Leccion de Escuela Sabática 2012 (1)

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SE HUMILLÓ HASTA LO SUMO Filipenses 2:8

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asta dónde debía llegar la humillación del Hijo de Dios, como para tener que vivir en el despreciado y perverso pueblo de Nazaret. El lugar más sagrado de la tierra se habría sentido grandemente honrado por la presencia del Redentor del mundo durante un solo año. Los palacios de los reyes habrían sido grandemente exaltados al recibir a Cristo como huésped. Pero el Redentor del mundo pasó por alto las cortes reales y estableció su hogar en una humilde aldea de la montaña, durante treinta años, confiriéndole así distinción a la despreciada Nazaret. El Redentor del mundo subió y bajó los cerros y montañas andando desde la gran llanura hasta el valle entre las montañas. Gozaba con el hermoso escenario de la naturaleza. Se deleitaba con los campos relucientes de flores hermosas y unía su voz con ellas en alegres cantos de alabanza. Los bosques y las montañas eran sus lugares de recogimiento y oración, y frecuentemente pasaba noches enteras en comunión con su Padre...

EL MAYOR MAESTRO Juan 7:46

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uando el pueblo miraba a Jesús, veía un rostro en el cual la compasión divina se armonizaba con un poder consciente. Parecía rodeado por un ambiente de vida espiri-

tual. Aunque de modales suaves y modestos, hacía sentir a los hombres un poder que si bien permanecía latente, no podía quedar del todo oculto. Durante su ministerio, le persiguieron siempre hombres astutos e hipócritas que procuraban su muerte. Le seguían espías que acechaban sus palabras, para encontrar algo contra él. Los intelectos más sutiles e ilustrados de la nación procuraban derrotarle en controversias. Pero nunca pudieron aventajarle. Tuvieron que dejar la lid, confundidos y avergonzados por el humilde Maestro de Galilea. La enseñanza de Cristo tenía una lozanía y un poder como nunca hasta entonces conocieron los hombres. Hasta sus mismos enemigos hubieron de confesar: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre. El Ministerio de curación, pág.33

OBEDIENTE COMO HIJO Lucas 2:51

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pesar de la misión sagrada de Cristo y de su relación exaltada con Dios “acerca de la cual tenía perfecta conciencia”, no dejaba de cumplir los deberes prácticos de la vida. Era el Creador del mundo, y sin embargo aceptó las obligaciones que tenía frente a sus padres terrenales... Se sometió a las restricciones de la autoridad paterna y aceptó los deberes de hijo, hermano, amigo y ciudadano. Con respeto y cortesía cumplió sus obligaciones con sus padres terrenales. El era la Majestad del cielo. Había sido el gran Comandante de los cielos. Los ángeles se complacían en cumplir su voluntad. Ahora era un siervo dispuesto, un hijo obediente y alegre. Ninguna influencia podía distraer a Jesús del servicio fiel que se esperaba de un hijo. Nunca trató de hacer nada espectacular que lo distinguiera de los demás jóvenes o que evidenciara su procedencia celestial. Durante todos los años que Cristo pasó entre ellos, ni siquiera sus amigos y parientes pudieron distinguir señal alguna de su divi129

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jó con celo tan agobiador por el bien de los hombres. No obstante, era la suya una vida de salud. En lo físico como en lo espiritual fue su símbolo el cordero, víctima expiatoria, “sin mancha y sin contaminación.” Tanto en su cuerpo como en su alma fue ejemplo de lo que Dios se había propuesto que fuera toda la humanidad mediante la obediencia a sus leyes. El Ministerio de curación, pág.33


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