Enfoque Vol. 49

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través de los años he aprendido a hacerme dos preguntas. Comencé a hacerme la primera luego de leer el libro de Chuck Swindoll, Improve your Serve [Desafío a servir]. El autor relata que se preguntó repetidas veces: «Chuck, ¿por qué hiciste eso?», o «Chuck, ¿por qué dijiste eso?» Para entonces, en mi caminar cristiano, ya había aprendido que en general no podía confiar en mis motivaciones. Es cierto, mi motivación subyacente era amar y servir a Dios, pero comprendí que en la vorágine de la vida cotidiana, a menudo perdía de vista mi objetivo principal y mis motivaciones no eran correctas. Incluso ahora, luego de caminar con el Señor 63 de mis 70 años, todavía tengo que preguntarme a menudo: «David, ¿por qué estás haciendo esto?» Servir al Señor haciendo lo que más me gusta ha sido un gran gozo. Durante casi 49 años, me he dedicado a publicar y distribuir la Palabra de Dios o publicaciones relacionadas. Pero al principio tuve que preguntarme: «¿Por qué lo estoy haciendo?» ¿Cuál es el propósito? En forma abreviada, nuestra declaración de objetivos en Editorial Unilit es glorificar a Dios al proporcionarle a la iglesia las herramientas para alcanzar a los perdidos y edificar el cuerpo de Cristo. En realidad, como editorial evangélica, nuestros objetivos deberían ser los mismos que los de cualquier iglesia basada en la Biblia. Nuestra meta común tiene que ser llevar a cabo la Gran Comisión. Sin embargo, debo confesar que a veces he perdido de vista partes de nuestro objetivo establecido. A menudo, nos concentramos demasiado en proporcionar herramientas para edificar a los creyentes. El Señor nos dejó una tarea clara

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en sus últimas palabras, que se encuentran en Mateo 28:19, Marcos 16:15 y Hechos 1:8. En ellas nos indica: 1) Ir a todo el mundo o todas las naciones, 2) Predicar el evangelio (evangelizar), y 3) Hacer discípulos. Descubrí que mi prioridad era proporcionar herramientas para discipular a los creyentes, y a menudo descuidaba las otras dos instrucciones.

Servir al Señor haciendo lo que más me gusta ha sido un gran gozo. Durante casi 49 años, me he dedicado a publicar y distribuir la Palabra de Dios o publicaciones relacionadas. Pero al principio tuve que preguntarme: «¿Por qué lo estoy haciendo?» ¿Cuál es el propósito? Allí surgió la segunda pregunta. Aprendí que tengo que preguntarme continuamente: «David, ¿tienes la misma pasión que Dios?» Creo que todos sabemos que a Dios le apasiona la Gran Comisión… ¡cada una de sus partes! Jesús no dijo: «Vayan a Jerusalén, a Judea, a Samaria o al fin del mundo». Quizás no todos podamos ir, pero podemos participar orando y apoyando a los que van. Tampoco dijo: «pueden evangelizar o discipular». Como su iglesia, tenemos la responsabilidad de participar de todos los aspectos de la Gran Comisión, evangelizando y discipulando hasta lo último de la tierra. Se me hizo sumamente claro que la Biblia enseña, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testa-


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