Un pensamiento,un arbol,neblina y una mujer en el edificio.

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UN PENSAMIENTO UN ARBOL NEBLINA Y UNA MUJER EN EL EDIFICIO.

Nestor ovilla 2013

esfera&manos

EDITORIAL

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Fotografia:

Nicolรกs Todo

Dylanrumi.tumblr.com Ochosoles.tumblr.com Delasangre.tumblr.com

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Vamos a usar las partes finales de las hojas, para escribir los momentos de personas desconocidas, de nuestros pasos por los lugares de siempre, de los colores de un dia de madrugada, de nuestros pensamientos en la regadera y de los sueĂąos que se quedan secando como prendas en el techo de nuestra casa.

NĂŠstor ovilla 2013 www.carcollective.com/nestorovilla

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Palmeras en mis sue単os, auroras en el techo, un asiento de oro, una ma単ana melancolica, el anciano y el tabaco, deja caer sus pasos cortos sobre estructuras antiguas, muy antiguas, la mujer que se asoma desde el 4to piso del edificio azul deja caer una prenda, y los adolescentes en el autobus van pensando en el mar. la chica en el rio: mientras un ni単o en el rio, agotado se recuesta sobre rocas humedas, verdes.

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Son dias desnudos los que tengo que sostener sobre estas manos de lamina, se acercan dias virtuales donde la electricidad causara orgasmos inesperados, traducciones saludables, besos causados por visiones grises, sonido fresco, aguado, ni単as frente al espejo mencionando su propio nombre y olvidando a su madre, zapatos blancos llenos de sangre por la tarde, o por orgasmos no planeados. n


Esperanza extranjera, retratos desconocidos, calendarios en la cocina, cachorros de animales marcianos rodeando mi habitacion ajena, mojando mis prendas ajenas, mojando mi cobijo ajeno, ni単os sentados frente al televisor espiando publicamente a una mujer rosada que es destrozada, guardada en bolsas negras y arrojada por puentes donde adolescentes hacen el amor cada fin de semana, donde arrojan a sus propios hijos fallidos, y es un sue単o de ni単as, que desde sus camas, anelan inconsientemente hacer...

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Existian, parecia que el dia y la noche las vestia, los lobos, el cuervo, el rio en aquel lugar, su existencia, su amor, sus sueños. Existian, parecia que los besos de aquel invierno no era satisfaccion para sus labios, el invierno entraba y salia de aquella casa, donde existian, la mujer blanca, el hombre sol. Existian y en primavera hacian el amor, nadaban junto aquel arbol rosado. Los dias pasaban, y el hielo se comenzaba a apoderar de la casa, “y esa casa ¿que colores contiene?” Los lobos se asomaron en la montaña, la mujer se mojaba el cabello, la mujer imaginaba: aves de color verde, de color, muerte. Existian los sueños negros en la mente de la mujer blanca. El hombre representaba el aliento de sus dias. Ella le preocupaba que pasara sus dias con aquellos lobos. Tenia un cuaderno en donde plasmaba los susurros de los lobos en la noche, aquellos gritos que terminaban encadenando su descanzo, ella escuchaba a los lobos hablar del color de su piel, de sus ojos, de su boca fria, hablaban de una mujer escondida en las cuevas de las montañas y con el lapiz escribio: “Una luz que sale del bosque, una luz que humedeze las montañas”.

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Quedo tu cuerpo flotando entre dos montaĂąas azules, cubriendo el sol, la luna y yo deborando las estrellas. Fuimos “altarâ€?, un placer temporal, miel regada por la sala, pisoteada, probada por animales y al final simplemente, borrada. Algo que costo un par de minutos en limpiar del suelo, pegajoso, desagradable, pero, suficiente.

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Al final solo voy a tomar la palabra “olvido” ponerla en el cartucho y dispararme, eso es todo lo que tengo que hacer. Transformarme en alguien invicible, caminar en el agua, morir por mi cuenta, cuando quiera, llorar por la lluvia, dormir y no soñar mi futuro, besar las nubes y cubrir mi cama de neblina, mucha neblina.

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Estoy un poco gastado. Sumerjo mi cuerpo en la tina metalizada, con el agua tibia, con sirenas observando mi inquietud nocturna, y le escribo notas a mis dedos, el agua comienza a hervir, mi cuerpo se comienza a consumir en vapor, ya luego me transformo en una gota de agua que espera por caer en cualquier momento en el techo del ba単o. Cuando logro caer al piso, me vuelvo charco, alguien abre la puerta y tropieza. (De nuevo me acorde de ti)

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