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RESILIENCIA Recursos para superar las adversidades NUEVA EDICIÓN

Gloria Husmann y Graciela Chiale


© 2019, Gloria Husmann, Graciela Chiale © 2019, Editorial del Nuevo Extremo S.L. Rosellón, 186, 5º- 4ª, 08008-Barcelona, España Tel (34) 930 000 865 e-mail: info@dnxlibros.com www.delnuevoextremo.com Corrección: Maite Colom Diseño de tapa: Collage Comunicació Primera edición: Enero de 2020 ISBN: 978-84-949806-0-2 Depósito legal: B-27132-2019 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningún medio sin permiso del editor.

Impreso en España - Printed in Spain


A HĂŠctor, con el amor intacto. Gloria

A todas las personas con las que aprendĂ­ a ser resiliente. Graciela


AGRADECIMIENTOS A nuestras familias, testigos silenciosos y pacientes de nuestra obstinada dedicación a la investigación y la escritura. A los amigos, por sus demostraciones de cariño y aliento a nuestro trabajo, a pesar de que este interfiera en nuestros encuentros sociales. A Sandra Aidar McDermott por su atinado aporte. A nuestros lectores, que a través de los e-mails nos hacen saber que hemos podido cumplir con nuestro deseo de ayudar y que muchas veces aportan interesante material e ideas para nuevos libros. A los profesionales de la salud (médicos y psicólogos), que recomiendan nuestros libros a sus pacientes. Como siempre, a todas las personas que accedieron a compartir sus experiencias de vida con nosotras. A aquellas cuyas historias fueron seleccionadas y que se describen en este libro y a las que no, pero cuyos aportes contribuyeron al resultado final de nuestra investigación.


ÍNDICE Introducción 11 Aspectos metodológicos 12 Criterio de selección de los casos 14 Capítulo 1 ¿Qué es la resiliencia? 15

Empecemos por definirla 15 Resiliencia en psicología 16 Principales ideas del capítulo 1 ¿Qué es la resiliencia? 21

Capítulo 2 ¿Qué NO es la resiliencia? 23

No es una característica exclusiva de unos pocos 23 La venganza NO es resiliencia 24 Resistencia NO es resiliencia 26 Negación NO es resiliencia 29 Principales ideas del capítulo 2 ¿Qué NO es resiliencia? 32

Capítulo 3 Las crisis 35

Y ahora…, ¿qué hago? 35 Barajar y dar de nuevo 42 Principales ideas del capítulo 3 Las crisis 43

Capítulo 4 El contexto 45

¿Cómo influye el contexto? 45 Principales ideas del capítulo 4 El contexto 62

Capítulo 5 Resiliencia y autorrestauración 63

¿Qué es un restaurador? 63 ¿Cómo lograr la autorrestauración? 64 Características de los autorrestauradores 64 Principales ideas del capítulo 5 Resiliencia y autorrestauración 69

Capítulo 6 El entrenamiento 71

La adversidad como motor: “¿Qué hubiera sido si…?” 72 Prestar atención al propio patrón de pensamiento 76 Reconocer el poder del pensamiento positivo 77

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Prestar atención a las consecuencias del pensamiento negativo 80 Cuestionar mandatos y viejas creencias 81 Trabajar en el desarrollo de la paciencia 83 Cultivar la autodisciplina 88 Evitar repetir la misma forma de resolución 91 Aprender a registrar las metas conquistadas 94 Aprender a identificar los sentimientos 98 Cultivar la creatividad 100 Aprender a superar el temor al ridículo 103 Focalizarnos en lo que tenemos 105 Principales ideas del capítulo 6 El entrenamiento 112

Capítulo 7 Cambios sociales, trabajo y resiliencia 113

Preparándonos para entrenar 116 Principales ideas del capítulo 7 Cambios sociales, trabajo y resiliencia 119

Conclusión 121 Anexo. Biografías ejemplificadoras 125

Viktor Frankl 126 Rigoberta Menchú 128 Stephen Hawking 131 Helen Keller 134 Malala Yousafzai 136 Mario Capecchi 139 Enhamed 141 Eugenia Sacerdote de Lustig 143 Tony Meléndez. 148 Resiliencia grupal. Los supervivientes de la tragedia de los Andes 151

Bibliografía 155



INTRODUCCIÓN Durante los trabajos de campo de nuestros libros anteriores hemos podido observar las diferentes respuestas actitudinales que las personas que entrevistamos tenían frente al sufrimiento. Esto nos permitió reconocer cómo algunas de ellas eran arrasadas por la situación a la que se enfrentaban, llegando incluso a la enfermedad o a la muerte. Otras, en cambio, lograban superar favorablemente las crisis. Nos preguntamos entonces: ¿por qué algunos seres humanos atraviesan los más difíciles trances sin que su vida quede truncada, sin que bajen los brazos, ni se entreguen? La respuesta a esta pregunta nos condujo al término resiliencia y a todo lo que sobre él se había escrito. Lo que nos proponemos hacer en este libro es analizar el proceso de superación de la adversidad que tienen las personas que atraviesan las crisis con actitud superadora. Una aclaración que consideramos importante es que, si bien estaremos refiriéndonos siempre a la resiliencia, utilizaremos además el concepto “proceso de autorrestauración” por considerarlo más adecuado al propósito que planteamos. Por esta razón, la estructura del libro se presenta también como un proceso. Comenzamos definiendo qué es y qué no es la 11


resiliencia. Definimos asimismo qué es una crisis. Luego, la forma en que el contexto influye en la formación de los individuos como tales. Articulamos los conceptos de “resiliencia” y “autorrestauración”. Describimos las características de las personas que tienen la capacidad de restaurarse a sí mismas. Sugerimos, además, algunas herramientas que es posible utilizar para entrenarse en resiliencia. Agregamos, asimismo, un capítulo centrado en las crisis producidas por los cambios sociales y tecnológicos que repercuten en el ámbito laboral, antes de concluir con el anexo de biografías ejemplificadoras. Al igual que en nuestros libros anteriores, este no pretende ser un texto con fines académicos. Sin embargo, está basado en un trabajo de campo en el marco de una investigación social. Por esta razón, nos parece importante aclarar algunos aspectos metodológicos que fueron tenidos en cuenta en el diseño de la investigación.

ASPECTOS METODOLÓGICOS Utilizamos un diseño exploratorio recurriendo a la entrevista semiestructurada como técnica de recolección de datos y al análisis de material precedente. El objetivo principal de la investigación fue indagar sobre la conducta de aquellas personas que, a pesar de haber vivido momentos traumáticos en su vida, no solo lograron superarlos, sino también salir fortalecidas del trance. Partimos de la siguiente hipótesis: • La capacidad de superación de los problemas que encontramos a lo largo de nuestra vida no es una condición innata, sino que es pasible de ser autoentrenada. 12


Estamos convencidas de que una investigación exitosa es aquella que arroja resultados que promueven un cambio. Por eso, la intención estuvo siempre dirigida a indagar el proceso de entrenamiento para la propia restauración. Es decir, saber de qué manera esas personas lograron superar el trauma y obtener un beneficio de la experiencia vivida. Muchos de los casos presentados en este libro fueron extraídos del material obtenido durante el trabajo de campo de nuestros libros anteriores. Es lo que denominamos material precedente. Cuando se hace una investigación, resulta necesario delimitar el tema y centrarse solo en la información que resulta relevante para sus objetivos. Sin embargo, el material no utilizado muchas veces es tan interesante que da lugar a una nueva investigación focalizada en un objetivo diferente. Eso fue lo que ocurrió en este caso. Realizamos también entrevistas ad hoc, que junto con el material que ya poseíamos dieron como resultado el libro de la edición de 2014. En esta reedición hemos agregado casos que observamos de manera espontánea durante los cuatro años que transcurrieron desde la primera edición hasta la fecha. Presentamos los casos que resultaron más emblemáticos con la intención de poder analizar el proceso de superación y para que resulten ejemplificadores. Los casos descritos son reales, se han cambiado nombres, profesiones y algunos lugares para preservar la identidad de las personas involucradas. Cualquier similitud con otros casos se debería a una mera coincidencia.

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CRITERIO DE SELECCIÓN DE LOS CASOS El universo de estudio estuvo compuesto por personas que cumplían con el perfil buscado: haber superado exitosamente un trance o una etapa dolorosa en su vida. En la selección de la muestra se utilizó un muestreo no probabilístico intencional. El criterio de selección tuvo en cuenta tanto el género de los protagonistas como el grado de importancia del trauma. Por esta razón, seleccionamos para la publicación casos con características disímiles, con la intención de poder analizar semejanzas y diferencias sobre ellos. En esta reedición se han agregado casos, actualizado otros y cambiado algunos ejemplos.

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CAPÍTULO 1

¿QUÉ ES LA RESILIENCIA? Cuando no es posible cambiar una situación que produce dolor, siempre se podrá elegir la actitud con la que se afronte ese sufrimiento. Y es entonces cuando nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos. VIKTOR FRANKL

EMPECEMOS POR DEFINIRLA Resiliencia es un término que deriva del verbo en latín resilio o resilire. Su significado es: “saltar hacia atrás”, “rebotar”. Se reconoce que el término resiliencia comenzó a ser utilizado en el campo de la física. Se refiere a la capacidad que puede tener un objeto para resistir un choque, es decir, ser sometido a presión y luego volver a su estado inicial. Son considerados resilientes los objetos cuya elasticidad puede resistir embates sin que su estructura sea destruida. Se habla también de un efecto rebote y se usa como metáfora una pelota o un elástico. El término resiliencia fue tomado de la física por Rutter en 1985. A partir de entonces comenzó a usarse en ciencias sociales, pero es en psicología donde más se ha popularizado su uso. 15


En la actualidad, es una de las variables más estudiadas por las implicaciones que tiene en la prevención y promoción del desarrollo humano.

RESILIENCIA EN PSICOLOGÍA En el terreno de la psicología, se la define como la capacidad de adaptación a circunstancias adversas, respondiendo a ellas con conductas asertivas que permiten salir fortalecido de la experiencia. Es posible pensarla también como el conjunto de recursos que posee una persona para afrontar sus problemas, superar los impedimentos y no ceder a la presión, independientemente de la situación en que se encuentre. Son personas que frente a las situaciones traumáticas no se entregan, no se doblegan, no se someten. Sacan a relucir esa capacidad y esa fortaleza interna que les permiten trascender la adversidad. Quienes se sobreponen al dolor emocional y a los traumas tomando decisiones asertivas, superando los miedos propios que la situación les provoca, saldrán fortalecidos de la experiencia. A estos se los puede denominar “resilientes”. En psicología, muchos autores abordaron el tema en diferentes contextos. Boris Cyrulnik afirmaba: La resiliencia es más que resistir, es también aprender a vivir. Así como la felicidad no es un estado inmutable, tampoco lo es la desdicha. La resiliencia hace posible que se produzca la metamorfosis del padecimiento al bienestar.

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Decíamos que es mucho lo que se ha escrito sobre resiliencia. Pero también nos animamos a predecir que mucho será lo que se seguirá escribiendo. Todos pasamos por situaciones adversas y crisis tales como amenazas, la pérdida de un vínculo, tragedias, catástrofes naturales, etc. Es por eso que todos necesitamos reconocer nuestra capacidad para superar esas situaciones. Hay personas que tienen una actitud resiliente natural; a otras, en cambio, les resulta más difícil sobreponerse. Cuando la resiliencia no es una condición innata puede conquistarse. Es precisamente en estos casos en los que vamos a focalizarnos. ¿Por qué en circunstancias similares, a veces idénticas por ser las mismas, dos o más personas reaccionan de manera diferente ante una crisis? Unas, con una mirada derrotista y entregándose a las circunstancias sin poner resistencia alguna o haciéndolo de manera equivocada. Otras, afrontando y resolviendo situaciones con nuevas, interesantes y originales soluciones. Unas se sustentan en la imagen que tienen de sí mismas, convicción que les permite desarrollar toda la potencialidad de sus fortalezas internas. Estas capacidades posibilitan operar sobre los hechos, modificando las consecuencias provenientes de experiencias traumáticas. Son personas que se desarrollan sorteando dificultades y afrontando la adversidad mientras se fortalecen más y más.

COMPAÑEROS Y AMIGOS Norberto y Marcelo, ambos empleados de una importante empresa, fueron despedidos simultáneamente durante una crisis 17


económica del país en el que vivían. Trabajaban en la misma empresa, ambos estaban casados y tenían dos hijos. En ninguno de los dos casos las esposas trabajaban. Ellos habían sido compañeros de facultad y habían terminado sus respectivas carreras. La casualidad quiso que se encontraran trabajando en la misma empresa después de varios años sin verse. Ambos tenían una casa en propiedad.. A pesar de la situación social adversa que hacía prever el despido, dado que la empresa anunció anticipadamente que debería realizar una reducción de personal, Norberto vivió esta situación como un fracaso personal. Ante la adversidad, decidió buscar un nuevo empleo de forma exhaustiva, pero con poca convicción en sus capacidades. Dejó sin éxito su importante curriculum vitae en muchas empresas. Recurrió a sus contactos laborales, a sus amigos y conocidos, aunque sin lograr resultados. Al poco tiempo, consumió todos sus ahorros, comenzó a endeudarse y se vio obligado a hipotecar su casa. Marcelo, que evaluaba los riesgos pero confiaba en sus aptitudes, también hipotecó su casa, pero inmediatamente después de ser despedido. Con ese dinero comenzó un microemprendimiento que resultó muy exitoso. Hoy es un empresario medio, que exporta lo que produce a varios países. Se siente agradecido a esa crisis que activó su creatividad y lo condujo a lograr la independencia laboral. Norberto sobrellevó la dura situación con ayuda de sus padres y logró insertarse laboralmente dos años después. Paga las cuotas de la hipoteca religiosamente, pero se siente enfadado con la vida. Él estaba convencido de que, a diferencia de lo que pasaba con su amigo Marcelo, a él la suerte nunca lo favorecía. 18


Desde el punto de vista metodológico, estos dos casos son perfectos para hacer una comparación. Pocas veces se tiene la oportunidad de contar con una similitud tan manifiesta de las unidades de análisis como en este caso. Esto nos permite hacer una comparación válida, ya que podríamos afirmar que las variables externas están igualadas. Así, podemos observar que ninguno de los dos tenía diferencias notorias ni en su capacidad intelectual, ni en el resultado del desarrollo de la afectividad. Ambos habían logrado completar su carrera universitaria, habían tenido una excelente inserción laboral y la exitosa consolidación de una familia. ¿Qué fue lo que marcó la diferencia en la forma de resolución del problema que los afectaba a ambos? Probablemente tenga que ver con el reconocimiento o la percepción de los recursos propios poseídos. También la diferencia puede estar marcada por la cantidad de tiempo que cada uno de ellos necesitó utilizar para reaccionar ante la situación crítica. El tiempo de reacción frente al impacto producido en el psiquismo, es decir, la desorganización generada por la crisis, varía según las personas. Justamente, la variabilidad de recursos a los que cada persona puede recurrir es lo que queremos poner de manifiesto en este libro. Para recurrir a dichos recursos no solo hace falta que existan, sino también es necesario percibirlos. Son muchos los casos en los que se cuenta con ellos, pero no se los registra como posibilidades de cambio y superación. Podría decirse que sería igual que “morirse de hambre en una huerta”. Si se cuenta con los recursos necesarios pero estos no se perciben, no se usan, sucede lo mismo que con nuestra musculatura, que si no se ejercita se atrofia. Algunos hacen uso de estos recursos de forma espontánea y natural, otros necesitarán entrenamiento. Como señala Victor Frankl: 19


A un hombre se lo pueden robar todo, menos una cosa, la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino.

Lo importante es saber que existe la posibilidad de prepararse para afrontar con éxito las situaciones adversas. Partimos de la premisa de que todos podemos afrontar exitosamente una crisis. Para algunos, esto resultará menos costoso, para otros representará un mayor esfuerzo, pero todos tenemos la misma oportunidad de alcanzar el éxito. Reconocer la crisis, percibir cuáles son nuestros recursos, entrenar los recursos debilitados, diseñar un plan de acción y ponerse en marcha. Ese es el plan de lucha para superar la adversidad. Proponemos reservar la mirada para descubrir los recursos, tácticas y técnicas que seguramente tenemos arrinconados en el desván de nuestro pasado…, muchos de ellos sin estrenar. Mucho se ha escrito sobre resiliencia, incluso a veces haciendo un uso incorrecto del concepto. Esto, en ocasiones, genera confusión al desvirtuar el verdadero sentido del concepto. Por esta razón nos pareció conveniente aclarar algunas malas interpretaciones en el siguiente capítulo.

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PRINCIPALES IDEAS DEL CAPÍTULO 1 ¿QUÉ ES LA RESILIENCIA? • La resiliencia es la capacidad de salir con éxito de situaciones adversas, y fortalecidos por la experiencia. •

Hay personas que tienen una actitud resiliente natural. A otras, en cambio, les resulta difícil sobreponerse.

• La diferencia entre unas y otras puede estar marcada por la percepción de los recursos propios poseídos. • El tiempo de reacción frente al impacto producido en el psiquismo, es decir, la desorganización generada por la crisis, varía según las personas. • Existe una gran variabilidad de recursos a los que cada persona puede recurrir, solo hace falta percibirlos. •

Todos tenemos la misma oportunidad de alcanzar el éxito.

• Lo importante es saber que existe la posibilidad de prepararse para afrontar con éxito las situaciones adversas. • Partiendo de la premisa de que todos podemos afrontar exitosamente una crisis, el proceso sería: reconocer la crisis, percibir cuáles son nuestros recursos, entrenar los recursos debilitados, diseñar un plan de acción y ponerse en marcha.

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CAPÍTULO 2

¿QUÉ NO ES LA RESILIENCIA? De la misma forma que ocurre con la explicación por el absurdo, hay veces en las que explicar por el opuesto es la forma más fácil de hacerse entender. G. Y G.

NO ES UNA CARACTERÍSTICA EXCLUSIVA DE UNOS POCOS Durante mucho tiempo se consideró que esta capacidad de superar con éxito las crisis era una condición innata. Veremos ahora que no es así. ¡Qué lamentable sería que, como quien espera el sorteo de un billete de lotería para ver si le toca algún premio, todos debiéramos esperar que la naturaleza nos beneficiara con esa condición innata! ¿Por qué tantas personas se adhieren a la idea de que uno está determinado?¿Por qué se cree que una persona no puede acceder al mismo resultado exitoso que otra? Esta idea está muy arraigada en el imaginario social. Cuántas veces escuchamos decir:

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“Él tiene más suerte que yo, las cosas le salen más fáciles”. “Ella es más fuerte que yo, siempre sabe qué hacer”. “Nació con buena estrella, yo en cambio nací estrellado”.

Existen otras ideas, conceptos y pensamientos que contribuyen a generar confusión en la comprensión del concepto de “resiliencia”. Veamos entonces que NO es la resiliencia.

LA VENGANZA NO ES RESILIENCIA Antes de que te embarques en el viaje de la venganza, cava dos tumbas. CONFUCIO

La venganza es un sentimiento que se experimenta cuando somos víctimas de un daño físico o moral. Se hace extensivo también cuando dañan a algún ser querido. Se suele hablar del placer de la venganza. Es posible que no se trate de placer, ya que estaríamos hablando de patología, sino de la idea de que una vez lograda la venganza se restablecería el sentimiento de bienestar y justicia. Sin embargo, venganza no es sinónimo de justicia. Los sentimientos que se desprenden de ella, odio y rencor, solo causan dolor a los demás, sin aportar ningún beneficio a quien la emplea. Es más, el sentimiento de ira se perpetúa en un campo de emociones negativas que suelen dañar más que la afrenta misma. La venganza trasciende la intención de reparación, el objetivo que prevalece es el ojo por ojo. Es un juego en el que pierden todos. 24


Por lo contrario, la resiliencia vivencia la afrenta dolorosa, la fatalidad o el infortunio como un reto. Reúne energía y voluntad, y conduce a la búsqueda de sentido. La resiliencia es más que vengarse o resistir, es aprender a vivir.

MARISA, O EL DESEO DE VENGANZA Marisa trabajaba en las oficinas de una empresa familiar que contaba con varios operarios y cuatro empleados administrativos, dos mujeres y dos varones. Gustavo era quien lideraba ese grupo. En una ocasión, fueron todos a un recital y cuando finalizó, Gustavo, que era el único que tenía coche, los llevó a cada uno de vuelta a sus casas. Marisa fue la última en ese recorrido, situación que les permitió conversar de lo bien que lo habían pasado y de lo agradable que sería repetir la experiencia. En varias ocasiones, a veces en grupo y otras ellos solos, fueron a tomar café después del trabajo. Las expectativas de Marisa crecían con cada encuentro. Sin embargo, Gustavo no daba muestras de querer otro tipo de vínculo que no fuera el de ser compañeros de trabajo con lazos amistosos. Cuando quedaron para volver a ir a un recital, Gustavo llevó a su novia y la presentó al grupo. El desencanto de Marisa fue comprensible, pero no la actitud que adoptó a partir de ese momento. Se sintió agraviada y consideró que había sido traicionada. Fue entonces cuando comenzó a boicotear el trabajo de Gustavo, alterando incluso documentos que podían comprometerlo. Realizó, además, comentarios malintencionados a uno de los dueños, sugiriendo la deslealtad de Gustavo. 25


Se alegró cuando los propietarios decidieron hacer un arqueo y mucho más cuando anunciaron que harían una reducción de personal. Sintió que por fin se haría justicia. Su sorpresa fue mayúscula cuando le informaron que habían decidido prescindir de ella. La venganza no tiene que ver con la justicia. Solo causa disgusto a quien se intenta dañar y mucho más dolor moral al que la emplea.

RESISTENCIA NO ES RESILIENCIA Con relativa frecuencia confundimos conceptos que tienen una pronunciación similar, pero se escriben de un modo diferente y tienen significados distintos. Un ejemplo de esto son: simpatía y empatía. Lo mismo ocurre cuando hablamos de resistencia y resiliencia. En realidad, toda persona aspira a contar con estos atributos. Pero es importante diferenciarlos. La capacidad de resistencia es observable en muchas personas que resisten reiteradas adversidades a lo largo de la vida. El ser humano puede ser capaz de tolerar muchos y distintos infortunios, incluso cuando piensa y siente que no puede más, y de demostrar entereza, tolerancia e infinita paciencia, pero sin modificar sus patrones de conducta. Es decir, sin desarrollar nuevas habilidades, sin flexibilidad o capacidad de salir fortalecido. La resistencia es estoica, pero pasiva. Las personas que tienen la capacidad de resiliencia asumen con flexibilidad las situaciones límite que les ha tocado afrontar, se sobreponen a ellas y aprovechan para desarrollar su máximo potencial. Son quienes tienen la capacidad de encontrarle un 26


sentido a la situación crítica vivida y descubrir nuevas habilidades. Es decir, salir fortalecidos.

SUSANA, LA ESTOICA RESISTENCIA Susana, una hermosa mujer de alrededor de cincuenta años, relataba, a quien quisiera escucharla, una niñez en la que sus sueños habían sido truncados por la imposición de un padre ignorante y autoritario. La vida y su esfuerzo personal lograron con creces concretar todo lo que en su momento había cercenado su progenitor. Sin embargo, no abandonó nunca la sensación de ser víctima de la decisión de los otros. Se convirtió en una luchadora y se especializó en defenderse. Muchas veces, de quienes no la atacaban. Afrontó grandes y graves problemas de salud con una actitud de aparente aceptación, pero no declinó nunca su actitud beligerante ante circunstancias cotidianas. Susana es un típico caso de resistencia y de quien sobrelleva sus dificultades estoicamente. Sin embargo, no logró, aún, incorporar nuevas modalidades de afrontamiento de los acontecimientos en los que presume ser atacada. Sigue “defendiéndose” sin registrar el alto costo emocional que implica el litigio.

LA RESILIENCIA O EL PATRÓN DE LUCHA ETERNA Otro ejemplo muy parecido al de Susana es el de Emma. Este caso nos fue relatado por Sandra, profesora de yoga, buena consejera y amiga de Emma. 27


Sandra se manifestaba preocupada por la sucesión de problemas físicos que aquejaba a su amiga, pero mucho más por la actitud que tomaba Emma ante sus padecimientos. De ninguna manera obviaba o no atendía sus dolencias; por el contrario, buscaba soluciones médicas, algunas en etapa de experimentación o muy novedosas. No solo cumplía con las indicaciones, sino que, con actitud animosa, no dejaba de hacer cosas permanentemente. Cosía, leía, escribía libros para niños, etc. Sin embargo, Sandra percibía algo destructivo detrás de la actitud de Emma. Decidió, entonces, hablar sinceramente con su amiga. Emma estaba convencida de que todo lo que le pasa a una persona, todo lo que le ocurre se ve favorecido por las propias creencias y la actitud invariable respecto a ellas. A veces, cuando pasan cosas malas resulta difícil de aceptarlo. Por lo tanto, le pareció importante indicarle a su amiga, a pesar del espíritu animado que parecía caracterizarla, que creía necesario que revisara su patrón de conducta. Ese patrón que hacía que apenas superaba un obstáculo, rápidamente apareciera otro. Estaba muy arraigada en Emma la creencia de que la lucha fortalece y aplicaba toda su energía a luchar por su salud. No se daba cuenta de todos los otros proyectos de los que se beneficiaría si dirigiera su potencial hacia ellos. Se sintió aliviada al poder dar su opinión a su amiga, pidiendo disculpas por su intromisión. Sandra estaba convencida de que las personas, en general, tienen dificultad para entender la parte de autocreación o autogeneración de los obstáculos que consienten la adversidad. El comportamiento está regido por patrones repetitivos, y algunos de ellos pueden ser autodestructivos. Si bien estos 28


patrones son difíciles de romper o modificar, Emma contaba, según Sandra, con la energía suficiente para hacerles frente.

Si recurrimos a una mirada psicoanalítica, la resiliencia está direccionada al placer, ya que este es consecuencia de la eliminación de una tensión desagradable, de una excitación perturbadora. En cambio, el goce se percibe en el cuerpo, es algo del orden de la tensión, del padecimiento, del malestar, del displacer, es decir, de la coacción. El goce gasta y desgasta al sujeto. Es la expresión de la pulsión de muerte. Como el placer es lo que le pone un límite al goce, podemos decir que la resiliencia puede limitar la pulsión destructiva.

NEGACIÓN NO ES RESILIENCIA Todas las personas utilizamos inconscientemente mecanismos de defensa. Estos se emplean como protección de pensamientos y emociones que se presumen insoportables para el aparato psíquico. Uno de los más conocidos es la negación. La negación consiste en la invalidación de una parte de la información desagradable o no deseada. Es el mecanismo por el cual el sujeto bloquea aspectos evidentes de la realidad haciendo como si no existieran. En el principio de una crisis, la negación es menos perjudicial y más adaptativa, pero debe ser superada rápidamente para pasar a fases posteriores más asertivas. En general, quienes utilizan la negación lo hacen buscando alivio frente a una situación amenazante. Puede ser que en ese primer momento resulte un bálsamo emocional que, lamenta29


blemente, se volverá en contra. Esto ocurre porque, al no ejercer el afrontamiento adecuado, la persona estará más vulnerable para sobrellevar las fases siguientes. El problema no se diluye por no querer verlo, es más, los procesos de negación pueden tener consecuencias desfavorables y graves. Por ejemplo, al negar la existencia de una enfermedad y no utilizar los recursos que la medicina ofrece. Recordemos que toda forma de negación implica falta de confianza en poder cambiar la situación preocupante. Huir de los problemas o adversidades es un mecanismo de seudoprotección. La “huida hacia delante” va frecuentemente asociada a la negación. Incluso podría ser entendida como una de sus expresiones. Se expresa de manera no funcional, ya que, frente al conflicto, se persiste en las conductas no asertivas que fueron, ni más ni menos, las que lo llevaron al conflicto con el que se enfrenta. Los problemas no se resuelven con más de lo mismo. La resiliencia permite que el afrontamiento supere las defensas que impiden tomar conciencia de las emociones que se imponen y así poder gerenciarlas en beneficio propio.

CECILIA, UNA HISTORIA DE NEGACIONES Cecilia se casó muy joven y en poco tiempo la familia contaba ya con cuatro miembros. Criaba a sus hijos con la actitud de una hermana mayor. Para ella nada era problemático. Le gustaba cantar, bailar e incluso disfrazarse en las reuniones familiares. Los amigos de sus hijos la adoraban. Parecía vivir en Disneyworld. Cuando le dijeron que su marido 30


tenía otra mujer, por supuesto que no lo creyó, ni se puso en alerta. Sencillamente lo que hizo fue matar al emisario, es decir, se enojó con quien la había advertido. ¿Confianza?, ¿seguridad? Lo cierto es que al poco tiempo la realidad se impuso cuando “la otra” se presentó en su casa. Para ella fue una sorpresa, por cierto, devastadora. Poco después su marido la abandonó. Pero no se permitió estar triste por mucho tiempo. Cecilia necesitaba que su realidad fuera alegre. A los cuatro meses el marido volvió y ella retomó la vida anterior sin comentarios. Todo iba bien. ¿Podríamos decir que su actitud fue superadora del conflicto? Lo lamentable es que continuó con su patrón de conducta cuando dos de sus hijas evidenciaron problemas de salud. Se enojó con una amiga que le señaló que una de las niñas presentaba claros signos de trastornos de alimentación. Mató nuevamente al emisario y rompió su amistad. ¿Y qué creéis que pasó cuando le señalaron conductas inadecuadas de su hija menor en la escuela? ¡La cambió de colegio! La negación, mecanismo que le permitía morigerar su angustia, casi le cuesta la vida. Tal como era su costumbre, cuando tuvo problemas digestivos, también los ignoró. Acudió al médico ante una oclusión muy dolorosa. Le diagnosticaron cáncer de colon, cosa que también la sorprendió… Afortunadamente respondió bien al tratamiento. Deseamos que Cecilia haya podido adquirir confianza en sí misma, para poder así enfrentar las situaciones adversas y no huir de ellas.

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