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Pasiรณn por los insectos Ilustradoras, aventureras y entomรณlogas XAVIER SISTACH

TURNER NOEMA


Pasiรณn por los insectos Ilustradoras, aventureras y entomรณlogas XAVIER SISTACH


A la memoria del doctor Ramon ParĂŠs i FarrĂ s, el gran profesor y amigo a quien debo una buena parte de mis obras, por sus sabios consejos, cĂĄlido aliento y profunda humanidad


ร NDICE

Prรณlogo 11 Cuadro cronolรณgico 15 i

Ilustradoras 19 Maria Sibylla Merian 24 Lucy Say 50 Louisa Anne Meredith 53 Mary Peart 59 Georgiana Elizabeth Ormerod 62 Anna B. Comstock 63 Germaine-Adolphine Boca 63

ii

Viajeras 65 Ida Laura Pfeiffer 70 Mary Henrietta Kingsley 96 Lucy Evelyn Cheesman 119 Cynthia Evelyn Longfield 139

iii

Coleccionistas 147 Los museos de historia natural 152 La conservaciรณn de los insectos 158 Eleanor Glanville 160 Anna Blackburne 164 Madame de Tigny 171 Emma Sarah Hutchinson 173 Dorothea Lynde Dix 179 Mary Ball 181 Marie-Rose Wachanru 182


Louise-Caroline d’Aumont Annie T. Slosson Margaret Elizabeth Fountaine Ximena Myrtle McGlashan Mariana de Ibarra

185 187 189 209 211

iv

Entomólogas 213 La apicultura 215 Ellen S. Tupper 215 Grace Adelbert Sandhouse 216 Eva W. Crane 216

La entomología agrícola Mary Esther Murtfeldt Sofie Rostrup Edith Marion Patch Emily Maria M. Payne

217 218 223 223 225

Las plagas agrícolas Margaretta Hare Morris Eleanor Ormerod

226 226 239

La entomología médica Clara Southmayd Ludlow Evelyn Groesbeeck Mitchell

256 260 269

La entomología general Charlotte de Bernier Taylor Mary Townsend Mary Elizabeth B. Barber Julia P. Ballard Mary Lua Adelia Treat Adele Marion Fielde Maria Elizabeth S. Fernald Cora Clarke

283 288 292 293 295 296 296 305 305


Jennie Maria A. Sheldon Elizabeth Maria G. Peckham Emily Mary B. Bowdler Caroline Burling Thompson Wilmatte P. Cockerell Doris Mildred H. Blake Berta Scharrer Theresa Rachel Clay Miriam Louisa Rothschild

306 306 306 307 307 308 308 309 310

Bibliografía 335 Créditos de las imágenes 349



PRÓLOGO

L

a ciencia no ha sido a lo largo de la historia un campo fértil para las mujeres. La razón no se encuentra en la falta de atracción o de afinidad con la materia, sino en las dificultades evidentes que se derivaban de su forzada falta de formación y de la mentalidad reinante, que las consideraba antifemeninas y antinaturales —feas, incluso— si se dedicaban a ella. Su papel primordial y aceptado era ocuparse de la casa, de sus maridos e hijos y, si eran solteras, de sus padres y hermanos. Sin embargo, hubo mujeres que se resistieron a este papel, e incluso muchas que se interesaron por la ciencia en sus diferentes ramas, desde la medicina hasta la astronomía, pasando por las matemáticas o la botánica. Y, por supuesto, hubo muchas que se interesaron por la biología. El enorme Catalogue of Scientific Papers, publicado por la Royal Society de Londres en diecinueve volúmenes a partir de 1867, comprendía el periodo de 1800 a 1900 y estaba integrado por decenas de miles de autores dedicados a todos los campos de la ciencia y de todos los países con centenares de miles de publicaciones. Pero solo aparecían cerca de 1.000 mujeres, las cuales representaban menos del 1% de las entradas (alrededor de 3.400 artículos). De todas ellas, el 41% eran norteamericanas y el 26% británicas. Desde que está en el mundo el ser humano ha convivido con los insectos y ya desde los tiempos de Aristóteles hubo quienes se dedicaron a su estudio. La curiosidad la suscitaron los motivos más diversos: las molestias que ocasionaban sus picaduras, las plagas que asediaban los cultivos, los beneficios que podían extraerse de ellos (como la miel o la seda), sus curiosas formas de vida y reproducción e incluso la belleza de algunos de ellos. No fue, sin embargo, hasta el siglo xviii y principios del xix cuando el trabajo entomológico adquirió proporciones reseñables, y ni siquiera entonces fue una disciplina con una aceptación equiparable a la de, 11


pasión por los insectos

por ejemplo, la botánica. La sociedad consideraba que la entomología era una ciencia de una naturaleza tan insignificante como su propio objeto de estudio, llegando a tacharla de infantil y a referirse a ella como impropia de hombres sensatos. A pesar de todo, en el siglo xix la entomología había conocido enormes avances gracias al descubrimiento, a la organización y a la determinación de una gran variedad de insectos. Se hizo entonces difícil emprender el estudio en su conjunto y los entomólogos optaron por especializarse en ciencias auxiliares como la anatomía, la morfología, la fisiología o la ecología de los insectos. Desde ese momento los naturalistas y científicos profesionales pusieron mucho empeño en popularizar su área específica, aunque también los naturalistas aficionados desempeñaron un papel importante en la producción de literatura científica. La frase “publica o perece” nos da una idea de lo importante que era la producción escrita para obtener relevancia. Por tanto, la línea que separa al profesional del amateur es muy fina. A partir de mediados y finales del siglo xx se suceden trabajos de recopilación bibliográfica en torno a la entomología que compendian las referencias existentes hasta la fecha. Destacan las siguientes publicaciones, todas ellas escritas por mujeres: —Bibliography of Biographies of Entomologists [Bibliografía de biografías de entomólogos] (1945), de Mathilde Carpenter, bibliotecaria en la Biblioteca entomológica del National Museum of Natural History de Washington. En la obra aparecen 4.700 referencias a 2.187 entomólogos de todo el mundo y de todas las épocas. Este trabajo, que Carpenter realizó en sus ratos libres y gracias a las revistas entomológicas disponibles en el museo, incluía no solo obituarios, sino también aniversarios, retratos y biografías. —A compendium of the Biographical Literature on Deceased Entomologists [Un compendio de literatura biográfica sobre entomólogos fallecidos] (1977), de Pamela Gilbert, ayudante científica en el Natural History Museum de Londres, primero, y jefa de Biblioteca de entomología del mismo, después. El trabajo ofrece 7.500 entradas y más de 14.000 referencias, y Gilbert lo justifica aludiendo al gran interés que tenían los entomólogos por conocer las vidas de sus predecesores. No deja 12


prólogo

de advertir que cada vez sería más difícil elaborar este tipo de recopilaciones debido al crecimiento del interés por la materia y a la gran diversidad de especialistas que la conforman. En una edición posterior de esta misma obra, A Source Book for Biographical Literature on Entomologists (2007), ya aparecían más de 8.000 entomólogos y 21.500 citas. —Bibliografía entomológica de autores españoles (1758-1990) (1994), de Carolina Martín Albaladejo, investigadora del Museo Nacional de Cien­ cias Naturales de Madrid y conservadora de su colección de insectos. El libro registra 9.891 referencias bibliográficas completas correspondientes a 1.745 entomólogos. En el año 2000 apareció una actualización de esta obra, Bibliografía entomológica de autores españoles (1758-2000), que reunía 15.700 referencias bibliográficas de 2.885 entomólogos españoles. En las dos primeras obras el número de mujeres con respecto al de hombres reseñados era más que discreto: en el trabajo de Carpenter aparecen solo veintiocho mujeres (el 1,28% del total) y en el de Gilbert, ochenta (el 1,06%). En la obra de Martín Albaladejo hallamos ya doscientas mujeres (el 13,81%), lo que confirma la predicción de Gilbert sobre el incremento de autores —especialmente de autoras— y de publicaciones. En la presente obra aparecen apuntes biográficos de cincuenta y una en­tomólogas. A través de sus semblanzas hemos pretendido trazar una breve historia de la entomología en la que las mujeres son las grandes protagonistas, pues sus aportaciones en la materia tienen tanto valor como las de sus homólogos masculinos. Se trata de grandes ilustradoras, viajeras, coleccionistas o entomólogas propiamente dichas, en ocasiones implicadas en varias disciplinas y dedicadas a la divulgación. Algunas tenían formación universitaria e incluso estaban doctoradas, pero en muchos casos partieron de una formación precaria que superaron gracias al estudio autodidacta y al contacto con especialistas masculinos, que en muchas ocasiones las ayudaron y apoyaron. Una buena parte de estas mujeres provenía de familias solventes o incluso ricas y pudo dedicarse a su pasión sin necesidad de trabajar ni de recibir ningún tipo de subvención. En otros casos dependieron de sus empleos, siempre vinculados a sus aspiraciones entomológicas. Cabe destacar, además, que entre las autoras biografiadas hay veintidós 13


pasión por los insectos

solteras y veintiocho casadas, de las que trece fueron madres y seis se separaron de sus maridos. Si bien en el caso de los hombres el estado civil era irrelevante, en el caso de las mujeres tenía implicaciones en todos los aspectos de la vida; muchas de ellas solo pudieron dedicarse a su investigación al quedar desvinculadas de toda atadura familiar. Este libro, dividido en cuatro grandes capítulos (“Ilustradoras”, “Viajeras”, “Coleccionistas” y “Entomólogas”), no es una obra técnica sino histórica, plagada de anécdotas y curiosidades, y escrita en términos comprensibles para el profano. Encontraremos en ella vidas aventureras y peligrosas, enfermedades superadas, amores y desamores, fe religiosa y principios morales; hallaremos esfuerzo, superación, perseverancia y sacrificio, así como decepciones, desengaños, desprecios, frustraciones y olvido; pero también encontraremos alegrías, honores, premios y reconocimiento. No faltarán las acaloradas disputas por motivos diversos, particularmente acerca de la localización y distribución de algún ejemplar y muy en especial sobre la clasificación de alguna especie concreta, su prioridad o la validez de su nombre. La discrepancia activa ha sido un fenómeno frecuente entre los entomólogos y, en general, entre los científicos de todos los campos. El trabajo de estas mujeres se sumó al que les precedió y sirvió de guía para el que les sucedió. En palabras de Jean Louis Marie Alibert (Dissertation sur les fièvres pernicieuses ou ataxiques intermittentes, 1801): No dudo que los que vengan después de mí agreguen algún día a los hechos que he reunido, como yo mismo he agregado a los que encontré recogidos en las obras de mis antecesores. Las ciencias no se completan más que por los trabajos reunidos de los observadores que se suceden en la duración de los siglos, y no es dado a un solo autor el profundizar enteramente un punto cualquiera de los conocimientos humanos.* Barcelona, junio de 2019

* N. del E.: Todas las traducciones de las obras citadas han sido realizadas por el autor. 14


CUADRO CRONOLÓGICO

Autora

Fecha de nacimiento

Fecha de muerte

País de nacimiento

Insectos estudiados

Ámbito

Merian, Maria Sybilla

1647

1717

Alemania

Lepidópteros

Ilustradora

Glanville, Eleanor

1654

1709

Gran Bretaña

Coleópteros

Coleccionista

Blackburne, Anna

1726

1793

Gran Bretaña

Diversos

Coleccionista

Tigny, Mme. de

s. XVIII

s. XIX

Francia

Todos los órdenes

Coleccionista Divulgadora

Pfeiffer, Ida Laura

1797

1858

Austria

Todos los órdenes

Viajera Coleccionista

Morris, Margaretta H.

1797

1867

Estados Unidos

Plagas

Entomóloga agrícola

Say, Lucy

1801

1886

Estados Unidos

Coleópteros

Ilustradora

Dix, Dorothea Lynde

1802

1887

Estados Unidos

Lepidópteros, Coleópteros

Coleccionista

Taylor, Charlotte de Bernier

1806

1861

Estados Unidos

Todos los órdenes

Entomóloga Divulgadora

Meredith, Louisa Anne

1812

1895

Gran Bretaña

Lepidópteros

Ilustradora

Ball, Mary

1812

1898

Irlanda

Libélulas

Coleccionista

Townsend, Mary

1814

1851

Estados Unidos

Todos los órdenes

Entomóloga Divulgadora

15


pasión por los insectos

Autora

Fecha de nacimiento

Fecha de muerte

País de nacimiento

Insectos estudiados

Ámbito

Barber, Mary Elizabeth B.

1818

1899

Gran Bretaña

Lepidópteros

Coleccionista

Hutchinson, Emma Sarah

1820

1905

Gran Bretaña

Lepidópteros

Coleccionista

Wachanru, Marie-Rose

1821

1852

Francia

Coleópteros

Coleccionista

Tupper, Ellen S.

1822

1888

Estados Unidos

Abejas

Entomóloga agrícola

Ormerod, Georgiana

1823

1896

Gran Bretaña

Plagas

Ilustradora

D’Aumont, LouiseCaroline

1827

1853

Francia

Coleópteros

Coleccionista

Ormerod, Eleanor Anne

1828

1901

Gran Bretaña

Plagas

Entomóloga agrícola

Ballard, Julia P.

1828

1894

Estados Unidos

Lepidópteros

Entomóloga Divulgadora

Treat, Mary Lua Adelia

1830

1916

Estados Unidos

Lepidópteros

Entomóloga Divulgadora

Peart, Mary

1837

1917

Estados Unidos

Lepidópteros

Ilustradora

Slosson, Annie

1838

1926

Estados Unidos

Todos los órdenes

Coleccionista

Fielde, Adele Marion

1839

1916

Estados Unidos

Hormigas

Entomóloga Investigadora

Murtfeldt, Mary Esther

1839

1913

Estados Unidos

Plagas, Diversos

Entomóloga agrícola

Fernald, Maria Elizabeth S.

1839

1919

Estados Unidos

Microlepidópteros

Entomóloga Taxónoma

Clarke, Cora

1851

1916

Estados Unidos

Tricópteros, Agallas

Entomóloga Taxónoma

16


cuadro cronológico

Autora

Fecha de nacimiento

Fecha de muerte

País de nacimiento

Insectos estudiados

Ámbito

Ludlow, Clara Southmayd

1852

1924

Estados Unidos

Mosquitos

Entomóloga médica

Sheldon, Jennie Maria A.

1852

1938

Estados Unidos

Diversos

Entomóloga Divulgadora Taxónoma

Comstock, Anna B.

1854

1930

Estados Unidos

Todos los órdenes

Ilustradora Divulgadora

Peckham, Elizabeth Maria G.

1854

1940

Estados Unidos

Avispas

Entomóloga Taxónoma

Rostrup, Sofie

1857

1940

Dinamarca

Plagas

Entomóloga agrícola

Kingsley, Mary Henrietta

1862

1900

Gran Bretaña

Coleópteros

Viajera Coleccionista

Fountaine, Margaret

1862

1940

Gran Bretaña

Lepidópteros

Coleccionista Viajera Ilustradora Taxónoma

Thompson, Caroline Burling

1869

1921

Estados Unidos

Termitas

Entomóloga Investigadora

Bowdler, Emily Mary B.

1869

1920

Gran Bretaña

Lepidópteros

Entomóloga Taxónoma Coleccionista

Cockerell, Wilmatte P.

1869

1957

Estados Unidos

Todos los órdenes

Entomóloga Taxónoma Coleccionista

Patch, Edith Marion

1876

1954

Estados Unidos

Pulgones

Entomóloga agrícola

Mitchell, Evelyn Groesbeeck

1879

1964

Estados Unidos

Mosquitos

Entomóloga médica

Cheesman, Lucy Evelyn

1881

1969

Gran Bretaña

Todos los órdenes

Viajera Entomóloga Taxónoma

17


pasión por los insectos

Autora

Fecha de nacimiento

Fecha de muerte

País de nacimiento

Insectos estudiados

Ámbito

Blake, Doris Mildred H.

1892

1978

Estados Unidos

Coleópteros

Entomóloga Taxónoma

McGlashan, Ximena Myrtle

1893

1986

Estados Unidos

Lepidópteros

Coleccionista

Longfield, Cynthia

1896

1991

Gran Bretaña

Libélulas

Viajera Taxónoma

Sandhouse, Grace Adelbert

1896

1940

Estados Unidos

Abejas, Avispas

Entomóloga Taxónoma

Payne, Emily M.

1900

1990

Estados Unidos

Plagas

Entomóloga agrícola

Boca, Germaine

1904

?

Francia

Diversos

Ilustradora

Ibarra, Mariana de

1904

1990

España

Lepidópteros

Coleccionista

Scharrer, Berta

1906

1995

Alemania

Cucarachas

Entomóloga Investigadora

Rothschild, Miriam Louisa

1908

2005

Gran Bretaña

Pulgas, Lepidópteros

Entomóloga Investigadora Taxónoma

Clay, Theresa Rachel

1911

1995

Gran Bretaña

Piojos

Entomóloga Taxónoma

Crane, Eva W.

1912

2007

Gran Bretaña

Abejas

Entomóloga Investigadora Divulgadora

18


i ILUSTRADORAS

L

a primera ilustración conocida de un insecto se descubrió en 1928 en la cueva de Trois Frères (Ariège, Francia), en los Pirineos Orientales. Se trata de un fragmento de hueso de bisonte grabado que mide alrededor de diez centímetros de largo por cinco de alto. La superficie está cubierta de animales, entre los que se aprecia una langosta del género Troglophilus, con el cuerpo globuloso, la cabeza vertical, dos antenas cortas y las patas posteriores preparadas para saltar. Se trata de un descubrimiento procedente del Paleolítico Superior y perteneciente a la cultura Magdaleniense (13000-8000 a. C.), que se caracteriza precisamente por el trabajo con huesos. Vemos también una colonia de abejas (y un sujeto escalando con cuerdas que intenta obtener su miel) en las célebres pinturas rupestres de la Cueva de la Araña en Bicorp (Valencia, España), que se realizaron en torno al 7000 a. C., durante el Neolítico. Estos son algunos de los primeros testimonios del interés inmemorial del ser humano por dibujar, pintar e ilustrar la fauna que lo rodea y, en particular, los insectos. Pero no son los únicos. Más tarde, durante la Prehistoria, vemos cómo la cría del gusano de seda —originada hace unos veintisiete siglos en China— inspiró a varios autores orientales o constatamos la importancia que se dio a los insectos en el Antiguo Egipto, donde la abeja se asociaba a la diosa Neith, el escarabajo al dios Khepri y la mosca o la langosta simbolizaban las plagas padecidas por el territorio. Teniendo en cuenta todos estos testimonios, cabe deducir que también los griegos y los romanos realizaran alguna ilustración de los insectos, aunque no se ha encontrado constancia alguna. El tema se amplió en el siglo xiii gracias a los bestiarios ilustrados, como los que realizó Villard d’Honnecourt, maestro de obra o 19


pasión por los insectos

arquitecto que trabajó para la orden del Císter entre los años 1225 y 1250 y es uno de los primeros en mostrar insectos —una langosta, una mosca o una libélula— con gran calidad y exactitud. Empezaron entonces a popularizarse en Occidente las obras de eruditos árabes y se inició una rica tradición ilustrativa a partir de las obras enciclopédicas de Albertus Magnus (De animalibus), Vicentius Belvacensis (Speculum majus), Bartholomaeus Anglicus (De proprietatibus rerum) o Thomas Cantimpratensis (Liber de natura rerum); así como de las de Konrad von Megenberg (Das Buch der Natur) o Jean Pucelle (Bréviaire de Belleville) en el siglo xiv. Destacan las ilustraciones que el miniaturista e iluminador flamenco Jehan de Grise hace sobre el manuscrito de Li romans du bon roi Alixandre, una obra en verso del siglo xii escrita por Lambert le Tort y Alexandre de Bernay. En una de estas ilustraciones vemos por primera vez a una serie de mujeres cazando mariposas, aunque se desconoce con qué fin. A partir del siglo xiv se suceden numerosos trabajos dedicados a la historia natural y a la entomología, cuya transmisión se vio facilitada por la invención de la imprenta a mediados del siglo xv. En

Li romans du bon roi Alixandre, de Jehan de Grise

este contexto aparecen, ya en el siglo xvi, dos naturalistas de gran relevancia: el italiano Ulysse Aldrovandi y el inglés Thomas Mouffet, ambos médicos y autores de dos tratados profusamente ilustrados: De animalibus insectis e Insectorum sive minimorum animalium theatrum, respectivamente. Estos ofrecían, entre numerosas inexactitudes y fabulaciones, una gran cantidad de datos e informaciones curiosas que 20


ilustradoras

resultaron claves para el conocimiento de la entomología y su posterior desarrollo. En ese mismo siglo el artista flamenco Georg Hoefnagel destacó con sus ilustraciones sobre historia natural, vistas topográficas, iluminaciones y obras mitológicas. Su hijo Jacob publicaría en 1592 el libro Archetypa studiaque patris Georgii Hoefnagelii, una colección de cuarenta y ocho grabados con plantas, insectos y pequeños animales mostrados ad vivum y perfectamente reconocibles. Hacia finales del siglo xvi tuvo lugar un acontecimiento que resultó fundamental a la hora de profundizar en el estudio de los insectos: la aparición del microscopio, cuya invención se atribuye al holandés Zacharias Janssen en 1595 y cuyo nombre se debe al italiano Giovanni Faber, que lo bautizó así en 1625. Los primeros aparatos eran microscopios compuestos que no permitían grandes aumentos y que producían imágenes poco nítidas; el mecanismo mejoró con el tiempo y con las aportaciones del napolitano Francesco Fontana. La invención del microscopio aceleró la evolución del estudio de los animales pequeños y permitió a Robert Hooke observarlos a través de una lente que aumentaba hasta cuarenta veces la imagen visualizada. Publicó en 1665 sus conclusiones en Micrographia donde, entre otras cosas, acuñó la palabra célula. Otros microanatomistas destacados fueron el médico y naturalista holandés Jan Swammerdam (Historia Insectorum Generalis, 1669 y Biblia Naturae; sive Historia Insectorum, 1737) y Antonij van Leeuwenhoek, que trabajó solo con microscopios simples de fabricación propia que le permitieron aumentar sus visiones del orden de 50 a 200 veces, quizá 300, y fue el primero en observar los glóbulos rojos, los espermatozoides y las bacterias; en su obra Arcana naturae detecta (1695) aparecen láminas fantásticas con pulgas, piojos y mosquitos. El último gran enciclopedista del mundo natural al estilo renacentista fue John Jonston, autor de la famosa Historia Naturalis, ordenada en cuatro partes y ampliamente reeditada. En De insectis (1653), que no contenía textos originales (recogía las observaciones de Aldrovandi y Mouffet), fue el responsable de transmitir los conocimientos del siglo xvi al xvii e incluso al xix, y con unas excelentes ilustraciones del famoso grabador suizo Matthäus Merian. 21



Pasión por los insectos Conocemos los viajes de Humboldt o los avances científicos de Darwin, pero no tanto las aportaciones de aquellas mujeres que compartieron el espíritu curioso y aventurero de la época. A lo largo de sus vidas no solo superaron los retos de la propia ciencia, sino también los obstáculos que se interpusieron en su camino por ser mujeres. Desde Maria Sibylla Merian, considerada la madre de la entomología, hasta Miriam Louisa Rothschild, una de las naturalistas más prestigiosas del siglo

xx,

este libro reúne por primera vez las historias de aquellas mujeres que compartieron una pasión, la entomología. El conjunto de sus biografías refleja el surgimiento y el desarrollo del estudio de la naturaleza desde el siglo

xvii

hasta el

xxi.

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NATURALEZA / BIOGRAFÍA / MUJERES


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