Georges Perec
La vida instrucciones de uso
Finck, Bretengasser, Agricola. Más aún que esa atracción compartida, tal vez había en la seguridad perentoria con que el arqueólogo afirmaba una hipótesis que todos sus colegas estaban de acuerdo en juzgar como la más improbable de todas algo capaz de fascinar a Bartlebooth y animarlo en su propia empresa. En cualquier caso, la presencia de Fernand de Beaumont en Oviedo fue lo que determinó a Bartlebooth a elegir el cercano puerto de Gijón para pintar la primera de sus marinas. Cuando Fernand de Beaumont se suicidó, el doce de noviembre de 1935, Bartlebooth estaba en pleno Mediterráneo y acababa de pintar su vigésima primera acuarela en el puertecito corso de Propriano. Se enteró por la radio y consiguió llegar a tiempo al continente para asistir al entierro de su desdichado amigo, en Lédignan.
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