18831c

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ÍNDICE s

Prólogo, Juan Domingo Argüelles, 23

Cuacuauhtzin (mediados

del siglo xv)

Canto triste, 74 primera parte

Época prehispánica. Siglos xiv y xv Flor y canto de la poesía indígena

Macuilxochitzin (mediados

del siglo xv)

Canto, 76 Tlaltecatzin (mediados

del siglo xiv)

En la soledad yo canto..., 55

Ayocuan Cuetzpaltzin (segunda

mitad del siglo xv-

principios del siglo xvi)

Tochihuitzin Coyolchiuhqui (fines

del siglo xiv-mediados del siglo xv)

Sólo vinimos a soñar, 57 Vivisteis el canto..., 57 Nezahualcóyotl (1402-1472) Con flores escribes..., 58 No acabarán mis flores..., 58 Aunque sea de jade..., 59 Somos mortales, 59 ¿Eres tú verdadero?..., 60 En el interior del cielo, 60 Alegraos..., 61 Soy rico..., 61 Contemplo una flor, 61 Canto de la huida, 62 Poneos de pie, 63 Estoy triste..., 63 Canto de primavera, 64 Solamente él..., 65 ¿A dónde iremos?..., 65 Nos ataviamos..., 65 Con flores negras..., 66 Los cantos son nuestro atavío, 66 ¡Ay de mí!..., 67 ¡En buen tiempo vinimos a vivir!..., 68 Axayácatl (1449-1481) Canto, 69

¡Que permanezca la tierra!..., 78 Las flores y los cantos, 78 Canto en loor de Huexotzinco, 80

segunda parte

Época colonial. Siglos xvi y xvii Los esplendores del barroco Gutierre de Cetina (1520-1557) Madrigal, 83 Horas alegres..., 83 Como la oscura noche..., 84 Cubrir los bellos ojos..., 84 Entre armas..., 85 Es lo blanco..., 85 Al monte donde fue Cartago, 86 Francisco de Terrazas (1525-1600) A unas piernas, 87 El rechazado, 87 Imitación de Camoens, 88 Royendo..., 88 A una dama que despabiló una vela con los dedos, 89 Hernán González de Eslava (1534-1601) Cantarcillos, 90 Al nacimiento, 91 Canción a Nuestra Señora, 91

Nezahualpilli (1464-1515) Canto, 71

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Antología

general de la poesía mexicana

Bernardo de Balbuena (1562-1627) Grandeza mexicana [fragmentos], 93 Describiendo la famosa ciudad de México y sus grandezas, 93 Capítulo I: De la famosa México el asiento, 93 Juan Ruiz de Alarcón (1581-1639) Tu sentimiento encareces..., 100 En el hombre no has de ver..., 100 Resplandecen damas bellas..., 101 Hermosa enemiga mía..., 103 Dios no lo da todo a uno..., 104 Fray Miguel de Guevara (1585-1646) No me mueve, mi Dios, para quererte..., 106 Levántame, Señor..., 106 Poner al Hijo en cruz..., 107 Luis de Sandoval y Zapata (1620-1671) Relación fúnebre a la infeliz, trágica muerte de dos caballeros... [fragmento], 108 Día de Corpus en México, 110 A una hermosa difunta, 110 Una dama se vio en una calavera de cristal, 111 A una cómica difunta, 111 A un pajarillo, 112 A una garza remontada, 112 Daba Lísida de beber a un pájaro, 113 Desengaños a la vida en la brevedad de una rosa, 113 Blanca azucena..., 114 Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700) Primavera indiana [fragmentos], 115 Soneto, 118

Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios, y justifica su divertimiento a las Musas, 129 Escoge antes el morir que exponerse a los ultrajes de la vejez, 129 Verde embeleso..., 129 En que satisface un recelo con la retórica del llanto, 130 Que contiene una fantasía contenta con amor decente, 130 Prosigue el mismo asunto, y determina que prevalezca la razón contra el gusto, 131 No quiere pasar por olvido lo descuidado, 131 Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores, 131 En la muerte de la Excelentísima Señora Marquesa de Mancera, 132 Que expresan sentimientos de ausente, 133 Primero sueño [fragmento], 135

tercera parte

Independencia. Siglos xviii y xix y el despertar del xx Neoclásicos y académicos; románticos y modernistas Manuel Martínez de Navarrete (1768-1809) A unos ojos, 139 A una inconstancia, 139 La separación de Clorila, 140 De la juventud, 140 Del amor, 141 Al voluntario cautiverio del amor, 141 Alégranse los campos..., 141 Francisco Manuel Sánchez

de

141-931

Tagle

(1782-1847)

Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) Prólogo al lector, 119 Acusa la hidropesía de mucha ciencia, que teme inútil aun para saber y nociva para vivir, 121 En que describe racionalmente los efectos irracionales del amor, 124 Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres que en las mujeres acusan lo que causan, 126 Celebrando el cumplimiento de unos años, 127 En un anillo retrató a la Sra. Condesa de Paredes. Dice por qué, 128 Presente en que el cariño hace regalo la llaneza, 128 Procura desmentir los elogios que a un retrato de la poetisa inscribió la verdad, que llama pasión, 128

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Contrición poética, 142 Andrés Quintana Roo (1787-1851) Dieciséis de septiembre, 143 Manuel Carpio (1791-1860) Al río de Cosamaloapan, 147 José Joaquín Pesado (1801-1861) Sitios y escenas de Orizaba y Córdoba, 148 La fuente de Ojozarco, 148 El molino y llano de Escamela, 148 La cascada de Barrio Nuevo, 149 Una tempestad, de noche, en Orizaba, 149

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Índice

José María Heredia (1803-1839) En el teocalli de Cholula, 150 Al Niágara, 153 Fernando Calderón (1809-1845) El soldado de la libertad, 157 La risa de la beldad, 160 Ignacio Rodríguez Galván (1816-1842) ¡Bailad! ¡Bailad!, 162 Adiós, oh patria mía, 164 La gota de hiel, 166 Ignacio Ramírez (1818-1879) Por los gregorianos muertos, 167 Al amor, 170 Soneto, 170 En el álbum de Rosario, 170 Guillermo Prieto (1818-1897) Cantares, 171 José María Roa Bárcena (1827-1908) Silva, 173 Antonio Plaza (1832-1882) El poeta y el fraile, 176 Nada, 176 Adversidad, 177 Epigramas, 177 Contra Santa Anna, 178 Vicente Riva Palacio (1832-1896) Al viento, 179 El chinaco, 180 Adiós, mamá Carlota, 181 La vejez, 182 La muerte del tirano, 182 Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893) Al Atoyac, 184 Los naranjos, 186 Luis G. Ortiz (1835-1894) Las golondrinas, 189 La última golondrina, 189 El tálamo, 190 José Rosas Moreno (1838-1883) La vuelta a la aldea, 191

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Joaquín Arcadio Pagaza (1839-1918) Al amanecer, 194 El cerro, 194 Otumba, 195 El molino, 195 A un ciprés, 196 La oración de la tarde, 196 Manuel M. Flores (1840-1885) Bajo las palmas, 197 En el baño, 198 Besos, 199 I. Primer beso, 199 II. Un beso nada más, 199 III. En el jardín, 199 IV. Tu cabellera, 200 V. El beso del adiós, 200 VI. El último beso, 201 He conocido una mujer..., 201 Justo Sierra (1848-1912) Playera, 202 Manuel Acuña (1849-1873) A Laura, 204 Ante un cadáver, 206 Nocturno, 209 Hojas secas, 210 Juan de Dios Peza (1852-1910) Reír llorando, 216 En las ruinas de Mitla, 218 Salvador Díaz Mirón (1853-1928) Asonancias, 220 ¿Qué es poesía?, 220 Al chorro del estanque..., 221 Cleopatra, 222 Excélsior, 223 La giganta, 223 Ejemplo, 224 El fantasma, 224 Nox, 225 A ella, 227 La canción del paje, 228 Dentro de una esmeralda, 228 Laura Méndez de Cuenca (1853-1928) Nieblas, 229 Rosas de Chipre..., 231

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Antología

general de la poesía mexicana

Manuel José Othón (1858-1906) Noche rústica de Walpurgis, 232 I. Invitación al poeta, 232 II. Intempesta nox, 232 III. El arpa, 233 IV. El bosque, 233 V. El ruiseñor, 234 VI. El río, 234 VII. Las estrellas, 234 VIII. El grillo, 235 IX. Los fuegos fatuos, 235 X. Los muertos, 236 XI. Las aves nocturnas, 236 XII. Intermezzo, 236 XIII. Las brujas, 237 XIV. Los nahuales, 237 XV. El gallo, 238 XVI. La campana, 238 XVII. La montaña, 238 XVIII. Un tiro, 239 XIX. El perro, 239 XX. La sementera, 240 XXI. ¡Lumen!, 240 XXII. Adiós al poeta, 240 Frondas y glebas, 241 I. Orillas del Papaloapan, 241 II. Una estepa del Nazas, 241 Idilio salvaje, 242 Remember, 245 Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) La duquesa Job, 246 Para entonces, 249 Para un menú, 249 Mis enlutadas, 250 Madre naturaleza, 252 To be, 252 En alta noche, 254 Non omnis moriar, 254 Josefa Murillo (1860-1898) La ola, 256 Contraste, 256 Así, 257 Francisco González León (1862-1945) Íntegro, 258 Diálogo, 259 Agua dormida, 259

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Francisco A. de Icaza (1863-1921) Para el pobrecito ciego, 261 El encanto del libro, 261 La arteria rota, 262 La canción del camino, 262 En la noche, 262 Las horas, 263 Madrigal de la muerte, 264 Luis G. Urbina (1864-1934) La balada de la vuelta del juglar, 265 Así fue, 266 Metamorfosis, 266 La felicidad, 267 Nocturno sensual, 267 La elegía del retorno, 268 Amado Nervo (1870-1919) Perlas negras, 271 Oremus, 272 El beso fantasma, 273 A Felipe II, 273 A Kempis, 274 Andrógino, 274 La hermana agua, 275 A quien va a leer, 275 El agua que corre bajo la tierra, 275 El agua que corre sobre la tierra, 276 La nieve, 277 El hielo, 277 El granizo, 278 El vapor, 278 La bruma, 279 Las voces del agua, 279 El agua multiforme, 280 Y el Budha de basalto sonreía, 281 Gratia plena, 282 En paz, 282 La sed, 283 Mi México, 283 José Juan Tablada (1871-1945) Misa negra, 284 Ónix, 285 Quinta Avenida, 286 La bailadora, 287 Los pijijes, 287 El sauz, 288 Los sapos, 288 El ruiseñor, 289

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Índice

La araña, 289 La luna, 289 Un mono, 289 Peces voladores, 289 Sandía, 289 Nocturno alterno, 290 Enrique González Martínez (1871-1952) Irás sobre la vida de las cosas..., 291 Cuando sepas hallar una sonrisa..., 292 Me abrazaré a la vida, 293 Tuércele el cuello al cisne..., 293 Mañana los poetas..., 294 Para un libro, 294 T. S. H., 295 El áspid, 295 El hijo muerto, 295 María Enriqueta (1872-1968) Vana invitación, 297 Abre el libro..., 298 Alfredo R. Placencia (1873-1930) Ciego Dios, 299 El Cristo de Temaca, 299 Bienvenido sea, 301 Con un poco de olvido, 303 Rafael López (1873-1943) Nocturno, 304 Venus suspensa, 304 La Alameda, 306 Huelen tus dieciocho años, 306 Efrén Rebolledo (1877-1929) Los besos, 307 Caro victrix, 307 Posesión, 307 El beso de Safo, 308 Ante el ara, 308 Tristán e Isolda, 309 Salomé, 309 El vampiro, 309 La tentación de San Antonio, 310 Leteo, 310 En las tinieblas, 311 Claro de luna, 311 El Duque de Aumale, 311 Insomnio, 312

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Guillermo Aguirre y Fierro (1887-1949) El brindis del bohemio, 313

cuarta parte

El siglo xx y los albores del xxi Modernidad y época contemporánea Ramón López Velarde (1888-1921) Ser una casta pequeñez..., 321 Hermana, hazme llorar..., 322 A Sara, 322 Y pensar que pudimos..., 323 No me condenes..., 324 Tierra mojada..., 324 El retorno maléfico, 325 Hormigas, 327 Todo..., 327 Treinta y tres, 329 El perro de San Roque, 330 El sueño de los guantes negros, 331 La suave Patria, 332 Alfonso Reyes (1889-1959) Sol de Monterrey, 336 Yerbas del tarahumara, 338 Visitación, 339 Renato Leduc (1895-1986) El aula, 341 Temas, 342 Inútil divagación sobre el retorno, 342 Pequeña canción del optimista, 343 Estrofas en torno de un amor menguante, 343 Aquí se habla de los planetas y del sino felice o adverso de los hombres, 344 Aquí se presume que todo linaje de hembras son, aunque deseadas, malas, 345 Aquí se habla del tiempo perdido que, como dice el dicho, los santos lo lloran, 346 Euclidiana, 346 El almirante, 347 Yo soy el libro..., 347 Carlos Pellicer (1897-1977) Estudio, 348 Recuerdos de Iza, un pueblecito de los Andes, 349 Deseos, 350 Nocturno, 350 Grupos de palomas, 351

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Antología

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Horas de junio, 352 Vuelo de voces, 353 Discurso por las flores, 353 Cedro y caoba, 356 Noche en el agua, 358 He olvidado mi nombre, 359 Manuel Maples Arce (1898-1981) Prisma, 361 Canción desde un aeroplano, 362 Elías Nandino (1900-1993) Imposible, 365 Prisión, 365 Décimas a mi soledad, 366 Nocturna suma, 368 Si hubieras sido tú, 369 Conversación con mi muerte, 370 Perfección fugaz, 372 Casi a la orilla, 372 El poema inasible, 372 Bernardo Ortiz

de

Montellano

(1899-1949)

Segundo sueño, 374 Desnudo, 379 Soneto, 380 Orfeo, 380 Materia de la muerte, 381 Sacrifiqué la vida a la Poesía, 382 José Gorostiza (1901-1973) Muerte sin fin, 383 Jaime Torres Bodet (1902-1974) Canción de las voces serenas, 401 Dédalo, 402 Palimpsesto, 402 Vejez, 403 Voz, 403 Continuidad, 404 El doble exilio, 407 Jorge Cuesta (1903-1942) Retrato de Gilberto Owen, 409 Anatomía de la mano, 410 Canto a un dios mineral, 410

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general de la poesía mexicana

Xavier Villaurrutia (1903-1950) Poesía, 416 Nocturno de la estatua, 417 Nocturno en que nada se oye, 417 Nocturno amor, 418 Nocturno muerto, 419 Nocturno en que habla la muerte, 419 Nocturno rosa, 420 Nocturno mar, 421 Estancias nocturnas, 423 Décima muerte, 423 Amor condusse noi ad una morte, 426 Epigramas de Boston, 427 Epitafios, 429 Salvador Novo (1904-1974) Retrato de niño, 430 Breve romance de ausencia, 430 Elegía, 431 Romance de Angelillo y Adela, 432 Esta flor, 433 Poema, 433 Biblioteca, 434 Soneto [Escribir porque sí...], 435 Soneto [Este fácil soneto cotidiano...], 435 A Antonio Castro Leal, 435 Redondillas a Ermilo Abreu Gómez, 436 Gilberto Owen (1905-1952) Rasgos, 439 I. Camino, 439 II. Pinar, 439 III. Camino, 440 Espera, octubre..., 440 Allá en mis años..., 441 El infierno perdido, 441 Sindbad el varado (Bitácora de febrero) [fragmentos], 442 Día primero. El naufragio, 442 Día dos. El mar viejo, 443 Día cuatro. Almanaque, 443 Día seis. El hipócrita, 443 Día siete. El compás roto, 444 Día ocho. Llagado de su mano, 444 Día diez. Llagado de su sonrisa, 444 Día trece. El martes, 445 Día dieciocho. Rescoldos de pensar, 445 Día diecinueve. Rescoldos de sentir, 445 Día veintiuno. Rescoldos de gozar, 446 Día veintidós. Tu nombre, poesía, 446

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Índice

Día veinticinco. Yo no vi nada, 447 Día veintiséis. Semifinal, 447 Día veintisiete. Jacob y el mar, 448 Día veintiocho. Final, 448 Miguel N. Lira (1905-1961) Corrido de Domingo Arenas, 449 Romance de la noche maya, 451 Concha Urquiza (1910-1945) Sonetos bíblicos, 453 I. Job, 453 II. Sulamita, 454 III. Ruth, 454 IV. David, 455 V. Jezabel, 455 Como la cierva..., 455 La llamada nocturna, 456 Las piedras del camino..., 456 A una mujer aureolada por sus cabellos, 457 A Pátzcuaro, 457 Camécuaro, 458 Del ser que alienta..., 458 Manuel Ponce (1913-1993) Las vírgenes caídas, 459 Misterios gloriosos, 460 La resurrección, 460 La ascensión, 460 La venida del Espíritu Santo, 460 La asunción de la Virgen, 460 La coronación de María, 460 ¡Ay, muerte más florida!, 461 La resultante de un paisaje, 462 Al paraíso del oeste [fragmentos], 463 Proemio, 463 El mar, 463 Nocturno, 464 Juego de niños, 465 El salto de Leucade, 465 Efraín Huerta (1914-1982) Breve elegía a Blanca Estela Pavón, 467 Buenos días a Diana Cazadora, 468 Avenida Juárez, 468 Órdenes de amor, 471 Santa Juana de Asbaje, 473 El Tajín, 474 Responso por un poeta descuartizado, 476 Juárez-Loreto, 478

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Barbas para desatar la lujuria, 479 Puerto Ángel, 485 Octavio Paz (1914-1998) Las palabras, 486 Mientras escribo, 486 Elegía interrumpida, 487 Himno entre ruinas, 489 El cántaro roto, 491 Intermitencias del oeste (3), 493 Nocturno de San Ildefonso, 493 Rotación, 501 Escritura, 501 En defensa de Pirrón, 501 En Mallorca, 501 Hermandad, 501 Epitafio sobre ninguna piedra, 502 Árbol adentro, 502 Como quien oye llover, 502 Margarita Michelena (1917-1998) Cuando yo digo amor, 504 Laurel del ángel, 505 La tristeza terrestre, 507 Enigma de la rosa, 508 Guadalupe Amor (1918-2000) Casa redonda..., 510 En una casa habitaba..., 510 Si vosotros sabéis..., 511 Me ahogo en mi total egocentrismo..., 511 Una oscura sombra alada..., 511 Escribo con el jugo de mis venas..., 512 ¿Por qué tratas de ocultarte?..., 512 Polvo constructor del mundo..., 512 Dos escaleras existen..., 513 Hoy Dios vino a visitarme..., 513 Amor que te multiplicas..., 514 A mí me ha dado en escribir sonetos..., 514 Ver el reloj y no mirar la hora..., 514 En estas líneas que con tinta escribo..., 515 Alí Chumacero (1918-2010) Poema de amorosa raíz, 516 A solas, 516 Pureza en el tiempo, 517 Elegía del marino, 518 Responso del peregrino, 518 Los ojos verdes, 521 Monólogo del viudo, 521

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Antología

general de la poesía mexicana

Alabanza secreta, 522 De cuerpo presente, 523 Al monumento de un poeta, 523 Salón de baile, 524 Losa del desconocido, 526 Jorge Hernández Campos (1921-2004) El Presidente, 527 Padre, Poder, 532 En cuál estepa, 534 Oda a mi mano izquierda, 535 Rubén Bonifaz Nuño (1923) Canciones para velar su sueño, 536 Centímetro a centímetro..., 539 Amiga a la que amo..., 540 Lentamente has llegado..., 541 Algo se me ha quebrado esta mañana..., 542 Bueyes, puercos años..., 543 Tigre la sed..., 543 Mi viuda..., 545 Dolores Castro (1923) Bajo certero golpe..., 546 Infancia, 546 A la sombra de las palabras, 546 Rutina, 547 Árbol, 547 Pozo, 548 Elegía a Javier Peñaloza, 548 Invocación, 550 Medialuz, 550 Miguel Guardia (1924-1982) Canción, 551 Oda al miedo, 551 Alguien, 553 Nomás así, 553 Recuerdos, 553 ¡Por Dios!, 554 Adiós, 554 Mi futuro, 555 Jaime García Terrés (1924-1996) El hermano menor, 557 En la calle de todos, 558 Yo mismo, 558 Idilio, 558 Jarcia, 559 Los hombres ilustres, 559

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Umbral del hijo, 559 Entreacto, 559 Antiepitafio, 560 Es vana la lectura..., 561 Escolio, 561 Sazón del alba, 561 De piedra en piedra, 562 Rosario Castellanos (1925-1974) Diálogo con los oficios aldeanos, 563 Lavanderas del Grijalva, 563 Escogedoras de café en el Soconusco, 563 Tejedoras de Zinacanta, 564 La oración del indio, 564 Una palmera, 565 Lamentación de Dido, 565 Al pie de la letra, 567 La velada del sapo, 568 Canción, 568 Encargo, 569 Bella dama sin piedad, 569 Elegía, 570 La nostalgia, 570 Memorial de Tlatelolco, 570 Entrevista de prensa, 571 Poesía no eres tú, 572 Consejo de Celestina, 573 Advertencia al que llega, 573 Pasaporte, 573 La Victoria de Samotracia, 573 Proposición de la boa, 574 Ninguneo, 574 Jaime Sabines (1925-1999) Lento, amargo animal..., 575 Yo no lo sé de cierto..., 576 Uno es el hombre..., 576 Los amorosos, 577 ¿Qué putas puedo hacer?..., 578 Dentro de poco..., 579 Tu cuerpo está a mi lado..., 579 No es que muera de amor..., 580 Algo sobre la muerte del mayor Sabines, 581 Tlatelolco 68, 592 Diario Oficial, 594 Las montañas, 595 Tu nombre, 595 La cama, 595 Me encanta Dios, 596

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Índice

Enriqueta Ochoa (1928-2008) Retorno de Electra, 597 Bajo el oro pequeño de los trigos, 599 Asaltos a la memoria, 600 Eduardo Lizalde (1929) Retrato hablado de la fiera, 604 Grande es el odio, 611 Lamentación por una perra, 614 Ojo, sectarios, 616 A la manera de cierto Pound, 616 Revolución, tiendo la mano, 617 Mañana, revolucionarios, 617 La mano en libertad, 617 Amor, 618 Prosa y poesía, 618 El perro, 618 Zona central, 619 Charlie Brown en la loma (tango de otro viudo), 619 Víctor Sandoval (1929) Duerma la virgen su pasión secreta..., 620 Montes de orégano..., 621 Cierro tu cuerpo, 621 Fraguas, 622 El fugitivo y sus presagios, 622 La imagen y el recuerdo, 625 La señal en el muro, 629 Los otros, 633 Marco Antonio Montes

de

Oca

(1932-2009)

Fundación del entusiasmo, 634 Tiempo con dos caras, 635 Noche inmóvil, 635 Travesía, 635 Canción para celebrar lo que no muere, 636 Dos estrofas para una mujer, 637 Elegía del retorno, 638 Ala, 639 Escribo en ti, 639 Soy todo lo que miro, 640 La cura del celoso, 640 Carta a un hombre inmóvil, 641 A medias resucitado, 642 Dedicatoria, 642 En memoria de lo que vendrá, 643

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Juan Bañuelos (1932) Oda y profecía, 644 Relato, 645 Visión memorable, 646 Contra la soledad, 647 El corazón de todos, 647 El resentido, 648 Anacreóntica, 648 Digo, 649 Contra el tiempo, 649 Pavana de los amantes, 650 Casida de la entrega, 650 Aquí mismo, 651 Libro de Huehuetán, 651 Thelma Nava (1932) El primer animal, 654 Irrealidad, 655 Destino de las palabras, 656 Recorder tape, 656 Resonancia de Amalfi, 657 Hugo Gutiérrez Vega (1934) Nota roja, 658 Al lector, 659 “Las ineptitudes de la inepta cultura”, 659 Suite doméstica, 661 Panal en la noche, 662 Para llegar a la ciudad, 663 Dos canciones tal vez para guitarra, 663 Una fotografía antes pensada, 664 El canto de la sinfonola, 665 Visita a Alberti, 666 Para la Abuela, que hablaba con pájaros creyéndolos ángeles, 666 Las reglas de la noche, 667 Por favor, su currículum, 668 Primera elegía, 670 Gabriel Zaid (1934) Alba de proa, 672 La ofrenda, 672 Canción de seguimiento, 673 Tumulto, 673 Pastoral, 673 Penumbra, 673 Pour Marx, 674 Laboratorio, 674 Teofanías, 674 Reloj de sol, 675

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Antología

Práctica mortal, 675 Alabando su manera de hacerlo, 675 Elogio de lo mismo, 676 Despedida, 676 Sergio Mondragón (1935) El aprendiz de brujo, 677 Padmasana, 678 El loco poema, 679 La poesía del sol, 679 Escritura de lluvia en los cristales, 680 A una dama recostada en mi pecho, 681 Bibliotecas y jardines, 681 Plegaria, 682 Poema salvado, 682 Solsticio, 683 José Carlos Becerra (1936-1970) El otoño recorre las islas, 684 Oscura palabra, 685 Betania, 689 La noche del bárbaro, 691 El ahogado, 691 El brindis del bohemio, 692 Óscar Oliva (1937) El artista (1), 693 El sufrimiento armado (1), 694 Para romper acosos, 695 Génesis, 696 Iniciación del júbilo, 696 Hesitación, 697 Diálogo del movimiento, 697 Movimiento nocturno, 698 A ras de piel, 698 Ruinas, 699 Decreto, 700 Así amanece, 700 ¿Qué apagas y enciendes?..., 701 Francisco Cervantes (1938-2005) Generación de mis asuntos, 702 Saudade, 702 Advertencia, 703 Más que presente soy pasado, 703 Adsun revisited, 704 Derradeira pena, 704 Memoria del ausente, 704 Cantado para nadie, 705 Materia de distintos lais, 705

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general de la poesía mexicana

Historia de la literatura, 706 Ustedes están en estas páginas, 706 Espejo con dos caras, 707 Una pregunta sola, 707 Heridas que se alternan, 707 José Emilio Pacheco (1939) Égloga octava, 708 La materia deshecha, 710 Presencia, 710 Inscripciones, 710 Homenaje a la cursilería, 711 Alta traición, 712 Conversación romana (1967), 712 Discurso sobre los cangrejos, 713 Preguntas sobre los cerdos e imprecaciones de los mismos, 714 Idilio, 714 Contraelegía, 715 Mar eterno, 716 Un gorrión, 716 Vidas de los poetas, 716 Escrito con tinta roja, 716 Horas altas, 716 El equilibrista, 717 Ecuación de primer grado con una incógnita, 718 Caracol, 718 Ley de extranjería, 720 El cobrador, 721 Chapultepec: la Calzada de los Poetas, 721 Anversidad, 722 La arena errante, 722 Árbol, 723 Tres nocturnos de la selva en la ciudad, 723 Lumbre en el aire, 724 Derrota de Bill Gates, 724 El mañana, 725 Los días que no se nombran, 725 Jaime Labastida (1939) El crecimiento, 726 La realidad y el sueño, 726 Dialecto y quemadura, 727 Eternidad y muerte, 727 Papel borrado, 728 Orden, 729 Mentira, 729 Variación final, 730 La palabra se llama vida, 731 Límite, 731

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Índice

Homero Aridjis (1940) Tercer poema de ausencia, 733 Cuando la sombra duerme..., 734 Epitafio para un poeta, 734 Mirándola dormir [fragmento], 736 Aquí entre barcas..., 738 Pájaros, 739 El arca, 739 La palabra, 739 Amantes, 740 Putas en el templo, 740 Canción de amor del fin del mundo, 741 Fantasmas, 741 Asombro del tiempo, 742 Retratos de mi padre, 744 A los setenta, 745 Epílogo, 745 Max Rojas (1940) Canciones para esperar la muerte, 747 El turno del aullante [fragmentos], 748 Agua sedienta, 751 Soliloquio del suicida, 752 Epitafio del perro, 752 Huraño amanecer, 752 Gloria Gervitz (1943) Migraciones [fragmento], 753 Septiembre, 753 Alejandro Aura (1944-2008) Mi hermano mayor, 761 Un muchacho que puede amar, 762 Volver a casa [fragmentos], 764 Ninón Sevilla, 768 Vida súbita, 769 Casa demolida, 769 Filtrar el mar, 770 Ruidos en el cielo, 770 Como todas las vidas que sabemos, 771 Soneto en el límite, 772 Despedida, 772 Elva Macías (1944) El navegante, 774 Palenque, 775 El regreso, 775 Martirologio, 775 Los emigrantes, 776 Lejos de la memoria, 777

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Regreso, 777 Ciudad interior, 777 Paso de aves, 778 Paso de monte, 778 Como la levadura, 779 Lengua de fuego, 779 Trazo de cielo, 780 Elsa Cross (1946) Amanecer, 781 Asalto, 781 Poema bajo un sauce, 783 Cigarras, 783 Voz, 783 Cantáridas [fragmentos], 784 Las piedras [fragmento], 785 Ditirambos [fragmento], 786 Los furores heroicos [fragmento], 786 Visible y no [fragmentos], 786 Galaxidi [fragmento], 788 Bomarzo [fragmento], 788 Francisco Hernández (1946) El cazador, 790 Doce versos a la sombra de mi padre, 790 Hecho de memoria, 791 Hasta que el verso quede, 791 Bajo cero, 791 Como a un estanque, 791 Sol de invierno, 792 Pino seco, 792 Bajo la lluvia, 792 Peces de plata, 792 No hay un pájaro, 792 Labná, 792 Xochicalco, 793 Lugar de piedras, 793 Guerra florida, 793 La Antigua, Veracruz, 794 Calle habanera, 794 San Andrés Tuxtla, 794 Fruto sanguíneo, 795 Los estertores del verano, 795 Hacia el amanecer, 795 Conjuro, 795 Cuerpo presente, 796 Mar de fondo [fragmentos], 796

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Antología

general de la poesía mexicana

Jorge Ruiz Dueñas (1946) Arena, 800 Última palabra, 801 Sombra de eucalipto [fragmento], 802 Calibán [fragmento], 803 Las restricciones del cuerpo [fragmentos], 803 Carlos Montemayor (1947-2010) Oda quinta, rota, 809 Oda octava, 810 Shin, 811 Tau, 811 Arte poética I, 812 Arte poética II, 812 Memoria, 813 Pareciera..., 813 La espera, 813 La noche (primera versión), 814 La noche (segunda versión), 814 Antonio Deltoro (1947) Papalotes, 815 Balón, 815 Cartas, 816 La casa vendida, 816 Los cielos territoriales, 817 Umbral, 817 Lector, 818 Amanecer, 818 Sueños de pies pastores, 819 Pájaros, 820 Un árbol, 821 Humo, 821 Ricardo Yáñez (1948) Nada digo..., 823 Ventana, 823 Poema del lunes, 823 Elvira..., 824 Epitafio, 824 Tú aún no usabas chanel..., 824 Su corazón es una música..., 825 He vuelto al mar..., 825 Un buen silencio..., 825 No lo que digo..., 825

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Esto de la poesía..., 826 ¿Un soneto?..., 826 Dichoso el que puede oír..., 826 A veces es el mar..., 827 Si las palabras dicen una cosa..., 827 Miro..., 827 Soy sólo el tiempo..., 828 Soplo, 828 Soneto para un descanso, 828 Marco Antonio Campos (1949) Declaración de inicio, 829 Inscripción en un ataúd, 829 Arles 1996-Mixcoac 1966, 830 Cefalonia, 831 Verano en Arles, 831 Viernes en Jerusalén, 833 Los viejos, 836 Los Yoses, 837 Los poetas modernos, 837 David Huerta (1949) Historia escrita, 838 Hay un fresco nivel..., 838 Extraño la minuciosa plenitud..., 839 Sátira de qué, 841 Preceptos materiales, 841 Plegaria, 842 Travesía de la mano, 842 Escribir, 843 Literatura, 843 Escritor en vilo, 844 Pesadilla, 844 Libro del mundo, 844 Construcción del mundo, 845 El poema, 845 Demonios, 846 José Luis Rivas (1950) Tierra nativa [fragmento], 847 Entre dos piedras..., 852 Nocturno, 852 Para soñar la vida abre los ojos, 852 Río [fragmento], 853

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Índice

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Efraín Bartolomé (1950) Casa de los monos, 857 Una carta, 858 Jaguar, 859 Cartas desde Bonampak, 859 Bienandanza de la lluvia, 860 Retorno al Chamenhá, 861 Cuadernos contra el ángel, 861 Invocación, 864 Los dones, 865 Inminencia, 866 Índice de autores, 867 Índice de títulos de poemas, 871 Índice de primeros versos, 883

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PRIMERA PARTE

Época prehispánica. Siglos xiv y xv Flor y canto de la poesía indígena s

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TLALTECATZIN

en la soledad yo canto ...

En la soledad yo canto

a aquel que es mi Dios. En el lugar de la luz y el calor, en el lugar del mando, el florido cacao está espumoso, la bebida que con flores embriaga. Yo tengo anhelo, lo saborea mi corazón, se embriaga mi corazón, en verdad mi corazón lo sabe: ¡Ave roja de cuello de hule!, fresca y ardorosa, luces tu guirnalda de flores. ¡Oh madre! Dulce, sabrosa mujer, preciosa flor de maíz tostado, sólo te prestas, serás abandonada, tendrás que irte, quedarás descarnada. Aquí tú has venido, frente a los príncipes, tú, maravillosa criatura, invitas al placer. Sobre la estera de plumas amarillas y azules aquí estás erguida. Preciosa flor de maíz tostado, sólo te prestas, serás abandonada, tendrás que irte, quedarás descarnada.

s (Mediados del siglo xiv.) Fue gobernante de Cuauhchinanco, localidad ubicada hoy en el estado de Puebla, a mediados del siglo xiv . Miguel León-Portilla lo llama “Cantor del placer, la mujer y la muerte”. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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Tlaltecatzin

El floreciente cacao ya tiene espuma, se repartió la flor del tabaco. Si mi corazón lo gustara, mi vida se embriagaría. Cada uno está aquí, sobre la tierra, vosotros señores, mis príncipes, si mi corazón lo gustara, se embriagaría. Yo sólo me aflijo, digo: que no vaya yo al lugar de los descarnados. Mi vida es cosa preciosa. Yo sólo soy, yo soy un cantor, de oro son las flores que tengo. Ya tengo que abandonarla, sólo contemplo mi casa, en hilera se quedan las flores. ¿Tal vez grandes jades, extendidos plumajes son acaso mi precio? Solo tendré que marcharme, alguna vez será, yo solo me voy, iré a perderme. A mí mismo me abandono. ¡Ah, mi Dios! Digo: váyame yo, como los muertos sea envuelto, yo cantor, sea así. ¿Podría alguien acaso adueñarse de mi corazón? Yo sólo así habré de irme, con flores cubierto mi corazón. Se destruirán los plumajes de quetzal, los jades preciosos que fueron labrados con arte. ¡En ninguna parte está su modelo sobre la tierra! Que sea así, y que sea sin violencia.

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TOCHIHUITZIN COYOLCHIUHQUI

sólo vinimos a soñar

Así lo dejó dicho Tochihuitzin, así lo dejó dicho Coyolchiuhqui:

De pronto salimos del sueño, sólo vinimos a soñar, no es cierto, no es cierto que vinimos a vivir sobre la tierra. Como yerba en primavera es nuestro ser. Nuestro corazón hace nacer, germinan flores de nuestra carne. Algunas abren sus corolas, luego se secan. Así lo dejó dicho Tochihuitzin. vivisteis el canto ...

Vivisteis el canto, abristeis la flor, vosotros, oh príncipes, yo, Tochihuitzin, soy tejedor de grama, el sartal de flores por allá cae.

s (Fines del siglo xiv-mediados del siglo xv.) Contemporáneo de Nezahualcóyotl, fue hijo de Itzcóatl y señor de Teotaltzinco, pueblo vecino de la región de Huexotzinco, cerca del Iztaccíhuatl. Su sobrenombre Coyolchiuhqui significa “Hacedor de cascabeles”. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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NEZAHUALCÓYOTL

con flores escribes ...*

Con flores escribes las cosas, ¡oh Dador de la Vida!

Con cantos das color, con cantos sombreas a los que han de vivir en la tierra. Después destruirás a águilas y tigres: solamente en tu pintura vivimos, aquí, sobre la tierra. Con tinta negra borrarás lo que fue la hermandad, la comunidad, la nobleza. Tú sombreas a los que han de vivir en la tierra. Después destruirás a águilas y tigres: solamente en tu pintura vivimos, aquí, sobre la tierra. no acabarán mis flores ...*

No acabarán mis flores, no cesarán mis cantos. Yo cantor los elevo, se reparten, se esparcen.

s (1402-1472.) Tlamatinime o sabio del mundo náhuatl. El de más grande fama entre los poetas y filósofos del México antiguo. Poeta, arquitecto y sabio en las cosas divinas. Gobernante supremo de Tezcoco y consejero de Tenochtitlan. A decir de León-Portilla, Nezahualcóyotl tuvo plena conciencia de un legado intelectual milenario que le permitió desarrollar formas extraordinarias de pensamiento y poesía. A lo largo de toda la historia de la poesía mexicana prehispánica, nadie lo iguala en calidad. Su obra (un puñado de poemas) es a la vez emotiva y filosófica y posee la perfección del estilo que otros autores seguirían sin alcanzar su maestría. Por excelencia recibe el sobrenombre del “Rey Poeta”. [*Versiones directas, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla. ** Versiones directas, del náhuatl al español, de Ángel María Garibay K.]

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Nezahualcóyotl

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§ Aun cuando las flores

se marchitan y amarillecen, serán llevadas allá, al interior de la casa del ave de plumas de oro. aunque sea de jade ...*

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto: ¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra? No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea de jade se parte, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.

somos mortales

Percibo lo secreto, lo oculto: ¡Oh vosotros señores! Así somos, somos mortales, de cuatro en cuatro nosotros los hombres, todos habremos de irnos, todos habremos de morir en la tierra. Como una pintura nos iremos borrando. Como una flor nos iremos secando aquí sobre la tierra. Como vestidura de plumaje de ave zacuán, de la preciosa ave de cuello de hule, nos iremos acabando. Meditadlo, señores, águilas y tigres, aunque fuerais de jade, aunque fuerais de oro también allá iréis, al lugar de los descarnados. Tendremos que desaparecer, nadie habrá de quedar.

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Nezahualcóyotl

§ ¿A dónde iremos donde la muerte no exista?

Mas ¿por eso viviré llorando? Percibo lo secreto, lo oculto: ¡Oh vosotros señores! Así somos, somos mortales, de cuatro en cuatro nosotros los hombres, todos habremos de irnos, todos habremos de morir en la tierra. ¿ eres

tú verdadero ?...*

¿Eres tú verdadero, tienes raíz? Sólo quien todas las cosas domina, el Dador de la Vida. ¿Es esto verdad? ¿Acaso no lo es, como dicen? ¡Que nuestros corazones no tengan tormento! Todo lo que es verdadero, lo que tiene raíz, dicen que no es verdadero, que no tiene raíz. El Dador de la Vida sólo se muestra arbitrario. ¡Que nuestros corazones no tengan tormento! en el interior del cielo *

Sólo allá en el interior del cielo tú inventas tu palabra, ¡Dador de la Vida! ¿Qué determinarás? ¿Tendrás fastidio aquí? ¿Ocultarás tu gloria y tu fama en la tierra? ¿Qué determinarás? Nadie puede ser amigo del Dador de la Vida. Amigos, águilas, tigres, ¿a dónde en verdad iremos? Mal hacemos las cosas, oh amigos. Por ello no así te aflijas, eso nos enferma, nos causa la muerte. Esforzaos, todos tendremos que ir a la región del misterio.

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Nezahualcóyotl

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alegraos ...*

Alegraos con las flores que embriagan, las que están en nuestras manos. Que sean puestos ya los collares de flores. Nuestras flores del tiempo de lluvia, fragantes flores, abren ya sus corolas. Por allí anda el ave, parlotea y canta, viene a conocer la casa del dios. Sólo con nuestras flores nos alegramos. Sólo con nuestros cantos perece vuestra tristeza. Oh señores, con esto vuestro disgusto se disipa. Las inventa el Dador de la Vida, las ha hecho descender el inventor de sí mismo, flores placenteras, con esto vuestro disgusto se disipa. soy rico ...*

Soy rico, yo, el señor Nezahualcóyotl. Reúno el collar, los anchos plumajes de quetzal, por experiencia conozco los jades, ¡son los príncipes amigos! Me fijo en sus rostros, por todas partes águilas y tigres, por experiencia conozco los jades, las ajorcas preciosas. contemplo una flor *

Por fin lo comprende mi corazón: Escucho un canto, contemplo una flor. ¡Ojalá no se marchiten!

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Nezahualcóyotl

canto de la huida *

De Nezahualcóyotl cuando andaba huyendo del señor de Azcapotzalco

En vano he nacido, en vano he venido a salir de la casa del dios a la tierra, ¡yo soy menesteroso! Ojalá en verdad no hubiera salido, que de verdad no hubiera venido a la tierra. No lo digo, pero... ¿qué es lo que haré?, ¡oh príncipes que aquí habéis venido!, ¿vivo frente al rostro de la gente?, ¿qué podrá ser?, ¡reflexiona! ¿Habré de erguirme sobre la tierra? ¿Cuál es mi destino?, yo soy menesteroso, mi corazón padece, tú eres apenas mi amigo en la tierra, aquí. ¿Cómo hay que vivir al lado de la gente? ¿Obra desconsideradamente, vive, el que sostiene y eleva a los hombres? ¡Vive en paz, pasa la vida en calma! Me he doblegado, sólo vivo con la cabeza inclinada al lado de la gente. Por esto me aflijo, ¡soy desdichado!, he quedado abandonado al lado de la gente en la tierra. ¿Cómo lo determina tu corazón, Dador de la Vida? ¡Salga ya tu disgusto! Extiende tu compasión, estoy a tu lado, tú eres dios. ¿Acaso quieres darme la muerte? ¿Es verdad que nos alegramos, que vivimos sobre la tierra? No es cierto que vivimos y hemos venido a alegrarnos en la tierra. Todos así somos menesterosos.

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Nezahualcóyotl

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La amargura predice el destino aquí, al lado de la gente. Que no se angustie mi corazón. No reflexiones ya más. Verdaderamente apenas de mí mismo tengo compasión en la tierra. Ha venido a crecer la amargura, junto a ti y a tu lado, Dador de la Vida. Solamente yo busco, recuerdo a nuestros amigos. ¿Acaso vendrán una vez más, acaso volverán a vivir? Sólo una vez perecemos, sólo una vez aquí en la tierra. ¡Que no sufran sus corazones!, junto y al lado del Dador de la Vida. poneos de pie *

¡Amigos míos, poneos de pie! Desamparados están los príncipes, yo soy Nezahualcóyotl, soy el cantor, soy papagayo de gran cabeza. Toma ya tus flores y tu abanico. ¡Con ellos parte a bailar! Tú eres mi hijo, tú eres Yoyontzin. Toma ya tu cacao, la flor del cacao, ¡que sea ya bebida! ¡Hágase el baile, comience el dialogar de los cantos! No es aquí nuestra casa, no viviremos aquí, tú de igual modo tendrás que marcharte. estoy triste ...*

Estoy triste, me aflijo, yo, el señor Nezahualcóyotl. Con flores y con cantos recuerdo a los príncipes, a los que se fueron, a Tezozomoctzin, a Quahquauhtzin.

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Nezahualcóyotl

§ En verdad viven,

allá en donde de algún modo se existe. ¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes, llevarles nuestras flores! ¡Si pudiera yo hacer míos los hermosos cantos de Tezozomoctzin! Jamás perecerá tu renombre, ¡oh mi señor, tú Tezozomoctzin!, así, echando de menos tus cantos, me he venido a afligir sólo he venido a quedar triste, yo a mí mismo me desgarro. He venido a estar triste, me aflijo. Ya no estás aquí, ya no, en la región donde de algún modo se existe, nos dejaste sin provisión en la tierra, por esto, a mí mismo me desgarro. canto de primavera *

En la casa de las pinturas comienza a cantar, ensaya el canto, derrama flores, alegra el canto. Resuena el canto, los cascabeles se hacen oír, a ellos responden nuestras sonajas floridas. Derrama flores, alegra el canto. Sobre las flores canta el hermoso faisán, su canto despliega en el interior de las aguas. A él responden varios pájaros rojos, el hermoso pájaro rojo bellamente canta. Libro de pinturas es tu corazón, has venido a cantar, haces resonar tus tambores, tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera, alegras a las gentes.

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Nezahualcóyotl

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§ Tú sólo repartes

flores que embriagan, flores preciosas. Tú eres el cantor. En el interior de la casa de la primavera, alegras a las gentes. solamente él ...*

Solamente él, el Dador de la Vida. Vana sabiduría tenía yo, ¿acaso alguien no lo sabía? ¿Acaso alguien no? No tenía yo contento al lado de la gente. Realidades preciosas haces llover, de ti proviene tu felicidad, ¡Dador de la Vida! Olorosas flores, flores preciosas, con ansia yo las deseaba, vana sabiduría tenía yo... ¿a

dónde iremos ?...*

¿A dónde iremos donde la muerte no existe? Mas, ¿por esto viviré llorando? Que tu corazón se enderece: aquí nadie vivirá para siempre. Aun los príncipes a morir vinieron, hay incineramiento de gente. Que tu corazón se enderece: aquí nadie vivirá para siempre. nos ataviamos ...**

Nos ataviamos, nos enriquecemos con flores, con cantos: ésas son las flores de la primavera: ¡con ellas nos adornamos aquí en la tierra! Hasta ahora es feliz mi corazón: oigo ese canto, veo una flor: ¡que jamás se marchiten en la tierra!

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Nezahualcóyotl

con flores negras ...**

Con flores negras veteadas de oro entrelaza el bello canto. Con él vienes a engalanar a la gente, tú, cantor: con variadas flores revistes a la gente. Gozad, oh príncipes. ¿Acaso así se vive ahora y así se vive allá en el sitio del misterio? ¿Aún allí hay placer? ¡Ah, solamente aquí en la tierra: con flores se da uno a conocer, con flores se manifiesta uno, oh amigo mío! Engalánate con tus flores, flores color de luciente guacamaya, brillantes como el sol; con flores del cuervo engalanémonos en la tierra, aquí, pero sólo aquí. Sólo un breve instante sea así: por muy breve tiempo se tienen en préstamo sus flores. Ya son llevadas a su casa y al lugar de los sin cuerpo, también su casa, y no con eso así han de perecer nuestra amargura, nuestra tristeza. los cantos son nuestro atavío **

Como si fueran flores los cantos son nuestro atavío, oh amigos: con ellos venimos a vivir en la tierra. Verdadero es nuestro canto, verdaderas nuestras flores, el hermoso canto. Aunque sea jade, aunque sea oro, ancho plumaje de quetzal... ¡Que lo haga yo durar aquí junto al tambor! ¿Ha de desaparecer acaso nuestra muerte en la tierra?

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Nezahualcóyotl

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Yo soy cantor: aunque sea así. Con cantos nos alegramos, nos ataviamos con flores aquí. ¿En verdad lo comprende nuestro corazón? ¡Eso hemos de dejarlo al irnos: por eso lloro, me pongo triste! Si es verdad que nadie ha de agotar su riqueza, tus flores, oh Árbitro Sumo... Debemos dejarlas al irnos: ¡por eso lloro, me pongo triste! Con flores aquí se entreteje la nobleza, la amistad. Gocemos con ellas, casa universal suya es la tierra. ¿En el sitio de lo misterioso aún habrá de ser así? Ya no como aquí en la tierra: las flores, los cantos solamente aquí perduran. Solamente aquí una vez haya galas de uno a otro. ¿Quién es conocido así allá? ¿Aún de verdad hay allá vida? ¡Ya no hay allá tristeza, allá no recuerdan nada... ay! ¿Es verdad nuestra casa: también allá vivimos? ¡ ay

de mí !...**

¡Ay de mí: sea así! No tengo dicha en la tierra, aquí. ¡Ah, de igual modo nací, de igual modo fui hecho hombre! ¡Ah, sólo el desamparo he venido a conocer aquí en el mundo habitado!

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Nezahualcóyotl

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§ ¡Que haya aún trato mutuo

aquí, oh amigos míos: solamente aquí en la tierra! Mañana o pasado, como lo quiera el corazón de aquel por quien todo vive, nos hemos de ir a su casa. ¡Oh amigos, démonos gusto! ¡ en

buen tiempo vinimos a vivir !...**

¡En buen tiempo vinimos a vivir, hemos venido en tiempo primaveral! ¡Instante brevísimo, oh amigos! ¡Aun así tan breve, que se viva! Yo soy Yoyontzin: aquí se alegran nuestros corazones, nuestros rostros: hemos venido a conocer vuestras bellas palabras. Instante brevísimo, oh amigos! ¡Aun así tan breve, que se viva!

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AXAYÁCATL

canto

Ha bajado aquí a la tierra la muerte florida,

se acerca ya aquí, en la región del color rojo la inventaron quienes antes estuvieron con nosotros. Va elevándose el llanto, hacia allá son impelidas las gentes, en el interior del cielo hay cantos tristes, con ellos va uno a la región donde de algún modo se existe. Eras festejado, divinas palabras hiciste, a pesar de ello has muerto. El que tiene compasión de los hombres, hace torcida invención. Tú así lo hiciste. ¿Acaso no habló así un hombre? El que persiste, llega a cansarse. A nadie más forjará el Dador de la Vida. ¡Día de llanto, día de lágrimas! Tu corazón está triste. ¿Por segunda vez habrán de venir los señores? Sólo recuerdo a Itzcóatl, por ello la tristeza invade mi corazón. ¿Es que ya estaba cansado, venció acaso la fatiga al Dueño de la Casa, al Dador de la Vida? A nadie hace él resistente sobre la tierra. ¿A dónde tendremos que ir? Por ello la tristeza invade mi corazón. Continúa la partida de gentes, todos se van. Los príncipes, los señores, los nobles nos dejaron huérfanos.

s (1449-1481.) Poeta y gobernante de Tenochtitlan. Hijo del príncipe azteca Tezozomoctzin y hermano de Tízoc y Ahuítzotl, que también alcanzaron el rango de supremo señor o tlatoani. “Si como gobernante de la nación azteca pasó por propio derecho a la historia, como poeta ha de incluirse también en la serie de los grandes maestros de la palabra nacidos en MéxicoTenochtitlan”, afirma León-Portilla. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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Axayácatl

¡Sentid tristeza, oh vosotros señores! ¿Acaso vuelve alguien, acaso alguien regresa de la región de los descarnados? ¿Vendrán a hacernos saber algo Motecuhzoma, Nezahualcóyotl, Totoquihuatzin? Nos dejaron huérfanos, ¡sentid tristeza, oh vosotros señores! ¿Por dónde anda mi corazón? Yo, Axayácatl, los busco, nos abandonó Tezozomoctli, por eso yo a solas doy salida a mi pena. A la gente del pueblo, a las ciudades, que vinieron a gobernar los señores, las han dejado huérfanas. ¿Habrá acaso calma? ¿Acaso habrán de volver? ¿Quién acerca de esto pudiera hacerme saber? Por eso yo a solas doy salida a mi pena.

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NEZAHUALpilli

canto

Así vino a perecer Huexotzinco

Estoy embriagado,

está embriagado mi corazón: Se yergue la aurora, ya canta el ave zacuán sobre el vallado de escudos, sobre el vallado de dardos. Alégrate, tú, Tlacahuepan, tú, nuestro vecino, cabeza rapada, como cuexteca de cabeza rapada. Embriagado con licor de aguas floridas, allá en la orilla del agua de los pájaros, cabeza rapada. Los jades y las plumas de quetzal con piedras han sido destruidos, mis grandes señores, los embriagados por la muerte, allá en las sementeras acuáticas, en la orilla del agua, los mexicanos en la región de los magueyes. El águila grita, el jaguar da gemidos, oh tú, mi príncipe, Macuilmalinalli, allí, en la región del humo, en la tierra del color rojo rectamente los mexicanos hacen la guerra. Yo estoy embriagado, yo cuexteca, yo de florida cabellera rapada, una y otra vez bebo el licor floreciente.

s (1464-1515.) Sabio y poeta, hijo de Nezahualcóyotl, sucedió a su padre como señor de Tezcoco. La historia dice de él que fue un hombre justo y un gobernante que promulgó leyes a las que él mismo se sometió, porque justicia y poesía tenían para él un mismo significado. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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Nezahualpilli

Que se distribuya el florido néctar precioso, oh hijo mío, tú, hombre joven y fuerte, yo palidezco. Por donde se extienden las aguas divinas, allí están enardecidos, embriagados los mexicanos con el florido licor de los dioses. Al chichimeca yo ahora recuerdo, por esto sólo me aflijo. Por esto yo gimo, yo Nezahualpilli, yo ahora lo recuerdo. Sólo allá está, donde abren sus corolas las flores de guerra, yo lo recuerdo y por eso ahora lloro. Sobre los cascabeles Chailtzin, en el interior de las aguas se espanta. Ixtlilcuecháhuac con esto muestra arrogancia, se adueña de las plumas de quetzal, de las frías turquesas se adueña el cuextécatl. Ante el rostro del agua, dentro de la guerra, en el ardor del agua y el fuego, sobre nosotros con furia se yergue Ixtlilotoncochotzin, por esto se muestra arrogante, se apodera de los plumajes de quetzal, de las frías turquesas se adueña. Anda volando el ave de plumas finas, Tlacahuepatzin, mi poseedor de las flores, como si fueran conejos los persigue el joven fuerte, el cuexteca en la región de los magueyes. En el interior del agua cantan, dan voces las flores divinas. Se embriagan, dan gritos, los príncipes que parecen aves preciosas, los cuextecas en la región de los magueyes. Nuestros padres se han embriagado, embriaguez de la fuerza. ¡Comience la danza! A su casa se han ido los dueños de las flores ajadas, los poseedores de los escudos de plumas, los que guardan las alturas, los que hacen prisioneros vivientes, ya danzan. Arruinados se van los dueños de las flores ajadas, los poseedores de los escudos de plumas.

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Nezahualpilli

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§ Ensangrentado va mi príncipe,

amarillo señor nuestro de los cuextecas, el ataviado con faldellín color de zapote, Tlacahuepan se cubre de gloria, en la región misteriosa donde de algún modo se existe. Con la flor del licor de la guerra se ha embriagado mi príncipe, amarillo señor nuestro de los cuextecas. Matlaccuiatzin se baña con el licor florido de guerra. Juntos se van adonde de algún modo se existe. Haz ya resonar la trompeta de los tigres, el águila está dando gritos sobre mi piedra donde se hace el combate, por encima de los señores. Ya se van los ancianos, los cuextecas están embriagados con el licor florido de los escudos, se hace el baile en Atlixco. Haz resonar tu tambor de turquesas, maguey embriagado con agua florida, tu collar de flores, tu penacho de plumas de garza, tú el del cuerpo pintado. Ya lo oyen, ya acompañan las aves de cabeza florida, al joven fuerte, al dueño de los escudos de tigre que ha regresado. Mi corazón está triste, soy el joven Nezahualpilli. Busco a mis capitanes, se ha ido el señor, quetzal floreciente, se ha ido el joven y fuerte guerrero, el azul del cielo es su casa. ¿Acaso vienen Tlatohuetzin y Acapipíyotl a beber el florido licor aquí donde lloro?

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CUACUAUHTZIN

canto triste

F

lores con ansia mi corazón desea. Que estén en mis manos. Con cantos me aflijo, sólo ensayo cantos en la tierra. Yo, Cuacuauhtzin, con ansia deseo las flores, que estén en mis manos, yo soy desdichado. ¿A dónde en verdad iremos que nunca tengamos que morir? Aunque fuera yo piedra preciosa, aunque fuera oro, seré yo fundido, allá en el crisol seré perforado. Sólo tengo mi vida, yo, Cuacuauhtzin, soy desdichado. Tu atabal de jades, tu caracol rojo y azul así los haces ya resonar, tú, Yoyontzin. Ya ha llegado, ya se yergue el cantor. Por poco tiempo alegraos, vengan a presentarse aquí los que tienen triste el corazón. Ya ha llegado, ya se yergue el cantor. Deja abrir la corola a tu corazón, deja que ande por las alturas.

s (Mediados del siglo xv.) Gobernante de Tepechpan, señorío tributario del reino de Tezcoco situado al suroeste de Teotihuacan. Fue también forjador de cantos y su “Canto triste” lo motivó el darse cuenta de las ocultas intenciones que tenía Nezahualcóyotl al enviarlo a la guerra contra los tlaxcaltecas: conseguir su muerte y apoderarse de su prometida Azcalxochitzin. Todo lo cual sucedió de la forma planeada por el rey de Tezcoco: Cuacuauhtzin murió en la guerra y Nezahualcóyotl hizo suya a Azcalxochitzin. De esta relación nació Nezahualpilli, pero el episodio quedó como uno de los actos indignos del “Rey Poeta”, cuya reputación era, en general, de hombre justo. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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C uacuauhtzin

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Tú me aborreces, tú me destinas a la muerte. Ya me voy a su casa, pereceré. Acaso por mí tú tengas que llorar, por mí tengas que afligirte, tú, amigo mío, pero yo ya me voy, yo ya me voy a su casa. Sólo esto dice mi corazón, no volveré una vez más, jamás volveré a salir sobre la tierra, yo ya me voy, ya me voy a su casa. Sólo trabajo en vano, gozad, gozad, amigos nuestros. ¿No hemos de tener alegría, no hemos de conocer el placer, amigos nuestros? Llevaré conmigo las bellas flores, los bellos cantos. Jamás lo hago en el tiempo del verdor, sólo soy menesteroso aquí, sólo yo, Cuacuauhtzin. ¿No habremos de gozar, no habremos de conocer el placer, amigos nuestros? Llevaré conmigo las bellas flores, los bellos cantos.

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MACUILXOCHITZIN

canto

Elevo mis cantos,

yo, Macuilxóchitl, con ellos alegro al Dador de la Vida, ¡comience la danza! ¿Adonde de algún modo se existe, a la casa de Él se llevan los cantos? ¿O sólo aquí están vuestras flores?, ¡comience la danza! El matlatzinca es tu merecimiento de gentes, señor Itzcóatl: ¡Axayacatzin, tú conquistaste la ciudad de Tlacotépec! Allá fueron a hacer giros tus flores, tus mariposas. Con esto has causado alegría. El matlatzinca está en Toluca, en Tlacotépec. Lentamente hace ofrenda de flores y plumas al Dador de la Vida. Pone los escudos de las águilas en los brazos de los hombres, allá donde arde la guerra, en el interior de la llanura. Como nuestros cantos, como nuestras flores, así, tú, el guerrero de cabeza rapada, das alegría al Dador de la Vida. Las flores del águila quedan en tus manos, señor Axayácatl.

s (Mediados del siglo xv.) Hija de Tlacaélel, célebre consejero de los reyes aztecas. Nació en México-Tenochtitlan. Su nombre significa 5-Flor. Fue, a decir de León-Portilla, una poetisa de mucha ternura e ingenio. Aparte del “Canto”, no se conocen otras composiciones suyas. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.]

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Macuilxochitzin

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Con flores divinas, con flores de guerra queda cubierto, con ellas se embriaga el que está a nuestro lado. Sobre nosotros se abren las flores de guerra, en Ehcatépec, en México, con ellas se embriaga el que está a nuestro lado. Se han mostrado atrevidos los príncipes, los de Acolhuacan, vosotros los tepanecas. Por todas partes Axayácatl hizo conquistas, en Matlatzinco, en Malinalco, en Ocuillan, en Tequayola, en Xohcotitlan. Por aquí vino a salir. Allá en Xiquipilco a Axayácatl lo hirió en la pierna un otomí, su nombre era Tlílatl. Se fue éste a buscar a sus mujeres, les dijo: “Preparadle un braguero, una capa, se los daréis, vosotras que sois valientes.” Axayácatl exclamó: –“¡Que venga el otomí que me ha herido en la pierna!” El otomí tuvo miedo, dijo: –“¡En verdad me matarán!” Trajo entonces un grueso madero y la piel de un venado, con esto hizo reverencia a Axayácatl. Estaba lleno de miedo el otomí. Pero entonces sus mujeres por él hicieron súplica a Axayácatl.

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AYOCUAN CUETZPALTZIN

¡ que

permanezca la tierra !...

¡Que permanezca la tierra!

¡Que estén en pie los montes! Así venía hablando Ayocuan Cuetzpaltzin. En Tlaxcala, en Huexotzinco. Que se repartan flores de maíz tostado, flores de cacao. ¡Que permanezca la tierra!

las flores y los cantos

Del interior del cielo vienen las bellas flores, los bellos cantos. Los afea nuestro anhelo, nuestra inventiva los echa a perder, a no ser los del príncipe chichimeca Tecayehuatzin. ¡Con los de él, alegraos! La amistad es lluvia de flores preciosas. Blancas vedijas de plumas de garza, se entrelazan con preciosas flores rojas:

s (Segunda mitad del siglo xv-principios del siglo xvi.) Poeta y sabio, oriundo de la región poblana, gobernó el señorío de Tecamachalco. Su vocación por la poesía lo llevó a viajar y relacionarse con otros “forjadores de palabras” lo mismo en Huexotzinco que en Tlaxcala. En la misma tradición de Nezahualcóyotl, tiene por tema preferido la fugacidad de la existencia. [Versión directa, del náhuatl al español, de Miguel León-Portilla.] Lecturas recomendadas para esta sección Garibay Kintana, Ángel María, Poesía indígena de la altiplanicie, sexta edición, Universidad Nacional Autónoma de México (unam ), México, 1992 [primera edición, 1940]. ——, La literatura de los aztecas, Joaquín Mortiz, México, 1979. ——, Poesía indígena, unam , México, 1982. León-Portilla, Miguel, Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista, vigésimo novena edición corregida y aumentada, unam , 2007 [primera edición, 1959]. ——, Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, Fondo de Cultura Económica (fce ), México, 2006 [primera edición, 1961]. ——, Trece poetas del mundo azteca, Secretaría de Educación Pública (sep ), México, 1972. ——, Literaturas indígenas de México, Mapfre-fce , México, 1992. ——, Quince poetas del mundo náhuatl, Diana, México, 1994. ——, La tinta negra y roja. Antología de poesía náhuatl, Era-El Colegio Nacional-Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2008. Martínez, José Luis, Nezahualcóyotl: vida y obra, fce , México, 1972.

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Ayocuan Cuetzpaltzin

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en las ramas de los árboles, bajo ellas andan y liban los señores y los nobles. Vuestro hermoso canto: un dorado pájaro cascabel, lo eleváis muy hermoso. Estáis en un cercado de flores. Sobre las ramas floridas cantáis. ¿Eres tú, acaso, un ave preciosa del Dador de la Vida? ¿Acaso tú al dios has hablado? Tan pronto como visteis la aurora, os habéis puesto a cantar. Esfuércese, quiera mi corazón, las flores del escudo, las flores del Dador de la Vida. ¿Qué podrá hacer mi corazón? En vano hemos llegado, hemos brotado en la tierra. ¿Sólo así he de irme, como las flores que perecieron? ¿Nada quedará de mi nombre? ¿Nada de mi fama aquí en la tierra? ¡Al menos flores, al menos cantos! ¿Qué podrá hacer mi corazón? En vano hemos llegado, hemos brotado en la tierra. Gocemos, oh amigos, haya abrazos aquí. Ahora andamos sobre la tierra florida. Nadie hará terminar aquí las flores y los cantos, ellos perduran en la casa del Dador de la Vida. Aquí en la tierra es la región del momento fugaz. ¿También es así en el lugar donde de algún modo se vive? ¿Allá se alegra uno? ¿Hay allá amistad? ¿O sólo aquí en la tierra hemos venido a conocer nuestros rostros?

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Ayocuan Cuetzpaltzin

canto en loor de huexotzinco

Asediada, odiada sería la ciudad de Huexotzinco, si estuviera rodeada de dardos. Huexotzinco circundada de espinosas flechas. El timbal, la concha de tortuga repercuten en vuestra casa, permanecen en Huexotzinco. Allí vigila Tecayehuatzin, el señor Quecéhuatl, allí tañe la flauta, canta, en su casa de Huexotzinco. Escuchad: hacia acá baja nuestro padre el dios. Aquí está su casa, donde se encuentra el tamboril de los tigres, donde han quedado prendidos los cantos al son de los timbales. Como si fueran flores, allí se despliegan los mantos de quetzal en la casa de las pinturas. Así se venera en la tierra y el monte, así se venera al único dios. Como dardos floridos e ígneos se levantan tus casas preciosas. Mi casa dorada de las pinturas, ¡también es tu casa, único dios!

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ÍNDICE s

Prólogo, Juan Domingo Argüelles, 25

Lü / El andariego, 65 Ojo de agua, 66 Al margen indomable, 67

primera parte

Los años cincuenta: modernidad y crisis Alberto Blanco (1951) La mesa puesta, 43 Un escéptico Noé, 43 Mi tribu, 45 El salmo de la piedra, 45 Teoría de fractales, 47 Nostalgia, 48 Mi laberinto, 48 Mala memoria, 50 Coral Bracho (1951) De sus ojos ornados de arenas vítreas, 53 En la humedad cifrada, 54 Sus brillos graves y apacibles, 55 Tus lindes: grietas que me develan, 55 Tierra viva, 56 Hebras de sal, 57 La delicada flor del agua, 57 Desde esta luz, 57 Sobre él discurren con suavidad, 58 Que ahorita vuelve, 59 Ese espacio, ese jardín, 59 Todo lo desdice en silencio, 60 Hay lugares, 60 Su aflorada señal, 61 Reloj de arena, 61 Plaza con palomas, 61 Lluvia de oro sobre el estero, 61 Luis Cortés Bargalló (1952) Retablo, 62 Itinerario de “la mosca”, 62 Mañanero, 63 Camino a casa, 63 La cascada de Amida, 64 Lucrecio, 64 India Song, 64

Eduardo Casar (1952) Conjuro y contigo, 68 Quisiera estar, 68 Fábula de la anguila y el pulpo, 69 Los de arriba, 69 Ética a Nicómaco, 70 Hierofanías, 71 Al mar le debe, 71 Esa ola, 72 No me río de la muerte, 72 Anisotropía, 73 Niño, 73 Víctor Manuel Cárdenas (1952) Balada en blues apócrifo para Bessie Smith, 74 Crónica 2, 75 In / utilidad de la poesía, 76 Peces, 76 Bautismo, 77 El señor Eliot / Lloyd’s, 78 Eduardo Milán (1952) Alegría…, 80 Si este lenguaje…, 80 Salir a la pérdida…, 81 Sobre la tierra…, 81 Hora de que explique…, 82 Deriva de América…, 82 Ese que anda…, 83 “Todos los días”…, 84 Difícil para el extranjero…, 85 Pura López Colomé (1952) Dramatis personae, 86 Epímone, 87 Esclerótica, 87 Sacrificio, 88 Remanso, 88 Entre volcanes, 89


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Antología

general de la poesía mexicana

Y el anturio, impávido, 90 Atormentada, 90 Güiro, 91 Eduardo Langagne (1952) Dispersiones, 92 El que bebió esa noche, 93 Testimonio, 94 Atención, 94 Navegantes, 94 Me pondré la manzana, 95 Igual que las semillas, 95 Misterios, 96 Canto por el hombre que bebía música, 96 La mesa del escribano, 96 El oficio, 97 Antonio Leal (1952) ¡Thalassa!, 98 Lilith, 100 Ritual del tigre, 101 Simiótica, 102 Héctor Carreto (1953) El poeta regañado por la musa, 103 Palabra de corrector, 104 Los dos mecenas, 104 Mal de amor, 104 La cierva, 105 Tentaciones de San Héctor, 105 La comezón del séptimo año, 106 Chocolate amargo, 107 Viernes Santo en Madrid, 107 El olor de las ciudades, 108 Edmundo Lizardi (1953) Baja Times, 109 Sandro Cohen (1953) Pienso, también…, 120 Guárdame de los nervios…, 120 Hay amantes que flotan…, 121 La oscuridad…, 121 Entre las manos y la espalda…, 122 ¿Y esto qué es…?…, 122 Tu cuerpo sobre sombras…, 122 No me abandones…, 123 Estaba oscuro…, 123 Pon tu voz en mis labios…, 124 Morir a veces, 124

Marcelo Uribe (1953) La casa, 125 Vestigio, 127 Día de Muertos, 128 Rondó, 128 El silencio del horizonte, 129 Mario Santiago Papasquiaro (1953-1998) Callejón sin salida, 130 Jeta de santo, 132 ¡A su salud / Mi Diosa Blanca!, 133 Viva encarnación & fuga, 133 Correspondencia infra, 133 Aromas de Tijuana, 134 Desahogo, 134 A capella, 135 Rafael Torres Sánchez (1953) Yo tuve un águila…, 136 Mejor los ojos…, 137 La Judea, 137 Licántropos, 139 La playa de los ermitaños, 139 Para empezar a cantar, 140 El Cú, 141 Manuel Ulacia (1953-2001) El poema, 142 La tumba de Perséfone, 142 Ciudad de México, 143 Origami para un día de lluvia, 143 Fiesta en un jardín de Tánger, 145 Viento, 145 Alfredo Espinosa (1954) Joven poeta…, 146 Pertenencia, 147 Mientras agonizo, 147 Estás sobre mí…, 148 Arte poética, 149 Humo triste, 149 Si algún día lees esto…, 150 Tienes magia…, 150 Tú, 150 Rolando Rosas Galicia (1954) Envío, 151 En alguna parte ojos de mundo, 151 Maldito amor, 152 Huérfano de ti…, 152


Índice

Todo animal…, 152 Los zapatos, 153 Calzones, 153 Olvidos, 154 Jardinería, 154 Caballo viejo, 154 Carlos Santibáñez (1954) Era la playa, 156 Para decir buen provecho, 157 Ricardo Castillo (1954) Amo a la persona del plural…, 159 El poeta del jardín, 160 Bajas del camión…, 160 Las nalgas, 161 Oda a las ganas, 162 Los perros mis hermanos…, 162 Recorrió mentalmente el cadáver…, 163 El alacrán se movía en el charco…, 163 Lo dejo todo…, 164 Ethel Krauze (1954) ¿Recuerdas cómo era la lluvia…?…, 165 Se llama…, 166 ¿De qué está hecha la mar…?, 166 Como desbocados pájaros…, 167 También nosotros hablamos de la rosa…, 167 Qué bueno que soy así…, 168 Qué bueno que no se arredra…, 168 Qué bueno…, 168 Vicente Quirarte (1954) Preludio para desnudar a una mujer, 169 De Filippo Lippi para Lucrezia Buti, 170 Armados, 172 Víctor Manuel Mendiola (1954) Mar, 177 La piedra, 178 El huevo duro, 178 Poética, 178 Me quiero ir al mar de Francisco Icaza, 179 Eclipse, 179 La enredadera, 180 Vuelo 294, 180 Carretera, 181 Autopista, 181 Dos poemas en el mar, 181

Carmen Boullosa (1954) Silencio, 183 Identidad, 183 Niebla, 184 Carta al lobo, 188 Daniel López Acuña (1954) Náufragos, 190 Postales, 190 La piel y el escorpión, 191 Voluntad del silencio, 191 Venus ilicitana, 192 Viaje a Oaxaca, 194 Tomás Calvillo (1955) Noche, 195 Reunión, 195 Pregunta, 196 El oasis de la fe, 196 Tras la palabra, 197 La única tarea, 197 Filosofía V, 198 Un poco de aire, 198 Tabing dagat / Junto al mar, 199 Roberto Vallarino (1955-2002) Tradición, 200 Nocturno, 200 Acorde, 200 Placer, 201 Visión, 201 Cuento, 202 Cicatriz, 202 Nota roja, 202 El sofista, 203 En el fondo vacío de un espejo, 203 Lo que desconocemos, 203 Fabio Morábito (1955) Cuarteto de Pompeya, 204 Mi regular aparición, 206 Oigo los coches, 206 Mudanza, 207 Para que se fuera la mosca…, 208 Siempre me piden poemas inéditos…, 209 Orejas, 209 Como delante de un prado una vaca…, 210

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Antología

Myriam Moscona (1955) Carta de naturalización, 211 Instructivo para descifrar un mal, 211 Matusalenismo, 213 Tánger, 213 Tetuán, 214 Son para el vacío, 215 Tiresias, 215 Las preguntas de Natalia, 215 Verónica Volkow (1955) Petición, 217 Despedida, 218 El señor de los ruidos, 218 La catedral de sal, 219 Iniciación, 220 Invierno, 220 Trópico, 220 El regreso, 221 Arcano 6. Los amantes, 221 Arcano 13. La muerte, 222 Jorge Valdés Díaz-Vélez (1955) Cuando amanece, 223 Las flores del mall, 223 Parque México, 224 El fotógrafo y la modelo, 224 Plomari, 225 La mesa, 225 Los sonámbulos, 226 Naturalezas vivas, 226 Polaroid, 227 Sunset Prive Suite, 227 Primera División, 228 Silvia Tomasa Rivera (1956) Yo nací en marzo…, 229 El hombre y el tiempo, 229 La ciudad, 230 La canción de la tierra…, 231 Ciega…, 231 Bocasierra…, 231 Las cabras pacen…, 232 Mi antiguo padre…, 233 Margarito Cuéllar (1956) Aeróbic de los clones, 235 Doctor Vértiz 185, interior 5, 236 Imposibilidades, 236 Estas calles de abril, 237

general de la poesía mexicana

Los años, 237 De nada sirve tener siete vidas, 238 Javier Sicilia (1956) Permanencia en los puertos, 239 Oro, 240 Francisco de Asís, 241 Pascua, 242 Juan 21, 7 o los clavadistas, 242 Época, 244 Ya no hay más que decir…, 245 Kyra Galván (1956) Ante la tumba de Dylan Thomas, 246 Contradicciones ideológicas al lavar un plato, 247 Extranjero, 249 La paradoja de Shrödinger, 250 Netzahualcóyotl recorre las islas, 250 Morisque, 252 Vaticinio, 252 Luis Miguel Aguilar (1956) La cama angosta, 253 Las gemelas, prostitutas, 254 Cesare Pavese, 254 El pelotero, 254 El comienzo, 255 El futbol de antaño, 256 La venganza, 257 Tres veces quise abrazar…, 258 Blanca Luz Pulido (1956) Del fuego, 260 Sueño de la estatua, 260 Tu rostro, 261 Canta el agua, 261 Ensayo de un árbol, 262 Viaje inmóvil, 262 Pájaros, 263 La tentación del mar, 263 A la mano izquierda, 264 Nelly Keoseyán (1956) Canto a la cierva, 265 En la prisión de San Francisco de Asís, 267 Paisaje de ventana en Nueva York, 268 Catedral de Zacatecas, 269


Índice

Francisco Torres Córdova (1956) La ranura del ojo, 270 La flauta en el desierto, 271 Así la voz, 272 Berenice, 274 Jorge Esquinca (1957) Oración a la Virgen de los Rieles, 276 Casa de salud, 277 El perro, 277 La tromba, 277 Un gorrión, 278 Prosa de Inés camino al cielo, 278 Contraveneno, 278 El lazo y la trampa, 279 Consolament, 280 La última moneda, 281 Minerva Margarita Villarreal (1957) Canto de Penélope desde las playas de Ítaca, 283 Yo vivo en Concepción…, 284 El día avanzaba…, 285 Fuego en el centro de la página…, 285 Esta herida…, 286 Sueño de un lienzo…, 287 La casa…, 287 Pedro Serrano (1957) Desierto, 288 La consagración, 288 Parsifal (El azoro), 289 Turba, 289 Celebrook Row, 290 Trenecito, 290 Golondrinas, 291 Escolares en Vía Augusta, 291 Cala de Aiguafreda, 292 Wanderer, 292 El conejo y la chistera, 293 Carlos López Beltrán (1957) El ángel, 294 El faro, 294 Día de campo, 295 Fiebre, 296 Retrato, 296 Dísticos de resaca, 297 Hasta que por fin, 300

Lucía Rivanedeyra (1957) Dicen, 301 Metamorfosis, 301 Costura, 301 Aritmética, 302 Miseria, 302 Credo, 302 Tercera luna, 302 Los suicidas (V), 303 Sol y sombra (el sexto), 303 Los sentidos (oído), 304 Hipocondría y salud (anestesia), 304 Manuel Andrade (1957) Una fotografía de don José Lezama Lima, 305 Jardines verticales, 306 Ícaro sueña, 307 Una fotografía, 308 La vida por el arte, 309 Víctor Toledo (1957) Canto del caracol, 311 Continuación del sueño de John Donne, 312 Alguna vez…, 313 Yo tenía un búmerang, 314 La rosa amada, 316 En el muro del aire, 316 José Ángel Leyva (1958) Peces amarillos, 317 Cine Imperio, 318 El alacrán, 319 Duranguraños, 320 Fernando Ruiz Granados (1958) Ever more, 322 El mar, 323 Arena, 323 Toda luz avanza hacia la sombra, 324 At-Jarid, 325 Arca, 325 Ensayo de un árbol, 326 Francisco Segovia (1958) Álamo blanco, 327 Doblaje de la escena, 327 Dibujo a la luz de la luna, 328 Naturaleza muerta, 328 Ahí donde duermes, 329

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Antología

general de la poesía mexicana

Traza, 329 En el atrio, 330

Campanadas del alba, 374 La ciudad, 375

Marianne Toussaint (1958) Comienzo a deshabitarla, 333 Infancia, 335 Marruecos, 335 Último viaje, 337

Carmen Leñero (1959) Están los campos vacíos…, 376 La vida…, 376 Tiempo…, 376 La extraña, 376 El bobo, 377 El jardín, 378 Río, 378 Máximas del sapo, 380

Gabriel Trujillo Muñoz (1958) 1968: Riding to the Storm, 338 Civilización, 342 Carmen Villoro (1958) Herida luz, 345 El giro del bailarín, 347 Ángeles, 349 La casa, 349 Fútbol, 350 Niña de ojos grises, 351 Regreso de Mariana, 351 Jorge Humberto Chávez (1959) El poema modesto para Guillaume Apollinaire, 352 El poema llamado América, 354 Apia, a 10,668 m, 355 Yo le hubiera leído este poema, 355 Austin, dic. 31 de 2010, 356 José Javier Villarreal (1959) Otoño, 358 Canción de primavera, 358 Elegía frente al mar, 359 Canción de noviembre, 359 Tijuana, 360 Poemas morales, 360 In memoriam, 362 Campo Alaska, 362

Javier España (1960) Reencuentro, 381 Agorería, 381 Vigilia profanada, 382 Plagios, 382 Axioma del círculo, 382 En hastío, 383 Piedra de toque, 383 Neblina para cegar ángeles, 384 Entre vestigios…, 384 El ayer es fisura…, 384 Un cuadro, 385 Otra vez el miedo, 385 Benjamín Valdivia (1960) Entrada, 386 Luna verde, 387 Muchachas, 387 Credo, 387 Origen, 388 Otras formas, 388 La poesía es este ruido, 388 La corona, 389 Historia del fuego, 389 Hoja olvidada, 390

Tedi López Mills (1959) Secuela, 364 Nieve, 366 Contracorriente, 367 Muerte en la rúa Augusta, 368

Rodolfo Mata (1960) Ventriloquía, 391 Justicia salomónica, 392 Irene, 392 Perdita, 393 Tloque nahuaque, 394

Baudelio Camarillo (1959) Arpegios, 371 Escombros, 372 Sueño, 374

Juan José Macías (1960) Deo volente, 396 Viene Hölderlin, 398 Expansión de las cosas infinitas, 401


Índice

Roberto Rico (1960) Chiapa de Corzo, 403 Parlamas, 404 Calzada de los Misterios, 404 Claro de luna, 404 Aljibe de José Lezama Lima, 405 Fosa común, 405 La merienda, 405 Trifolio por Isabel Rico, 406 Enardecido henar, 406 Miramientos en Toniná, 407 Escena dantesca I, 407 Aurelio Asiain (1960) De qué modo se escriben los poemas, 408 De qué modo me escuchas, 409 Como estas palabras, 410 El rumor, 410 Yo no te busco…, 411 Sílaba secreta, 411 Hotel, 411 Lo que hay es la luz, 412 Borde, 413 Voz del pozo, 413 Algarabía, 413 Lengua, 413 Envío, 413

segunda parte

La década del sesenta: crítica y renovación Luis Armenta Malpica (1961) Danzón dedicado a los trashumantes, 417 Bolero de reconciliación, 418 Ritual, 419

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Claroscuro, 430 Argonautas, 431 Encausto, 431 Verano, 432 Abrasados, 432 Grutas, 432 Sergio Cordero (1961) La bicicleta, 433 Cuarto de asistencia, 434 Currículum vitae, 434 Respuesta del poeta marginal, 435 Repudia la razón, 435 El otro poeta, 436 Nosotros (Carta a mi hija), 436 El abuelo materno, 437 Fobos, 437 Malva Flores (1961) Todo es perfecto…, 438 El sol en su cenit…, 438 Casa nómada, 439 Los largos pasajes…, 441 Siempre es tarde…, 441 Vuelta, 442 Francisco Magaña (1961) Derechos de autor, 443 Dana Gelinas (1962) Interstate 35 Highway, 447 A la luz de las velas, 448 Un corazón de chocolates, 449 Cómo leer la Biblia en caso de ser apolítico, 449 Agua, 450 Lápida para una mujer liberada, 451 Mañana es otoño, 451

Alfonso Orejel (1961) Huésped, 423 Piano, 424 Partir, 425 Certeza, 426

María Baranda (1962) Atlántica y El Rústico, 452 Dylan y las ballenas, 454 Ávido mundo, 457

Félix Suárez (1961) La mañana es azul…, 428 Sísifo, 428 Zanjados ya…, 429 Miro cómo el azolve…, 429 Tizne y carbones…, 430 Poscoital I, 430

Luis Medina Gutiérrez (1962) Sirena en blanco, 459 Nada el día, 460 Olímpica tu nombre, 460 Nocturno, 460 Ofrenda a la muchacha adolescente, 461 Canto esponsal, 462


Antología

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Eduardo Vázquez Martín (1962) Sirenas, 463 Canción de la vida, 464 Veracruz, 465 Último deseo, 466 Coda, 467 Luis Ignacio Helguera (1962-2003) Patio verde, 468 Pozo, 468 Murciélago a mediodía, 469 Pinocho, 469 Obituario, 469 La tortuga, 469 El cangrejo, 469 El lirón, 470 La luciérnaga, 470 Extravío, 470 Concierto, 470 Tala, 470 Peón, 471 Zugzwang, 471 Rubén Rivera (1962) Crepúsculo de nubes, 472 Natalia, 472 Los cangrejos corren, 472 Bocanadas de brisa, 473 La primavera se aleja, 473 Noche de luciérnagas, 473 Insomnio, 473 Ruta de Artaud, 474

(1963)

Hemicránea, 482 Deshielo, 483

de

Ayer recorrí Tebas…, 485 Lo mejor del río fue la libélula…, 485 Mato por rabia…, 485 Vestido de escarabajos de Jan Fabre, 486 Parque Forest, 487 Josué Ramírez (1963) El instante, 488 Futura, 488 Tepozán, 489 La ficción y las cosas, 489 En un eje periférico, 490 Obturador, 491 Silvia Eugenia Castillero (1963) La espera, 493 Plaza Saint-Sulpice, 493 Tu canto, 494 Tour Saint-Jacques, 494 El ángel, 494 Virgen negra, 495 Bajo la luz, 495 El cuervo, 495 El último nivel de la luz, 496 El aquelarre, 496 El ahorcado, 497 Adriana Díaz Enciso (1964) Que yo sea viento…, 498 Cuando el viento agita la ropa…, 498 La noche, 499 México, septiembre, 1996, 500 En busca de la rosa, 501 Entre Dios y yo, 502

Rocío González (1962) Ollin, 477 La boda, 477 Macho cabrío, 477 Merma, 478 La verdad interior, 478 Sofía…, 479 Mi hermano…, 480 El beso, 480 El animal, 480 No hay unigénito…, 481 Debajo de la lengua, 481 Claudia Hernández

general de la poesía mexicana

Roxana Elvridge-Thomas (1964) Pegaso, 503 Imágenes para una anunciación, 503 Del ángelus vespertino, 504 Dorfán, 504 Río Grijalva, 504 Río Usumacinta, 505 Verano, 505 Nómadas, 506 J. Beuys se interna en la hoguera del horizonte, 507 Valle-Arizpe Juan Carlos Bautista (1964) No soy Sarah…, 508 Caín y Abel, 508


Índice

Tras cortinas de nervios…, 509 En el miadero…, 510 Hugo, 511 Si fuera sólo…, 512 Puto decía en las frentes…, 512 No voy a decir Dios…, 513 Cosme Álvarez (1964) Para celebrar la luz de los ciruelos, 514 El ruido del árbol, 514 Era el silencio, 515 Vivo sueño, 515 Vigilia, 517 Misterios, 518 Armando González Torres (1964) El sermón de la Alameda, 519 Por la delicada red del misterio…, 519 Dos veces supe del cantar de su vigilia…, 520 Quiero una religión con sus parroquias…, 520 Salve, 520 El exilio, 520 La caricia inútil, 521 Señales, 521 Oración, 521 Sospechas, 521 Sobreperdonar, 522 Fernando Fernández (1964) Boda en Jaén, 523 Milagro en el supermercado, 524 Palinodia del rojo, 526 Mientras me como una chirimoya, 527 Cristina Rivera Garza (1964) La hoja, 528 Las feministas, 529 La dichosa, 530 La muerte me da, 531 Mariana Bernárdez (1964) Los caminos al mar…, 533 Duerme…, 533 A veces…, 534 Bórrame…, 535 Tanto beso…, 535 Y de tan callado el mundo…, 536 Este antes del antes…, 537

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Juan Esmerio (1965) Vivo en una ciudad…, 538 Algunos nudos, 538 Dylan, hijo de la ola…, 540 La mano de Idas, 540 Verónica Zamora (1965) La miel celeste, 542 Eva, 542 Presencia invocada, 543 Mi dueño, 543 ¡Ah! el loco, 544 Regalo, 544 José Eugenio Sánchez (1965) Mick Jagger no cantará Satisfacción a los 50, 545 Escenas sagradas del Oriente, 546 I’ll be part of it (Brunch remasterized), 547 Frente a mi casa vive Dios, 547 Noche de estreno, 548 Freedom fries, 549 La felicidad es una pistola caliente, 550 Jesús Marín (1965) La orfandad de las hormigas, 551 Jesús Ramón Ibarra (1965) Defensa del viento, 556 Rilkeana, 557 Amigo de las islas, 557 Dos apuntes en el cementerio de Holly Cross, 559 Samuel Noyola (1965) Yo abandoné las aulas…, 560 Vértigo cantado, 560 Rolling Stones y San Juan de la Cruz, 561 Paradise Lost, 561 Los todólogos, 562 Nocturno de la Calzada Madero, 562 La vanguardia es fresa o en el Día del Trabajo, 564 La espera, 565 Tábata, 565 Asisea, 565 Jorge Fernández Granados (1965) Non serviam, 566 Los ojos, 566 Las cosas, 567 Tao, 568 MP3, 568


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Antología

general de la poesía mexicana

Los dispersos, 569 Los venturosos, 570 Los fantasmas, 571 La higuera, 572

El yo es un poeta mudo, 598 Luché contra mi alma…, 598 La lucha con el ángel, 598 Cuando aún me amabas…, 598

José Homero (1965) Toda la noche…, 573 El descubrimiento del té, 574 Literatura rusa, 575 La verdad de la poesía, 577

Natalia Toledo (1967) Ique lidxe’ nabeza… / Sobre el tejado de mi infancia…, 599-600 Zuba guisu bizaa biruba lu dé… / La olla sobre el fogón…, 599-600 Ra riluxe guieecahui… / En la última capa…, 599-600 Ndaani’ batanaya’ gule… / De mis manos crecieron…, 599-600 Yoo lidxe’ / Casa primera, 601-602 Ni náca’ ne ni reedasilú naa / Lo que soy, lo que recuerdo, 601-602 Gucanu jlaza diuxi… / Fuimos escama de Dios…, 603-604 Diidxa’ ne guenda / Tradición, 603-604 Zabe lii xiixa lá?… / Te digo una cosa…, 603-604 Guie’ sti’ ca ba’ du’ / La flor de los niños, 605-606 Xtui / Vergüenza, 605-606 Lidxe’ nga li’ dxu’ / Mi casa es tu casa, 605-606 Xcu badudxaapa’ huiini’ / Niña con raíces, 605-606

Valerie Mejer (1966) Moisés escuchaba…, 578 Era invierno en la luna…, 578 Acerca del esqueleto de la selva, 578 Los pescadores de perlas, 579 El desenlace, 580 Sed, 580 Toda el hambre de mi vida, 581 La condición humana, 582 Felipe Vázquez (1966) Palimpsesto, 583 Llegar al sin ahí, 584 Tzompantli, 585 Ernesto Lumbreras (1966) El guardador de rebaños, 587 Un muchacho en la hierba, 587 Una mañana en el jardín, 588 Un fósforo en el agua, 588 La mañana entre el barro, 588 El cielo, 589 Un adolescente conversa con sus demonios tutelares, 590 El jefe de la estación de trenes, en su vejez, pasa revista a sus novias difuntas, 591 Luis Tovar (1967) Diccionario del mar, 592 Una jornada en el otro tiempo, 592 Palabra el cuerpo, 593

Ernestina Yépiz (1967) Los insomnes y el mar, 607 Eva en el Paraíso, 607 Desnudez, 608 A la deriva, 608 Contemplación, 609 Sabiduría, 609 Combate, 610 Pretensiones, 610 Presagios, 610

Javier Acosta (1967) Vicios del escribano, 595 Hay un dios para Dios, 595 Elogio de la vida en el condado de McAllen (Texas), 596 Tom Waits ha estado bebiendo, 597 Salmo del asceta, 597

Enzia Verduchi (1967) Las orillas del viento, 611 Palabras para un día de campo, 612 Radio de onda corta, 612 Nieve en la terraza, 612 Geografía familiar, 613 Pietralunga, 613


Índice

Mar de Irlanda, 613 Señora Lexotan, 614 Juan Manuel Gómez (1968) Duermevela, 615 Underground, 616 Vuelo vertical, 619 Mario Bojórquez (1968) Oisseaux, 621 La innombrable, 621 Casida de la angustia, 622 Casida del odio, 623 El deseo postergado, 625 León Plascencia Ñol (1968) Enjambres, 627 Imitación de José Watanabe, quien a su vez imita a Basho, 628 Encontrado en una libreta de mp , 629 Paisaje y gestos, 630 Reconsideraciones para una monografía, 630 Pentimento, 631 Óscar Santos (1968) A veces la noche…, 633 Universo paralelo, 633 Las fuerzas de defensa de Israel bombardean Líbano, 634 Apuntes para un tratado de cardiología, 634 Criaturas imperfectas, 634 Escape de Creta, 635 Un alambre le da la vuelta al mundo…, 635 Gravitaciones, 635 Hijas, 635 Visitaciones, 635 Coriolis, 636 Chernóbil, 636 Jeremías Marquines (1968) Tau, 637 De más antes miraba los todos muertos, 638 Las formas de ser gris adentro, 639 Bordes trashumantes, 639 Acapulco golden, 640 Armando Alanís Pulido (1969) Escupir hacia arriba, 643 Punto de fuga, 643 La ciudad se parece a mis bolsillos, 644

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Onomatopeya de la conciencia, 644 Una rosa es una rosa, sí, ¿y qué?, 644 Todos fuimos talla 29, 644 Soy la persona menos indicada, 645 Esto no es un poema de amor es algo más serio, 645 Discurso del que no se conforma con justa porción de oxígeno, 645 No hay nada más irónico que el amor, 645 Por qué no fui un dibujo animado, 646 Primera persona, 646 Cosmonauta en mina Nuevo León, 646 Esta situación en que me veo, 646 Juan Carlos Quiroz (1969) Epístola, 647 Solicito un jardín…, 647 Evoco aquí…, 647 Elegía en azul, 648 Concédeme Señor…, 650 El poeta de la casa, 650 Isolda Dosamantes (1969) Respiradero, 651 A la hora de la luna, 652 Petit Bar, 652 Le Petit Chicago, 653 En un rincón, 654 A. E. Quintero (1969) Me gusta la palabra humildad…, 655 Me entero que un león africano…, 656 Hoy me he quedado…, 657 ¿Y qué si el chico?…, 657 La palabra joto…, 658 Una jauría de niños disfuncionales…, 659 Julio Trujillo (1969) Celebración de las cosas, 660 Este limón, 661 Tango del miope, 662 Visita del tutú, 663 On the Road, 663 Dragoncitos de Komodo, 664 Ella y él, 665 Polipodio, 665 Reptil, 665 Marcos Davison (1969) Muerte de Narciso, 666 Piedra en el agua, 666


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Antología

general de la poesía mexicana

Recuerdo, 667 Mar vacío, 667 Bosque de ciruelos, 667 Sobreviviente, 668 Flores en el agua, 668 El grito de un pájaro…, 669 Al maestro cetrero…, 669 Karla Sandomingo (1970) Los silencios, 670 Triste, 670 Dice la abuela…, 670 Después de la luz, la piedra, 671 Sergio Briceño González (1970) Píndaro…, 674 Furor, 675 Atarse, 676 Alucinación, 677 Claudia Posadas (1970) Casa en el viento, 678 Un lejosnato, 680 Quietud, 682

tercera parte

Los setenta: en vísperas de un nuevo siglo Luigi Amara (1971) Mineralia, 687 Luciérnagas, 687 El cazador de grietas, 688 El parásito, 688 Ornitomancia, 689 Migraña, 689 Avión de papel, 690 El turno de los pies, 690 El dentista, 691 Julián Herbert (1971) Autorretrato a los 27, 692 Epigrama, 694 Ovidio. Tristia, 694 Santiago de Vorágine. Leyenda de San Julián el Hospitalario, 695 Gaspar Orozco (1971) Todo poema es un escrito póstumo…, 696 Bienaventuradas…, 696

Hay una hora…, 696 Huizong, 697 Saber que cada estrella…, 697 Film visto en un “wunderkabinet” del ebanista Ulrich Baumgarten (1600-1652), 698 Otro, 698 ¿Alcanzaste a leer?, 698 Dorado 70, 698 Memorial de la peonía, 698 Marat, 699 Estrella del Valle (1971) Isla Angustia, 700 Canto de la hermana Gorgona, 700 Manus struprare, 701 Antídoto, 701 El mínimo infierno, 702 Los cuervos, 702 Genealogía, 702 En la revisión nocturna de San Clemente, 703 Se acabó la fiesta, 703 No vayas a jalarle del gatillo, 703 María Rivera (1971) …Si la lluvia pudiese…, 704 Estábamos en eso de salvarnos, 704 Dermografía, 706 Respuesta, 707 Luis Vicente de Aguinaga (1971) Olvidos, 708 De los otros lugares, 709 La suma de las partes, 709 Fin del invierno, 710 Soneto de la espera, 710 La disyuntiva, 711 Otra vez con lo mismo, 711 Dos canciones, 712 Jorge Ortega (1972) Novedad de la Patria, 713 Señales en el camino, 713 Fiestas boreales, 714 Martes de carnaval, 714 Hallazgo, 715 Guerra florida, 715 Nocturno del Albaicín, 716 Rocío Cerón (1972) Ciento doce, 717


Índice

Kenia Cano (1972) Las aves de este día, 721 Tantas veces muerta, 724 Pastarán, 725

Esta canción cantada en la mujer, 749 No es lo mismo un poema…, 750 El que busca el canto…, 750 Campo minado, 750

Daniel Téllez (1972) El aire oscuro, 727 Asidero, 728 Envés, 728 Risa, 729 Canto, 729 Gym hospital, 729 Brincamos la superficie lunar, 730

César Silva Márquez (1974) Avanzar, 751 Otro día, 751 Sumergible, 752 Cuarto vaso, 752 Poema jazz, 752 Amanecer del mundo, 753 Agua a primer filo, 754 En un bar de Reforma, 754

Alejandro Tarrab (1972) Segundos errores de razonamiento, 731 Variación a un pasaje de Walter Benjamin, 732 Cables, 733 Arte nuestro, 733 Lo que te digo se deshace en el aire, 734 Diego José (1973) Canto estacional, 735 La herencia del jardín, 736 Milonga del ángel, 736 Atardecer en la enramada de limas, 737 Al pairo, 737 Ricardo Venegas (1973) Convicción, 740 Tañido de silencio, 740 Caravana del espejo, 740 Turba de sonidos, 741 Avaricia, 742 Álvaro Solís (1974) Escribano, 743 Ningún reclamo, 743 Conversión, 744 La espera, 744 Dolorosamente, 745 Styx, 745 Lo que importa, 746 Rogelio Guedea (1974) Biografía, 747 Colmenar, 747 Asonancia / I, 748 Asonancia / II, 748 Asonancia / IV, 749

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Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal (1974) Sarcófagos, 755 Nortes, 756 Befas, 756 Adriana Tafoya (1974) Animales seniles V, 759 Animales seniles XII / Barro tibio, 760 El matamoscas de Lesbia, 762 Heriberto Yépez (1974) Preparativos para el cruce, 764 Una épica sexy, 769 Édgar Rincón Luna (1974) Quién, 770 El cerco, 770 Muchachas envejeciendo, 771 Ícaro, 771 Leonard Cohen recuerda un impermeable azul, 772 La traición de Rainer Maria Rilke, 772 Ciudad Juárez unplugged, 773 Balam Rodrigo (1974) El corazón es una pitaya madura, 774 Las vigilias de la mariposa, 775 Hipótesis del hombre roto, 775 La Casa de los Desnudos, 776 Claudia Santa-Ana (1974) Hallamos la sed del verano…, 778 El muelle [I], 778 La jaula, 779 El andante, 779 Nivel de la noche, 779


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Antología

general de la poesía mexicana

El muelle [II], 780 Prístino conjuro, 780 Geología, 780 El juego [II], 780 Los huertos, 781 He visto…, 781 Julio César Félix (1975) Otra vez 1º de noviembre, 782 Esa contradicción constante, 782 Conmemoración de los simbolistas, 783 Relámpagos sucesivos, 783 Pensando el tiempo, pensando nada, 783 Recitación líquida, 784 En la llanura con Rilke, 784 Camila Krauss (1976) Temazcal, 785 Todo es sed, 786 Soy nadie (Retrato de Emily Dickinson), 787 No todas las islas…, 787 Desaire, 787 José Landa (1976) Mirando cierto muelle, 789 Las naves, 789 Pez boquiabierto, 790 El afilador de espadas, 791 El puente, 791 Un puente hacia otras aguas, 792 Luis Alberto Arellano (1976) Aún, 794 La manía del viento, 795 Escrito con ceniza, 795 Luis Jorge Boone (1977) La incertidumbre de llamarte poema, 797 Monocromía, 798 Última zoología, 799 Defensa del “killer”, 800 Corbata, 800 Ataduras, 801 Jair Cortés (1977) La noche, una mantis, 802 Lejos, te he sentido cerca, 802 Fundación en la ausencia, 803 Digo mi historia, 803 Pienso en lo que pude odiar, 803

Mi destino, 804 Enfermedad de Talking, 804 Cristo de Corcovado, 805 Rodrigo Flores Sánchez (1977) Cameraman, 806 Contrabiográfico. Bigbang o en el principio era el verbo, 806 Contrabiográfico. San Jacinto / 5 diciembre 2005, 807 Contrabiográfico. Cuando el final estuvo cerca probamos el kepe bola, 807 Contrabiográfico. Bicentenario / 1810, 808 Vida de santos, 808 Sara Uribe (1978) En la hora equivocada, 809 Jardín, 809 Jornada, 809 Goliat, 810 Miriñaque, 810 Claudia Berrueto (1978) Polvo doméstico, 813 1996, 813 En la casa vecina agoniza un perro…, 814 Domingo, 814 San Cristóbal, 814 Instrucción, 815 Ciudadciudadciudadciudadciudadciudadciudad ciudadciudad, 815 Follaje, 815 Lo veo en Alaska…, 816 tnt , 816 Iván Trejo (1978) Descenso, 817 Esperé…, 817 Voces del heredado éxtasis…, 817 Entrelazadas las manos…, 818 Inscrito en un vagón de tren, 818 Quinto presagio, 818 Dime quién…, 818 Bajo la lluvia…, 819 Mijail Lamas (1979) He nacido oscuro…, 820 A Borges, 820 He tenido amigos…, 821 Por larga distancia…, 821


Índice

Óscar de Pablo (1979) Nadie (que yo conozca) es Tolomeo III, 824 Una bala de plata para Jan Potoki, 825 Marineros, 826 Epístola de Luzbel, 827

Sergio Ernesto Ríos (1981) Las paredes del pabellón psiquiátrico…, 856 Desde una línea de demolición, 856 Esta canción…, 857 Mercado negro, 857 Muerte del dandysmo a quemarropa, 857 Pérolas, 858 Giroflex, 858

Francisco Alcaraz (1979) Crónica parcial de los noventa, 829 He vuelto tras mis pasos y los tuyos…, 829 De la infancia ni hablar…, 831 ¿Y a dónde regresar si no te has ido?…, 831 Se llega al punto en el que el polvo…, 832 He vuelto a recoger las flores secas…, 832

Alí Calderón (1982) Pôle position, 859 Pobre Valerio Catulo, 860 Transiberiano, 860 Un poema de amor, 861 Nunca pensé cuando te vi…, 861 Cuando cieno bruma y nada uno son…, 862

Hernán Bravo Varela (1979) Plegaria de Zenón, 834 Esclarecimiento, 834 Veinticuatro, 835 Desposorio, 836 Y nuestra gran madrastra, mírala hoy deshecha, 836

Raciel Quirino (1982) Hombre herido, 863 No fue a mansalva, 863 Noche en vela, 864 Rastreo, 864 Canción para asesinos, 864 La otra mejilla, 864 Árbol que no puede verse, 865 En medio del día, 865

No quisiste quedarte…, 822 Lo que antes fue desierto…, 823

Iván Cruz Osorio (1980) Corifeo, 839 Contracanto II, 841 Los dominios perdidos, 842 Paula Abramo (1980) Presentación del panadero anarquista Bórtolo Scarmagnan, 843 “Estoy aquí para combatir las epizootias”, 843 (Falsa) línea de clase, 845

Claudina Domingo (1982) Un vaso, 866 Muchacha triste bajo el sol, 866 Meztli, 867 Tránsito, 869 Lorena Ventura (1982) Memoria de los días, 870 Esa transparencia existe, 871 Bach mira llover, 872

cuarta parte

Nacidos en los ochenta: el despertar del siglo xxi Rubén Márquez Máximo (1981) Viaje, 849 Poemas de mar y viento, 851 Carlos Ramírez Vuelvas (1981) Canción de Tierra Verde / IV, 852 Cuaderno de la tarde luminosa, 853 Thelonious Monk escucha el aguacero, 853 Epístola desde San Pedro de los Pinos, 855

Dalí Corona (1983) Susana de la mañana, 874 Donde la noche come…, 874 Postal, 875 La voz de mi hijo…, 875 Centro, 876 Meave, 877 Zazil Alaíde Collins (1984) Recuerdo, 878 Motivos del retorno, 878 Playana, 878

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Antología

general de la poesía mexicana

Rosavento, 879 El monólogo de la Calafia, 879 Corazón de valva, 880 Christian Peña (1985) El síndrome de Tourette, 881 Karen Villeda (1985) Lexicografía A, 886 Lexicografía O, 886 Babia, 887 Dodo, 889 Francisco Trejo (1987) Para que un poeta actual conserve a su esposa, 890 Las cruzadas del caballero, 890

El beso, 891 Invitación, 891 Bestialidad del minotauro, 891 Juegos funerarios, 891 Epigrama de la profesión, 891 Presunción del Tábano, 892 Poética de Gerión, 892 Oración del epigramista, 892 Vía Láctea, 892 Índice de autores, 893 Índice de poemas, 897 Índice de primeros versos, 911


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Alberto Blanco

la mesa puesta

Reunidos al calor del buen café,

los panes resplandecen con la calma de las paredes blancas, encendidas, rebosantes de luz por la ventana. Ya la paja se extiende entre los pinos, crece la claridad y forma el cielo, forma una habitación, forma una jarra profunda como el ojo del espejo. Es este mismo mar, el mar de siempre, llano rectangular de cada cosa, donde flotan los montes y las nubes como islas de quietud entre las horas.

un escéptico noé

Las voces, oigo las voces cantando en medio del diluvio canciones dulces con el crujir de las vigas que se mecen.

s (1951.) Nació en la ciudad de México, el 18 de febrero de 1951. Es licenciado en química por la Universidad Iberoamericana y maestro en estudios orientales por El Colegio de México. Además de poeta, es ensayista, traductor, artista visual y crítico de arte. Ha publicado más de treinta libros de poesía, entre los cuales destacan: Giros de faros (1979), El largo camino hacia ti (1980), Antes de nacer (1983), Tras el rayo (1985), Cromos (1987), Canto a la sombra de los animales (1988), El libro de los pájaros (1990), Materia prima (1992), Cuenta de los guías (1992), Este silencio (1998), El libro de las piedras (2003), Medio cielo (2004), Música de cámara instantánea (2005), Paisajes en el oído (2012), Todo este silencio (2013) y Hacia el mediodía (2013). Reunió veinticuatro de sus libros en los volúmenes El corazón del instante (1998) y La hora y la neblina (2005). Entre otros reconocimientos, ha merecido el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada (1988), por Cromos; el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares (1989), por Canto a la sombra de los animales, y el Premio Alfonso X El Sabio a la Excelencia en la Traducción Literaria (2002), concedido por la Universidad Estatal de San Diego. Lecturas recomendadas El corazón del instante, fce , México, 1998. El libro de las piedras, Conaculta, México, 2003. Medio cielo, Artes de México-Librería Grañén Porrúa, México, 2004. La hora y la neblina, fce , México, 2005. Paisajes en el oído, Aldus-Universidad Autónoma de Coahuila, México, 2012. Todo este silencio, Ediciones del Ermitaño, México, 2013. Hacia el mediodía, Pre-Textos, Valencia, 2013.


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A lberto Blanco

§ Es la lluvia que da sueño, la alabanza

del mar cuya paciencia levanta barcos. El canto es bello, pero la violencia que el oro y las ricas maderas suscitan, crece como la duda en la cabeza de un rey. Es la miseria del hombre que ignora la vasta permanencia de la muerte. En esta soledad que nunca conociste te preguntas por los que se quedaron, sufres y quisieras tener una respuesta. Desde la oscuridad llegan los gritos de los pájaros que nadie comprende. Pudieron dejar el mundo, pero la morosa voz de la prudencia, es la red minuciosa que la araña teje preocupada por su presa. Los argumentos de la noche son más duros que el ir y venir de los remordimientos. Entre los reflejos la imagen de aquellos que construyeron su casa sobre la historia de la arena, la roca y el pescado de la red. La esperanza toca las aguas que ondulando confunden a la calma con la profundidad. Nada compensa los soles magníficos, los campos azules coronados de gallos, el salón de espejos donde parió la cierva. Hay que ver el silencio de los animales que escuchan para sentirse menos solos. Es la música discreta de las vacas que en su blancura pierden al pastor y en la hierba aspiran a lo eterno. De la niebla bajan los cielos grises y escurre la luz de la primera edad. Flota sobre los restos el Arca de Noé que, recostado entre las ovejas, duerme sin preocuparse por la semilla del mundo. Sabe que más allá del cielo abierto comienzan el desierto y el olvido.


A lberto Blanco

mi tribu

La tierra es la misma el cielo es otro. El cielo es el mismo la tierra es otra. De lago en lago, de bosque en bosque: ¿cuál es mi tribu? —me pregunto— ¿cuál es mi lugar? Tal vez pertenezco a la tribu de los que no tienen tribu; o a la tribu de las ovejas negras; o a una tribu cuyos ancestros vienen del futuro: una tribu que está por llegar. Pero si he de pertenecer a alguna tribu —me digo— que sea a una tribu grande, que sea una tribu fuerte, una tribu donde nada ni nadie quede fuera de la tribu, donde todos, todo y siempre tengan su santo lugar. No hablo de una tribu humana. No hablo de una tribu planetaria. No hablo siquiera de una tribu universal. Hablo de una tribu de la que no se puede hablar. Una tribu que ha existido siempre pero cuya existencia está todavía por ser comprobada. Una tribu que no ha existido nunca pero cuya existencia podemos ahora mismo comprobar.

el salmo de la piedra

A los Dioses del cielo y de la tierra pedimos con toda el alma que las piedras se conviertan en semillas para que puedan dar a luz los campos

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A lberto Blanco

altos árboles cristalizados con que construir nuestra segunda casa: un nuevo nombre en esta vida, un nuevo hogar en otra naturaleza. Así estaremos a salvo de los vientos contrarios y de las perversas opiniones de los demás pero —y esto es lo más importante— así estaremos a salvo de nosotros mismos: de nuestra hambre de reconocimiento, de nuestra sed de salvación. Aprenderemos a escuchar con las manos ese rumor callado con que las piedras sueñan y que —sin proponérselo— nos da la más profunda lección de quietud y de entereza. Porque cada piedra es una sílaba del inmenso nombre que entre todos deletreamos y la creación no es más que una canción de amor que brota de su corazón paciente. No queremos ser más ni menos que las piedras: eternamente a la espera sin espera de nuestro propio espacio y nuestra propia duración. No es en vano que invocamos el silencio perfecto de las piedras en largas conversaciones con la noche: materia y electrones zumbando a tan altísimas frecuencias que sólo la velocidad de la poesía da para comprender semejante lenguaje. Pero vale la pena hacer el esfuerzo por alcanzar tal estado de vertiginosa quietud: los fósiles del viento no tienen más cuerpo ni las huellas del cataclismo donde los Dioses escribieron sus nombres con carbones encendidos son más claras ni son más antiguas las primeras palabras que balbuceó la tierra. Y así como no hay dos piedras del mismo color, la misma forma, la misma textura y el mismo peso, no es posible encontrar dos piedras con una misma voz. Hay que llamar a cada una por su nombre


A lberto Blanco

secreto, recóndito, intransferible… un nombre tan apartado del corazón de los hombres que se diría —casi— inexistente. Pero existe: basta con tocar a una piedra para sentir cómo todo en ella despierta al íntimo llamado del calor y al ritmo primigenio de la sangre. Su amor es y no es de este mundo. Sus buenas obras caen por su propio peso. Es su pobreza la que opera el milagro. El fuego que alienta en cada piedra es un sol de ceniza que tiene millones de años dormido. A donde quiera que va la piedra va su casa, su cuerpo, su sombra y su luna interior. Todo es tan sencillo con las piedras… no tenemos que desperdiciar energía tratando de explicarnos… ellas nos comprenden sin necesidad de palabras. Porque no hay mejor compañía en una larga noche de insomnio que una dulce piedra dormida en la palma de la mano. No hay mejor remedio para la melancolía de los suicidas que una piedra preciosa atada al cuello. No hay mejor aliado en una batalla crucial que una piedra dispuesta a todo. No hay mejor refugio para nosotros, los seres humanos extraviados, que una piedra para volver a casa.

teoría de fractales

En la naturaleza sólo existen dos tipos de seres: los grandes y los pequeños. Los grandes son siempre lo que son. Los pequeños son símbolos.

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A lberto Blanco

§ Claro que hace falta saber

grandes con respecto a qué… y chicos con respecto a qué… Todos los seres son grandes con respecto a algo y todos son pequeños con respecto a otra cosa. En otras palabras: todos los seres son grandes y pequeños a la vez. Son lo que son —somos lo que somos— y a la vez y siempre, símbolos.

nostalgia

Allí está el cielo: ahora veo. Allí está el cielo abierto esperando por lo mejor de mí. Atrás quedan los padres, los amigos, los consejos… Los juguetes soñados en la infancia, el árbol de los deseos, la noche al fondo de la alberca, el parque del primer beso. Lo veo todo a la distancia como un cuerpo que se despierta al fondo de un paisaje. Lo veo como si no fuera cierto. Hemos venido a la vida a despedirnos de todo lo que amamos, de aquello que nos fue dado, de todos los que queremos. Pero justamente allí está el cielo.

mi laberinto

El cielo es inmenso sobre las torres disparejas que coronan esta colina en la Isla de Francia


A lberto Blanco

§ Las gárgolas negras

y las golondrinas hacen su nido sin hacer distinciones entre santos, vírgenes y pecadores Y lo que por dentro es noche ornada de monstruos y vitrales joyas de la mente, iluminaciones por fuera es un bloque macizo de piedra Fortaleza, libro abierto al día ensimismado más abundante que las palomas y más ligero que un gorrión * Entro, sigo el hilo de oro de mi propio laberinto y llego al centro Me enjugo las lágrimas con el manto de la Virgen Pido por mis hijos: que amen, vivan envejezcan, lloren y al final comprendan Y que ya viejos traigan a sus nietos de la mano a recorrer el laberinto de Chartres Cuando tú y yo ya no seamos más que un puñado de polvo disperso en el agua, en el viento una imagen de un sueño Pero recuerda: una vez estuve aquí contigo y estaré contigo siempre * Y cuando llegue la hora de la hora no tengas miedo

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A lberto Blanco

§ Toma un poco

de polvo dorado entre tus dedos Y siéntelo: soy yo sólo que con otro nombre (ahora me llamo polvo) * No temas si hoy tengo otra forma Déjame seguir el curso del río de las cosas De la vida de la muerte del espacio del tiempo Déjame ser al fin el río el manantial y el mar

mala memoria

La historia es una ciencia que se funda en la mala memoria M iroslav H olub

Cuando llegaron las primeras lluvias hicimos lo necesario bajamos de nuestros altos pensamientos y comenzamos a labrar los campos las manos eran nuestras palas los pies eran nuestros pies y regamos la semilla con nuestras lágrimas luego vinieron los sacerdotes envueltos en grandes plumas amarillas y palabras más brillantes que el mar hablaron con imágenes y también para ellos hicimos lo que era necesario


A lberto Blanco

§ construimos una carretera larga

muy larga una carretera larguísima que va desde la casa de los muertos hasta la casa de los que van a morir

entonces aparecieron las nubes sobre el río redondo y escuchamos voces que hacían trizas nuestras vocales comprendimos que el final estaba cerca hicimos lo necesario extendimos nuestras pocas pertenencias y fingimos que ya lo sabíamos todo aprendimos a llorar como las mujeres y los niños y los niños y las mujeres aprendieron a mentir como los hombres tres grandes agujeros se abrieron en el cielo por el primero descendió la luna por el segundo ascendió la serpiente y por el tercero (pero esto ustedes ya lo saben) bajó una estrella de hojalata cuando tocó la tierra supimos que el tiempo era cumplido hicimos lo necesario desgarramos el velo y batimos el tambor hasta que el vacío se instaló en nuestros corazones un rostro desconocido apareció en los hilos de la tela y cuando sus labios se movieron un nuevo espacio surgió frente a nosotros hicimos lo necesario tomamos las montañas y las pusimos bocabajo para que pudieran recuperar el aliento tomamos los ríos y los pusimos de pie para que volvieran a ver el cielo

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A lberto Blanco

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§ luego tomamos nuestros cuerpos

con mucho cuidado por la punta de las alas y los fuimos a lavar en el espejo de los nombres

fue entonces cuando nos dieron la orden de despertar e hicimos lo necesario atrás quedaron los campos y las campanas manchadas por el canto de un pájaro del otro mundo atrás quedaron también los mapas preparados para la huida y no nos quedó más remedio que seguir adelante sin mapas que es lo mismo que quedarse vimos venir desde del fondo de la tierra un sordo rumor un torbellino de nada con un viento recién nacido entre las manos la criatura nos dijo lo que siempre hemos querido saber y siempre siempre olvidamos que no hay más sueño que éste y que despertar es otro sueño más profundo si despertamos para adentro o más superficial si despertamos para afuera como no supimos cuál era cuál hicimos lo necesario nos sentamos a esperar el derrumbe y aquí seguimos esperando como si esperar no fuera suficiente trabajo


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CORAL BRACHO

de sus ojos ornados de arenas vítreas

Desde la exhalación de estos peces de mármol, desde la suavidad sedosa de sus cantos, de sus ojos ornados de arenas vítreas, la quietud de los templos y los jardines

(en sus sombras de acanto, en las piedras que tocan y reblandecen)

han abierto sus lechos, han fundado sus cauces bajo las hojas tibias de los almendros.

Dicen del tacto de sus destellos, de los juegos tranquilos que deslizan al borde, a la orilla lenta de los ocasos. De sus labios de hielo. Ojos de piedras finas.

s (1951.) Nació en la ciudad de México, el 22 de mayo de 1951. Estudió literatura en la unam y en la Universidad de Maryland. Además de poeta, es investigadora y traductora. Ha publicado ocho libros de poesía: Peces de piel fugaz (1977), El ser que va a morir (1982), Bajo el destello líquido (1988), La voluntad del ámbar (1998), Ese espacio, ese jardín (2003), Cuarto de hotel (2007), Si ríe el emperador (2010) y Marfa, Texas (2014). En 2001 publicó su antología bilingüe Trait du temps / Trazo del tiempo. Entre otros reconocimientos, ha merecido el Premio de Poesía Aguascalientes (1981), por El ser que va a morir; el Premio Xavier Villaurrutia (2004), por Ese espacio, ese jardín, y el Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe, Quebec-México (2011) y el Premio Internacional de Poesía Zacatecas (2011), ambos por trayectoria poética. Lecturas recomendadas Huellas de luz, presentación de Adolfo Castañón, Conaculta, México, 1994. La voluntad del ámbar, Era, México, 1998. Trait du temps / Trazo del tiempo, traducción de Dominique Soucy, prólogo de David Huerta, unam -Écrits des Forges, Québec, 2001. Ese espacio, ese jardín, Era, México, 2003. Cuarto de hotel, Era-Secretaría de Cultura de San Luis Potosí, México, 2007. Si ríe el emperador, Era, México, 2010. Marfa, Texas, Era, México, 2014.


Coral Bracho

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§ De la espuma que arrojan, del aroma que vierten

(En los atrios: las velas, los amarantos.) sobre el ara levísima de las siembras.

(Desde el templo: el perfume de las espigas, las escamas, los ciervos. Dicen de sus reflejos.)

En las noches, el mármol frágil de su silencio, el preciado tatuaje, los trazos limpios

(han ahogado la luz a la orilla; en la arena)

sobre la imagen tersa, sobre la ofrenda inmóvil de las praderas.

en la humedad cifrada

Oigo tu cuerpo con la avidez abrevada y tranquila de quien se impregna (de quien emerge, de quien se extiende saturado, recorrido de esperma) en la humedad cifrada (suave oráculo espeso; templo) en los limos, embalses tibios, deltas, de su origen; bebo (tus raíces abiertas y penetrables; en tus costas lascivas —cieno bullente— landas) los designios musgosos, tus savias densas (parva de lianas ebrias) Huelo en tus bordes profundos, expectantes, las brasas, en tus selvas untuosas, las vertientes. Oigo (tu semen táctil) los veneros, las larvas; (ábside fértil) Toco en tus ciénegas vivas, en tus lamas: los rastros en tu fragua envolvente: los indicios (Abro a tus muslos ungidos, rezumantes; escanciados de luz) Oigo en tus légamos agrios, a tu orilla: los palpos, los augurios —siglas inmersas; blastos—. En tus atrios: las huellas vítreas, las libaciones (glebas fecundas), los hervideros.


Coral Bracho

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sus brillos graves y apacibles

Vivo junto al hombre que amo; en el lugar cambiante; en el recinto que colman los siete vientos. A la orilla del mar. Y su pasión rebasa en espesor a las olas. Y su ternura vuelve diáfanos y entrañables los días. Alimento de dioses son sus labios; sus brillos graves y apacibles. tus lindes : grietas que me develan

We must have died alone, a long long time ago. D. B.

Has pulsado, has templado mi carne en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos levísimos, de ojos suaves y limpios); en la vasta desnudez que derrama, que desgaja y ofrece; (Como una esbelta ventana al mar; como el roce delicado, insistente, de tu voz.) Las aguas: sendas que te reflejan (celaje inmerso), tu afluencia, tus lindes: grietas que me develan. —Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos, una acritud fungosa, de cordajes, de limo, de carroña frutal, una baba lechosa nos recorre, nos pliega, ¿alguien; alguien hablaba aquí? Renazco, como un albino, a ese sol: distancia dolorosa a lo neutro que me mira, que miro. Ven, acércate; ven a mirar sus manos, gotas recientes en este fango; ven a rodearme. (Sabor nocturno, fulgor de tierras erguidas, de pasajes sedosos, arborescentes, semiocultos; el mar: sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos.) Has deslumbrado, reblandecido ¿En quién revienta esta luz? —Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones, a tus trazos escuetos. Has colmado de raíces, de espacios; han ahondado, desollado, vuelto vulnerables (porque tus yemas tensan y desprenden,


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Coral Bracho

porque tu luz arranca —gubia suavísima— con su lengua, su roce, mis membranas —en tus aguas; ceiba luminosa de espesuras abiertas, de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) mis miembros. Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado, delicuescente ¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su miasma Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso que me es ajeno. (En mi cuerpo tu piel yergue una selva dúctil que fecunda sus bordes; una pregunta, viña que se interna, que envuelve los pasillos rastreados. —De sus tramas, de sus cimas: la afluencia incontenible. Un cristal que penetra, resinoso, candente, en las vastas pupilas ocres del deseo, las transparenta; un lenguaje minucioso.) Me has preñado, has urdido entre mi piel; ¿y quién se desplaza aquí? ¿quién desliza por sus dedos? Bajo esa noche: ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas? Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta, tus lindes: Has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar; ¿Y quién, quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, quién lo besa? ¿Quién lo habita?

tierra viva

Tierra viva, tierra de entraña ardiente, encendido panal bajo los sepias de un manto espeso. Materia de ebriedad y de dulzura que a sí misma se engendra, que en sí misma se vierte. Tierra que funde y que concentra, en su cieno solar, las ternuras huidizas que amasa el tiempo. Tierra de floración. Tierra torneada en que cifra el goce sus huellas íntimas, cera en que abisma y palpa su memoria: cuenco; lugar oculto donde el amor es un fruto que pesa y que madura. Es el huerto ceñido que se extiende hacia adentro: selvas de nervaduras en sus hojas; redes de bronce contra el mar.


Coral Bracho

Destellos finos que alarga el sueño sobre sus lascas azuladas. Sal, huellas de sal sobre esta tierra. Rastros de plenitud; y el tejido del otoño al trasluz de sus frutos.

hebras de sal

Viento y piedra se funden, agua y viento en un reino fluido y subterráneo. Sus corrientes se cierran en estanques profundos. Ecos que en ellos giran y se reflejan. Voces que se concentran. Sobre el lecho de un tiempo dúctil y primigenio vuelcan un mineral de soles líquidos. Dejan hebras de sal.

la delicada flor del agua

Sobre la luz profunda se eleva el humo como un arbusto cristalino. Fluye en el alba el metal ardiente: son arroyos etéreos, son los musgos que inflaman y bordean sus recodos. Su dintel mineral. Son las planicies lánguidas, los juncales que adormece y apacigua el vapor. Es un impulso que crece y articula su danza. Como una mirada cálida y entrañable, como un recuerdo que cifra su resplandor, se abre la delicada flor del agua.

desde esta luz

Desde esta luz en que incide, con delicada flama, la eternidad. Desde este jardín atento, desde esta sombra.

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Coral Bracho

Abre su umbral al tiempo, y en él se imantan los objetos. Se ahondan en él, y él los sostiene y los ofrece así: claros, rotundos, generosos. Frescos y llenos de su alegre volumen, de su esplendor festivo, de su hondura estelar. Sólidos y distintos alían su espacio y su momento, su huerto exacto para ser sentidos. Como piedras precisas en un jardín. Como lapsos trazados sobre un templo. Una puerta, una silla, el mar. La blancura profunda, desfasada del muro. Las líneas breves que lo centran. Deja el tamarindo un fulgor entre la noche espesa. Suelta el cántaro el ruido solar del agua. Y la firme tibieza de sus manos; deja la noche densa, la noche vasta y desbordada sobre el hondo caudal, su entrañable tibieza.

sobre él discurren con suavidad

En el espejo del tiempo centellea la conciencia. Fina serpiente de cristal, rodea las cosas. Las envuelve, las crea, las fija. —Se ve mirarse en el reflejo. Ve su imagen mirar.— Los movimientos se hacen cautos y lentos y van dejando en su discurso fisuras. Los dibujos que trazan al brillar las fisuras van reemplazando el movimiento.


Coral Bracho

§ Son subyugantes sus arabescos contra el lomo

del mar. En él respira su silencio. Es un espejo el tiempo bajo el azul: sobre él, con punzones finísimos argumentan, sobre él discurren con suavidad.

que ahorita vuelve

Te hace una seña con la cabeza desde esa niebla de luz. Sonríe. Que sí, que ahorita vuelve. Miras sus gestos, su lejanía, pero no lo escuchas. Polvo de niebla es la arena. Polvo ficticio el mar. Desde más lejos, frente a ese brillo que lo corta te mira, te hace señas. Que sí, que ahorita vuelve. Que ahorita vuelve. ese espacio , ese jardín

[Fragmento v]

La muerte, como un acorde cristalino, como un arpegio permea y sostiene al tiempo. Como una sombra lo extiende, le da volumen. Un instante y su fin: su borde; el eco liberando caudales: bosques, recintos, sal; sendas tangentes; y esta cadencia intacta de mares íntimos. * Y allí tú, sosteniendo ese decurso de astros, esa maleza oculta y enraizada bajo un río primordial. Abrías el oro del estanque y en él abrías el luminar del tiempo, su seda henchida, su corola.

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Coral Bracho

Abrías su fruto entre las hojas y era pequeño y hondo como un níspero. Dorado y suave Entre el delirio como un cristal. de reflejos.

todo lo desdice en silencio

Esta palabra oculta abre su selva. Su ensortijada sombra. Entra al agua el lagarto y la luz se separa. El fantasma se acerca, cuchichea. Como un muro que se alza contra las olas. Como un espejo encajado en la mitad del arroyo. Todo lo desdice en silencio, todo lo quiebra.

hay lugares

Hay lugares que se tocan en el filo de lo que somos; otros urden sus cauces. En ellos se hunde este sol. En ellos entra, incontenible, el torrente. Llena de voz los cuartos, de murmullos encendidos los patios, de avidez el umbral; un palpitar de fuego, un manantial incandescente ilumina el tiempo, y en él, en su espesura inextricable, la noche es rapto y caudal. Un rescoldo de luz sobre este fruto que toca el viento. Sobre este cosmos que engendra el espesor de una voz; el huerto ahondado de un aroma.


Coral Bracho

su aflorada señal

Si ríe el emperador cae un filo que corta y divide el reino. Una mitad se hunde. Otra es el dorado salón. Su risa es la flama breve en los candelabros y el seco aroma de la pira. Una llama que tiembla como un espejo; su aflorada señal.

reloj de arena

Oscuras gotas de oro caen al fondo y perforan el pensado país. Cuerdas delgadas lo acordonan. La historia que lo reclama es este reloj hundiéndose en la arcilla, la arena que atesora el cristal.

plaza con palomas

Como un nervioso rebaño se desgranan palomas sobre el azogue de la ancha plaza. Semillas grises, inquietas en la aridez, buscan, garabatean su nube. Un niño corre, la hace estallar.

lluvia de oro sobre el estero

Las semillas del sol nos guían sobre el oscuro cristal del agua. Abajo, entre las raíces, como una llama incipiente y silenciosa, vibra y fluye la selva.

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