La vida instrucciones de uso

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CAPÍTULO XC El portal, 2

Parte derecha del portal de la casa. Al fondo el arranque de la escalera; en primer término, a la derecha, la puerta de la vivienda de los Marcia. En segundo término, debajo de un gran espejo con marco de molduras doradas en el que se refleja imperfectamente la figura, vista de espaldas, de Ursula Sobieski de pie delante de la portería, una gran arca para leña cuya tapa forrada y almohadillada con terciopelo amarillo hace las veces de asiento. Tres mujeres están sentadas en ella: la señora Lafuente, la señora Albin y Gertrude, la antigua cocinera de la señora Moreau. La primera, la que está más a la derecha con relación a nosotros, es la señora Lafuente: aunque son cerca de las ocho de la noche, la asistenta de la señora de Beaumont no ha concluido aún su jornada. Iba a marcharse cuando ha llegado el afinador del piano: la señorita Anne estaba con su gimnasia, la señorita Béatrice estaba arriba y la señora se había echado un ratito antes de cenar. De modo que la señora Lafuente ha tenido que atender al afinador y mandar al nieto a sentarse a la escalera con un tebeo para que no volviera a hacer las diabluras de la vez pasada. Después la señora Lafuente ha abierto la nevera y ha visto que sólo quedaban tres yogures silueta– delgada–sabor–búlgaro para cenar: la señorita Anne había liquidado la fruta y las sobras de asado y de pollo que debían constituir lo esencial de la cena; pese a lo intempestivo de la hora y aunque los lunes tienen cerrado casi todos los tenderos del barrio, en particular aquellos de los que es parroquiana, ha bajado corriendo a comprar huevos, jamón y un kilo de cerezas a La parisienne, de la calle de Chazelles. Cuando volvía con su bolsa, se ha encontrado a la señora Albin, que regresaba de su visita diaria a la tumba de su marido, de palique con Gertrude en el portal, y, como llevaba varios meses sin ver a Gertrude, se ha parado a saludarla. Pues Gertrude, que fue durante diez años la temida cocinera de la señora Moreau, la que le preparaba sus comidas monocromas y que todo París le envidiaba, acabó cediendo a las proposiciones que se le hacían, y la señora Moreau, que ha renunciado definitivamente a sus grandes cenas, la dejó marchar. Gertrude sirve ahora en Inglaterra. Su señor, lord Ashtray, se enriqueció con la recuperación de metales no ferrosos, y ahora se gasta su fortuna llevando, en su gigantesca propiedad de los alrededores de Londres, Hammer Hall, la vida fastuosa de un gran señor. Gacetilleros y visitantes se han quedado muchas veces boquiabiertos delante de sus muebles Regency de palo de rosa, sus divanes de cuero de cuya pátina se han responsabilizado ocho generaciones de nobles auténticos, sus parquets tabicados, sus 97 lacayos de librea color canario y sus artesonados en los que se repite con profusión el

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