Revista Ejército n° 175

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Bogot谩, D.C. Colombia.

Edici贸n 175




Revista EjĂŠrcito

General Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar Comandante del EjĂŠrcito Nacional

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Edición 175

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ulmina un año de excelentes resultados para la seguridad de la nación, los soldados del Ejército nacional han dado muestras de profesionalismo, entrega y sacrificio. En su diario de trabajo lograron detener efectivamente el avance de las organizaciones terroristas, pero además participaron en el desarrollo de las grandes obras del país, así lo evidencian las avenidas de la prosperidad que nuestros ingenieros construyeron en las zonas alejadas de la geografía nacional, con un alto impacto social en las comunidades más necesitadas. Los positivos resultados en el ámbito operacional, el aumento de desmovilizados por parte de los grupos terroristas, la disminución de campos minados y numerosas jornadas de apoyo al desarrollo realizadas en diferentes sectores del país, entre otros logros, tan solo son una muestra del trabajo vehemente y comprometido de los soldados que le han apostado por el bienestar de la patria. Hombres que me acompañaron con su lealtad en el año próximo a culminar, les hago llegar mi más expresivo saludo de gratitud y reconocimiento; una vez más le han demostrado al país que los héroes en Colombia están vestidos de honor. Y quiero extender mi gratitud a cada colombiano que nos ha brindado su respaldo incondicional, por el afecto

Estaremos siempre dispuestos en ofrecerles mejores escenarios de seguridad para que puedan desempeñar sus actividades diarias con sosiego y alegría manifestado a las tropas en cada lugar de la geografía nacional y por el permanente compromiso con la seguridad. La actitud decidida para denunciar a quienes intentan hurtar la tranquilidad al país, y su acompañamiento futuro, son muy valiosos para que juntos sigamos batallando a los grupos armados al margen de la ley y luchemos para alcanzar la paz que todos anhelamos. Ustedes son nuestra razón de ser, quienes nos avivan a cumplir la misión con entusiasmo. Estaremos siempre dispuestos en ofrecerles mejores escenarios de seguridad para que puedan desempeñar sus actividades diarias con sosiego y alegría, al lado de ustedes estará su Ejército, certificando con la presencia en todos los rincones, la institucionalidad y la soberanía del Estado. En las fiestas de navidad y año nuevo los soldados nos unimos a la alegría que estas despiertan en el corazón del pueblo colombiano deseándoles que todos sus propósitos se materialicen en realidad y que la paz reine constantemente en sus hogares. A mis heroicos soldados que en la noche de navidad, soportando el helado frío de las tinieblas acompañan a los colombianos en esta celebración, les hago llegar el saludo agradecido del comandante. A sus queridas familias los buenos deseos porque estas fiestas las compartan felizmente, al calor de la unión. De amor y el entendimiento constante vital para que todos esos nobles propósitos que se fijan en el futuro las cristalicen en felices hechos para sus vidas.

Feliz navidad y un año nuevo colmado de éxitos.

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General Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar Commander in chief of the Colombian Army

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year of excellent results for national security is coming to an end, and Troops of the Colombian Army have displayed professionalism, dedication and sacrifice. On their daily work, troops not only struggled to effectively stop the advance of terrorist organizations, but also they took part in the development of huge works in the country such as the “Prosperity Avenues” built by our Engineers in remote zones of national geography, and having a high social impact on communities in need. Positive results in operational terms, the increase in demobilized illegal fighters from terrorist groups, the reduction in number of minefields and several development support activities performed in several regions of the country, among other achievements, are just a sample of the hard and dedicated work of our soldiers who are committed to homeland welfare. To all those men and women who have loyally accompanied me in this ending year, I would like to send my appreciation and recognition regards. Once again, they have shown they are invested with honor.

We will be always ready to offer better security sceneries so that you may happily and peacefully perform your daily duties I would like to extend my appreciation to each and every Colombian, who has unconditionally supported us, for the affection displayed to our troops in every corner of national geography and for their commitment to security. Their determination to blow the whistle against those intending to steal our country’s peace as well as their future company, are valuable assets for fighting against illegal armed groups in order to reach the peace we all long for. You, Colombians, are our reason for living, our motivation to comply with our mission. We will be always ready to offer better security sceneries so that you may happily and peacefully perform your daily duties. The Army will be by your side certifying institutions and State sovereignty all over the country. For the Christmas Season, soldiers join the happiness in the hearts of Colombian people in wishes for all their goals come true and may peace prevail at home for ever. To my heroic soldiers who accompany Colombians despite the cold weather on Christmas Eve, I want to send my appreciation as their Commander. To their beloved families, I wish Merry Christmas and a Happy New Year. May they all happily share this season. May all your future goals get crystallized in happy facts for your lives.

Wishing you a wonderful christmas and a new year full of happiness.

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Contenido

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Operación Salomón: un solo esfuerzo, una sola victoria

Cara a cara combatiendo la extorsión y el secuestro

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Binomios Caninos borran las huellas de la guerra

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Cada día son más los que quieren abrir caminos de paz

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El entrenamiento como herramienta para salvar vidas

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Con valentía y coraje rescatan a sus compañeros

Un acto de patriotismo, valor y coraje

Director General GR JAIME ALFONSO LASPRILLA VILLAMIZAR Comandante Ejército Nacional Comité Editorial MG ERNESTO MALDONADO GUARNIZO Segundo Comandante y JEM Ejército Nacional

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Operación Atlas: sinónimo de persistencia y gallardía

CR MAURICIO MONSALVE DUARTE Jefe Jefatura de Acción Integral TC LIDA ZAMBRANO RUÍZ Directora Comunicaciones Estrátegicas y Jefe de Prensa TC MARGARITA QUIROGA VARGAS Oficial Estrategias Corporativas SV MAURICIO CAICEDO RAMÍREZ Suboficial Impresos y Publicaciones

Así es como los soldados del Ejército construyen país

Compromiso y gallardía al servicio del país

Redacción General MÓNICA FERNANDA GAMBOA ESTUPIÑAN Periodista Diseño, Diagramación y Conceptualización HUGO CLAVIJO DAZA Diseñador Gráfico Colaboradores VIVIANA BOJACÁ CHAPARRO ALEXANDRA BARRETO EMILSE HONETH GONZALEZ GEOAVANNY ORJUELA JÒSE NOEL MUÑETON Traducción NÉSTOR DAVID ROJAS

Fotografía SLP ANCIZAR ORTÍZ ORTÍZ ANDRÉS DÍAZ HIGUERA Impresión RASGO Y COLOR LTDA Dirección Comercial Medios de Ejército MÓNICA AZZA monicaa@ejercito.mil.co www.ejercito.mil.co Derechos Reservados. Revista Ejército es una publicación que circula bimestralmente y difunde información de interés nacional, sobre temas de carácter militar y/o civil. Las opiniones expresadas en ella por autores militares y civiles son de su exclusiva responsabilidad y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Institución.


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Una mujer surcando los cielos

La perseverancia que lo llevó a portar el camuflado

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Crónica de un secuestro

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El héroe de la sonrisa eterna

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Un hombre que combate con el corazón

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Soluciones químicas benefician a un país

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La pasión de una francotiradora

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Los Héroes en Colombia también salvan vidas en las salas de cirugía

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La marcha de un héroe hacia los olimpicos

76

Un peso pesado del deporte

78

Hand bike: entrenamiento, superación y triunfo

86

Decidí vivir, soldado Juan José Florián

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El deporte un medio de Auto superación y ejemplo

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Gracias Colombia por creer en el Ejército Nacional

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Presente para el futuro

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10 Realizamos la operación en conjunto con la Policía Nacional, ellos aportan a la operación los detalles en la parte de inteligencia, la Fuerza Aérea colombiana en la parte de escolta aérea, el CCOES con el BFEIM en la parte de la maniobra terrestre, la División de Aviación de Asalto Aéreo con el BAOEA en la parte de la maniobra aérea, conjugamos todo ese trabajo para poder obtener los resultados: Capitán Fabián Enrique Barón Rozo.

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l secuestro de 12 diputados del departamento del Valle del Cauca en el año 2002 quebranto la tranquilidad en Colombia, por parte de un comando armado de las Farc, pero en 2007 hizo que el país se levantara y se estremeciera con el asesinato de 11 de ellos; sin embargo, un fuerte golpe a través de la Operación Salomón, en la que las Fuerzas Militares y de Policía desarticularon la columna móvil Alirio Torres del grupo guerrillero, demostró que sí se puede hacer justicia, y que el país tiene unas Fuerzas Militares cohesionadas. La misión se desarrolló en la cordillera Central, en el municipio de Buga, ubicado en el centro del departamento del Valle del Cauca. Durante ocho días, el Comando Conjunto de Operaciones Espaciales, CCOES, planeó y direccionó el enfrentamiento a ese grupo subversivo; para esto la comunidad del área dio su apoyo al poner a disposición una finca donde se estableció la Base de Operaciones Adelantada BOA del CCOES, con su Batallón de Fuerzas Especiales de Infantería de Marina, BFEIM, y el Batallón de Operaciones Especiales de Aviación, BAOEA. Había dos helicópteros S70i del BAOEA, uno se estableció en Tuluá, en la base antinarcóticos de la Policía, con una excusa que serviría de engaño, ubicar la aeronave en el lugar


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mencionado por razones de mantenimiento. Se manejaría ese pretexto ante el personal de la base, a fin de que se creyera que se estaba esperando apoyo para solucionar la falla. Todo estaba ordenado en la planeación del comando superior. «Esa se convertiría en nuestra fachada», contó el capitán Juan Diego Arias Giral, piloto al mando, y quien lideraba esta tripulación. También con una fachada similar, el otro helicóptero se estableció en Buga, en el Batallón de Artillería Palacé, donde esperaban la orden de inicio. Cuando escucharon la frase clave a través de los radios de seguridad de voz trunking, la acción empezó; eran alrededor de las nueve de la mañana; se desplazaron hacia la zona de embarque para recoger al personal y dirigirse al punto objetivo. Cuando se realiza este tipo de operaciones las aeronaves van acompañadas de una escolta, un helicóptero UH60 artillado de la Fuerza Aérea llamado Arpía, pero este tuvo que quedarse por fuera del área objetivo porque el techo estaba muy bajo y no le daba radio de viraje para entrar al cañón y escoltar los helicópteros S70i; entonces, los comandantes de cada una de las aeronaves toman la decisión de entrar solos. Todo después de analizar los factores del enemigo, tiempo atmosférico y terreno.

Después de tres horas de haber iniciado la operación se neutralizó al cabecilla alias Tomate, mano derecha de Pablo Catatumbo

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La captura de este cabecilla es el compromiso y el trabajo interinstitucional de todas las Fuerzas Militares y del personal de Inteligencia de la Policía Nacional.

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Al llegar a la casa donde estaba el objetivo militar de alto valor estratégico comenzó el combate. La unidad que se encontraba en tierra concluyó con nueve capturas, sus respectivas armas de dotación, armas largas, cortas y explosivos, pero esto apenas era el comienzo de la operación. Ese mismo día se recogió el personal que se capturó y se entregó a la policía judicial para la respectiva judicialización. Al día siguiente se planeó continuar las maniobras con una misión más, debido a informaciones de inteligencia que advertían que el objetivo ese día se había movido para otro punto, y te-

niéndolo totalmente identificado. De esa forma, cada uno de los pilotos se vistió de civil para mantener la fachada en sus puntos de ubicación; allí los recogió un personal en camionetas; se dirigían a ultimar los detalles de la Operación. A las dos de la tarde dieron inicio a la segunda parte de la misión especial. «El objetivo estaba ubicado a 3.300 metros sobre el nivel del mar, que son más o menos 10.500 pies de altura», explicó el capitán Fabián Enrique Barón Rozo, que era uno de los comandantes de tripulación. Esta vez tenían que transportar a siete coman-

dos que se insertarían sigilosamente en soga rápida alrededor del objetivo, al momento de entrar las condiciones atmosféricas no eran las adecuadas, ya que se encontraban sobrevolando una cordillera, lo que era prácticamente un laberinto nublado; los vientos eran intensos y constantes para realizar las maniobras de aviación. El enemigo se estaba moviendo hacia una parte baja, lo que requirió el apoyo de fuego a reacción para ubicar la posición en la que estaba huyendo. Esto permitió identificar los puntos de desembarque y facilitar la maniobra de los soldados de Fuerzas Especiales en tierra.


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Después de tres horas de haber iniciado la Operación, se neutralizó al cabecilla alias Tomate, mano derecha de Pablo Catatumbo, que se encuentra en la capital cubana en la mesa de negociación entre el Gobierno y las Farc. «Cuando nos disparan, nosotros utilizamos las armas que tenemos para defender nuestra aeronave y el trabajo de capturar, o en caso de resistencia armada de la estructura, es de los soldados que se desembarcan y se encargan de neutralizar a la parte contraria», explicó el capitán Rozo. Esta fue una misión planeada milimétricamente, en la que se analizaron los posibles escenarios operacionales que comprometían a todas las Fuerzas y al personal de inteligencia de la Policía Nacional, Dijín. Fue un trabajo interinstitucional en pro de neutralizar o dar captura al comandante de esta columna móvil y al grupo de seguridad que estaba con él. Aníbal Guarín Herrera, alias Tomate, más allá de ser el comandante de la columna móvil Alirio Torres de las Farc y coordinar las compañías Víctor Saavedra y Alonso Cortés, era el cerebro detrás de muchos atentados, emboscadas, masacres y extorsiones contra empresarios del Cauca y el Valle, en el suroeste del país. En el 2001 participó en la toma a la base de la Arma-

Alias Tomate, más allá de ser el comandante de la columna móvil Alirio Torres de las Farc y coordinar las compañías Víctor Saavedra y Alonso Cortés, era el cerebro detrás de muchos atentados, emboscadas, masacres y extorsiones contra empresarios del Cauca y el Valle

da Nacional en el cerro Tokio, donde fueron asesinados 16 infantes de marina, y en el 2002, en el secuestro que terminó con el asesinato de los once diputados del Valle. En el 2006, ordenó la voladura de una torre de interconexión eléctrica en zona rural de Jamundí, lo que afectó al corregimiento de Timba. Alias Tomate también fue responsable de la destrucción de hidroeléctricas y quema de vehículos en Tuluá, en el 2012. El resultado final que dio como resultado la desarticulación de la columna móvil Alirio torres de las Farc hizo que este selecto grupo de combatientes recibieran un reconocimiento especial en la categoría de Operaciones Especiales, en la Noche de los Héroes, evento que se caracteriza por destacar el arrojo y valentía de los verdaderos héroes de la patria. Una Cita: «Realizamos la operación en conjunto con la Policía Nacional. Ellos aportan a la Operación los detalles en la parte de inteligencia; la Fuerza Aérea colombiana, en la parte de escolta aérea; el CCOES con el BFEIM, en la parte de la maniobra terrestre; la División de Aviación de Asalto Aéreo con el BAOEA, en la parte de la maniobra aérea. Conjugamos todo ese trabajo para obtener los resultados», capitán Fabián Enrique Barón Rozo.

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14 M贸nica Fernanda Gamboa Estupi帽an Redacci贸n General


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«Es un orgullo para mí acertar en la profesión que escogí en mi vida, como comandante lo que más me interesó de esta operación fue que mi equipo saliera muy bien, a pesar de los incidentes en el aérea de operaciones», Teniente Leguízamo

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n la Institución las operaciones de combate irregular están dirigidas a impedir que el enemigo cumpla sus objetivos terroristas, y su aplicación se enmarca en los niveles operacional y táctico, lo que se constituye como importante herramienta para el comandante en el planeamiento, conducción y evaluación operacional, siempre dentro del Derecho Internacional Humanitario y Derecho Internacional del Conflicto Armado. En una de estas operaciones, la Operación Atlas, dirigida por el teniente Leguizamo Galindo, orgánico del Batallón Cartagena de la Décima Brigada Blindada, junto al sargento viceprimero Cujabán Hurtado, orgánico del Batallón de Artillería n.º 2 La Popa, fueron escogidos en un selecto pelotón llamado Atila Uno; con el soldado Bolaño Sierra, orgánico del Batallón Cartagena de la Décima Brigada Blindada; el sargento Sánchez Guzmán, orgánico del Batallón Santa Bárbara, y el soldado profesional Fuentes Ipuana, orgánico del Batallón de Infantería mecanizada n.º 6 de Cartagena. Todo inició cuando el comando de la Décima Brigada Blindada, junto con el Batallón Santa Bárbara, asigna la misión táctica en la orden de Operación Atlas al pelotón Atila Uno, con el fin de desmovilizar, capturar o, en caso de resistencia armada, neutralizar a los integrantes enemigos de la cuadrilla 59 de las Farc. Luego de realizar un detallado planeamiento, se decide ingresar al área de operaciones a un grupo seleccionado entre los mejores hombres del pelotón Atila Uno. Esta operación fue orga-

nizada con la información obtenida por Inteligencia, sobre la captura del cabecilla de la comisión de la cuadrilla 59. Para ello, se alistó una Unidad con el entrenamiento especial para realizar una infiltración en la serranía del Perijá, a fin de desarrollar una maniobra de camuflaje dentro de un carro civil, lo que permitió pasar tres cordones de seguridad de los bandidos ubicados en ese sector. En la noche, después de una larga trayectoria en otro carro de combustible, los soldados encontraron una parte predominante del campamento; toda la unidad al mando del teniente logró estar lo más cerca posible a la comisión subversiva que se ubicaba en el límite fronterizo de Colombia y Venezuela, sin dejarse detectar por la población civil y por el enemigo.

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Al tercer día, se hallaban a 500 metros de distancia del objetivo, sin comida y cansados de estar a la espera de que apareciera algún terrorista; el comando superior les ordena establecer un punto de observación por un día más, para poder ubicar al cabecilla alias Silfredo. La estrategia era que un infiltrado que estaba en la cuadrilla llevara a Silfredo a un punto estratégico que tenían para hacer llamadas, y así realizar la emboscada planeada por los comandantes.

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Al cuarto día a las seis y media de la mañana, uno de los suboficiales ubica un punto de observación e inicia el enfrentamiento armado; para ese momento el sargento Cujabán es indispensable con la pieza de artillería Obus de 155 mm, pero por razones meteorológicas la pieza no podía ser transportada y el comandante de la Brigada les pide a los soldados que resistan el combate unos 15 minutos más.

En la información entregada por inteligencia se conocía que el cabecilla estaba con diez guerrilleros, en la realidad los triplicaban en número de integrantes, ya que estaban reunidos las cuadrillas 51 y 59 de las Farc; por esa razón, los soldados necesitaban la ayuda del artillero, la situación era preocupante. Al pasar unos minutos, el teniente encargado envía posición y distancia del enemigo, coordenadas necesarias para que el sargento Cujabán atacara con la pieza Obus, impacto que tiene alrededor de 500 metros, argumento necesario para que el comandante de la Brigada no diera la orden; sin embargo Leguízamo, toma la decisión de atacar o los terroristas, los rodearían. «Alcanzamos a sentir la onda explosiva con la primera granada; el enemigo quedó confundido, quedaban cuatro bandidos en la zona del combate, uno falleció y los otros tres estaban heridos, como nos doblaban en integrantes alcanzaron a llevarse dos». Instantes después llegó el apoyo helicoportado de la Unidad del Batallón Santa Bárbara y el resto del pelotón Atila Uno. El combate terminó a la una de la mañana. El éxito de las operaciones en la Institución se debe al excelente planeamiento estratégico, el trabajo en equipo, el liderazgo y el uso correcto de las herramientas para el combate. Siempre respetando los DD. HH. y la orden de operaciones bajo la Constitución Política.

Esta operación fue organizada con la información obtenida por Inteligencia, sobre la captura del cabecilla de la comisión de la cuadrilla 59. Para ello, se alistó una Unidad con el entrenamiento especial para realizar una infiltración en la serranía del Perijá


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Geovanny Orjuela Pineda Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

La complacencia del deber cumplido es un aliciente que incentiva el espíritu del héroe que día a día a través de sus actos demuestra su gallardía


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a extorsión y el secuestro son problemas que han estado presentes en el contexto social colombiano; por tal razón, el Ejército a través del Gaula Militar realiza labores para mantener a la ciudadanía libre de esas acciones delictivas. Un vivo ejemplo de ello fue la operación en la que integrantes del Gaula Militar de Antioquia lograron la captura de treces mujeres que generaban temor a comerciantes, con llamadas de extorsión ordenadas desde la cárcel de Ibagué. «Fue una operación realizada con la debida planeación y anterioridad. Se tuvo que hacer seguimientos y verificaciones a las llamadas para encontrar a los extorsionistas, así como diferentes labores de inteligencia», afirma el teniente Camilo Andrés Lozano Sánchez, que hace parte del Gaula Militar de Antioquia. El compromiso y la disciplina de los uniformados que componen esta unidad permitieron que la misión se realizara con éxito; según el teniente Lozano se debe tener mucha concentración, ya que deben enfrentar en su labor diaria situaciones muy críticas que les exigen estar a plenitud tanto mental como físicamente. La culminación de una operación exitosa es la satisfacción del ciudadano, así como la del uniformado; de esta manera lo describe el teniente Lozano, «me siento contento porque todo esto lo hacemos para la población civil, para Colombia, con el fin de que estos terroristas que quieren constreñir o atemorizar a las personas no lo puedan hacer, para eso estamos nosotros». La prevención es un elemento fundamental dentro de las funciones del Gaula Militar, a través de campañas, charlas y conferencias se realiza un trabajo de concientización con la población para contrarrestar los flagelos de la extorsión y el secuestro. «La labor de nosotros como soldados es realizar prevenciones en los diferentes municipios, acercarnos a la comunidad con el fin de que las personas se sientan protegidas, confíen en nosotros y, de esta manera, brinden información para que podamos colaborar al máximo», afirmó el sargento segundo Luis Enrique Cataño Márquez, que es otro integrante de la operación realizada en Antioquia.

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Muchas son las vivencias que pueden relatar estos valerosos hombres que se encuentran día a día garantizando la seguridad en el territorio nacional, una de las que más recuerda este suboficial fue cuando a un extranjero de nacionalidad canadiense «lo estaban extorsionando en Medellín por la suma de 24 millones de pesos. Acudió a nuestra unidad a denunciar a esas personas que lo estaban hostigando, así fue como lo asesoramos y ejecutamos ese proceso hasta llevarlo a su final con la captura de cuatro individuos». Otro ejemplo de dedicación y del trabajo enfocado a prevenir la extorsión y el secuestro es el del sargento segundo Adolfo José Sanjuán Jiménez, que se siente orgulloso de la labor que desarrolla a diario. Pertenece al Arma de Artillería. Ha hecho parte de varias unidades del país, de las cuales destaca el Batallón de Contraguerrilla n.º 12 Dioses del Chairá, en Caquetá, y actualmente el Gaula Militar en Antioquia.

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A diario el empeño y el amor por su trabajo identifican a este héroe, que da todo de sí en la Unidad de Inteligencia del Gaula Militar, para garantizar un trabajo exitoso, lo cual lo llena de orgullo. La labor de este militar entra en acción después que el ciudadano víctima de una extorsión relata los hechos a la unidad de investigadores de la Fiscalía General de la Nación, para dar paso al proceso de inteligencia. «El galardón más bonito y más satisfactorio es cuando el ciudadano agradece por haberlo ayudado a solucionar un problema en el que él estaba enfrascado. Son situaciones difíciles, a tal punto que hemos tenido personas con inconvenientes emocionales, a veces nos ha tocado salir con ellos en camilla desde la sede del Gaula Militar al dispensario por causa de la depresión, incluso hay unos que se han desmayado».

La anécdota «A una señora de Antioquia, del municipio de Amalque, se le presentó un inconveniente con un grupo de delincuencia común; la estaban intimidando y amenazando constantemente. Grabamos los movimientos y hallamos el sitio donde vivían; de esta forma, teniendo pruebas contundentes, la unidad de investigadores sacó la orden de captura, y nosotros teniendo la ubicación de esos bandidos pudimos realizar el procedimiento. Esta es una situación muy satisfactoria para mí, tanto así que todavía muchas veces recibo llamadas y mensajes por mi Whatsapp diciendo: gracias sargento, gracias al Gaula Militar Antioquia», declara Sanjuán.

La prevención es un elemento fundamental dentro de las funciones del Gaula Militar, a través de campañas, charlas y conferencias se realiza un trabajo de concientización con la población para contrarrestar los flagelos de la extorsión y el secuestro


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La complacencia del deber cumplido es un aliciente que incentiva el espíritu del héroe, que día a día a través de sus actos demuestra su gallardía. «Respecto a mi futuro yo pienso que son cosas intuitivas que tiene cada ser humano, por eso sigo y seguiré hasta cuando ya prácticamente cumpla mi tiempo o llegue a mi escalafón, al nivel más alto, sargento mayor». El soldado no puede quedar por fuera de esta valerosa labor, es el caso del soldado profesional Diego Alberto Cardona, que lleva cuatro años trabajando en acciones de antiextorsión y prevención de secuestro, «me gustó trabajar en este campo porque la gente, que sufre con las bandas criminales que operan atemorizando y secuestrando, acude a nosotros para solucionar sus problemas, y una vez realizamos las operaciones, uno siente la gratitud y la tranquilidad de la víctima».

Finalmente Vargas destaca la labor de sus compañeros pertenecientes al Gaula Militar en todo el país, teniendo de antemano el reconocimiento de sus superiores y el agradecimiento de los ciudadanos. Es así como la valerosa actuación del militar colombiano se hace presente en cada uno de los rincones del territorio nacional, para garantizar la tranquilidad de la población, la cual lleva en su corazón el verde pixelado del Ejército Nacional.

Compañero de Cardona, el soldado profesional Fredy Vargas Caro se encarga de las labores operativas; recibe denuncias trabajando de la mano con el CTI de la Fiscalía para dar captura a los delincuentes. Uno de los momentos que más recuerda este héroe fue cuando estaba realizando una operación en contra de unos miembros de las Bacrim que estaban exigiendo 250 millones de pesos a un minero, en el municipio de Santa Fe de Antioquia, «fue la más reciente operación que realicé, una entrega controlada. Estábamos esperando a los bandidos que llegaran a recoger el dinero producto de la extorsión; otro compañero y yo éramos los encargados de hacernos pasar como si fuéramos las víctimas, para posteriormente dar captura; entonces, se presentó el evento y llegaron los extorsionistas, así fue como en el momento en el que yo le entregué el dinero al bandido me identifiqué como Gaula, y saqué mi arma, pero él al ver eso se me fue encima y la tomó. Forcejeamos un rato, mientras mi compañero estaba enredado con el otro bandido. Ya cuando lo tenía reducido vino y me ayudó. Fue como una lucha cuerpo a cuerpo que duró como tres minutos, pero al final las cosas salieron bien».

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Viviana Andrea Bojacà Chaparro Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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Al cabo primero Edwin Sánchez Cortés y a su equipo de trabajo, conformado por los soldados profesionales Yesid Villarraga Melgarejo y Jaime Rodríguez Castro, los motiva a continuar cada día el saber que cuando se suben a un helicóptero para llevar a cabo una misión, aunque tengan que poner en riesgo su integridad, pueden salvarle la vida a un compañero; para esto fueron entrenados y lo hacen desinteresadamente. Estos héroes pertenecen a la compañía C-SAR, uno de los grupos de búsqueda y rescate en combate con los que cuenta el Ejército. Al respecto, ellos comentan que en muchas ocasiones no saben qué operaciones están desarrollando los soldados en la primera línea, pero en caso de que alguno sea herido o enferme, conocen sus coordenadas para llegar en el menor tiempo a prestarle los primeros auxilios.


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Para Sánchez, en medio de la situación, su labor es apoyar al enfermero militar de rescate, mientras los pacientes están en la aeronave. Él sabe que instrumentación utilizar en la parte médica; en lo táctico desciende de la aeronave hasta tierra para buscar estabilizar a los pacientes y subirlos a la helicóptero cuando este no pueda aterrizar. Estos hombres también han tenido la experiencia de estar en combate y saben lo que se siente tener un compañero herido, observar el cielo y esperar con ansias a que un helicóptero aparezca, porque antes de ser rescatistas desarrollaron operaciones militares; por eso, dan todo de sí por el bienestar de la tropa.

Desempeñar la labor de rescatista implica estar motivados, y, por eso, continúan entrenándose para salvar la vida de quienes los requieran

En la Noche de los Héroes, este grupo fue premiado por realizar el rescate de cuatro soldados y un suboficial heridos en el desarrollo de la operación Arcángel, en el departamento de Antioquia, que tenía como objetivo la búsqueda de un cabecilla.

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En el mes de abril, recuerdan que alrededor de las dos de la mañana, les informaron que debían salir hacia el área porque se había presentado una novedad. Inmediatamente alistaron su equipo, hicieron una planeación estratégica, junto a los pilotos, que permitiera poner en el menor riesgo la vida de cada integrante; sin embargo, debido a que se encontraban aún en combates, despegaron enfrentándose a condiciones del conflicto y atmosféricas difíciles. Al llegar, la aeronave no pudo descender, por lo que el cabo Sánchez bajó por rapel y embarcó a los cuatro soldados heridos; en cuanto al suboficial, le dijeron que había fallecido; sin embargo, cuando el enfermero de combate lo examinó se dio cuenta de que aun tenía pulso, entonces, procedió a reanimarlo, lastimosamente cuando llegaron a zona segura y lo remitieron a un centro hospitalario perdió la vida. Los otros heridos presentaban esquirlas en todo el cuerpo y heridas por arma de fuego.

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Finalmente, no todo fue triste aquel día, pues en medio de la dificultad de la Operación, lograron salvar a los soldados y salir victoriosos sin un solo impacto de bala. Para el cabo Sánchez, que lleva un año y medio; el soldado Villarraga, que lleva seis años, y el soldado Rodríguez, tres años, desempeñar esta labor implica estar motivados, y, por eso, continúan entrenándose para salvar la vida de quienes los requieran.

En la Noche de los Héroes, este grupo fue premiado por realizar el rescate de cuatro soldados y un suboficial heridos en el desarrollo de la operación Arcángel



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l mediodía, con un sol resplandeciente, un atentado alteró la calma del municipio de La Hormiga, Putumayo, cuando en medio del desconcierto, inocente y viviendo en un mundo paralelo que jamás se podrá descubrir, una niña saludó y despidió a la muerte sin siquiera imaginarse lo que había pasado por sus manos. Tras la alerta por un atentado perpetrado cobardemente minutos antes por la cuadrilla 48 del bloque sur de las Farc, en el casco urbano del municipio, el Ejército envió uniformados, entre ellos al soldado profesional Enrique Aguirre Latorre, que hace parte del Equipo de Explosivos y Demoliciones, Exde, del Batallón Especial Energético y Vial N.º 9 de la Sexta División, con el objetivo de evitar otra posible acción terrorista y poner a salvo a la población civil que se encontraba cerca al lugar de los hechos. Aguirre salvó la vida de una joven de 17 años con síndrome de Down. «Cuando la salvé no tomé una decisión, no había tiempo para eso, solo me dejé llevar por la intuición, ese es mi trabajo», dijo el soldado, que ya lleva en la Fuerza como soldado profesional diez meses; comenzó como guía canino, tarea que tiene que ver con explosivos también, y ahora hace parte de este grupo dedicado a explosivos y demoliciones. El grupo asignado para atender el hecho vio que había cuatro cargas, tres explotaron y una la llevaba la niña, iba feliz a mostrar a su familia lo que había encontrado, según ella se había hallado un juguete. Cuando el soldado observó la situación, inmediatamente identificó el artefacto explosivo en sus manos,

Alexandra Barreto Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

Aguirre Latorre, técnico antiexplosivos, cogió el artefacto y sin pensarlo dos veces lo puso al lado de la carretera, asegurándose de no afectar a nadie, inmediatamente corrió con la joven, llevándola en sus brazos para ponerla a salvo


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«me acerqué con mucho cuidado y le dije que me lo diera, que era peligroso», agregó el soldado. Ella se quedó mirándolo y se lo entregó. Aguirre Latorre, técnico antiexplosivos, cogió el artefacto y, sin pensarlo dos veces, lo puso al lado de la carretera, asegurándose de no afectar a nadie; inmediatamente corrió con la joven llevándola en sus brazos para ponerla a salvo; segundos después el artefacto explotó. De esta manera se evitó una tragedia para la familia y la población de la zona. Una vez más la acción valerosa del soldado se impuso ante las manos inescrupulosas del terrorismo para salvar vidas y poner a salvo a la población civil. Esta situación hubiera podi-

do alcanzar mayores dimensiones teniendo en cuenta que la pequeña se dirigía con el artefacto hacia la casa donde vive con su familia. «Fue un acto de patriotismo, de valor y de amor por los colombianos. El soldado profesional Aguirre representa el coraje de los miles de soldados del Ejército Nacional» fueron las palabras del comandante del Ejército, general Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar, que realizó un reconocimiento a esta heroica acción. El alto oficial también destacó la actitud y la reacción del soldado, que no dudó ni un solo instante en arriesgar su propia vida para salvar la de la menor, que atraída por el celular, recogió un artefacto explosivo que contaba con un sistema de activación por telemando. El soldado profesional Enrique Aguirre Latorre recibió de manos del comandante del Ejército la medalla al Valor, que lo distingue por sus invaluables servicios en pro de la seguridad de la población civil y sus actos heroicos. «En mis manos no está decidir que viene para mí, solo Dios lo sabe; lo que sí sé es que me siento orgulloso de servir con mi trabajo, realmente es satisfactorio saber que uno hace parte de esta Institución tan importante, en la que seguiré trabajando incondicionalmente y a la que le debo tanto», afirmó el soldado, que además del reconocimiento por parte del comandante del Ejército, fue nominado en la Noche de los Héroes, ceremonia que reconoce la valerosa actuación de los héroes de la patria. Sumado a lo anterior, Aguirre se va a la península del Sinaí, en Egipto, para formar parte del Batallón Colombia n.º 3, representando a la Nación en la MFO, Multinational Force and Observers, con el objetivo de proteger el tratado de paz entre Israel y Egipto. Esto nunca se borrará de la mente de Aguirre y, a pesar de que fue algo que hubiera podido ser catastrófico y de que cobrara la vida de muchas personas, lo ha motivado para ser un mejor soldado y un mejor ser humano, que despierta admiración no solo con la familia de la pequeña, sino de la Fuerza en general.

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Geovanny Orjuela Pineda Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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as labores humanitarias hacen parte importante del accionar del Ejército, que en su razón de ser fundamenta el desminado como una actividad que transmite tranquilidad y seguridad a las diferentes poblaciones del territorio colombiano. Detrás de esta labor hay hombres con alma de acero, que en cada una de sus acciones construyen paz y llevan esperanza a cientos de personas que por cosas del conflicto lo perdieron todo.


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Éider Mina es soldado profesional, pertenece al Batallón de Desminado Humanitario n.º 60 Coronel Gabino Gutiérrez. Hace algunos años, durante una operación en el departamento del Meta, un «lanza» suyo fue víctima de una mina antipersona, «pasó toda la brigada por ahí, y en medio de un descanso cogió el equipo, lo puso a un lado, y cuando se movió pisó la mina, todos pasaron por allí, pero Ruiz fue el único que la activó». A raíz de este desafortunado hecho, Mina se inscribió en un curso de desminado, el cual culminó con éxito y le dio las herramientas para desempeñarse como desminador. Hoy en día se encuentra en Antioquia dejando los caminos sin la presencia de minas antipersonal, «uno como militar y como ser humano quiere un país libre de minas, que cualquier persona pase por donde quiera y no le suceda absolutamente nada». El trabajo de un desminador se basa en los protocolos nacionales de desminado humanitario, que indican los pasos en cada uno de los procedimientos de esta labor, entre los más destacados figuran: realizar las tareas con suma tranquilidad, tener los cinco sentidos bien puestos para el ingreso a una senda, no llevar a cabo labores cuando el clima esté lluvioso o haya tormentas eléctricas. «Nosotros entregamos dos municipios, El Dorado, Meta, y San Francisco, Antioquia, libres de las sospechas de minas antipersonal; igualmente, hemos hecho un gran esfuerzo en los municipios de San Carlos, Antioquia; Samaná, Caldas; Carmen de Chucurí y San Vicente de Chucurí, Santander, y Carmen de Bolívar», relata el sargento segundo Mauricio Muñoz, que actualmente se desempeña como supervisor nacional de los trabajos de desminado en la Fuerza. Aparte de esto, Muñoz ingresó por gusto a la Institución, ya que varios de sus familiares han pertenecido al Ejército. Durante su trayectoria militar ha pasado por unidades como la Móvil n.º 1, perteneciente a la Fudra; Batallón de Contraguerrilla n.º 20 Cacique Sugamuxi y el Batallón de Desminado n.º 60 Coronel Gabino Gutiérrez. Más 5.500 minas antipersonal destruidas han sido algunos de los resultados más destacados en esta Unidad, en la cual el sargento Muñoz y el soldado profesional Mina han dado su mejor esfuerzo para regresar la calma a los habitantes de diferentes regiones del país.

«Nosotros entregamos dos municipios, El Dorado, Meta, y San Francisco, Antioquia, libres de las sospechas de minas antipersonal», relata el sargento segundo Mauricio Muñoz

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«Hace unos meses, en San Vicente de Chucurí, tuvimos una reunión con la población preguntando si había accidentes o eventos que nos indicaran la presencia de artefactos explosivos improvisados, una señora nos dio aviso de la existencia de unas minas que estaban ubicadas a 300 metros de la escuela, pero tenía temor de avisar el sitio exacto. Al final la pudimos convencer y de ese modo nos dimos cuenta de que se encontraban sembradas a solo seis metros de un árbol, donde los niños acostumbraban bajar mangos», relata el soldado profesional Jorge Eliécer Pelayo Naranjo, detectorista del Batallón de Desminado Humanitario. Pelayo inició como soldado profesional en 2001, dos años más tarde hizo un curso básico de explosivos y luego lo agregaron a un grupo Exde para cuidar la integridad de los hombres que hacían parte de la Quinta Brigada. Debido a su buena labor fue condecorado y, posteriormente, enviado para labores de desminado humanitario.

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«En el Exde se maneja una presión directamente con el enemigo mientras que en el Desminado Humanitario hay un protocolo que cumplir; para ello, uno tiene que estudiarlo y mirar los pasos para no caer en un artefacto explosivo; además, se tiene la mentalidad de que esa labor es en favor de los civiles, los campesinos, donde hay escuelas cerca», afirma este bumangués que ya completa once años desempeñando esta actividad. El riesgo que posee esta labor es muy alto; por tal razón, la familia del héroe mantiene una preocupación constante, pero para ello la mamá de Jorge lo encomienda al Todopoderoso para que nunca le pase nada. Finalmente, el soldado Pelayo y sus compañeros tienen que abandonar con algo de nostalgia la zona desminada, pero se van con la satisfacción del deber cumplido, «los pobladores quisieran que no nos fuéramos de ahí, pero ustedes saben que en el Ejército a uno le toca moverse para otras partes; entonces, nos corresponde alistar nuestras cosas para ir a otra vereda y continuar con nuestra labor para que el campesino pueda volver a cultivar». Caminos de esperanza dejan con cada paso estos héroes, que tras su minucioso proceder transforman zonas de peligro en campos llenos de prosperidad, donde la paz y la alegría del colombiano vuelven a resplandecer.

«Los pobladores quisieran que no nos fuéramos de ahí, pero ustedes saben que en el Ejército a uno le toca moverse para otras partes; entonces, nos corresponde alistar nuestras cosas para ir a otra vereda y continuar con nuestra labor para que el campesino pueda volver a cultivar»



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Viviana Andrea Bojacà Chaparro Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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ebido a la problemática que existe en Colombia por la siembra indiscriminada de artefactos explosivos improvisados, en 2012 se hizo necesaria la creación de los comités antiexplosivos en cada uno de los batallones de entrenamiento y reentrenamiento, para minimizar las afectaciones por esta causa. Fue entonces cuando el Centro Nacional contra Artefactos Explosivos y Minas (Cenam) empezó a impartir cursos de capacitación a un grupo de instructores, entre los que se encontraba el sargento segundo José Libardo Muñoz León, que desde que hizo la especialización como dragoneante en la Escuela de Ingenieros Militares había empezado a prepararse en el tema, realizando cursos como instructor de explosivos, desminado humanitario y básico de explosivos. Hoy en día es orgánico del Batallón de Entrenamiento y Reentrenamiento n.º 27, donde se desempeña como instructor principal de explosivos. Allí capacita al personal de oficiales, suboficiales y soldados en el manejo de artefactos explosivos improvisados. La labor cobra vital importancia por la situación que atraviesa el departamento de Putumayo, en especial con respecto a la voladura de oleoductos. Inicialmente, la idea era capacitar equipos Exde y Exde Delta, pero la situación ameritó que todos los soldados fueran entrenados en cuanto a realizar despejes por voladuras de oleoductos o puentes, o cuando se presentan accidentes tanto del personal civil como militar con minas antipersonal, pues no se puede permitir que por desconocimiento caiga algún hombre en estas trampas mortales. En 2014 se han capacitado un promedio de 220 uniformados que hacen parte de los grupos antiexplosivos, y en promedio 800 más pertenecientes a las unidades orgánicas de la Brigada de Selva n.º 27.

Hoy en día es orgánico del Batallón de Entrenamiento y Reentrenamiento n.º 27, donde se desempeña como instructor principal de explosivos. Allí capacita al personal de oficiales, suboficiales y soldados en el manejo de artefactos explosivos improvisados

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Los resultados son evidentes, tan solo este año se ha logrado una reducción en las afectaciones de alrededor del 50 % con respecto a los años anteriores, y es que desde febrero de 2013, fecha en la que sargento llegó a esta unidad, se están adelantando campañas en las que se informa de las posibles zonas en las que son colocadas estas trampas, ya que los grupos terroristas son estratégicos en el momento de instalarlas, porque pretenden causarle daño directamente a las tropas; sin embargo, su uso despiadado ha cobrado la vida de muchos campesinos inocentes. Así mismo, con el fin de conseguir una mejor preparación, se desarrollaron unas pistas de simulación real del terreno; aquí se viven situaciones muy similares a las que se encuentran en el área, por ejemplo, se hacen explosiones controladas y con todas las normas de seguridad, en caso de que se presente un error de procedimiento, así se hace más consciente al soldado sobre lo que puede significar el más mínimo fallo.

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A este héroe que ha prestado sus servicios al Ejército durante 17 años, primero como soldado y ahora como suboficial, lo impulsa a continuar sirviéndole al país el ser consciente de que si las tropas se capacitan, se puede reducir el número de afectados por estas armas mortales que tanto daño le han causado a los militares y a sus familias.

Se han capacitado un promedio de 220 uniformados que hacen parte de los grupos antiexplosivos, y en promedio 800 más pertenecientes a las unidades orgánicas de la Brigada de Selva n.º 27



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Alexandra Barreto Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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os canes, si bien son una compañía para el ser humano, un amigo y apoyo en diferentes circunstancias de la vida humana, para el Ejército son una pieza fundamental en ciertas especialidades requeridas para contrarrestar las acciones enemigas. Algunas de las actividades que realizan son de búsqueda y rescate, lazarillo, antinarcóticos, antiexplosivos, pistas de agilidad, defensa y desminado humanitario, entre otros, todas realizadas en desplazamientos tácticos, para proteger la integridad física de la población civil. ‘Drack’, un pastor belga de cuatro años, y ‘Zaira’, una labrador dorada de ocho años, han puesto a salvo a miles de campesinos de las zonas del departamento del Huila y Antioquia, porque cuentan con una experiencia en el campo militar por más de tres años, en los que han demostrado la preparación que han adquirido por parte de sus guías. Ellos son los protagonistas de historias heroicas en diferentes operaciones.

junto a su «lanza», el sargento segundo Saúl Rico Cárdenas. Ellos fueron nominados y premiados por el distinguido y limpio trabajo que se realizó en el noreste del país, en la segunda versión de la Noche de los Héroes, que se llevó a cabo en noviembre. El sargento Rico es un experto en la preparación y entrenamiento de perros para realizar desminado humanitario y operaciones especiales, así que junto con ‘Drack’ han realizado la ubicación y destrucción controlada de artefactos explosivos, y han logrado de esta manera que San Carlos sea el primer municipio que ante comunidades internacionales se entrega como libre de minas y AEI del país. El trabajo del sargento es el de capacitar a los únicos doce binomios caninos en desminado humanitario que existen en el país, aunque en Suramérica ha trabajado con más de 350 binomios caninos, en las especialidades de guías caninos en búsqueda y detección de sustancias explosivas y narcóticas.

‘Drack’ es experto en detectar cualquier tipo de olor, especialmente el de los explosivos, mientras camina en línea para verificar minuciosamente El entrenamiento de recta que no haya elementos que atenten los perros que van en contra la vida de los integrantes de la Fuerza Pública o de la población civil. la primera línea de búsqueda es riguroso, Ahora, ¿cómo se logra esto?: «Con mucha paciencia, constancia y persey desde el comienzo verancia, hasta generar una conexión lo que se pretende es con el animal, para que se despierte la explotar las virtudes máxima lealtad y obediencia, a fin de que uno y otro se cuiden», así lo explide estos canes, lo ca el guía y entrenador canino, el sarmismo que mantener gento Rico.

la pureza de su olfato y así encontrar el rastro que les permita hallar el objetivo

Por una parte, ‘Drack’ se ha dedicado durante un año a la localización de artefactos explosivos en los municipios de San Carlos, Santa Rita y San Blas, en el departamento de Antioquia,

Mientras tanto, ‘Zaira’ y el soldado Dáiver Pimentel Marín, que la recibió cuando ella tenía apenas tres meses de nacida, conforman un binomio canino que opera en el Huila. Él comenzó a entrenarla desde que era una cachorra, y para comunicarse solo bastan las miradas y uno que otro sonido que la hace poner alerta. Al inicio de una de sus operaciones, el pelotón comenzó a desplazarse hasta llegar a un punto donde podían descansar. Ellos ya conocían el tipo de área en la que estaban, había minas. Eso era un hecho. El pelotón comenzó a camuflarse en la zona e inició los procedimientos pertinentes, ‘Zaira’ solo esperaba las instrucciones del soldado Pimentel.

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‘Drack’ es experto en detectar cualquier tipo de olor. Esto lo hace caminando en línea recta para verificar minuciosamente que no haya elementos que atenten contra la vida de las personas que hacen parte de la Fuerza Pública o de la población civil «Todo es un procedimiento», aclaró el soldado cuando contaba su versión de cómo habían ocurrido los hechos. Preparar una mina cuesta alrededor de 5 dólares o 10.000 pesos, mientras que desactivarla puede costar un par de centenas más, por lo que también es un proceso riguroso, metódico y lento.

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De esta manera y habiendo cumplido con la mayor parte del plan, llegó el momento más importante, identificar una a una las minas, para esto es necesario el olfato de los perros, que consta de alrededor de 200 millones de neuronas olfativas, y supera los 5 millones que tienen los humanos. En esta ocasión, con Pimentel al mando, ‘Zaira’ inicia su búsqueda; los compañeros le abrieron espacio, y él le dio la orden a ‘Zaira’ de que lo fuera a buscar. Cuando salió no estaba muy lejos el objetivo. Le llegó ese olor que solo ella identifica perfectamente; entonces, se sentó. Era la señal de que había algo. Después de una felicitación por su trabajo, comenzaron a descartar que hubiera más artefactos. Pimentel le dice: «Vamos niña, dónde hay más, ¡vamos!, ¡vamos!», para que continúe la búsqueda; así, prontamente ‘Zaira’ se quedó

mirando fijamente el lugar donde estaba la segunda mina, «no estaban muy lejanas», afirma Pimentel.

La pericia de este binomio canino permitió que los soldados del Batallón de Artillería n.o 9 Tenerife, orgánicos de la Novena Brigada, ubicaran y destruyeran de manera controlada una zona preparada con artefactos explosivos de mediano poder destructivo. «Lo que me correspondía era enviar la perra, que detectó cuatro minas casi pegadas, una detrás de la otra», contó el soldado y guía canino de la tropa. Las trampas mortales fueron instaladas por la cuadrilla 17 Angelino Godoy, estructura terrorista, que según información suministrada por desmovilizados, tiene la misión de fabricar más de 400 minas mensuales e instalarlas en zona de tránsito de la Fuerza Pública y la población civil. La participación de los canes se suma al desminado manual y mecánico. Además del alto costo, activar y sembrar una mina puede durar cinco minutos, desactivarla puede durar días, semanas o meses; por eso, el reconocimiento al sobresaliente trabajo de ‘Drack’, por ejemplo, lo llevó a ser uno de los héroes más importantes de este año, y lo identifican, a su vez, como un soldado de la patria, sobre el que recae la responsabilidad no solo de su vida, sino la de todos. El entrenamiento de los perros que van en la primera línea de búsqueda es riguroso, y desde el comienzo lo que se pretende es explotar las virtudes de estos perros; también se busca mantener la pureza de su olfato, y así encontrar el rastro que les permita hallar el objetivo.


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Los canes están capacitados para encontrar medio gramo de explosivos. Ellos, después de caminar en línea recta, verifican la zona minuciosamente, ¿la señal? una mirada fija al elemento detectado. El proceso de adiestramiento inicia a los cuatro meses de edad, cuando comienzan a adaptarse a diferentes superficies, con el fin de distinguir su entorno con diferentes texturas, al mismo tiempo generan una conexión inexplicable con el equipo que los acompaña. Los canes saben que de su talento dependen muchas vidas.

El proceso de desminado toma tiempo; antes de ejecutar cualquier acción, los que integran el equipo que diseña estas estrategias deben tener en cuenta los tres componentes que hacen parte del planeamiento y diseño; por ejemplo, el diálogo con la comunidad o estudio no técnico, para recopilar información e identificar el mapa de riesgos y precisar coordenadas. El acercamiento con la comunidad es indispensable. Después viene la fase del estudio técnico en la que se utilizan herramientas técnicas especializadas que precisan e identifican las zonas que están minadas, con esto llega la última parte, que es desactivar las minas con el fin de certificar las áreas como libres de riesgo, todo de acuerdo con la reglamentación establecida a nivel nacional para realizar este tipo de acciones. Como las dos últimas partes requieren equipos y entrenamientos especializados, es aquí, cuando el papel protagónico lo desempeñan los soldados o suboficiales con los perros que conforman los binomios caninos que componen el equipo y que además lo lideran.

:‘Drack’, un pastor belga de cuatro años, y ‘Zaira’, una labrador dorada de ocho años, han puesto a salvo a miles de campesinos de las zonas del departamento del Huila y Antioquia

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Viviana Andrea Bojacà Chaparro Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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l coronel Yuber Armando Aranguren Rodríguez, comandante de la Brigada Especial de Ingenieros, recibió el galardón en la Noche de los Héroes, otorgado en la categoría Construyendo País, en representación de los oficiales, suboficiales y soldados de la Brigada Especial de Ingenieros y del hoy Comando de Ingenieros, que han dedicado la vida y la carrera militar a tratar de mejorar las condiciones de la sociedad, especialmente la de los campesinos en las zonas más alejadas del territorio. Por esta razón, el coronel agradeció a los soldados de su Brigada, porque ese galardón fue posible recibirlo por el trabajo, sacrificio honesto, permanente y diario de quienes conforman el Arma de Ingenieros, que siempre están en todo el país propendiendo por el desarrollo social. Y es que estos héroes constantemente están construyendo patria en diferentes escenarios, uno de ellos es el desarrollo de megaproyectos y obras de infraestructura vial, incluidos en los 21 corredores de la prosperidad del Gobierno nacional; de este tipo se están ejecutando 4 en sitios muy difíciles. El más importante quizá es el proyecto de la transversal de La Macarena, aunque los otros también tienen gran valor estratégico, la construcción de esta vía ha costado la vida de algunos soldados y de esto son testigo los habitantes del Meta.


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Otros de los escenarios en los que actúan los hombres de la divisa púrpura son la construcción de puentes semipermanentes, para garantizar la movilidad de los ciudadanos, o las jornadas de desminado humanitario, para devolver espacios libres de minas en los que la población pueda volver a disfrutar sin temor a caer en una de estas trampas mortales.

Podríamos decir que el 99 % del país está cubierto por las obras y las acciones de los soldados de Ingenieros

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Por otro lado, con el Batallón de Atención de Desastres, ante una avalancha o un desastre, llega la esperanza a donde la comunidad lo requiere, ya que los ingenieros, con sus principales armas que son la voluntad, la fe y la generosidad para con Colombia hacen lo necesario para llevar bienestar.

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En este momento las unidades están desarrollando su labor de acuerdo con el mapa estratégico del país. En este sentido, cada batallón según su especialidad atiende una serie de zonas; por ejemplo, el Batallón de Desminado Humanitario está focalizado en Santander, Antioquia, Córdoba y Caldas; por

su parte, el Batallón de Operaciones Especiales actúa en la medida de las necesidades, en cuanto a los pozos de agua potable. El mayor esfuerzo en este momento se hace en el departamento del Casanare, debido en primer lugar a la sequía y en segundo, a la necesidad de agua potable, por la escasez de acueductos; asimismo, el Batallón de Desastres atiende los eventos antrópicos donde se requiera y el Batallón de Mantenimiento hace su esfuerzo a nivel nacional. Entonces, podríamos decir que el 99 % del país está cubierto por las obras y las acciones de los soldados de Ingenieros. Así están honrando el nombre del Ejército Nacional y se están ganando el corazón y la voluntad de la población civil, porque ellos reconocen que los uniformados han sacrificado sus vidas por construir un mejor país. Para finalizar, el coronel Aranguren afirmó que comandar esta Unidad es fácil, porque hay compromiso, responsabilidad, transparencia y amor por lo que se hace. Son 4.600 soldados honestos y trabajadores que transforman terrenos en beneficio de la comunidad. «Cuando los soldados cuentan con principios y valores es muy fácil comandarlos, porque ellos viven y mueren por el cumplimiento de la misión».

Estos héroes constantemente están construyendo patria en diferentes escenarios, uno de ellos es el desarrollo de megaproyectos y obras de infraestructura vial



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l capitán de Infantería David Alfonso Gaitán Ruíz, ingresó hace 16 años a la Institución, y desde entonces ha obtenido grandes éxitos operacionales en sus diferentes cargos, entre ellos comandante de compañía y pelotón, por eso fue destinado por el alto mando para desempeñase como instructor en la Escuela de Lanceros, donde lleva 10 meses capacitando a los líderes de las pequeñas unidades del Ejército. Sus cualidades físicas, técnicas y tácticas lo llevaron a conformar el selecto grupo de instructores del Plan Coraza 2014, en el marco del cual se han realizado 16 cursos de Lancero, en los que han participado 801 hombres de las diferentes Fuerzas. Asimismo, se encuentran en desarrollo los cursos de Lancero Internacional 388 y 389, de los que hacen parte 27 militares de ocho países, entre ellos, Estados Unidos, México, Paraguay, El Salvador y República Dominicana.


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Los pares internacionales toman el curso porque les interesa conocer la doctrina militar colombiana y el entrenamiento del soldado, por el respeto que ha ganado en diferentes escenarios debido a su gallardía e ímpetu para combatir los grupos al margen de la ley a lo largo y ancho del territorio nacional. En este sentido, el Curso de Combate de Lanceros es muy reconocido a nivel mundial por que allí se forma el alumno en la parte física, técnica y táctica, pero lo que lo hace más llamativo es la experiencia que ha adquirido nuestro país en maniobras de combate irregular, así como en entrenamiento para operaciones en selva que se lleva a cabo en el Fuerte Amazonas II. Finalmente, el capitán Gaitán comenta que lo impulsa a continuar trabajando ver los éxitos operacionales que obtienen los alumnos en sus unidades luego de pasar por el curso que él dicta, por esta razón siente una gran alegría al encontrarse en la Noche de los Héroes con uno de los tenientes capacitados, César Leguizamo Galindo, quien fue premiado en la categoría de operaciones irregulares.

Entrenamiento integral para todos los uniformados Por otro lado, los soldados profesionales Julián Antonio Obando Cardona y Ermel Murillo Clavo instructores en Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario y procedimientos jurídicos de los Batallones de Instrucción, Entrenamiento y Reentrenamiento que operan en Cauca y Nariño también fueron galardonados por el efectivo entrenamiento que han impartido a soldados, suboficiales y oficiales en su jurisdicción, acerca de la legislación vigente, lo que ha evitado las infracciones por desconocimiento a la norma. Para estos hombres que se caracterizan por valores como la responsabilidad, disciplina, humildad y compañerismo ha sido un privilegio ser escogidos entre alrededor de 2800 soldados para ser premiados en el evento que reconoce la labor de los mejores entre los mejores.

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l teniente Antonio Chávez Ocaña, un buesaqueño, que desde sus primeros años tenía clara su vocación y el deseo de pertenecer al Ejército Nacional, es un hombre que con determinación y esfuerzo ha llegado a ser el orgullo de su familia y la digna representación de un héroe vestido de honor por el destacado compromiso en su formación militar. A sus 27 años, el teniente cuenta cómo ha sido su recorrido por la Institución y su labor enmarcada en la persistencia y constancia. A sus 16 años decidió presentarse por primera vez a la Escuela Militar de Cadetes, en tres ocasiones recibió una negativa, pero sus ilusiones se mantenían intactas, su esperanza de prestar servicio a la Patria era la fuerza para insistir una y otra vez.

Mónica Fernanda Gamboa Estupiñan Redacción General


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En el 2004, a la edad de 18 años, Antonio resuelve empezar su proceso en la Fuerza como un soldado regular, con la firme convicción de que esa decisión sería el inicio del cumplimiento de sus sueños. Ingresó al Batallón Pichincha, en Cali, perteneció al cuarto contingente del 2004. Allí estuvo durante 10 meses; posteriormente, se presentó de nuevo e ingreso a la Escuela Militar de Cadetes, donde empezó su proceso como oficial del Ejército Nacional en el año 2005. En la Escuela dispuso su proceso de formación en el arma de Infantería: «Me gustó mucho la Infantería. Hice el análisis dentro de las armas, y concluí que ahí había un espacio más grande para catapultarme como general». Ascendió como subteniente en el año 2008. Su primera Unidad fue el Batallón de Policía Militar n.o 13, ubicado en la ciudad de Bogotá, su tarea era la realización de allanamientos en trabajos conjuntos con el CTI y la Fiscalía; gracias a su buen desempeño fue enviado a hacer el Curso de Lancero, así como el de Policía Militar e instructor de Policía Militar; recibió la Medalla Tomás Cipriano de Mosquera por su trabajo y excelentes resultados. Luego, en el 2010, fue trasladado al Batallón contra el Narcotráfico n.o 3, en Larandia, Caquetá. En el momento de su traslado a esta compañía de acción directa, realizó el curso de paracaidista y maestro de soga. Estando en el Batallón contra el Narcotráfico, tuvo su primer combate; una operación militar basada en la estrategia y la excelente toma de decisiones por parte de un líder militar. El objetivo era alias Julián Artigas, autor material de la masacre de Machuca y cabecilla de la comisión de finanzas de la Cuarta cuadrilla de las Farc. Según el análisis de la información, se detectó su ubicación en la vereda El Carmen, en el municipio de Segovia (Antioquia). A partir del conocimiento de esta información se realizó una maniobra de despliegue por esa zona, una inserción de 14 kilómetros durante 4 días.

Al llegar al punto que indicaba la información, divisaron hamacas, toldillos, un cambuche de las Farc y, ante la felicidad de arribar al lugar, su única preocupación era la escasez de agua, y el soldado deshidratado, aunque dispuesto, no se encontraba en las mejores condiciones para un combate. Ahí es cuando el líder militar, el que la toma de decisiones, no solo piensa en el objetivo, sino en las vidas de sus compañeros.

47 Logró resultados positivos en la Operación de alias Julián Artigas, autor material de la masacre de Machuca y cabecilla de la comisión de finanzas de la Cuarta cuadrilla de las Farc


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Después planear la estrategia, resolvieron esperar y cumplir con su deber. Las averiguaciones indicaban que el objetivo se trasladaba entre un campamento cercano y el lugar donde se encontraban, así que solo era cuestión de tiempo. Pasaron dos días y ya el agua se había terminado; las horas corrían y la idea de retirarse se asomaba entre las hojas de los árboles que escondían al teniente y su grupo. Al tercer día, después de una larga espera, el cabecilla objetivo militar arribó al campamento, y la proclama del Ejército se escuchó, pero el enemigo hizo caso omiso a las palabras. El combate duró alrededor de 10 minutos, y la preparación de los soldados de la patria se evidenció en las habilidades y herramientas en el momento indicado. Un tirador de alta precisión neutralizó el objetivo. Hubo dos bajas.

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Producto de esa exitosa Operación, el teniente Chávez recibió su segunda medalla al orden público, y fue enviado a Estados Unidos durante cuatro meses, con el fin de realizar cursos de operaciones especiales contra el narcotráfico, curso de combate, explorador, jefe de salto aéreo e infiltración a gran altura. Al llegar a Colombia y con cuatro meses de haber iniciado el Curso de Fuerzas Especiales fue enviado durante 11 meses al Sinaí, a la Multinational Force of Observers. Allí fue durante dos meses comandante de un Opi, Puesto de Observación; posteriormente, fue transferido al North Camp, donde siguió recibiendo estímulos a su excelente y constante entrega con la Institución. Recibió las Medallas del Sinaí, Fe en la Causa y Mérito del servicio. Regresó a Colombia hace un año y medio, y permanece en la Escuela de Lanceros ampliando sus conocimientos; esta vez para ser Lancero Experto, como un ejemplo para sus compañeros, orgullo para su familia y motivo de exaltación para la Fuerza que se honra al contar con hombres leales con la causa. El principio del teniente Chávez se basa en su vocación, amor por su patria y anhelo de portar con honor el camuflado, para poder llegar a cada rincón de Colombia defendiendo la soberanía como un líder y ejemplo para los soldados y los ciudadanos de su país.

El principio del teniente Chávez se basa en su vocación, amor por su patria y anhelo de portar con honor el camuflado, para poder llegar a cada rincón de Colombia defendiendo la soberanía, como un líder y ejemplo para los soldados y los ciudadanos de su país



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Emilse Honeth Gonzales Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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l 26 de abril de 2000, el cabo segundo Ariel Ramiro Novoa Vargas, que se encontraba laborando como comandante de escuadra en el área rural de Ocaña, Norte de Santander, salió en compañía de un soldado regular a cumplir la orden de llevar unos documentos a la ciudad y regresar con estos firmados. El sector donde se encontraban era muy peligroso, así que se pusieron ropa de civil y tomaron un vehículo de transporte urbano para que los llevara hasta su destino. A mitad de camino observaron que había un retén de la guerrilla, una «pesca milagrosa», como lo llamaban en ese tiempo; pensaron en tirarse del carro, pero ya no había cómo reaccionar ni nada

qué hacer. Estaban rodeados por todas partes, y lo único que pensaban era en que los iban a matar. Apenas paró el vehículo los guerrilleros los bajaron a punta de groserías «… bájense que ustedes son chulos». Ariel Ramiro Novoa, hoy sargento viceprimero, aún se pregunta cómo los reconocieron; cree que quizá fue el corte de cabello, pero también que alguien los señaló.

Uno de ellos dijo: «a estos hay que matarlos». Nos acostaron en el piso y nos pusieron el fusil en la espalda. Yo pensaba en el dolor que podía sentir al entrar el tiro en mi cuerpo; pensaba en mi familia, en el Ejército, en los compañeros, en todo. A uno le recorre


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toda la vida en un segundo. Al mismo tiempo le pedía a Dios que nos salvara. En ese molas, insultos y comentarios despectivos. Senmento llegó un jefe de ellos, tía cómo se acercaban a observarlos, como si y les dijo que no había que hubieran atrapado alguna especie rara de animal, matarnos sino llevarnos. A mí y les decían que no iban a durar más de tres días. me subieron entre dos a un Esa noche probaron comida, era yuca con carne rancia cerro, al soldado lo dejaron y agua con azúcar. abajo y yo pensaba que lo iban a matar. Ese es un penEntraron a una casa donde los esperaba el cabecilla. samiento constante cuando Se les presentó como el comandante del frente Camilo Torres uno está secuestrado; piendel ELN. Les dijo que era alias el Viejo o el Cucho, que no los sa todo el tiempo que lo van matarían porque eran sus prisioneros de guerra, pero al mínimo a matar, desde que amanece intento de escapar los asesinarían sin pensarlo. El Viejo ya estaba hasta que anochece. Como enterado de todos los datos personales y laborales de ellos. a los quince minutos lo subieron, pero lo pusieron alejado de Después de unos días de Y empezaron a salir mí para que no habláestar en una casa, un domingo de todos los demás ramos. Luego de que mayo, un guerrillero abrió la puerterminaron la pesca secuestrados, ta de repente y les dijo que le hamilagrosa, nos quitabían encomendado su cuidado, soldados y policías, ron las billeteras y empero advirtiéndoles que los mataincluso dos agentes pezamos a caminar ría si intentaban escapar. Esa miscomo cuatro horas ma noche sacaron una camioneta del DAS, en unas seguidas con los ojos para moverlos. Al verla retrocedió condiciones vendados y amarrade inmediato al día del secuestro, dos de un lazo. Ellos deplorables, «era idéntica a la que iba ese día nos halaban como lletransportándolos. Creo que tal vez muchos de ellos muy vando a un perro. nos subimos en una camioneta de enfermos, llevaban colaboradores de la guerrilla».

hasta tres años ahí Al otro día seguían caminando. Los transportaron hasta metidos Asegura que fue como donde hubo carretera; al caer la desde las ocho de la tarde los empezaron a mover en mañana hasta las cuatro de la mula. Ellos cada vez sentían que estaban más lejos de todo, sentarde, y que llegaron a un puntían más la presión. Llegaron a otro campamento donde el recibito donde escucharon voces. miento no fue menos humillante que en el primero. La comida fue Era un campamento. No poagua con azúcar y los metieron en un sembrado de cacao, solo dían verlos, pero a sus oídos con un plástico para que durmieran ahí. Ese sería su lugar por llegaba un sin número de burcerca de mes y medio.

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“Lo más emocionante de ese momento fue ver a mi familia y volver a sentir la grandeza del Ejército; ver otra vez a la tropa, las instalaciones, me hizo reafirmar mi amor por la Institución y volver a sentir esa fuerza y berraquera para seguir aquí”

El cabo Novoa y su soldado acompañante solo cambiaban de ambiente cada cuatro días que los sacaban a bañarse en un río, totalmente vigilados; hasta para sus necesidades fisiológicas un guerrillero se hacía detrás poniéndoles el fusil en la espalda.

No hacíamos nada. El soldado que es costeño cantaba vallenatos y lloraba, él apenas tenía 19 años. A mí se me iba a estallar la cabeza de no hacer nada, entonces les pedí un cuaderno, que me llevaron como a los cinco días, y empecé a escribir todo lo que se me ocurría, sobre mi familia, del valor que tiene la libertad, de lo triste que era ver como entre colombianos nos matábamos, sobre el soldado que me acompañaba. Todos los días me pedían el cuaderno a las seis de la tarde para revisarlo. Uno de ellos me llegó a decir que le parecía muy «bacano» lo que ahí escribía. Me tocó hacer mi propio menaje; con una botella saqué pedacitos y los amarre con palitos y esa era mi cuchara, el pocillo un tarro de Chocolisto partido por la mitad. Iniciaron una caminata nocturna desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana. Al llevar 45 días sin moverse, sentían que se les desprendían las piernas, sobre todo cuando tocaba pasar por el fango que les llegaba hasta la cintura. Al amanecer ya se encontraban en pura selva, en otro campamento; allí los recibió el jefe, que les aseguró que su tiempo de estadía en ese lugar dependía del Gobierno.

Nos subieron unos 100 metros más, observamos una jaula gigante de alambre donde nos metieron y por dentro otra jaula igual, que también pasamos. Eran dos jaulas, una dentro de otra. Llamaron a alguien: «Érida, Érida». Era otro secuestrado y yo no entendía todavía lo


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que pasaba hasta que salió él todo barbado, con una pantaloneta muy vieja. Nos dijo: «hermano, bienvenido, aunque esa no es la palabra que les debo decir». Y empezaron a salir todos los demás secuestrados, soldados y policías, incluso dos agentes del DAS, en unas condiciones deplorables, muchos de ellos muy enfermos, llevaban hasta tres años ahí metidos. En todo ese tiempo yo no les había demostrado debilidad ni miedo a los guerrilleros, pero en ese momento sí lloré como un niño. Con nosotros completaban 43 secuestrados en ese sitio.

Los siguientes siete meses Fue un empezar de nuevo. Le pusieron unas tablas para dormir y a los tres días le botaron unas hojas de palma. Sus compañeros, con más experiencia en los rigores del secuestro, le ayudaron a tejer una estera y ese fue su colchón. Los secuestrados trotaban ahí dentro y habían construido un gimnasio rustico para distraerse, «El ejercicio era una forma de sentir que estábamos vivos». Tallaban madera y leían muchos libros que enviaba la Cruz Roja. Novoa leyó la Biblia. Escuchaban un programa radial que se llamaba A Través de la Biblia, hicieron un grupo de oración y cantaban alabanzas al Todopoderoso. Los guerrilleros les gritaban que estaban locos, «y no sé si estábamos locos, pero era la única forma de fortalecernos, porque estar secuestrado así sea ocho días es demasiado duro. También a través del programa Voces del Secuestro, familiares y amigos nos enviaban mensajes, y, eso, era como una gota de agua en medio del desierto».

A las 6 de la tarde nos quitaban todo y nos encerraban. Si había alguien enfermo del estomago tenía que mirar como hacía porque no sentían compasión. Si se complicaban las cosas nos tocaba hacer las necesidades adentro aunque tratábamos de mantener el calabozo lo más higiénico posible. A cada rato se nos entraban unas culebras gigantes que matábamos a palo y piedra. Sin embargo, aun viviendo tan duras circunstancias, Ariel Novoa nunca perdió la esperanza ni la fe. Claro que vivía días de depresión, en los que ni siquiera se levantaba, pero ya para esa época empezaba a sonar el despeje en el sur de Bolívar, y ellos se aferraban a las noticias siempre con la ilusión de saber si los liberarían, pues una de las condiciones del Gobierno era que debían devolver a todos los secuestrados. Pasaban los días tratando de ubicarse o al menos adivinar dónde los tenían, creían que era en la frontera con Venezuela o en ese país, porque siempre por la radio entraba una emisora de un pueblo venezolano llamado Guasdualito, mientras que La Voz del Norte, que era de Cúcuta, se escuchaba muy mal.

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Así se empezó a acercar el mes de diciembre y todos tenían su moral e ilusiones puestas en poder ir a casa. Una noche les dijeron que se iban, era 21 de diciembre; Novoa fue el último en salir de la jaula, ya que los iban sacando en el orden que los fueron encerrando allí. Caminaron toda la noche hasta el amanecer, muchos iban en mula, pues debido a sus enfermedades no se podían mover, pero ya el dolor y el cansancio eran poco comparados con la ansiedad que invadía a 43 hombres que se dirigían rumbo a su libertad, «es como si dentro del vientre de la mamá uno supiera que va a nacer. Esa noche estuvo hermosa, llena de estrellas». Caminaron dos noches seguidas, en el día los peluquearon y los dejaron bañar. Sobre las once de la mañana los subieron en dos camiones y los llevaron a un sitio llamado El Peñal; allí había cerca de cuatrocientos guerrilleros, estaba la Cruz Roja, el Alto Comisionado de Paz, los medios de comunicación y los helicópteros que por fin los sacarían de esa larga pesadilla.

Era una imagen increíble Yo sentía que no podía ni respirar, y mis compañeros estaban igual de conmovidos. Nos dieron comida y nos atendieron los médicos. Nos llevaron hasta la Segunda División, en Bucaramanga, donde nos tenían un recibimiento muy

lindo, pero lo mejor fue cuando vi a mi mamá por la ventanilla del helicóptero y sentí algo que no puedo describir, es algo muy duro y al mismo tiempo hermoso… Al sargento viceprimero Ariel Novoa, 14 años después, se le aguan los ojos, guarda silencio y luego continúa, «lo más emocionante de ese momento fue ver a mi familia y volver a sentir la grandeza del Ejército; ver otra vez a la tropa, las instalaciones, me hizo reafirmar mi amor por la Institución y volver a sentir esa fuerza y berraquera para seguir aquí». Al igual que sus compañeros de cautiverio, pasó el 24 de diciembre del año 2000 junto a su familia. Días después inició el tratamiento sicológico correspondiente al tiempo que se iba incorporando a la vida laboral. Continuó en diferentes unidades operativas, yendo al área de operaciones y dando excelentes resultados. Hoy se encuentra casado, tiene una bonita familia y como sargento viceprimero trabaja en la Sección Jurídica de la Dirección de Personal.

“Sigo adelante sin odio ni rencores, porque no quiero enseñarles eso a mis hijos. En esta Institución hay gente que ha dado más de lo que yo di, y solo deseo que todas esas vidas ofrendadas sirvan para que haya paz, que no sea en balde”



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s la tarde del 2 de junio de 2014, en la población de La Unión Peneya, departamento del Caquetá, un lugar apartado en el que sus habitantes han visto por años vulnerados sus derechos, debido a la presencia guerrillera y la actividad del narcotráfico. Allí, la Compañía de Acción Integral de la Sexta División del Ejército, que estaba comandada por el capitán Gustavo Enrique Ortiz Lozada, estaba realizando labores sociales con la población civil. Ellos desde hace un año y medio, con entrega, dignidad y generosidad, han logrado mitigar las necesidades más sentidas de la comunidad, dándoles bienestar, tranquilidad y desarrollo. En esa semana de trabajo intenso, cinco días atrás entregaron a más de 600 personas, entre campesinos, madres cabeza de hogar, trabajadores y niños, herramientas para trabajos agrícolas, kits escolares, servicios de salud, medicamentos gratis, mercados, recreación y actividades lúdicas, entre otros. «…En medio de estas actividades, de repente de un lugar indeterminado sale una bala disparada con toda la sevicia de quien no quiere que los buenos estén allí presentes, ni que moren en el corazón y la mente de la población. Una bala


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El Capitán Gustavo Enrique Ortiz Lozada fue condecorado con la medalla José María Córdova en el grado de Oficial, Fe en la Causa, Gaula Militar, Ayacucho, Campaña del Sur y Servicios Distinguidos en Orden Público

disparada por un terrorista de la cuadrilla 15 de las Farc, que le cegó con sevicia certera la vida al capitán Ortiz Lozada, su alegría, sus ganas de servir y de vivir. Una bala que le arrebató a una familia un hijo, un padre, un hermano, un tío, un amigo y una sonrisa inolvidable e irremplazable».

Todo fue silencio en medio de la confusión. Un francotirador de las Farc, escondido en una casa, había disparado insensatamente contra la humanidad del capitán Ortiz; esa misma bala, sin tocarla físicamente, le atravesó el corazón a la mujer que le dio la vida a este oficial del Ejército, y la condenó en adelante a convivir con el dolor. Gustavo Enrique, el hijo más especial de doña Carlina Lozada, por su particular forma de expresarle amor mediante mensajes, cartas, tarjetas y mensajes de voz, ya no volvería a iluminarla con sus gestos y detalles. Gustavo Enrique, Cocho, como lo llamaba con cariño toda su familia, sus amigos y personas que lo conocieron, nació en Florencia, Caquetá, el 13 de junio de 1982, para ser el tercero de los cuatro hijos. Junto a sus hermanos Johann, Mónica y Diego creció en la capital caqueteña bajo la educación y valores de sus padres, Gustavo y Carlina. Asistía al colegio Juan Bautista Migani, hizo parte de los scouts de la Tropa Chairá de Florencia, se destacó por su gran desempeño académico y deportivo, al participar en diferentes competencias en representación de su colegio y el departamento del Caquetá. En 1998 obtuvo su grado como Bachiller Académico e ingresó a la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, en enero de 1999, con gran expectativa y motivado por la idea fija

de servir a Colombia y a sus compatriotas en momentos difíciles de seguridad nacional. Y, aunque no es fácil dejar que un hijo parta para el Ejército, siempre recibió apoyo y amor incondicional desde el seno del hogar para hacer sus sueños realidad. En junio de 2002 fue ascendido al grado de Subteniente del Arma de Infantería, y como oficial del Ejército Nacional de Colombia se propuso dedicar su vida al servicio de la Nación. En ese momento, el joven alegre, sociable, amigo infinito y generoso, con 20 años de edad, sumó una característica más a su particular personalidad, inició su camino como militar íntegro y valiente. El Batallón de Infantería Magdalena en Pitalito, Huila; la Brigada Móvil n.º 10, en el departamento del Guaviare; el Batallón de Infantería José

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Hilario López, en Popayán, Cauca; el Batallón de Infantería en Calamar, Guaviare; el Grupo Gaula Valle; el Batallón de Instrucción, entrenamiento y reentrenamiento en Leticia, Amazonas, y la Sexta División, ubicada en su tierra natal, están marcados por la huella imborrable de su prestigiosa labor como soldado distinguido por su exitoso trabajo, esfuerzo y compromiso social.

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Este legado lo deja a su hijo, Santiago, para quien fue y será por siempre un ejemplar padre, pues a pesar las exigencias que demanda la carrera de las Armas, su principal compromiso era ese hijo; compartir con él tiempo su tiempo, velar por su educación y su futuro. Sus hermanos lo recuerdan por su buen sentido del humor y la alegría que irradiaba y conta-

giaba a quienes estaban a su lado; por su manera de ser cariñosa y expresiva, que no le hacían dudar nunca en demostrar sus sentimientos con caricias, abrazos, palabras y gestos llenos de ternura. Dicen que se destacaba entre ellos porque era el alma de las fiestas, que animaba las reuniones familiares, el que organizaba asados, paseos, cumpleaños para compartir siempre con la familia. Cuando lo recuerdan, todos coinciden en la misma imagen que les llega a la memoria: su gran facilidad con la que les expresaba su alegría y felicidad a través de una gran y deslumbrante sonrisa. El Capitán Gustavo Enrique Ortiz Lozada fue condecorado con la medalla José María Córdova en el grado de Oficial, Fe en la Causa, Gaula Militar, Ayacucho, Campaña del Sur y Servicios Distinguidos en Orden Público por Primera Vez. Hoy, en ascenso póstumo permanecerá en el corazón de su Institución y de quienes compartieron algún momento de su vida como el mayor Gustavo Enrique Ortiz Lozada, Q. E. P. D., un mártir de la patria. No obstante, los reconocimientos son pocos para quien con la más grande nobleza entregó su vida al servicio de la Fuerza en pro del pueblo colombiano; su sacrificio supremo es merecedor de las más grandes dádivas que solo reciben los que van al cielo por sus actos en la tierra.

«Hermano, siempre estarás en nuestros corazones. Gracias por ser nuestro héroe, gracias por los bonitos recuerdos, gracias por la felicidad que nos regalaste, gracias por las lecciones de vida que nos dejas; sabemos que eres nuestro ángel guardián que siempre estará cuidándonos, nuestro canal directo con Dios, y también sabemos que es solo un hasta luego porque en algún momento nos volveremos a encontrar. ¡Buen viaje!», Tus hermanos, Johann, Mónica y Diego.



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Emilse Honeth Gonzales Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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103 proyectos productivos, 25 municipios, 3.450 familias beneficiadas, 17.720 habitantes han recibido el apoyo de la Instituciòn por medio del Capitán Peñaranda, un hombre visionario, soñador, ingenioso, con empuje, que siempre lo proyecta todo en grande y su magnífico don de gentes le ha permitido hacer realidad magnos proyectos sociales, que para muchos solo cabrían en la imaginación pero no podrían pasar de ahí.

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s el capitán Andrés Peñaranda Benavides del arma de Infantería, nacido el 21 de abril de 1981, en la ciudad de San Juan de Pasto, hijo de una historiadora de la Universidad de Nariño y un odontólogo, el mayor de tres hermanos y con facultades artísticas musicales, lo que desde el año 1996 en la Escuela Militar de Cadetes le abrió el camino social para trabajar con las comunidades. Este profesional en ciencias militares, politólogo de profesión, a lo largo de su carrera ha ocupado todos los cargos de Acción Integral que tiene la estructura militar en los departamentos de Cauca, Nariño, Putumayo, sur del Tolima, Córdoba y Cundinamarca. Actualmente, es orgánico de la Tercera División con sede en Popayán y jurisdicción en los departamentos del Valle del Cauca y Nariño, una zona históricamente conocida por el flagelo de la guerra, especialmente el narcotráfico; pero él ha marcado la diferencia al implementar allí un proyecto único, logrando la organización, articulación, gestión de recursos y ejecución de proyectos productivos, lo cual se ha visto claramente reflejado en el bienestar y progreso de sus pobladores.


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Este propósito o gran sueño, denominado Ruta de la Confianza, ha logrado articular proyectos productivos para 103 comunidades de los tres departamentos que cubre la Tercera División; gracias al trabajo del Capitán Peñaranda, se ha posicionado al Ejército Nacional como una institución gestora de oportunidades y ventanas de desarrollo para el campo y sus familias, escenario que sin duda es base para la construcción de la Paz. Y es que el liderazgo de este intrépido oficial no queda en la gestión de los recursos; lo más importante de su labor es el enfoque social, basado en trabajar con comunidades afectadas por los grupos armados ilegales, el cual consiste en organizarlas dentro de un proceso colectivo, asociativo y finalmente empresarial; lo que ha permitido que hoy por hoy la Tercera División lidere proyectos productivos para la población civil, los cuales se han exportado a otros paises gracias a su excelente calidad, todos con la marca Fe en la Causa del Ejército Nacional. Un año y medio de arduo trabajo y entrega, en el que el este Capitán ha logrado consolidar productos como el café especial, café pergamino, limón Tahití, lácteos, gallinas ponedoras, cuyes, marranos, mora y fresa, entre otros, que se han logrado ejecutar de manera exitosa gracias al apoyo que se le ha brindado a las comunidades desde la asociatividad, estructuración y articulación de diferentes instituciones del Estado, donde no solo se les convoca para hacer parte de un proyecto sino que se les motiva a través de programas educativos, donaciones, jornadas intensivas de apoyo al desarrollo, becas y cupos preferenciales otorgados por colegios, universidades privadas, Sena, Icetex e institutos tecnológicos. Hechos que han permitido a la Fuerza conquistar la mente y el corazón de los campesinos de la zona, quienes han encontrado más y mejores opciones de vida que la de vincularse a los grupos armados ilegales.

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Municipios como Florida y Pradera en el Valle del Cauca, Caloto, Caldono, Guachene, Morales, Miranda, Tambo, Bordo, Argelia y Balboa en el departamento del Cauca y Sapuyes, Puerres, Ipiales, Gualmatan, Taminango, Linares, Samaniego y Contadero, en Nariño, hoy tienen en común algo más importante y valedero que el hecho de registrar los más altos índices de influencia de grupos armados ilegales; es el hecho de que sus pobladores hayan aceptado la propuesta del Capitán Andrés Peñaranda en nombre de su Ejército Nacional y hayan optado por el progreso, la prosperidad, el desarrollo y la paz de la mano de los soldados de Colombia.

“Este trabajo me ha permitido aprender la oferta del Estado y llevarla a través de la capacidad del Ejército a los rincones más alejados y vulnerables del territorio del suroccidente colombiano; siempre con la premisa de liderar comunidades dentro del ámbito social y productivo, fortaleciendo la imagen institucional y velando por la seguridad integral de sus conciudadanos. Es importante poder orientar el desarrollo de las estrategias militares dentro

del campo social y la articulación estatal, como se está haciendo actualmente en la Ruta de la Confianza con entidades como el Departamento de Prosperidad Social, el Ministerio de Agricultura, el Sena, Incoder, Invima, Federación de Cafeteros, Asofrucol, ICA, Ministerio de las TIC, universidades, fundaciones, gobernaciones, alcaldías, entidades descentralizadas, etc.” El Capitán Andrés Peñaranda ha recibido reconocimientos por parte de instituciones a nivel nacional como el Ministerio de Agricultura, el Sena, las gobernaciones del Cauca, Nariño, Putumayo, Córdoba, y las comunidades campesinas, entre otros. Pero más allá de los laureles y del mismo resultado de generar empresa y con ello evolución económica y crecimiento social en zonas donde la violencia y todos los delitos que se le articulan eran el pan de cada día, el resultado y el reconocimiento más grande es el de quedarse para siempre en el corazón de estas familias que lo recordarán por generaciones y que cuando va entre ellos, a su paso tan solo recibe sonrisas, abrazos y atenciones como muestra de su agradecimiento.

Gracias al apoyo que se les ha brindado a las comunidades desde la asociatividad empresarial y articulación de diferentes instituciones del Estado, se han generado proyectos para el desarrollo social y económico



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Mónica Fernanda Gamboa Estupiñan Redacción General

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ay quienes se proyectan hacia el futuro para poder ingresar a la Institución y desarrollar un papel fundamental en la búsqueda de soluciones a los conflictos que a diario nos acompañan. Este es el caso de Carlos Alberto Niño Becerra, que ingresó a la Institución en el año 2012 después de haber estudiado Ingeniería Química, en la Universidad Industrial de Santander. El subteniente Niño nació en la ciudad de Duitama, Boyacá; es el mayor de cuatro hermanos y hace parte de una familia muy unida, cuyos valores y principios son su base de vida. Decidió estudiar Química Pura porque abarca grandes campos de acción. Trabajó en Bavaria buscando variables de la cerveza y luego se presentó la oportunidad de trabajar en la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma Heineken, en Monterrey, México.


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La carrera militar para él es atractiva, y complementarla con su pregrado era la oportunidad de aportar a los problemas del país. Al incorporarse entró al Cenam, Centro Nacional contra Artefactos Explosivos y Minas, donde ha podido vivir experiencias educativas nuevas, gracias a ello, ha estado dos veces en comisión en las ciudades de Boston y Finlandia, preparándose en temas de ciencia y tecnología en manejo de explosivos y armas nucleares. En este momento se encuentra desarrollando un proyecto que consiste en buscar un aditivo compatible para agregar a la formulación comercial de fertilizantes, con el fin de disminuir el uso del nitrato de amonio, que es utilizado en la elaboración de artefactos explosivos improvisados por parte de los grupos armados al margen de la ley. Un trabajo muy importante para la Institución. Inició el proceso con un profesor especializado de la Universidad Nacional y una empresa externa. El primer paso fue la investigación y luego las pruebas de explosividad con diferentes clases de aditivos, para encontrar el que mejor se acoplaran a los fertilizantes, sin cambiar el metabolismo de crecimiento de las plantas.

Después de los pasos mencionados y teniendo el aditivo seleccionado, este cumple la función de aportarle fósforo al fertilizante, estabilizándolo al momento de hacer explosión y reduciendo el impacto en un 30 % a 40 %, lo que significa una disminución en la extracción de esta sustancia de los fertilizantes, procedimiento utilizado por los grupos terroristas. Actualmente, para la aprobación de este proceso se está preparando desde un marco jurídico el Decreto 334 que da visto bueno al uso del aditivo, a fin de que los productores agreguen esta sustancia al fertilizante, y así se llegue a una reducción considerable de los problemas por el uso despiadado que los grupos terroristas le dan. Este proyecto le proporciona gran satisfacción a Carlos, porque siente que con él puede aportar sus conocimientos, y, a su vez, reconoce que ahí, en el Cenam, el trabajo en equipo está generando resultados positivos y productivos para el país. Para el Ejército Nacional es importante tener hombres idóneos, que lo representen tanto a nivel nacional como internacional, con la capacidad de generar proyectos que fortalezcan los objetivos institucionales para derrotar a los grupos al margen de la ley. El subteniente Niño es el reflejo de los integrantes que se esfuerzan por generar transformación y cambio en las proyecciones futuras para el desarrollo nacional.

Está en el proceso de encontrar un aditivo compatible para agregar a la formulación comercial de fertilizantes, con el fin de disminuir el uso del nitrato de amonio, que es utilizado en la elaboración de artefactos explosivos improvisados

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l entrenamiento de un tirador de alta precisión, Tap, requiere circunstancias adversas en áreas hostiles. Tienen entrenamientos y pruebas físicas de alto nivel, lo que hace de los hombres postulados para desarrollar este curso adquirir el compromiso y esfuerzo, a fin de desplegar acciones de combate en unidades mayores y menores. En esta labor se aprenden a manejar amas de diferentes calibres, a largas y cortas distancias, dependiendo del lugar y la situación; trabajan la serenidad para focalizar su puntería y así cumplir el objetivo estratégico, la derrota del terrorismo. Para fortuna de la Institución ingresó la subteniente Leidy Patricia Rey Narváez, del primer contingente de mujeres de arma en el año 2009, con tan solo 23 años es la primera oficial en realizar el curso de tirador de alta precisión, un logro muy alto en la trayectoria de la mujer militar. Esto significa que las mujeres pueden desempeñarse bien en lo administrativo o bien en el combate. «El mando de tropa es una experiencia única, pues la costumbre de que una mujer no tuviera mando fue difícil, pero ponerse las botas con los soldados, es un ejemplo que nos sitúa en un responsabilidad diferente».


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Para ella es una tarea difícil, como un honor, destacarse entre 38 hombres en el primer puesto del curso Tap, realizando las mismas pruebas de sus compañeros, lo que ha requerido trabajar constante en su preparación física, concentración y precisión, tarea que requiere para un tirador mucha tranquilidad y seguridad a la hora de jalar el gatillo. Una de las cualidades de Rey es que es ambidiestra, es decir, puede disparar de igual manera con la mano izquierda o derecha, lo que crea en ella, a diferencia de otros, un valor agregado y positivo. Leidy en este momento se encuentra como orgánica del Baser n.º 13, en la oficina logística; ha realizado cursos en CAC, Paracaidista, Comunicaciones, Inteligencia de Combate y Tap. Hacia el futuro se proyecta en la planeación y direccionamiento de operaciones militares que generen resultados que marquen la historia de la Institución. «Espero realizar el curso de Maniobras Urbanas, Salto Libre y demás cursos de combate. Mi sueño es pertenecer a la agrupación de Fuerzas Especiales y poner en práctica mis cursos realizados en este tiempo». Durante el 2013 ganó el primer puesto en la categoría pistola, en el Campeonato de Tiro, realizado en Tolemaida. Para ella su pasión, aparte de ser militar, es ser francotiradora, más que cualquier otra especialidad de combate, quiere hacer curso avanzado y luego ser instructora de tiro. Ser una de las mujeres nomidas en la Noche de los Héroes es la muestra de su preparación para el servicio de la Patria, es el alcance de sus objetivos en un largo camino castrense, que para ella es un sueño y un deber, así como la importancia de dejar en alto su apellido y participar en acciones militares en pro del bienestar social. El darle mando de tropa al personal femenino fue un alcance más para el Ejército Nacional, pero aún más, capacitarlas para el desarrollo de operaciones demuestra que el papel de la mujer sigue trascendiendo. La subteniente es la muestra de los primeros pasos, y año tras año son más las oficiales y suboficiales destacadas que representan a Colombia a nivel nacional e internacional.

Para ella es una tarea difícil, como un honor, destacarse entre 38 hombres en el primer puesto del curso Tap, realizando las mismas pruebas de sus compañeros, lo que ha requerido trabajar constante en su preparación física

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través de los tiempos las mujeres han logrado ganarse lugares cada vez más altos en la sociedad. Han quedado atrás las épocas en las que solo se dedicaban a cuidar del hogar, poco a poco se fueron posicionando y lucharon hasta ir consiguiendo una reivindicación de sus derechos. Existen muchos casos de mujeres exitosas que son reconocidas mundialmente. Las historias de sus acciones y su desempeño les han dado la vuelta al mundo; en Colombia se podrían resaltar muchas de esas mujeres guerreras; por eso, aquí queremos referirnos a una mujer que marcará la historia de la Aviación Ejército en Colombia. Su nombre es Íngrid Yuliana Arango. Nació en San Antonio, Tolima, en 1989; tras terminar la secundaria decidió que su vocación era la carrera militar. Ingresó el 10 de enero de 2009 a la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdoba, con la intención de poder servir a la patria. Comen-

Mónica Fernanda Gamboa Estupiñan Redacción General

En enero de 2014 obtuvo la calificación en el equipo Beechcraft en el Batallón de Entrenamiento y Rentrenamiento de la Aviación


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zó el curso de las primeras mujeres oficiales de arma con mando de tropa, junto a 61 mujeres que se incorporaron para ser formadas y entrenadas, de la cuales 42 ascendieron en diciembre de 2011 al grado de subteniente del Ejército. En su formación realizó entrenamiento táctico, técnico y físico en condiciones iguales a las exigidas a los hombres, Íngrid siempre se destacó por obtener muy buenos resultados, tanto que al final ocupó el segundo puesto en su promoción, al graduarse como subteniente del Curso Militar Brigadier General Gabriel Puyana García.

Los oficiales recién egresados fueron asignados a diferentes unidades para desempeñarse como comandantes de pelotón en la fase de instrucción y entrenamiento, la subteniente Arango fue destinada a la Escuela de Comunicaciones. Allí desempeñó cargos administrativos y dirigió un grupo de suboficiales. Fue enviada a realizar cursos en Paracaidismo Militar e Inteligencia de Combate en el año 2012, realizó un diplomado en Docencia Universitaria y una especialización en Comunicaciones.

El trabajo de Íngrid fue recompensado por el comandante de la Unidad, que la seleccionó por sus capacidades, disciplina y servicio para realizar pruebas para el curso de Piloto Militar de la Escuela de Aviación del Ejército. Tras dos meses y medio de presentar pruebas sicológicas, sicotécnicas y físicas, cumplió con todos los requerimientos, siendo apta para iniciar el curso de Piloto Militar en enero del 2013. En diciembre del mismo año terminó la especialización de Piloto Policial, en la Escuela de Aviación de la Policía, en Mariquita, Tolima. En enero de 2014 obtuvo la calificación en el equipo Beechcraft en el Batallón de Entrenamiento y

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Rentrenamiento de la Aviación. A partir de febrero del presente año es piloto operacional del King Air B200 y AC90, y realiza operaciones de Apoyo para el Combate en Inteligencia Técnica y Operaciones de Sostenimiento de Aviación. A la fecha la uniformada lleva 380 horas de vuelo, que han sido objeto de felicitaciones por parte de sus instructores y familiares, que la han apoyado en el alcance de sus logros.

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En un futuro quiere ser piloto al mando de la aeronave, luego piloto instructor hasta alcanzar todos los niveles de su profesión y continuar rompiendo los paradigmas del papel de la mujer dentro y fuera de la Institución, en la toma de decisiones y el cumplimiento de los objetivos del Ejército Nacional. Con este hecho, la Institución continúa demostrando que la mujer ocupa un lugar importante, y que el exigente y arduo entrenamiento que imparten las escuelas de formación y capacitación forman líderes y personas capaces de aportar desinteresadamente a la consecución de la paz.

Íngrid es piloto operacional del King Air B200 y AC90, y realiza operaciones de Apoyo para el Combate en Inteligencia Técnica y Operaciones de Sostenimiento de Aviación



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Viviana Andrea Bojacà Chaparro Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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uando llega una persona con trauma de guerra al Hospital Militar Central el objetivo es lograr que sobreviva, aquí la mortalidad es inferior al 0,05 %, pero para el coronel médico Fernando Torres Romero, cirujano de columna, ortopedista y traumatólogo de este centro hospitalario, el compromiso va más allá. Convencido de esta premisa, ha logrado reconstruir las extremidades de quienes ingresan con estas prácticamente destruidas, o hace que salgan caminando pacientes que entran a urgencias parapléjicos, para que retomen sus actividades cotidianas y recuperen la vida que por un momento pareció escaparse. El doctor Torres estudió medicina en la Universidad Militar Nueva Granada, y cuando se graduó decidió ingresar como oficial al Ejército Nacional porque su vocación era servirle al país, no solo como médico sino como soldado de la patria, pues de esta forma podría entregar lo mejor de sí a esos valientes hombres que enfrentan al enemigo en la primera línea de combate. Actualmente, lleva 24 años al servicio de la Fuerza. Al iniciar su carrera militar estuvo cuatro años en áreas de orden público, allí vio con impotencia llegar heridos a los soldados por efecto de artefactos explosivos improvisados, entre otras armas letales que les hacían perder la mo-


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vilidad de su cuerpo. Esta experiencia lo motivó a hacer la especialización en ortopedia cuando ascendió al grado de capitán. Años más tarde, tuvo la oportunidad de especializarse también en cirugía de columna en España y de estudiar trauma en el Comando Sur de Estados Unidos, en Las Vegas, Nevada. Desde entonces trabaja en el Hospital Militar y dicta clase en la Universidad Nueva Granada. Su vida profesional transcurre entre cursos, congresos y eventos donde se foguea con ortopedistas de todo el mundo y aprende cada vez más sobre la materia. «Mi Ejército siempre me apoyó en procura de que tenga los más altos índices de conocimiento. La Institución me ha dado todo lo que soy a nivel humano y profesional. Me siento absolutamente feliz con lo que hago», agregó. Y es que este hombre ha tenido la oportunidad de trabajar en el servicio de ortopedia más grande del país, donde se recibe el trauma músculo esquelético más severo, el causado por la guerra. Así mismo, ha participado de los tres grupos de investigación aprobados por Colciencias con los que cuenta el Hospital en esta materia, los cuales han publicado más de trescientos artículos indexados en revistas del país en los últimos diez años, es decir, que han servido de consulta en diferentes partes del mundo. Gracias a la gestión mencionada es que han venido personas de países como España, Inglaterra, Ecuador, Alemania, Venezuela, Panamá, El Salvador y Costa Rica, entre otros, a hacer sus especializaciones o a conocer cómo trabajan en el Hosmic, ya que aquí se tratan patologías que no encuentran fácilmente en otras latitudes, pues en la Institución no solo se atiende al amputado, sino todo lo que tiene que ver con la reconstrucción del sistema músculo esquelético. En cuanto a los materiales usados son los mejores elementos producidos por las más grandes y

El doctor Torres estudió medicina en la Universidad Militar Nueva Granada, y cuando se graduó decidió ingresar como oficial al Ejército Nacional porque su vocación era servirle al país

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reconocidas empresas del mundo en este tema (alemanas, suizas, italianas). Son de calidad porque se utilizan para la recuperación de los soldados y los héroes de la patria merecen lo mejor.

Mi Ejército siempre me apoyó en procura de que tenga los más altos índices de conocimiento. La Institución me ha dado todo lo que soy a nivel humano y profesional

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Estas razones han convertido al Hospital Militar en referente nacional e internacional en ortopedia. No obstante, el esfuerzo viene haciéndose desde hace 50 años, cuando se empezó a especializar al personal médico en reemplazos de rodilla, articulares, reconstrucción ósea y cirugía de mano, entre otras, que permitieron que en el Hospital se realizara el primer remplazo de cadera en Colombia. Hoy tienen residentes que se forman como especialistas en ortopedia durante cuatro años y supraespecialistas, es decir, médicos con segundas especialidades, las cuales realizan luego de terminar la especialización de ortopedia. Actualmente se ofrecen cuatro especialidades avaladas por el Ministerio de Educación Nacional a través de la Universidad Militar, cirugía de cadera y reemplazos articulares, cirugía de columna vertebral, cirugía de mano y miembro superior y cirugía de pie y tobillo. Finalmente, vale la pena resaltar que el esfuerzo de este héroe vestido de honor ha sido tan importante que ha recibido varios reconocimientos, el más reciente le fue otorgado el año pasado, cuando ganó el Premio Nacional de Ortopedia por la investigación denominada «Fijación de columna por vía posterior de inestabilidad cráneocervicales», la cual fue realizada por los doctores Víctor Arrieta María, Javier Matta Ibarra y Fernando Torres Romero, especialistas del Hospital Militar.

Expusimos la experiencia clínica sobre pacientes operados que presentan alteraciones en la columna por artritis reumatoidea; son personas que pueden llegar a morir por la inestabilidad que presentan, pues sienten que la cabeza se les cae, entonces nos encargamos de unir nuevamente la cabeza a la columna cervical por vía posterior con una fijación que se llama occipitocervical, y aunque la cirugía es muy riesgosa nunca hemos tenido un deceso. Todos los pacientes van muy bien y son absolutamente funcionales.



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l soldado profesional Habid de las Salas de las Rosas se hizo merecedor del premio otorgado en la Noche de los Héroes en la categoría rendimiento deportivo, porque desde que ingresó a las Fuerzas Militares se ha destacado en el levantamiento de pesas, en el que ha obtenido muchos triunfos, entre ellos ser campeón Suramericano, Panamericano Juvenil, Centroamericano y del Caribe, asimismo, sexto y séptimo lugar en los campeonatos mundiales a los que ha asistido. Antes de ingresar a la Fuerza, Habid ya era deportista, y en todas las competencias a las que asistió vio subir al podio a los participantes de la liga de las Fuerzas Militares; por

eso, siempre quiso pertenecer a ella. Su carrera deportiva inició años atrás de una forma muy curiosa, puesto que su verdadera afición era el fútbol; jugaba todo el tiempo en el colegio hasta que perdió educación física cuando cursaba el grado 11, y su profesor le sugirió que la recupe-


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rara entrenando con los pesistas, porque le vio capacidad para realizar esta práctica; a él la idea no le gustó mucho, pero no podía perder el año, así que aceptó. Durante los entrenamientos, el profesor le insistía en que debía continuar en el levantamiento de pesas. Al principio él estaba un poco incrédulo, pues pensaba que con sus 1,59 m de estatura no podía destacarse en el deporte, ya que en su imaginario solo los hombres grandes y muy fuertes conseguían triunfar. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa cuando después de un mes de entrenamiento con el profesor Pedro Echeverría quedó campeón de un intercolegiado; desde ese momento abrió los ojos y se dio cuenta de que podría llegar muy lejos. Cuando salió del colegio obtuvo una beca en la universidad para estudiar una técnica profesional en Laboratorios. Allí hizo un par de semestres, pero apenas cumplió los 18 sintió que debía seguir su vocación y se retiró para ingresar al Ejército. Al respecto comentó «la Fuerza me hizo grande, porque apenas entré no sabía mucho, pero aquí descubrieron mi talento y lo explotaron al máximo; por eso, todos los títulos se los debo a ella». Actualmente, Jose Oliver Ruiz, entrenador de las Fuerzas Militares, es quien guía sus rutinas, las cuales le han exigido grandes esfuerzos para alcanzar el nivel que hoy tiene. Su día empieza a las seis de la mañana, cuando llega al Batallón de Ingenieros n.º 3 Coronel Agustín Codazzi, en Palmira, Valle, a hacer trote o fortalecimiento; de nueve a once y treinta de la mañana realiza el entrenamiento, luego a las tres y media de la tarde lo retoma hasta las seis y media o siete de la noche. Él se está esforzando aún más porque vienen los Juegos Nacionales, un certamen que la liga de Fuerzas Armadas ha venido ganando por años. El soldado profesional de las Salas lleva 10 años practicando pesas, deporte que le ha permitido conocer diferentes destinos como Cuba, Ecuador, Puerto Rico, Venezuela, Francia y Praga, debido a que compite tanto en representación de la Fuerza como del país en diferentes certámenes internacionales. Su mayor satisfacción es escuchar el himno nacional en lo más alto del podio cada vez que sale a competir en la categoría de 56 kilogramos, en las modalidades arranque y envión; por esto, aspira a continuar cosechando triunfos y obtener títulos como la medalla de Oro, en los Juegos Olímpicos de 2016. Por ahora está concentrado en su preparación para los Juegos Panamericanos en Toronto, Canadá, y en el Mundial en Houston, Estados Unidos.

Él se está esforzando aún más porque vienen los Juegos Nacionales, un certamen que la liga de Fuerzas Armadas ha venido ganando por años

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Emilse Honeth Gonzales Periodista Dirección de Comunicaciones Estratégicas

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Diosito!, por qué a mí, si no le he hecho mal a nadie», ,fue lo único que pronunció en medio de un grito de agonía al ver que le faltaba su pierna izquierda y la derecha la tenía totalmente destrozada, tras haber activado una mina instalada por las Farc.

Soy Sergio Iván Minas Vera, cabo segundo del Ejército Nacional, oriundo de La Dorada, Caldas. Tengo 24 años de edad, y el 23 de enero de 2012, en área rural del Tandil, Nariño, activé de manera accidental un artefacto explosivo sembrado indiscriminadamente por las Farc. Sergio Iván ingresó muy joven a la Institución militar para hacer carrera de Suboficial. Ese era su máximo sueño, pese a la insistencia de sus padres de que mirara otras opciones, pues ante la situación de conflicto que vive el país, ellos sentían algo de temor por su hijo. Sergio no quería estudiar ninguna otra carrera, no se veía haciendo algo diferente que servir a su patria. De este modo, sus padres decidieron apoyarlo en su sueño, y con grandes sacrificios lograron conseguir los recursos para pagarle la carrera militar. Sergio Iván siempre los había honrado siendo un buen hijo, pero desde el momento en que se graduó como suboficial del Ejército Nacional se convirtió en el orgullo de la familia.


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Eran las 2:10 p. m. En esos días ya se habían presentado muchos sucesos de artefactos explosivos, y el día anterior murió uno de mis compañeros. Aún con la tristeza que teníamos por la muerte de uno de nosotros, el 23 de enero nos levantamos temprano para seguir con nuestra labor y, luego de mucho caminar, llegamos al sitio donde nos íbamos a quedar. Bajando hacia el caño, pensé en coger otro camino, y, al devolverme, di el segundo pasó y se activó la mina. En ese momento, que son fracciones de segundos, solté mi fusil y alcancé a acurrucarme, pero di tres vueltas en el aire y caí contra el suelo. Cuando abrí los ojos no veía nada porque los tenía llenos de arena, al limpiármelos me miré y lo único que hice fue gritar: «¡Diosito!, por qué a mí, si no le he hecho mal a nadie”. Me faltaba mi pierna izquierda y la derecha la tenía destrozada. Con las manos busqué salirme del hueco donde había caído y hacerme en una parte más segura. Ahí llegaron mis compañeros a auxiliarme. Solo recuerdo por pedazos del episodio porque estaba muy débil; mis compañeros me daban aliento y yo les decía que no se preocuparan que yo iba a salir bien. En el instante que me subieron al helicóptero perdí el sentido. Sergio Iván tenía heridas de gravedad; estuvo 10 días en estado de coma en el hospital departamental de Nariño; lo primero que se requería era estabilizarlo y salvarle la vida. Entre tanto, sus padres, que no veían despertar a su hijo, pasaban horas de profundo de dolor en medio de súplicas al Todopoderoso y a los médicos para que no se lo dejaran ir. Cuando abrió nuevamente los ojos, la esperanza volvió a iluminar la vida de la familia Minas Vera. A los pocos días lo trasladaron al Hospital Militar Central, en Bogotá, donde le hicieron toda una serie de cirugías y procedimientos para reconstruir de la mejor manera sus tejidos. Sufrió amputación de sus miembros inferiores y la pérdida del nervio radial, además de tejido muscular y blando en el brazo izquierdo.

La etapa más difícil Tuve un buen estado de ánimo hasta que salí del hospital; poco a poco me iba recuperando, pero tuve que enfrentarme con una sociedad que aún discrimina a las personas con

Estoy concentrado totalmente en la parte deportiva. Mi mayor motivación es mi familia y poder incentivar a otros compañeros en situaciones similares

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discapacidad y eso fue lo más duro. El primer año me sentí muy mal, los niños me corrían o me tenían miedo. La gente me vivía diciendo «pobrecito», e indagándome sobre lo que me había pasado. Me encontraba con andenes muy altos, sin rampa, siempre tenía que estar pidiendo ayuda, y en ese momento no tenía la madurez suficiente para poder manejar esas situaciones. Pero poco a poco me fui superando. Hoy en día estoy contando la historia, contento, compartiendo mi vida con mi familia y los amigos, y luchando día a día por ser mejor y seguir adelante.

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El deportista Cuando llegué al Batallón de Sanidad quería encontrar algo en qué enfocar mi vida nuevamente. Al principio me impulsaron para practicar natación o lanzamiento

de jabalina, pero ninguna me gustaba. Un día vi en una cartelera la nota de unos deportistas de hand bike que habían ido a Washington y ganado el oro. Me llamó la atención esa nota, pregunté qué era esa disciplina, me mostraron las bicicletas, me monté y, desde entonces, no me he vuelto a bajar. De esa manera, montado en su bicicleta de hand bike, Sergio Iván renació, y empezó a destacarse en diferentes competencias. Ha participado en Antioquia, Cundinamarca, Boyacá y Meta; quedó campeón en Soacha, en una competencia de Coldeportes. En el mes julio representó a las Fuerzas Armadas en la Copa Mundo de Paraciclyng en Segovia, España. Actualmente sigue preparándose para seguir dejando el nombre de la Institución por lo alto.

Aunque no tengo la maquinaria suficiente, sí tengo las ganas y hago lo mejor que puedo para conseguir el triunfo. Estoy concentrado totalmente en la parte deportiva. Mi mayor motivación es mi familia y poder incentivar a otros compañeros en situaciones similares a la mía para que enruten de nuevo su vida y sigan adelante; cuando veo que eso se logra, me siento muy bien.

En el mes julio representó a las Fuerzas Armadas en la Copa Mundo de Paraciclyng en Segovia, España.



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a constancia en el entrenamiento ha hecho del cabo segundo Jorge Armando Ruiz Fajardo un ejemplo no solo para sus compañeros uniformados, que se sienten inspirados por sus triunfos; o para sus hijos, que no paran de hablarles a los demás niños sobre su padre, sino para un país que estará representado por este héroe en los próximos juegos olímpicos en la modalidad de marcha atlética. La carrera deportiva del cabo Ruiz inició cuando tenía 14 años y asistió a los juegos intercolegiados en la localidad de Ciudad Bolívar, en Bogotá; allí descrestó a los asistentes con la velocidad que alcanzó durante la prueba de atletismo. El profesor Geovanny Castro inmediatamente se dio cuenta del potencial del joven; entonces, empezó a entrenarlo sin siquiera imaginar que a los tres meses de haber iniciado en la modalidad de marcha sería medallista nacional, y a los seis estaría participando en el campeonato suramericano.


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Su más reciente logro lo obtuvo en Nueva York, donde ocupó el primer puesto con una marca de dos horas catorce minutos y cincuenta y siete segundos, en la prueba de los 30 km

83 A pesar de que la exigencia para conseguir el éxito ha sido alta, el cabo Ruiz ha logrado dominar la técnica, en la que además de obtener marcas debe evitarse cualquier error que genere la descalificación en la prueba. Por eso, el compromiso en los entrenamientos que se realizan de domingo a domingo ha sido fundamental, así como el apoyo de los profesores que han forjado su carrera. Durante los primeros años, el profesor Geovanny Castro lo acompañó en su formación deportiva, pero el apoyo económico que recibió Jorge Armando fue poco; así, los recursos se agotaron y tuvo que retirarse a los 18 años. Aunque eran momentos difíciles, sirvieron para replantearse lo que deseaba hacer con su vida. Después de evaluar algunas posibilidades, decidió que era hora de hacer realidad otro de sus sueños, ingresar como suboficial al Ejército Nacional.

Decidí entrar a la Fuerza porque me gustaba mucho la vida militar, pero sobre todo porque siempre he admirado a los soldados, que demuestran con su trabajo diario el aprecio que sienten por los colombianos; esta es la razón por la que me enorgullece representarlos y dejar en alto el nombre de mi Institución en cada competencia a la que asisto. El Ejército reconoció su potencial y decidió darle el patrocinio que hacía algún tiempo le había faltado para continuar conquistando podios en la marcha atlética, fue así como el cabo

Jorge Armando Ruiz ingresó a la Federación Colombiana Deportiva Militar y retomó su entrenamiento, ahora con el profesor Marcelino Pastrana, que lidera un grupo conformado por el intendente Luis Fernando López Erazo, que ha participado en tres juegos olímpicos, y por Éider Arévalo, tres veces campeón juvenil, «Mi grupo es especial, está lleno de personas muy profesionales lo que me motiva a ser igual o mejor que ellos». Desde que está en la Federación, él ha ido a Guatemala a la Copa Panamericana de Marcha; a Nueva Jersey, a competir en los 40 km Race Walk, en donde ganó con una marca de tres horas, trece minutos y catorce segundos; también estuvo en los Juegos Bolivarianos, allí obtuvo la medalla de Plata, con tres horas,


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cincuenta y nueve minutos y trece segundos. Este año compitió en China la Copa Mundo. Fue puesto 28 individual y 6 por equipo; la marca alcanzada fue de tres horas, cincuenta y ocho minutos y cincuenta y ocho segundos, con la que se le abrieron las puertas para participar en la preselección de los próximos Juegos Olímpicos. Ahora, debe repetir o mejorar el tiempo en los Juegos Centroamericanos, en Veracruz, México, para confirmar la preselección.

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Su más reciente logro lo obtuvo en Nueva York, donde ocupó el primer puesto con una marca de dos horas catorce minutos y cincuenta y siete segundos, en la prueba de los 30 km. En Fecodemil están muy contentos con los resultados, y en la Institución ha ganado reconocimiento por sus capacidades deportivas. Los superiores le transmiten buena energía y lo impulsan a entrenar fuerte para que alcance más victorias. Él por su parte quiere continuar destacándose para responder a la confianza que le han dado. Sin embargo, llegar a la tan anhelada meta exige sacrificio; por eso, este héroe cada mañana inicia su rutina de entrenamiento desde las

seis y veinte de la mañana, cuando toma su bicicleta para dirigirse al parque Simón Bolívar, donde realiza los ejercicios en dos jornadas: la primera va hasta las once de la mañana y la segunda, de tres a seis de la tarde; el mediodía a veces lo usa para asistir a la recuperación biomédica, especialmente cuando siente molestias, pues esto es importante para evitar lesiones, pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y la del cabo Ruiz es encontrarse al final del día con su esposa Paola Solórzano y con Christian, Felipe y Santiago, sus pequeños hijos, «además del deporte, mi gran satisfacción son mis niños. Son lo más hermoso que tengo. Me enorgullece como hablan de mí con los amigos del colegio». Como todo padre sueña con el futuro de sus hijos, quiere que sean marchistas igual que él y que sus hermanos de 18 y 22 años, pero mientras crecen y deciden a que sueño apostarle, el cabo segundo Jorge Armando Ruiz Fajardo seguirá preparándose para dedicarles sus triunfos, «por mi familia, por mi mamá, por mi Colombia continúo siempre firme en el deporte para poder brindarles las alegrías que se merecen».

El Ejército reconoció su potencial y decidió darle el patrocinio que hacía algún tiempo le había faltado para continuar conquistando podios en la marcha atlética, fue así como el cabo Jorge Armando Ruiz ingresó a la Federación Colombiana Deportiva Militar



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Mónica Fernanda Gamboa Estupiñan Redacción General

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ra una fuerza irracional de querer salir adelante, la misma que me impulsó a practicar el deporte, así que me metí a una piscina y me di cuenta de que podía nadar, y dije: «Voy a dejar de llorar y de reclamarle a la vida», soldado profesional Juan José Florián. Nació en Puerto Berrío, Antioquia, y de niño lo llevaron a vivir a Granada, Meta. Siempre le gustó el Ejército porque su hermano mayor se fue a prestar el servicio militar, y para él, su hermano era como un héroe, un ejemplo de vida. Recuerda que en el pueblo pasaban los soldados, y él les preguntaba qué significaba estar en el Ejército. La respuesta siempre estaba rodeada de grandes hazañas. En las visitas de su hermano, él le contaba un sinnúmero de experiencias, y le llevaba fotografías de su labor con la Institución, lo que le generaba gran emoción para portar al-

gún día el uniforme. Al cumplir los 18 años se presentó. Eso fue el 28 de noviembre del año 2000, pero no alcanzó a la incorporación de entonces, por lo que ingresó en Puerto Berrío. Iniciarse en esta labor es una tarea difícil; en muchas ocasiones las ganas de dejarlo todo, desertar, es la palabra que ronda la cabeza, pero para Florián el amor por lo que hacía pisoteaba la derrota, «Mi corazón se volvió camuflado y a pesar de los golpes, del sa-


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crificio y de estar lejos de la familia, mi cariño hacia ellos y la Institución crecieron más; por eso, inicié mi carrera como soldado profesional». Unos años después su vida dio un vuelco total. Estaba de vacaciones visitando a su madre, en Granada. Eran las siete de la noche y quiso salir un rato, así que se quedó junto a la puerta observando el jardín que su mamá cuidaba con tanto empeño; se dio cuenta de que en medio de las plantas había un paquete, de inmediato lo asaltó la curiosidad, se acercó y lo movió, hasta ese momento tiene recuerdos. Fue afectado por un AEI, un artefacto explosivo enterrado por los grupos terroristas que se encontraban en esa región. La familia de Florián había sido amenazada con la advertencia de abandonar la zona, y al no responder con el llamado sufrieron una catástrofe. A José le tuvieron que amputar parte de los dos brazos y una pierna. Luego viajó a Bogotá, y por la misma angustia buscaba culpables. Se encerró mucho tiempo, lloró, le reclamaba a Dios y a la vida un porqué le había ocurrido eso, y odiaba salir, pues sentía que la gente lo miraba con lástima.

Al pasar el tiempo, cansado de tantas preguntas sin respuesta, decidió salir con sus compañeros a un centro comercial. Me llamó la atención un payaso que me hizo divertir un rato. De repente una señora se me acercó y me dijo:

– Estoy triste por una bobada y vea usted como está de feliz. – ¿Por qué está triste, señora? – Porque llegué y encontré a mi esposo con otra en la cama. – ¿Por eso no más?, ¡ay no! Y ella con una sonrisa me pidió un abrazo tan fuerte, que me cambió la vida, me hizo entender que yo tenía un propósito grande con mi vida, que con disciplina y actitud positiva se puede lograr todo, y empecé a pensar ¿qué será lo que quiere Dios?

«Mi corazón se volvió camuflado y a pesar de los golpes, del sacrificio y de estar lejos de la familia, mi cariño hacia ellos y la Institución crecieron más; por eso, inicié mi carrera como soldado profesional»

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Ese tipo de cosas en la vida que parecen tan simples tienen un fin en cada ser humano, para Florián volvieron las ganas de vida, y lo demuestra en cada palabra que sale de su boca. El positivismo que él tiene le ha brindado la oportunidad de crecer como ser humano y como profesional en el deporte. En este momento su pasión es la natación, un deporte que, a pesar de sus discapacidades físicas, lo ayudó a demostrarse que no hay obstáculos para cumplir cada meta que se propone en la vida. «Cuando salto a la piscina los problemas, las tristezas,

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todo queda allá afuera. Cada día Dios me da la fortaleza y el don para seguir luchando». Todos los días entrena cada mañana; ha sido ganador en varios campeonatos de natación, ha recibido medallas, condecoraciones, aplausos y halagos. A pesar de sus limitaciones es una persona independiente; se las ingenia para cepillarse los dientes, para arreglarse y comer. Su familia ha permanecido unida y apoyándolo en este proceso de cambio, pero lo más grande de todos esos triunfos, es el legado que él le deja a cada persona que acoge, su gran sonrisa dibujada en su rostro, el amor con el que él habla de su experiencia y la enseñanza que le dejó.

Yo hablo con compañeros que tienen algún tipo de discapacidad. Les doy mucha motivación, charlas, y ellos se animan para seguir adelante. Yo empiezo contándoles mi historia y mostrándoles que, a pesar de que no tengo gran parte de mi cuerpo, no me he dado por vencido. C

Al terminar esta entrevista con el soldado profesional Florián, deja caer de remate una frase que cala los huesos: «Si pudiera volver a nacer y cambiar mi vida, volvería a ser quién soy, con mis discapacidades, con los obstáculos que pasé, porque eso me enseñó a valorar la vida, a disfrutarla sin importar qué pase mañana».

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Hombres que aman la Institución a pesar de las dificultades, de las distancias de sus seres queridos y los obstáculos son hombres de honor, hombres que no portan un simple uniforme, sino que portan el amor por su labor y por la patria, que merecen toda la acogida, el cariño y el respeto por cada habitante de Colombia.

Recuerda que en el pueblo pasaban los soldados, y él les preguntaba qué significaba estar en el Ejército. La respuesta siempre estaba rodeada de grandes hazañas


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…Aprendes a ser mejor persona, a mirar el mundo de otra forma. No todo es lo material y lo económico. Hay otras cosas dentro de ti para servir y salir adelante. Y eso lo aprendí al no tener mi vista. Aprendí de la autosuperación», son las palabras de un hombre que, aunque ve todo lo que lo rodea en negro, transmite un profundo significado en lo que dice. Nadador especializado en 50 metros libres, 100 metros libres y 100 estilo mariposa, ha participado y se ha hecho triunfador en diversos eventos deportivos, como los Juegos Olímpicos de los Marine Corps Trials, en Estados Unidos, de donde se trajo preseas de oro y plata; en el Campeonato Internacional de Brasil; en los Parasuramericanos de Chile, y se encuentra pendiente de ir al Mundial de Natación en, Glasgow Inglaterra, y los Parapanamericanos en Toronto, Canadá. El teniente Diego Cuesta Martínez es hoy el director de la Liga de Deportistas con Discapacidad de las Fuerzas Militares y el responsable de llevar el proceso para que otros discapacitados encuentren una opción de vida.


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Su visión de la vida cambió el 10 marzo de 2012, cuando en desarrollo de operaciones ofensivas contra la columna móvil Teófilo Forero Castro de las Farc, en Las Morras, área rural de San Vicente del Caguán, una mina le estalló en la cara. Era comandante de compañía del Batallón de Combate n.º 134, y en el transcurso de la maniobra se encontraron con un campo minado. Según los parámetros solo había una posibilidad, abrir una brecha. Luego de unos minutos, el teniente Cuesta tomó la decisión de abrirla hacia el lado derecho, «Me agaché, alcancé a dar tres pasos y ahí la mina me estalló en la cara». Pasaron casi 26 horas para poderlo evacuar; la Institución hacía todo lo posible, pero las condiciones del clima y del terreno no permitieron que fuera más rápido. El impacto le había causado heridas en los dos ojos, el tronco superior y el brazo derecho. Al llegar al hospital el primer dictamen médico fue el de retirarle los ojos porque estaban totalmente abiertos, las retinas estaban desprendías, la pupila se había perdido y la masa ocular estaba completamente infectada; sin embargo, su familia tomó la decisión y el riesgo de que lo operaran así quedara ciego, pero que no le quitaran los ojos. Debió esperar quince días para que le operaran un ojo y quince días después le operaron el otro. Estuvo totalmente ciego durante un mes. El brazo derecho no lo podía mover por las esquirlas; en la cara y el cuello tenía heridas abiertas y no le podían realizar ningún otro procedimiento ya que las cirugías de los ojos eran tan riesgosas que hasta en la recuperación se podía morir.

Una nueva oportunidad Cambiaron el lente cristalino por un lente nuevo en vidrio como para poder diferenciar colores, se hizo un fijador de retina para volver a dejarla en el punto donde estaba, le suturaron las córneas en los espacios abiertos que tenía, la masa ocular la cambiaron y la rellenaron con silicona y colocaron un lente intraocular para darle potencia al nervio óptico porque había quedado desvanecido.

Yo igual no quiero aceptar mi discapacidad porque esa es mi autosuperación

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Fue una recuperación larga y valiente. Después del hospital fueron seis meses de reposo para que se pegaran las córneas. Diego tenía 40 puntos en cada ojo y le retiraban cuatro por cita en un procedimiento tedioso y doloroso, pues cada vez que le quitaban un punto sentía como si le arrancaran otra vez el ojo; eso sumado a las fracturas y fisuras que había en los huesos que rodean la vista.

Se vuelve a ser niño. Con el ojo derecho tuve que empezar a diferenciar nuevamente las letras, y eso ya era mucho lujo. Había muchas cosas y formas que diferenciaba en la luz, entonces muchas personas me decían que ya veía y pues yo también lo creía, pero no. Los especialistas me explicaron que no era que estuviera viendo, sino que el cerebro tiene una memoria fotográfica; entonces, todo lo que trataba de identificar el cerebro emitía la orden de lo que era. Así entendí que no veía verdaderamente sino que así iba a funcionar, que ya todo lo que llegara mis ojos lo interpretaba inmediatamente el cerebro.

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El ojo izquierdo no quedó totalmente perdido, ve todo en gris, casi en sombras. Y en el ojo derecho tiene una visión de 20/500 que alcanza casi dos metros, pero no tiene profundidad ni distancia, ni percepción de muchas cosas, y aun así dice «Nunca debemos echarnos para atrás, siempre hay que seguir hacia adelante». Por eso, quiso reincorporarse a la vida laboral, pues tenía la inmensa necesidad de sentirse útil. En el Ejército le dieron la oportunidad de continuar como deportista en la parte paraolímpica. Nueve meses después del accidente, el teniente Cuesta inició su labor en la liga de discapacidad, allí ha sido un aliciente para los demás discapacitados, que ven en su líder a una persona que está en las mismas condiciones y que sabe lo que ellos sienten. Él ha logrado implementar un proyecto del ciclo deportivo para discapacitados que se divide en tres fases: el nivel recreativo, en el que se le muestra a la persona el deporte como una opción ocupacional; el nivel competitivo, en el que se les enseña a perder el miedo de la frustración, y el de alto rendimiento, donde se lleva al máximo a la persona para decirle que el deporte es su nuevo proyecto de vida. En ese nivel se busca ofrecer la oportunidad de un nuevo comienzo,


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que es el objetivo final. El deporte les enseña a que no se pelea, ni se discute, ni se mira cuál es la discapacidad más grande, sino la cualidad más grande para ser el mejor.

Su entorno Tengo una bonita familia; mi esposa y dos hijas de 7 años y de 14 meses. Los niños son lo mejor, lo alientan a uno a seguir adelante. Escuchar a la chiquita decirme cuando me accidenté: «papito, pero por qué no fue una manito. Era mejor que hubiera sido una manito que tus ojitos», …una niña que no tiene la conciencia de lo que es, pero sabe, entonces cuando ve que me enredo o me tropiezo dice: «ay papá, verdad que eres ciego». Entonces en medio de lo difícil que sea, lo hacen a uno reír y ser feliz. Nunca quise aceptar el bastón pero siempre necesito de un guía. Hoy en día es el cabo primero Moreno; es una persona que también vive la discapacidad y me colabora en todo lo que no puedo hacer por mí mismo. Llevamos dos años acompañándonos, es parte de mi vida. Es un gran amigo y compañero. Vivimos los dos la discapacidad, nos ayudamos entre los dos, no importa la hora, no importa el cansancio, lo importante es que la otra persona esté bien y vivimos en función de los dos. Cuando estoy en la casa mi guía es mi esposa, pero gracias al no querer aceptar el bastón es que puedo tener mejor movilidad. El Teniente es el reflejo de un hombre, padre y soldado de honor, que representa los valores y principios de la Institución, por la constante entrega y compromiso con los suyos, para seguir creciendo y aportando al desarrollo de cada integrante que ha sufrido las consecuencias del conflicto, pero que gracias a personas como él, existen oportunidades de continuar en la lucha.

En el Ejército le dieron la oportunidad de continuar como deportista en la parte paraolímpica. Nueve meses después del accidente, el teniente Cuesta inició su labor en la liga de discapacidad, allí ha sido un aliciente para los demás discapacitados

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Gracias Colombia por creer en el Ejército Nacional Cada hombre y mujer que hace parte del Ejército Nacional tiene como premisa el compromiso, amor y entrega por Colombia, valores que se fortalecen con la sonrisa, el agradecimiento y el apoyo que se manifiesta en cada rincón del país. Una razón suficiente que paga y motiva el esfuerzo de la labor cumplida. Los soldados de la Institución anteponen la importancia de generar oportunidades por fortalecer el desarrollo económico y social del país, acciones encaminadas en la seguridad, construcción y mantenimiento vial, prevención al riesgo, jornadas de apoyo y bienestar, entre otras de las capacidades en las que están preparados para asumir. Sin embargo, estas labores seguirán aumentando para que cada día la tranquilidad y la paz, sean una realidad para el futuro de cada niño, niña, joven, campesino, empresario y familia del país.

FUERZAS MILITARES

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IGLESIA CATÓLICA ESTADOS UNIDOS CLASE EMPRESARIAL COLOMBIANA MEDIOS DE COMUNICACIÓN BRASIL CONTRALORÍA GENERAL POLICÍA JUNTA DIRECTIVA BANCO DE LA REPÚBLICA LOS SINDICATOS PROCURADURÍA GENERAL CORTE CONSTITUCIONAL FISCALÍA GENERAL CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CONGRESO SISTEMA JUDICIAL COLOMBIANO PARTIDOS POLÍTICOS VENEZUELA LAS FARC

DESFAVORABLE

FAVORABLE

C 049 02 11 Empresa que realizó la encuesta: Gallup Colombia ltda. Persona natural o jurídica que la encomendó: Gallup Colombia ltda. para su venta por suscripción. Fuente de financiación: recursos propios Gallup Colombia ltda. Fecha de recolección de los datos: Del 24 de Octubre al 04 de Noviembre de 2.014. Técnica de recolección de datos: entrevistas telefónicas asistidas por computador (CATI). Universo: Hombres y mujeres de 18 o más años, de todos los estratos socio-económicos, residentes en: Bogotá (5.584.708), Medellín (1.885.252), Cali (1.684.998), Barranquilla (849.744) y Bucaramanga (386.137), para un total de 10.390.839 personas, según proyecciones DANE. Marco muestral: Para la realización de este estudio se implementó una metodología llamada marcos duales, es decir, se hace uso de dos marcos muestrales (Línea fija y Generación de números celular), para seleccionar a las personas. El cubrimiento telefónico en las 5 grandes ciudades, según censo del DANE, es del 85%. Los hogares con línea telefónica son: Bogotá 1.759.552, Medellín 630.503, Cali 483.574, Barranquilla 173.683 y Bucaramanga 183.153 total 3.230.465. Para el marco de línea celular se cuenta con un marco de número aleatorios generados por INVAMER S.A.S. Tamaño y distribución de la muestra: 1.200 entrevistas (920 telefonía fija y 280 telefonía celular) distribuidas de la siguiente manera: Bogotá 400 entrevistas (272 telefonía fija y 128 telefonía celular), Medellín 200 entrevistas (132 telefonía fija y 68 telefonía celular), Cali 200 entrevistas (132 telefonía fija y 68 telefonía celular), Barranquilla 200 entrevistas (132 telefonía fija y 68 telefonía celular) y Bucaramanga 200 entrevistas (158 telefonía fija y 42 telefonía celular); además de la distribución por estratos de manera proporcional a la población. Para ajustar la muestra total al tamaño real del universo de cada ciudad, se aplican factores de ponderación.


“Presente para el Futuro�

Para mi soldado leal ,honesto, respetuoso de los Derechos Humanos y fiel a su Patria, para que se vista de Honor. De: Colombia




Bogot谩, D.C. Colombia.

Edici贸n 175


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