Bucanera Lil y el ladrón de joyas

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Elli Woollard comenzó a escribir cuentos tras un incidente embarazoso en el que su hijo mayor le rompió las gafas a Michael Rosen. Tras haber escrito previamente poesía y cuentos ilustrados, incluyendo el aclamado «The Giant of Jum», «Bucanera Lil, la pirata secreta» es su primer libro para niños que ya leen solos. Laura Ellen Anderson lleva dibujando desde que tiene uso de razón. De niña estaba convencida de que sus cómics serían un éxito de ventas, ¡aunque cuando ha vuelto a leerlos ha comprobado que no tienen ningún sentido! Ahora es una consumada escritora e ilustradora, y le encanta dar vida a los cuentos a través de sus dibujos.


BUCANERA LIL Y EL LADRÓN DE JOYAS Una publicación de Ediciones Fortuna www.edicionesfortuna.com www.facebook.com/edicionesfortuna Copyright © 2017 sobre la presente edición Swashbuckle Lil and the Jewel Thief First published 2017 by Macmillan Children’s Books an imprint of Pan Macmillan Text copyright © Elli Woollard 2017 Illustrations copyright © Laura Ellen Anderson 2017 Traducción: Jaime Valero Martínez Primera edición. Reservados todos los derechos Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45). ISBN: 978-84-946177-1-3 Materias IBIC: YFC-YFU-5AG Depósito legal: BI-285/2017 Impreso en España


Para los maravillosos niĂąos de la escuela de primaria Heathmere E.W. Para Charlie, ÂĄgran bucanero y mejor persona! L.E.A.


El ladrรณn de joyas


1 La escuela de Villamundana era muy aburrida y no pasaba NADA relevante en TODO el día. «Nunca ocurre nada», protestaban los niños y niñas, pero, en realidad, no era cierto lo que decían...

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Ninguno sospechaba que Lil, su compañera, era una pirata que navegaba hacia nuevas tierras. Y al llegar a una isla, excavaba con su espada para buscar tesoros bajo las arenas doradas.

Pero Lil no se llevaba lo que no le pertenecía. «¡Robar está mal!», a todo el mundo le decía. Y después Lil y Zanahorio, su loro colorado, se marchaban a otra isla para seguir explorando.

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Y con cualquier peligro que se le pusiera enfrente, Lil se volvía la niña más valiente. Incluso hizo frente a un calamar gigante. «¡NADA!», decía. «Nada puede asustarme».

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Pero incluso un pirata debe saber leer, así que Lil iba a clase para poder aprender, aunque se pasaba el día soñando con ballenas, con relámpagos y temporales, tiburones y sirenas.

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Su profe, la señorita Gañán, siempre la regañaba. «¡Mira tu camisa! ¡Está toda manchada! ¿Y por qué hay arena debajo de tu asiento? ¡Y ese montón de algas que te cubren todo el pelo!».

Un día, la profesora dijo: «Traigo buenas noticias». «¡Oooh!», exclamaron los niños. «¿Qué es, señorita?». «Hoy», dijo la profe, «no daremos la lección. Saldremos de la escuela para hacer una excursión».

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«El museo al que vamos», añadió, «es muy divertido. Es un lugar ideal para ir de excursión con los niños. Veremos cuadros famosos y, lo mejor, escuchad, un viejo barco con cien años de antigüedad».

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«¡Arrr!», gritó Lil. «¡Yo lo sé todo sobre los barcos y el mar!» Pero la señorita Gañán la mandó callar. «Anda, Lil, no molestes y procura portarte bien. Espero no tener que regañarte ni una sola vez».

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2 El museo era

enorme.

«Zanahorio», dijo Lil, «¿has visto qué sala tan bonita?». Pero la señorita Gañán le dijo: «Lil, estate quietecita».

Y los demás, recordad estas normas: las obras de arte del museo son muy valiosas, pensad en los millones que pueden costar. No gritéis, no corráis y no toquéis ninguna cosa, y tened cuidado de no perderos por el lugar». 9


«Este museo», pensó Lil, «está lleno de tesoros. Todos son muy antiguos y mogollón de valiosos. ¡Mira este anillo! Perteneció a una duquesa. Tiene oro, rubíes, esmeraldas y turquesas».


Pero los niños dijeron: «Seño, esto es muy aburrido. ¿Dónde está el barco que nos había prometido?». «Por allí», dijo la profe y todos salieron corriendo y atravesaron la puerta de la sala muy contentos.

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La señorita Gañán les dijo que se comportasen, que prestasen atención y que no hablasen. «Aquí se viene a APRENDER, ¿ha quedado clarito? Un momento... ¿quién ha soltado ese graznido?».

«Chsss», susurró Lil, «¡Zanahorio, que la lías! ¡Te dije que no dieras guerra si te aburrías! No chilles, no aletees, no grites ni revolotees. Pero espera un segundo... ¿qué es aquello?».

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Entonces, de repente, Lil se quedó asombrada, mientras metía a su loro en la mochila a su espalda. Pues en el mástil del barco que se exponía en la estancia...


...ยกestaba la BANDERA del malvado Barbarrancia!


3 Barbarrancia era temido por todos los piratas y siempre había sido malo hasta las trancas. Tenía bichos en la barba y toda la cara cubierta con manchas de comida que estaba podrida e infecta.

«No sé qué tramará Barbarrancia», pensó Lil, «pero seguro que nada bueno, el muy vil. Le encantan el robo, el saqueo y el pillaje. ¡Es un bandido ruin y miserable!».

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«¡Señorita Gañán!», gritó Lil, «¡mire lo que hay allí!». Pero la profe le dijo: «Lil, ¿te lo tengo que repetir? Te he dicho que no pegues voces en el museo, o si no, te castigaré sin recreo.

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Daos prisa, chicos. Es la hora de almorzar. Saldremos a la calle para no manchar». Pero Lil murmuró: «No, yo de aquí no me muevo. Vamos, Zanahorio, ¡corramos a escondernos!».

Había junto al barco un enorme barril. «Si nos metemos dentro, podremos espiar», dijo Lil. «Barbarrancia no sabrá que estamos aquí metidos ¡y le daremos un susto como nunca ha conocido!».

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«Barbarrancia», rio Lil, «¡ya te puedes ir preparando! ¡Un momento! ¿Son pasos eso que estoy escuchando? Hacen ploc, ploc, ploc y cada vez suenan más alto. ¡Oh, no! ¡Alguien se está acercando!».

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Entonces el barril se puso a girar y a deslizarse, y comenzó a dar vueltas y a balancearse. «Vamos cuesta abajo», pensó Lil. «¿Qué está pasando?». Efectivamente, el barril estaba rodando.

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4 Lil rodó y rodó, mientras gritaba: «¡Barbarrancia, cuando acabe contigo te llevarán en ambulancia! ¡Maldito bribón! Puedes intentar lo que quieras, pero no conseguirás hacerme tu prisionera».

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En cuanto se detuvo, Lil intentó salir, pero alguien cerró de golpe la tapa del barril. Y una voz dijo: «¡Te atrapé como a una rata! ¡Arrr! ¡Jovencita, has caído en mi trampa!».


Lil aporreó pum, pum, pum la tapa, pero Barbarrancia lanzó una risotada. «¡Por más que lo intentes, no escaparás! ¡De dentro del barril no saldrás jamás!».

PU

M

PUM


«Dentro de un rato saquearé el museo, me colaré en las exposiciones a montar jaleo. Robaré ese anillo que perteneció a una duquesa y no podrás impedirlo porque estás presa».

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«Zanahorio», dijo Lil, mientras el tiempo pasaba, «parece que Barbarrancia está echando una cabezada. Está roncando como una bestia. Menudo pelmazo... Pero creo que ahora podremos darle esquinazo».


Lil susurró a su loro unas palabras y Zanahorio empezó a picotear la tapa. Siguió y siguió hasta que se partió en dos partes, y así Lil y su amigo consiguieron escaparse.

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EXPOSICIÓN DEL BARCO PIRATA

EX POSICIÓN DE JOYA S

«Barbarrancia», murmuró Lil, «¡pirata traicionero! ¡Amigo Zanahorio, tenemos que detenerlo! Sé que lo conseguiremos, incluso tengo un plan, pero hay que darse prisa... ¡no podemos tardar!».

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