Leccion de Escuela Sabática 2012 (1)

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su discípulo: ‘Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos’ (Juan 21:15). “Esta era una obra en la que Pedro tenía poca experiencia; pero no podía tener una vida cristiana plena a menos que aprendiese a alimentar a los corderos, a aquellos que son jóvenes en la fe. Esto requeriría mucho cuidado y mucha paciencia y perseverancia, a fin de dar a los que las ignoran las verdades adecuadas, a fin de abrir ante ellos las Escrituras y de educarlos para que lleguen a ser útiles en el cumplimiento de sus deberes. Esta es la obra que hoy debe efectuarse en la iglesia, porque en caso contrario los abogados de la verdad tendrán una experiencia inferior y estarán expuestos a la tentación y el engaño. La comisión dada a Pedro debería ser tomada a pecho por cada pastor. Una vez tras otra la voz de Cristo se oye repitiendo la comisión dada a los subpastores: ‘Apacienta mis corderos’ y ‘Apacienta mis ovejas’” (El Evangelismo, pág. 254).

Conclusión “No sólo hemos de contemplar la gloria de Cristo, sino también hablar de su excelencia. Isaías no se limitó a contemplar la gloria de Cristo, sino que también habló de Él. Mientras David meditaba, el fuego ardía; y luego habló con su lengua. Cuando pensaba en el amor maravilloso de Dios, no podía menos que hablar de lo que veía y sentía. ¿Quién puede mirar, por la fe en el plan maravilloso de la salvación, la gloria del Hijo unigénito de Dios, sin hablar de ella? El amor insondable que se manifestó en la cruz del Calvario por la muerte de Cristo para que no nos perdiésemos mas tuviésemos vida eterna, ¿quién lo puede contemplar y no hallar palabras para ensalzar la gloria del Señor?” (El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 39).

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