Relatos mínimos

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Aarón Gómez Agueda Igarniet Ana López Arsouille Au Logis Brumaria Ignota Claudia Estable Culebrilla del Laurel Curro Lobillo Dunch de los Infiernos Elena Soler Francisco Del Real Gonzalo Alonso Guillermo Martínez Peces Irene Orozco Isabel Mora José Ignacio Montoto Juaki Bustamante García Juanma Vázquez Laura Chicón Leandro Blanco Mar Pérez Rodríguez-Tenorio Menchu Picarzo Mey Orgullo Sucio Óskar Delgado Rus Pablo Aura

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Ediciones En Huida

Pablo Fernández Barba Paloma Fernández Aguado Ramón Fernández Barba Sr. Plástiko Susana Torralbo Tita Dumont Xiomara Sáez Yaiza Reyero

Ediciones En Huida

PROSA -:- Relatos Mínimos -Coordnación de Pablo Fernández Barba - 3

Autores mínimos

Relatos Mínimos

Relatos Mínimos Coordinación de

Pablo Fernández Barba Ediciones En Huida

Relatos Mínimos es una colección de ochenta relatos breves firmados por treinta y tres autores de diferentes procedencias. La idea surgió de manera sutil y casual en una conocida red social, en la que se creó un grupo para la publicación de relatos de corta extensión. Lo que comenzó siendo una reunión entre amigos con ganas de fabular fue creciendo poco a poco, casi sin darnos cuenta. Se invitaba a los amigos de los amigos y ha acabado por contar con más de doscientos miembros, hasta el momento. Relatos Mínimos es así una muestra heterogénea y variopinta de pequeñas narraciones que solo tienen un nexo: condensar universos ficticios en un espacio físico Mínimo pero Máximo en cuanto a imaginación y creatividad.




© de los textos: los autores © Maquetación y diseño: Martín Lucía (mediomartin@yahoo.es) © de las ilustraciones: Sr Plástiko ISBN: 978-84-940643-0-2 Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, al igual que su incorporación a un sistema informático, su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, reprográfico, gramofónico u otro, sin el permiso previo y por escrito de la editorial. Contacte y haga su pedido (sin gastos de envío): ventas@edicionesenhuida.es


Nota del autor: La mirada de un perro •-• Por Pablo Fernández Barba

Resulta curioso cómo las mejores cosas nacen de manera casual, imprevista, no premeditada. Y cómo de algo acaba surgiendo algo diferente. Cosas que en apariencia no tienen nada que ver. Solo en apariencia, claro. Por ejemplo, de una semilla acaba naciendo una planta. O de un ordenador sin alma puede salir una historia que emocione a miles de personas. En este caso ocurre lo mismo; de la mirada de un perro negro nace el libro que tenéis entre las manos. Un perro que me miró de una manera extrañamente humana, inquisitiva, como si tuviera alguna cuenta pendiente conmigo, y que provocó una azarosa cadena de pensamientos en mi cerebro que acabó originando un relato. Un relato que a su vez originó un grupo de narraciones breves en una muy conocida red social. Un grupo que comenzó siendo de los amigos más cercanos y que fue creciendo de manera casual, imprevista, no premeditada. Un grupo en el que cada día se iban publicando relatos cuyos únicos nexos eran la breve3


dad y la creatividad. En el que se creó una corriente de energía muy interesante que día a día iba retroalimentándose, creciendo como una planta, madurando como una historia colectiva hecha a base de retazos. Y que puso en contacto a gente de toda España y del extranjero. Una mirada de un perro originó un libro con 80 relatos y 33 autores, un libro que ha sido co-creado y por el que siento un tremendo agradecimiento. Por algún motivo da la impresión de que Relatos Mínimos estaba destinado a existir como libro mucho antes de que ese perro negro tan humano decidiera posar su mirada en mí. Pablo Fernández Barba Coordinador de Relatos mínimos.


Índice •-•

Ciclo Desarraigo Yaya, ya soy maestra Después de ti Uno Metro Desconociéndose Tres puntos Esa noche La última lluvia Siroco Banco de ríos Boquear Toc toc Astronomía cotidiana A la velocidad del amor Tus deseos serán órdenes La ovolácteo Rock Hero La curiosidad de la montaña Qué ves ¡Negro! Rutina La ausencia de las horas Amor de cine Nictálope La tarde El Dios de las pequeñas cosas

15 16 19 19 20 20 21 21 22 25 25 26 26 27 27 28 28 31 31 32 33 34 35 36 37 37 38 39


Bis del mono Reencuentro El círculo del juego Hormigas Horror Vacui El agua ¡Pañuelos! Entre aquella niebla La sombra agazapada Hoy puede ser un gran día Laesa Maestias Ces moments La incógnita perdida Falso positivo Los puentes Vértigo Pasado perfecto y simple Negaciones del ser-pérdidas inútiles Cada noche En busca y captura Exilios La todopoderosa Relato reflejado Agosto Post-capital Colorín colorado y la cadena trófica Piensa en ti Línea de luz La arruga sabia Nuestro mal Silence hearts Siempre en marcha

39 40 40 41 41 42 45 46 46 47 48 51 51 53 53 55 56 56 57 59 59 60 63 63 64 64 65 65 66 66 67 67


Mayme me enseñó a nadar Iluminación Amó Paradoja amorosa Semillas de petróleo Yo, no La caja azul Universos Ceguera Mar en calma Tono, todo paz El cajón Imposible El rayo verde Sol Anticuento Interrogantes

68 68 69 69 70 71 72 72 73 74 74 75 75 76 77 78 79





Prólogo •-•

Por Rosa Desastre

Parcelar la imaginación y perderse (o encontrarse) detrás de las letras, abrir ventanas al mundo de las cosas, al mundo de los otros que quisiéramos ser. Saltar al abismo de lo incomprensible cerrando los ojos a las realidades o masticar la belleza de lo tangible, la que hiere la certeza, la que esconde la razón. Volar por una vez, soñar por una vez, sentir por una vez sin dar explicaciones a la norma. Todo puede suceder en cada página de estos Relatos Mínimos, escaparate visceral de palabras, libretistas del asombro… Atrévete, urde el aplauso, atraviesa cada renglón como si fueras un funambulista hasta que la magia se extinga entre los dedos. Rosa María García Barja Autora de Entre la cal y el tiempo, volumen nº 2 de esta colección.

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Relatos mínimos •-•



Ciclo

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Al principio todo resulta fácil y promete-

dor. Empiezas lleno de energía, rebosante de ganas. Poco a poco vas notando que no era tan fácil como parecía, que hay que hacer un esfuerzo considerable, que hay que luchar. Aún así, todavía te ves con fuerza y sigues. Pero cada vez resulta más trabajoso, más fatigoso. Comienzas a estar realmente cansado. Crees que las fuerzas no te van a responder. Piensas en abandonar, en renunciar. Pero sigues. Sigues porque hay que seguir, porque no queda otro camino alternativo. De repente, casi sin darte cuenta, ya has pasado lo peor. A partir de ese momento vas a favor de la corriente y ya has cogido el impulso. Te sientes alegre y optimista. Sientes que has superado un reto. Como por arte de magia, ya has llegado. ¿A dónde? Eso es lo mejor de todo; que no has llegado a ninguna parte, que hay que seguir caminando... Pablo Fernández Barba

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Desarraigo

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Hoy la he visto después de mucho tiempo,

alegre y soleada, desvergonzada, altiva. Sabina me hace recordar lo mucho que significa para mí, y me doy cuenta de que extraño sus calles, su gente, mi gente, el río, las cañas, la bici, mi casa. Pero a veces la vida te golpea y te hace cambiar el rumbo sin tú quererlo. Ahora, fuera de ese pequeño rincón castizo, no se cómo tirar adelante, y siento la necesidad de encerrarme en él, pero no puedo, porque ese mundo mío se quedó lejos, en otra ciudad. Elena Soler

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Yaya, ya soy maestra

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El adolescente buscaba mi aprobación y a mí

se me representaba como un animal abandonado que busca la empatía humana que nunca le llega. Entonces me levanté y le grité: ¡TÚ ERES BELLEZA Y NUNCA LO DUDES! Él me miró como si no entendiera, pero yo sabía que sí... Al día siguiente me trajo una piedra con olor a sal y me sonrió como poca gente lo hace. Y yo me sentí plena y por un instante me convertí en nube. Paloma Fernández Aguado

Después de ti

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Y entonces me susurré a mí misma: “Corre, mi niña, que se pone a llover.”

Yaiza Reyero

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Uno

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Se quedaba el cenicero encendido y a nadie le

importaba. Sólo recuerdo eso. Yo era muy pequeña, y me daba miedo que algo se quemara, pero ellos seguían charlando con sus vasos llenos de alcohol de ese maloliente. El alcohol se quedaba prendido. Y nadie hacía caso a una cosa tan pequeña... Irene Orozco

Metro

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Fue la historia de amor más corta y más

intensa de mi vida: él me miró, yo le miré y nuestros metros se cruzaron en la misma estación. Oskar Delgado Rus

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