Anna Obiols Ilustraciones de Subi
Había una vez un niño que se llamaba Salvador, pero todo el mundo lo conocía por Salvi. Una de las cosas que más le gustaba era correr descalzo por la arena de la playa jugando a atrapar su aro.
Una tarde, mientras jugaba, vio que, dentro del agua, muy cerca de la arena, había algo. Se acercó y observó que las olas habían arrastrado hasta allí una llave. Él no se lo pensó dos veces y la cogió.
Entusiasmado por el misterio que podía esconder aquella llave, montó en su elefante y dejó que su imaginación le indicara el camino.