “La arepa: eterna, nuestra y sin fronteras de Bárbara de Jesús Bolívar, lo reconoce a través del maestro de la cocina venezolana Eduardo Scannone: “Comenzó a perderse la cocina

venezolana… Y prácticamente no había arepa” sentencia Scannone, refiriéndose a esa época y añadiendo que tampoco existían areperas, salvo una para noctámbulos, llamada “De Perecito” y ubicada cerca de la Maternidad Concepción Palacios.” Igualmente, en el “Obituario de voces caraqueñas” de Alonso Calatrava, señala en el término

tostadas del diccionario de venezolanismo, que “hubo dos botiquines que lograron imponer sus apetitosas tostadas: uno situado en la esquina de Palo Grande, el de Perecito, y el otro frente a la Plaza la Misericordia (Parque Carabobo), de Curiel Hermanos; podía considerarse el botiquín de la esquina de Miranda (Calle Sur 6), como un proveedor de buenas tostadas, pero no gozaba de la misma popularidad de las dos anteriores”. Creo que Perecito marcó alguna pauta de lo que fue y es el disfrute de la vida nocturna caraqueña. Como diríamos hoy, rumbeamos, bebemos y después a comernos una buenas arepas en medio de la madrugada.


Imagen original de la etiqueta que se utilizó en los envases del producto.

Registro de marca de fábrica denominada “Cocktail Chileno” 1938


Pero volvamos a la aventura del “Cocktail Chileno”, que no fue tan famoso, pero que si quedó en el recuerdo familiar. De acuerdo a lo que me han contado, Perecito junto con su hermano Luis Felipe, que había vivido algunos años en Argentina y seguro pasó por Chile, se propusieron la elaboración de esta bebida para comercializarla a nivel nacional e internacional, que como ya les dije compitió en sabor con la bebida comercial “Ponche Crema” de Eliodoro González P. Mucho me ha llamado la atención del por qué el nombre “Cocktail Chileno”, que no me suena nada comercial, pues como dice mi tía Elia suena a “paquete chileno”, nada alabador realmente. Pero haciendo la investigación he conseguido una muy buena pista del proceder del nombre, que nos lleva a Don Andrés Bello (1781–1865), nuestro ilustre americanista, maestro del Libertador y “más culto, más propio y más

digno gran patriarca de las letras americanas”. Cuando Oscar Yanes hace referencia al ponche crema de Perecito, también dice que en Chile a esa bebida la llaman “Vaina”, “porque dicen que cuando el venezolano Andrés Bello llegó a

Santiago le gustó mucho el “coctelito” ese y cada vez que iba a pedir un trago decía "Tráeme una de esas vainas que preparan aquí". Así que como anécdota chilena relacionada con don Andrés, el término vaina y el coctel vaina, se popularizó en Chile, tanto que los chilenos creen que Andrés Bello es chileno y por supuesto la expresión que vaina, también. Imagino que para la década de 1930 llamar un trago vaina, no era una vaina tan buena, así lo haya bautizado Andrés Bello. La idea de llamarlo Cocktail, en vez de “Ponche Crema”, para diferenciarlo de la competencia pudo haber sido la razón del nombre y lo chileno porque parte de los ingredientes son tomados de esa bebida tradicional chilena que tanto le gustó a Andrés Bello.


Liquidación de la elaboración del producto “Cocktail Chileno” - 1939


El “Cocktail Chileno”, no es exactamente la “Vaina”, pero si se inspira en ella, como también en nuestras tradiciones. Perecito y seguro el tío Luis Felipe, le agregaron su toque especial, hicieron su interpretación a lo venezolano y sobre todo a lo Pérez, con el toque de la leche condensada, de la cual toda mi familia materna es adictamente fanática. Toda receta tiene su secreto. Al igual que el “Ponche Crema” de Eliodoro González P., que fue patentado en 1900, como bebida única y exclusiva venezolana, el “Cocktail Chileno”, de pureza impecable, de J.A. Pérez & CIA, registrado en 1938, guarda su secreto de fabricación. Oscar Yanes también hace referencia a ese detalle, dentro de sus investigaciones. Podemos decir que la bebida base de esta tradición venezolana, que antecede al reconocimiento de la marca comercial “Ponche Crema”, es la comúnmente conocida como leche de burra, originaria del estado Falcón, que al parecer se hacía con leche de asno verdaderamente, cocuy, azúcar y huevos, y del ponche andino que llevaba aguardiente anisado o mejor conocido como miche. A nivel nacional encontramos infinidad de versiones de esta delicia venezolana, que por tradición se consume normalmente en fechas decembrinas. Para cerrar este chisme, les cuento que José Antonio Pérez Flégel, murió un tanto joven, tratando de innovar en la medicina del año 1953, con un trasplante de hígado. Dejó una estirpe bastante amplia, 8 hijas y 3 hijos, mis tías y tíos, que tuvo con mi abuela Beatriz Paulina González Velásquez, que también se las vio buenas en esta historia familiar.


José Antonio (Perecito) y Luis Felipe Pérez Flégel


En un esfuerzo muy personal, me he dedicado a investigar sobre esta herencia familiar que me enorgullece. Tengo varios años jurungando en la memoria de mi madre, tías y tíos,

logrando

pequeños datos que le dieron orden a esta historia que hoy les cuento y por supuesto la receta del delicioso “Cocktail Chileno” de Perecito, que después de varias pruebas realizadas, por ensayo y error, he podido construir una muy personal aproximación, que mi genética a certificado como auténtica, además de ser recibida por amigos, amigas y familiares con mucho gusto y aceptación. La receta quedará secreta por ahora. Los invito a contactarme para que tenga esa experiencia sensorial de degustación de esta fantástica bebida y así dejen de preguntarse: “Cocktail Chileno” VENEZOLANO ¿qué vaina es esa?, no jó.

FUENTES CONSULTADAS (2009) Bolívar, Bárbara de Jesús La Arepa: Eterna, Nuestra y sin Fronteras, Revista Bimestral “El Magazine del Pan”, Caracas. Calatrava, Alonso Obituario de voces caraqueñas, Universidad Católica Andrés Bello, Caracas. (2003) Monasterio, Rubén Caraqueñerias:Crónicas de un Amor Por Caracas, Fundación para la Cultura Urbana, Caracas. (1981) Uslar Pietri, Arturo El Nacional:Venezuela ante un espejo, Editorial Pluma, Caracas. (1993) Yanes, Oscar Del Trocadero al Pasapoga: Historias de mujeres buenas , Editorial Planeta, Caracas. Caracas en retrospectiva mariafsigillo.blogspot.com Disponible: http://mariafsigillo.blogspot.com/2012/02/los-sombreros-de-tudela-en-lacaracas.html María Elena Pérez de Jensen. Blogspot Disponible: http://mariaelenaperezdejensen.blogspot.com



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