EL CONSTRUCTOR | DIA DE LA CONSTRUCCION 2011

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/ DIA DE LA CONSTRUCCION 2011

Ing. Carlos Enrique Wagner, Cámara Argentina de la Construcción (CAC)

“Es hora de trabajar mirando hacia el futuro” P

ara el titular de la CAC, “el sector viene creciendo y alcanzado metas significativas; actualmente, logrando los niveles máximos de personal ocupado y con un récord histórico de consumo de cemento”. Por ello, la proyección que “hacemos es optimista: esperamos cerrar este año con un crecimiento del orden del 8 al 9 por ciento y consolidar el crecimiento del sector el año entrante, considerando por ejemplo que la inversión pública prevista en el Presupuesto de la Nación sea superior al 20 por ciento (respecto de 2011) y que han crecido los permisos de construcción privada”. –¿Con qué prioridades termina este año? –Nuestra institución, que este año cumplió 75 años de vida, desde aquel año 1936 cuando fue creada ha crecido, contando hoy con 25 delegaciones cubriendo todo el país y más de 1200 empresas asociadas. La inmensa mayoría son pequeñas y medianas empresas (pymes). También, participan grandes empresas. Pero en todas ellas, es trascendental el papel del ingeniero. Este proyecta, planifica, ejecuta y/o controla viviendas, obras de infraestructura de todo tipo y dimensión, en todo el país. Por ello, una de nuestras prioridades es desarrollar la capacitación permanente de mandos medios, técnicos y gerenciales, lo que venimos haciendo en conjunto a las instituciones líderes del ámbito público y privado. Por otro lado, insistimos y tratamos de concientizar sobre el rol clave que la inversión en infraestructura tiene en el desarrollo del país. En ese sentido, se ha avanzado, pero es mucho lo que aún falta y es hora de trabajar mirando hacia el futuro.

–¿Cuál es el próximo desafío que enfrenta el sector? –El desafío para la próxima década es mantener el crecimiento en un contexto de escasa capacidad instalada ociosa, de un uso muy intenso de la infraestructura existente, que la ha deteriorado durante años de alto nivel de actividad, y cuando hay que resolver demandas sociales crecientes impuestas por el progreso y desarrollo alcanzados. Para ello, la planificación debe continuar siendo la herramienta para orientar el crecimiento del país y los ingenieros debemos asumir nuestro rol en esa tarea. Afortunadamente, hoy existe conciencia de la necesidad de pensar a largo plazo y de que todos los sectores deben contribuir a ello para lograr un desarrollo integrado, que lleve a un país productivo, con inclusión social y que resulte ambientalmente responsable, en cada región del país. –¿Habrá inconvenientes que surjan del crecimiento mismo? –A pesar de la importante inversión realizada, aún queda mucho por hacer para resolver los cuellos de botella que, sin duda, surgirán al mantener un crecimiento sostenido del país. Al respecto, nuestra institución ha elaborado (con el aporte de distinguidos especialistas) una propuesta llamada de “inversión en construcciones” a realizarse entre 2012 y 2021, para posibilitar un crecimiento continuo del 5 por ciento anual. La propuesta se dará a conocer en el marco de la 59ª Convención Anual el próximo 29 de noviembre, pero puedo adelantarles algunos de sus aspectos, al sostener que la inversión en infraestructura y vivienda integra el país, genera productividad y mejora la calidad de vida de la población.

Es el medio más rápido y efectivo de inclusión social, no solo durante su realización sino, fundamentalmente, una vez habilitada la obra. Así, en nuestra propuesta, se identifican las obras a ejecutar y se proponen ideas para su financiamiento, justificando además y a nuestro entender, la viabilidad y conveniencia de ampliar incluso el actual nivel de inversión pública y privada, y es que las erogaciones en infraestructura y vivienda no son un gasto sino una inversión. –Ello, ¿incluye reinversiones en las empresas? –Si, cuando se justifican; por ejemplo, como parte del proceso de superación de la crisis de 2001/2002, el sector recurrió a la inversión en equipos, a la capacitación de profesionales, técnicos y trabajadores, y a la incorporación de nuevas tecnologías. –Las actuales tendencias tecnológicas, ¿han mejorado la prestación de los servicios en construcción? –Vea (sonríe), en los últimos 12 años el cambio en los sistemas de diseño y comunicación ha sido tan sustancial en nuestra actividad, que hoy cuesta pensar cómo realizábamos las obras sin contar con estos avances tecnológicos... –Supongo que lo dice por aporte que hace la computación... –Hoy damos por descontado el avance y aporte que hace la computación al diseño y elaboración de los proyectos, pero ciertamente también en cuanto a los equipos de producción el sector incorpora permanentemente nuevas máquinas y equipamiento y, por eso digo otra vez, que debe hacerse hincapié en la capacitación. En ese aspecto, el sector debe capacitar a sus operadores de forma

constante, ante los avances alcanzados en las máquinas y la creciente complejidad en las operaciones. –Pero hace 12 años, también el país transitaba otro rumbo... –Ciertamente, en los últimos años, la construcción atravesó periodos muy diversos, sufriendo uno de sus ciclos más dramáticos: hasta 1998 más o menos, la industria tuvo un buen nivel de actividad, impulsada por la inversión privada (concesiones) y por la inversión inmobiliaria, que entonces estuvo facilitada por la disponibilidad de crédito hipotecario. Después, sucesivas crisis internacionales afectaron las inversiones extranjeras e impulsaron lo que luego fue una severa recesión; y nuestro sector redujo la actividad. El punto de inflexión máximo se da en 2001-2002, cuando la reducción de la inversión pública en infraestructura llega al 0,62 por ciento del PBI y cae la cantidad de personal registrado. Desde entonces, digamos a partir de 2003, afortunadamente se inicia un ciclo de crecimiento del país, impulsado en gran medida por la inversión en construcciones: y hoy nuestra participación en el PBI es del orden del 6 por ciento, habiéndose multiplicando por 8 la incidencia de la inversión pública respecto a 2002... –Finalmente, entonces, el mensaje es auspicioso. –En la Cámara Argentina de la Construcción tenemos el convencimiento de que con las ideas y conocimientos de los profesionales, con el aporte del Estado y de inversores privados, con el esfuerzo de los trabajadores y con el empuje de los empresarios, se podrá consolidar el desarrollo del país para beneficio de todos los argentinos. 

PROGRAMA PARA EL FINANCIAMIENTO DE LA VIVIENDA EN ARGENTINA El Area de Pensamiento Estratégico de la Delegación de la Ciudad de Buenos Aires de la CAC, dio a conocer un trabajo realizado por Deloitte & Co S.R.L., con la colaboración del equipo de la Gerencia Técnica de la institución, donde s han elaborado los lineamientos de una propuesta general de acceso a la vivienda que tiene por objeto contribuir al desarrollo de un amplio debate en la sociedad y definir las bases de un programa de largo plazo. Tal como se explica en su introducción, en la Argentina, varios fueron los programas formulados en el pasado, algunos con más éxito e integrales que otros, de más corto o largo plazo y cada uno de ellos sustentados en diferentes enfoques, usando diferentes instrumentos y focalizados también en diferentes sectores. Al 16

momento de formular una propuesta para la vivienda entonces, cabían dos alternativas: Una de ellas, más simple seguramente, consistía en buscar y encontrar recursos de cualquier naturaleza para proponer llevar adelante un plan de crédito y construcción de viviendas en el corto plazo. Esta línea se fundamenta, aparte de las consideraciones usuales respecto del déficit habitacional o de las dificultades para acceder a una primera vivienda, en la necesidad de resolver los problemas de empleo existentes, poniendo en marcha el sector construcción con los efectos multiplicadores conocidos sobre la actividad y el empleo en el corto plazo. Claramente ésta era la al-

ternativa más fácil e inmediata y se resuelve por una simple norma presupuestaria derivando recursos de otros sectores o mediante la creación de un nuevo impuesto de “emergencia” para construir viviendas dados los problemas graves de desempleo y/o disponiendo que la Anses financie créditos sin más especificaciones, entre otras de infinitas posibilidades. Una segunda alternativa, más compleja y de más larga maduración y no excluyente de la primera, consistía en hacer un aporte para elaborar una propuesta de programa para la vivienda, integradora de todos los sectores y comprensiva de todos los complejos aspectos que se ven involucrados en un programa de esta

naturaleza cuando se pretende comprometer recursos de la magnitud que se requieren para ello, tanto en el corto como en el largo plazo. Este tipo de programa requeriría naturalmente el consenso de todos los actores involucrados (el Estado, los sectores políticos, empresarios y trabajadores) y un paquete de normas complejo e integral para su permanencia en el tiempo. Debería ser elaborado por un equipo multidisciplinario en condiciones de analizar los múltiples problemas macroeconómicos, legales, impositivos, técnicos, etc., que resultaría necesario resolver. En este sentido trabajamos -señalan los autores-, en el de la segunda alternativa, con la mira puesta en el largo plazo.


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