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En sus marcas, listas, naden!

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Escuela de sirenas. ¡En sus marcas, listas, naden!

Título original: Mermaid school. Ready, Steady, Swim!

© 2020 Lucy Courtenay (texto) © 2020 Sheena Dempsey (ilustraciones)

Originalmente publicado en 2020 por Andersen Press Limited, 20 Vauxhall Bridge Road, Londres

Esta edición se publicó según acuerdo con RDC Agencia literaria

Traducción: Sandra Sepúlveda Martin

D.R. © Editorial Océano, S.L. Milanesat 21-23, Edificio Océano 08017 Barcelona, España www.oceano.com

D.R. © Editorial Océano de México, S.A. de C.V. Guillermo Barroso 17-5, col. Industrial Las Armas Tlalnepantla de Baz, 54080, Estado de México www.oceano.mx www.oceanotravesia.mx

Primera edición: 2022 ISBN: 978-607-557-550-6

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Para Lois L.C. gracias Pat Desmond, Para S.D.

Capítulo Uno

Marina Blue jamás había visto un tritón tan grande y aterrador. Su larga y espesa barba negra cubría una buena parte de su enorme pecho. La luz azul de la Cueva Deportiva hacía brillar los tatuajes de su brazo. …ENTRENADO A NIVEL AQUA-OLÍMPICO,

POR SUPUESTO… —le decía en voz muy alta a la señora Mullet, la cangrejo subdirectora de la Escuela de Sirenas de Lady Sealia Espuma, mientras Marina y sus amigas entraban nadan do en la Cueva De portiva para su lección de educación física.

¿QUIÉN ES ÉL? —preguntó Marina sorprendida.

—Pues no es la señorita Haddock —dijo Perla Nácar.

Ciertamente no era su profesora habitual.

La señorita Haddock era vieja y miope, y odiaba los tatuajes. Fue la campeona de pelota de pescado de la La guna de las Sirenas en su juventud, pero eso no era gran cosa. Era el deporte más aburrido que Marina había jugado, con muchas reglas y pocas emociones. Este tritón podría comerse a la señorita Haddock en el desayuno.

La señora Mullet parecía incluso más pequeña de lo habitual junto al gigantesco visitante.

—Buenos días, clase —dijo—. Lamento decirles que su maestra tuvo un accidente anoche y no vendrá hoy.

Dora Agua soltó un grito ahogado.

—¿Está bien la señorita Haddock, señora Mullet?

—La señorita Haddock confundió a un tiburón con su mascota —dijo la señora Mullet—. Se recuperará por completo, pero estará en el hospital por un tiempo.

A la mayoría de las sirenas les caía bien la señorita Haddock, quien nunca las hacía nadar demasiado rápido y, a veces, traía a su bagre Cecil a clase.

Otras se mostraban menos preocupadas por ella.

—Espero que la señorita Haddock se retire después de esto —dijo Gilly Flordemar—. Sus clases son muy aburridas.

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