El Corso Nº 5

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elcorso.es

Nº 5 • Jun • 2010

Petróleo y desastres naturales FICCIÓN: Fresas de fuego • El día que debí matar a Borges (Pags. 30 y 31)



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Música: Eterna

8

Literatura: Beevor,

melancolía charrúa

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Arte: La

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Teatro: Festival

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Cine: El

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Ciencia: Negro

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Tecnología: iPad,

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Ficción: Fresas

el bardo de la guerra

lista imperfecta de TIME

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de Mérida (56 edición)

eterno retorno de Robin Hood

Redactor: Luis Cadenas Borges luiscadenas@elcorso.es Colaboradores: Leticia Santos

petróleo en el mar el eslabón perdido de...

de fuego y El día que debí matar a Borges

Diseño:



Eterna

melancolía

charrúa Jorge Drexler presenta

‘Amar la trama’,

su último disco, en un concierto perfecto en el Circo Price de Madrid por Leticia

Santos


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e Canarias a Vigo, los escenarios de media España se llenan de esdrújulas y de melancolía uruguaya por obra y gracia de “un moro judío que vive con los cristianos” y que dejó la medicina para diseccionar el castellano con su bisturí musical. Su exitosa presentación capitalina fue en un circo que hubiera llenado sólo con su voz, pero que también decidió salpicar de elementos mágicos como una marimba, un serrucho a modo de instrumento o un guitarrista flamenco. Dos horas de concierto con un público entregado que reclamó al artista para que volviera una y otra vez al escenario. Él respondió y reapareció dos veces, copa de vino tinto en mano, para acabar desplomándose (intencionadamente, no se preocupen) cuando de verdad terminó. Su brillantez no es incompatible con una humildad de la que hace gala y que le lleva a atender las peticiones del público, lanzadas como deseos sobre el uruguayo. En esta ocasión la petición respondida fue ‘730 días’. Tras publicar ‘Cara B’ (recopilación de actuaciones en directo), Drexler decidió grabar su último disco como ya no se estila, en directo, como Frank Sinatra y ante un público de 20 personas porque, como él dice, le gusta tocar con gente delante. El artista es uno de esos habitantes de Chueca que dan luz a la ciudad, que hacen recordar el pasado floreciente de Madrid como capital cultural. Su último disco se gestó en su piso sin ascensor de Chueca, decorado de forma minimalista con instrumentos, fotos y, cómo no, mates. Una cama desecha como portada y 12 canciones bajo el título de ‘Amar la trama’, que no es más que su particular “se hace camino al andar”, porque, como él dice “a veces sólo al errar consigues lo que buscabas”. n

Músico, médico, compositor, triunfante ganador de un Oscar y habitante de Madrid

Reapareció dos veces durante el concierto, con una copa de vino en la mano, un guiño cómplice y un falso desplome

La portada del disco es una simple cama desecha, natural como pocas

Es la metáfora perfecto del músico mestizo y su brillantez no es incompatible con la humildad


Drexler el “u-ru-gua-yo” por Luis

Cadenas

Es el otro u-ru-gua-yo al que corean en Madrid, un tipo nacido en septiembre del 64 en Montevideo, músico, compositor, poseedor privilegiado de una de esas estatuillas doradas que reparten en Hollywood con cierta generosidad (con él, todo dejusticia). Fue su momento, puenteado por la industria porque no era conocido, se tomó la venganza justa y debida al recibir la estatuilla y cantar a capella una parte de ‘Al otro lado del río’, que antes había cantado Antonio Banderas, que tuvo su punto de vergüenza torera al reconocer el error. Lo que no sabe la gente de Drexler es que es también otorrinolaringólogo, y que ejerció de casa en casa. Sus raíces hebreas no le han cerrado puertas en ningún lado, se las ha abierto al tener un origen tan mestizo como la música que ejecuta, siempre agarrado a una guitarra. Fue telonero de Caetano Veloso, de Sabina, vino a España para un mes y se quedó para siempre, y en su haber cuenta con once discos de estudio y recopilatorios, desde ‘La luz que sabe robar’ (1992) y el último, ‘Amar la trama’ (2010), que arrasó en el Circo Price y sacudió, una vez más, a miles de fans.

+ INFO

jorgedrexler.com myspace.com/jorgedrexlermusica

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Beevor , el bardo de la guerra El ensayista Antony Beevor se convierte en la voz de la nueva cr贸nica del ensayo del fin del mundo por Luis

Cadenas


Antony Beevor


+ IN

S

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e llama Antony Beevor, sin h intercalada en el nombre de pila, una rareza en un país como Reino Unido, donde las formas lo son todo. Por algo fue oficial de la Royal Army durante años y uno de esos productos de la Academia de Sandhurst, la particular Esparta inglesa y por donde el ejército británico pasa de horda a legión disciplinada. Nacido en 1946, en su haber figura ser el nuevo cronista de moda de la Segunda Guerra Mundial, pero también de muchos otros conflictos; su temprano contacto con la historiografía militar le favoreció a la hora de entender todo lo relacionado con los conflictos. En España desembarcó hace unos meses con ‘El Día-D’, un fresco de la Batalla de Normandía desde el desembarco en las playas (Gold, Juno, Sword, Utah, Omaha) hasta la liberación de París. No importa que tanta cerca de 500 páginas o más, se lee como se bebe una cerveza, a sorbos pero con fuerza, con algún que otro regusto amargo pero con placer a fin de cuentas. Y no es la primera vez que Beevor convierte la historia de nuestro particular Apocalipsis en una piedra de toque. Beevor se benefició de su condición de oficial, y nada menos que del 11º Regimiento de Húsares del Ejército británico, para entrar como un alud en los archivos rusos del Ejército Rojo, meticuloso en todos los detalles y que le han servido para diseccionar el terrible Frente Oriental y hacerlo ameno, pero sin renunciar a contar todas las miserias, venganzas y pecados de rusos y alemanes, tan inmensos como la propia guerra. De este modo ha renovado en profundidad la Historia militar y política de la Segunda Guerra Mun-

antonybee

Entre sus libros destacan ‘El Día-D’, ‘Berlín, la caída’ y ‘Stalingrado’

BIBLIOG

En su haber cuenta, en es (2006), ‘Berlín, la caída’ (2006), ‘C (2006), ‘Un escritor en guerra: Vas Civil española’ (2005), ‘París despu grado’ (2004) y la mencionada sob Su estilo mezcla la profusión de datos y citas de testigos con una reinterpretación, a veces dudosa, de los hechos

Su siguien yecto en Napoleón: cia ya tem enfocará la emperador


NFO

evor.com

Los críticos alaban la forma de comunicar de Beevor, pero también arremeten contra alteraciones y puntos de vista nada objetivos

GRAFIA

spañol, con ‘La batalla de Creta’ Creta: la batalla y la resistencia’ ssily Grossman’ (2006), ‘La Guerra ués de la liberación’ (2007), ‘Stalinbre Normandía.

ente pronfila hacia en Franmen cómo a figura del r y general

Su compromiso para denunciar los crímenes de ambos bandos en plena guerra es total y le ha ganado muchos enemigos

dial, y sobre todo pensando en el lector medio, no en otros oficiales e historiadores, de tal forma que su conocimiento queda tamizado por la necesidad de comunicar. Su narración, detallista y meticulosa, llena de referencias cruzadas y de vidas paralelas de soldados, civiles y generales, se trufa de citas y anécdotas que cargan de humanidad cinco años de horror. Su total compromiso con la denuncia de los crímenes de guerra le ha granjeado muchos enemigos en Rusia, donde siempre se tapó con ahínco los fusilamientos de prisioneros, las marchas de 400 km hasta los gulag, las violaciones colectivas de civiles alemanas, polacas, húngaras o rumanas, así como el saqueo mercantil indiscriminado y de tecnología llevada a cabo bajo órdenes de Stalin. Pero también ha recibido bofetadas en EEUU y Reino Unido, donde no fueron bien digeridas las críticas de ‘El Día-D’, donde da con detalles pruebas y testimonios del salvajismo de los paracaidistas y divisiones de infantería angloamericanas contra los alemanes. Beevor ha sido, por desgracia para él y por fortuna para los demás, el primero que ha hablado sin tapujos de las vendettas de los Aliados contra los grupos de prisioneros alemanes, muchas veces tiroteados cuando ya se habían rendido, cuando no colgados en pleno bosque. Y por supuesto los bombardeos indiscriminados sobre el continente, el caballo de batalla de una cierta reinterpretación, ya menos ideológica, del devenir de la guerra. Estilo, detallismo, historia y divulgación se dan la mano en él, críticas o no sobre su subjetividad, pero también el talento de un gran comunicador imprescindible hoy para entender la guerra que parecía el Fin del Mundo. n

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por Luis

Cadenas


Si son tan cortos de miras, es mejor que restrinjan el ámbito mismo de la lista a la novela gráfica contemporánea americana

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Berlin: City of Stones (2000), by Jason Lutes

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14 Hace algún tiempo la revista ‘Time’, uno de los faros del periodismo en el mundo, decidió hacer una larga lista de las mejores obras literarias creadas a partir de 1920

En el futuro haremos nuestra propia lista de lo mejor de la novela gráfica, una vía que se abre hacia el futuro

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o malo de hacer listas de cualquier cosa es que siempre son como las guillotinas: consigues la cabeza pero no el cuerpo, y todo lo que dejas fuera a veces es tan digno como lo que mira al verdugo desde la cesta. Metáforas aparte, hacer una lista, un ranking o cualquier otra pirueta cualitativa conlleva juzgar ele-

Blankets (2003), by Craig Thompson

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Bone (2004), by Jeff Smith

mentos. Y quien juzga luego es juzgado por los demás. Cuando una lista se hace por cuestiones de cantidad, entonces no hay tanto problema; las dudas y el error surge cuando la objetividad se pierde para decidir que A es mejor que B porque… por muchas razones. Hace algún tiempo la revista ‘Time’, uno de los faros del periodismo en el mundo, decidió hacer una larga lista de las mejores obras literarias creadas a partir de 1920. Los encargados de elaborarla fueron dos críticos especializados, Lev Grossman y Richard Lacayo, a los que se sumaron otros, como Andrew D. Arnold, más cercano al mundo del cómic. Lo más sangrante fue el apartado de Time cuando se ocu-

pó de la novela gráfica. Ya de por sí es complicado que los medios de comunicación den cierto respeto al reino del cómic, y más en su variante más larga y culta, elaborada, la de la novela gráfica, muchas de ellas de la misma talla que otras novelas al uso. Evidentemente no incluyeron apenas libros o novelas gráficas que no fueran anglosajones, siguiendo la teoría acostumbra-

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The Boulevard of Broken Dreams (2002), by Kim Deitch

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da de que uno siempre valora más su idioma que el otro. Por ejemplo: Scott Fitzgerald está, a mi parecer, sobrevalorado, mientras que fuera de España (ni siquiera Latinoamérica) la genialidad histriónica y satírica de Valle-Inclán queda oscurecida por la ignorancia exterior. Y viceversa: en España, por ejemplo, apenas se conoce la literatura eslava más allá de los clásicos rusos, y tampoco se presta atención apenas a la literatura japonesa, china o hindú, reducida a los tres nombres típicos que aparecen en Wikipedia. La lista incluye ‘Berlín: ciudad de piedras’ (Jason Lutes, 2000), ‘David Boring’ (Daniel Clones, 2000), ‘Ed de Happy Clown’ (Chester Brown, 1989), ‘Jimmy

The Dark Knight Returns (1986), by Frank Miller


Corrigan, the smartest kid on Earth’ (Chris Ware, 2000), ‘Palomar: The heartbreak soup stories’ (Gilbert Hernández, 2003), ‘Watchmen’ (Alan Moore & Dave Gibbons, 1986), ‘The Dark Knight returns’ (Frank Miller, 1986), ‘The Boulevard of Broken Dreams’ (Kim Deitch, 2002), ‘Bone’ (Jeff Smith, 2004), ‘Blankets’ (Craig Thompson, 2003). Salvo en el caso de

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David Boring (2000), by Daniel Clowes

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Ed the Happy Clown (1989), by Chester Brown

‘Watchmen’, ‘Berlín: ciudad de piedras’, ‘Palomar’ y ‘The Dark Night returns’ no podemos estar muy de acuerdo. En todas, salvo en las mencionadas, las obras son siempre al límite, casi periféricas, marginales, experimentales, pero no tuvieron la repercusión de las cuatro que he elegido, por gusto y por influencia posterior (en el caso de Watchmen, fundamental). Hay dos graves deficiencias en la lista y una ventaja. El primer error es que no hay novela gráfica anterior a los 80; bien es cierto que este formato no empezó a explotar hasta esa década, pero anteriormente en Europa ya se había explorado el formato en forma de series. Circunscribirse sólo a ese punto de partida

es muy precario. Sólo cabe recordar a Tintín (Hergé) y Astérix (Goscinny-Uderzo), que exploraron los límites mucho más allá del formato típico del cómic, extendido en todo el mundo, de EEUU a la España franquista. Si son tan cortos de miras, es mejor que restrinjan el ámbito mismo de la lista a la novela gráfica contemporánea americana, porque en la lista no hay nadie que, al

Jimmy Corrigan: The Smartest Kid on Earth (2000), by Chris Ware

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rre una novela gráfica coral y genial como es ‘La vida en la gran ciudad’, suma de relatos como ‘Nueva York’, ‘El edificio’, ‘Apuntes sobre la gente de ciudad’ y ‘Gente invisible’. Eisner es el gran pionero del cómic-literatura y ni siquiera le reconocen el mérito. Y por supuesto, lo que es más sangrante: el primer Premio Pulitzer destinado a un cómic, ‘Maus’ (Art Spiegelman, pre-

Palomar: The Heartbreak Soup Stories (2003), by Gilbert

menos directamente, no haya trabajado o nacido en EEUU. El problema es que esa lista ha sido puesta como modelo en el resto del planeta por periodistas mal informados. La segunda es que la elección se ha basado en criterios literarios, no en el nuevo modelo artístico que supone la novela gráfica: no aparecen otras grandes obras como ‘300’, algunas de las novelas creadas por Mike Mignola para ‘Hellboy’, tampoco otra pieza de orfebrería de Miller como es ‘Borg again’, de la serie Daredevil, o directamente ‘Ronin’, ni tampoco ninguna de las creaciones del mayor creador de cómic que ha tenido EEUU por su importancia, Will Eisner. De este último sólo se me ocu-

+ INFO

www.time.com/time/specials (Buscar luego la lista de las 100 mejores novelas. Las gráficas, entre la 101 y la 110)

Hernandez Watchmen (1986) by Alan Moore & Dave Gibbons

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miada en 1992) y que tardó casi diez años en llegar a España. Tercer punto. La novela gráfica es un formato casi experimental, con poca historia todavía y que en breve empezará a separarse del cómic como tal y a crear esa esperada vía intermedia entre literatura e imagen. Un nuevo plano de expresión en el que otras artes se funden para crear algo diferente y que se convertirá, en los próximos años, en el vehículo perfecto de expresión: un poco más allá de la literatura, un poco más allá del cómic, una nueva dimensión para la pintura. Y para la cultura del libro. Quizás haya que hacer una nueva lista y publicarla. Eso, mejor, para otro próximo número. n

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Festival#56de Mérida edición La crisis (económica, no de calidad) llega al festival teatral más antiguo de España, centrado en la cultura grecolatina por Luis

Se han ido por el agujero del hundimiento capitalista unos 400.000 euros

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el 16 de julio al 29 de agosto se abre en canal el mundo antiguo, el que lo imita o el que hablará de él. Es el Festival de Mérida, el corazón mismo del mundo escénico, un espejo en el que se recupera y se refleja el teatro grecolatino, el que se

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Nada de experimentos extraños: grandes clásicos con nuevas miradas

hizo después siguiendo su estela y su temática (moral o mitológica) y su nivel, altísimo, especialmente a partir de la revisión continua de textos antiguos. Algo más de 3 millones de euros avalan un proyecto que, sin embargo, ha visto cómo la crisis económica recortaba sus fondos en 400.000 euros, poco comparado con el hachazo a

otros festivales. La presente edición, la número 56, se ha ampliado a un mes y medio, siete títulos y 32 representaciones, que tendrán lugar entre el 16 de julio y el 29 de agosto. La programación del evento mantiene su “máxima calidad y su esencia grecolatina” con algunos recortes. El festival queda partido en dos: la primera, has-


Juan Luis Galiardo

Carmen Elías

ta el 8 de agosto, denominada ‘Esencia grecolatina’, contará con los clásicos esenciales y la plana mayor del teatro griego. En el segundo ciclo, el teatro grecolatino será el protagonista en la ‘Otra mirada’, con adaptaciones de los clásicos de los autores Albert Camus, Benito Pérez Galdós y Molière. Se han ido los patrocinadores privados, y ya sólo ponen dinero la Junta de Extremadura (de hecho, el festival es la parte del león de su propuesta cultural, de gran alcance internacional y nacional) y CajaMadrid, pero al mismo tiempo se amplía el tiempo de festival. Así que una vez hecho el tajo financiero, eliminado experimentos y renegociado los cachés, el festival tendrá su arranque entre el 16 y el 17 de julio con unos veinticinco bailarines del Hellenic Festival Atenas, que representarán el espectáculo de danza ‘Medea’ bajo la dirección del griego Dimitris Papaioannou. Los días 20 y 21 de julio el Teatro Nacional de Cataluña subirá a escena la obra ‘Electra’ bajo la dirección de Oriol Broggi, considerado como “uno de los mejores directores” por sus puestas en escena, “casi sagradas”, del teatro griego. Por otro lado, el Grec’10 y el Centro Dramático Nacional realizarán entre el 23 y el 25 de julio una versión de Heiner Müller de ‘Prometeo’, bajo la dirección de Carme Portacelli. En el reparto, des-

taca la actriz Carme Elías, que regresa al festival. Por último, el Centro de Producciones del Festival de Mérida representará entre el 29 de julio y el 1 de agosto, así como entre el 3 y el 8 de agosto una versión de ‘Lisístrata’ de Joaquín Oristrel, que estará dirigida por Jerome Savary. Y con otro nombre destacado en la lista, Paco León, muy lejos de la TV ya. Dentro de la ‘Otra mirada’, entre el 11 y el 15 de agosto se representará una versión de Albert Camus del clásico ‘Calígula’. Se trata de una coproducción de L’Om Imprebis, el Teatro Lope de Vega de Sevilla, el Palacio de Festivales de Santander y Teatres de la Generalitat de Cataluña con la que el festival emeritense conmemorará el 50 aniversario de la muerte del gran padre francés de las letras del siglo XX. El Teatro Pérez Galdós interpretará, entre el 18 y el 22 de agosto, ‘Electra’ para revisitar, una vez más, uno de los textos ya canónicos del festival. Por último, Galiardo Producciones ofrecerá entre el 25 y el 29 de agosto ‘El Avaro’ de Molière, en versión de Jorge Lavelli y protagonizada por el actor extremeño Juan Luis Galiardo. n

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festivaldemerida.es entradas.com

Entre los actores, Carmen Elías y Juan Luis Galiardo; entre los autores, de Galdós a Camus y Moliere, además de los clásicos Un mes y medio de teatro, siete obras nuevas y 32 representaciones

Teatro de Mérida

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El eterno retorno de


Russell Crowe

e Robin

Hood

Ridley Scott hace de cham谩n y resucita de nuevo el mito de la resistencia liberal inglesa por definici贸n por Luis

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Robin Hood ‘clásico’

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U

na vez más, Robin Hood. Y ya van… ni se sabe. Como en el concepto de Nietzsche, el eterno retorno, como un bucle sin fin. El cine está lleno de lugares comunes, devisitas periódicas a esos mitos subterráneos que se eternizan una y otra vez en nuestro subconsciente y que persisten porque funcionan. Es lo que los gurús de la literatura llaman “relatos básicos”, historias que por su forma, estructura, contenidos y detalles siempre van a funcionar porque son universales, clá-

sicos y no cambian generación tras generación. Por ejemplo, una historia sobre los Beatles puede tener mucho éxito, pero 50 años después será una lágrima en medio de la lluvia, como en ‘Blade Runner’. Y si hay un lugar común en el cine anglosajón, sin duda es Robin Hood, que resucita por enésima vez este mes gracias al australiano con síndrome de colon irritable más famoso del mundo: Russell Crowe. Y a su lado, el que le convirtió en emperador romano vía Circo, Ridley Scott. Años atrás un excesivamente pueril Mario Vargas-Llosa cargó en un artículo contra el mito

y lo arrugó hasta convertirlo en poco menos que un comunista terrorista. Una prueba del liberalismo económico mal entendido: Robin ha sido durante siglos el gran símbolo de la lucha liberal y democrática inglesa frente a los señores feudales. Es la metáfora perfecta de lo que nos espera, un símbolo histórico con visos de leyenda que se ha convertido en un espejo en el que mirarse. Con la de Ridley Scott ya van cerca de 15 versiones en el cine. No hay que olvidar que Robin fue uno de los primeros en ser llevado al cine, ya en los años 20 y en plena gloria del cine mudo. El arque-


Cíclicamente resurge de sus cenizas para demostrarnos que el ansia de justicia, sea como sea, es más poderosa que cualquier ley, norma o propiedad privada ro adoptó su imagen arquetípica entonces: mallas, botines, camisola verde y larga, con más de acróbata jocoso que de pequeño noble sajón, escondido en el bosque de Sherwood… Tan antiguo como el cine mismo. Y cíclicamente resurge de sus cenizas para demostrarnos que el ansia de justicia, sea como sea, es más poderosa que cualquier ley, norma o propiedad privada. Y con cada nueva versión se ha señalado algún tipo de detalle de la leyenda o de la realidad histórica. Tirando de archivo, hay varios Robin con empaque: el de Douglas Fairbanks (1922), el de Errol Flynn (1938, el más clásico y arquetípico), el miserablemente destrozado que hizo la Disney en 1973, la genial ‘Robin y Marian’ (1976) de Richard Lester, con Sean Connery y Autrey Hepburn, una versión de madurez y desencanto; la serie de la BBC con un toque esotérico y místico de 1984, con Michael Praed; también el Robin Hood de Uma Thurman y Patrick Bergin, o el “americaniza-

Cíclicamente resurge de sus cenizas para demostrarnos que el ansia de justicia, sea como sea, es más poderosa que cualquier ley, norma o propiedad privada

do” de Kevin Costner, ambas de 1991; la versión de Mel Brooks, alocada y fallida, y finalmente la de Ridley Scott, mucho más historicista, con el mismo mensaje liberal republicano de fondo que ya usara en ‘Gladiator’ y que aquí, además, sirve de plataforma para un alegato nacionalista inglés más que interesante. Queda en la memoria reciente una nueva serie de la BBC, en este caso actualizada y donde los actores son demasiado jóvenes y la vida de Robin se parece más a un serial de un canal para adolescentes que una materialización del mito. El cual, por cierto, no podía resistirse al enésimo remake con el que salir adelante. Lo bueno del filme es que da una vuelta de tuerca nueva, que humaniza y politiza a Robin, que le convierte en algo más parecido a lo que ha significado siempre en la tradición inglesa; pero también es un Robin ultraviolento y duro, quizás más identificado con el tópico medieval que tenemos en mente. Lo malo, una vez más, es que detrás está ese renegado de sí mismo que es Scott, incapaz de trascender su pasado glorioso y que repite el

mismo esquema que con ‘Gladiator’ sin ruborizarse demasiado. Dicen muchos críticos especializados que el cine se ha vuelto industrial, cómodo, burgués y terriblemente familiar. Queda Europa como último rincón donde todavía pueden convertir la pantalla en un lienzo artístico (muerto Bergman, aparece Hanecke, por ejemplo), pero lo cierto es que los resortes del gremio ya están divididos entre indies que sueñan con ser felices burgueses y burgueses con muy mala conciencia de serlo que no dejan de hacer películas a partir de cómics, videojuegos y mitos revisitados. Un remake tras otro, el cine pierde fuelle, talento y trascendencia, se vuelve una prolongación de esa industria del ocio dedicada a la familia, otra forma más de castrar el arte. No obstante, película interesante, y poco más. Donde esté ‘Los Señores del Acero’… n

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robinhoodthemovie.com bbc.co.uk/robinhood

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Negro petr贸leo en el mar BP afronta una ruina relativa como pago a sus fallos en el desastroso vertido de petr贸leo en el Golfo de M茅xico, que afecta ya a la costa de EEUU por Luis

Cadenas


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l ser humano no aprende hasta que no tropieza tantas veces en la misma piedra que la desgasta. Somos una especie testaruda, inconsciente y con un punto kamikaze que convierte nuestras acciones en tentaciones para el desastre. La última fue la explosión de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el Golfo de México, propiedad de British Petroleum (BP), que perdió una de sus bazas de extracción y de paso

vierte al mar el equivalente a 5.000 barriles de petróleo al día. Además de los once muertos provocados por la explosión, el mundo se ha dado de bruces con un nuevo latigazo a la cultura y la economía del petróleo, que deberá desaparecer para que el planeta se salve, y nosotros con él. El vertido acumula, desde el 22 de abril, varias grandes manchas que ya afectan al delta del Misisipi, y también a toda la costa americana del gran arco norte del Golfo. Mientras BP descarga las culpas sobre

Transocean, la compañía que opera en la plataforma petrolífera, ésta culpa a la empresa Halliburton, encargada de los trabajos de cimentación. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que reaccionó tarde (es humano, parece ser), aseguró que la culpa es compartida y que no perdonará el terrible daño que se le ha hecho al medio ambiente primero, pero también al turismo y la economía pesquera del gran río americano y de la costa. Están en el aire cientos de miles de empleos de los pes-


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cadores de gamba de la costa, y del turismo. Y todo apunta a que este vertido será peor que el del Exxon Valdez, por ahora el número uno de los desastres. Entre 400 y 600 especies, según la organización ecologista WWF-Adena, podrían estar amenazadas por la marea negra, que al tocar la costa obligó a miles de voluntarios a trabajar a destajo para sacar adelante las barreras de contención. La situación es grave para muchas aves acuá-

ticas que pasan la invernada en la zona antes de emigrar. También el atún rojo puede sufrir graves consecuencias pues está volviendo a la región para la temporada de reproducción. La catástrofe podría dejar un rastro futuro de ruina para la industria marisquera de la región de Alabama, Florida y Misisipi. El impacto sobre la fauna marina puede persistir durante décadas. El secretario estatal de Pesca del Gobierno de EE UU ha prohibido la pes-

cas comercial y deportiva en todo el litoral. Mientras tanto, la empresa BP intenta detener el vertido situando en la fisura una pequeña cúpula de contención, después de fracasar en la colocación de una gran campana de metal. También trata de situar un conducto para inyectar cemento y, de este modo, sellar el punto de fuga del vertido. Pero esta operación puede demorarse tres meses. Y no para de acumular desastres, uno tras otro. n

Golfo de México

BP acumula ya en su contra más de 100 demandas por el vertido, muchos de ellas de mariscadores de Louisiana

La Casa Blanca duda ya de BP y de su capacidad técnica, y el Congreso de EEUU ha puesto ya la diana en la petrolera

Según la compañía, salen unos 5.000 barriles de petróleo al día, mientras que otros cálculos apuntan a entre 25.000 y 95.000 barriles diarios

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greenpeace.org bp.com wwf.es


Luisiana 1

Luisiana 2

25 Luisiana 3

Luisiana 4

LO QUE CUESTA LA NEGLIGENCIA Y la cadena sigue y sigue: ya van más de 600 millones de euros en gastos entre indemnizaciones, limpieza, reclutamiento de voluntarios, movilización de efectivos de policía, guardia costera, agencias federales y seguros, además de la investigación por negligencia criminal por la explosión de la plataforma y los costes desmedidos de los sucesivos intentos por taponar la fisura en pleno fondo del Golfo de México. El problema es que no es un vertido de contenedor, sino petróleo ligero que sale del propio yacimiento. La empresa británica cifra en 153 millones por semana a partir de ahora. Y mientras tanto, la petrolera avisa que invertirá 400 millones de euros en estudiar el impacto del desastre: llega tarde y es una cortina de humo.

CÓMO FRENAR EL VERTIDO El método que han puesto o podrían poner en práctica los ingenieros de BP se denomina top hill; se trata de introducir líquidos pesados y después inyectar lodo y cemento que al solidificarse por la presión y la baja temperatura pueden frenar el flujo que emana. Si fracasara la operación, la petrolera podría recurrir a otra técnica, el junk shot, que consiste en introducir una variedad de materiales a alta temperatura como piezas de goma que harán circular por el tubo para bloquear el vertido.


iPad, el eslab


b贸n perdido de...

Tras a帽os de rumores, Apple ha presentado finalmente su largamente esperado iPad, un tablet que pretende llenar el hueco existente entre el iPhone y los MacBook por El

Corso


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E

L pasado 28 de mayo el iPad hizo su aparicion en las tiendas españolas con un notable éxito, ya que se agotó en menos de 2 horas. El precio en España oscila entre los 479€ para su versión más barata y los casi 800€ en su versión más costosas. En lo que a especificaciones técnicas se refiere, el iPad se apoya en un procesador de 1 GHz de velocidad desarrollado por la propia Apple al que han denominado A4 y que ofrece toda la potencia necesaria para ejecutar este iPhone OS con esteroides de forma suave y fluida en una pantalla LED de 9.7 pulgadas de 1024×768 píxeles de resolución (la pantalla utiliza

tecnología IPS para ofrecer un mayor ángulo de visión y tiene 132 píxeles por pulgadas). Disponible en capacidades que van desde los 16 a los 64 GB, el iPad cuenta con acelerómetro, brújula, GPS, altavoz, micrófono y conectividad inalámbrica WiFi 802.11n y Bluetooth 2.1+EDR que se amplia con un segundo modelo a la opción 3G. Físicamente el iPad es realmente delgado. Tan solo 1,32 cm de grosor en el punto máximo (sus bordes son redondeados para que podamos sujetarlo de un modo más cómodo) y un tamaño de 24,28 × 17,87 cm. El peso

tampoco es un problema, 680 gramos para la versión estándar y 730 para el modelo con conectividad 3G. La autonomía, uno de los caballos de batalla de los detractores del iPhone, ha sido una de las sorpresas y si en otros aspectos el iPad puede haber dejado cierto regusto amargo (sin señales de multitarea o cámara entre otros), este no ha sido uno de ellos. Ni más ni menos que 10 horas navegando por Internet, viendo vídeos o escuchando música y casi un mes en reposo. n

+ INFO

actualidadipad.com apple.com/es


Mail y Notas

Son el mejor ejemplo de los cambios que podemos esperar de la mayoría de aplicaciones: al disponer de una pantalla más grande, la aplicación se ejecuta en un modo de dos columnas con menús desplegables y un enorme teclado virtual que seguro facilitará las cosas a la hora de trabajar con él como si se tratase de uno real.

Es básicamente un cruce entre la versión de escritorio y la del iPhone, solo que desgraciadamente parece arrastrar (al menos en la presentación) las mismas carencias de este último: ¿queríais soporte Flash? Pues parece que de momento nada de nada.

Precios

En España, la lista de precios oficiales es la siguiente (IVA incluido): • iPad Wi-Fi 16 GB 479 € • iPad Wi-Fi 32 GB 579 € • iPad Wi-Fi 64 GB 679 € • iPad Wi-Fi + 3G 16 GB 579 € • iPad Wi-Fi + 3G 32 GB 679 € • iPad Wi-Fi + 3G 64 GB 779 €

iBooks

¿Mac OS X o iPhone OS?

¿Qué tal una mezcla de ambos? (más próxima al último que al primero) El iPad OS (nombre NO oficial) viene a ser una versión del sistema operativo del iPhone solo que adaptada al nuevo tamaño de pantalla. Así, en general encontramos pocos cambios estéticos a excepción de un Dock calcado del de Mac OS X y la posibilidad de utilizar fondos personalizados. Este nuevo sabor del iPhone OS puede ejecutar la mayoría de aplicaciones • del teléfono de Apple en su resolución original o ampliarlas para visualizarlas a pantalla completa.

Safari

Sistema operativo y algunas aplicaciones en el iPad La aplicación que convierte el iPad en un lector de libros electrónicos (a falta de tinta electrónica) realizada por la propia Apple. Su diseño emula a un libro en si sobre el que podemos interactuar pulsando sobre cualquier esquina para pasar de página o deslizarla con el dedo, cambiar el tamaño del texto, saltar directamente a otro capítulo desde el sumario, etc. Lo mejor de todo es que utiliza ePub, el formato estándar en lectores de libros electrónicos (la mayoría salvo el Kindle) por lo que puede que seamos capaces de importar nuestros propios libros además de los que adquiramos en la nueva tienda de Apple, la iBookstore, en la que encontraremos (al menos en los EE.UU.) buena parte del catálogo de las editoriales Penguin, Harper Collins, Simon & Schuster, Macmillan y Hachette.

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Fresas de fuego

por Luis

Cadenas Borges

M

irada perdida, ausente. Una lánguida andrógina de líneas finas, ojos grises que centellean con la luz, vestida como un hombre, que es a lo que huele; hembra que aúlla y devora como un lobo. Ante sus ojos, el espléndido otoño berlinés. La lluvia se endurecía para convertirse en aguanieve, agujas que volaban de un lado al otro. Kavafis Vega contemplaba ensimismada el gran enjambre de insectos transparentes que era la lluvia, que se movía al son del viento sobre Berlín. Al otro lado del grueso cristal, la Friedrichstrasse se helaba lentamente. Kavafis suspiró y repasó el filo de sus dientes con la lengua. El ventanal la hipnotizaba mientras la cafetería palpitaba levemente de vida; no había más de diez personas, pero el sonido sordo de la lengua alemana repiqueteaba a su espalda como un solo de batería. Era Nina, que no paraba de hablar de sí misma y de la nobleza perdida en el trato entre hombres y mujeres, de cómo todo se había llenado de perversión y sexo en cada poro, en cada palabra, en cada parpadeo: una forma cómoda de tapar sus propias vergüenzas y polvos rápidos por determinados favores nada espirituales. También ella lloraba por la Ítaca perdida. Kavafis, en cambio, había empezado a buscarla cuando sus ojos se fueron detrás del tac-tac de unos zapatos de Blahnik que se perdían cerca de la puerta, basas de columnas de carne nórdica listas para recorrer con las yemas de los dedos. Un pequeño golpe de viento y una suave melena rubia escondió el precioso rostro de la dueña del perfume de Lancôme que la había puesto en guardia nada más entrar en la cafetería. Kavafis metió el dedo índice derecho en su copa plana; el hielo picado se mezclaba con los fresones

aplastados que absorbían el azúcar y el vodka: su Erdbeere des Feuers, un nombre muy largo para la vieja mentira mental que el escritor judío Zweig había dejado tras de sí para sus lectores. Así que Kavafis lo había terminado por llamar un ‘zweig’, tan legendario como su paso por la calle bajo el frío. Su alma se reblandeció sin control, licuada y derramada sobre sus recuerdos. Atisbó entre las brumas de su cárcel particular cabellos negros, hermosos y sinceros, el anhelo que la había convertido en un ángel de alas rotas. Palpaba los blandos fresones igual que había saboreado sus labios, igual que su piel se había reblandecido por las manos finas y los dedos de pianista de Kavafis. De la misma forma que sabían los fresones olía ella: fruta incendidada, el sabor en la lengua de la carne caliente y seca de su amante mientras se recluía en la esquina más oscura de sí misma. Abrió una pequeña libretita mientras Nina seguía enroscándose al cuello de aquel hombre. De vez en cuando intentaba incluir a su amiga en la conversación, pero Kavafis sólo tenía ojos para la lluvia de hielo. Le recordaba a ella, a los ojos acuosos de su demonio. La veía todavía cortando los fresones para ella, con el pelo suelto sobre los hombros, la sonrisa en la cara, el chasquido de la hoja contra la madera, el tintineo del hielo en los vasos, la nevera atmosférica berlinesa cerrando puertas y ventanas, el placer de saber que el mundo empezaba y terminaba en aquel apartamento, como si el tiempo y la vida simple y llanamente se redujeran a verla caminar desnuda con el maldito libro de Zweig en la mano, el mismo en el que ella la enseñó a hacer el cóctel. La primera fresa helada que probó fue en su boca, y en ella murió, y moría cada vez que la recuperaba en la memoria. Kavafis sacudió la cabeza, triste y mecida por la lluvia, la de fuera, y la que tenía dentro de sí. Perra vida… n


El día que debí matar a Borges H por Luis

abía esperado pacientemente sentado en la barra de la cafetería de la Rue Moulins. Modernismo por todos lados, demasiado, una imitación barata de los hermosos lupanares de la cafeína que todavía subsisten en las calles húmedas de un París donde siempre llueve. En el bolsillo izquierdo tenía la pistola con silenciador; en el derecho, una edición de bolsillo de ‘El Aleph’ completamente manoseada, garabateada, con la misma caricatura del autor llena de maldiciones. Apenas había costado lo que un desayuno, comprado el libro en un mercadillo a orillas del Sena, donde cada mañana pequeños libreros ambulantes venden ediciones viejas, amarillentas y que han debido de pasar por miles de yemas. Así que mi edición estaba triplemente manoseada.

Me tomé dos cafés antes de que el ciego y su lazarillo aparecieran por la puerta. Sólo había tres personas más, demasiado ocupadas en leer y tomarse su expresso sin tirarlo mientras mantenían la mirada fija en los renglones. Nadie se percató de que Judas Iscariote personificado en un argentino que ansiaba ser inglés apareciera. Maldito bastardo, falso, fenicio, fariseo, porteño sin serlo, julandrón ciego que te crees que eres alguien. Recuerdo el día en el que llegué a la conclusión de que leer a Jorge Luis Borges y el que dicen es uno de sus mejores libros me liberaría y me convertiría en un genio. Mentira, mentira, mentira. Compré de saldo ‘El Aleph’, y de saldo me fue vendida la esperanza. Un pequeño libro de relatos en el que sólo sirve el primero de ellos, ‘El inmortal’. Después, todo verborrea incognoscible, una relación de textos cada vez más herméticos y opacos en los que las referencias y las historias se pierden dentro de laberintos personales que no transmiten nada salvo el puro juego del lenguaje en volutas. Mierda de volutas. ¿Por qué a todos les da por escribir como si fumaran, es que nadie se preocupa, como dicen Julián Ríos, de unir narración y estilo en una misma cosa, es que ninguno quiere transmitir conocimientos? Nefasto absurdo de Borges, encan-

Cadenas Borges

tador de serpientes sin ojos que escribe sólo para iniciados. Esperé un poco más hasta que a la hora de siempre el dueño sirvió la petición del argentino y su lazarillo. El jefe se fue al almacén y el guía, un estudiante fascinado, se fue al baño a Dios sabe qué. Entonces, con el máximo sigilo, me acerqué a él, enrosqué el silenciador como el buen sicario que siempre he sido y apunté, con el brazo contrario a la espalda para equilibrar el peso y el retroceso. Mi Beretta plateada no falla nunca, y puse la mira justo entre los ojos. Tampoco el pobre hombre se merecía un dolor insufrible. Estaban todos tan absortos en sus lecturas que nadie se percató de mi figura rompiendo lo cotidiano. El ciego levantó la cabeza y me vio sin verme. Me miraba con el alma, con la mente. “¿Qué hace usted ahí parado frente a mí?” preguntó. Me quedé en silencio. “Es un hombre, huelo su after shave. Y sostiene algo en una mano, eso seguro. ¿Un libro quizás?” continuó. Dudé, podía haberlo matado allí mismo y así ajustar cuentas con un tipejo físicamente lamentable que me había prometido el paraíso literario y al final sólo me había dado incomprensión, malentendidos, dolores de cabeza y una profunda decepción. Yo es que soy así: si me jodes, te jodo. Hay gente que tiene tics, neuras, manías, pesadillas…, yo tengo mi Beretta metafórica y literaria. Entonces, algo asustado, le respondí. “Es ‘El Aleph’”. Sin pensármelo dos veces, quizás para distraerle hasta que tuviera agallas de volarle la cabeza, alargué mi sobada edición. El cabrito la cogió palpándola, abrió la primera página y de memoria puso una dedicatoria sin pies ni cabeza. Luego, con aquella sonrisa bobalicona de ciego me la devolvió. Oí la puerta del baño, me metí la pistola otra vez en el abrigo y me quedé como un necio con el libro en las manos. El lazarillo vio la escena, me sonrió y con el índice me dio la razón. Luego se pusieron a hablar. Salí enajenado, rojo como un tomate, furioso por no haber tenido narices de cargármelo. Metí las manos en los bolsillos y atravesé todo París bajo la llovizna hasta el Sena. Encontré al librero ambulante y le pedí otro libro. “Tome, seguro que le gusta”, me dijo. En las manos tenía ‘Rayuela’, de Cortázar. Antes de abrirlo ya sabía que lo iba a matar… O no. n

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