La existencia de Dios y Descartes

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Descartes y la existencia de Dios San Anselmo de Canterbury y Descartes contrapuestos a Gaunilón En algún momento de su vida Descartes se preguntó, ¿Dios existe? Con esta pregunta no estamos diciendo que Descartes fuera ateo, sino más bien que estaba de acuerdo con la teoría de San Anselmo. Este es un maestro de la consciencia espiritual, que refuta las invalideces del monje Gaunilón. El monje Gaunilón argumentó en contra de San Anselmo, él afirmo que entre el orden del pensamiento y la realidad hay un espacio, con esto quiere decir que podemos llegar a pensar con la existencia del hombre perfecto el cual tenga buenos modales, no sea un bestia, ojos azules, alto, que tenga carrera, que sepa escucharte, que te haga reír o incluso que haga las tareas de la casa, pero este ser “perfecto” que pensemos no tiene porque existir, es decir, que podemos pensar en las cosas más perfectas como Dios, aunque ese ser perfecto de Dios no tenga porque existir. Por contrario San Anselmo afirmó que todos los hombres tenemos un ideal de Dios, entendiendo un ser tal que es imposible entender un ser mayor que él. Por esta razón este ser debe existir en el pensamiento y en la realidad, ya que si no existiera en la realidad podríamos pensar un ser mayor que él, es decir, un ser que posee la perfección y la existencia y entonces caeríamos en contradicción. Por esa razón Dios debe existir, no sólo en el pensamiento sino también la realidad. Volviendo al principio de nuestra actualización, donde Descartes se preguntaba si Dios existía, él mismo necesitaba unas pruebas para verificarlo, cuyas pruebas se basaban en la teoría de San Anselmo, prueba ontológica. Esta se basaba en que aquello que percibimos clara y distintamente es verdad, como por ejemplo de un triángulo percibimos clara y diferentemente que sus ángulos suman dos rectos (por tanto, esto es verdad). Pero en la idea de triángulo no percibimos clara y distintamente que exista en la realidad. Su existencia no se puede intuir a partir de la pura noción de triángulo, es por lo menos tan cierto que Dios, que es ese ser perfecto, es o existe, como cualquier demostración de la geometría lo puede ser. Como conclusión podemos decir que, Descartes no era ateo claro que él era un afiliado a las Iglesias, si no, no se hubiera prestado para hacer sus obras, ni dedicarlas a la religión. Por lo tanto, la prueba ontológica se basaba en la afirmación de San Anselmo, en la cual defendía que Dios existe, como cualquier demostración de la geometría, por tanto la prueba ontológica va en contra de los argumentos del monje Gaunilón, el cual afirma que podemos llegar a pensar lo “perfecto”, pero no tiene porque existir.


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