1
2
3
4
Charlotte Esquivel El Arte entre tus labios
LUNARTE 5
6
Charlotte Esquivel
El Arte entre tus labios
7
El Arte entre tus labios c Charlotte Esquivel
www.issuu.com Venezuela, 2012
Diseño de Cubierta: LUNARTE Ilustración de la Portada: Charlotte Esquivel
Diagramación y Digitalización: LUNARTE Elaborado en México 2012 Editado en Venezuela, 2012
8
Dedicado a mis dos gatos que siempre han abierto para mí una puerta de ilusiones, amor y esperanza por la vida, gracias por acompañarme a soñar, eternamente estarán en mi corazón.
9
10
PRÓLOGO
Sofía, una adolecente común y protagonista de esta historia, es una joven de una familia bondadosa que adopto a una chica con problemas familiares: Ana. Ellas dos se convierten en las mejores amigas, y se ven envueltas en el arte y en una gran confusión que desencadenará tomas de decisiones turbulentas, tanto a Sofía como a Ana, pero a ésta última con consecuencias más fuertes. Por su parte Ana es una pintora principiante que 11
expresa todo aquello que no puede decir en palabras, ni en acciones, es tímida con un hermoso y depresivo corazón. Por otra parte, Sofía es una curiosa chica que se deja atrapar por las dulces y misteriosas palabras de Laura, una aprendiz pero apasionante escritora, que disfruta ser el enigma dentro de la cabeza de Sofía. Encuentros, secretos, pasión, tristeza, confusión, romance, misterio, arte y sobre todo amor, son los detalles de una pequeña historia contada por Sofía, su visión de lo que es estar enamorada de un “fantasma”.
12
CAPÍTULO I
Ana
13
Es
oto帽o,
como
toda
estaci贸n y tiempo, no me importaba la posici贸n del sol o como la densidad de su calor abrazaba la ciudad, ni mucho menos el aspecto de las hojas en los arboles, Ana est谩 siempre conmigo, es mi mejor infancia,
amiga es
desde una
la
chica
tranquila y espiritual, con una 14
alma tan libre que hasta su cuerpo pareciera flotar junto a mi andar, parece un pincel pintando sus pasos a mi alrededor.
Es hermosa, pero su belleza exterior no es envidiable para mĂ,
pero
interior,
su
si
su
sublime
ingenio
para
dibujar con el vapor que se 15
creaba
cuando
suspiraba
cerca del tragaluz, me daba gracia su imaginaci贸n para encontrarle
dulzura
al
mundo, me impresiona su forma de ver y sentir la vida, claro, como no hacerlo con esos
grandes
ojos,
parecieran dos gotas de miel derramados en su rostro de fina tez, y su coraz贸n es una 16
amable ventana que se abre cada mañana para observar otra visión de vivir; su cabello rojo
desfilaba
toda
esa
soñadora cabeza y llegaba al nivel en que acariciaba sus hombros, el color de su pelo marcaba
su
mirada
y
resaltaba mas sus labios al hablar y reír, todo ese interior era cubierto por una piel 17
cálida y blanca, parece un lienzo, listo para que dejar impresas caricias, cicatrices y vida en ella. Pero todo ese encanto
lo
opacaba
su
sufría
de
melancolía,
depresión por consecuencia de una infancia difícil, lo cual había provocado intento de suicidio en varias ocasiones, pero mi familia y yo supimos 18
darle
un
hogar,
amor
y
comprensi贸n.
Ana le gustaba expresar toda esa
tristeza
sentimientos
y m谩s
muchos en
su
mayor pasi贸n: la pintura, y eso era uno de los motivos por los cuales nos hicimos muy buenas amigas, ya que me encanta deleitar cualquier 19
arte; ella vive, respira y come para representar su paso en el mundo por medio dibujos y pinturas,
que
interpretaciones
son realmente
bizarras de las personas u objetos que pertenecen a un todo.
Pintaba como si de ella dependiera
el 20
color
del
mundo, era desde la esencia de la mancha de cafĂŠ en el mantel, hasta el matiz de cada ocaso.
21
CAPĂ?TULO II
El castillo y sus encantos
22
Ella iba a clases de pintura en un enorme y viejo castillo llamado Febo (palabra en latĂn que significaba: donde el arte, las letras y la mĂşsica se
unen),
era
el
centro
cultural de la ciudad, una elegante
y
misteriosa
arquitectura que guardaba muchas historias entre sus muros, se encontraba muy 23
cerca de la punta de un risco, estaba llena de balcones y luces en las torres, era digno de inspiraciĂłn para cualquier arte.
Un dĂa Ana me invito a una de sus clases, pero al ver el interior quede fascinada con esos murales y estatuas que adornaban la mayorĂa del 24
lugar, así que decidí pasear por sus grandes corredores y husmear
por
los
demás
salones.
Entré en un salón en la planta
baja
donde
había
pinturas cubriendo una pared y grandes ventanales que daban a un enorme árbol de flores
rosas,
y 25
a
una
hermosa vista del resto de la ciudad, cada parte de ese espacio era confortable para la mente, de repente me detuve a observar a travĂŠs de del ventanal un pequeĂąo jardĂn
con
una
hermosa
fuente en el centro, y sus majestuosos
ĂĄrboles
de
colores a su alrededor, y en uno de ellos reposaba una 26
chica no muy lejos de mi que escribía en un cuaderno de aspecto ajado, ella tenía su cabello lacio y negro, parecía una marea de tinta que se desbordo de algún tintero del castillo, tenía aspecto pálido en su piel, como si fuera un fantasma rondando la belleza del paisaje, en un momento percibió que la observaba y 27
me miró, clavo sus ojos azules escondidos detrás de ese fleco, y esbozo una sonrisa
que
ruborizo
sus
me
invadió
una
mejillas,
sensación extraña en todo mi cuerpo, me erizo aquel mirar profundo,
inquieto
pensamientos, cerro
su
de
cuaderno
mis pronto y
se
levanto con rapidez, venia 28
hacia mí, pensé que le había ofendido
mi
brusca
interrupción, así que me aleje lo
mas
vertiginosamente
posible, y al salir de la habitación
escuche
en
seguida mi nombre en un grito a lo lejos:
_Sofía!
29
Era Ana sorprendida al ver mi
mirada
distraída
y
asustada, corrió hacia mí y me abrazo fuertemente.
_ ¿Dónde te has metido? Me dijo en voz risueña, mientras un beso en mi mejilla puso en silencio sus palabras-.
30
_ ¡Nada!, solo mirando el castillo antiguo en el que vives,…
parece
que
un
sueño tuyo lo pintó.- Lo dije con
voz
calmada
y
juguetona-.
Ella volvió a reír y volvió a plasmar uno de sus besos en mi rostro, pero aun mi mente repasaba aquel infortunio ó 31
un
agradable
miradas.
32
baile
de
CAPÍTULO III
Sus Ojos, mi Duda
33
Y así pasaron los días, no sabía porque ese momento no dejaba de rondar en mi cabeza, Por qué habré de sentir eso por alguien que apenas me ha destinado un par
de
segundos
en
su
mirada; el mundo y sus incógnitas me habían llovido de
repente,
todo
como
precipitación en forma de sus 34
ojos azules, empapándome de ansiedad, de encontrarle una respuesta a mi sentir, y con la incontenible necesidad de volverla a ver y saber su nombre.
Días después Ana me había propuesto unirme a el centro cultural, tal vez en el taller de fotografía, ella sabía que era 35
algo que me encantaba; así decidí inscribirme y quizás encontraría
a
la
chica
misteriosa de nuevo, pero algo había además de la intriga que me consumía, Ana
se
había
comportando conmigo,
estado
muy
rara
cuando
me
abrazaba lo hacía diferente, reposaba su rostro en mi 36
pecho, me miraba con esos lindos ojos que me decían algo, pero yo no sabía cómo interpretar
esa
vez
el
lenguaje de su cuerpo, a veces decirme
se
acercaba algo:
para
_“Sofí
-
(Suspiraba)- nada, realmente te vez hermosa esta tarde’’.
37
Y así lo hacía cada vez que salíamos en una tarde a pasear por los parques más cercanos,
buscando
inspiración para las dos.
38
CAPÍTULO IV
La Musa de la Lluvia
39
Era un día lluvioso, se me había hecho tarde para mi clase de fotografía, Ana se había preparar
adelantado algunos
para detalles
para su próxima exposición, y mientras yo me encontraba en medio de una tormenta lejos de mi destino, con frío, frustrada con el clima y su oportuna
decisión 40
de
manifestarse cuando la gente como
yo
tiene
cosas
importantes que hacer. Me quede parada cerca de una pequeña
librería,
resguardándome
en
su
pequeño toldo de la tormenta que casi inundaba mis pies, la calle parecía desolada, solo
se
escuchaba
el
estruendo de las gotas al 41
caer la lluvia sobre el techo que me cubría; de repente veo una sombra acercarse a mí,
lenta,
misteriosa,
me
preguntaba por qué no corría como los demás, por qué parecía disfrutar mojar sus pies, como si perteneciera a todo ese ambiente triste y mojado; al acercarse más esa sombra que era muy 42
colorida, me di cuenta que era una mujer, parecĂa como si estuviera de paseo en un dĂa soleado, dando saltos en los
charcos,
ignoraba
completamente la tormenta que azotaba en su paraguas, cuando en un instante cada fragmento de mi piel fue cubierto por una capa de nerviosismo, provocando una 43
sensación extraña en cada parte de mi, era ella!, aquella chica en el árbol, no podía creerlo, y en cada paso que daba era un violento latido que empujaba mi corazón hacia mi pecho, con mi mano trate de que no se saliera de su lugar, pero sentía más la presión de saber que ella estaba cada vez más cerca y 44
no sabía que decirle, tal vez pasaría y no se daría cuenta de mi, con esta lluvia la gente
se
confunde
con
grandes gotas o anuncios publicitarios, antes de seguir pensando
cualquier
otra
cosa, ella ya estaba a 3 pasos de mi, volteó y me sonrió.
45
_ Pareces un gatito asustado que no quiere mojarse-.Dijo un poco vacilante con una tierna sonrisa.
Yo
me
quede
estática,
parecía que mis palabras se las había robado su sonrisa, ella se acercó más a mí y me dijo en voz suave a mi oído:
46
_ Si quieres puedo compartir mi paraguas y así conozco tu voz, se ha donde vas, tienes el mismo camino que el mío-.
Yo
sólo
afirme
con
mi
cabeza, tímida pero segura; así las dos caminamos por todo esa danza de viento y agua, el silencio se hizo incomodo,
ella 47
solo
me
miraba y sonreía, parecía una
broma
del
destino,
orillarme a estar así con ella, sin
saber
que
decir,
espontáneamente su dulce voz rompió el silencio y el ruido de la tarde:
_ ¿Siempre eres tan tímida con las palabras?, Porque con las miradas no eres nada 48
discreta!- Dijo en un tonito burlón y directo, yo sonrojada tartamudee y dije:
_ Disculpa si interrumpí algo ese día, era la primera vez que me enamoraba de un lugar así-
_
Sí,
Febo
es
un
sitio
admirablemente romántico y 49
hermoso para inspirarse, y no
interrumpĂas
acababa
de
nada,
escribir
pensamiento
un
cuando
encontrĂŠ tus ojos espiando mi
presencia,
me
quise
acercar a saber el nombre de mi
espĂa,
pero
desapareciste- Dijo aun con su voz suave y juguetona.
50
Me quede muda por tal acusación, no sabía cómo decirle
que
la
había
encontrado por casualidad, y había sido una duda en mi cabeza por días. Después nos
detuvimos
hermoso
parque
en
un que
quedaba cerca del castillo, aún seguía lloviendo, pero no me daba del todo cuenta, 51
porque ella había atrapado mi atención. _
¿Qué
hacías
tan
tranquilamente paseando por ahí con esta lluvia?- pregunte repentinamente.
_ Pues me tomo el tiempo de disfrutar lo que no se da todos los días, disfrutar de un cielo nublado y de su intensa 52
inspiración para escribir, amo esa clase de días cuando la calle está vacía y escuchas solamente el ruido de la naturaleza, aparte buscaba a mi musa de la lluvia y te he encontrado a ti, esperando a que el viento me llevara hasta tus pasos, jugando un laberinto
de
arriesgándome 53
calles, a
no
encontrarte,
pero
hoy
la
suerte estaba de mi lado, valió la pena brincar un mar de charcos para ver el sol deslumbrar
entre
las
sombras- me contesto con voz romántica.
Y así coloco su mano sobre la
mía,
suspiro
provocándome más
grande 54
el que
pudo pasear dentro de mí. Se acercó y clavo su mirada cautelosamente sobre la mía, no me dijo nada, solo me perdí
en
sus
enseguida
pupilas, sentí
y su
respiración colapsarse entre mía cuando se acercaba ese placer en mi boca, justo en ese glorioso instante llego uno de los maestros del 55
castillo, y con un leve tosido arruino lo que sería un beso esperado.
_ ¡Hola Laura!- Dijo sin más, me observo y continúo su interrupción-
_ ¡Que tormenta!, ¿verdad chicas?,
tan
romántico
y
triste a la vez, espero que la 56
inspiraci贸n que tengan en este momento la plasmen maravillosamente, que mejor momento
que
茅ste
para
pintar o escribir, por cierto Laura!, necesito que vengas conmigo, hay que preparar la noche de disfraces-.
_ En un momento lo alcanzo profesor- Dijo Laura con voz 57
formal,
terminando
en
sonrisa.
El profesor volvió a mirarme y se retiro sonrientemente haciendo
un
ademan
de
adiós con su mano.
De pronto dejo de llover y apareció un arcoíris, y trazó todo el cielo con su luz. 58
_ Lo que sientes por ese arcoíris ahora, el asombro que expresa tu alma a través de tus ojos, es lo que siento por
ti-
dijo
Laura
aun
sujetando mi mano.
Así me di cuenta que ella también había pensado en mí todo éste tiempo, y antes 59
de poder contestarle algo salió corriendo, cruzando la calle en modo de saltos; y solo se dispuso a gritarme desde lejos: _ ¡Ahora yo soy la
que
desaparezco
misteriosamente!-.
Reí y mire mi mano aun tibia de sus huellas, ahora ya sabía
su
nombre; 60
pero
nacían nuevas preguntas en mi cabeza, ¿Quién era?, y ¿Qué era yo para ella?...
61
CAPĂ?TULO V
Esperando una Casualidad
62
Se acercaba el aniversario del castillo, organizarían una fiesta llena de cultura y arte, cada
taller
haría
una
exposición de su talento, sobre todo los alumnos de último año, era una manera de despedirse de tan bello lugar,
compartirían
creaciones y dones.
63
sus
Ana, estaba muy nerviosa por tal día, mostraría un conjunto de sus obras; una enorme demostración de lo que abundaba en su cabeza, esas ideas que logro atrapar entre su pincel y pintura.
Lo que Ana le encantaba pintar eran árboles, era como si cada árbol encerrara un 64
momento ó una persona, así era su filosofía, así era ella y su interpretación del mundo.
Después de ese inesperado encuentro
con
la
chica
misteriosa (Laura), me sentía diferente cuando su recuerdo rozaba
mi
memoria,
aún
seguía teniendo dudas sobre ella, sabía que formaba parte 65
de Febo; pero ¿En qué taller estaba?,
desconocía
su
ubicación, sólo sabía que estaba en el lugar donde la conocí, y sobre eso no le había comentado nada a Ana, a pesar de que era mi mejor amiga, ella se estaba enfocada en dar lo mejor de sí misma en la galería, no quería interrumpir su trabajo 66
por una tontería mía. Así que por ahora Laura era una clase de secreto, era el significado que yo le había dado a su presencia.
Luego del paso de varios días, no coincidí con Laura, diría
que
la
buscaba
inconscientemente en cada esquina del castillo, en cada 67
rostro; es como si el sol la hubiese evaporado junto a la lluvia aquel día que la vi por última vez, y la tendría hora que esperar hasta la próxima tormenta.
Por otra parte, en estos mismos
días,
aunque
yo
estaba algo distraída por acoplarme a la clase de 68
fotografía, Ana se estaba comportando más atenta de lo normal, habíamos sido amigas desde hace mucho tiempo, así que note su comportamiento
extraño
hacia mí; cuando estábamos solas,
me
nerviosismo
miraba y
con
ansiedad,
como si quisiera decirme algo,
algo
que 69
la
está
matando, yo lo atribuí a sus nervios por la exposición que se aproximaba, pero era más allá de eso; pero trate de ignorarlo, tal vez eran ideas mías ó tal vez así lo quería ver.
70
CAPÍTULO VI
Exposición de arte y alma
71
Llego ese gran día, estaba atardeciendo y el castillo se veía realmente como en un cuento de hadas, las luces hacían lucir cada esquina y piedra como un diamante; todos los chicos vestidos de época, una vieja costumbre de Febo para estar en el ambiente y a la altura de tan bella arquitectura. 72
Ana, se había adelantado para dar los últimos detalles de su galería, y antes de marcharse me pidió que la buscara a las 8.00pm en el taller de pintura, ya que decía que me tenía una sorpresa.
Se anunciaba una noche espectacular,
con 73
algunas
funciones
de
exposición pintura
de y
teatro, escultura, fotografía,
acompañado con una música digna
del
lugar;
bailes
elegantemente bellos en el cual
podían
todos
los
alumnos participar, y al final darían voz a los poemas de los
mejores
poetas
castillo. 74
del
Al entrar no se hizo esperar la sorpresa de ver adornado aquel lugar con tal detalle, que al cruzar esa puerta me hubiera transportado al siglo de
reinas
y
burgueses,
caballeros con sus pelucas polvorientas,
mujeres
con
sus vestidos ostentosos y caros; se respiraba el arte en cada poro, en cada imagen. 75
Conforme avanzaba vivía el encanto de todo ese lugar, había fotografías y grullas de Origami colgando de un árbol hecho
de
papel
mache,
envuelto en luz que lo hacían ver atractivo, como centro del castillo y de la pista del baile. De Imprevisto se comienzan a escuchar los violines a lo lejos, y así se empezó a 76
llover
los
sonidos
de
la
orquesta, una bella melodĂa acompaĂąaba la velada; los chicos
con
un
humilde
reverencia invitaban a las damas
a
bailar,
mientras
otros cuantos observaban las pinturas y el resto de las exposiciones
que
estaba
alrededor del castillo, era un banquete de sentidos con la 77
que se alimentaba nuestra alma.
Me sentĂŠ para observar todo ese
glamour,
cuando
de
repente entre toda esa gente elegante bailando y riendo, veo a una bella dama con un antifaz, que a lo lejos me mira con una enorme sonrisa bebiendo de su copa de 78
plástico
azul,
se
quedo
estática un par de minutos hasta que se despojo de tal objeto y camino lentamente hacia mí, la seguía con la mirada, hasta que en la muchedumbre se perdió su fino
rostro;
busque
tal
presencia pero todo parecía tan confuso, se acaba la música y todos gozosos y 79
alegres aclaman la noche y la melodía, me acerco a una de las ventana y de ahí me percate con asombro que podía ver otro ángulo del árbol donde conocí a Laura, suspire y me preguntaba dónde estaría la mujer que me había robado el sueño; sorpresivamente siento como la suavidad de unos dedos 80
tocan mi espalda desnuda que hacia relucir mi hermoso vestido, y siento una voz que me estremece por completo el corazĂłn que me dice:
_ AquĂ estoy bella doncella!, te he estado buscando solo para preguntarle algo- lo dijo en tenue susurro que beso mi oĂdo. 81
Era
ella,
hermoso
Laura, traje
con
rojo
un
como
princesa y un antifaz que no opacaba sus enormes ojos azules, ella tomo mi mano e hizo una reverencia.
_ ÂżMe permite esta pieza?Pregunto sin mĂĄs.
82
Y como sincronización de un todo, la música empezó a sonar,
ella
me
tomo
suavemente entre sus brazos y empezó la danza, aquellos movimientos trazados
en
perfume
me
parecían el
aire,
inundo
ser su por
completo el rostro y la piel, el brillo
de
su
mirada
se
reflejaba en los míos, su luz 83
embriagó
mi
alma
por
completo, parecían sus ojos un par de lunas iluminando la oscuridad que vivía dentro de mí,
no
hubo
otro
pensamiento que no fuera ella, no existía nada más que la música y sus pasos, era tan suave su andar; se fue el tiempo volando entre sus dedos, quise detener el reloj 84
con
su
cuerpo,
recargue
suavemente mi cabeza a su pecho, me sentía tan suya, que parecía que yo formaba parte del entorno de sus noches, hasta que dejaron de sonar los instrumentos y un aplauso rompió el sueño de estar en el mar de sus ojos, se acabó ese instante tan
mágico,
ella 85
no
me
soltaba solo me miraba y sonreía,
no
dejaba
de
ruborizarme cuando sus ojos jugaban con mi mejillas. Se acercó y me dijo: _No sé cómo llegaste hasta mi, no sé cómo describir la herida que tu mirada hizo en mi pecho, como tal flecha discreta
de
misterio
me
envolvió en una ansiedad de 86
búsqueda, a tu búsqueda, dirás que estoy loca y que no tengo
fundamentos
para
sentir algo; pero, ¿No es suficiente el roce que me han entregado
tus
ojos
para
querer perderme en ellos?, ¿No es suficiente este baile para que nuestros cuerpos se sientan conocidos?, dime qué hechizo has puesto en 87
puerta, que desde que te vi por esa ventana quiero que estés
en
esperando
todas a
ellas,
que
me
encuentres escribiendo para ti, este delirio, esta locura, esta
sed
de
pensamientos; qué
esta
ti
y
dime
necesidad
tus ¿Por de
conocer más que tus ojos?, ¿Por qué esta curiosidad se 88
te entrega?; has poseído más de un segundo en mi mente, mas de una letra en mis hojas, tantas preguntas, y la única respuesta que quiero saber es el nombre de la persona que provoca un huracán de desespero en mi cabeza, dime bello ser que se entrego en mis brazos en un baile, ¿Cómo te llamas?, 89
y sĂŠ que cuando sepa tu nombre no dejare de repetirlo junto al mĂo, mi vida ahora tendrĂĄ otra forma de llamarse vida- .
90
CAPÍTULO VI
Un Adiós sin despedida.
91
Después de esa declaración que parecía sacada de un libro, sentí de nuevo esa emoción que mi piel conocía gracias a ella, el nerviosismo también broto y provoco el temblor de cada una de mis extremidades,
mis
labios
olvidaron el lenguaje que ella pronunciaba,
y
perdí
totalmente el sentido de las 92
cosas; ella me hablaba de alguien que yo conocía, y en un momento de ligera locura, ella se refería a mí.
Ella me abrazo y me susurro al oído: _ Creo que mi intenso sentir ha ahorcado tu mente,
tranquila
que
mis
letras no buscan tú perdida si no una reacción contraria, 93
ven
y
acompáñame
a
encontrar tus palabras- .
Así ella tomo mi mano y nos deslizamos por todo el centro de baile, abrió una puerta oscura de madera y nos sumergimos en la oscuridad total de la habitación, entro el pánico a mí cuerpo, pero ella no
soltó
mi 94
mano,
me
abrazo, supo conectarse con toda mi presencia, acerco su boca en mi oĂdo y me dijo: _No
tengas
miedo,
te
inyectare un poco de valentĂa a tus labios, y si la sientes recorrer en cada una de tus venas, inyectaras tu pasiĂłn en respuesta a mi acto-.
95
Terminando lo dicho, acerco peligrosamente sus labios a mi
boca,
acaricio
su
mis
mano
fría
mejillas
que
ardían en pena mientras su otra mano latía con fuerza sobre la mía, suspiro cerca de rostro, respiro mi aire, y plasmo la huella de su labial rojo en mí; sentí lo suave de sus
labios
pasear 96
y
desembocar
todas
las
preguntas y respuestas en el contacto con su piel, húmeda tentación que corrompía mi lengua, mi cuerpo, mi mente, y
así
sentí
su
valentía
recorrer más que mi sangre, la evaporó hasta consumirla ahora que estaba conectada a una parte física de mí, ya no tenía que decir nada, el 97
lenguaje
corporal
correspondió su deseo con el mío, me sentía en su paraíso y
yo
era
conquistando
su su
diosa leyenda,
clavándome en su corazón como ella en el mío…
De rebato una luz rompió el manto negro que nos cubría, que nos arrullaba entre el 98
ambiente romántico que ella construyo a mi alrededor, la luz lleno todo el cuarto y un ruido
atroz
nos
asusto,
provocando una rápida en alerta a nuestros sentidos; nuestras
miradas
se
dirigieron hacia la puerta, y allí vi el rostro de la pena, de la desilusión, vi como poco a poco el odio sumergía hacia 99
sus ojos; era Ana!, quien dejo caer una de sus obras al entrar, estábamos en el taller de pintura, en el que ella me había citado y se me había olvidado, mi mejor amiga sorprendida por encontrarse con esa escena que para ella era símbolo de repugnancia, Ana no supo que decir; cerro lentamente su puño, golpeo 100
la
puerta
y
volvió
a
encerrarnos en la oscuridad, y antes de salir rápidamente a seguirla, Laura me sujeto la mano: _ ¿Quién es?, ¿Qué le paso?, ¿Por qué nos miro así?-.
Ahora a ella le surgían mil preguntas
y
yo
con
las
respuestas al borde de mi 101
lengua,
pero
no
pude
quedarme a explicarle lo que aun no entendía del todo, sin perder más tiempo la busque desesperadamente alrededor de toda esa gente, de esos colores, de todo el arte, de repente
la
veo
subiendo
rápidamente
las
escaleras
que daban hasta la torre más alta del castillo, se da cuenta 102
de mi mirada y apresura sus pasos, corrí esquivando toda una
multitud,
y
subí
precipitadamente hacia ella, llegue escalón,
hasta
el
último
mire
en
ambos
lados y la vi cerrar la puerta de una de las habitaciones, corrí lo más rápido que pude y antes de que ella cerrara totalmente la puerta, evite 103
que
la
cerradura
nos
separara, hubo un forcejeo para poder entrar; pero ella estaba alterada y lloraba, al lograr entrar a ese habitación la
intenté
abrazar
para
tranquilizarla, pero ella se escapaba de mis brazos, le pregunte
que
por
qué
reaccionaba así, pero ella solo quería alejarme, corrió 104
hacia balcón
la
ventana y
se
peligrosamente,
de
un
asomó le
grite
desesperada que regresara dentro de la habitación; ella me miro, sus ojos pintaban el dolor
más
grande
nunca
había visto en ella, y me dijo:
_Sofía, yo...yo…Te
mi amo!... 105
Sofía,… desde
hace mucho tiempo, y nunca me atreví a decírtelo, porque tenía
miedo
de
perder
nuestra amistad, todo lo que habíamos vivido desde que éramos
niñas,
tú
me
ayudaste
a
superar
mis
miedos, sin saber que al crecer este amor que siento por ti sería uno de los que más temería. 106
Me quede estática, como si la vida me hubiera tirado una cubeta
de
sensaciones
inesperadas que congelarían cada parte de mí hasta mi mente, y le dije lo único que pudo emerger de mi boca: _ ¿Por qué hasta ahora me lo dices?-
Ella
continúo
elegía-
107
su
_Te lo quise decir muchas veces, pero te encontraba distraída y perdida, soy una cobarde, no quería que mal interpretaras lo más bonito que he tenido en la vida, la admiración a tus ojos, tus manos, tu imagen que me acompaño en mis sueños cuando la realidad no podía besarme, tocarme y amarme; 108
perd贸n
por
amarte
en
secreto todo este tiempo, hoy precisamente, hoy mis obras iban a hablar por m铆, la exposici贸n
que
preparaba
era para ti, eran retratos de todo lo que representabas en mi, dibuje escenas que me imagine contigo, caminando en senderos y en la playa, retome recuerdos de cuando 109
éramos niñas- Di un paso tratando de acercarme más a ella, pero grito diciendo:
_ Alto!, no des un paso más, yo sólo tenía terror a tu rechazo, le dedique más de una pesadilla y más de mil lagrimas a este momento, en el que te enfrentaría mi amada
Sofía 110
con
este
sentimiento, no quiero estar sin ti el resto de mi vida, no puedo!, no concibo ni un solo día sin que tu voz pronuncie mi nombre para al menos regalarme un Buenos días!, y siempre
esperando
el
milagro que en algunas de esas mañanas detrás de ese saludo o en medio de alguna conversación tuviera un te 111
amo!; mi amor por ti me hizo valiente, pero tu realidad me acobarda de nuevo, yo no puedo competir contra el sentimiento que tienes hacia esa chica, de la cual te he encontrado bebiendo de sus labios de fuego, seduciendo tu alma, disfrutando de su atracci贸n
que
emanaba
desde la puerta, nunca me 112
amaras y ahora que sabes lo que yo siento, no puedo vivir con esta vergüenza, con la pena
de
no
ser
correspondida y ver como son de otra tus besos, tu tiempo, tu cuerpo, tu vida…-
Antes de permitirle decir una palabra más estire mi mano y le pedí que no cometiera 113
ninguna tonterĂa, estaba tan confundida,
pero
estaba
consciente de lo peligroso de la situaciĂłn.
_ Ana tu siempre has estado para mi, eres una de las mujeres mĂĄs importantes de mi vida, te adoro, nadie como tu conoce mis manĂas, mis virtudes, mis defectos; y aun 114
así decidiste seguir siendo mi amiga y arriesgarte aún más a amarme en cada faceta de mi ser, amarme a pesar de que mis errores llegaran a lastimarte…-
Conforme
decía
avanzaba
esto
cautelosamente
hacia
ella
aún con mi mano extendida, Ana no paraba de llorar y limpiarse sus lágrimas en un 115
rincón
del
balcón,
temblorosa, agitada, y yo continúe…
_ Ana, dame tu mano y acércate que yo limpiare esa tristeza de tu cara, yo te prometí desde niña que no permitiría
que
nadie
te
volvería hacer llorar y yo no seré
la
excepción, 116
ven,
abrázame conmigo
y
quédate
amiga
mía,
mi
confidente, mi compañera de niñez,
prometo no
volver
hacerte daño-.
Ella clavo su mirada triste y soñadora
en
la
mía,
lo
húmedo y frío de sus manos se deslizaba lentamente en el aire hasta la punta de mis 117
dedos, sentí su nerviosismo deslizándose extremidad
desde de
su
la mano
hasta la mía, en eso, de pronto se abre la puerta, la música invade la habitación y la mirada desesperada de Laura interrumpe un paseo de recuerdos y verdades entre Ana y mi alma.
118
_ ¿Qué pasa aquí mi niña?, ¿Qué hace esa chica en el balcón?, ¿Se puede…?-
Y
antes
de
terminara
su
que
Laura
oración,
un
segundo de distracción fue decisivo y cambio el rumbo de mi vida y terminó con la de Ana, ella se aventó de aquel balcón, tuve su vida en 119
la mitad de mi mano, sent铆 todo su amor colapsar en todo mi ser, la quise atrapar pero no pude, s贸lo vi desde la punta de aquel balc贸n como su cuerpo desaparec铆a entre la hierba crecida por la lluvia,
grite
desesperadamente, esperando
que
ella
pronunciara de nuevo mi 120
nombre con sus labios color perla,
que
como
lo
me
confortara
hacía
siempre,
rompí en llanto y me hinque pidiendo
una
oportunidad
más de tenerla entre mis manos
plenamente,
de
tocarla, de abrazar su cuerpo frágil que ahora había tenido un destino cruel por mi culpa; llore amargamente mirando 121
al precipicio y quise seguirla, como le había prometido alguna
vez,
yo
la
acompañaría para siempre, toda la vida, aunque ésta se terminara muerte, rápidamente
y
siguiera pero unos
sentí brazos
sujetarme fuertemente.
122
la
_ T煤 perdiste a esa chica que se
nota
que
te
importa
demasiado, pero yo no estoy dispuesta a perderte a ti mientras
est茅s
entre
mis
brazos y en mi coraz贸n-.
Un segundo de pasi贸n marco un instante de muerte y eternidad, sus ojos quedaron sepultados en lo inmenso 123
del abismo, con la única imagen
que
mi
mente
repasara con arrepentimiento y
culpa;
un
infierno
se
desataría en mi cabeza, lo que
alguna
vez
había
llamado amor ardiendo en mis pupilas, para ella había sido la peor pintura que pudo plasmar sus ojos.
124
125
126
127
Biografía Charlotte
de Esquivel
Una poetiza originaria de México, Nació en Coahuila el 4 de Agosto del 1990, es la mayor de dos hermanos. A temprana edad se mudo a Monterrey donde empezó a desarrollar gustos por las Artes. A los 14 años empezó a Escribir pensamientos, y visualizaba que algo o alguien le serviría de inspiración para escribir una obra literaria. Por cuestiones del destino su vida tomo un giro inesperado y se mudo a los 18 años a Yucatán, donde ahora reside en actualidad y estudia Lengua inglesa. En esa nueva ciudad encontró su pasión y amor por la Pintura, la Fotografía, las manualidades artesanales, la literatura antigua, los gatos y las mujeres. Bohémica, hippie, romántica y curiosa, son cualidades que la describen. Busca sus inspiraciones en la vida, en las pablaras, en los momentos y experiencias vividas, en la simplicidad de las cosas del día y la noche; pero describe que su mayor inspiración es la mirada y sonrisa de una mujer. Disfruten la 128 obra de ésta artista innata, y déjense llevar por las emociones que la historia Les haga expresar.