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Como no sabĂ­amos que era imposible, lo hicimos.


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“Hemos nacido para ser República” Fray Justo Santamaria de Oro

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STAFF EUDE RECTOR IUE Alejandro Scarramberg VICE RECTOR IUE José Alejandro Torres SECRETARIO DE EXTENSIÓN Pablo Osvaldo Ruiz DIRECTOR EDITORIAL Omar Alberto Locatelli

AÑO IX RUE 13 OTOÑO 2016 ISSN 1852-026X Revista Universitaria del Ejército (RUE) es una publicación de la Editorial Universitaria del Ejército (EUDE). Se prohíbe su reproducción parcial o total sin autorización. Las opiniones vertidas en esta revista no representan necesariamente las de la EUDE.

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RELACIONES INSTITUCIONALES María Inés Grigera María Elina Martín

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SUMARIO EDITORIAL

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IN MEMORIAM

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Los 400 años Shakespeare, Cervantes y Garcilaso

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA

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El Congreso de Tucumán

LOS CONGRESALES DE 1816

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Congresales de Tucumán

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NRO.13 EDITORIAL En el año que celebramos el bicentenario de la declaración de la Independencia de la República Argentina, la EUDE, consciente de su potencial editorial y de su deber educacional, quiere ser partícipe intelectual de este acontecimiento fundacional en la historia de nuestra Patria. De esta manera, realiza un compendio de los sucesos acaecidos en aquellos días de 1816 en los que, bajo un complejo contexto político-social, se forma y consolida el célebre Congreso de Tucumán. Las intenciones independentistas iniciadas con la Revolución de Mayo en 1810, reivindicadas en la Asamblea de 1813 y que culminaron con la 6

liberación definitiva de la corona española, fueron el yunque donde se forjó nuestra independencia. La formación de un Congreso ameritaba una importancia medular al tratar, más allá de la independencia, una nueva forma de gobierno evidenciada en una ley suprema a tal efecto: la Constitución. A su vez, sirvió para fundar las bases de un gobierno que apoyara las futuras gestas libertadoras, tanto como la organización jurídica y territorial. Es este sentido, la Editorial Universitaria del Ejército quiere rendir un meritorio homenaje a aquellos 33 hombres (abogados, sacerdotes y militares) que hace 200 años, reunidos el martes 9

de julio en la casa de Francisca Bazán de Laguna, depusieron sus desavenencias y haciendo a un lado sus pretensiones y vehemencias aunaron sus aspiraciones en un objetivo común e insoslayable: declarar la Independencia de las Provincias Unidas. Los hombres de Tucumán marcaron en el Congreso General el inicio de la organización constituyente de la nación, delineando así los destinos innegables de una patria libre y soberana. En apretada síntesis, quisimos destacar luces y sombras de sus vidas. Las intenciones y propuestas que los desvelaron fueron la guía personal de cada uno de ellos, junto a su parti-


cular sentir en cómo forjar una Nación. En estos breves párrafos quisimos rescatar no solo sus antecedentes profesionales, sino algunos de los avatares que los llevaron a Tucumán y también el por qué de sus posturas y ausencias. Es un deber ciudadano saber interpretar sus decires acordes con su situación, con la autorización y responsabilidad delegada por sus respectivas provincias y con su sentir ante tamaña responsabilidad. En esta línea de homenajes ilustres, la EUDE también quiere evocar un hecho literario de trascendencia mundial: los 400 años del fallecimiento de tres

grandes hombres de la literatura de quienes disfrutamos valerouniversal William Shakespeare, samente de ella! Miguel de Cervantes Saavedra y el inca Garcilaso de la Vega. Estas personalidades, más allá de engalanar a sus respectivas lenguas a través de sus obras, aportaron un importante acervo cultural a la humanidad. Vaya nuestro orgulloso reconocimiento a todos, quienes Cnl (R) Mg Omar Alberto Locatelli de una forma u otra, han saDirector Editorial EUDE bido puntualizar sus visiones y decires antes distintos acontecimientos. Tanto como los escritos, las decisiones para la formación de una nación, marcan una tarea de grandes que es y será recordada a través del tiempo, con el agradecimiento 7


2016 LANZAMIENTOS



In memoriam

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Los 400 años de ... Shakespeare, Cervantes y Garcilaso

comedias y tragedias. Profundizó magistralmente en la complejidad humana con sus piezas teatrales. Entre ellas se destacan: Enrique VI, Las más grandes figuras de la literatura universal, Ricardo III, La fierecilla domada, La comedia de las equivocaciones, Romeo y Julieta, El mercader de Venecia, William Shakespeare, Miguel de Cervantes Saavedra Hamlet, Otelo, El Rey Lear, Macbeth, Antonio y el Inca Garcilaso de la Vega, pasaron a y Cleopatra, Coriolano, Sonetos, Cimbelino, la inmortalidad en 1616. Este artículo La Tempestad. Adicionalmente, rinde homenaje a la vida y obra de los William Shakespeare escribió tres grandes literatos. poesía. Resaltan sus 154 sonetos, además de su Venus y Adonis y La William Shakespeare violación de Lucrecia. Su obra ha sido traducida Poeta y dramaturgo inglés, a casi todos los idiomas y uno de los principales de representada en todos los todos los tiempos, nació en teatros del mundo a lo largo Stratford-upon-Avon en 1564. de estos siglos, en sus versiones Poco se sabe acerca de su vida originales o incluso adaptadas a la pero se presume que a los veintitantos William Shakespeare modernidad. “Ser o no ser; esa es la cuestión años se habría trasladado a Londres donde comenzó su carrera. Su producción es uno de (…)”, una de las frases más célebres de la literatura los mayores legados de la historia de la literatura. está en la escena I del acto III de Hamlet. Sus obras –unas 36- abarcan dramas históricos, 11


Miguel de Cervantes Saavedra

prestigio. Cultivó casi todos los géneros: el relato corto (Novelas ejemplares), la comedia (Ocho Nació en Alcalá de Henares, España, en 1547. comedias y ocho entremeses nuevos), la tragedia Considerado el mayor escritor de habla hispana (Numancia) y numerosos poemas. de todas las épocas, su vida estuvo signada por Garcilaso de la Vega, el Inca dramáticas vivencias como la pérdida de una mano en la batalla de El escritor e historiador Lepanto (1571) y los cinco años peruano nació en Cuzco en de prisión que sufrió en una 1539. Hijo de la princesa india cárcel de Argel. Isabel Chimpú Ocllo, nieta Su obra describe los del inca Túpac Yupanqui, y numerosos tipos humanos del capitán español Sebastián que conoció durante su Garcilaso de la Vega, fue el azarosa vida. Cervantes inició primer gran escritor mestizo su carrera de escritor con la que combinó las tradiciones publicación pastoril La Galatea cristianas y americana. (1585). En 1605 publicó la primera A los veintiún años se trasladó a parte de El ingenioso hidalgo Don Miguel de Cervantes Saavedra España, donde siguió la carrera militar hasta Quijote de la Mancha y, diez años más tarde, la segunda. Esta obra fue la más difundida 1590, año que dejó las armas, muy probablemente de su producción, es considerada la base de la dolido por la poca consideración que se le tenía novelística moderna y le brindó un inmediato en el ejército por su condición de mestizo. 12


Frecuentó los círculos humanísticos de Su obra más importante, Comentarios reales, Sevilla, Montilla y Córdoba y se volcó en el publicada en Lisboa en 1609, constituye un intento estudio de la historia y en la lectura de los poetas de reconstrucción histórica del pasado incaico. clásicos y renacentistas. Fruto de esas lecturas fue También fue el autor de Historia del Adelantado la traducción del italiano que el Inca Garcilaso Hernando de Soto e Historia General de Perú. hizo de los Diálogos de amor, de León Su prosa está considerada como una Hebreo, que dio a conocer en de las más elevadas manifestaciones Madrid el mismo año de su de la lengua castellana y como retiro. una referencia inexcusable en Siguiendo las corrientes la formación de una tradición humanistas en boga, literaria latinoamericana. Garcilaso el Inca inició un Estos tres insignes maestros ambicioso y original proyecto de la literatura han sido, son y historiográfico centrado serán las luces que iluminan el en el pasado americano, y sendero literario a seguir. en especial en el del Perú. La EUDE le rinde un humilde Considerado como el padre de las y esperanzador homenaje a su a Garc letras del continente el inca Garcilaso memoria recordando que “los pueblos ilaso de la Vega, el Inc de la Vega mezcla en su obra la fantasía que más leen son los menos proclives al imaginativa de la tradición indígena con el relato engaño”. verídico de algunos hechos históricos.

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2016 LANZAMIENTOS



Bicentenario de la Independencia Argentina

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El Congreso de Tucumán1 Con 33 congresales de casi todas las provincias, buscaba designar un Director supremo, redactar una constitución y declarar la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Importancia de su formación El Congreso era la última esperanza de la revolución; el único poder revestido de alguna autoridad moral, que representase hasta cierto punto la unidad nacional; pues para ese entonces una parte de las provincias se habían sustraído a la obediencia del Gobierno central, y éste, asediado por las agitaciones de la capital y por las atenciones de la guerra civil, apenas dominaba en Buenos Aires. En tal estado de cosas, la reunión 1 Adaptado de Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Bartolomé Mitre, Buenos Aires, Ediciones Anaconda, 1950.

de un Congreso era la última áncora2 echada en medio de la tempestad. Aquel Congreso, que debe su celebridad a la circunstancia de haber firmado la declaratoria de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, representa uno de los más singulares sucesos de la historia argentina. Producto del cansancio de los pueblos; elegido en medio de la indiferencia pública; federal por su composición y tendencias y unitario por la fuerza de las cosas; revolucionario por su origen y reaccionario en sus ideas; dominando moralmente una situación, sin ser obedecido por los pueblos que representaba; creando y ejerciendo directamente el poder ejecutivo, sin haber dictado una sola ley positiva en el curso de su existencia; proclamando la monarquía cuando fundaba la República; trabajando interiormente por las divisiones locales, siendo el único vínculo de la unidad nacional; combatido por la anarquía, 2 Ancla 17


cediendo a veces a las exigencias descentralizadoras de las provincias, y constituyendo instintivamente un poderoso centralismo, este célebre Congreso salvó sin embargo la revolución, y tuvo la gloria de poner el sello a la independencia de la patria. La Asamblea de 1813 había constituido esencialmente esa independencia en una serie de leyes inmortales, y el Congreso de Tucumán al declararla solemnemente, no hizo sino proclamar un hecho consumado, y dictar la única ley que en aquellas circunstancias podía ser obedecida por los pueblos.

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Situación anárquica reinante La revolución del 15 de abril de 1815 había provocado la renuncia de Alvear como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y disuelto la Asamblea del Año XIII. Estos acontecimientos le impusieron al nuevo Gobierno la obligación de convocar inmediatamente un Congreso general que se ocupara de dictar la Constitución del Estado; siendo condición expresa que debía reunirse en un punto céntrico del territorio, para no despertar los celos de las localidades contra la capital. En virtud de este compromiso, el Director interino Álvarez Thomas dirigió circulares a las Provincias, invitándolas a reunirse en congreso, precisamente en los momentos en que Artigas se ocupaba por su parte en reunir una especie de Congreso federal en Paysandú. El Paraguay se mantuvo en su aislamiento. Córdoba, la Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes, y poco después Santa Fe, se plegaron a la poderosa influencia


del caudillo de la federación. Sólo la provincia de Cuyo, la de Tucumán y los emigrados que representaban las del Alto Perú ocupadas por el enemigo, contestaron al llamamiento de la capital. Poco después, Córdoba se prestó a enviar diputados al Congreso, aunque se reservó el uso de su soberanía interior; tardando más tiempo en seguir este ejemplo se sumó la provincia de Salta, que bajo la influencia de su caudillo Güemes, se mantenía en un estado casi independiente. Sobre esta base ya fue posible pensar en la reunión de un Congreso nacional, y se determinó como punto de su residencia la ciudad de Tucumán, que entonces podía considerarse como el centro del antiguo virreinato del Río de la Plata.

Congreso fuesen elegidos con arreglo al censo de la población de las provincias, dividiendo y subdividiendo cada una de ellas en asambleas primarias y secciones electorales, de modo que por cada cinco mil almas se nombrara un elector; constando cada asamblea primaría de cuatro secciones, menos en las villas y ciudades que podían formar secciones aun cuando no alcanzasen a tener aquel número de habitantes. Del escrutinio parcial de las secciones, villas y ciudades, debía resultar una asamblea electoral, la que reunida en la capital de cada Provincia, procedería a pluralidad de votos a la elección de los Diputados al Congreso nacional, con arreglo a un diputado por cada quince mil almas, seis por una fracción que excediese de Puntillosa selección de diputados siete mil quinientos. Este complicado sistema de elección indirecta indicaba un progreso Siguiendo la base teórica que se había teórico en las ideas de organización política, y adoptado para la elección de la Junta de manifestaba una tendencia pronunciada hacia el observación, se determinó por el Estatuto unitarismo, a la vez que se hacían algunas ligeras provisional de 1815, que los diputados al concesiones al espíritu federalista de la época; 19


pero era impracticable en todos sus detalles por la falta del censo y por las resistencias que debía encontrar en las provincias, así es que éstas fueron autorizadas por el mismo Estatuto para sustituir al sistema electoral prescripto para la campaña el que creyesen más oportuno. La elección popular de las asambleas y el nombramiento de los diputados hechos por ellas se efectuó en medio de la indiferencia pública en unas partes y bajo los auspicios de la antipatía a la capital en otras; y sin embargo, todos tenían fe en el próximo Congreso y ansiaban por su reunión. En general, los pueblos se ajustaron a la base del nuevo sistema electoral, nombrando sus representantes con arreglo a la población, a pesar de las resistencias que era de esperar opusiese el espíritu provincial. Pero los diputados, a excepción de los de Buenos Aires y Cuyo, iban inoculados de ese espíritu, y aunque todos ellos no fuesen precisamente partidarios de la federación disolvente, estaban dispuestos a aunar sus esfuerzos. 20

Los hombres en quienes los pueblos se fijaron para delegar su soberanía fueron generalmente los más dignos y respetables de cada Provincia y los más señalados en ellas por su adhesión a la causa americana. No obstante sus disidencias, no era difícil que pudieran crear una situación nueva, como en efecto la crearon, salvando instintivamente la revolución que iba a perecer, y dar a la patria su ser político, centralizando el gobierno que debía presidir a los más gloriosos triunfos de las armas independientes, después de haber vencido a los enemigos exteriores en cuatro años de terrible lucha. Amalgama de caracteres y profesiones Los diputados nombrados por los pueblos empezaron a reunirse en Tucumán a mediados de marzo de 1816. Los de Buenos Aires fueron los primeros en acudir a esta cita nacional, y sucesivamente fueron llegando los de otras localidades; pero, como pasaba el tiempo, y no estan-


do aún representadas algunas de las provincias, se corriera el peligro de dejar burlada la esperanza de la nación, el Directorio con tal motivo dictó una acertada disposición, insinuando a los diputados, que así que se hallasen reunidos en sus dos terceras partes, procedieran a señalar el día de su instalación; y que, caso que no se llenara aquel número, hiciesen nueva citación a nombre del Gobierno. Esta idea fue aplaudida por la universalidad de los ciudadanos, y los diputados, defiriendo al clamor de los pueblos, abrieron solemnemente las sesiones del Congreso el día 24 de Marzo de 1816, con las dos terceras partes de sus miembros presentes. Como en todas las asambleas políticas de la revolución, el elemento legista y clerical predominaba en la composición del Congreso de Tucumán. Los sacerdotes que figuraban en primera línea eran Antonio Sáenz, que reunía a una razón clarísima, la habilidad y la voluntad suficiente para influir en las deliberaciones de una asamblea; Fray Justo de Santa María de Oro, alma

angélica, en quien los dotes del corazón y la cabeza estaban armónicamente equilibrados; Fray Cayetano Rodríguez, que debía ser el cronista del Congreso; y por último Fray Pedro Ignacio Castro Barros, quien había participado también en la Asamblea del año XIII, y que continuaba con el mismo entusiasmo su doble vocación política y religiosa. Algunos de los abogados que marchaban a la cabeza estaban los doctores Juan José Paso y José Mariano Serrano, que eran a la vez los dos escritores y los dos oradores más notables de aquella corporación. Le seguían Pedro Medrano y otros cuyos nombres se han inscritos en el acta de la independencia. Dentro de aquellos que estaban destinados a ejercer una influencia decisiva en el Congreso, se hallaban Francisco Narciso Laprida, hermoso carácter, honor de aquella democracia naciente; Tomás Godoy Cruz, hombre de buen sentido, filántropo inteligente y perseverante, que conocía los hombres y las necesidades prácticas 21


de su época; Eduardo Pérez Bulnes, prohombre de Córdoba, de palabra amena y de inteligencia despejada. Entre los hombres de armas se encontraba Juan Martín de Pueyrredón veterano de las Invasiones Inglesas, notable precursor de la independencia, quien fuera gobernador de Córdoba, presidente de la Audiencia de Charcas, jefe del Ejército del Norte y triunviro; también Ignacio Gorriti, militar y letrado, de carácter varonil y un alto buen sentido, reunía títulos a la confianza de sus conciudadanos. El cuadro se completaba con dos oficiales, que no llegaron a incorporarse: el salteño José Moldes, hombre apasionado y tempestuoso, y el coronel mayor Juan José Feliciano Fernández Campero, el famoso y legendario Marqués de Yavi, que, en razón de encontrarse defendiendo sus dominios contra los invasores realistas, nunca asumió su cargo; y por último, Tomás Manuel Anchorena, el antiguo secretario de Belgrano, cuyo patriotismo sincero tenía a la 22

vez la ciencia de los abogados y de los clérigos, y participaba de las preocupaciones de unos y otros, representando el contradictorio papel de diputado de una asamblea revolucionaría, que rechazaba tenazmente toda innovación que no tuviese por base la tradición o el hecho consumado, aunque republicano en el fondo. Estos eran los políticos que iban a pilotear la nave del Estado en medio de la tempestad. Difíciles tareas a concretar El Congreso presentó en su origen la apariencia de un cuerpo homogéneo, por la circunstancia de estar animados todos sus miembros del sincero deseo de dar impulso a la revolución, consolidar la unión de los pueblos, y poner término a la anarquía que obstaculizaba los progresos de la guerra y de la paz, así en lo exterior como en lo interior. De esta manera se formuló a la manera de tesis o problemas por resolver, el programa de sus trabajos legislativos, convocando a todos


los ciudadanos a una especie de certamen político. Este programa comprendía el deslinde de las facultades del Congreso; la discusión sobre la declaratoria solemne de la independencia política de las Provincias Unidas; los pactos generales de las provincias y pueblos de la unión como preliminares de la Constitución; la adopción de la más conveniente forma de gobierno; la Constitución adaptable a esta forma; el plan de arbitrios permanentes para sostener la lucha; el arreglo del sistema militar y de la marina; la reforma económica y administrativa; la creación de nuevos establecimientos útiles; el arreglo de la justicia; la demarcación del territorio; el repartimiento de las tierras baldías, y la revisión general de todo lo estatuido por la anterior Asamblea o por el Poder Ejecutivo, ya fuese en forma de leyes o de reglamentos. En medio de tantas dificultades, el Congreso supo levantarse a la altura de la situación, dando nueva vida a la revolución y nuevo ser a la República, por un acto vigoroso, que hará eterno

honor a su memoria mientras el nombre argentino no desaparezca de la tierra; acto que aconsejaba la misma prudencia, porque era lo único que el Congreso podía mandar, por ser lo único que los pueblos estaban dispuestos a obedecer. Tal fue la declaratoria de la independencia. Declamación de la Independencia El Congreso de Tucumán, penetrado de las ideas antes indicadas, dio oídos al clamor universal de los pueblos, que pedían la emancipación de España, y de acuerdo con sus dos ilustres sostenedores: San Martín y Belgrano, se decidió al fin proclamar a la faz del mundo la existencia de una nueva nación. Reunido en su sala de sesiones, el día 9 de Julio de 1816, se puso a discusión la cuestión de la Independencia del País, señalada en el programa de sus trabajos. Un pueblo numeroso llenaba la barra. Narciso Laprida presidía la sesión. Formulada por el Secretario la proposición que debía vo23


tarse, interrogó a los Diputados si querían que las Provincias de la Unión fuesen una nación libre e independiente de los reyes de España. Todos a la vez, y poniéndose espontáneamente de pie, contestaron por aclamación que sí, “llenos del santo amor de la justicia”, según las palabras del acta, y uno a uno sucesivamente reiteraron su voto por la independencia del país, en medio de los aplausos y de los vítores del pueblo, que presenciaba aquel acto memorable. Se extendió enseguida el acta, en la que “invocando al Eterno que preside el universo, en nombre y por autoridad de los pueblos que representaba”, el Congreso declaró solemnemente “que era voluntad unánime de las Provincias Unidas de Sudamérica romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar sus derechos, investirse del alto carácter de nación libre e independiente, quedando de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exigiere la justicia”.

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El 21 de Julio se juró solemnemente la independencia en la sala de sesiones del Congreso con asistencia de todas las autoridades civiles y militares de Tucumán, prometiendo todos ante Dios y la Patria, promover y defender la libertad de las Provincias Unidas, y su independencia del Rey de España, sus sucesores y metrópoli, y de toda otra dominación extranjera”, comprometiéndose a sostener este juramento, “hasta con la vida, haberes y fama”.


Claridad de ideas y firmeza de carácter desde Cuyo(*) Una vez constituido el Congreso, empezó a instar San Martín a la par de Belgrano, por la inmediata declaratoria de la independencia nacional, como coronamiento de la revolución americana y punto de partida de la guerra ofensiva a todo trance. “¿Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra independencia? –escribía a Godoy Cruz– . ¿No es una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional, y por último, hacerle guerra al soberano de quien se dice dependemos, y no decirlo, cuando no nos falta más que decirlo? ¿Qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, puesto que nos reconocemos vasallos. Nadie nos auxiliará en tal situación. Por otra parte, el sistema ganaría un 50 % con tal paso. Para los hombres de corazón se han hecho las empresas. Si esto no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo la soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero soberano, es decir, al rey de España”. Como Godoy Cruz le objetase que la cosa no era tan llana, le replicó con tanta gracia como energía: “Veo lo que me dice sobre el punto de la independencia y ‘no es soplar y hacer botellas’: yo respondo, que mil veces es más fácil hacer la independencia que el que haya un americano que haga una sola botella”. Y agregaba, “que republicano por principios e inclinación, sacrificaba sus sentimientos al bien de su patria; porque pensaba que los americanos de las Provincias Unidas no habían tenido otro objeto en su revolución que emanciparse del yugo del hierro español para formar una nación, y era dudoso pudiesen constituirse en república con un gobierno puramente popular, como también que pudieran salvarse sin contrarrestar el egoísmo 25


de los prudentes”. Y partiendo de estas premisas, llegaba a la conclusión que respondía a su idea fija sobre la dirección de la guerra: “¿Cuáles son los medios de salvarnos? Yo lo sé, el Congreso los aplicará como interesado en el bien de este pueblo; pero si tales medidas no se toman en todo este año, no encuentro (según mi vista) remedio alguno. Se acabó”. Poco después recibía la noticia que colmaba sus aspiraciones y lo habilitaba para llevar la bandera emancipadora más allá de las fronteras y exclamaba lleno de alborozo: “Ha dado el Congreso el golpe magistral con la declaración de la independencia. Sólo hubiera deseado que al mismo tiempo el Congreso hiciera una exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para emanciparnos”. (*) Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana, Buenos Aires, Ediciones Anaconda, 1950 • El Congreso era la última esperanza de la revolución; el único poder revestido de alguna autoridad moral, que representase hasta cierto punto la unidad nacional

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TALLERES 2016


Los Congresales de 1816

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Los Congresales de 1816 Los “hombres de Tucumán” fueron dignos de la grandiosa idea que los reunía y de la gloriosa Acta que declaró la independencia política de los pueblos de las Provincias Unidas. Este artículo rememora sus nombres y evoca la vida de esos ilustres sacerdotes, abogados y militares que hace 200 años sellaban los destinos de la Patria.

ral del Congreso donde pronunció la memorable oración patriótica. Su actuación estuvo signada por su posición de adoptar un sistema de gobierno monárquico-incaico para la nueva nación, en consonancia con los diputados del Alto Perú. Terminada su actividad en el año 1819, fue elegido nuevamente diputado para el Congreso Constituyente de 1824. Falleció en Buenos Aires en 1825.

ACEVEDO, MANUEL ANTONIO Diputado por Catamarca.

ANCHORENA, TOMÁS MANUEL Diputado por Buenos Aires.

Nació en Salta en 1770. Luego de su ordenación sacerdotal en Córdoba continuó como cura párroco de Belén (Catamarca) hasta que fue designado por esa provincia como diputado en el Congreso de Tucumán. En esa misma ciudad tuvo el privilegio de celebrar la misa de la ceremonia inaugu-

Nació en Buenos Aires en 1783. Perteneciente a una distinguida familia porteña estudió abogacía en Charcas. Regresó luego de la Revolución de Mayo como colaborador del General Belgrano. Fue elegido diputado del Congreso de Tucumán oponiéndose al proyecto monárquico, donde 29


expuso ideas adversas y bien fundamentadas por las características de nuestro territorio. Con el correr del tiempo permaneció en Buenos Aires, llegando ser ministro de Juan Manuel de Rosas. Falleció en su ciudad natal en 1847. ARÁOZ, PEDRO MIGUEL Diputado por Tucumán. Nació en Tucumán en 1759. Se doctoró en teología en la Universidad de Córdoba en 1782. Perteneciente a una tradicional familia tucumana, el apellido Aráoz figura en los hechos culminantes de la historia colonial. Era sobrino del General Aráoz de Lamadrid y del gobernador Dr. Benjamín Aráoz. Luego de doctorarse en Córdoba dictó filosofía en el Colegio Carolino de Buenos Aires regresando a su tierra para ejercer su ministerio sacerdotal 30

en la Catedral de Tucumán. Conquistó prestigio por sus dotes oratorias. Su llegada coincide con la Revolución de Mayo cuya causa abrazó con fervor. Al arribo de la primera expedición del Ejército Auxiliar del Alto Perú bajo el mando de González Balcarce, le prestó firme colaboración. Luego, con el mando de Belgrano, fue uno de los que contribuyeron a sostener una expedición con el aporte de hombres, armas, ganado y múltiples elementos para incrementar la capacidad de su ejército. Lo hizo junto con sus hermanos Bernabé y Diego. Fue uno de los impulsores de la desobediencia de Belgrano a continuar con su repliegue hacia el interior y en lugar de ello, mantener su posición para librar su triunfal batalla el 24 de septiembre de 1812, que cambió el curso de nuestra historia. Nombrado capellán de la milicia de los Dragones Tucumanos, el Dr. Aráoz acompaña a su regimiento en la Batalla de Salta el 20 de febrero de 1813, mereciendo que el General Belgrano lo recordase especialmente en el parte de Batalla. Posteriormente fue designado ante el


Congreso de 1816 donde con Thames, además de su labor legislativa, debieron actuar de anfitriones ante sus distinguidos colegas. El 9 de julio firma el Acta de la Independencia. Trasladado en 1817 a Buenos Aires renuncia definitivamente a fines de 1818. Regresa a su provincia para participar activamente de la vida política redactando el periódico denominado el “Tucumano Imparcial”. La desgraciada guerra civil desatada durante el año 20, donde Tucumán entró en guerra con Salta y luego con Santiago del Estero, provocó situaciones lamentables entre las que cabe mencionar el derrocamiento y muerte del gobernador, su hermano Bernabé. Aráoz fallece en Tucumán en 1832. BOEDO, MARIANO Diputado por Salta. Nació en 1782 en Salta. Estudió abogacía en la Universidad de Charcas y en 1804 fue secretario de la Real Audiencia. Fue condiscípulo de Mariano Moreno. En 1810 apoya con fervor la Revolución

de Mayo. Participó activamente en el teatro de operaciones militares establecido en su provincia por lo cual Belgrano al retirarse de Tucumán le encomendó el gobierno y la tesorería de la Ciudad de Salta con el encargo de proteger la inmigración. En 1815 al ser nombrado el General Güemes gobernador de la provincia de Salta, lo designó su representante para solucionar litigios con la provincia de Jujuy cuando el enemigo español amenazaba invadir por tercera vez el territorio de las Provincias Unidas. Boedo terminó exitosamente su misión, luego fue elegido diputado junto con Gorriti al Congreso de Tucumán actuando como su vicepresidente el 9 de julio. Su tarea fue brillante con participación en históricos debates. Trasladando su asiento a Buenos Aires e impedido de regresar a Salta porque su salud no le permitía recorrer las 300 leguas en carreta, queda en esa ciudad donde fallece a los 37 años, en 1819. 31


CABRERA, JOSÉ ANTONIO Diputado por Córdoba. Nació en Córdoba en 1768. Descendiente del fundador de Córdoba estudió abogacía en su Universidad, graduándose como licenciado en Derecho. En los prolegómenos de la Revolución de Mayo prestó con sus familiares abierto apoyo a la causa, vinculándose a notables personalidades como Pérez Bulnes y el Deán Funes. Pese a sus contactos con la línea de Artigas por la cual Santa fe y las provincias del Litoral no concurren al Congreso de Tucumán, Cabrera fue designado representante por Córdoba junto con del Corro, Pérez Bulnes y Salguero por impulso del gobernador José Javier Díaz. Ya en el Congreso, debido a su tendencia artiguista, fue protagonista de discordancias que culminaron después de la 32

jura que suscribieron todos los cordobeses, con el alejamiento de sus bancas, cuando éste se trasladó a Buenos Aires. Luego de esos episodios se retiró a su actividad privada y profesional hasta su fallecimiento en su Córdoba natal en 1820. CASTRO BARROS, PEDRO IGNACIO Diputado por La Rioja. Nació en La Rioja, en el pueblo de Chuquis (que actualmente lleva su nombre) en 1777. Se doctoró en teología y derecho en la Universidad de Córdoba donde también se ordena sacerdote. Ejerce sus actividades intelectuales y pastorales en Córdoba y La Rioja. Cuando se produce la Revolución de Mayo adhiere con gran entusiasmo patriótico. Su provincia lo designa como representante a la Asamblea de 1813 y posteriormente


congresal a Tucumán donde tiene una destacadísima actuación por su personalidad rigurosa y descollante gracias a sus virtudes morales e intelectuales y a la forma de su elocuencia. Le tocó ser Presidente del Congreso cuando se designó al diputado Pueyrredón como Director Supremo a quien le tomó juramento. Al declararse la independencia el 9 de julio de 1816 se lo designó para pronunciar en el templo la oración celebratoria. Terminada su tarea en el Congreso realizó numerosas actividades tanto intelectuales como pastorales. La Universidad de Córdoba lo designó Rector en dos oportunidades. Las luchas intestinas de las cuales ningún patriota escapó, lo sometieron a la cárcel y al exilio tanto en Uruguay como en Chile donde formó parte de los claustros de la Universidad de San Felipe. Falleció en Santiago de Chile en 1849.

COLOMBRES, JOSÉ EUSEBIO Diputado por Catamarca. Nació en Tucumán en 1778. Estudió en la Universidad de Córdoba donde se doctoró en Derecho Canónico y se ordena sacerdote. Fue un entusiasta adherente de la Revolución de Mayo. Designado cura párroco en Piedra Blanca (Catamarca), fue elegido representante por esa provincia al Congreso de Tucumán donde ejerció su ministerio sacerdotal. También fue propulsor del cultivo de la caña de azúcar transformándose en el pionero de dicha industria, poniendo en marcha diez ingenios. Participó de los avatares políticos a partir de la anarquía del año 20 y sufrió su destierro. De regreso a Tucumán, el gobierno de la Confederación lo propone para ocupar el cargo de Obispo, al que no puede acceder por su fallecimiento en 1859. 33


DARRAGUEYRA Y LUGO, JOSÉ Diputado por Buenos Aires Nació en Lima en 1770. De niño vivió en Buenos Aires, volviendo a Perú para graduarse de abogado en Charcas. Fue revolucionario de Mayo de 1810 participando del grupo de agitadores llamados “chisperos” y luego funcionario de la Primera Junta como redactor de la “Gaceta”. Era miembro del Poder Judicial cuando lo designaron congresal en Tucumán. Desde el comienzo de las sesiones fue un activo impulsor de la inmediata declaración de independencia. Enfermó poco después de la jura, regresando a Buenos Aires en 1817 con el traslado del Congreso a esa ciudad. Falleció a poco de llegar, siendo la primera y lamentable baja de Tucumán a los 47 años de edad.

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DEL CORRO, MIGUEL CALIXTO Diputado por Córdoba. Nació en Córdoba en 1775. Cursó estudios en la universidad local graduándose de Doctor en Teología. Ejerció su actividad clerical y catedrática en el Obispado de esa Diócesis. Fue precursor de las ideas de la Independencia haciendo propaganda que alarmó al gobernador Gutiérrez de la Concha. Después de la Revolución de Mayo actúa activamente en la causa de la libertad siendo elegido diputado ante el Congreso de Tucumán en sustitución del Deán Funes que había renunciado. Inició sus actividades con su inauguración del 24 de marzo pero a los pocos días fue comisionado para resolver un entredicho con Artigas y otros asuntos que le impidieron estar presente para suscribir el Acta de la Independencia el 9 de


julio de 1816. Retirado del Congreso regresó a Córdoba ocupándose en dos oportunidades del prestigioso cargo de Rector de la Universidad. Luego continuó con su cátedra y contracción a su ministerio religioso hasta que por su ceguera debió limitarse a sus sermones y panegíricos de las principales festividades de la Iglesia y a la sagrada oración hasta su muerte en 1851. FERNÁNDEZ CAMPERO, JUAN JOSÉ FELICIANO Diputado por el Alto Perú. (Potosí - Chichas) Nacido en San Francisco de Yavi, Gobernación del Tucumán (hoy Jujuy) en 1777. Don Juan José Fernández Campero Maturana del Barranco, Pérez de Uriondo, Hernández de la Laya, marqués del Valle de Tojo, vizconde de San Mateo,

comandante general de la Puna y coronel del Primer Regimiento peruano, como solía firmar en sus bandos y proclamas este patricio de la nobleza española, es mejor recordado como el Marqués de Yavi. Bajo el intenso asedio realista el coronel Campero fue oficiado a principios de 1816 por Gervasio Antonio de Posadas para representar al departamento de Chichas en el Congreso. La designación de diputado le había sido conferida como resultado de la elección realizada el 17 de octubre de 1815 en la villa de Tupiza. Su asistencia a Tucumán le fue impedida por el dramático bloqueo militar en que se encontraba, cuando sostenía la insurrección del norte jujeño a cargo de la vanguardia de Güemes. Falleció en Kingston, Jamaica, en 1820. GALLO, PEDRO LEÓN Diputado por Santiago del Estero. Nació en Santiago del Estero en 1779. Estudió en el Colegio Montserrat de Córdoba hasta 35


ordenarse sacerdote obteniendo además su título de maestro de filosofía. De regreso a su provincia ejerce el sacerdocio en el curato de Loreto junto al párroco doctor Uriarte, compañero después de banca en el Congreso de Tucumán. Desde el principio de la Revolución de Mayo participó de sus ideales y principios. Hombre de inteligencia, luminoso y brillante orador. El 9 de julio firmó el Acta de la Independencia. Luego de terminadas las sesiones y de regreso a su provincia participó en los interminables conflictos que se produjeron allí con suerte a veces azarosa. En 1838 quedó a cargo del gobierno de la diócesis de Santiago. Poco antes de morir se retiró a la ciudad de Tucumán dejando para la posteridad un ejemplar recuerdo. Murió en Tucumán en 1862.

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GASCÓN, ESTEBAN AGUSTÍN Diputado por Buenos Aires Nació en Oruro (Alto Perú) en 1764. Se doctoró en derecho en la Universidad de Charcas siendo uno de los promotores de la Revolución de 1809. Por el apoyo que proporcionó al Ejército del Norte antes de la Batalla de Salta, el General Belgrano lo designó Gobernador de esa provincia. Tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma se radicó en Buenos Aires, donde había vivido en su niñez. A pesar de no ser porteño fue designado diputado por esa ciudad al Congreso de Tucumán donde tuvo una brillante actuación en temas claves para el futuro de la organización nacional. Luego de la jura de la independencia, el Director Supremo Pueyrredón lo designó titular de la cartera de Hacienda creando entonces la primera institución


crediticia denominada “Caja de fondos de Sudamérica”. Al concluir con la actuación pública se dedicó al ejercicio de su profesión en Buenos Aires hasta su muerte en 1824. GODOY CRUZ, TOMÁS Diputado por Cuyo (Mendoza). Nació en Mendoza en 1791. Estudió en la Universidad de San Felipe en Santiago de Chile donde se graduó de Bachiller, en Sagrados Cánones y en Leyes. Regresa a Mendoza donde trabaja en su profesión y en el comercio. Al tener que enviar representantes por esa provincia al Congreso de Tucumán es designado diputado siendo el más joven entre sus colegas con sólo 25 años. Antes, al ser nombrado San Martín gobernador intendente de Cuyo, Godoy Cruz fue un infatigable

y leal amigo. Prestó amplia ayuda para el equipamiento del Ejército de los Andes cediendo su casa para establecer allí una fábrica de pólvora. En el Congreso actuó en debates importantes manteniendo una comunicación permanente con San Martín quien le insistía en lograr lo antes posible la declaración de la independencia. “¿Hasta cuándo esperamos esa declaración?” El General le preguntaba y Godoy Cruz le respondía que esa declaración “no es soplar y hacer botella”. A lo que nuevamente el Libertador le contesta “es más fácil declarar la independencia que el que haya algún americano que haga una sola botella”. Ese era el tenor del diálogo y la confianza entre esos dos grandes hombres. Al finalizar su mandato regresó a Mendoza y en 1820 fue elegido gobernador. Preocupado por el desarrollo de la industria y el comercio prestó especial atención a la instrucción pública, a la reunión de un Congreso General propuesto por Buenos Aires, a la formación de un ejército, las relaciones exteriores. Debió enfrentar la montonera del caudi37


llo chileno Carrera. Fue historiador e industrial vitivinícola. Forma una biblioteca de 2000 volúmenes que le obsequió San Martín desde Lima. Su vida fue ejemplar. Su acendrado patriotismo, sus relevantes cualidades y sus eminentes servicios rendidos a la República Argentina lo hacen merecedor de veneración y gratitud de todos sus ciudadanos. Murió en su ciudad natal en 1852. GORRITI, JOSÉ IGNACIO Diputado por Salta. Nació en Jujuy en 1770. Perteneciente a una acaudalada familia jujeña, cursó estudios junto con su hermano Juan Ignacio en el Colegio Montserrat de Córdoba. Terminado su ciclo allí se traslada a la Universidad de Charcas graduándose de abogado a los 20 años de edad. La inesperada muerte 38

de su padre lo obliga a regresar a su provincia para atender los intereses familiares. La presencia de los primeros ejércitos de la Revolución que cruzaban por su campo le ofreció la posibilidad de iniciar una acción patriótica honrosa y valiente ofreciendo sus bienes a la causa de la libertad. Organizó una partida de baqueanos que denominó “Patriotas Decididos” que se incorporaron al ejército de Belgrano y a las huestes de Güemes. Actuó en las Batallas de Las Piedras. Tucumán y Salta. Por sus antecedentes y patriotismo, Salta lo eligió diputado al Congreso de Tucumán en donde le cupo una actuación brillante. Fue impulsor de una forma de gobierno monárquica pues coincidía con Belgrano en que era la más aconsejable para el país en esa circunstancia, ya que resultaba políticamente mejor la idea de llamar a ocupar el trono a un príncipe Inca para atraer indios a la causa de la Revolución. A mediados de 1817 renunció al Congreso porque creía que sus servicios serían más útiles al país luchando militarmente al lado de Güemes a quien lo liga-


ba una gran amistad y comunión de objetivos. Al ser invadida su provincia por el ejército español salió en persona a resistirlo y con su heroísmo singular logró rendir toda la vanguardia enemiga incluyendo a su jefe por lo que se transformó en militar. Ocupó dos veces el cargo de gobernador de Salta. Su gestión sujeta a las exigencias de la guerra fue realmente ejemplar. Las luchas internas lo obligan a Gorriti a emigrar a Bolivia donde muere en Chuquisaca, en 1835, en un estado de absoluta pobreza. LAPRIDA, FRANCISCO NARCISO Diputado por Cuyo (San Juan). Nació en San Juan en 1786. Estudió en Buenos Aires y se graduó de abogado en la Universidad San Felipe de Santiago de Chile. Fue legislador, ministro y gobernador. Retirado de su provincia natal

fue designado representante ante el Congreso de Tucumán junto con Fray Justo Santa María de Oro. Le cupo el privilegio único e irreversible de ser su Presidente el 9 de julio de 1816 cuando se declara nuestra independencia, teniendo entonces sólo 30 años de edad. Al igual que todos los diputados por Cuyo, era un leal intérprete de los objetivos de su gobernador, el general San Martín, que se encontraba en Mendoza organizando el Ejército de los Andes, con el gran proyecto de cruzar la cordillera en el próximo verano en calidad de jefe del Ejército de un país soberano. Finalizada su actividad en el Congreso se radicó en Buenos Aires ejerciendo su profesión y ocupando distintas funciones. Regresó a San Juan cuando se desarrollaban las luchas internas y su ciudad se veía amenazada por las invasiones de los hermanos Aldao y Facundo Quiroga. Se incorpora entonces con el grado de cabo a un batallón de voluntarios llamado “El Batallón del Orden”. En un enfrentamiento llamado “Del Pilar” cerca de Mendoza, es degollado víctima de la montonera en septiembre de 1829 -a los 42 años de edad- y su cadáver jamás encontrado. 39


MALABIA, JOSÉ SEVERO Diputado por el Alto Perú (Charcas). Nació en Charcas en 1787. Doctorado en jurisprudencia en la Universidad de San Francisco Javier de Charcas, participó en el movimiento revolucionario de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809. Actuó de lleno en los sucesos políticos de su época. Electo diputado al Congreso de Tucumán, fue defensor del proyecto de monarquía constitucional. De destacada actuación en el mismo, juró la Independencia el 9 de Julio de 1816. Fue un jurista de relieve que culminó su carrera como ministro de la Suprema Corte de Justicia de Bolivia. Falleció en su ciudad natal en 1849.

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MAZA, JUAN AGUSTÍN Diputado por Cuyo (Mendoza). Nació en 1784 en Mendoza. Cursó sus estudios en su ciudad natal prosiguiéndolos en la Universidad de San Felipe de Santiago de Chile donde egresó como Doctor en Derecho. De regreso a Mendoza el anuncio del movimiento de Mayo lo impulsó a la vida pública celebrando fervorosamente la Revolución. Con la presencia de San Martín entregó sus bienes y esfuerzo a la causa libertadora. Convocado el Congreso de Tucumán fue elegido diputado por ser junto con Godoy Cruz y los sanjuaninos Laprida y Oro uno de los hombres más notables de Cuyo. Este grupo cuyano representaba en el Congreso a los más firmes sostenedores e intérpretes de San Martín que reclamaba la independencia como base de su


cruzada emancipadora. Firmó el 9 de julio junto con sus colegas el acta de la declaración sagrada. Regresó a su provincia en 1818 dedicándose a la cátedra de jurisprudencia en el colegio de la Santísima Trinidad y a su profesión. Simultáneamente tuvo actividad política y profesional llegando a ser presidente de la Junta de Representantes de su provincia. En 1830 se produjo una invasión de la provincia por las fuerzas unitarias al mando del Coronel Videla Castillo. Ante esa circunstancia el gobernador y otros funcionarios entre los cuales se encontraba Maza, huyeron a la campaña. En una situación poco clara fueron rodeados y asesinados por los indios en el paraje denominado Chancay. El trágico final de Maza, en 1830, fue bastante parecido por su brutalidad al de Laprida, ocurrido solo diez meses atrás.

MOLDES, JOSÉ Diputado por Salta. Nació en Salta en 1785. Patriota salteño que jugó un importante papel en los primeros años del movimiento por la independencia. Luego de la Revolución de Mayo fue designado tanto en cargos civiles como militares. Fue teniente gobernador de Mendoza en 1810, intendente en Cochabamba y coronel del Ejército Auxiliar del Alto Perú por despacho del general Manuel Belgrano, distinguiéndose en la Batalla de Tucumán. Representó a Jujuy y a Salta en la Asamblea General Constituyente del año 13. En 1814 fue exiliado a la Patagonia por discrepancias con el director supremo Gervasio Antonio Posadas. Más tarde resultó electo para el Congreso de Tucumán por Salta sin llegar incorporarse. Falleció en Buenos Aires en 1824. 41


MEDRANO, PEDRO Diputado por el Buenos Aires. Nació en Buenos Aires en 1760. Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Montserrat en Córdoba, doctorándose en leyes en la Universidad de Charcas. Regresó a Buenos Aires para dedicarse al ejercicio de su profesión. Adhirió de inmediato a la causa de Mayo siendo designado para una fiscalía. Junto con los conjueces Sáenz, Gascón y Anchorena fue uno de los autores del Estatuto Provisional para la Dirección y Administración del Estado. Luego fue elegido representante ante el Congreso de Tucumán, ocupando la presidencia provisional al iniciar sus sesiones el 24 de marzo de 1816. Luego de la jura de la independencia el 9 de julio, propuso el agregado de “y toda otra dominación extranjera” a continua42

ción de “sus sucesores y metrópoli” en el Acta fundacional de nuestra patria. Al trasladarse el Congreso a Buenos Aires ocupó funciones políticas alineadas al Gobernador Rosas. Era hermano del Obispo Mariano Medrano, de distinguida actuación episcopal y política. Falleció en su ciudad natal en 1840. ORO, FRAY JUSTO SANTAMARÍA DE Diputado por Cuyo (San Juan). Nació en San Juan en 1772. A los 17 años se vinculó a la Orden de los Dominicos y se trasladó a Chile donde cursó sus estudios teológicos. Viaja a Europa en misión oficial de la orden y allí lo sorprenden los movimientos revolucionarios de América del Sur. Se dice que allí lo conoce a San Martín. Luego regresa a Chile y por des-


avenencias políticas debe refugiarse en San Juan. Allí se reencuentra con el entonces Gobernador de Cuyo que prepara silenciosamente la gran empresa continental. Cuando se produce el llamado para el Congreso de Tucumán, acompaña a Laprida como Diputado. Por su actuación puede decirse que salva la república en aquellas horas mediante su firme determinación de rechazar cualquier intento de adoptar, luego de proclamada la Independencia, un sistema monárquico, que contaba con los auspicios de una gran mayoría, incluso apoyada por el mismo Belgrano. Es entonces cuando el fraile esclarecido pronuncia aquellas palabras que ha recogido la historia “hemos nacido para ser República”. Sin exaltarse exterioriza así su gran convicción republicana. Para su juicio, la monarquía no era para estas tierras de América ni se adaptaba a las ideas ni a los sentimientos de sus hijos que él tanto conocía y humildemente concluye que si el Congreso adoptaba la forma monárquica sin consultar previamente a los pueblos, pedía permiso para

retirarse. Esta resolución en un hombre de tanto prestigio conmueve a los diputados que declinan su postura. La personalidad de Oro se agranda ante su pueblo y la historia. En los años que siguen hasta su muerte en 1836, realiza infinidad de obras patriótico-religiosas motivado en los primeros tiempos por su gran pasión sanmartiniana. En 1830 se lo consagra Obispo de San Juan constituyéndose en el primer Obispo de San Juan y el primer Obispo Diocesano de Cuyo. Falleció en su ciudad natal en 1836. PACHECO DE MELO, JOSÉ ANDRÉS Diputado por el Alto Perú (Potosí). Nació en Salta en 1779. Estudió teología en Córdoba y fue cura de campaña en Potosí, por la que representó en el Congreso de Tucumán en 1816. Fue compañero de escuela de 43


Güemes, con quien mantuvo una sólida relación toda su vida, apoyándolo en su lucha armada contra el poder realista. En Tucumán fue partidario del sistema monárquico y, al redactarse el proyecto de Constitución Nacional, impulsó que se consignara enfáticamente la igualdad de derechos y dignidad de los indios y los demás ciudadanos y serían todos regidos por las mismas leyes. Murió en Buenos Aires en 1833. PASO, JUAN JOSÉ Diputado por el Buenos Aires. Nació en Buenos Aires en 1778. Por su actuación política significó la figura más emblemática que concurrió al Congreso de Tucumán ya que fue el único representante que participó en todos los cuerpos colegiados desde la Revolución de 44

Mayo donde se inicia como secretario de la Primera Junta de Gobierno. Continúa en la Junta Grande, y posteriormente se desempeña como miembro del Primero y Segundo Triunviratos subsiguientes. El 22 de mayo fijó su ponencia de que la revolución no era una gestación propia de Buenos Aires sino que asumía la representación de todas las provincias en su calidad de hermana mayor hasta que las mismas pudieran enviar sus representantes. Estudió abogacía en Córdoba, doctorándose después en Charcas. Su experiencia de hombre de leyes y su probidad profesional le dieron un inmenso prestigio en las instituciones que contaron con su presencia. Hombre indispensable en todos los gobiernos, diplomático en las más conflictivas misiones, gobernante y consejero. Confiaba en el porvenir de la patria y a ella le dedicó su vida y su ilustración. Falleció en Buenos Aires en 1833.


PÉREZ BULNES, EDUARDO Diputado por Córdoba. Nació en Córdoba en 1785. Su familia estaba emparentada con el general chileno Manuel Bulnes, presidente de esa república hermana entre 1841 y 1850. Cuando se produce la Revolución de Mayo inicia su actividad pública incorporándose a un regimiento de milicias formado para apoyar el movimiento producido en Buenos Aires ya que en Córdoba halló tropiezos para su adhesión por estar radicados en la misma Liniers y otras figuras emblemáticas que apoyaban a la monarquía española. Luego de los lamentables sucesos del fusilamiento, Córdoba se alista con fervor en la causa de Mayo. Ante el llamado a enviar representantes al Congreso de Tucumán es designado diputado. Inicia su actividad en la primera sesión

y jura el 9 de Julio la independencia pese a mostrar serias desobediencias por su adhesión a la política de Artigas. Termina su mandato por la disposición del traslado del Congreso a Buenos Aires. A continuación tiene una activa participación en las luchas internas adhiriendo al general Paz que derrota al Gobernador Bustos y luego, al ser hecho prisionero su jefe supremo, Pérez Bulnes desaparece del escenario público. Falleció en Córdoba en 1851. PUEYRREDÓN, JUAN MARTÍN DE Diputado por Cuyo (San Luis). Nació en Buenos Aires en 1777. Perteneció a una familia patricia donde los cinco hermanos varones fueron militares, incluso el sacerdote Feliciano. Estudió en París, regresando en 1805. Tuvo destacada actuación en 45


las invasiones inglesas donde armó una fuerza militar de su propio peculio denominada para la posteridad “Húsares de Pueyrredón”. A partir de entonces se transformó en figura indispensable para asumir situaciones políticas graves. Tras expulsar a los ingleses fue enviado a España como embajador de la victoria. Regresó con la Revolución de Mayo y fue designado para reemplazar al gobernador Gutiérrez de la Concha, que había sido sentenciado junto con Liniers, Allende y otros. Luego del triunfo de Suipacha fue destinado al Alto Perú como presidente de la Real Audiencia de Charcas. Luego asumió brevemente un lugar en el Primer Triunvirato, oportunidad cuando arriba San Martín a estas tierras en 1812. Con su relevo por influencia de San Martín es confinado en San Luis donde en una histórica reivindicación el entonces gobernador de Cuyo lo designó congresal ante el Congreso de Tucumán, cargo que abandonó cuando el 3 de mayo, en el primer acto trascendente del Congreso, es designado Director Supremo de la Nación. Por 46

ese motivo junto con Del Corro, estuvo ausente el 9 de julio no pudiendo entonces firmar el Acta Inmortal. Es indudable que accede a tan elevado cargo por la disimulada pero eficaz influencia de San Martín, gobernador de Cuyo, que se encontraba allí para iniciar su plan estratégico continental en el verano de 1817 cruzando la Cordillera con el flamante Ejército de los Andes. Para ello nuestra patria debía ser independiente y soberana, objetivo que se logra el 9 de julio de 1816. Lo subsiguiente era la organización del ejército y su logística que quedaba a cargo del poder político en manos de Pueyrredón que duró en el cargo hasta 1819, oportunidad en que el Congreso trasladado desde 1817 a Buenos Aires termina sus sesiones, aprueba y jura la Constitución que jamás entró en vigencia por las luchas intestinas generadas por la anarquía de 1820. Murió en Buenos Aires en 1850.


RIVERA, PEDRO IGNACIO Diputado por el Alto Perú. (Cochabamba) Nació en Mizque, Cochabamba, en 1753. Se recibió de abogado en Charcas y en las milicias alcanzó un alto grado militar. Actuó en el movimiento revolucionario de Chuquisaca de 1809 por lo que fue perseguido por los realistas. Al regresar a su ciudad fue elegido diputado a la Asamblea de 1813 y luego al Congreso de Tucumán. Por ser el Congresal de mayor edad, debió tomar juramento a su primer Presidente. En el Congreso fue partidario del sistema monárquico. Fue un permanente precursor y colaborador de los ejércitos revolucionarios. Clausurado el Congreso en 1819, quedó en Buenos Aires ejerciendo su profesión de abogado. Falleció en esa ciudad en 1833.

RODRÍGUEZ, FRAY CAYETANO Diputado por el Buenos Aires. Nació en San Pedro (Buenos Aires) en 1758, ingresó a la orden franciscana en 1777. Se inició en el convento franciscano de su pueblo, luego continúo en Buenos Aires como novicio y concluyó con su ordenación sacerdotal en Córdoba. Regresó a Buenos Aires donde se consagró al magisterio y al ministerio de su orden. Fue maestro de Mariano Moreno y su gran admirador. Activo colaborador de la Revolución de Mayo en el terreno del pensamiento, fue designado como primer bibliotecario. En 1813 resultó elegido diputado por Buenos Aires a la Asamblea Constituyente que le encargó la tarea de ser su “redactor”. Junto con Vicente López y Planes fue requerido por su condición de poeta de fama para escribir los versos 47


del Himno Nacional, proyecto al que renunció como acto de grandeza al leer las estrofas de los “Eternos Laureles” escrito por su colega. Finalizada la tarea de la Asamblea de 1813 fue elegido como congresal en Tucumán donde también se le dio la tarea de “redactor del Congreso”, gracias a cuya incansable pluma la Nación goza de todos los diarios de sesiones y actividades del histórico cuerpo colegiado. Fue un brillante orador que se destacó por sus inolvidables actuaciones llenas de talento y probidad. Por todas sus virtudes la patria le debe un reconocimiento eterno. Falleció en Buenos Aires en 1822.

injusta resolución del conflictivo Obispo Lué. Tuvo activa participación en la Revolución de Mayo. Posteriormente representó a San Luis en la Asamblea del año 13 y a su término fue elegido por Buenos Aires como diputado al Congreso de Tucumán. Entre sus iniciativas estuvo la de dar al Estado un Director Supremo y una diversa cantidad de temas inherentes a la Constitución que regiría los destinos del nuevo estado a partir de la urgente proclamación de su independencia. SÁENZ, ANTONIO Terminado su mandato tuvo el privilegio de ser Diputado por el Buenos Aires. el organizador, fundador y primer Rector de la Universidad de Buenos Aires en agosto de 1821, Nació en Buenos Aires en 1780. Se doctoró bajo el gobierno del General Martín Rodríguez en Teología y Leyes en la Universidad de Char- siendo entonces su ministro de gobierno Bercas obteniendo a los 21 años su título de abo- nardino Rivadavia. Falleció en Buenos Aires en gado. Como religioso fue secretario capitular 1825, muy joven, a los 45 años de edad. del cabildo eclesiástico, cargo que concluye por 48


SALGUERO, LUIS JERÓNIMO Diputado por Córdoba. Nació en Córdoba en 1763. Al igual que el congresal José Antonio Cabrera también era descendiente del fundador de Córdoba. Ingresó al Colegio Montserrat prosiguiendo luego Derecho Civil en la Universidad de Córdoba donde egresó como licenciado. Fue partidario de la Revolución de Mayo actuando en la política local. Al asumir el gobierno provincial el coronel José Javier Díaz, de raíz hondamente artiguista, colabora asumiendo la cartera de Hacienda. En 1816 deja su cargo para incorporarse al Congreso de Tucumán como uno de los cuatro representantes por esa provincia, donde funcionaba desde 1621 la famosa Universidad de San Carlos. Cuando se produce el traslado del Congreso a Buenos Aires,

Salguero fue el único cordobés que acompañó la medida. Al finalizar su mandato se reintegra a su provincia como legislador. Luego de otras funciones públicas, por controversias con el gobernador cordobés López Quebracho, se radica en Chuquisaca donde termina sus días en 1840. SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE, TEODORO Diputado por Jujuy. Nació en Jujuy en 1778. Estudió abogacía en la Universidad de Charcas participando activamente del movimiento revolucionario de 1809. Producida la Revolución de Mayo de 1810 en Buenos Aires y posteriormente invadidas las provincias del norte por el ejército realista, regresa a Jujuy donde establece estrechas rela49


ciones con Belgrano, quien lo nombra auditor del Ejército Auxiliar del Alto Perú. San Martín y Rondeau lo mantuvieron en el cargo en sus sucesivas jefaturas. Electo por la provincia de Jujuy, se incorpora al Congreso de Tucumán al inicio de sus sesiones participando de la histórica jornada del 9 de julio donde firma el Acta de nuestra Independencia. Continuó en su banca con el traslado a Buenos Aires. Fue partidario de la monarquía y tuvo relaciones dificultosas con el General Güemes, que actuaba exitosamente en la jurisdicción de su provincia. Ante la anarquía y la guerra civil que se implanta en nuestro territorio, emigra a Bolivia para no caer víctima de las persecuciones y atropellos que sufrieron los patriotas más distinguidos. Muere cuando se desempeñaba como Director del Colegio Mayor de Santa Cruz de la Sierra en 1851.

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SÁNCHEZ DE LORIA, MARIANO Diputado por el Alto Perú. (Charcas) Nació en Charcas en 1774. Se doctoró en jurisprudencia en la Universidad de su tierra natal. Participó activamente en la revolución del Alto Perú de 1809. Brillante orador, fue designado diputado al Congreso de Tucumán, perteneciendo al mismo luego de su traslado a Buenos Aires en 1817 y hasta terminar su mandato. Después de enviudar regresó a su tierra, renunció a todos sus bienes e ingresó al sacerdocio llegando a ser canónigo de la Catedral de Charcas, donde desde su histórico púlpito revivió sus famosas arengas patrióticas. Falleció en la ciudad de Puno (Perú) en 1842.


SERRANO, JOSÉ MARIANO Diputado por el Alto Perú (Charcas). Nació en Charcas en 1788. Se doctoró en jurisprudencia en la Universidad de su tierra. Estaba radicado en Tucumán cuando sus paisanos lo designaron su representante de la Asamblea de 1813. De allí continuó como diputado al Congreso de Tucumán donde fue su primer Secretario, cargo compartido con Juan José Paso. No estuvo de acuerdo con la idea de los otros Congresales del Alto Perú que propiciaban un sistema monárquico ejercido por la dinastía incaica. Fue quien propuso que los documentos de la declaración de la independencia fuesen escritos también en los idiomas aimara y quechua. Al pronunciarse la Independencia de Bolivia fue quien presidió la Asamblea que declara la existencia de la nue-

va república. Cuando se retiró presidía la Suprema Corte de Justicia. En 1841 ejerció la primera Magistratura de Bolivia. A su vez, en Argentina había sido colaborador del gobernador Aráoz en Tucumán y del General Arenales en Salta. Falleció en su ciudad natal en 1851. THAMES, JOSÉ IGNACIO Diputado por Tucumán. Nació en Córdoba en 1761. Cursó sus estudios en su ciudad natal egresando de la Universidad doctorado en derecho y teología en 1784. Como presbítero, Thames pasó a ejercer su ministerio en Tucumán y posteriormente en Salta, en cuya catedral ocupó la dignidad de canónigo. En 1816 fue designado por Tucumán como diputado en el Congreso que allí mismo se inauguraba junto 51


con el presbítero Pedro Miguel Aráoz. Su actuación fue descollante multiplicada por su situación de dueños de casa ante todos sus colegas. Juró el 9 de julio manteniendo una posición monárquica. Trasladado el organismo a Buenos Aires acompañó su desplazamiento hasta su renuncia a fines de 1818. De regreso fue diputado en la provincia durante el gobierno de Bernabé Aráoz. Se dedicó activamente a solucionar el conflicto con Santiago del Estero y a preparar los medios de defensa ante la guerra civil que estalló entre esas dos provincias. Luego se retiró a la vida pastoral y privada hasta su muerte en Tucumán en 1832. URIARTE, PEDRO FRANCISCO DE Diputado por Santiago del Estero. Nació en Santiago del Estero en 1758. Se ordenó presbítero y doctor en Derecho Canónico en la Universidad de Santiago de Chile. En 1787 hallándose en Buenos Aires se incorpora a la Orden de los Franciscanos. Al crear el curato de Lo52

reto en su provincia natal fue nombrado su primer cura, cargo que ocupó durante toda su vida por espacio de más de medio siglo. Al producirse la Revolución de Mayo, fue designado para representar a su provincia en la Junta Grande. Luego, con la instalación del Congreso de Tucumán fue elegido diputado junto con Gallo. Acompaña su traslado a Buenos Aires hasta su disolución en 1820. Luego de haber participado activa y eficientemente durante toda su labor regresa a Santiago donde participa de las luchas internas. Fue sacerdote, legislador y distinguido educador. Murió en Loreto, Santiago del Estero, en 1839.


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