El Otro psi . nº204

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El Øtro

NOVIEMBRE | DICIEMBRE | 2014

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Rodolfo Walsh y el arte de escribir e impide de este modo al niño restarse, separarse, no le ofrece, ya desde la alienación, un lugar de falta, dando mas lugar a la aparición de fenómenos, que de síntomas en el sujeto, debido a que la intrusión resulta arrasadora”1. Es en su adolescencia y en relación a la posibilidad de acceder a una mujer por una vía exogámica, que se pone en evidencia que Nicolás no cuenta con títulos masculinos donados por el padre, solo amarras precarias e inconsistentes. Se dice violento, explosivo, mujeriego y así se presenta, pero lo descubren una y otra vez en otra posición. El mismo llama a esto una máscara. En ese momento, se encontró con un Otro materno caído de la escena, que no sólo no podía escuchar las demandas de su hijo sino que se sostenía de él, pidiendo que la abrace cuando estaba triste, usándolo como objeto instrumental, de acuerdo a sus necesidades y exponiéndolo a situaciones límites, ya que cuando se quedaba sola intentaba suicidarse.

la y su madre. Vive solo ahí, pero mantiene habitualmente contacto con ellas. Comienzan a surgir escenas donde relata que le molesta la visita de su madre, que deja olor a cigarrillo y el dejó de fumar, que entra sin tocar timbre, y que le usa la computadora. Ante esto digo que ahora prefiere estar al lado, que ya no hace falta estar juntos y que también está pudiendo ubicar que se siente molesto cuando invaden su intimidad. ¿Podemos pensar que en este momento se trata de una angustia que ya no es masiva, arrasadora, sino que funciona como señal de que hay algo que no está bien? Al final de esta sesión me dice que me extrañó y cuando lo saludo me abraza, situación que acompañé. Refiere a la sesión siguiente que decidió separarse de Tamara, que es él quien

Podemos pensar como intervenciones tanto una interpretación, como un chiste, un silencio, un tono de voz, una pregunta, un corte imprevisto, una puntuación, un incremento de honorarios, una cita más, un movimiento corporal, un gesto, recomendar algo, entre otras posibles... Angustia ante la presencia de este objeto de goce que se es para el Otro. Otro inconsistente, donde lo que pide es todo o nada de él, que no esté presente cuando era niño, que la acompañe a su antojo en la adolescencia. Angustia que a su vez posibilita, tanto el comienzo de un tratamiento como también el poder interrogar esta posición. Donde un primer movimiento subjetivo podríamos ubicarlo en el pasar de ser el pollito mojado al pollo del jefe, cambio de posición, donde hay un otro que reconoce capacidades en él, que le da un lugar de privilegio. Un Otro que hace una apuesta y al que Nicolás le hace falta. Edificando bordes, por el camino del deSeo… Desde la dirección de la cura, podemos ubicar un primer momento donde se apunta a que se instale la transferencia, alojando, escuchando, y haciendo semblante de sostén, ofreciendo que me llame cuando se sienta angustiado. Analista que hace semblante de un Otro barrado, mostrándome preocupada y ubicándome en posición de un Otro que no lo goza. Algunos meses después, Nicolás se muda a una casa al lado de la de su abue-

le pide distancia. Ellos se seguían viendo, a veces dormían juntos, sin mantener una relación de pareja. “Me canse de andar pidiendo amor”, refiere. En una sesión cuenta que se peleó con su mamá, ya que acordaron algo y ella no aparece en el horario pautado. Discuten por mensaje de texto, y a partir de esto no se habla con ella, dice que él no está enojado pero tampoco la quiere ver ni llamar por ahora. Se insultan en los mensajes, refiere “que su madre y su abuela creen que conocen todos sus pasos, que opinan sobre lo que está bien y lo que no, que con ellas no se puede, que ellas no ven sus propios fracasos, y que su madre cada vez que se manda una cagada da vuelta todo y miente”. Cuestiona también que su madre muchas veces le miente a su abuela, para que esta no se enoje por algo. Comienza a vacilar la consistencia de este Otro materno, que a su vez es dependiente de su madre. Se trata de ir construyendo un borde al goce materno, que pueda caer de este lugar de dueña de la verdad y donde Nicolás encuentre otros significantes que lo representen. Apuesta analítica al surgimiento de un sujeto deseante, cuya posición de goce sea conmovida, posibi-

Lic. Delia Andrade UBA

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litando que encuentre otros caminos de satisfacción ligados a su deseo. En una sesión aparece por primera vez la figura de su abuelo paterno, también llamado Nicolás, quien falleció hace un año y medio. Se angustia, cuenta escenas de su infancia. “El me contaba historias, algunas eran mentiras pero yo le creía porque era mi abuelo” Muerte real de un padre, conmoción a nivel simbólico que confronta al sujeto con su desamparo, y aun más, en este caso donde la posición fallida del padre lo ha dejado sin recursos para responder. Los ataques ceden en los últimos meses. Nicolás comenzó a tomar clases de baile, refiere que le gusta la salsa y que para fin de año van a preparar una presentación con el grupo. Por otro lado comenzó a jugar al futbol con unos amigos que no veía hacía mucho tiempo y están participando de un torneo los fines de semana. Mantiene una mejor relación con la madre de sus hijos, y con ellos, ya que refiere que a veces salen los cuatro, que él está ayudando a pintar la casa donde viven, que son como una familia aunque no estén juntos como pareja. En una de las últimas sesiones refiere que comenzó una relación con una chica menor que él y que se están conociendo. Podemos ubicar un antes y un después en el tratamiento de Nicolás a partir del momento en que aparecen recuerdos, puede establecer asociaciones, y se va trazando una trama fantasmática a través de la cual algo de lo real que irrumpía tomando el cuerpo, es simbolizado en sesión a través de la palabra. Pero todavía queda mucho camino por andar y desandar, fenómenos que ceden, y un síntoma por construir, en análisis.  Bibliografía - Lacan, Jacques – “El Seminario X, La Angustia (1962-1963)” – Buenos Aires, 2011, Ed. Paidós - Bauab de Dreizzen, Adriana -“De la angustia al deseo” – Buenos Aires, 2011, Ed. Letra Viva - Tomas, Silvia – “La función materna” – Buenos Aires, Ed. Letra Viva, 2011, Pág. 126 - Nasio, J.D. – “Como trabaja un psicoanalista”, Buenos Aires, 2010, Ed. Paidos - Davidovich, Mariana (compiladora)-“Los desbordes pulsionales” – Buenos Aires, 2007, Ed. Letra Viva y Centro Dos - Vegh, Isidoro – “Las intervenciones del analista” – Buenos Aires, 2004, Ed. Agalma - Lacan, Jacques – “El Seminario XXIII, El Sinthome (1975-1976) Versión Crítica Actualizada de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

Acá aparece la escritura como un modo de “entender” la vida, o si lo pensamos en esa línea, para poder recubrir lo real que hay en ella, eso imposible de soportar y que no cesa de no escribirse. Y aún el intento de cubrirlo ha dado a la humanidad las grandes obras de la literatura. Nuestra Alejandra Pizarnik, que tan bien ha sabido dar cuenta del vacío al que nos empuja la escritura, escribe en sus diarios el 11 de Mayo de 1962: Deseos de escriturarme, de hacer letra impresa de mi vida. Instantes en que tengo tantas ganas de escribir que me vuelvo impotente. Digo escribir por no decir bailar o cantar, si se pudieran hacer estas dos cosas por escrito. El lenguaje me desespera en lo que tiene de abstracto5. El psicoanálisis de orientación lacaniana, aborda la literatura tomando lo que ella enseña al psicoanálisis. Existe un vacío estructural con el que todo sujeto tendrá que vérselas. Hay un punto de extracción en la constitución subjetiva que dejará la marca de un vacío imposible de recubrir. No todo puede ser recubierto por lo simbólico, hay un núcleo real que permanecerá. El escritor es alguien que frente a ese vacío escribe y así cada escritor encontrará su propia manera de habitar el lenguaje, como todo sujeto. Lacan se ocupa de lo que la escritura es a un sujeto en distintos momentos de su enseñanza. Voy a detenerme en lo que plantea en el Seminario 18 en su clase Lituraterre. Este término remite a la Tierra del litoral. La letra es el litoral entre saber y el goce. Allí se ocupa de definir la letra y dice que es lo que dibuja el borde del agujero en el saber. Ese agujero que no puede ser recubierto. La lógica del no-todo, de la no relación sexual, demuestra que no todo puede ser recubierto por el significante. El inconsciente, definido por Lacan como estructurado como un lenguaje, y entonces, como efecto del mismo, rige la función de la letra para cada quién. Otra mención que quisiera subrayar del texto Lituraterre de Lacan, es su referencia a la vanguardia. Allí Lacan dice que la literatura de vanguardia está hecha de litoral. Rodolfo Walsh en cierta oportunidad declara: La vanguardia es entonces el modo que asume el realismo en una coyuntura

Cuando un escritor escribe revela quién es y lo que ha vivido, lo que ha marcado su existencia histórica de agotamiento. Esa coyuntura no se puede forzar ni es obligatorio que cada etapa tenga una vanguardia. (…) En América Latina el escritor realista está en la vanguardia cuando hace patente lo que esté invisible: el imperio, la lucha de clases, el sentido de las relaciones humanas y de los sentimientos de los hombres. Carlos Fuentes y Vargas Llosa, el mejor Cortázar, son realismo y son vanguardia, son contradicción en los términos6. La vanguardia se piensa como lo que surge frente a cierto punto de coyuntura social y desde el psicoanálisis lacaniano como aquella que está hecha de litoral, de límite entre saber y goce, que intenta pero nunca podrá recubrirlo todo, el modo en que se bordea ese agujero en el saber hará la diferencia. Cuando un escritor escribe revela quién es y lo que ha vivido, lo que ha marcado su existencia. No me refiero a la constatación o el rastreo de lo efectivamente ocurrido o el dato biográfico que pueda leerse en la letra de un escritor. Más bien, lo que queda revelado es la singularidad propia del autor ligada a una ética, una poética y un compromiso con la palabra escrita que es irrepetible. El oficio de escribir se encarna en un cuerpo que hace de la marca de su singularidad una narrativa propia, una voz propia. Dice Cecilia Collazo en su libro La rosa de cobre. Psicoanálisis y poesía7: Sabemos que el poeta para escribir sus poemas, hace un trabajo minucioso y detallado en relación a la voz. Quien escribe se construye una voz en el estilo literario que utiliza, en tanto transita alrededor de ese objeto con la palabra (…) la invención de un sujeto sobre lo trágico, sobre el vacío acuciante, sobre el trabajo con el objeto voz, como plus de goce para la tarea de la pulsión. El objeto voz es uno de los objetos, junto con la mirada, que Lacan suma a los objetos de la pulsión definidos por Freud (oral, anal y fálico). Los objetos voz y mi-

*Licenciada en Psicología (UBA),

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